Finalmente llegamos al último capítulo de "Cuentas conmigo". Aunque es bastante corto espero que les guste…

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Las niñas corrían alegremente por el suave césped que rodeaba el lago, mientras que los adultos se encargaban de la comida. Miku permanecía junto a Rin, encargadas de preparar las ensaladas. Era un lindo y fresco día de verano, ideal para pasarlo en la cabaña que Len había comprado junto a un hermoso lago.

Rin dejó de lado las verduras y se dejó caer en una de las sillas que había bajo una enorme sombrilla, y Miku la imito segundos más tardes. La pelirrubia observo de reojo el anillo que descansaba en su dedo, anillo que Mikuo había colocado allí hace exactamente 4 años, que coincidía precisamente con el cumpleaños N° 4 de Yukiko. Habían demorado mucho en casarse, pero finalmente lo lograron, y es que ambos eran demasiado indecisos en cuanto a formalizar aún más su relación, pero hasta el momento todo marchaba excelente.

-¿Todo bien? –les preguntó Len acercándose para darle un beso en la frente a su mujer

-claro, Akari, Yukiko y los gemelos están jugando cerca de ustedes sin dar problemas, Itsuki y Natsu duermen su siesta en la cabaña y nosotras ya terminamos las ensaladas –le contestó ella riendo suavemente.

Itsuki era el hijo menor de Rin y Mikuo. Había nacido hace poco menos de dos años, de cabello color turquesa muy similar al de su padre, al igual que sus ojos, lo único en común que tenia con su madre era el gusto por hacer que los demás pasaran rabias con él. Mientras que Natsu era el hermanito menor de Akari, se llevaba por solo meses de diferencia con su primo Itsuki, siendo él el mayor. Aun cuando apenas había pasado los 2 años de vida, era casi tan irritante como el peli turquesa. Su cabello rubio lo delataba como hijo de Len, mientras que sus ojos turquesa los había heredado de su madre.

-¿Están durmiendo? –Len las observó acusatoriamente -¿Qué clase de droga les dieron?

-¡Ninguna! –Exclamó Rin frunciendo el ceño –el viaje los agoto

-no me extraña –opino Mikuo, que acababa de reunirse con ellos –esos mocosos se encargaron de agotarnos a nosotros durante el viaje –los otros 3 sonrieron ante sus palabras –eh Len, tu padre te llama, bueno, nos llama a los dos

-bien –suspiró el pelirrubio besando los labios de su esposa –te amo preciosa

-y yo a ti guapo –Len dio media vuelta, tomando en brazos a la pequeña peli turquesa que corría hacia ellos, y haciéndola girar en el aire antes de volver a dejarla en el suelo –no corras tanto Akari, y mantente alejada del lago

-¡Si papá! –gritó ella riendo apenas Len la dejó en el piso. Los dos hombres se alejaron al mismo tiempo que los otros 3 niños se reunían con Akari –mamá, mira lo que tengo –dijo la niña enseñándole una linda flor de color rosa –es para ti…

-gracias Akari, esta preciosa

-¿Verdad que sí? –preguntó ella a la vez que Rin recibía una flor exactamente igual de manos de Yukiko, seguida de un beso en la mejilla

-Rin –la llamaron los gemelos a coro -¿Se las guardas a mamá?

-claro chicos –la pelirrubia recibió el ramo que sus hermanos menores le extendían, dejándolo sobre la mesa, protegido del viento –le encantará a Meiko

-¡Vamos a buscar insectos! –gritó Rinto cogiendo la mano de la dulce Lenka.

-¡Sí! –lo apoyó Akari emocionada

-¡Que buena idea! –se alegro también Yukiko. Por lo visto, en un futuro sería sólo Lenka quien no apoyaría mucho las ideas de su gemelo

-¡No se alejen mucho! –dijo Miku arreglándole el cabello a su hija

-no mamita –los niños se alejaron, dejando una sonrisa en el rostro de las bellas mujeres que descansaban bajo la protección de la sombrilla.

-son realmente listos –murmuró la peli turquesa observando la flor que su hija le había dado

-claro que sí…

-Rin… ¿No has pensado en lo felices que somos?

-claro, siempre he agradecido por eso… -la ya joven dudó unos segundos antes de volver a mirar a su mejor amiga de toda la vida –Miku…

-¿hmm?

-¿Qué has sabido de Kaito? –podían considerarla una aguafiestas, pero esa duda llevaba preocupándola ya mucho tiempo

-se fue del país luego del dictamen del juez de que no podía acercarse ni a mí ni a Akari hasta que ella cumpla los 15 años… o eso dijo Akaito –Miku suspiró, mirando en la dirección en que Len preparaba la carne junto a su padre y Mikuo –prefiero que sea de esa manera

-¿No piensas decírselo a Akari?

-no lo sé… tal vez algún día… aún es pronto

-pero… ¿Y si Kaito regresa apenas Akari cumpla los 15?

-tengo la esperanza de que no lo haga… nuestra vida es perfecta ahora, y me gustaría que siguiera así por muchos años más

-eso pienso yo también…

-¡Miku! ¡Rin! –Los gritos de Meiko las tomaron por sorpresa interrumpiendo su conversación -¡Vengan a ver a sus pequeños diablillos que acaban de despertar!

La peli turquesa siguió a su amiga hasta la cabaña, pensando en lo que acababan de conversar. Realmente deseaba que Kaito se diera por vencido, eran felices ahora y Akari merecía serlo por mucho más tiempo, no tenía porque amargarse por asuntos y errores de ellos… en un futuro seguiría luchando por la felicidad de su pequeña niña de cabellos turquesa.

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Sé que es un epilogo muy corto para esta historia, pero si les gustó dejen sus reviews, y nos leeremos en una próxima ocasión, mientras tanto, seguiré con el resto de mis historias y luego… hmm, ya veremos, tal vez si recibo algunos cuantos reviews me anime a escribir el real final de este fic.

¡Gracias a todos los que siguieron una a una mis actualizaciones! ¡Gracias por haber leído "Cuentas conmigo"!

Con cariño, su escritora Crazyp, o Natalia, como ustedes prefieran llamarme (Aunque siendo sincera, lo de Crazyp es porque mis amigos me encuentran un poquito muy loca)

En fin… ¡Adiós!