Hola, es un gusto darles la bienvenida a este nuevo fic; los personajes no son míos pertenecen a la maravillosa Stephenie Meyer, la historia si es de mi loca imaginación… ¡DISFRÚTENLO!


PREFACIO

Edward's POV

Caminaba todos los días por las calles del pueblo en el que vivía. Desde que me quedé solo, siempre lo hacía. Era una forma de sentirme acompañado. Me agradaba la sensación del frio ambiente corriendo por mi cuerpo, sentir el viento fresco de las cinco de la tarde golpear mi rostro y despeinar mi cabello, dejándolo aún más inmanejable y dándole un aspecto mucho mas descuidado; había dejado de luchar contra el, era imposible aplacarlo.

Salir a caminar todas las tardes, no solo lo hacía por mero gusto o placer. Había algo en mi interior, una extraña sensación, como si fuera obligado a salir en busca de algo. Aún no sabía qué, pero mi intuición me lo decía. O tal vez solo lo hacía por el viento, aquel aire que me hacía sentir pleno, libre. Sentía que me acariciaba, y eso era muy agradable.

Bella's POV

—Maldita sea, Bella, todos los días es lo mismo —me regañó un día Alice, mi mejor amiga, casi hermana.

—Perdóname, Ali, pero es que no sé cuánto tiempo más debo esperar, y eso me tiene en ascuas —dije, agachando la cabeza con vergüenza. La verdad es que la entendía, mis acosos se habían convertido en una rutina desde hace ya algún tiempo.

—Ya pronto, Bella, muy pronto. Solo tienes que tener paciencia.

—He tenido toda la paciencia del mundo, pero entiéndeme, me siento muy sola. Quiero sentir solo un beso, ¿acaso es tanto pedir, un beso o un abrazo por adelantado? —pregunté en tono de súplica.

—De acuerdo, de acuerdo, te entiendo. Me pasó exactamente lo mismo —dijo de forma apagada—. Pero debes entender que no puedes adelantar nada, todo es a su debido tiempo, Bella, eso lo sabes mejor que yo —fue su contestación, y se fue corriendo a donde estaba su queridísimo novio. Qué fácil era decirlo, ella ya tenía a su lado a ese chico perfecto, y yo, yo estaba sola, peor que un hongo, ah no, ¡los hongos por lo menos están un poco acompañados!

Malditas reglas de mierda. ¿En qué momento surgieron? Seguro de una mente o de un corazón que era muy duro y podía resistir.

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Como todos los días, puntual a las cinco de la tarde, corrí hacia el balcón de mi cuarto, a conformarme con mi cita diaria a la distancia.


BR Ariana Mendoza