Capítulo 1

"Franky Cutty Flam, ¿Quieres recibir a Nico Robin y a Vivi Nefertari como esposas, y prometes serles fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlas y respetarlas todos los días de tu vida?"- Dijo "el capitán del barco" mirando a cada una de las hermosas novias, colocadas una a cada lado del novio.

"Sí, quiero."- Responde el novio con una gran sonrisa dirigida a cada una de sus hermosas mujeres.

"Nico Robin y Vivi Nefertari, ¿Quieren recibir a Franky Cutty Flam como esposo, y prometen serles fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de sus vidas?"- volvió a preguntar, esta vez a las mujeres.

"Si, queremos."- Respondieron a la vez las dos mujeres mirándose a los ojos.

"No sé como te lo has montado para tener estas dos mujeres a tu lado con lo feo que eres... pero luego me cuentas el secreto."- Dijo Ussop, "el capitán" encargado de casarlos.

Nami resopló ante la ocurrencia de Ussop, pero comenzó a reír entre dientes e incluyendo al pequeño público que realizaba la íntima boda en la popa del barco. Franky lo amenazó con una mirada sobre sus gafas de sol y él bajó su cabeza excusándose mientras la ceremonia prosiguió.

Esto era un poco surrealista. Era bastante insólito que Franky se estuviera casando con sus dos novias de hace mucho tiempo. Bien, técnicamente sólo con Robin, aunque ambos habían firmado un acuerdo pre-nupcial que incluía a Vivi Nefertari de paquete complementario de Robin. Sí, Vivi era la novia de Robin. Un caos total y absoluto. Dos personas que no se conocían de nada, iban a compartir cama durante mucho tiempo con el único enlace que les unía... Robin.

Pero para empeorar el asunto, él le había pedido a Nami que fuera "su padrino" de boda. Ella. No Luffy o Sanji, ni siquiera Zorro. De todos sus amigos de la niñez, Franky escogió a su única compinche femenina para el trabajo.

Echó un vistazo a través de sus pestañas a sus compañeros padrinos. Uno rubio ataviado con un smoking impecable, otro moreno con un bañador don flores hawaianas y chaleco rojo, y otro con una camiseta blanca y pantalones verdes, a juego con su extraño pelo de color verde. Extraño grupo para ser unos padrinos de boda... aunque el que peor iba era el novio. Sin pantalones. Sí. Sin ellos. Con un bañador calzón azul oscuro, una camiseta abierta de palmeras y unas oscuras gafas de sol. Ni el día de su propia boda se le ha conseguido convencer de ello. Pero su preciosa novia se lo permitió, y a eso no se le gana. Aun con todo eso, eran un impresionante grupo de hombres.

Sus hombres.

Ellos habían sido sus mejores amigos desde que podía recordar. Protegiéndose los unos a los otros, celebrando los éxitos y condoliéndose por los corazones rotos. Siempre juntos. Franky había sido el último en unirse a su variopinto equipo…y el primero en dejarlo. Ella suspiró. Todavía podrían pasar ratos juntos, y no era como si Robin y Vivi no fueran unas mujeres maravillosas, pero no sería lo mismo.

Este era el principio del final. Pronto los demás se contagiarían del microbio de sentar la cabeza, tener unas exuberantes novias y forman una feliz familia con ellas. Todos eran hombres atractivos y exitosos en la flor de la vida. No estarían solteros por mucho tiempo. Y luego Nami estaría sola. Abandonada. No más viajes de campamento, no más fiestas de maratones de pelis de acción del jueves por la noche. No más de eso para ella.

¿Era una persona horrible por pensar eso? ¿Por preocuparse por ella egoístamente en vez de desearles lo mejor? Probablemente. Pero maldita sea, odiaba ese posible cambio.

"Despierta, Gatita."- Zorro le dio un codazo, y ella alzó la vista, ruborizada ante las miradas expectantes que recibía. Se notaba un aura oscura apesadumbrada alrededor suyo y los demás se habían dado cuenta. Aún así, no sabía que quería Zorro y le miraba con interrogante en el rostro. "Los anillos, pava."

"¡Oh!"- Deslizó sus dedos dentro de los pantalones cortos, sacando los tres anillos grabados. "Lo siento."- Musitó con la cara roja como un tomate maduro.

Robin soltó una risita y Franky sólo hizo rodar sus ojos, sonriendo mientras tomaba los anillos de las manos húmedas de Nami. Ella vio al joven, torpe y desgarbado en su niñez y en el mastodonte en el que se había convertido con los años. Menudo cambio había pegado en unos años. Grandes brazos fuertes y una altura más que considerable. Sus ojos se empañaron mientras él decía sus votos. Simple, honesto y con humor suficiente para ser perfectamente de Franky.

"Dejemos que el amor que estos tres han encontrado entre ellos sea nutrido y apoyado por todos los que estamos como testigos aquí hoy. El amor es un regalo raro. Viene en muchos paquetes y forma. Dijo todo esto... Yo os declaro marido y mujeres. Puedes besar a las novias... Pero antes quiero mis honorarios, como el bravo capitán que son. ¿Un besito de estas preciosas damas?"- Dijo el aprovechado capitán, guiñando un ojo al novio, que sonrió a más no poder. Un escueto beso en cada mejilla fue su premio. Ussop podía morir en paz, según sus palabras.

Tras el breve beso de Ussop, primero Robin, y luego Vivi, recibieron un beso profundo y apasionado de su nuevo esposo. Las cejas de Nami tocaron el nacimiento de su cabello cuando las dos mujeres envolvieron sus brazos alrededor de la otra y, sin ninguna vacilación, presionaron sus labios suavemente, tiernamente.

Luffy, el que siempre tenía menos vergüenza, soltó un ruidoso aullido de lobo. "Pienso que hablo por cada hombre aquí presente cuando digo, amén a eso." Dijo con la lengua afuera, aullando como un perro en celo.

Nami se inclinó alrededor de Zorro para golpear a Luffy en el estómago. "Qué manera de arruinar el momento, Mister romántico."

"¡Eh!, soy romántico. Pregúntale a cualquiera."

"¿No quieres decir, pregúntale a todos?" Nami escuchó el murmullo bajo de Sanji, y su frente se arrugó con preocupación.

Él había pasado tiempos difíciles cuando Luffy admitió su bisexualidad al grupo. Luffy y Sanji habían sido inseparables antes de eso. Ahora, a pesar que habían pasado cinco años desde su anuncio de borracho, las cosas todavía no eran las mismas entre ellos. Y aquella olla había sido revuelta por Robin y Vivi Nefertari en el obvio afecto que se tenían la una hacia la otra.

"Gracias a todos por venir. Y ahora, nos vamos. ¡Próxima parada, Cozumel!"-Dijo Nico Robin, mientras hacia un pequeño baile sobre la tarima donde estaba subida y ambas novias se giraron para lanzar sus ramos a los pocos amigos que allí había.

El de Vivi fue cogido por la tía de Franky, Mozu, el único miembro de su familia que había querido venir. Ella les había dicho que las ovejas negras tenían que mantenerse juntas, pero Nami estaba agradecida de que Franky la tuviera para apoyarse. Vivi no tuvo el apoyo de su padre y Robin no tenía parientes vivos.

Todos ellos se apoyaban en ella. Incluyendo a Nami, quien había vivido bajo su techo desde que tenía quince años. Todos necesitaban a la Tía Mozu.

Sonreía ante la belleza de cincuenta y tres años de edad, que sostenía su premio y chillaba como si hubiera ganado la lotería, cuando vio un misil de orquídeas y lavanda volando hacia ella.

Las manos de Nami se levantaron con los instintos de un portero de primera de fútbol, salvando su cara de una verdadera muerte florida. Miró hacia abajo al diseño delicado del ramo. Diablos.

"Buena parada, portera."- Dijo Luffy aplaudiendo.

"Es por eso que ella es el padrino."- comento Sanji mientras fumaba su inseparable cigarro.

"Supongo que eres la siguiente, Gatita."- Dijo Zorro con media sonrisa ladeada.

Nami los miró ferozmente a todos por turno, guardando su mirada más maligna para Zorro, quien sólo levantó la ceja y sonrió. Él la volvía loca, por demasiadas razones para contarlas. No siendo la menor de ellas su persistencia en llamarla con ese estúpido mote, que solo él sabe porque. La ponía nerviosa ese maldito mote. Más que nerviosa, la ponía de otra manera mucho más pervertida. Y encima, seguro que ni se enteraba de cómo le afectaba ese mote.

Robin chilló y Nami miró hacia arriba asustada para ver a Franky levantarlas a ella y a Vivi sobre cada hombro, llevándolas sentadas en los hombros anchos de este. "Esperar, chicos, le prometí a Franky que conseguiría una foto de los cuatro en esos graciosos trajes. Juntaros."- Dijo Ussop, sacando la cámara de fotos.

Tres pares de fuertes manos masculinas tiraron de ella y la colocaron justo en el medio.

Luffy se coloco delante de ella, agachado pero abrazándole las piernas por delante. Todo esto con una gran sonrisa plasmada en su cara. Sanji estaba a su izquierda con una mano es su hombro derecho. Esta vez no tenía el cigarro porque sabía lo mucho que odiaba el humo del cigarro. Y Zorro a la derecha con una mano en su cintura. Era, con diferencia, el que más cerca de su cuerpo estaba de los tres.

Ella cerró sus ojos ante su calor. Dios, ellos olían bien. Todos. Estaba enferma desde el desayuno. Debía ser esa la razón por lo que tenía este deseo repentino de frotarse contra ellos. Todo el día caliente sin que nadie la reconfortara como debiera. Demonios, tal vez las bodas jodían sus hormonas, recordándole que era una chica y tenia necesidades... Y ningún hombre disponible para poder desahogarse.

"Espera, Ussop. Necesitamos una más. Ahora, chicos." Sanji agitó sus cejas hacia Nami, desabotonando su chaqueta de smoking y su camisa con toda la destreza de un bailarín exótico. "Oh. Estoy tan caliente. Me estás encendiendo."-Dijo tras mover su chaqueta como un molinillo. Su entrega monótona los tenía a todos riendo a carcajadas. Así era como debía ser. Todo luz y diversión, y ninguno de ellos teniendo alguna idea de lo que ella realmente estaba pensando. Triste, pero ser amiga de un grupo de sementales cachondos le hace a una guardar algunas cosas para sí misma. Todos giraron hacia ella con sus brazos extendidos y Nami casi se ahoga riendo. "Oh, Dios mío. ¿Cómo se os ocurren estas cosas?"

Zorro, Luffy y Sanji sonrieron abiertamente ante su placer. Todos vestían camisetas rojas cubiertas con llamas color oro y naranja. Las letras en negro eran audaces e inconfundibles. Sus ojos estaban llenos de lágrimas de alegría.

Los Diablos de Nami.

La tía de Franky también tomó una foto. "No tiene precio".

Sí, pensó Nami, ellos no lo tenían.

"Estoy tan contenta de haber traído uno extra. Sabía que te verías así de sexy en un bikini." Robin era una maldita traidora. Le había traído el bikini más pequeño que tenia. Casi no le entraban los pechos y para colmo...

"No puedo creer que sean reales. Yo mataría por un par así. ¿Me dejas tocarlas, Nami? Solo quiero comprobar una cosa. La de Robin las tengo muy vistas, quiero comparar..." Nami iba a matar a Franky. Su nueva mujer la estaba pidiendo que le dejara tocar sus pechos, para comprobar como eran de verdad. ¿No debería estar él en su suite de luna de miel, haciendo cosas pervertidas con sus nuevas mujeres? Y no ella, aquí, apartando a la mujer curiosa con las manos largas. ¿No se supone que Vivi era toda dulzura y candor inocente? ¿Qué cojones le habían echado al coctel? Franky... Iba a morir. Con dolor...Mucho dolor.

Y allí estaba ella. Sola con las dos locas recién casadas divirtiéndose a su costa, mientras que Franky y los otros habían desaparecido. Ellas la habían convencido de tomar un poco de sol en la piscina y al parecer, su traje azul de siempre no estaba permitido en esta peculiar fiesta privada.

Ajustó los estrechos triángulos del minúsculo bikini, que estaba segura apenas cubrían sus pezones. Robin tenía una figura muy bonita y bien proporcionada, pero la parte de arriba del bikini era demasiado pequeña para ella. La pesadilla de la existencia de Nami habían sido siempre sus pechos. Sin importar cuán compacto o deportivo era el resto de su cuerpo por una vida de deporte con los chicos, sus pechos nunca se redujeron ni una sola talla, siempre tenía la sensación de crecer más y más. "Unos pechos porno." los había llamado Franky una vez. Antes de que Zorro y Sanji le pegaran en la mandíbula.

"Oh, relájate Nami. Solo recuéstate, disfruta las margaritas que te ofrecen y dinos todo sobre Franky, de cuando era un adolescente cachondo." Vivi quería saber todo de su marido. Sentía curiosidad por él. Ya que le era aún desconocido en muchos aspectos.

"¿Ah? ¿Qué no sigue siendo un adolescente cachondo?" La risa de Robin era contagiosa, y bastante pronto, fuera por el alcohol o la compañía, Nami se encontró relajada. Y compartiendo historias.

"¿Tú – tú quieres decir que él en realidad pensó que su… que eso era…?"

"Lo juro. Y estaba demasiado asustado de que el doctor le dijera a su madre, así que Zorro y yo tuvimos que llevarlo a la ciudad más cercana mientras Luffy y Sanji lo cubrieron con una ridícula historia... aunque como siempre, Luffy metió la pata. Por más que Sanji siguiera el plan establecido, Luffy metía la pata hasta el fondo. Y eso que dijo que había entendido el plan."

Vivi Nefertari expulsó a chorros su margarita, y las tres muchachas gimieron con humor mientras la secaban con la toalla. "Pensarían que esa cosa está hecha de oro por la manera en que van alrededor de ella."

La sonrisa de Robin era astuta. "Bueno, la de Franky, sin duda, vale su peso en oro. Las cosas que puede hacer…Mmmmm"- Dijo mordiéndose un labio.

"Lalalala. Demasiada información. Amiga y socia de negocios aquí. No necesito saber nada sobre lo que él puede hacer con cualquiera de sus trozos y piezas."

Vivi Nefertari inclinó la cabeza hacia Nami. "Vamos, niña. ¿De qué estás hecha, de piedra? Has estado rodeada por cuatro de los hombres más perfectos sobre el planeta. Cuando Robin y Franky me presentó por primera vez a su grupo casi llegue al clímax antes del postre. Y tú no sólo trabajas con Zorro, sino que pasas la mayor parte de tu tiempo libre unida a los tres por sus caderas. Dime que no has fantaseado sobre uno o varios de ellos en todo el tiempo los has conocido, y te diré que tengo algunas ex-novias en las que podrías estar interesada."

"Pero, ¿Tú no se supone que eres...eres...?" Nami se ahogó con su bebida mientras salía aún del shock.

"¿Lesbiana? No. Bueno, sí. Bueno, da igual, me gustan también los hombres. He estado tanto con hombres, como mujeres, pero ahora estoy enamorada de Robin. Franky me gusta. Es un buen tío y sé que con el tiempo le amare casi tanto como a ella... y también sé que eso hace feliz a Robin. Y eso es todo para mí. Pero... dime... ¿Cómo consigues aguantar tal presión con ese trío de sementales que tienes por amigos? ¿No has fantaseado ni un poquito con ellos?"

Casi se volvía a atragantar con la bebida otra vez. Era difícil acostumbrarse a los chismes femeninos. Nunca había sido buena en ello. La maldición de ser un marimacho. Denle una caña de pescar o una montaña para escalar, pero por favor Dios, salvarla de las conversaciones en el servicio de señoras.

"Por supuesto que sé que ellos son magníficos. Soy de la que todas sus aspirantes a novias se hacen compinches con el fin de que hable a favor de ellas. Pero hemos sido amigos siempre. Y algunas cosas son más importantes que mi vida sexual, o la falta de ella." Robin frunció el ceño.

"Mira, eso es lo que no entiendo. Eres el sueño húmedo de todo hombre. Te gusta el fútbol, tienes el cuerpo de una bailarina exótica, sin ánimo de ofender, y eres la co-propietaria de una cadena de tiendas de artículos de deporte increíblemente popular. ¿Cómo es que estás todavía soltera?" Robin no podía entender el porqué del suplicio eterno de Nami. Resopló. Tendría que contárselo.

"¿Tienen hermanos mayores?"Ambas chicas negaron con sus cabezas. "Bien, yo tengo cuatro; Cuatro hermanos sobreprotectores, irritantes, pero bien intencionados. Para ser justa, Franky nunca se unió a los otros en lo que hacían. Pero no ha habido todavía un hombre que pueda pasar las pruebas."

"¿Pruebas?" Ambas muchachas hablaron al unísono. Vivi llenó el vaso de Nami con más margarita helada. Ella asintió.

"Ellos tienen un sistema. Sanji tiene la prueba del cerebro. Él los interroga intensamente, los prueba, trata de hacerlos equivocarse. Siempre suele hacerlo cerca de la cocina mientras cocina, para tener una excusa para usar los cuchillos sin sospecha. Sí, da bastante miedo. Si aprueba una conversación con él, Luffy toma el relevo. Él es más intenso, nunca sabes si va a humillarlos, golpearlos, o ambos. Si el hombre es lo bastante fuerte para sobrevivir a ese encuentro, el peso pesado es llamado." Robin colocó el dorso de su mano sobre su frente, fingiendo desmayarse.

"Zorro, ¿Verdad? Ese es un duro, alto y cachondo pedazo de hombre. Cuando lo vi, casi me replanteo seguir con Franky."- Dijo Robin abanicándose con la mano. Nami hizo rodar sus ojos, aunque en secreto estaba de acuerdo.

"Sí, él es una leyenda en su propia mente. Mister como-te-pases-te-corto-con-mis-tres-espadas hace que del susto se caigan los pantalones de cualquier pretendiente que quede en pie y, ¡zas!, vida sexual nula para Nami. Es así desde que los conozco."

"Espera, espera... ¿Entonces, tú, nunca...eso?" Vivi sacudió la cabeza como para aclararla de su niebla de margarita. No podía creer que Nami aún fuera virgen a su edad.

"¿Qué? No. Bueno, los encuentros que he podido llegar a conseguir tener han sido... ¿Cómo llamarlos? Ah, sí, poco satisfactorios. Haciendo hincapié en poco. Desde mis 15 años, mi vida sexual se ha visto mermada poco a poco, hasta convertirse en una triste sombra del pasado." Nami estaba abatida. Recordar que necesitaba de sexo la ponía de muy mala leche y a la vez de mucha pena y tristeza.

"Entonces, espera un segundo. ¿Estás diciendo que tus amigos, entre comillas, espantan todas tus citas? Eso me cabrearía en serio. ¿Por qué los dejas estar en cualquier lugar cerca de un novio probable? Lo mejor sería evitar presentárselos, ¿No?" Vivi seguía alucinando con lo que oía.

"Yo nunca podría hacer eso." El tono de Nami era firme.

"Quiero decir, eso me vuelve loca, pero por otra parte, ¿Por qué querría yo a alguien que no pueda manejar a los chicos? Ellos son mis mejores amigos. Zorro, Luffy, Sanji, ellos son mi familia. También Franky. Sin lugar a dudas, los escogería siempre." Robin sostuvo su mano firmemente.

"Puedo estar bebida y mareada por las margaritas, pero tengo una teoría." Zigzagueó un poco en su silla reclinable.

"Tú los quieres." Dijo señalando a Nami con un dedo acusador.

"Por supuesto que los quiero." Dijo un poco indignada.

"No, no. TÚ... los quieres. Los amas. Los quieres por encima de lo fraternal. Los quieres en el sentido carnal. Los deseas desesperadamente." Nami se retorció en el asiento.

"No seas ridícula. Prácticamente somos parientes." Vivi sacudió la cabeza, negando.

"Ni siquiera un poco emparentados. Soy Psicóloga, sé de esas cosas. Y amándolos o no, definitivamente los deseas. A los tres." Esto era ridículo. Estaban locas si pensaban que todo el mundo pensaba igual que ellas.

"¿Los tres? ¿Si estamos delirando, por qué no añadir a Franky a mi lista de fantasía?"

"Tú no quieres a Franky de ese modo. Confía en mí, seríamos capaces de reconocerlo. No, con él estás bien. Lo amas como a un hermano, y él se siente de la misma manera hacia ti. Pero es más que obvio que el resto de ustedes tienen… una tensión sexual no resuelta." Nami se retorcía en su silla. Los hombres, por lo general, eran mucho más simples. Ellos no recogían pistas sutiles, o notaban cosas que no querías que notaran. Y si lo hacían, eran demasiados hombres para molestarte mencionándolo.

"¿Tensión sexual no...Qué?" Robin se abanicó con su invisible abanico.

"Oh sí. Si sólo pudieras ver las miradas que recibes cuando les das la espalda. Lava caliente, compañera." No podía creer lo que decían. Estaban locas.

"¿Quién me mira?" Dijo levantando la ceja izquierda, incrédula por lo que oía.

"Todos lo hacen, Nami. Zorro, Luffy y Sanji. Por lo que a ellos respecta, no hay otras mujeres cuando tú estás a su alrededor. Para decepción de la población femenina del mundo." Casi parecía que Robin estaba triste por ese motivo.

"¿Ves? Ahora sé que mientes. Ellos han traído citas a nuestras reuniones. Los he visto ligar con chicas en bares. Diablos, tenemos llaves de las casas de cada uno. Y déjame decirte que, por la cantidad de mujeres y hombres que he visto pasar por las puertas giratorias que ellos llaman dormitorios, ninguno de ellos está sufriendo por mí." No podía creerse aún lo que estaba escuchando de este par de locas borrachas recién casadas.

"¿Has visto algo de eso recientemente? Porque hemos estado con Franky durante casi dos años, y la única mujer con la que los hemos visto, aparte de nosotras, eres tú. Sanji, a pesar de su bravuconería, no ha traído a nadie tampoco. Piensa en ello." Vivi llevó una fresa hacia su boca, masticando y tragando después de hablar.

Ella pensó en ello. Ellas tenían razón. Los chicos no habían traído muchas citas recientemente. Y El Señor sabía que no habían dejado un hombre dentro de diez pies cerca de ella. Tal vez sólo estaban emocionalmente agotados por las citas. Tal vez habían caído en la rutina. ¿Quién sabía? Independientemente del caso, las chicas se equivocaban. Esto no tenía nada que ver con ella.

¿Pero estaban en lo cierto sobre sus propios sentimientos? Pensó en el meditabundo Zorro, con su protección inquebrantable, y su intensa mirada, con esos ardientes ojos. Con tan solo una mirada la revolvía el mundo dentro de ella. El enérgico Sanji, el Profesor, experto en cocina con el aspecto de rubio Adonis, y un ingenio e intelecto que siempre la asombraban. Y Luffy. Luffy. Su piel ligeramente bronceada y ojos oscuros la hacían babear, pero eran su sentido del humor e irreverencia lo que ella amaba. Él siempre la hacía reír.

Oh, dioses. Estaba en problemas.

"Miren, sé que tienen buenas intenciones, y puede que tengan algo de razón. Cualquier mujer que los haya conocido por más de cinco minutos tiene un flechazo por al menos uno de ellos. Así que soy humana. Pero eso no significa que algo vaya a pasar." Se encogió de hombros.

"Yo no soy como ustedes, no soy realmente buena en…compartir. Sin duda un defecto en mí, pero ahí lo tienes." No le gustaba compartir con nadie nada... aunque no sabía si esto podía ser una única excepción.

"El amor viene en muchos paquetes. Eso lo escribí yo misma. De cualquier forma que lo encuentres, si te hace tan feliz como lo somos nosotros, entonces ese es el adecuado para ti." Robin se acercó para sentarse a su lado, lanzando un brazo amistoso sobre sus hombros.

"Si pudiera encontrar un paquete que los envolviera a todos en un chico, sería feliz. Juntos ellos harían al hombre perfecto. Por lo menos para mí." Nami cerró los ojos con un gemido. Es imposible ese deseo. Los tenia por tres, pero por separado, y eso era imposible de juntar.

"Ahora, ¡esa es una fantasía!" Las tres mujeres brindaron por el pensamiento, riendo tontamente.

"¿Les importa contarnos ese chiste tan gracioso? Yo también quiero reírme."- Dijo una voz ronca a sus espaldas.

Ahora fue el turno de Nami para derramar su bebida. La margarita helada de fresa empapó sus dedos y cubrió sus muslos.

"Maldita sea."- Estaba helado ese maldito coctel.

"¡Uy! Iremos a buscar algunas servilletas y toallas." Robin y Vivi se pusieron de pie de un salto un tanto peligroso, considerando cuánto habían estado bebiendo, y desaparecieron en una masa tambaleante de risas femeninas.

"¡Caray! Eres un desastre, Gatita." Dijo apoyando su mejilla en el dorso de la mano, mientras admiraba la escena ante sus ojos. Literalmente, se comía a Nami con los ojos. Aunque ella estaba demasiado ocupada como para darse cuenta.

"Gracias, Zorro. No sé lo que haría sin ti para señalarme esas cosas. ¿Vas a ayudar o sólo a burlarte de lejos? A parte, ¿Desde cuanto tú te ríes? Eres un soso integral. Solo te divierte lo sádico y lo morboso, con esas espaduchas que tienes." estaba empapada en una sustancia muy fría y pegajosa, estaba de muy pero que muy mala leche y encima venia el tonto de turno a reírse de ella, no tenía ganas de aguantar las tonterías del Mister universo.

Zorro rió entre dientes, quitándose su camiseta y usándola para secar sus muslos. Dios, él era magnífico.

"Ayudar, desde luego. ¿Piensas que las chicas están contentas? Franky está adormecido por el alcohol y no siente nada. La mayoría de las personas le compraron una ronda para celebrar. Si esa gente realmente lo quisiera, le comprarían unas rondas de café, de otra manera su noche de boda será un recuerdo confuso de vomitar repetidamente y dolor. Ah y no se te ocurra hablar mal de mis espadas, o te las veras conmigo, mala pécora." No había otra cosa que soportara menos... era que se metieran con sus tres espadas ancestrales. Las adoraba. Y Nami, muy lista ella, se aprovechaba del único punto débil que tenía tal excelso hombre.

"Anda, es verdad." Nami asintió, mientras lamia el frío líquido pegajoso de sus dedos.

"¿Qu-qué es verdad?"- Dijo, mirándola un poco extrañado y un tanto embobado por las sucias imágenes que le venían a la mente, por culpa de esa acción que ocurría ante sus ojos. Nami no sabía el intenso poder que se le despertaba en él.

Nami miró hacia abajo, notando que Zorro todavía frotaba sus piernas con su camiseta de algodón. Frotando en una caricia lenta, circular, que cada vez subía un poco más. Casi imperceptiblemente, pero que la estaba encendiendo un poco. ¿Un poco? Ella resopló. ¿A quién engañaba?

"Que no deberías beber en tu noche de bodas." Se estaba poniendo cada vez más y más cachonda, y el tío seguía a lo suyo como si nada. ¿Es qué no notaba el olor o incluso, el calor que irradiaba esa zona en concreto por su culpa? Le iba a dar un infarto si seguía así.

"Ajá. ¿Necesitas alguna ayuda con eso?"- Dijo Zorro, señalando con la mirada a lo que se refería.

"¿Con qué?" Nami encontró su mirada. Él miraba sus dedos que todavía goteaban la margarita. Antes de que tuviera una posibilidad para rechazarlo, Zorro extendió la mano para agarrar su muñeca, llevándola hacia su boca y lamerlo como si tal cosa.

Oh. Dios... Mío. Nami no se movió, apenas respiró mientras él deslizaba sus dedos uno por uno en su boca y los chupaba. Ella presionó sus muslos, no queriendo que el calor llenara su vientre. A su sexo. Un pequeño gemido, imperceptible para un humano, escapó de su garganta, y los ojos de Zorro se oscurecieron.

Un chillido ruidoso, seguido de varios chapoteos de la piscina cercana hizo que Nami tirara de su mano hacia atrás.

"Gracias, Zorro. Creo que he bebido demasiado. Robin y Vivi son una mala influencia." Su sonrisa se vio forzada, pero no había nada que ella pudiera hacer sobre ello. Tomó su camiseta y terminó de secarse antes de devolvérsela.

Zorro se puso de pie, con su expresión dura a la vez que cariñosa (a su modo) como siempre, a menos que ella mirara sus ojos. Estos contaban una historia diferente.

"Bueno, es por eso que este barco de fiesta flotante era una idea tan buena. No necesitas preocuparte sobre tener demasiada diversión, Gatita. Esta vez no tendrás que ser la conductora que no puede beber. Aún cuando, ya me conoces, yo preferiría estar de campamento." Seguía mirándola de ese modo...y cada vez la ponía más nerviosa. ¿Tendrían razón ese par de locas?

"Te entiendo." Gracias al cielo estaban de vuelta en terreno familiar.

"¡Ah!, y asegúrate de decirle a los chicos que no tengan demasiada diversión esta noche. Los necesito a todos en plena forma mañana." Ya estaba más animada. Quería ganar esa carrera como fuera. Llevaba años deseando hacerla.

"Así es. La excursión en Cozumel." Nami asintió, frotando sus manos. La Carrera Fantástica. Aparte de la boda, era lo que la había convencido de entregar el negocio a los supervisores y venir a esta derrota. Era justo como el programa de televisión, un juego de búsqueda de velocidad. Este necesitaría cerebro, encanto y resistencia. Y ella tenía los hombres perfectos para el trabajo.

"Vamos a ganar esa carrera. Somos un equipo invencible." Sonreía mientras hacia el signo de la victoria.

"Sí. Lo somos. Les avisaré." Dijo Zorro, sonriendo de medio lado y dio la vuelta para alejarse. Llevaba su camisa hecha un ovillo en su puño, y Nami gimió.

¿Qué demonios fue eso? Además de una de las cosas más eróticas que alguna vez le habían pasado. ¿Y cuán triste y patética era aquella verdad? Mucho. Tal vez cuando llegara a casa después de estas vacaciones, volvería a pensar en llevar a un hombre a través el muro impuesto por sus amigos. Ella necesitaba algo, y estaba condenadamente segura que no era un beso amistoso en la mejilla. O una chupada de dedo. Aunque fuera agradable.

Nami necesitaba un hombre. Un hombre. Aunque también quería sexo... Mucho sexo. Que fuera duro. Que fuera intenso. Que fuera fuerte. Si se lo decía a sí misma las veces suficientes, podría empezar a creerlo y también hacerse realidad.

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Hola, muy buenas.

Sé que es una adaptación de un libro, pero no está tal cual es en el libro. Me gusto la historia y pensé en adaptarla a One piece, pero no es una transcripción exacta. He metido muchísimos cambios, diálogos y escenas diferentes, para acoplarlas a la personalidad de los miembros Mugiwara (aunque saliendo un poco de lo normal mostrado por Oda, por supuesto) y por brotes de inspiración. espero no haberla empeorado, aunque a mi me encanta como me esta quedando. Me gusta escribir, pero estoy tan enfrascada en esta historia, que creo que hasta que no termine, no se me ocurrirán cosas nuevas.

Debo avisar que aquí va a haber un poco de todo. Hay Yaoi y Yuri (No sé como se dice de otra manera, pero espero se entienda), aunque prácticamente nada. También hay lemon... muy buenos lemons y la forma de hablar un poco fuerte. No malsonante, pero sí que un pelín fuerte si eres menor de edad.

Así que si no os gustan los lemons, no os recomiendo que lean. Aunque, vosotras os lo perdéis. No voy a poner aviso de si hay lemon en un capitulo en concreto o de cuando empieza exactamente. Con avisarlo que lo habrá de aquí en adelante, basta y este no hay, pero tiempo al tiempo. Son 6 capítulos... y son aproximadamente 12 paginas de word... aunque con lo que le añado puedo subirle más aún.

He intentado que se entienda lo más posible en cualquier tipo de dialecto. Evitando frases hechas y típicas de mi país, España. Aunque pido perdón porque seguro algo se me habrá infiltrado.

Si alguna cosa no entendéis, no dudéis en preguntarlo. Os contestaré al siguiente capítulo o en un Mp al contestar al review.

Espero que os guste y me deis vuestras sensaciones.

Un beso enorme y un saludo. (si tengo muchos reviews, puedo poner el siguiente capitulo prontito...sí, lo sé, soy una chantajista... Aprendí de la mejor...Nami... ¡Gracias! ^^)

Rukia Snape.