Era de noche y se suponía que debían estar durmiendo. Era jueves a la madrugada y se suponía que debían estar durmiendo. Sus padres se habían acostado temprano pero ellos aún no podían dormir. Todo estaba oscuro, iluminado vagamente por la luz que la luna llena de invierno podía brindar. De alguna manera, Yuki se sentía en paz.

Y de repente...

-¿Has dado tu primer beso ya, Yuki?

Esa pregunta de alguna manera consiguió alarmarlo, Yuta no hablaba de temas como esos al menos de que la situación lo ameritase, o porque la idea le estuviese rondando durante un rato. Y Yuki sabía muy bien que no importaba cuánto lo intentase, no lograría decifrar qué rondaba por la mente de su gemelo. Y era injusto que Yuta notase qué sentía él sin siquiera intentarlo y que él no pudiese entender a Yuta sin importar cuánto lo intentase. Simplemente injusto.

Luego de unos segundos en silencio, en los cuales Yuta lo único que hizo fue ver el techo de su habitación desde su cama, Yuki contestó.

-No lo he dado aún... ¿y tú?

Yuta quedó en silencio.

Yuki se enderezó, algo extrañado y con el ceño medio fruncido. Se destapó y estiró el cuello fuera de su cama, para poder observar vagamente a quien yacía en la de arriba.

-¿Yuta?-lo llamó, mientras que se paraba y se apoyaba en la cama de su hermano.

-Yo tampoco.

Yuki no le quitó la vista a la espalda de su hermano, y Yuta se quedó en su misma posición, mirando a la pared y dándole la espalda a su gemelo. A Yuki ya se le había ido el sueño, y no entendía por qué estaba alerta.

-¿Pasó algo?-le preguntó a Yuta, algo inseguro.

Era extraño que su hermano le contase a palabra simple algo que le estuviese pasando, pero esa vez, raramente (y eso solamente logró molestar más a Yuki), Yuta le contó.

-Es que... creo que en algún día de estos lo daré, y quería saber algo al respecto.

Yuta siempre se preocupaba en hacer las cosas correctamente, sin saber que aun sin preocuparse podía llegar a la perfección.

-Y bueno..., yo creí que tú ya habías...

Y no finalizó la oración, no hacía falta.

Yuki observó a su hermano en silencio con su ceño fruncido nuevamente, y luego Yuta sintió que alguien se colaba en su cama.

-Yukiii... Ve a tu caamaaa-le pedía mientras se daba la vuelta para verle la cara a su gemelo.

Pero Yuki ya se había metido entre las sábanas y se había aferrado al cuello de su hermano mayor. Yuta sujetó los brazos del menor y trató de mirarle el rostro, pero Yuki se escondía en su cuello.

-¿Qué piensas?-le preguntó, tratando de alguna manera de despegarlo de él.

-Que tu primer beso será un desastre y Takashi cortará contigo-murmuró Yuki en contestación.

Yuta rio casi imperceptiblemente.

-Esperemos que no.

Y ahí fue cuando Yuki confirmó que era Takahashi la que recibiría ese primer beso. ¿Cuándo habían vuelto? ¿Y por qué Yuta tampoco le había dicho nada al respecto? ¿Cuánto tiempo habían estado juntos como ya estar a punto de darse el primer beso? Y luego de los besos vendría...

Yuta miró a su hermano con cierta duda cuando éste lo abrazó con aun más fuerza.

-Practicarás conmigo-dijo Yuki de repente mientras que se sentaba a lo indio junto a Yuta, el cual se sentó solamente porque Yuki lo sujetaba con su abrazo.

El menor de los Asaba se movió de manera que estuvieran uno sentado frente al otro. Yuta notó que Yuki no quería soltarle la nuca, la cual sostenía con ambas manos.

-¿Qué vas a hacer, Yuki?

-Cuando éramos chicos nos dábamos besos, pero por ser hermanos no cuenta-explicó Yuki mirándolo a los ojos-. Mamá también te dio besos, pero por ser mamá no cuenta.

Antes de que Yuta pudiese siquiera procesar lo dicho por su hermano, Yuki ya había juntado sus labios. Lo sujetaba de la nuca, con fuerza pero suavemente al mismo tiempo. Fueron solo tres segundos en los que Yuki se dio el lujo de cerrar los ojos y Yuta de abrirlos sorprendido. Los labios de Yuta eran suaves y tibios al contacto.

Cuando se separaron, Yuki miró los ojos de Yuta... hasta que Yuta se volvió a acercar.

Los labios de Yuki también eran suaves y tibios, y solo bastó un pequeño empujoncito de la lengua de Yuta para que Yuki abriese su boca, aun más cálida. Yuta deslizó su lengua dentró de la boca de su hermano, y encontró la lengua contratria al instante. Sujetó a Yuki desde sus mejillas. Por alguna razón, se sentía ansioso.

Sonrojados, avergonzados, apasionados. Muy nerviosos. Solo los suspiros rápidos cuando tenían que respirar y el sonido a beso se escuchaba en la habitación.

Los besos aumentaron de intensidad rápidamente, tanto que Yuki quedó acostado a lo largo de la cama y Yuta sobre él. Y gimió cuando la lengua de Yuta le acarició el cuello.

-¿Qué están haciendo?

Y llegó mamá.