La marquise Rebelle.

Cap. 20. Una nueva vida.

Tres días después…

Habían pasado tres días desde que Andrew llegara a Bristol, días en que Lita estuvo esperado que él hiciera su aparición por Ickworth House, pero todo había sido inútil pues durante esos días Andrew no había puesto pie en la mansión.

Después de aquel día en que había llegado Andrew a Bristol y en que Reizel se había reunido por la tarde con él, Lita había notado que su cuñada andaba fastidiada pero Reizel y pronto se había enterado pues de que Andrew tenía planes de querer casar a Reizel con un noble. Quería pues demasiado a Reizel y en efecto le deseaba lo mejor, pero sabía que él corazón de Reizel ya tenía dueño y además tenía que reconocer que le daba miedo imaginar que Reizel se fuera de esa casa, pues entonces en verdad estaría sola, sin su amiga, rodeada de sirvientes que solo la toleraban por consideración pero que veían a una harpía que no merecía a su señor.

-¿Veras a Andrew hoy?- Preguntó Lita a Reizel, mientras ambas caminaban por el jardín.

-No.- Respondió Reizel.- Si quiere verme que venga y me busque, en verdad estoy indignada.

-Reizel, pero no creo que lo haga de mala fe.- Dijo Lita.- Andrew te quiere mucho, seguro querrá asegurar tu futuro y…

-¡Nada me puede dar más seguridad como ser libre Lita!- Exclamó Reizel.- Además… ¿para qué quiero casarme?... Al final un marido terminaría apropiándose de lo mucho o poco Andrew me de, condicionaría mi libertad y tarde o temprano me echaría en cara haberle entregado mi virgo a otro y si a eso le sumamos que llevo sangre gitana entonces no quiero ni pensarlo. Podrá Andrew haberme dado un lugar en la sociedad, pero no por eso dejo de ser lo que soy. Además eso de casarme de seguro deben ser ideas que le metió en la cabeza esa…- Reizel entonces se quedó callada, al darse cuenta de que había estado a punto de mencionar a la amante de Andrew. Sabia pues que Andrew no la amaba, pero también sabría que si Lita supiera le causaría un mayor dolor y no quería que algo la entristeciera más cuando se encontraba a un mes más o menos de dar a luz.

-¿Dices que alguien le metió ideas en la cabeza?- Dijo Lita desconcertada.- ¿Pero quién podría hacer eso?... Yo no creo que Andrew se deje influenciar tan fácilmente.

-Eh… bueno.- Dijo Reizel.- Me refiero a que deben de ser ideas de esa maldita mujer… la madre del barón con el que quiere casarme… Ya sabes cómo funciona todo en esta sociedad hipócrita… antes todos me miraban con desdén por ser una gitana… ahora fingen aceptarme solo por ser hermana de Andrew, pero en el fondo tengo claro que cualquier hombre me consideraría poca cosa por mi misma.

-No digas eso Reizel.- Dijo Lita esbozando una sonrisa.- Seguro puedes encontrar a alguien que te ame, no le cierres las puertas al amor. Yo estoy segura de que hay alguien que te aceptaría y te trataría como a una dama pese a lo que haya sido tu vida. Además, si le entregaste tu virgo a ese hombre fue por amor.

Reizel enrojeció, sabia de quien hablaba Lita, así que rápidamente cambió de tema.

-¿Por qué no vamos a comer algo Lita?... Muero de hambre.

-Como gustes.

Lita sentía pues que Reizel le estaba ocultando algo… ¡Le parecía tan raro que Andrew no se parara de la mansión!... Pero por supuesto lo que más la desconcertaba era la insistencia de su cuñada de que no fuera a la posada donde se estaba hospedando Andrew

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Horas después…

Durante los dos días que había pasado, Lita se había esperado de cansar que Andrew fuera a la mansión y así poder verlo; era obvio que estaba aún resentido por lo ocurrido, y no era para menos, pero a ella la espera para verlo la estaba matando, y aunque temblaba ante la sola idea de pensar en tenerlo de frente y que de nuevo la rechazara, su deseo de verlo era más fuerte, hasta que al fin ese día se decidió a verlo. No le comentó a Reizel, pues sabía que esta inmediatamente trataría de persuadirla para que no lo hiciera, así que en un momento en que su cuñada estaba tomando la siesta salió al jardín y le pidió a John que la llevara al pueblo.

-Pero milady, en su estado yo pienso que…

-Yo sé lo que piensas John.- Dijo Lita.- Sé que he estado muy mal hace algunas semanas, pero hoy me siento muy bien y no creo que tenga algo de malo en salir. Le estoy pidiendo que me lleve al pueblo, pero le aseguro que si usted no lo hace seré yo misma quien conduzca el carromato hasta allá.

-Bueno, al menos permítame ir a buscar a la señorita Reizel para que la acompañe o a una de las…

-No quiero acompañantes John, si hubiera querido una carabina yo misma la hubiera traido conmigo.- Dijo Lita.- Quiero que me lleve ahora mismo a la ciudad, eso no está a discusión.

-Pero milady.

Lita tomó una bocanada de aire, de entre los empleados, John era de los pocos que no la miraban con cierto recelo desde lo ocurrido entre ella y Andrew, se preocupaba por ella, pero tampoco iba a permitirle que le dijera como manejar su vida.

-John, estoy hablando en serio. Si no me llevas tu yo misma conduciré ese carruaje, no soy una tierna florecilla y no voy a comenzar a convertirme en eso a estas alturas de mi vida.

-Como diga entonces milady.

John ayudó a Lita a subir en el carruaje y pronto ambos se encontraban en marcha rumbo al pueblo. Lita pues, durante el camino asomó por la ventanilla, maravillada ante el precioso paisaje que sus ojos recorrían en el camino, no era algo nuevo a su ojos, pero desde que Andrew se había ido poco había salido a causa de la depresión en que había estado sumida, y también claro, porque había estado muy delicada de salud durante los últimos meses de su embarazo.

-¿No quiere que regresemos a casa milady?- Preguntó John.

-No se preocupe por mi John, me siento en muy buenas condiciones y no deseo regresar. Estoy disfrutando mucho del paseo.- Dijo Lita, a quien las manos le comenzaron a sudar al pensar que se enfrentaría a su marido.

Llegando al centro de Londres, Lita le pidió a John que la llevara a la posada de Madame Rousseau, a lo cual John trató de persuadirla para cambiarla de opinión, pero Lita lo amenazó con que de no hacerlo entonces ella iría hasta ahí por su propio pie.

Al llegar a la posada, Lita con ayuda del cochero bajó del carruaje y le ordenó que se quedara esperándola en el auto, podía estar casi segura de que cuando Andrew la viera querría echarla, de que no tendría un recibimiento agradable, pero tampoco estaba dispuesta a quedarse sin hacer nada para recuperar al hombre que amaba. Así, al entrar a la posada preguntó por su marido pero antes de recibir alguna respuesta por parte de la dueña apareció Andrew en el vestíbulo y entonces, al verlo sintió que enmudecía.

Andrew había salido del cuarto donde se hospedaba junto con Wanda, la había dejado a solas mientras se vestía con ayuda de una doncella, tenían planeado ir al teatro pero no esperaba con que al llegar al vestíbulo se encontraría con su esposa quien en ese momento justo estaba preguntando por él.

-Lita.- Susurró sorprendido.- ¿Qué haces aquí?

-Andrew.- Balbuceó Lita, agachando la mirada, dolida al ver que aun la miraba con resentimiento.- Andrew yo… ¿Podemos hablar?

Andrew volteó a ver a la dueña del lugar y les pidió que los dejara a solas un momento.

-¿Qué es lo que quieres Lita?- Preguntó Andrew.- ¿Para qué vienes a buscarme?

Al escuchar la frialdad con que le hablaba Lita sintió que se la hacía un nudo en la garganta, pero hizo un esfuerzo porque no se le resquebrajara la voz delante de él.

-Andrew…- Lita tomó una bocanada de aire, sentía que las manos le sudaban.- Andrew yo te he extrañado, no ha habido día que no me arrepienta de todo… me hubiera gustado que las cosas fueran distintas. Te amo como no tienes una idea.

Andres entonces esbozó una sonrisa sarcástica.

-Pues no me gusta tu amor Lita.- Le dijo Andrew.- Tu amor duele y avergüenza.

-¡Sé que cometí un error y lo estoy pagando muy caro Andrew!- Exclamó Lita.- Pero si algo te juro es que aprendí a amarte y que te amo más de lo que nunca ame a…- Lita se quedó en silencio, sabía que podría ser terrible mencionar a Sapphire.- Te amo como nunca ame ni amare a nadie y sé que tú también sientes lo mismo. El día en que llegaste a Bristol y me desvanecí escuche tu preocupación, me llamabas amor… sé que pese a todo me amas… ¿Por qué no lo intentas?

-¿Acaso estás loca Lita?- Dijo Andrew con molestia.- Te podría perdonar cualquier cosa… que seas una mujer extravagante y escandalosa, incluso eso me gustaba de ti, podría perdonarte hasta que hubieras estado con él antes de ser mi esposa, incluso que le siguieras amando, pero lo que no te perdono son tus mentiras… ¿Por qué me engañaste Lita?... ¿Por qué me hiciste creer que me amabas cuando no era cierto?... Si tú me hubieras dicho desde el principio que le amabas, quien era él yo hubiera comprendido, pero que me mintieras, que me fueras infiel eso no te lo perdonare nunca.

-Andrew…

-No Lita… ¿Dónde quedaría mi honor entonces?... Bastante tengo con ser el marques cornudo… No puedo creer como puedes ser tan cínica, encima de que te permito vivir en mi casa con todo y tu hijo… ¿y aun pides más?... Nada más me faltaba que quieras que lo reconozca y que acepte al hijo de tu amante… ¿Sabes que esa es otra cosa por la que no puedo ni deseo verte ni estar contigo?... No soporto saber que en tu vientre llevas un hijo producto de…- Andrew enmudeció y después tomó una bocanada de aire.- Sé que ese niño que viene en camino no tiene la culpa, pero no puedo estar cerca de ustedes, terminaría volcando todo mi odio contra ti y Sapphire en él.

Lita entonces llevó las manos a su vientre, como si tratara de proteger a su bebe del odio de Andrew y entonces no pudo evitar que las lágrimas escaparan de sus ojos; podría comprender que Andrew no quisiera perdonarla, tenía en claro que podría ser una lucha en vano querer conseguir su perdón pero saber que el hombre que amaba odiaba a su hijo era algo que no podía soportar ni aceptar.

Andrew al verla llorar se arrepintió de lo que había dicho, sabía que fuera lo que fuera, la había lastimado al expresarse así de su hijo y entonces deseó retractarse.

-Lita…- Andrew no supo que decir y se llenó de frustración al luchar contra sus deseos de abrazarla, decirle que no llorara pero su orgullo que le dictaba que la dejara ir, que no se acercara.- Lita yo…

-Drew, mi amor, ya estoy lista… ¿Quién es ella?- Escuchó de pronto la voz de Wanda tras él.

Andrew maldijo entonces a Wanda y antes de que pudiera hacer o decir algo esta lo tomó del brazo; quiso soltarla y aclarar que era a Lita a quien amaba, pero entonces vio que Lita rompía en llanto desconsolado y salía rápidamente de la posada.

-¿Quién es ella insistió Wanda?

-Mi esposa.- Susurró Andrew, sintiendo como un nudo se le formaba en la garganta… ¿Por qué no habrían sido las cosas distintas?...Estaba tan sumido en sus pensamientos, sin escuchar siquiera a Wanda que de pronto se sobresaltó cuando escuchó a Lita gritando, supo pues que algo le estaba pasando y entonces bruscamente apartó a Wanda de su lado y salió corriendo de la posada encontrándose con Lita que estaba tirada en el piso, gritando de dolor y con el vestido teñido de sangre en la vaporosa falda.

Andrew tan solo ver a su esposa se hincó en el piso a su lado, tratando de mantenerse con calma y al mismo tiempo tranquilizarla a ella, mas era inútil, se sentía impotente al no poder hacer nada, pues ella lloraba y gritaba de dolor; Andrew entonces comenzó a dar órdenes, primero a John a quien mandó a buscar a su médico de confianza y después levantó a Lita en brazos, llevándola a la habitación que ocupaba dentro de la posada, ignorando a Wanda y a todos, pues en ese momento todos sus pensamientos estaban en Lita.

-Tranquila mi amor.- Le susurraba Andrew.- Todo estará bien.

El médico no tardó mucho en llegar; así como Reizel, que sin ser avisada y sin saber nada de lo ocurrido había ido a la posada donde se hospedaba Andrew; todo era tensión dentro de la posada en la cual se podían escuchar los quejidos de dolor de Lita y los pasos de Reizel que entraba y salía de la habitación buscando la manera de ayudar al médico.

Así, pasaron muchas horas sin que el bebe de Lita viera la luz por primera vez; al parecer las cosas se habían complicado para madre e hijo, pues el bebe estaba teniendo dificultades para nacer; las esperanzas eran poco alentadoras y a Andrew se le ordenó abandonar la habitación hasta que algunas muchas horas después, Andrew que se encontraba fuera de la habitación acompañado de Wanda escuchó el llanto del recién nacido. Al saber que el hijo de Lita había nacido, Andrew se sintió relajado, aunque el impulso de querer ver a Lita y a su hijo se hizo presente, pero rápidamente Wanda hizo que cambiara de parecer:

-Creo que hasta ahora has sido muy benevolente Andrew. Has hecho por esa mujer y su hijo más de lo que merece… ¿No crees que sería bueno para ti que te quitaras ese sentimiento de culpa?

-Wanda y si ese bebe fuera mio.

-Haz como tú quieras Andrew.- Dijo Wanda.- Yo no estoy aquí para juzgarte ni a ti ni a tu mujer, sabes que no soy precisamente una santa pero no te engañes a ti mismo, sabes que ese bebe es hijo de Sapphire Black, que es producto de las ligerezas de tu esposa, pero si quieres hacerte cargo de él y reconocerlo como un Hansford entonces...

La conversación de Andrew y Wanda se vio interrumpida por Reizel, quien salió de la habitación y le preguntó a Andrew si no deseaba conocer a la bebe.

-¿Es una niña?- Preguntó Andrew, dejándose llevar por la curiosidad.

- Si y es hermosa.- Dijo Reizel.- ¿No quieres verlas a ella y a tu…

-Reizel, por favor, te agradecería que no me insistieras… creo que ya he hecho por Lita más de lo que ella merece… ahora si me disculpas me retiro.

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Pese al agotamiento físico y la fiebre ocasionadas por el parto, Lita hacia un esfuerzo por mantenerse despierta, sosteniendo en su regazo a su niñita, que era una pequeña de cabellos castaños y de piel rosada pero cuyos ojos no había podido ver aun. Le parecía pues, tan frágil su pequeña, tenía miedo de no ser una buena madre, del futuro incierto, de que a ella algo le pasara y entonces dejarla sola en el mundo, era esa pequeña el motivo de su alegría, pero también de sus tristezas al saber que como niña algún día seria mujer y como tal sufriría aún más, sobre todo al tener que ser una niña bastarda.

-Eres tan hermosa mi pequeña.- Le susurraba Lita.- Nunca te voy a dejar sola, te prometo que voy a luchar por darte lo mejor, para que tengas la vida que mereces… espero que algún día me perdones por no ser la mejor madre.

La puerta entonces se abrió dando paso a Reizel que entró cargando un tinaco con agua fría y unos pañuelos.

-Lita, deberías descansar un poco.- Dijo Reizel dejando las cosas sobre una comoda al lado de la cama.- Duerme.

-Pero y mi pequeña.

-Tú no te preocupes por nada, tienes que recuperarte, ¿sino como piensas cuidar de mi sobrinita?... para eso tienes que estar bien, vamos, duerme, yo velare tu sueño y cuidare de esta princesita.

Lita no hubiera sido fácilmente convencida, pero estaba realmente agotada por lo cual entregó a su pequeña en brazos de Reizel; la pequeña al principio comenzó a llorar al saberse separada de los brazos de su madre, pero poco a poco se tranquilizó al escuchar la voz de Reizel que le cantaba una nana.

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Los siguientes días después del parto, Lita la pasaba la mayor parte del tiempo dormida, siempre bajo el cuidado de Reizel y Elizabeth que eran las únicas que tenían acceso a su habitación dentro de la mansión Hansford, ya que había sido trasladada a la que hasta entonces era su casa.

El hecho de que Lita permaneciera tan agotada, con la fiebre que cada rato le subía hacía imposible que pudiera alimentar a la pequeña por lo cual se había contratado a una mujer sana que acababa de dar a luz, y cuyo bebe había nacido muerto para que alimentara a la niña, quien también enfermaba frecuentemente.

Andrew por su parte no había escatimado en gastos para que se atendiera a su aún esposa y a la recién nacida, había pues pagado a un médico una fuerte suma para que estuviera en casa día y noche, siempre al pendiente de las necesidades de ambas pero por supuesto evitaba ir a casa, no quería ser débil como para perdonar a Lita solo porque su salud mermaba. En cuanto a la niña, aunque de vez en cuando sentía remordimiento por ella no estaba dispuesto a reconocerla, para él seria como si entonces pisoteara su orgullo al darle su apellido a la vástaga de Saphire.

Uno de esos días, , Andrew necesitaba unos documentos sobre unos negocios que estaba haciendo con unos mercaderes de la India, ese dia Darien no estaba en Bristol, por lo cual y a pesar de que pensó en mil maneras de conseguir esos documentos no le quedó de otra más que ir personalmente a la mansión, pese a que lo había evitado. Hubiera querido pedirle a Reizel que ella se los llevara, pero sabía que se encargaba de atender a Lita y a la hija de esta y pese a la rabia que sentía no quería que por nada del mundo las desatendiera y tampoco confiaba en alguien tanto como en Reizel o Darien como para prestarle la llave de su despacho así que para bien o mal no le quedó más remedio que ir personalmente.

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Nada más llegar a la mansión, Andrew se las tuvo que ingeniar para entrar sin pasar desapercibido. John le había comentado que en ese momento la servidumbre estaba en la planta baja y que Reizel había bajado apenas hace un momento para preparar una infusión para Lita por lo cual rápidamente aprovechó para escabullirse escaleras arriba.

Al llegar a la planta alta corrió hacia su despacho, con movimiento apresurados abrió un cajón de su escritorio cerrado con llave, sacó un pequeño cofre del cual extrajo unos documentos, les echó un vistazo rápidamente, como queriéndose cerciorar de que eso era lo que buscaba; tan rápido como obtuvo lo que quiso volvió a dejar todo tal como estaba pero cuando se iba a poner de pie escuchó el llanto de la hija de Lita.

En el momentos en que escuchó llorar a la bebe lamentó que los aposentos de Lita y de la niña estuvieran tan cerca de su despacho; se dijo que debió haber pedido que les cambiaran de habitación para que cuando él fuera no le molestara la presencia de ambas pero las cosas estaban como estaban y no se podían cambiar. Quiso ignorar a la pequeña así que salió del despacho y lo cerró con llave; estaba a punto de irse cuando escuchó a la bebe llorar con más fuerza, era como si con su llanto estuviera pidiendo algo con urgencia, tal vez algo le estaba doliendo algo y aunque Andrew tuvo un conflicto interno en dejar que siguiera llorando y largarse al final terminó por entrar a la habitación que antes compartía con Lita y ahí encontró a la madre, haciendo un esfuerzo por incorporarse del piso. Miró hacia donde estaba Lita y luego hacia la cuna, pero antes de que pudiera tomar una decisión Lita clavó sus ojos en él, mirándolo como si estuviera asustada.

-Andrew por favor, pide a alguien que…

Mientras Andrew se acercaba a ella, las palabras murieron en su boca, él la tomó en brazos y la depositó en la cama no sin antes acomodarle las almohadas.

-¡Mi hija, por favor acércamela!

-Lita yo no…

-¡No puedes hacer siquiera eso!- Le reprochó Lita.- ¡Tanto la repudias por mis pecados!- Dijo intentando ponerse de pie.

Andrew rápidamente la tranquilizó diciéndole que haría lo que le pedía, se dio media vuelta y se dirigió a la cuna. Le daba miedo tener a aquella bebe en brazos, nunca había cargado a un bebe antes y lo que menos hubiera querido era tener que cargar por primera vez a la hija de su rival, creyó que aquella niña nada más verla o tocarla le provocaría repulsión pero nada más verla se olvidó de Sapphire y de su rencor. La pequeña era de piel blanca y suave, como porcelana, tenía las mejillas sonrosadas y el cabello castaño como su madre. Tan sólo tomar en brazos la pequeña abrió los ojos y descubrió que eran como dos esmeraldas adornando su rostro; y unos muy lindos por cierto, que se quedaron mirándolo detenidamente, cesando el llanto, como si lo único que hubiera estado pidiendo hubiera sido un poco de atención.

Lita temió que Andrew le hiciera daño, sabía que intencionalmente jamás lo haría, pero sabía que de afecto por la niña no sentía nada. El silencio se tornó incomodo, pero entonces Andrew lo interrumpió.

-Creo que no tiene nada.- Dijo Andrew avanzando a la cama.- Y por cierto, creo que de grande se parecerá a ti. Tiene el color de tu cabello y tus ojos.- Le dijo mientras se sentaba al borde de la cama.

Lita esbozó una sonrisa, desde hacía muchos meses era la primera vez que Andrew se dirigía a ella con un poco de amabilidad. No supo que decir y entonces Andrew depositó a la bebe en los brazos de Lita; mas sin embargo, cada que la bebe abría los ojos volteaba hacia donde él estaba y estiraba sus bracitos como si esperara sus atenciones.

-No me había dado cuenta de eso.- Respondió Lita.- Creo que es la primera vez que los abre.

-¿Ya decidiste que nombre le pondrás?- Preguntó Andrew sin poder evitar la curiosidad

Lita se quedó pensativa un momento hasta que respondió:

-Tal vez Emerald… me gusta y creo que iría bien con el color de sus ojos.

-Lindo nombre.- Respondió Andrew.- Aunque me gusta más Esmeralda, significa lo mismo pero en castellano y a mi parecer suena mejor.

La pequeña esbozó una sonrisa, como si le agradara la idea de Andrew y Lita asintió.

-Muy bien, entonces será Esmeralda.

De pronto la puerta se abrió y entró Reizel, y para Andrew fue como entonces volver a la realidad. Se puso de pie.

-Reizel… ¿Dónde habías estado?- Le dijo Andrew.- Pensé que cuidaras bien de mi… de Lita y su hija.- Dijo Andrew.

-Lo lamento.- Se disculpó Reizel.

-Ya no importa, pero se más cuidadosa.- La reprendió Andrew.- Yo me tengo que ir, cuidar de una bebe y una mujer que acaba de dar a luz no es trabajo para mí. Por cierto Lita, tienes una hija muy linda, felicidades.

Andrew entonces salió de la habitación, reprochándose por aquel momento de debilidad. Solamente cerrar la puerta, escuchó como la bebe de nuevo comenzaba a llorar provocándole por un momento ganas de regresar, pero se dijo que ese no era su problema, seguro tendría hambre o quizá necesitaba que la atendieran. Le daba rabia pensar en las muchas veces que deseó tener un hijo con Lita, o una niña que se pareciera a ella y esa niña seguro se le iba a parecer, pero no era su hija, si no la hija de otro.

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La pequeña Esmeralda, pues finalmente Lita había decidido llamarla por ese nombre, no dejó de llorar una vez que Andrew se fuera. Lita intentó alimentarla pero la pequeña se negó a comer, tampoco necesitaba que la cambiaran por lo cual Lita temió que algo le doliera pero finalmente Reizel la tranquilizó diciéndole que por no tenía nada y así fue, pues una vez que Lita se hubiera tranquilizado y le cantara una canción de cuna la bebe se fue calmando, volteando de vez en cuando a la puerta y haciendo pucheros.

-¿Vez que no tenía nada?- Dijo Reizel.- Lo único que esta princesita necesita es cariño y atención. Me da gusto que estés mejor Lita.

Lita esbozó una sonrisa, pero rápidamente se le borró del rostro.

-Y mas pronto Andrew me echara de su casa.- Dijo Lita.- No puedo saber hasta cuando le durara lo benevolente. Tengo miedo por mi hija…¿Qué voy a hacer?

-Tranquila.- Dijo Reizel.- No te preocupes por eso, yo sé que Andrew no haría eso. No te puedo asegurar que pueda tratarte como antes, ni siquiera que le dé su apellido a la pequeña pero estoy segura de que no te desamparara ni a ti ni a ella. Él te ama Lita, eso tenlo por seguro y sólo por eso puedo asegurar que no te echara a la calle.

-Como quisiera que por lo menos así fueran las cosas.- Dijo Lita.- Yo lo amo, pero ahora lo que me preocupa es mi hija. En todo caso he estado dándole vueltas al asunto, es cierto que no estoy preparada para trabajar de sirvienta pero recibí una buena educación… si Andrew decidiera anular el matrimonio y correrme de su casa entonces venderé mis joyas, tengo muchas que me compraba mi padre, y con ese dinero me puedo ir lejos, donde nadie me conozca y tal vez trabajar de institutriz o de dama de compañía.

-Si Lita y seguro el señor de la casa no perdería oportunidad de querer arrinconarte en el primer pasillo.- Dijo Reizel.- Una mujer sola es una mujer indefensa y tú eres muy hermosa Lita, más de uno querría aprovecharse al saberte sola. Mejor no digas tonterías, Andrew no te echara ni te dejara desamparada… ¿Acaso no te das cuenta de que pese a todo te ama?... Desde que diste a luz a procurado que tú y la pequeña tengan lo mejor y mira a mí la regañada que me ha puesto solo porque las dejo unos minutos solas.

Lita esbozó una sonrisa, desearía que las palabras de Reizel la tranquilizaran, aunque de nada servían. En otras circunstancias no hubiera podido soportar el rechazo de Andrew y saber que tenía una amante, sin pensarlo se hubiera ido, pero ahora que era madre antes que pensar siquiera en su propio orgullo tenía que pensar en la seguridad de Esmeralda y definitivamente estar sola en el mundo con su hija seria peligroso.

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Dos días después…

Desde el día en que Andrew había conocido a la pequeña Esmeralda no había dejado de pensar en ella, preguntándose si no sería su hija, le atormentaba la idea de que lo fuera y que él se estuviera comportando como un desgraciado contra esa pequeñita pero al tratar de tranquilizar su conciencia diciéndose que seguro era de Sapphire tampoco lograba sentirse mejor ya que después de todo no habría manera de saber quién era el padre de la niña.

En cuanto a Wanda, ella siempre lo hacía sentirse relajado, lo hacia reír y en la cama le gustaba pero ahora ni eso lograba, pero la culpa no era de ella; era de él que tenía la mente ocupada.

Wanda le preguntaba por Lita y por la pequeña, ni siquiera era una amante celosa o al menos sí lo era lo ocultaba muy bien.

La noche anterior Wanda le había preguntado qué haría con Lita y la niña y Andrew no había sabido responder pero Wanda le había echo ver que de reconocerla y tenerlas bajo su techo pronto daría más de que hablar en la sociedad. La plática al final lo había dejado irritado, aunque sabía que Wanda no tenía la culpa de nada, así que se había puesto de pie muy temprano y había salido para dirigirse a encontrarse con el proveedor que le traía mercancía de la India; al final cuando recibió los encargos del Hindú se retiró a la posada donde estaba hospedado, pero antes de llegar pasó al mercado y al cruzar por la boutique de Lady Dorothy miró en el aparador un vestido de niña en color verde que le hizo pensar en la pequeña Esmeralda; un impulso lo llevó a entrar en la tienda provocando que las damas dentro voltearan a verlo; al final había gastado una fortuna en ropa para bebe recién nacida y había pasado a una de las jugueterías de los alrededores escogiendo algunas muñecas y una casita de muñecas que algún día podría usar Esmeralda así como una pequeña caja musical que bien podría servir para dormir a la pequeña por las noches.

Al final había ordenado que todas las compras las mandaran a la mansión Hansford directamente a Lita.

Buenas noches mis niñas… ¿Ven que prometo y si cumplo?... Muchas pensaban que dejaría de escribir, pero jamas lo haría, solo que a veces no tengo tiempo, siento muy agotada o simplemente se va la inspiración… ya no tengo tanto tiempo libre como antes, cuando solo trabajaba 6 horas… No se puede tener todo en la vida, pero me esforzare por sacar los capítulos mas seguido.

Las quiero y gracias por apoyarme y tenerme paciencia. Por ahí Sandy me mandó un mensaje diciéndome que me extraña, quiero decirte Sandy, yo también te extraño y también a todas ustedes mis niñas.

Atte:

Mademoiselle Rousseau.