ADVERTENCIA: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen. Hago esto sin fines de lucro y por pura diversión.

I

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Sostuvo el cuchillo con su mano temblorosa. Eso había estado cerca, más cerca de lo que ella se imaginaba. ¿Cuántas veces tendría que escapar? Esta vez no lo había visto venir. Y no estaba temblando porque acabara de herir mortalmente a alguien, sino porque ella había estado a punto de morir.

En esos últimos meses ella había visto a personas acercarse constantemente a ella, y no con buenas intenciones, y gracias a haber visto esos acontecimientos con cierta anticipación, ella podía escapar. Pero se estaba cansando. Con dieciséis años no podía irse hasta el fin del mundo ella sola, aún dependía económicamente de su familia, y además, aún estaba en la secundaria, aunque le faltaran dos años para terminarla.

Se quedó lívida un momento, antes de mirar frenéticamente a todos lados, repentinamente asustada, dejó caer el cuchillo y echó a correr. Nada le preocupaba en ese momento, pero ella necesitaba escapar de ahí antes de que "ellos" llegaran. Sabía que andaban juntos, de arriba abajo, ya que luego de todos esos "encuentros" con esas personas malvadas, sabía que ese grupo estaba junto, lo que no entendía era la razón de sus intentos de asesinarla. Llegó al primer piso de ese edificio en construcción, donde ese sujeto, en el piso quince, había estado a punto de apuñalarla, si es que ella no hubiera hecho uso de sus habilidades. En realidad, era lo que controlaba menos, podía manejarse mejor con el otro, el cual le había permitido sobrevivir durante los seis meses que ya habían pasado. La puerta que daba a la construcción daba a una calle solitaria, por lo que ella se apresuró a llegar a la avenida, ya que era de noche y había mucha iluminación. Sujetó su mochila con fuerza al estar a unos metros de llegar a la avenida principal.

-¡Sakura! – escuchó una voz.

Se sobresaltó. No conocía esa voz. Se volteo lentamente para encontrarse cara a cara con un sujeto que no conocía. Ni siquiera era con quien había peleado.

-Pensé que te me escaparías, Sakura – dijo con voz burlona.

Sakura se espantó. Recordó a ese sujeto, lo había visto antes, en esos seis meses tan terribles que habían pasado ya. Su cabello, sus ojos, todo lo recordó casi al instante de verlo fijamente. Sakura se lívida unos momentos, antes de ver el verdadero propósito de ese hombre. Corrió hasta llegar a la avenida principal, que estaba muy cerca, pero sintió un tirón en su largo cabello. Ese hombre la había sujetado con mucha fuerza y había tirado de ella hasta hacerla retroceder hasta donde estaba él. Sakura, en ese momento, se desesperó y lo miró fijamente con el pavor en el pecho. Lo que sucedió luego fue extraño, pero era algo que ella había visto hacía unos minutos: la navaja que tenía él cayó al suelo, ya que fue soltada por él, a quién le quemó la mano. Este soltó un alarido y, al querer sujetarse su mano, la soltó. Ella corrió el tramo que le quedaba, no sin antes escucharlo:

-¡No podrás huir eternamente, Sakura!


Sakura llegó a su casa pasadas las diez. Su madre, Hikari, no le decía nada, ya que ella era delegada de su salón, así que suponía que estaría haciendo sus deberes. Se estaba cansando de huir. ¿Y los eliminaba a cada uno que se aproximaba a ella? Y no se refería a cualquier persona, sino, específicamente a aquellos que ella detectaba que le iban a hacer daño. Y es que era tan, pero tan fácil ubicarla… ¿quién no se fijaría en una chica de cabello rosado? Se apresuró a subir a su habitación, luego de saludar a su madre y decirle que no tenía hambre. Encendió la luz de su habitación y se miró fijamente en el espejo. ¿Debería empezar a andar con un gorro? ¿Debería de pintárselo? No lo sabía, pero de veras se estaba cansando de esa situación… Pero qué más daba. Había sobrevivido por seis meses, tal vez podría seguir haciéndolo por el resto de su vida.

-¡Sakura! – escuchó a su madre -¡Teléfono!

-¡VOY MAMÁ! – le gritó desde su cuarto, antes de salir de este.

Bajó las escaleras, tomó algo ceñuda el pan con queso y jamón que su madre le extendía con una sonrisa, para luego sonreírle a ella y tomar el teléfono.

-¿Si? Habla Sakura – dijo.

Escuchó una risa al otro lado de la línea, y luego un "na, na, na" melodioso. Al escuchar esa voz, su corazón casi dejó de latir.

-Vaya, Sakurita. AL fin te encuentro… Al menos vía telefónica, pero ¿sabes que de esto sólo es un paso para que encuentre la dirección de tu casa? – escuchó esa horrible voz, esa voz de ese hombre que hacía una semana la había atacado. Tragó fuerte.

-Oh… no tienes necesidad de espantarte por tu madre, no la tocaremos, ya que no es como nosotros, pero sería fantástico que dejaras de correr tanto. ¿Sabes? También nosotros nos podemos aburrir de jugar a las escondidas. Y sólo falta averiguar bien dónde vives antes de que podamos seguirte a todos lado… Aunque, eso ya lo sentías, ¿no? Cada vez te encontramos más rápido.

Sakura colgó el teléfono. Estaba con la mirada perdida. Tuvo miedo. Subió lentamente las escaleras, dejó el resto de sus deberes de lado, ya que no los necesitaba para el día siguiente, se recostó en su cama y se durmió.


-¡Sakura! – escuchó un grito.

-Ino… cerda – le dijo sacándole la lengua, para luego reírse.

-No me digas así, frentona. Ayer te fuiste muy rápido del centro comercial. ¿A dónde te fuiste?

-Me sentí mal, como te dije ayer… Quise ir a descansar, pero luego me sentí demasiado a gusto en el aire que soplaba de noche, asi que me quedé caminando por ahí.

-Ay, frentona…

Siguieron conversando, y al entrar a su salón, se sentaron en sus lugares correspondientes.

-¡Mira! Llegó Hinata – exclamó Ino, haciendo que Sakura se volteara a saludar a su otra amiga, a quien le quedaba muy bien el uniforme de la escuela, el cual consistía, para las chicas, en una falda gris cinco dedos sobre las rodillas, un saquito color negro, una blusa blanca y un lazo de color negro.

Hinata siempre le había intrigado a Sakura. Nunca pudo saber exactamente lo que ella pensaba, ni lo que haría a continuación. Pero, a pesar de eso, a ella nunca le preocupó. Tal vez Hinata era como ella, pero tal vez Hinata no lo sabía.

-¿Escucharon chicas? Van a entrar dos nuevos chicos a nuestro salón, y uno más en otro – dijo Hinata, luego de saludarlas.

-¿En serio? – dijo Ino – Bueno, Sakura, ya sabes que al menos uno se sentará a tu lado. Y otro al lado de Ten Ten. Esos sitios siempre han estado vacíos.

-Bueno sí, pero espero que no sean unos pesados – comentó Sakura, a lo que las tres chicas rieron.

Callaron cuando su tutor, Kakashi, entró al aula. Kakashi era otra persona que intrigaba a Sakura, ya que era parecido a Hinata.

-Bueno, chicos, el día de hoy empezarán a estudiar con ustedes dos nuevos compañeros… Pasen por favor.

En el momento en que pusieron un pie dentro del aula, muchas chicas suspiraron. El primero que entró tenía el cabello negro, piel blanca y sus ojos eran negros también. Su porte era altivo pero despreocupado, con una mirada seria, el cabello algo despeinado por la parte de atrás y, a través del uniforme escolar, el cual consistía para los hombres en un saco color negro, camisa blanca, corbata gris y pantalones grises, se notaban los músculos del muchacho. Detrás de él entró un rubio, algo bronceado, de ojos azules e igual fornido que el otro chico, solo que este iba más alegre, incluso sonreía. Ambos se pararon frente a la clase, al lado del pizarrón.

-Estos son Uchiha Sasuke y Uzumaki Naruto. Ambos se han trasladado a Konoha High School hasta terminar sus estudios, o al menos eso parece.

-Mucho gusto – dijo el de cabello negro.

-¡ESPERO QUE NOS LLEVEMOS MUY BIEN! – gritó el rubio, algo efusivo.

-Bien… a ver, dónde se sentarán ustedes… Uchiha san, siéntese al lado de Sakura, última fila a la derecha, en el asiento libre. Uzumaki san, siéntese al lado de Ten Ten, segunda fila a la izquierda, esa que está en medio.

El corazón de Sakura dio un vuelvo. El chico de cabello negro, Uchiha Sasuke, se iba acercando a la última fila del lado derecho, donde ella se sentaba. Él se sentó sin dirigirle la palabra, y ella tampoco quería arriesgarse a una reprimenda por parte de su profesor, que ya había comenzado a explicar el tema de ese día. Las dos horas de clase pasaron rápidamente, con algunas interrupciones causadas por el rubio, las cuales eran una mezcla de ingenuidad y ganas de molestar, causando la risa entre los alumnos. Al sonar la campana del primer descanso, el compañero de al lado de Sakura se levantó sin decir palabra y salió del salón. Sakura se extrañó, y cuando pasaron los diez minutos y vio que Uchiha Sasuke no volvía, su profesora, Kurenai, la mandó a buscarlo.

Los pasillos de la escuela estaban solitarios, y no se veían rastros de Sasuke por ningún lado.

-"Tal vez está en la azotea" – pensó Sakura, subiendo al último piso.

Cuando llegó, abrió la puerta que daba a esta y caminó por la azotea, mirando una vez hacia su derecha y una vez hacia su izquierda.

De repente, todo a su alrededor cambió. De la nada, Sakura se vio en un sitio devastado por las llamas, con ruinas a su alrededor. Era su escuela. Ella parpadeó un par de veces antes de intentar asimilar lo que veía. ¿Qué había ocurrido? Unos segundos antes había estado en la azotea de su escuela, en un día soleado, y no en una devastación. A sus pies habían cuerpos y, cuando los reconoció, gritó con horror: eran los cuerpos de Ino y de Hinata. Siguió mirando: sus profesores, sus compañeros, todos muertos y con señales de torturas previas a la muerte. Empezó a llorar, antes de darse cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

-¿Sabes? nunca esperé encontrarme con Haruno Sakura tan rápido – escuchó una voz gruesa detrás de ella, para luego escuchar el sonido de la puerta de la azotea cerrándose y por último, el pestillo.

Sakura se volteó ligeramente, antes de observar a Uchiha Sasuke parado detrás de ella, con una sonrisa burlona en sus labios y con sus ojos, antes negro, de color rojo.

Y Sakura lo vio, algo que había intentado durante toda la clase: su mente negra la golpeó, un rayo leve la alcanzó y, luego de sacudirse brevemente de dicha electricidad, cayó al suelo, empujada por algo y para, al final, tener encima de ella a Uchiha Sasuke, sonriendo sádicamente. Y logró verlo con claridad: nuevamente la mente oscura de él, sin poder ver más allá de lo que había pensado en el momento en el que Uzumaki Naruto se presentó a gritos

-"Dobe ruidoso…"

Pero vio algo más: a Uchiha Sasuke torturándola, para luego apuñalarla hasta su muerte.

Sí, un nuevo fic. Espero que les guste. No, Sasuke no matará a Sakura, asi que no se preocupen… por el momento. Intentaré darle a Sakura la personalidad de Yuno en algunas ocasiones