Instante
La luz del sol que traspasaba la ventana e iluminaba su habitación de una manera natural lo obligó a abrir sus ojos cristalinos, "un nuevo día" pensó "como siempre"
Se levantó con pesadez de su cama y se dirigió al baño que había en su pequeño departamento, se lavó la cara y se contemplo por un momento al espejo… ¿Qué era él? Un hombre alto y de tez morena, con ojos azules y cabellos cortos, de 20 años, en su frente la cicatriz que tenía hacía dar a entender que tal vez era rebelde, tal vez lo golpearon, habían muchas explicaciones, y la gente nunca sabrá cual es la verdadera.
Y fue entonces cuando noto que en su cabello peli azul se lograba a divisar una cana, un signo de vejez, tal vez una advertencia de que los años comenzaban a trascurrir, de que los años pasaban demasiado rápido y después de todo ¿Se sentía contento con ello?
Se metió a la regadera para darse una ducha, y, mientras observaba el agua caer pensaba en todo lo que había sido su vida, desde muy pequeño estuvo destinado a sufrir un futuro cruel, pelear en batallas violentas, varias cicatricez en su cuerpo eran prueba de ello, ¿Cuántas veces no tuvo que lastimar a alguien? ¿Cuántas veces el mismo no lastimo a sus seres queridos? La soledad se había apoderado de él…
Y todo por una razón…
Ella.
¿Quién fue la chica que alivio no solo su heridas si no también su corazón en su estancia en aquella isla infernal? ¿Quién fue la chica que le brindo cariño, amor y comprensión esos seis largo años de tormento, casi un infierno? ¿Quién le demostró el verdadero significado de la vida? ¿Quien le probó que muchas veces le esperanza no es en vano, que los milagros pueden suceder, como que una flor hermosa pueda crecer en tierras oscuras e infértiles?
Solo había una respuesta a todas esas preguntas…
Ella.
Y a pesar de haber transcurrido ya tanto años desde que ella se fue, desde que aprecio una última vez su rostro, caída entre sus brazos, aunque ya muchas cosas había vivido, aunque ya las cosas habían sucedido de esa manera, aún así no podía olvidarla.
¿Cómo poder hacerlo?
No, nunca lo haría, nunca la olvidaría, eso es algo seguro. Solo que le gustaría que las cosas hubieran sucedido de otra manera. Después de todo… ¿Qué culpa tenía ella para pagar con la muerte? ¿Qué fue lo que hizo mal?
Amarlo, tal vez fue eso.
Aferrarse a un sueño en vano, puede ser.
Un simple error.
¿Qué no daría él por tenerla de nuevo en sus brazos? ¿Qué no daría él por brindarle un cálido beso en la mejilla? ¿Qué no daría él por tenerla a su lado? Su vida se sentía vacía sin ella, y eso por una razón: Su muerte, causo su soledad.
Desde ese momento aprendió la regla más importante de la vida: No dependas de nadie, no puedes confiar en nadie, más que en ti mismo.
Y por esa razón, ahora se hallaba solo.
Se termino de bañar y se envolvió con una toalla la parte baja del estomago hasta un poco antes de las rodillas, y con otra toalla comenzó a secarse el cabello. El sonido del timbre lo dejaron de sus pensamientos, no podía ser nadie más que él, y lo más pronto posible se dirigió a abrir la puerta de su pequeño departamento, y, tan pronto abrió recibió un cálido e inesperado abrazo.
- ¡Ikki!- gritó feliz al verlo.
- ¡Shun!- lo recibió con una sonrisa en el rostro.- Tranquilízate, me vas a tirar.
- ¡Oh! Lo siento Nii-san- Se disculpó el peli verde separándose de él.- Es que, me agrada la idea de que estés de visita unos días en la ciudad ¡y hay muchas cosas que quiero hacer contigo!
- ¿A sí?- preguntó sonriendo al notar la impaciencia de su hermanito.
- ¡Sí! Hay muchas cosas que quiero contarte y llevarte a varios lugares que conozco y son muy bellos y…
- ¿Y…? – preguntó Ikki al notar que la última letra la dijo al apenado.
- Bueno… hay alguien a quién quiero presentarte.- le respondió un poco sonrojado.
- ¿No será esa chica de la que me hablaste por teléfono la otra vez?- preguntó con sonrisa pilla.
-S-sí…- respondió apenado. Ikki sonrió, su hermanito tenía 18 años y aún seguía siendo tan inocente.
- ¡Bien, entonces hay que empezar!- Exclamó con una sonrisa en el rostro.- Solo deja que me vista y después saldremos ¿Está bien Otooto?
- Sí Nii-san, yo te espero.- Ikki sonrió e invito a su pequeño hermanito a pasar a su humilde departamento de paso, después de ello se vistió con unos pantalones de mezclilla negros y una camiseta sin manga azul oscuro, se cepillo un poco el cabello y con eso fue suficiente para estar listo.
Paso el día completo con su pequeño hermanito, y se aseguró de disfrutarlo al máximo, aunque de vez en cuando sonreía ante notar la inocencia de Shun, ya que en el transcurso del día varias chicas estuvieron insinuándolo pero el pequeño nunca entendió muy bien de que hablaban. Aunque claro, cuando notaron que Shun no comprendía, decidieron probar con Ikki, tal vez pensaban "Este si caerá" pero para su mala suerte, siempre se llevaron un frío "No" como respuesta.
Ikki conoció a aquella chica de la que su hermano le había hablado, los presentó, se conocieron un poco, y después de ir al cine, a la plaza, al centro comercial, al centro cultural, a un museo, al parque acuático y a un restaurant, regresaron al departamento de Ikki. Por lo visto Shun no mentía cuando dijo "muchos lugares" para visitar.
- ¿Saldremos mañana Nii-san?- preguntó Shun antes de irse de su departamento.
- Lo siento Otooto pero tengo que atender un asunto importante del trabajo, recuerda que por eso estoy de visita en la ciudad.
- Comprendo…- Mencionó Shun tristemente bajando la mirada.- Vámonos ya June- Le dijo a la chica que los acompañó.
- Sí, adiós Ikki, fue un gusto conocerte- Se despidió la chica antes de irse con su amigo.
- Adiós June, lo mismo digo.- Le respondió desde la puerta de su apartamento. Después de ello Shun también se despidió y se fue con la chica a la mansión, Ikki se adentro a su departamento.
- Shun te noto triste ¿sucede algo?- pregunto la rubia al observar la mirada perdida de su amigo.
- No, nada, es solo que hay veces en que me gustaría pasar más tiempo con mi hermano.
- Es una buena persona.
- Lo sé…
Ikki se dejó caer pesadamente en su cama, contemplo su techo y después desvió la mirada hacia la ventana, el cielo se había tenido ya de colores oscuros… ¿Cuándo fue la última vez que contemplo las estrellas?... Después de observarlas por un momento se quedo profundamente dormido.
- ¿Quieres cambiar el pasado?
- ¿Quién eres tú?- preguntó en posición defensiva.
- No eres feliz…
- ¿Y que con eso?
- Desearías que ella estuviera entre tus brazos.- Un sujeto de cabellos cortos y mirada vacía se diviso enfrente de él.- ¿No es así?
- ¿Co… como lo sabes?- él sonrío.
- ¿Y si te dijera… que yo podría cumplir tu deseo lo aceptarías?
- ¡¿Qué?- preguntó impresionado.
- Yo puedo traer de vuelta a la chica a la que amas. Puedo hacerlo…
- ¿Cómo se que no mientes?
- Es tan sencillo para mí… dime ¿aceptarías esta oportunidad que te estoy brindando?
- ¿Y qué quieres a cambio?- preguntó Ikki al notar la sonrisa y ofrecimiento de aquel sujeto.
- ¿Por qué lo dices?
- No conociéndote es imposible que no me pidas nada a cambio.- Aquel sujeto sonrío.
- Eres hábil Fénix, sí, hay algo que quiero de ti pero no te preocupes, no es importante lo que pido… después de todo dijiste estarías dispuesto a todo con tal de tenerla a ella nuevamente ¿no es así?- Ikki asintió con la mirada.- Ella regresara a tus brazos…
El sonido del teléfono a lado de su cama lo despertó.
- Que extraño sueño.- susurró cuando abrió los ojos y con pesadez tomó la bocina del teléfono.- ¿Diga?
- ¡buenos días joven Ikki, este es su servicio de despertador, esperemos que su estancia en "Villas Palacio Deluxe" sea agradable, disfrute sus Luna de Miel!- Después de ello la llamada termino.
- ¿Villas Palacio Deluxe"? ¿Luna de Miel? – se preguntó antes su intriga miró a su lado, y observó que unos rebeldes cabellos rubios se escapaban y salían de las cobijas, a su lado un chica dormía tranquilamente. Volvió a mirar al teléfono, ahí había un mensaje pendiente, lo escucho:
- "Hola Ikki, soy Seiya, disfruta tu Luna de Miel, Miho y yo les deseamos lo mejor a ti y a Esmeralda en su nueva vida de casados, no te desveles tanto.- Después de esto Seiya comenzó a reír.- Es broma, es broma, ¡disfruta tus vacaciones, felicidades!
- ¡Casados!- exclamó él y miro su mano, ahí el anillo de compromiso daba la respuesta a su intriga.- ¡Entonces fue verdad! No… no lo puedo creer ¡No lo puedo creer!- y como estaba tan sorprendido dio con el suelo, haciendo que su compañera despertará.
- ¡Ikki! ¿Estás bien?- preguntó asomándose por el borde de la cama la chica rubia y de mirada esmeralda. Él chico se sobaba la cabeza.
- Sí, Esmeralda, estoy bien, graci…- entonces volteo su mirada a ella.- ¡¿Esmeralda? ¡¿E… eres tú?
- ¿Te sucede algo? ¿Seguro que estas bien?- preguntó intrigada la chica al notar que Ikki al parecer no la reconocía.- Claro que soy yo.
- ¡Esmeralda!- Ikki de inmediato se abalanzó contra ella para abrazarla, ambos quedaron en la cama, Ikki encima de ella.- Eres tú…- le dijo en un susurro mientras contemplaba su bello rostro.
- ¿Seguro te sientes bien?- Esmeralda colocó una mano en la frente de Ikki para afirmar si su temperatura era la adecuada.
- Claro que sí, mejor que nunca.- Afirmó él que le regalo un dulce sonrisa, una que no solía apreciarse en su rostro muy seguido. Después de ello acarició con su mano el dulce rostro de Esmeralda, le regalo un tierno beso en los labios, y notó que ella comenzaba a corresponderle, después poco a poco comenzó a llenarla con dulces y tiernas caricias… era verdad, la tenía, ella había regresado.
Y por ese instante, por ese pequeño y efímero instante, se volvió a sentir lleno y feliz de nuevo.
Pero entonces recordó que tenía que dar algo a cambio ¿Qué fue lo que le quitó aquel sujeto? Aún así, fuera lo que fuera, no era demasiado importante, como el simple hecho de tenerla a ella nuevamente en sus brazos.
¡Y solo disfrutar el hecho de que estaba casado con la mujer de su vida! Que la Luna de Miel fue estupenda, la playa era un hermoso lugar donde varias parejas, familias y amigos disfrutaban su estancia y compañía, el disfruto al máximo cada día de ellas, hasta que se terminaron. Después el junto con Esmeralda, regresaron a su departamento, al entrar Ikki notó que este era más limpia, más amplio y más acogedor, se maravillo ante el cambio de ello. Alguien toco al timbre. Esmeralda abrió.
- ¡Seiya, Miho! ¡Que gustó verlos!- Exclamó Esmeralda al verlos en su entrada.
- ¡Hola Esmeralda, que gusto que ya hayan regresado!- le dijo Miho contenta.
- ¿Cómo les fue en su primera Luna de Miel eh?- preguntó Seiya sonriendo, se adentraron a su departamento. Ikki sonrió.
- ¡Que gusto verlos! – exclamó y se sentaron en la sala del departamento.
- ¿Disfrutaron sus vacaciones?- preguntó Miho.
- ¿Cómo no hacerlo?- pregunto Esmeralda.- Y más en una playa tan hermosa como lo son las costas de Taití.
- Que genial, estamos muy contentos porque les haya gustado.- Afirmó Miho.
- Por cierto Ikki, Hyoga te manda felicitaciones desde Siberia.- Le mencionó Seiya.- Y Shiryu y Shunrei estarán aquí en unos días para felicitarte.
- ¡Qué bien!- Esmeralda estaba bastante contenta.
- ¿Y Shun?- preguntó Ikki al acordarse de que no había sabido nada de él estos últimos días.
- ¿Shun? ¿Quién es él?- preguntó extrañado Seiya.
- Por favor Seiya, no bromees así, sabes que no me gusta.- le dijo Ikki.
- Es la verdad, no estoy bromeando, no conozco a ese sujeto.
- ¡¿Qué? ¡¿Cómo que no lo conoces? ¡Es mi hermano!- le dice Ikki molesto tomándolo por el cuello de la playera.
- ¡Ikki tranquilízate! – le dijo Esmeralda preocupada.
- ¿Te sientes bien?- preguntó Seiya alarmado.
- ¡Claro que estoy bien! ¡Él que está mal eres tú! ¡¿Cómo que no conoces a Shun? ¡Es mi hermano!
- Ikki… tú no tienes hermanos…
- ¡¿Qué?- en ese instante Ikki recordó lo que aquel sujeto le había dicho y una voz se escuchó resonar en su interior.
- El precio que tienes que pagar por la felicidad... Una vida por otra.
Continuará…