Título: Cinco veces que Garrus abrazó a Shepard (y una que no lo consiguió).
Fandom: Mass Effect.
Personajes: Garrus/Shepard.
Palabras: 409.
Advertencias: spoilers de ME3, de la misión en Menae.
Notas: para la petición de Amanda Beicker en el fandomfest. Y con esto termino la serie; curiosamente, el último es el que más corto me ha quedado XD.


VI. Mal ejemplo.

Esuchó la noticia inmediatamente. La comandante Shepard de la SSV Normandía SR-2 estaba en Menae buscando al Primarca. Un soldado le había informado de la llegada tan pronto como el general Corinthus se había puesto en contacto con ellos: Shepard se había encargado de restablecer el funcionamiento de la torre de comunicación; necesitaba saber quién era el siguiente Primarca, y cuanto antes. No entró en más detalles de cuáles eran los motivos, pero no hacían falta. Garrus abandonó su puesto en uno de los flancos sin demora; confiaba en aquellos hombres para seguir defendiendo aquel lugar de caníbales y cascarones. Si Shepard estaba allí y requería ayuda, él no iba a permanecer de brazos cruzados.

Hizo su entrada de forma calmada, desprendiendo un aire de confianza que se vio acentuado por el 'señor' que Corinthus le dirigió nada más verlo. Ahora era un miembro respetable de la sociedad turiana, pensó con cierto cinismo para sus adentros. Sin embargo, la visión de Shepard puso a prueba todos sus nervios de acero y su autocontrol. ¿Cuánto hacía que no la veía? ¿Seis meses? Había estado demasiado ocupado todo ese tiempo para contar los días; pero Garrus le dedicaba gran parte de sus pensamientos. Le costaba creer que ahora estaba a escasos pasos de él después de tanto tiempo. Por un momento, la idea de abalanzarse sobre ella cruzó por su cabeza como un relámpago para desecharla un segundo después. No era el momento ni el lugar idóneo para un reencuentro; y ni siquiera estaba seguro de cómo proceder o cómo se sentiría ella. Hablaron, y ella parecía tan feliz de verle allí como él a ella.

A pesar de todo su autocontrol, la sonrisa velada que apareció en los labios de Shepard le dio un pequeño impulso. No podía abrazarla; pero él nunca había sido un buen ejemplo de la rectitud y rigidez característica de los turianos. Así que sus manos se movieron solas hasta encontrarse en un amistoso apretón de viejos amigos que se acaban de reencontrar. Su mano de cinco dedos rodeó la suya y Garrus entendió en aquella caricia más de lo que quizás debería; sin embargo, movido por el impulso reprimido de tocarla, se atrevió a colocar una mano sobre la de ella en un roce breve.

No sabía cuál era el siguiente paso en la misión de Shepard; pero Garrus era consciente de que fuera lo que fuese, él estaría allí con ella cubriéndole las espaldas.

-fin-