La vida pirata, la vida mejor

Gabriel bajó a la sala de estar de puntillas, donde sus padres estaban sentados, leyendo un libro cada uno. Isabel, su madre, de pelo castaño y largo, recogido en un moño, daba golpecitos con el dedo índice, mientras se mordía el labio. Arthur, su padre, de pelo rubio y ojos también verdes en marcados en unas enormes cejas, por el contrario, se mostraba muy tranquilo y enfrascado en su lectura.

—¿Gabi? —preguntó Isabel, sin levantar la vista de su lectura y esbozando un media sonrisa al oír a su hijo resoplar —. Deberías estar durmiendo.

—No puedo dormirme… ¡Contadme un cuento!

—Es tarde —le regañó Arthur, cerrando su libro.

—Tu padre tiene razón —le apoyó la castaña.

—Oh, vamos… ¡Uno de piratas!

—¿Otra vez? —preguntó Isabel, cerrando su libro también y dedicándole una mirada cómplice a su marido —. Te debes saber todas nuestras historias de memoria, Gabi.

—¡Una! ¡Lo prometo! ¡Una y me voy a dormir! Por favor —suplicó Gabriel, mirándoles con los ojos muy abiertos.

—Está bien —concedió Arthur, sonriendo. Gabriel se sentó entre sus dos padres, mirándolos, impaciente.

—¡Vamos! ¡Estoy preparado!

—Era una noche de tormenta —comenzó a relatar Arthur —. Y los dos más grandes piratas que haya conocido jamás la humanidad, el capitán Kirkland, y su compañera, la capitana Fernández, estaban al mando del barco pirata, que intentaba huir de los marines, que les perseguían.

—Toda la tripulación estaba en constante tensión —susurró Isabel, acercándose a Gabriel —. Porque como ya sabes, el almirante que les perseguía no era otro sino el oficial Bonnefoy.

—Su mayor ataque era su aspecto de rana, y su acento pastoso y francés —interrumpió Arthur, sin poder evitar sonreír.

—¡Papá! —protestó Gabriel.

—Oh, pero papá tiene razón —asintió Isabel, muy convencida —. Cegaba a sus enemigos con su sedoso y brillante pelo rubio y-

—Hacía caer a los hombres con su aspecto de mujer —terminó Arthur entre dientes.

—Pero aquel no era el único peligro que tenían los dos capitanes. Y es que otro malvado pirata, el capitán Braginsky, había secuestrado a un compañero suyo, de apellido Beilschmidt. Por supuesto, la tripulante más feroz que tenían Kirkland y Fernández, cuyo apellido era Herdervary, insistía en ir a rescatarle. Así que la tripulación tenía dos problemas: escapar de Bonnefoy, y rescatar a Beilschmidt de manos de Braginsky antes que este le hiciera nada malo.

—Parecía que habían dado esquinazo a la rana, y solo les quedaba encontrar al malvado pirata que tenía secuestrado a su amigo, cuando se cruzaron con otro barco, dirigido por el capitán Adnan, donde tenían a un gran amigo suyo, Andersen.

—¿Y les ayudo a rescatar a su amigo?

—Eso era lo que Kirkland y Fernández querían, pero para su desgracia, parecía que Andersen, y la tripulación, había quedado atrapado por una sirena malvada y ladina, proveniente del frío mar de Noruega —continuó Arthur, con un tono misterioso.

—Los dos capitanes pensaron que podrían ayudarles, pero el capitán Kirkland y el resto de sus compañeros quedaron prendados inmediatamente de la sirena, que los atraía con su canto. Las dos únicas mujeres de las dos tripulaciones, Fernandez y Herdervary, tuvieron que manejar ellas solas los dos barcos, y alejarse de la sirena.

—¿Y qué pasó entonces?

—Se encontraron con un pequeño barco, habitado por un único tripulante, que se presentó como Oxenstierna. Tenía un acento muy raro y casi nadie le comprendía, pero logró hacerles entender que su esposa había sido secuestrada por el capitán Braginsky.

—¡Él mismo que secuestró al otro chico!

—¡Exacto! —exclamó Isabel, con los ojos brillantes —. Tenían un enemigo en común, y Adnan y Andersen decidieron ayudarles como recompensa por salvarles del canto de la sirena. Así que todos se pusieron en camino para salvar a los secuestrados.

—¿Y lo consiguieron?

—Siguieron al barco de Braginsky hasta tierra firme, y cuando se internaron en la isla, que parecía deshabitada, una bruja se interpuso en su camino.

—Tenía una belleza impresionante —susurró Arthur —. Piel pálida, ojos azules, y pelo rubio, casi blanco, que le llegaba casi por la cintura. Poseía una mirada fría y calculadora. Cuando se enteró de que los piratas eran enemigos del capitán Braginski, no dudó en atacarles.

—No podían repeler sus ataques, ya que era una bruja muy poderosa, y no tardaron en tener que retroceder hacia el mar. Cuando ya parecía que iban a emprender la retirada… ¡Apareció la sirena!

—¿Se unió a la bruja para acabar con ellos? —preguntó Gabriel, aterrorizado.

—No —contestó Isabel, sonriendo —. Admitió que estaba enamorada de Andersen y se ofreció a ayudarles. Salió del agua, y su hermosa cola se transformó en piernas, y se puso a luchar contra la bruja, utilizando su propia magia de sirena.

—Y el resto de la tripulación pudo continuar su camino. No tardaron en llegar a un claro donde el capitán Braginsky les esperaba. Era un hombre enorme y daba mucho miedo. Tenía una sonrisa infantil en la cara y debía medir dos metros y medio.

—Cerca de él, estaban Beilschmidt y la esposa de Oxenstierna, maniatados y amordazados. Braginsky envió a sus tres lacayos contra ellos, y empezaron a luchar. Los tres temblaban, pero eran excelentes luchadores, y les estaban dando muchos problemas, hasta que de repente, salió un pequeño duende del bosque.

—No sabían bien si era hombre, si era mujer, si era joven, si era adulto, pero no importaba mucho, ya que dio tres golpecitos a cada lacayo, y ellos cayeron al suelo, inconscientes. Después se acercó a Braginsky, y para sorpresa de todos, se puso a regañarlo por su mal comportamiento.

—Detrás de él, apareció otra bruja, de aspecto similar, tanto al pirata como a la primera bruja que se habían encontrado. Su pelo era corto y rubio blanquecino y sus ojos azules violáceos. Ella apartó al duende, y empezó a reñir a Braginsky también.

—Las otras dos tripulaciones, que estaban muy extrañadas, esperaron a que terminaran sin decir ni una palabra. Cuando por fin acabaron, la bruja se disculpó ante ellos por el proceder del que, al parecer, era su hermano. Les explicó que llevaba toda la vida sin salir de esa isla, y que lo único que quería era hacer amigos.

—Liberaron a los dos presos, que dijeron que el pirata —o brujo, más bien— no les había hecho daño, y entonces llegó la primera bruja, junto a la sirena, que ahora tenía piernas. Ella también se disculpó a regañadientes, y la sirena pidió a Adnan y Andersen unirse a su tripulación, cosa que ellos aceptaron gustosos.

—¡Entonces fueron felices!

—¡No! El oficial Bonnefoy les había seguido el rastro, y llevaba consigo a la temible oficial Van der Vaart, y al más fuerte de todos los marines… ¡Pero resultó que era un Beilschmidt, y que su hermano era uno de los piratas!

—Así que muy a su pesar, Bonnefoy dejó partir a las dos tripulaciones, a los tres brujos con sus lacayos y al pequeño duende. Y cada uno siguió su camino.

—¿Y qué pasó con el capitán Kirkland y la capitana Fernández?

—Tuvieron muchísimas aventuras más —aseguró Arthur —. Y pusieron su vida en peligro muchas veces.

—Pero al final se cansaron y dejaron la piratería.

—¿¡Qué!? ¡Esto nunca me lo habíais dicho!

—Así es, ambos dejaron y la piratería y…

—¿Y? —preguntó Gabriel, impaciente.

—¡Y es hora de dormir! —le recordó Isabel —.Venga, a la cama. Si te portas bien, mañana te contaremos otro. —Gabriel salió de la sala y fue a su dormitorio. Ambos adultos permanecieron unos momentos en silencio.

—Y se establecieron en un precioso pueblo, y tuvieron un precioso niño llamado Gabriel —completó la oración Arthur, sonriéndole a Isabel con complicidad.

—Espero que a Gilbert, Elizabeta, Berwald y los demás no les importe que los utilicemos para inventarnos historias.

—No estoy muy seguro de que Lukas sea feliz si sabe que le hemos dado el rol de una sirena enamorada de Soren.

—No tiene porque saberlo.

—¿Sabes? Extraño los días en alta mar, viviendo aventuras. La vida pirata es la vida mejor, al fin y al cabo, ¿no?

—Todos dicen eso, porque no conocen la aventura más peligrosa de todas: intentar formar una familia.


¡QUE ES ESTO! ¡QUE HAGO ACTUALIZANDO ESTA HISTORIA! ¡AAAAAAAH!

Pues si. Tenía que escribir una historia, no se me ocurría nada, así que escribí esto basandome en el mundo que había creado con mi fanfic. Está escrito desde hace ya MESES. PERO MESES. ¿Cuando estrenaron Les Miserables en el cine? Pues de antes. Porque me acuerdo que lo escribí y un par de meses después fui al cine a ver la película.

Pero fin. Lo hecho hecho está.

¡Espero que esteis disfrutanto con todas las updates que está haciendo Himapapa! Yo personalmente, he fangirleado hardmente con algunas (ejemPrusiaejem). ¡Y espero que esteis disfrutando del Hetaween! ¡Que no teniamos eventos desde el de Navidad 2011! ¡Y espero que disfrutarais del ultimo capitulo extra con Suiza y Liechtenstein! ¡Y espero que esteis tan emocionados como yo con el proximo evento de Navidad 2013, que continuará el de 2011, y con el proximo extra, que será el de las Nyos!

Estoy emocionada en general. Espero que os haya gustado.

Muchas gracias :3