Los alumnos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería habían llegado ayer domingo por la noche juntos con los de Durmestrang y Beauxbatons. Ahora, todos se disponían a continuar con las clases, la mayoría estaba desayunando, entre ellos Ron, Luna, quien se había ido asentar con ellos a su mesa, Harry, Hermione y Ginny. El grupo de amigos platicaban y reían, sin embargo, aquella alegría se vio afectada con la llegada de Cho.

- Harry, estas aquí- interrumpió Cho dándole un beso en los labios, ante este acto el moreno se sintió algo incómodo- te llegaron las cartas que te envié- continúo hablando y sentándose en medio de su novio y Hermione. El grupo de amigos se incomodó cuando Cho se quedó ahí.

- Eh… sí.

- No les importa que desayune con ustedes, ¿verdad?- dijo Cho mirando a Luna, haciendo referencia que si la rubia podía estar ahí, ella también.

-Ah, cómo te explico Cho, que...- comentó Ginny con cierto fastidio.

Ginny se quedó callada ante la mirada asesina de sus amigos y la mirada de expectación de la asiática.

- Que eres bienvenida en nuestra mesa- concluyó sin cierta gracia en su voz.

Cho sonrió con autosuficiencia.

- Entonces, Harry ¿Porqué no me respondiste?

-Ah…- Harry no sabía que decir.

- Estábamos algo ocupados- intervino Ginny.

Nuevamente sus amigos y hermano la miraron.

- Entiendo- contesto Cho.

Luego Ginny sacó a conversación lo bien que se la pasaron aquella semana, todos se animaron con la plática y recordaban los buenos momentos, no se dejaba de escuchar: "y se acuerdan cuando…", "sí… o cuando Harry y Hermione…", "vieron la cara de Percy…". Por su parte, Cho sólo escuchaba, esbozaba una que otra sonrisa, pero se sentía incómoda, fuera de lugar. Después de la agradable charla, el grupo de amigos se fue a sus respectivas clases.

Faltaba poco para que diera comienzo a la segunda prueba del Torneo, Harry aun no descubría lo que decía el acertijo y eso que tenía la ayuda de Cho y Hermione. De mientras en alguna parte del castillo Cho repasaba el acertijo una y otra vez. Pero, interrumpió su concentración por recordar a Harry, se le iluminó el rostro ante ello, pero después desvaneció aquella alegría. En verdad ¿Harry la quería como ella a él?, ahora que lo pensaba, desde que llegaron de Semana de Pascua su novio comenzó a ser algo distante con ella poniendo de pretexto que iría con sus amigos a ver a Hagrid o entrenar quidditch. Sin embargo, desaparecieron esos pensamientos, volvió a leer de nuevo el primer párrafo del acertijo

- Se refiere a que algo debe buscar Harry en… el lago!, algo importante para él…mmm, pero que será… esto lo tiene que saber Harry.

Cho le dijo a Harry lo que había descubierto en el acertijo, a la vez el chico le dijo a Hermione, quién se la pasó toda una tarde para confirmar lo que había dicho la oriental. Ahora sólo faltaba ver cómo iba a respirar abajo del agua.

Nuevamente los alumnos estaban emocionados con la segunda prueba del Torneo, estaban a un día del evento, de nuevo los gemelos Weasley comenzaron las apuestas. Harry yacía en la biblioteca con Ron, Luna y Hermione, para ver una técnica para respirar en el agua, pero fueron interrumpidos por la profesora McGonagall.

- Señorita Granger, que bueno que la encuentro, me hace el favor de ir con el director.

Todos miraron a Hermione, quien no entendía porque Dumbledore quería verla, no dijo nada, así que dejó el libro en el estante y se dispuso ir al despacho del anciano con lentes de media luna.

- Te acompaño- dijo Harry.

- No Potter, usted tiene que seguir con lo suyo y debe descansar, lo necesita para mañana- intervino la profesora McGonagall.

Harry se quedó con Ron y Luna a continuar con la investigación. Ya era de noche y Hermione no regresaba a la biblioteca con ellos. Luna se había quedado dormida, estaba recargada en una mesa, Ron yacía con los brazos cruzados sobre la mesa, su cabeza se recargaba en ellos y veía como dormía su novia. Mientras, el moreno seguía buscando, hasta que los brazos de Morfeo los llevó al sueño a los dos amigos.

Al día siguiente, los alumnos de las tres escuelas estaban impacientes por el comienzo de la segunda prueba, todos se reunieron cerca del lago. Gracias a Neville Harry encontró la forma de respirar abajo del agua. Sin embargo, estaba algo inquieto, ya era hora de empezar con el torneo y no veía a Hermione por ningún lado. No había llegado a la biblioteca, no estaba en el Gran Comedor, ni en la Sala Común, mucho menos en las gradas.

Cuando por fin los cuatro concursantes se introdujeron al lago, cada uno se fue por diferentes lados, Harry no estaba concentrado, no dejaba de pensar en la castaña, sin embargo, nadaba para encontrar algo, que según, era importante para él. Paso cierto tiempo hasta que divisó algunas siluetas, se acercó poco a poco hasta toparse con Hermione, había otras personas a lado, pero no les tomó importancia. Algunos rayos se colaban por el lago, lo que provocaba que algunos dieran directo al rostro de su amiga, ella dormía profundamente, su cabello castaño flotaba y brillaba. Todo a su alrededor brillaba.

Harry se acercó despacio hasta encontrarse cerca del rostro de su amiga, aquellos rayos le permitían apreciar mejor los rasgos de su amiga, sus ojos cerrados permitían ver aquellas pestañas largas y abundantes, sus cejas perfectamente delineadas, las pecas de la nariz no se veían, sus labios delgados tenían un toque de brillo, en pocas palabras ante los ojos de Harry, Hermione era una Venus.

El moreno acercó una mano al rostro de la chica, apartó un mechón que cubría una de sus mejillas y la acarició con sutiliza. Las sirenas sólo miraban lo que hacía aquel chico. Ahora estaba seguro, nunca iba a poder sacarla de su corazón, el amor que sentía por ella crecía cada día. Quería compartir su vida con ella, sólo con ella. Posteriormente, la tomó por la cintura, apuntó con la varita hacia las cadenas, las cuales la liberaron de inmediato. La cabeza de la chica cayó suavemente por el hombro de su amigo, con la otra mano la tomó por el mentón.

- Hermione, por favor, sólo una vez, sólo una vez mírame - susurró Harry. Las lágrimas de Harry no se distinguían en aquella acumulación de agua. Poco a poco sus labios fueron directos hacia los de la castaña.

Cho estaba angustiada, Harry aún no regresaba, pero comenzó a notar que algunas burbujas salían en medio del lago y ahí estaba su novio junto con Hermione. A la oriental se le encogió el corazón.

- Ella, siempre ella- pensó. Ahora que lo recordaba, el acertijo decía que debía buscar algo muy preciado para él en el lago, sin embargo, eso no era ella. No se permitió llorar enfrente de todos, así que tragó saliva con esfuerzo, se levantó y puso la mejor sonrisa para recibir a su novio.

Una semana después del evento, los alumnos seguían con sus clases y como siempre Hermione se encontraba en la biblioteca. La chica ya había terminado sus deberes, así que se disponía ir a la Sala Común.

- Vaya, que bueno que te encuentro, Granger- Cho dijo esta última palabra con cierta amargura.

Hermione se percató de la actitud de la oriental y enarcó una ceja.

- Pues aquí me tienes, Chang- contestó Hermione.

- Veo que nos estamos entendiendo- respondió Cho.

- Parece que sí.

- Perfecto, entonces no será necesario andarse con rodeos. Qué hay entre Harry y tú.

La castaña se quedó petrificada ante tal pregunta, se le vino a la mente aquella plática con Luna: "Cho no tardará en preguntarte que hay entre tú y Harry, ella ya se dio cuenta de los sentimientos de él". Sin embargo, en ese momento tenía la respuesta: "Harry y yo sólo somos amigos", pero ahora no sabía que decirle, su corazón cambió.

- Creo que ese silencio dice todo- comentó Cho.

- Y si así fuera, cuál es el problema- preguntó Hermione.

- Ja, mira, no quiero ser inmadura y estarme peleando por un hombre, pero sólo quiero decirte que Harry y yo somos novios, si en verdad te importa la felicidad de él, creo que debes hacerte a un lado.

- Siempre me ha importado su felicidad y te guste o no soy su amiga, su mejor amiga.

- En eso tienes razón, sólo eres su amiga.

Hermione no supo que decir ante esta respuesta de la asiática. Sin embargo, la pelea de ambas mujeres se vio interrumpida por Harry.

- Qué hacen juntas- preguntó Harry algo desconcertado.

- Platicando de algunas cosas- dijo Cho volteándolo a ver- te parece que te acompañe a tus entrenamientos.

- Ahhh- Harry volteó a ver a Hermione cautelosamente- sí, claro.

La castaña sólo miró a Cho.

- Nos vemos más al rato mione- dijo Harry.

- Harry- detuvo la castaña, pero sin mirarlo directamente a los ojos, la vista la mantenía hacia la pared- no te vayas.

El moreno sintió un vuelco en el estómago, dio media vuelta para ver mejor a su amiga, estaba a la expectativa a lo que fuera a decir la ojimiel. Mientras Cho la comía con la mirada. Por otra parte, Hermione no sabía que más decir.

- Ahm, no te vayas a tardar mucho, recuerda que no debes llegar tan tarde porque nos pueden bajar puntos- su respuesta fue tan tonta, la chica se dijo estúpida a sí misma.

El ojiverde se sintió triste ante aquella respuesta, esperaba que le dijera algo más, por otro lado, Cho sólo sonrió con orgullo. Hermione dio media vuelta y se dirigió a la Torre de Gryffindor.

En la noche Hermione se encontraba en la Sala Común, no podía calmar sus ansias, estaba esperando a Harry, quería verlo antes de ir a dormir.

- Porqué tarda tanto- la ojimiel se levantó de su lugar comenzó ir de aquí para allá, luego se asomó por el retrato de la señora gorda, en ese momento escuchó una voz, era Harry, se estaba despidiendo de Cho. - Y todavía está con ella- murmuró la chica con cierto enfado.

Cuando vio que subía por las escaleras se metió rápidamente por el retrato, lo que provocó que tropezara con el sillón pequeño.

- Ahh, eso dolió- dijo mientras caminaba rápido, pero cojeando, se sentó, tomó el primer libro que vio y lo abrió.

- Hola mione, qué haces- preguntó el chico.

- Ahhh, estoy leyendo- contestó mientras alzaba el libro.

- Aja, y al revés?- respondió algo desconcertado.

- Ahh - la castaña vio que su amigo tenía razón- es de runas, así se leen algunas Harry- era lo mejor que se le ocurría en aquel momento.

- Ohhh, ya, interesante- comentó con sorpresa.

- Sí, así es, pues que te parece si ya nos vamos a dormir- propuso la ojimiel.

- Sí, que tengas linda noche mione.

- Igual tú, Harry- Hermione se acercó a su amigo con gran entusiasmo y lo besó cerca de los labios- Hasta mañana - se dio media vuelta y sonrió de oreja a oreja. El moreno sólo se quedó ahí de pie, llevó una de sus manos a la parte donde le había dado aquel gesto, sonrió e imitó a su amiga, se fue a su habitación con una amplia sonrisa.

Así siguieron los meses restantes del curso, las miradas furtivas, las sonrisa cómplices, las caricias inocentes, los besos cerca de los labios, no hacían más que aumentar las ansias de estar juntos, no obstante, ninguno se atrevía a decir algo. Harry por no querer lastimar a Cho, mientras Hermione no tenía el valor suficiente para decirle que ya no lo veía como un simple amigo.

Por fin llegó el día para la última prueba del Torneo de los Tres Magos, todos estaban a la expectativa de quién tomaría primero el trofeo. Ya había pasado media tarde y ningún concursante regresaba. Pero, se comenzaron a escuchar voces.

- Ahí viene alguien.

- De seguro es Viktor Krum.

- Claro que no, es Cedric.

- Ninguno de los dos, es Harry- gritó Ron.

Efectivamente el moreno se acercaba corriendo con el trofeo. Los alumnos de Hogwarts vitorearon a Harry, al fin y al cabo la copa era para el Colegio. La mayoría comenzó a rodear al moreno y no podía faltar Cho, con una sonrisa arrogante. Ron y Luna lo estaban felicitando, pero a lo lejos cierta castaña sólo lo miraba

- Es ahora o nunca- murmuró Hermione

La castaña fue con paso firme hasta donde estaba su amigo, apartó a Cho con una mano, tomó por la camisa al moreno y lo besó enfrente de todos. Al principio nadie daba crédito a lo que pasaba, sin embargo, poco a poco retomaban el ánimo de que Harry había ganado. La orienta entendió que había perdido, se dio media vuelta, ahora tenía que decirle a su corazón que aquel hombre nunca fue para ella.

A lo lejos Draco Malfoy vio aquella acción, no pudo evitar cierta tristeza, pero en el fondo de su corazón deseaba lo mejor para Hermione, así que se limitó a sonreír, alguien en verdad iba hacerla feliz y darle lo que él no puedo. Dio media vuelta, Pansy lo tomó por la mano, le dedicó una sonrisa, ambos se fueron con sus amigos.

Harry se quedó sorprendido ante la acción de su amiga, sin embargo, sonrió de oreja a oreja, se sentía completamente feliz, aquel día era el mejor de su vida, tomó el trofeo con una mano y lo levantó tan alto como puedo, mientras con la otra tomó a Hermione por la cintura.

- He ganado el mejor trofeo.

- Claro que sí Harry, ganaste el Torneo de los Tres Magos.

- No me refiero a eso

Hermione no entendía a su amigo.

- Tú eres mi mejor trofeo.

La castaña le dio una amplia sonrisa y recordó lo que una vez le dijo Luna: "el amor llega cuando menos te lo esperas y más cuando le das una oportunidad." Ahora estaba segura que lo había encontrado.

Nota: Es mi primer fic, espero les haya gustado. La historia salió por una inspiración que tuve de una canción: Confessión of friend de 2am. Los siguientes diálogos fueron inspirados de algunas canciones de Hombres G:

Ella…ella es…una mujer que nunca soñé en tener.

Estoy harto de discutir y sigo enamorado de ti. Estoy dispuesto a olvidar y sólo una palabra tuya bastará.

Dame un minuto para poder mezclar mis besos con tus lágrimas.

No quiero verte más llorar, no quiero que sufras más por mí, más bien, quiero que seas feliz. Aunque sé que no podría vivir sin ti.