He aquí otro capítulo, espero lo disfruten. Voten para sacar de nuevo una pareja u otra que les guste :3

Pareja en este capítulo: AlemaniaxItalia.
En próximos capítulos: EspañaxRomano, ArgentinaxChile, GreciaxJapón, SueciaxFinlandia. -USxUK-, -FranciaxCanadá-, -DinamarcaxNoruega-.

Eran las 5:58 de la mañana y la cama miraba ordena y seriamente a sus compañeros muebles, era perfecta y milimétricamente ordenada con colonia alemana muy varonil flotando por los aires y posándose en sus sábanas. Así le gustaba, se miró así misma perfecta, sin ningún doblez fuera de lugar.

En la misma habitación, en el espejo de cuerpo entero estaba el más macho, estricto -y gay- rubio de ojos azules, matador de mujeres, "mojador de bragas", con cara de patata inexpresiva, sí, allí estaba el dueño de esa cama, Ludwig, que con una arruga de más en su cama es capaz de entrar en colapso y desmayarse -aún masculinamente claro-, él era el rey del orden, el veterano de las dueñas de casas, ese era él.

Después de una masculina despedida entre cama-amo, que era básicamente Ludwig midiendo con regla la cama, se retiró tempranamente a las 6:20.

El protocolo pasó casi militarmente para el inmueble, que ni pestañeaba... cosa que tampoco podía hacer ya que las camas no tienen ojos con los que pestañear, quizás la de Lady Gaga si, pero las normales no.

Once de la mañana, la pobre asistenta pasa pegada a la pared, prácticamente viene a mirar ya que todo reluce de limpio, la cama sonríe orgullosa al ver que los ojos críticos de la chica la han aprobado hasta con miedo, en realidad, la mujer está pegada a la pared porque una vez botó por accidente un pequeño adorno de la mesa, claro, no le había pasado nada, pero cuando llegó el masculino alemán con su masculina seriedad empezó a medir toda la pieza, y casi, sólo casi se cae desmayado al ver que un adorno se había movido tres milímetros ¡tres milímetros!

En eso la chica recién procesó que trabajaba con un loco del orden.

Las horas pasaron rápidamente, los muebles se halagaban los unos a los otros, que tu barniz es genial, que el rojo te queda fabuloso, que uno estaba más limpio que el otro... y todos se burlaban del cuadro :foreveralone: ese que tenía una mesa entera para el solo y que ni siquiera estaba medido a la perfección como ellos, allí, donde salía un joven castaño de alegre sonrisa, abrazando con torpeza al macho de las patatas.

Y aunque todos se burlaran del cuadro... el cuadro era feliz.

Nueve de la tarde, los objetos se miraban conmocionados como si se hubiera declarado la tercera guerra mundial, Lud estaba llegando tarde como un adolescente descarriado, todos los muebles empezaron a llorar melodramáticamente cuando entró ¿en que se había convertido el amo? ¿ahora tendría aretes y hablaría comiéndose las letras? ¿traería muchachas desnudas y haría fiestas con faldas rosadas hasta para los hombres? los muebles pensaban lo peor. Pero no, sólo se escuchó la voz de un chico.

–Tengo hambre, ve~–

–Hay algo para comer, por favor, no mates al refrigerador...–

Los objetos suspiraron de alivio, había traído a un hombre, no corrían peligro, bueno, al menos no ellos, no podían decir lo mismo del pobre refrigerador que era devorado por una bestia con linda sonrisa, los objetos no podían estar felices y la cama se movía con galantería, su amo seguía siendo un macho bien correcto.

Pero todo cambió cuando llegó la hora crucial, habían estado conversando hasta las tantas de la noche, la cama chirrió con enojo, quería que ese italiano dejara ir pronto al alemán para arrullarlo entre sus sábanas.

–Ya es tarde, Feli... ¿vayamos a la cama?–

La cama pareció dejar de respirar -hipotéticamente hablando- sus sábanas, mullidas y esponjosas se pusieron rígidas, quizás sí, había escuchado mal, no era posible que dos hombres vinieran a acostarse en la misma cama.

Los dos entraron en un suave abrazo... quizás la cama estaba algo obsoleta y no sabía que los poco masculinos abrazos eran cosa de amigos, la cama estaba apunto de tener un ataque de epilepsia cuando sintió que el italiano se caía arriba de su colchón y le arrugaba las sábanas, su dueño miró con un rostro indescifrable al italiano, la cama estaba entrando en pánico post-trauma cuando el alemán empezó a atacar, y no militarmente al italiano.

Lo besaba, lo iba desnudando, todo arriba de la cama, ésta estaba tartamudeando y empezó a pedir ayuda a los muebles, éstos la miraban con lastima, sí, aquella cama era virgen y ese era el trauma más horrendo que estaba sufriendo.

–Feli, tranquilo, no te dolerá...–

La cara de trauma de la cama no podía ser más épica cuando se detiene a ver que están haciendo, una posición rara, gemidos, algo entrando en el italiano, éste temblando un poco mientras se aferra al cuerpo de su amo, más gemidos, movimientos bestiales.

Su linda madera chirriando, y algo, extraño y viscoso manchando sus frazadas.

–Te amo Feli...–

–Y yo a ti, t-te dije que sería lindo hacerlo u-una aah vez en tu cama en vez del típico motel...–

Todos pensaban lo mismo, menos la cama, que sólo se dejaba ser, violada y maltratada.

Desde ese día la cama no volvió a ser la misma, se cambió el nombre por Jonathan, crujía mucho y era incomoda, el alemán tiempo después optó por cambiarla, la cama creía que sería llevada a un centro de camas anónima traumatizadas por dueños sexualmente activos, pero no, sería prestada a un griego... uno de nombre Heracles, si creía que Ludwig era un trauma, ese griego le rompería todas las tablas. Pobre, pobre cama alemana.

N.A: Espero les guste, pobre camita, ya nunca será la misma, y con Heracles... pobre, lo que le espera. Pueden votar por cual será la siguiente cama! que viva el AlemaniaxItalia! :3