Diario de una viajera,

Epílogo.-

Kagome se mordió la uña y miró sobre la mesa de nuevo.

Luego volvió a caminar.

Se detuvo decidida frente a la mesa, esta vez sí lo lograría, estaba determinada. Estiró la mano, estaba tan cerca.

Inseguridad. Pegó un pequeño grito de frustración.

Luego volvió a caminar.

Era un sobre blanco, ¡un maldito sobre blanco!

Si fuese un sobre rosa, como el que utilizan cuando te dan tu último cheque de despido, sería más reconfortante. Ese color hubiese hecho que ella supiese a que atenerse, saber que iba a recibir una mala noticia antes de leer sobre ella. No era su color predilecto, pero estaría "bien".

Por otro lado podría ser verde agua… eso sería perfecto, ese color significaban buenas noticias ¿a alguien le había llegado un sobre color verde agua con malas noticias? Ese color significaría que había pasado la prueba de su vida.

El amarillo tampoco podía ser tan malo, era el color de esos sobres grandes de oficina o que utilizaban en los expedientes X, ultra secretos, por supuesto. Ese color garantizaba confidencialidad.

Y después cualquier otro color, naranja, azul, violeta, negro, cualquier otro eran buenas noticias también, ¿por qué que doctor que se respete enviaría un sobre de un color tan peculiar? Con un sobre de ese color ella podría alegar que su doctor estaba loco. Y ya, todo lo que un loco dijera estaba fuera de testimonio. No podía contar.

Pero no, a ella le había tocado un sobre de color B-L-A-N-C-O, sinónimo de profesionalismo y neutralidad, objetividad también si se lo quiere ver, el peor color de todos, ese había recibido ella.

¿Por qué?

¿Por qué el mundo la odiaba tanto?

¿Por qué los planetas se han alineado para joderle la vida?

¡¿Por qué no abría el maldito sobre de una vez?!

Inuyasha estaba sentado en el piso, con las piernas cruzadas, las manos en su haori, y el seño muy fruncido.

Estaba hace más de dos horas viendo como Kagome caminaba por su casa como un gato enjaulado, estirándose para conseguir tomar el sobre y retrocediendo en el último minuto.

Bufó.

Esto ya era sobrepasar la línea de lo estúpido, ¡era solo un sobre! Él había aclarado ya su punto antes.

Terminó sentado.

Seis veces.

Debía admitirlo, meterse con Kagome no era lo más inteligente que había hecho en su vida. Así que simplemente la dejó tomarse su tiempo con esto, sabía que esto demoraría, mas aún así decidió que Kagome se había ganado este tiempo, pero ¿2 horas? ¿Era en serio? Sentía que en cualquier momento iba a comer tierra, por que ya no podía aguantar esto más, pero incluso esa idea sonaba más atractiva que la situación en la que se encontraba.

-¡Kagome, abre el maldito sobre ya!

-¡Siéntate! ¡¿Qué no vez que si me hablas me pones nerviosa?!

-¿Más nerviosa? No veo como eso es posible.-se escuchó la voz amorosa de la señora Higurashi desde la cocina.-Sabes, amor, lo que hay en ese sobre no va a cambiar porque no lo habrás, lo hecho, hecho esta, solo lee el resultado.

La amable mujer salió de la cocina con tres tazas de té y llamó con una seña a Inuyasha a la mesa.

Le entregó el sobre a su hija.-El mensaje no va a explotar en tu cara, lo prometo.-dijo sonriendo para alivianar el ambiente.

Kagome tomó el sobre y comenzó a abrirlo, luego se detuvo.

-Inuyasha, siéntate.

Plaf.

-¿Por qué fue eso, tonta?

-Estoy nerviosa, eso me relaja. Dijiste que me ayudarías en lo que pudieras hace media hora, ¿recuerdas?

Hace media hora atrás podría haberle entregado colmillo de acero a Sesshomaru con tal de que Kagome abriese el maldito sobre. Así que no dijo nada, estaba abriéndolo después de 2 horas, no iba a ser tan estúpido de interrumpirla.

El sonido del papel rasgado fue como un eco tortuoso en la habitación.

Más sonido de papel, un nuevo siéntate, y Kagome estaba definitivamente leyendo la carta mientras se mordía la uña de su dedo pulgar.

Señorita Kagome Higurashi:

Como ud entenderá, su diario ya ha llegado a mis manos y lo he leido y tambíen, digamos, analizado. No espere aquí recibir una evolución de su trabajo, ya que esto no se trataba de hacerlo bien o mal, incluso la interpretación de las pautas, en cierta forma, era una manera de entender un poco más los racionamientos de su mente.

Viendo subjetivamente su trabajo, pude llegar a conocerla mejor, y, dejando por un momento de lado lo profesional, quiero decirle que me ha parecido una persona muy noble con un montón de personas que la apoyan y quieren tanto como ud a ellos.

Ahora si, volviendo al tema en cuestión, desde un punto de vista objetivo, creo que ud tiene una brillante carrera como escritora bien definida en su futuro, no quiero ofenderla con esto y que piense que creo que ha inventado las entradas. No creo eso, he visto como se ha tomado su tiempo en cada una de ellas, he visto su dedicación por cumplir al pie de la letra cada tarea. Me refiero a su magnifico uso de metáforas y juegos de palabras, me han fasinado. ¿La forma en que usted plantea como mundos diferentes su vida como una adolescente normal y su vida como una adolescente con problemas de salud? Asombrosa. ¿Las ideas de batallas y demonios a los que debe enfrentarse? Increible.

En otras palabras, Kagome, no creo que usted necesite de mis servicios terapeuticos mucho más de lo que los podría necesitar cualquier otra persona que se encontrase en su delicada situación de salud. Soy partidario de establecer cierto tiempo de apoyo terapéutico a personas como ud, de manera pre-impuesta, pero en su caso lo dejaré a su libre albedrio, ya que como he leido, ud no se encuentra sola, sino que tiene una gran contención emocional a su lado.

¡En hora buena, Kagome Higurashi! Espero volver a saber de ud en mejores condiciones que esta.

Atte.: Dr. Julio Cesar.

Los gritos de la azabache alteraron a el pobre hanyou.

-¡Pasé, pasé!

-Kagome, acabas de leer que el doctor dijo que no era una prueba.-contestó su madre.

-Si, pero mamá, ¡pasé!

-Keh, te dije que no había nada de que preocuparse.

La azabache saltó a los brazos de hanyou quien la atrapó algo incomodo por la presencia de la señora Higurashi, esperaba que a la chica no se le diera por besarlo justo allí.

-¿Podemos volver al Sengoku ahora?-preguntó en cambio.

Kagome prácticamente trepó sobre el hanyou para alcanzar una de sus orejitas.

-Sí, podemos volver a casa ahora.

OoOoOoOoOoOoOoO

N/A: Ahora si el final total, esto es para saldar las quejas de algunas personas, Ranka Hime me pidió un epilogo y Hikaru Kino88 me dijo que le falto el informe final del doctor, así que aquí están, ahora si espero todo estén felices porque esta historia finalmente esta cerrada. Tengo que concentrarme en mi otros proyectos futuros que aun están en el orno, nos leemos.

Saludos desde Uruguay.