~Only One… (SasuHina)
Género: Drama/romance
Categoría: M
*-hablan-
*"recuerdos".
* -"pensamientos"-.
*Letra de la canción correspondiente.
Aviso: los personajes no me pertenecen sino a Masashi Kishimoto.
La canción"Animal I have become"tampoco me pertenece sino a"Three Days Grace".
OoOoOoOoO~Only One~OoOoOoOoo
"…El animal…"
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"es mejor quemarse, que disolverse lentamente"
Kurt Corbain
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UchihaSasuke estaba recostado bocarriba en su cama con la cabeza acostada en sus brazos cruzados bajo su cuello. Él sentía que su cabeza le iba a explotar, sus malditos fantasmas no los dejaban en paz. Sus recuerdos. Donde él mismo se repetir una y otra vez "no puedo escapar de este infierno". Parecía que quería agarrar su cabeza y estamparla tan duro en la pared de su miserable cuarto de alquiler. Tenía una miserable vida y lo sabía, lo odiaba y se odiaba.
Lentamente trato de sentarse en la orilla de su vieja cama para poder tratar de despertar su cuerpo al fin. Como consecuencia un fuerte mareo y una punzada le anunciaban que tenia resaca de la noche anterior. Sostuvo su cabeza gacha entre sus manos. Aun recordaba porque se había emborrachado-"Cómo si pudiera olvidarlo"- ese pensamiento siempre estaba presente, no lo dejaba en paz, lo torturaba.
Al otro extremo de su habitación, que consistía en un solo cuarto en donde tenía dividido tres ambientes: la cocina que sólo era una estufa de dos quemadores, un mini refrigerador, una mesa, un par de sillas y una caja de cartón en donde solía guardar sus víveres; su "alcoba" que solo es una cama y un pequeño mueble en donde guardaba su ropa; y un baño que solo era un pedazo de su apartamento que estaba cubierto con una cortina improvisada de tela de platico, en el cual ocultaba su retrete y una regadera. También había una botella de tequila, que no dudo en pararse a buscar con pereza, para seguir con su patética rutina vespertina. Quería largarse de ese lugar –"Muchas veces lo había intentado" – pensó el azabache de malhumor. Pero siempre su hermano lo encontraba y lo regresaba a rastras hacia su casa:
"Entiéndeme Sasuke, es por tu bien" decía Itachi con una voz de extrema preocupación, volteaba a todos lados para ver si alguien los observaba. –"¡Tú no me entiendes a mí! ¡Ya me harte de estar escondido como un ratón!"- gritaba un Sasuke furioso."
Gracias a su hermano mayor, logró escapar de su casa y por órdenes de él, tenía estrictamente prohibida salir de esa pocilga. Así que para su conjuelo se obligaba a emborracharse, para fingir que ese maldito lugar no existe –"Pero estoy enjaulado adentro" – pensó con ironía – Como un halcón que le impiden volar… - decía tristemente mientras seguía tomando el resto del contenido de dicha botella.
Recordó que en un bolsillo de su chaqueta tenía "cigarrillos especiales", que acostumbraba fumar cuando realmente los necesitaba. Encendió uno y dio una profunda calada mientras seguía bebiendo; sentía que el líquido le quemaba la garganta, hacía que ardiera y el humo provocaba un alivio casi placentero. Quería probar en líquido ambarino pero se dio cuenta -aun mareado- que ya no había. Se enojó. Arrojó la botella con violencia, provocando que, con el impacto, se reventara y que los cristales volaran en pedazos. – ¡Maldición! – dijo entre dientes, tendría que salir a comprar más.
Así como estaba agarró su chaqueta vieja, sin importarle en lo más mínimo, salió descalzo, con un pantalón de pijama, borracho, con un gran mareo por el alcohol y la droga, se dispuso a salir de su casa. Cuando salió, sintió una pequeña gota que cayó en su nariz, provocando que volteara su rostro hacia el cielo oscuro, fijándose que, a pesar de era pasada la una habían nubes de lluvia. No le dio importancia y salió por más alcohol, ya que el lugar donde lo podría comprar estaba muy alejado de su casa.
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-…No puedo escapar de mi mismo… - canturreaba Sasuke mientras de un lado al otro se tambaleaba por lo ebrio que se encontraba. Ya había salido del establecimiento, cogió dos botellas, cigarros, y una que otra chuchería y salió sin rumbo fijo.
Mientras caminaba, le daba risa en cierta forma la mirada de lástima que le daban las personas que pasaban a su lado, conocía lo que pensaban, para él eran muy fácil de leer y predecir – "Pobre muchacho de 19 años, drogado y tomando a tan corta edad, la vida para él apenas empieza, no sabe lo que son los problemas" – pesaba con burla – "Estúpidos bastardos" – y el azabache siguió con su canción –…Muchas veces he mentido… – la melodía de la misma, era la favorita de su hermano y sobre todo el de él – …Pero aun hay rabia adentro…
Se escuchaban pasos sobre los charcos de agua. La lluvia era fuerte, grandes gotas de agua caían del cielo, se había mojado y no le importaba, parecía que el agua del cielo caía como si desahogara las penas de los desamparados, como lavando los pecados y las culpas de los pecadores, sus pecados más íntimos.
El agua le quemaban las plantas de los pies descalzos, las piedras lastimaban y los cristales rotos del pavimento le causaban llagaban, le dolían y lo sabía pero no le importaba, le encantaba el dolor, él decía que hacía aliviar los traumas del presente, porque si aun los tenía, no podía regresar más a ese lugar, lo único que le quedaba por ahora era huir y esconderse como un niño pequeño hasta los brazos de su madre o eso quería.
Lamentablemente el ser más querido para él, aparte de su hermano mayor, había muerto dejándolos solos junto con su padre.
El lugar en el que él se encontraba -aun con su muy confundida mente- podía distinguir que era un barrio viejo sucio y vulgar, en donde observabas bares en los cuales trabajaban mujeres indignas, en donde ves la suciedad pegada a ellas cada vez que vendían su cuerpo para mantenerse el día a día, le daban asco. Y todo para pagar los malditos vicios del alcohol y las drogas, hombres borrachos y malolientes apestando a tabaco y agua ardiente, insultando a cualquier persona, maldiciendo a la vida. De un momento a otro sintió la presencia de alguien, enseguida se alarmó.
Sasuke siguió caminando tratando de seguir huyendo lo más lejos posible, sabía que lo buscaban, oh pero claro que lo sabía, el maldito de su padre nada más lo utilizaba como si fuera un pequeño puto, con el cual su padre utiliza su cuerpo a gusto exponiéndolo en su burdel como si fuera un animal en exhibición en una jaula dorada para que pudiera venderlo una noche al mejor postor, en este caso, como todo un Uchiha, los mejores postores eran mujeres de cualquier tipo.
Su padre le había dicho de cómo debería seducir a una mujer para que estuvieran dispuestas a pagarla mayor cantidad de dinero. Le temblaba el cuerpo –"¡maldito hijo de puta! Alguien ayúdeme a superar esta pesadilla" – se repetía mentalmente el azabache.
Su hermano Itachi, desde que tenía uso de razón, el cual sino se le olvidaba era a la edad de 14 años, lo han utilizado para lo mismo, ¡maldito infierno! El pobre de su hermano había sufrido desde la edad temprana. ¡Apenas era un niño!, ¡Apenas estaba creciendo! Realmente fue un idiota si de verdad creía que con él iba a ser diferente, su padre era un cabrón de primera.
Aun recordaba que los gritos de su madre, siendo forzada a tener sexo no solo con uno sino tal vez, varios hombres a la vez, para según su padre tener más ingresos si hasta su propia familia trabajaba en su negocio nocturno clandestino. Eso aun le desgarraba los tímpanos y el corazón con sólo recordarlo.
Eso era claro obra de su padre sólo era para ayudar a mantener en alto sus malditos negocios y el desgraciado orgullo de tener una linda esposa aristocrática y unos hijos prodigios, y claro como todo hombre de negocios metía a servidumbre y gente dispuesta a hacer lo que fuera con tal de tener comida y un techo para vivir, formando un burdel de alto prestigio para los altos ejecutivos dispuestos a pagar por uno que otro servicio, ya que la ventaja de tal lugar era que podrían satisfacer ambos géneros y, por supuesto, tal burdel no existe ante la prensa para mantener una gran empresa fuera de los escándalos y para dar la cara de ser el dueño de corporación Uchiha y su familia, quien era una de las grandes familias que dominaban el país y también a reconocimiento mundial.
Su padre, Uchiha Fugaku, quería mantener apariencias y llegó, no solo convertir a su propia esposa en una prostituta en secreto, sino que cuando se entero que ésta estaba embarazada por tercera vez la obligo a practicarse un aborto, en una clínica barata para que los medios de comunicación no se enteraran de que; Mikoto Uchiha había perdido un hijo bastardo a causa de uno de sus clientes, y pocas horas de haber hecho el aborto, la madre de Sasuke moría desangrada, dejándolo con una pena enorme, ya que él desde niño era muy encariñado a esta.
Ahora lo único que se le ocurrió a Itachi fue que huyera, que el trataría por todos los medio posibles evitar que lo encontrara.
"- Quiero que te vayas, mientras puedas, escóndete por que si padre te encuentra vivirás la vida que yo he llevado" –. Y sin poder reprochar, su hermano mayor lo metió a la fuerza en un taxi, y le dijo al conductor que lo dejara al otro lado de la ciudad.
Sasuke se encontraba vagando por las calles con un porro de marihuana en la mano, dando una calada profunda, mientras sentía que las gotas gruesas de lluvia le querían perforar el cuerpo, como si quisieran romper su alma. Él debía decir que no tenía la menor idea de cómo hacer que de ahora en adelante para poder llevar una "vida normal".
No conocía a nadie de ese lugar, se sentía enfermo y cansado de cómo lo ha tratado la vida. Aun fumando la yerba, con la mente ya un tanto confundida, se dio cuenta de que dicho lugar horrible y asqueroso, lleno de vidas en desgracia, fue remplazado por una calle que jamás en su vida había visto y que tenia edificios lujosos con una amplia calle que estaba vacía. No se había dado cuenta de cómo llego ahí y no sabía cómo regresar a su departamento.
Ya eran más de media noche, no había ningún alma -"todos están en sus casas calientes y bien dormidos, malditos bastardos"- pensó en que, aunque no lo admitiera le tenía envidia, a las personas que a pesar de sus "problemas" Vivian felices, sin grandes preocupaciones, él quería una vida normal.
Siguió caminando, para ver si tan siquiera podía conseguir un lugar donde dormir, pero un paso en falso, lo hizo tropezar con un objeto que no supo que era , cayó al piso y sinceramente no quería levantarse; se sentía muy cansado como para hacer ese mínimo esfuerzo – Estoy jodido – dijo entre un suspiro casi inaudible y cerró los ojos mientras sentía que su cuerpo se relajaba. Colocó su antebrazo en sus ojos y los cerró, dejando que la lluvia lo siguiera mojando; para que en su en vano esfuerzo tratara de penetrar su piel –…No puedo controlarme… - siguió cantando mientras que su cuerpo se adormecía.
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Hyuuga Hinata era una estudiante tranquila que, en los malos golpes de la vida, sufrió demasiado en su propia casa, obligándose a escapar junto con su hermana, hacia las afueras de la ciudad para comenzar una nueva vida junta.
Con unos 18 años de vida casi 19, trataba cursar la universidad con las mejores calificaciones que podía para poder enorgullecer a su primo Hyuuga Neji. Tiempo después de que ambas chicas se escaparan de la casa de su padre, su primo se enteró, las llevó a Inglaterra consigo por un tiempo y les rentó un departamento para las dos, ya que él por cuestiones de trabajo estaba en otra ciudad.
Aunque fuera a distancia se mantenían comunicados y por petición de Neji decidieron enviar a Hyuuga Hanabi, la hermana menor de Hinata, a la ciudad de su primo en donde se encontraba trabajando para poder apoyar a la más pequeña de las Hyuga a seguir con sus estudios.
Hyuuga Neji era el único pariente más cercano a sus pequeñas primas que, a pesar de trabajar en la gran ciudad de Tokyo, tener un linda novia ahí, el amor fraternal que sentía hacia éstas aun los unían en un lazo tan grande que las apoyaría incondicionalmente en los que ellas se propongan.
Él sabía a la perfección todo lo que ellas habían soportado en la casa de su tío, Hyuuga Hiashi, el dueño de Corporación Hyuga, una empresa especializada en textiles.
Hinata por ahora está estudiando cuarto semestre de la universidad, ella quería estudiar medicina igual que su primo que ahora era un gran medico en la ciudad de Tokyo y eso a ella le enorgullecía enormemente. Estudiaba en la Universidad de Konoha, una pequeña ciudad tranquila, sencilla, sin nada relevante, y por las tardes tomaba cursos de enfermería junto con su mejor amigo Gaara y sus amigos Uzumaki Naruto y Haruno Sakura.
Gaara era un amigo que venía de otra ciudad junto con sus hermanos mayores, Temari y Kankuro. Naruto vivía solo pues él, desde pequeño perdió a sus padres de un accidente desconocido hasta el momento y tenía una linda novia llamada Sakura. La chica, tenía un cabello singular color rosa y ojos jade, los cuales eran los favoritos de su novio, con los que él decía, que podía quedarse viendo el tiempo suficiente para quedar hechizado como un idiota.
Los cuatro amigos estudiaban en el mismo salón y los cuatro quieren estudiar medicina por diferentes razones, lamentablemente los cursos de enfermería empezaban alrededor de las diez de la noche y salían demasiado tarde, lo único que agradecían es que el horario del instituto decía que la entrada a este era hasta las ocho de la mañana y así podían descansar sin descuidar sus estudios.
Hinata y Gaara caminaban hasta el departamento de esta, ya que él como todo un caballero se ofrecía en acompañar a su amiga. Después de todo era una dama. Él revisó su reloj, dándose cuenta que eran alrededor de las 12:10 de la noche y se estaban aproximando al hogar de esta.
-Gaara, ¿no te sientes cansado?
-¿Por qué lo preguntas?- contesto a la pregunta de su amiga
-Luces ausente… - dijo Hinata con timidez
-Sí, creo que es por la rutina, digo no es fácil estudiar toda la mañana y estar en los cursos. – expreso con cansancio en la voz.
-Bueno, pues como me dijo Neji, para poder ser un gran medico se hacen grandes sacrificios, ¿ne? – Hinata le dedicó una sonrisa a su amigo pelirrojo y éste se lo devolvió.
Después de la pequeña charla guardaron silencio. Ambos tenían un paraguas para refugiarse de la estrepitosa lluvia. Gaara era el único que sabía de la verdadera situación de Hinata con su familia, ya que ellos eran amigos desde la infancia y tenían un gran cariño fraternal.
Cuando llegaron en la calle de la peliazul, a lo lejos pudieron divisar una figura que estaba en la mitad de la calle.
-Gaara, ¡mira! – dijo Hinata un tanto alarmada. Jaló del brazo del pelirrojo y ante este acto, ambos soltaron sus paraguas exponiendo sus cuerpos al agua fría que caía del cielo - ¿Se encontrara bien?
-No, tiene lastimado los pies y huele un poco a alcohol. – Explicó. – ¿Tenemos que llevarlo?, digo, esta borracho.
-Tenemos que ayudarlo, es parte de la ética de un medico ayudar a los demás. – Reprendió la peliazul, mientras sostenía del brazo del extraño y lo colocaba en el cuello para poder cargar con su peso. – ¡Ayúdame!, no te quedes parado.
-Ya voy. – Le hizo caso y trataron de cargarlo hacia lo más cercano que podían. – Hinata, ¿Adónde lo vamos a poner?, no sabemos quién es
- Por ahora no nos queda de otra, creo que lo más razonable es llevarlo a mi casa, después veremos que haremos con él-…
-¡Estás loca! ¡Es un hombre, no dejare que lo hagas! – le grito Gaara, ya que la lluvia estaba demasiado fuerte y hacia demasiado ruido.
-¡Ahora no estamos para eso! – le dijo mientras caminaban en dirección a la casa de la peliazul.
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La Hyuuga, aun con el brazo y el peso del cuerpo del extraño, rebuscó en su pequeña bolsa de mano y sacó las llaves de su apartamento para tratar de abrir la puerta. Cuando al fin logró hacerlo, pusieron su cuerpo inerte en el pequeño y único sofá y lo ayudaron a recostarlo.
-Hinata, ¿tienes ropas lo suficientemente grandes? – Cuestionó Gaara. – Sino le quitamos las húmedas le podría dar una pulmonía.
-Etto… creo que tengo de mi nii-san en el cuarto de Hanabi… - diciendo esto, salió a buscar las ropas a la habitación. Mientras tanto, Gaara sin pena ni pudor, le quitó las ropas húmedas, dejándolo en ropa interior. Cuando Hinata llegó y vio al hombre inconsciente en su semi-desnudez, enrojeció hasta las orejas y por inercia o casualidad, al momento de cubrir sus ojos y darse media vuelta, le arrojó con violencia las ropas secas a la cabeza del pelirrojo. Gaara por su parte, al darse cuenta de que su amiga había regresado, volteó su rostro y la ropa le cayó en plena cara.
-¿Cómo pretendes ser médico si te sonrojas tan fácilmente? – le preguntó con una clara mueca de burla.
-Por-por eso v-voy a ha-hacer pediatra… ¡apúrate! – lo apresuró porque a pesar de que quería ser médico, tenia vergüenza, ya que en su vida había visto a un hombre tal cual, ni siquiera a Neji.
-Ya damisela… ¿tienes tus instrumentos en tu botiquín?, hay que verificar si tiene fiebre o algo más. – preguntó y la peliazul le dio lo que pidió.
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Gaara lo revisó y sólo se dio cuenta que tenía una pequeña fiebre, de la cual, no había mucho de qué preocuparse y sólo era tratar de mantenerlo caliente con las sabanas que le había sobrepuesto la Hyuuga y lo que ocasionaba que estaba inconsciente, era que esta borracho y dormido. Gaara no le dio importancia, le dijo a Hinata que si se lograra despertar, le llamaba y luego hablarían con él. Se despidió y se dispuso a retirarse a su propia casa alrededor de las dos de la madrugada.
Hinata se dispuso a hacer lo mismo, entró a su habitación, se coloco un camisón y se dispuso a dormir, mañana se levantaría muy temprano y verificaría la salud del hombre, que por ahora sabia que se llamaba Uchiha Sasuke, ya que cuando Gaara lo revisaba se dispuso a buscar entre sus pocas pertenencias y encontró una identificación de estudiante que tenía 19 años y que estudiaba en una escuela privada al otro lado de la ciudad.
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Hinata despertó de golpe alrededor de las cinco de la madrugada al sentir que algo, entre sueños, le hacia una fuerte presión en el brazo ya la jalaba hacia sí.
Abrió abruptamente los ojos para ver unos completamente opuestos a los suyos, llenos de furia y un gran vacío…
-¡Dime quién demonios eres tú!
…¿Qué puedes ver en mi lado oscuro?...
…Alguien ayúdeme a domar a este animal en que me he convertido…
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FIN CHAPTER 1.
Capítulo editado el 2/10/2012.