Hola. Aquí de nuevo yo para molestarlas con mis historias. Saben estaba pensando en cual de mis dos proyectos poner primero, pero creo que como últimamente estoy muy obsesionada con el ulquihime será Natsu no koi y después el ichiruki : )

Ya saben lo de las apariencias de los personajes por lo que ya no lo dire ¿ok?

A/U-Porque un amor de verano puede llegar a ser eterno- esas fueron las palabras que su hermano le dijo alguna vez durante su infancia. Pero ¿en verdad podría amar por siempre a ese chico tan frio y misterioso? El mar puede tener la respuesta.

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Discúlpenme si hay occ.

Declaimer

Bleach es propiedad de tite kubo, yo solo utilizo a sus personajes en una mera recreación para divertir sin fines de lucro.

Escuchen El verano de Dulce Maria.

Cap. 1 Brisa Marina

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Orihime ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?- preguntó preocupado un chico de cabellos castaños al tiempo que se hincaba al lado de una pequeña niña de corto cabello naranja, quien se encontraba acurrucada sobre sus rodillas y lloraba fuertemente.

¿Por qué teneos que regresar a casa?- lloró frotándose los ojos.

Por que es nuestra casa tenemos que regresar a ella-habló compresivo, intentó acercarse para calmarla pero la niña se negó al tacto.

¡Pero no quiero! ¡Sora-niisan no quiero irme!- gritó elevando el rostro para clavar sus orbes castaños y llorosos en los de su hermano.

¿Por qué?- inquirió, la pelinaranja hizo un puchero.

No quiero dejar de ver al príncipe – Sora parpadeó sorprendido y miró fijamente a su hermanita.

Príncipe… ¿Cuál príncipe Orihime?- sabía que las niñas de 10 años aun soñaban con los cuentos de hadas, pero eran eso cuentos, entonces de quien hablaba la ojicastaña.

El príncipe del arrecife, es muy, muy alto y sus ojos son muy bonitos también, pero siempre esta triste- contestó segura de sus palabras y su mirada se volvió algo melancólica.

¿Estás segura? No lo abras soñado- ella negó ferozmente.

Claro que no lo soñé, él me regaló un caracol aquí lo tengo- rebuscó en el bolsillo de su pantalón. Sonrió cuando sus dedos encontraron la pequeña concha, la sacó y se la mostró- .Ves, aquí esta, él me la dio ¿no es bonito?- el pelicastaño miró el pequeño objeto marino, luego a su hermana y después sonrió.

Sí, muy bonito, pero Orihime tenemos que irnos, tal vez si te ayudo a despedirte…

No quiero, Sora-niisan el me dijo que si una persona desaparece de su vida él sólo los olvida. No quiero que me olvide nunca, nunca. No quiero que lo haga.- las lagrimas volvieron a salir a borbotones de sus ojos. Fue entonces que el mayor lo comprendió.

¿Lo quieres verdad?- ella asintió con la cabeza.

Sí, por eso no quiero que me olvide, de sólo pensarlo me duele aquí- apunto su pecho-. ¿Por qué me duele? ¿Por qué lo quiero? No se parece a cómo te quiero a ti ¿Por qué?

Orihime-la llamó, ella levantó el rostro y su hermano le tomó por las mejillas –. Ese dolor se llama amor. Sabes en verano es algo común, no se a que se deba, pero así es- la pelinaranja lo miró sin comprender- y no importa la situación en la que nazca, el amor es eterno, puede que cuando crezcas olvides todo acerca de él, pero en tu corazón siempre va a estar- marcó su frase poniendo su mano en el punto exacto donde estaba aquel órgano.

Pero no quiero olvidarlo.

Bueno puede que eso no suceda ¿sabes porque?- cuestiono serio, sonrió cuando la pequeña negó con la cabeza y sus ojos brillaron curiosos por la respuesta- Porque un amor de verano puede llegar a ser eterno.

¿En serio?- la esperanza se colaba por sus pestañas.

Sí, ahora ¿lista para regresar a casa?

¡Sí!- sonrió ampliamente y sin ningún atisbo de llanto en su cara.

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Abrió los ojos de golpe ¿Qué había sido eso? Hacía años que no soñaba con su hermano Sora y de qué príncipe hablaba no podía recordar nada relacionado con eso, a lo mejor todo era producto de su imaginación o tal vez algo del almuerzo le había caído mal, sabía que los espárragos con avellana tenían que llevar salsa de soya. Se le hizo agua la boca de solo pensar en ese manjar, claro según ella. Se estiró un poca, dejando ver su increíble delantera, su cabello largo y ondulado color naranja le cayó en la cara, por lo que decidió atarlo con una goma; paso sus dedos por su cara ovalada y barbilla afilada, pómulos anchos, mejillas regordetas, piel blanca y hermosos ojos castaños. Definitivamente en ella ya no quedaba rastro de una niña o adolescente era una mujer joven hecha y derecha.

—Estamos llegando a Fukuoka, pasajeros prepárense aterrizaremos en unos minutos, pas…-

Se apresuro en ponerse el cinturón y miró la ventana, hacia 12 años que no iba a ese lugar, la última vez fue cuando tenía 10 años, precisamente el tiempo de ese sueño, además le traía ciertos recuerdos de su hermano. Ah, su hermano la persona más maravillosa del mundo, esa que fue como su padre, esa a la cual perdió en un accidente de coche cuando tenía 11. Su mirada se volvió melancólica, Fukuoka tenía muchos recuerdos lindos de él en sus playas. Playas, hablando de eso tal vez se quedaría un par de días en la posada de esa playa a la que iban. Bueno los suficientes antes de buscar una casa para vivir porque sí, ella se mudaría a Fukuoka, ya que el próximo ciclo escolar daría clases en un parvulario de ahí. Lo único que no le agradaba era que no podría ver tan seguido a sus amigos, aunque Tatsuki, su mejor amiga, le había asegurado que trataría de visitarla un fin de semana al mes, lo cual sabia que sería complicado puesto que ella era oficial de la policía y su tiempo libre era limitado y casi escaso. Hablando de eso comenzaba a extrañar a horrores a sus amigos y eso que sólo llevaba medio día sin verlos, no se podía imaginar como lo haría cuando los días en el calendario se fueran acumulando.

—Señorita ¿sucede algo?-levantó la cabeza al sentir que alguien le tomaba por el hombro, vio la cara de una de las azafatas y se quedó algo descolocada.

—Estoy perfecta ¿Por qué?- ladeó la cabeza.

—Hace unos minutos que aterrizamos y están por llevar el avión a limpieza- sonrió cordial y apenada.

—¡Ah! Lo siento no me di cuenta- se puso roja como tomate y trató de salir de ahí, menuda cabeza tenia no mas a ella se le ocurría ponerse a pensar en cosas como esas.

Ahora tenía que ver donde habían quedado sus valijas y luego iría a ese lugar.


— ¡Oh mi dios! ¿Puede ser posible? Eres…eres ¿Inoue-chan?

La pelinaranja parpadeo sorprendida, su boca era una perfecta y pequeña o. La anciana que se encontraba barriendo la entrada de la posada la miro con añoranza y alegría, por lo que la ojicastaña no supo si era correcto o no decirle que no tenía ni pisca de idea sobre quien rayos era.

— ¿Eh? Esto…- miró nerviosa en todas direcciones - vamos piensa, busca alguna excusa- se apuró mentalmente, pero la anciana se le adelantó.

—No me recuerdas ¿cierto?- negó apenada, la señora rió y clavo esos ojitos de pajarito, negros muy negros y brillosos, en los de la voluptuosa chica -. No te preocupe, es natural ha pasado mucho tiempo desde la última vez que viniste- le palmeo la cabeza, a pesar de que le sacaba medio palmo de altura.

—Lo siento, a pesar de que usted me recuerda mi memoria es tan mala que la ha olvidado- hizo una reverencia.

—Pero que dices, no sea tan formal Inoue-chan, y dime como te ha ido ¿quieres una habitación o no planeas quedarte?

—Gracias. Y si, pienso quedarme un tiempo al menos hasta que encuentre una casa cercana a mi lugar de trabajo- comentó mirando al suelo.

—Oh vaya así que vivirás en Fukuoka, eso me alegra, pero que dice tu hermano la última vez que los vi ustedes eran tan unidos, él era tan lindo y educado que deseé que fuera mi nieto ¿no se sentirá triste porque ya no estés?- la mirada de Inoue se oscureció y su semblante se puso algo serió e incomodo.

—Mi hermano falleció hace 11 años- dijo agachando la cabeza, haciendo que los mechones de su copete le taparan los orbes.

—Oh mi dios, perdona mi actitud impertinente, me disculpo- cierto tono triste embargaba la voz de la casera y es que los Inoue siempre se habían alojado en sus vacaciones con ella, por lo que la anciana termino por cogerles cariño.

—Descuide fue hace mucho, además me alegra que alguien más lo recuerde - sonrió.

—Ya veo, te llevare a tu habitación para que descanses- avisó girando. La ojicastaña le siguió en total silencio.

Era un cuarto muy bonito, amplio con una cama, una cómoda, un closet, un baño completo y lo que más resaltaba un gran balcón desde donde se podía ver perfectamente el mar, decidió tomar un baño puesto que había estado varias horas en el avión. Al salir, traía puesto un vestido suelto de tirantes color turquesa con pequeños decorados en la zona del busto, un regalo de su excéntrico amigo Ishida Uryu.

Orihime respiro varias veces después de haberse secado el cabello y recostada en la cama trató de dormir un poco, pero estar en un lugar que ella y Sora visitaban la ponía ansiosa, además de que una cosa no dejaba de rondarle la cabeza una y otra vez ¿De qué príncipe hablaba ella? Sabía que no podía confiar enteramente en los sueños, ya que aunque fuera un posible recuerdo podía estar alterado gracias a su imaginación. Pero y si era cierto ¿Quién sería él?

— ¡Ah! Me voy a volver loca- exclamó despeinándose.

—Inoue-chan la cena esta lista- la voz de la casera interrumpió sus acciones.

— ¿Cena?- murmuró, miró el reloj de la cabecera de la cama y vio que eran las 7 de la noche -. Y yo que creí que no había dormido, debo haberlo hecho sin que me diera cuenta.- se rascó la nuca, puso los pies en el suelo, tomó sus sandalias y bajo a cenar, la comida se veía tan deliciosa que se le antojo mortalmente.

— ¿Te gustó?- cuestiono la casera mirándola desde su puesto con un sonrisa, la ojicastaña sintió fervientemente.

—Abuela, estoy de regresó y traje a cenar a…- vocifero una voz masculina, ambas miradas cayeron en su dueño. Un chico alto de cuerpo bien dotado, pile bronceada, y ojos y cabello azulados (N/A: a que no saben quién…;) y una actitud algo arrogante según se podía apreciar con su pose. Detrás de él venía una chica, de delantera exagera y largo cabello rizado color verde, ojos pardos y piel algo bronceada.

—Bienvenidos. Tomen asiento ahora les sirvo, por cierto Grimmjow ella es Inoue-chan se quedara un par de días- informo la mayor.

—Ya.- le saludo con un gesto de cabeza.

—Buenas noches, me llamo Inoue Orihime gracias por cuidar de mi- hizo un reverencia, a lo que el chico bufó la otra muchacha solo rió por lo bajo.

—Un gusto soy Nelliel Tu Odelschwanck, pero todos me dicen Nel- se presentó amablemente, la ojicastaña sonrió. La casera regreso con la comida de ambos y estos se dispusieron a cenar.

—Obásan usted y su nieto no son japoneses ¿verdad?- preguntó la pelinaranja después de haberlos observado detenidamente. Y es que ellos no se acercaban al contexto de uno.

—Humm jujuju, así es somos franceses, igual que la familia de Nel-chan, pero hemos vivido tanto tiempo en Japón que lo queremos como si fuera nuestra tierra natal.

—Ya, me alegro. Hmm, obásan saldré un rato, prometo no llegar muy tarde- miró el reloj eran a penas las 8:30.

—Está bien ten cuidado Inoue-chan-deseó, los otros dos asintieron.

Bueno solo daría una vuelta por la playa y después regresaría a la posada.


La brisa marina golpeo su rostro, inhalo profundamente aquel olor salado y miro maravillada el oscuro mar nocturno, era una vista tan magnífica, agrandado por el hecho de que sin querer termino cercas de un arrecife de coral. Se acerco a la orilla del cenote y quitándose la sandalia sumergió el pie, el agua estaba fría pero daba una sensación agradable. Pronto su mente estaba debatiendo entre sí meterse o no a nadar.

— Eso sería una mala idea mujer- una voz grave y profunda la saco de sus ensoñaciones, giró rápidamente la cabeza.

Grave error.

Por la velocidad perdió el equilibrio, cayó al agua no sin antes ver parcialmente a la luz de la luna piel blanca como la porcelana y cabellos negros, cerró los ojos al sentir el liquido salado entrar en ellos y en sus pulmones. Sintió como algo se enroscaba de su cintura, abrió la boca y los ojos de la sorpresa pero aun estaba bajo el agua por lo que a consecuencia tragó líquido y perdió la consciencia.

Sentía un extraño calor contra sus labios y la sensación de que algo entraba por su boca ¿Aire? Sí era aíre lo que entraba, pero de una manera extraña, abrió los ojos lentamente y sus orbes se encontraron con otros, ahí fue cuando se dio cuenta de lo que pasaba, esa persona le estaba dando respiración boca a boca, en otras palabras ese hombre la beso.

Tosió fuertemente. Jalando aire a sus pulmones y su cara se puso roja como un tomate maduro.

—Te dije que era peligroso- recriminó serió al tiempo de que se alejaba, ella entre jadeos lo miro, abrió los ojos como platos; ese hombre era increíblemente guapo, piel blanca tanto que se parecida a la cal, cabello negro y despeinado con un mechón que le atravesaba la frente y caía en bifurcación sobre su nariz, pero lo más llamativo e hipnotizante eran sus ojos, como un par de esmeraldas con un brillo minúsculo. Si bello muy, muy bello y la había besado.

—lo siento- nada mas salió de su boca. Se quedo congelada cuando un recuerdo vino a ella.

Eso sería una mala idea niña- una voz áspera la hizo distraerse de sus intentos por tomar una caracola que estaba en aquel arrecife, tan cerca y tan lejos para la pequeña Orihime.

Por consecuencia cayó al agua, sentía que se ahogaba, el chico que la había advertido fue quien la sacó.

Te dije que era peligroso-regañó serio, los ojos castaños miraron los esmeralda con temor.

Lo siento.

Parpadeó repetidas veces ¿Qué demonios había sido eso?

—Gracias por ayudarme.

—No tenia planes de hacerlo-se pasó una mano por el cabello y la miró sin emoción alguna en su hermoso rostro. Le recordó vagamente a un demonio seductor y distante. Qué rayos estaba pensando, seguramente la sal le afecto el cerebro. Un silencio sepulcral reino entre ellos, al parecer el moreno no era hombre de muchas palabras, lo que desesperó a la pelinaranja.

— ¿Cómo te llamas?-preguntó al fin ella. El la miró por el rabillo del ojo.

— ¿Se supone que debo contestar?-musitó indiferente, ella asintió fervientemente -. Ulquiorra Cifer.

— Yo me llamó Inoue Orihime- otro silencio prolongado. La chica se llevó una mano a los labios aun estaban calientes, un rojo feroz se apodero de sus mejillas.

El pelinegro se puso de pie y comenzó a alejarse.

—Espera, Ulquiorra-san…- llamó ella, el moreno se detuvo.

—Mujer-comenzó sin girarse, en ese momento como si se tratara de una película una versión posiblemente más joven de él apareció a su lado, cuando viró medio rostro y la miro impávido –Sí vas a llamarme por mi nombre no utilices prefijos, son innecesarios –Orihime abrió la boca pero no dijo nada, en cambio Ulquiorra la ignoro y siguió su camino.

— Imposible- susurró llevándose una mano a su alocado corazón palpitante. No podía ser verdad, ese sueño sólo era eso ¿no? Ese hombre no podía ser aquel príncipe, bueno si podía, lo que no podía ser cierto es que…

Aun estuviera enamorada de él.

Porque un amor de verano puede llegar a ser eterno.

Esas palabras no podían ser verdad o ¿Si? Su hermano definitivamente debía estar equivocado.

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"-Ese día cuando la brisa marina asediaba la noche, me tope de frente con el destino, atado al ala de un elegante demonio y el verano apenas comenzaba-"

Hasta aquí el primer cap. Ah que lindo se siente regresar, espero les haya gustado

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Aclaración en este fic Orihime nunca de los nunca estuvo enamorada de Ichigo, estuvo, está y estará enamora de Ulquiorra de eso me encargo.

Akari se despide

Nos estamos leyendo.