Konnichiwa!

Desde hace mucho que no nos leemos ¿no es así? Gomene por eso u.ú y es que mi desconsiderada musa inspiradora me ha abandonado la muy desgraciada TwT

Al igual que con mi otro fic me obligué a mi misma y a mi cerebro el seguir esta historia ya que ya era mucho el tiempo en pausa.

Les cuento que este es el último capitulo (por fin!)

Las(os) dejo con la lectura y nos leemos más abajo.

:::///*Cindy Elric*\\\:::


Cumpleaños

La sacerdotisa alzó su vista fijándola en el cielo, estaba oscuro, tenebroso, profundo… podía sentir la humedad en el aire lo que evidenciaba la pronta llegada de la lluvia y esas nubes amenazadoras confirmaban esa predicción… le sonrió al frio que la envolvía, agradeciendo el poder sentirlo, el estar viva… le daba tanto miedo dormir que por eso abandonó la cueva que la resguardaba, no quería cerrar los ojos, no quería encontrarse con esa misma oscuridad que la rodeó cuando perdió el aliento, no, no quería regresar a ese lugar…

Una pequeña gota cayó en su mejilla, delineando la herida que evidenciaba lo antes acontecido, mezclándose con el residuo de sangre que quedaba en la piel… levantó su mano derecha, examinando el corte en ella, ya no sangraba pero aun se mantenía ahí, como todos los demás cortes, marcándola, obligándola a recordar que su vida ya se había extinguido una vez…

-¿Qué haces?

El youkay la vio salir de la cueva, en silencio, sin despertar a la niña ni a su sirviente, pensó que escapaba, que se marchaba para regresar al lado de ese híbrido pero su inmovilidad lo hizo darse cuenta de su error, encontrándola a metros de la cueva, con la mirada fija en una de sus manos, recibiendo las pequeñas gotas que empezaban a caer.

-Nada Sesshoumaru…

-¿No piensas regresar con ese híbrido?

-¿Por qué? ¿Te molesto acaso?

El youkay frunció el ceño, la sacerdotisa afirmó su mirada, habían muchas razones por las cuales podrían odiarse entre si, demasiadas como para ignorarlas, pero también, en algún lugar de su interior habían otras que se los impedían, que no les permitían alejarse de esa presencia que insistía en desafiarlos… provocarlos…

-Eres libre.

-Lo se.

-Puedes hacer lo que quieras.

-También lo se Sesshoumaru.

-Entonces ¿Por qué sigues aquí?

-¿Por qué me salvaste?

-¿Por qué quieres saberlo?

-No tenias porque hacerlo, nada te obligaba, ya estaba muerta… nada te forzaba a revertirlo…

-Tu muerte fue por mi culpa.

-¿Y eso en qué te afecta? ¿Qué te importaba el que muriera por tu culpa si antes no fuiste capaz de evitarlo?

-Nunca daría mi vida por salvarte.

-No me refiero a eso, estoy hablando de cuando tan sólo debías responder… –Extiende su brazo mostrándole la palma de su mano derecha- ¡Mira Sesshoumaru! ¡Esta herida es la consecuencia de tu cobardía!

El demonio vio lo que le indicaban, esa cicatriz que tardaría tiempo en desaparecer… paseó sus ojos por el cuerpo de la mujer, notando cada una de las heridas ya limpias pero aun presentes en su piel, eran diez en total, diez mentiras que debieron ser pagadas con su sangre… sangre que ahora sólo se mantenía presente en su ropa.

-Pero eso ya no importa… las mentiras ya fueron dichas y las heridas provocadas, no gano nada con reprochártelo, no si en verdad no te interesa oírlo…

Bajó su mano, llevándola a su pecho y empuñándola en él, como reteniendo en ella las palabras, el dolor que en realidad sentía al ver todas esas cicatrices en su piel, no era la dolencia física la que molestaba, no, era ese insistente terror a que se repitiera, a que perdiera otra vez su vida y cayera en esa terrible oscuridad, sin tener un nombre al cual llamar, dándose cuenta de que el hanyou en ese momento se había convertido en un recuerdo lejano, por todo lo antes dicho por los guardianes de la cueva, por haberla remplazado tan fácilmente… pero no lo culpaba, no podía hacerlo, todos habían sido engañados, todos sus amigos, todas las personas a las que tanto quería, las que creyó jamás caerían en el juego de esa impostora y las únicas que en realidad creyeron su farsa, no, no podía sentir rencor por ellos, era imposible, aun los quería demasiado, tanto que eso también hería su corazón, uniéndose a todo lo demás, haciendo que la grieta en su interior solamente fuera más profunda…

-¿Sólo eso dirás?

-¿Qué más quieres que diga Sesshoumaru?

-Si regresarás junto al híbrido.

-No, no lo haré…

-¿Por qué?

-Porque si lo hago sólo profundizaré este dolor, al hacerles ver su error, a dejar a esa mujer sin propósito por el cual vivir…

-¿Te importa lo que ocurra con esa mujer? –frunció el ceño, eso era absurdo, estúpido, la sacerdotisa no podía estar preocupada por quien la remplazó, por quien le había arrebatado su vida.

-No quiero ser la responsable de que vuelva a quedar sola.

-¿Entiendes lo que dices? Estás aceptando que tome tu vida, a tus estúpidos amigos, a ese inútil de Inuyasha.

-Ya no importa… en el momento que ella apareció, que ellos la aceptaron los perdí, los guardianes de la cueva tenían razón, si en verdad ellos me necesitaran, si yo realmente fuera el enlace que los une nunca hubieran creído su actuación, como Rin y Jaken… como tú Sesshoumaru…

-Entonces ¿Qué piensas hacer?

-No lo se, no tengo a donde ir… quizás regrese a mi casa, a mi época, sin volver a tocar este mundo nunca más…

Kagome sonrió bajando la mirada, tenía un lugar al cual escapar, en donde podría esconderse de todo lo que en ese mundo podría herirla… pero, ¿eso estaba bien? ¿Huir de esa manera? ¿Renunciar tan fácil a todo lo que había aprendido a querer?

-¿Qué opinas? ¿Crees que es una buena idea?

-No.

-¿Por qué?

-Huir es de patéticos…

-¿Y acaso yo no lo soy?

-Creí que no.

Esa respuesta la sorprendió, haciéndola alzar la vista para encontrarse con la natural seriedad del youkay, esa expresión tan fría no era afín con esas palabras…

-¿Por qué dices eso?

-Sólo es la verdad.

-¿Ahora estás siendo sincero? ¿Ahora que no hay consecuencias?

-Ahora que nada me obliga.

-Esto es un juego para ti ¿no es así? ¿Acaso disfrutas esto?

-No.

-Entonces ¿Por qué demonios lo haces? ¿Por qué pudiste descubrir a la impostora? ¿Por qué entraste a esa cueva? ¿Por qué tuviste que ser tú quien me devolviera mi vida?

La lluvia comenzó a tomar fuerzas, empapando lentamente a esas dos sombras bajo ella, la sacerdotisa desvió la mirada de la del youkay, no queriendo verlo al preguntar lo que seguía… no queriendo oír en realidad la respuesta…

-¿Por qué tuviste que ser tú y no Inuyasha?

La miró en silencio, notando que esos ojos no querían mirarlo, que las gotas de lluvia remplazaban perfectamente a las lágrimas que aun no eran derramadas…

-Porque es un inútil, nunca podría haberlo hecho.

-Quizás y tengas razón… -sonríe cabizbaja- tal vez mi única opción posible eras tú…

-¿Qué harás? ¿Lo buscarás?

-Ya dije que no.

-Entonces ¿Huirás a tu época?

-No lo se… pero Sesshoumaru, ¿Por qué tanto interés?

-Quiero saber.

-¿Por qué?

-Porque hay algo que quiero comprobar…

Respondió al mismo tiempo que alzaba su vista, recibiendo el agua en su rostro, casi limpiando el orgullo en su interior, él había tomado una decisión una vez que vio el cuerpo sin vida de la mujer, se prometió a si mismo que jamás volvería a cometer el mismo error, dejarla morir frente a sus ojos, permitir que su sangre fuera derramada por su culpa… no, desde el momento que ella regresara a la vida, esa vida que él le había devuelto sería su responsabilidad, como la de su sirviente, como la de esa niña que aun dormía en la cueva…

-…quiero saber si en verdad quieres regresar con ese sujeto…

Él era quien elegía su grupo, conformándolo sin verdadero interés al inicio pero descubriendo en el camino y con el tiempo que podía acostumbrarse a él, al bullicio, a las quejas, a ser seguido incondicionalmente por existencias ajenas a él…

-…si quieres huir a tu época…

Él seguía siendo un gran y poderoso youkay, aun odiaba a los humanos, aun estaba sediento de poder, esas cosas nunca podrían cambiar, él no se convertiría jamás en alguien patético, primero muerto antes de ser reconocido como alguien amable o bondadoso, pero había algo que aceptar, el hecho de que podían existir vidas que fueran importantes para él… que ese molesto sirviente y esa ruidosa niña lo eran… que esa insolente mujer podría llegarlo a ser…

-…o si prefieres hacer realidad el estúpido deseo de esa niña.

La sacerdotisa ahora si lo miró, sin entender de buenas a primeras esas palabras, sintiéndose desconectada un poco del hilo de la conversación… ¿el deseo de Rin? Ella conocía su deseo, no en vano le había dicho a la niña días atrás que era algo imposible de cumplir, pero ahora… en ese momento ya no existían las razones por las cuales se había negado antes, ya nada la ataba, no tenía ningún lazo al cual regresar, entonces ¿podría cumplirlo? ¿Quería cumplirlo?

-Sesshoumaru, ¿acaso aceptarías el que lo haga?

-Si.

-¿Aunque eso signifique el viajar con ustedes?

-Si.

-¿Por qué?

-¿Aun preguntas?

-¡Pues claro que si!

-¿No escuchaste el absurdo interrogatorio en la cueva?

-Lamento decirlo pero no pude escucharlo todo, en un momento estaba más concentrada en no morir desangrada que en tus malditas mentiras.

-Mujer estúpida.

-Demonio desagradable –se cruza de brazos- además, hasta donde pude escuchar tú no tenías ningún interés en mí, además dijiste que no te importaba que el deseo de Rin se cumpliera y recuerdo que no mentiste porque fue unas de las pocas veces que no me hirieron por tu culpa.

-Humana insolente responde, ¿quieres cumplir ese deseo?

-¿Quieres que lo cumpla?

-Es tu decisión.

-¿Te gustaría que viajara a tu lado?

-Tu presencia me es indiferente.

-Que manera más linda para decirlo –arque una ceja- muy propio del gran Sesshoumaru ¿no?

-Responde de una vez.

-Sólo si lo pides, si me lo pides como se debe cumpliré el deseo de Rin –sonríe de lado.

-No tengo porque hacerlo –frunce el ceño.

-No tengo porque cumplirlo.

-No tienes nada más que hacer.

-Puedo ignorarte.

-Sé que quieres cumplirlo.

-Y yo sé que quieres que lo haga, sólo falta que lo pidas bien –se voltea- no cambiaré de parecer Sesshoumaru, aunque me duela dejar a Rin, no cumpliré su deseo si tú no eres capaz de pedirlo.

El youkay frunció aun más el ceño contra esa espalda, odiando a esa mujer, odiándose a si mismo al querer ceder, pero… ¿Qué más podría perder? El orgullo y la dignidad de demonio desde hace horas que ya habían sido heridos, remplazado por otra sensación en su interior, una molesta y desagradable sensación…

-Cumple ese estúpido deseo, quédate con nosotros.

Fue una petición seca, sin emoción, pero cuanto le había costado el pronunciarla, tanto que tuvo que morderse el labio inferior para castigar esas palabras, esas malditas y sinceras palabras.

-¿Y el "por favor"?

La sacerdotisa se volteó para encontrarse con un youkay furioso por la última pregunta, bueno… le daría crédito por el simple hecho de intentarlo aunque fuera de esa manera tan poco amable…

-Es una broma, no te enfades, esta bien Sesshoumaru cumpliré el deseo de Rin… después de todo no tengo nada que me ate esta vez…

La sonrisa desafiante fue borrada, remplazada por otra triste y apagada, le hacia gracia el lograr que Sesshoumaru pidiera su compañía pero seguía doliendo la razón por la que había aceptado, porque no tenia a donde más regresar… porque no tenia a nadie esperando por ella…

La lluvia seguía cayendo copiosa y por primera vez notó lo mojada que estaba, tocando su ropa empapada, su cabello que tardaría en secarse… detuvo sus ojos en él, preguntándose si la impostora lo tendría tan suave como ella, si lo empezaría a cuidar tanto como ella lo hacía… lo odió tanto, a su cabello y a su ropa, esas cosas que la diferenciaban de los demás, eso que sólo le pertenecía a ella también le fue quitado…

-Sesshoumaru… ¿me prestarías tu espada?

-No.

-¿Acaso no confías en mi?

Miró a la mujer desconfiando en su petición y en su repentina tristeza, ella estaba sujetando un mechón de su cabello mientras lo miraba con ojos profundamente heridos, extendiendo su otra mano hacia él, esperando con genuina esperanza que le cediera lo que le había pedido… dudó unos segundos y luego presionó con su mano el mango de su espada, pensando unos segundos más antes de desenfundarla y extendérsela a la mujer, entregándole a Tenseiga ya que con ella no podría inferir ningún daño si eso era lo que buscaba.

Kagome amplió su sonrisa al ver que la espada le había sido entregada, agradeciéndolo en silencio y despidiéndose de eso que ya no quería tener… de un solo movimiento se deshizo del largo de su cabello, sin notar la sorpresa del demonio frente a ella, simplemente fijando sus ojos en el cabello muerto en su mano, soltándolo para que cayera a sus pies, mezclándose con el agua y el barro, dejando atrás esa imagen que había sido remplazada, después, cuando tuviera oportunidad haría lo mismo con su ropa, no quería sentirse ella como la copia de la impostora, no, ella seguiría siendo Kagome Higurashi pero bajo sus propios términos, con otro aspecto, otro objetivo, otro tipo de vida…

-Muchas gracias.

La vio devolverle la espada y sonreírle tranquila, ahora derramando esas lágrimas que tardaron tanto en ser liberadas, despidiéndose de su anterior vida… por alguna extraña razón creyó que la imagen frente a él era hermosa, verla ya sin culpa, sin rencor, sin esa maldita tristeza por lo que dejaba atrás lo tranquilizaba a él también, haciéndolo creer que en realidad ella podría volverse parte importante de su grupo… volverse importante para él…

-Buenos días…

La niña saludó desde la cueva refregándose sus ojos, un poco soñolienta pero preocupada por ver al señor Sesshoumaru y a la señorita Kagome mojándose en la lluvia.

-Buenos días Rin, ¿Cómo dormiste? –se acercó a la cueva, sonriéndole a la niña y notando que el pequeño demonio también estaba despertando.

-¿Señorita Kagome?

La niña miró un tanto sorprendida y otro poco preocupada a la chica por su cabello, viendo que el demonio a su lado compartía su sorpresa.

-¿Qué ocurre?

-¿Qué pasó con su pelo?

-Ah, ¿esto? Decidí cambiar de apariencia, ¿les gusta? –toca las puntas de su cabello más corto.

-Si, se ve muy linda –le sonríe- ¿Qué dice usted señor Jaken?

-No me interesan esas cosas –se cruza de brazos y les hace un desprecio.

-Les tengo una noticia a los dos, bueno, mejor dicho Sesshoumaru les tiene una noticia, ¿no Sesshoumaru? –se volteó para ver al youkay que entraba a la cueva tras ella.

-¿Una noticia?

-¿Qué sucede amito?

-No lo diré –frunce el ceño y mira a la mujer, no tenía ninguna intención de caer en su juego ni aceptar lo que hace minutos había permitido.

-¿Por qué no? Eres un amargado –sonríe por el enfado del demonio y luego mira a quienes esperaban la noticia- bueno, Sesshoumaru me pidió amablemente que me quede con ustedes.

-¡¿En serio?!

La niña sonrió ampliamente y Jaken casi se desmayó por la sorpresa, en especial la parte de que su amo le había "pedido amablemente".

-Si, así que haré tu deseo realidad Rin, estaré contigo hasta que la paciencia de Sesshoumaru y mía lo permita…

-¡Que bien! ¡Estoy tan feliz! ¡Yo sabía que usted y el señor Sesshoumaru podrían enamorarse!

Ese comentario encendió las mejillas de la chica y logró desencajar por completo la mandíbula de Jaken, en verdad la niña estaba convencida de que esa era la razón por la que iban a cumplir su deseo.

-R-Rin no mal entiendas… n-nosotros no estamos enamorados ni nada por el estilo…

-Pero entonces ¿Por qué…?

-Me voy a quedar con ustedes porque no voy a regresar con Inuyasha y no tengo donde más ir… solo por eso Rin…

-¿Sólo eso? –La miró un tanto decepcionada, en verdad había esperado que fuera esa la razón, además el mismo señor Sesshoumaru había dicho…- pero señor Sesshoumaru, ¿usted no dijo que…?

-No dije nada –frunce el ceño.

-¿Eh? ¿De qué hablan? –los miró confundida.

-Es que el señor Sesshoumaru había dicho…

-Silencio –mandó alzando aun más la voz asustando a la niña y a su sirviente, era un milagro que la estúpida respuesta se mantuviera en secreto y no dejaría que nadie lo expusiera, no, no quería recordar aquello y mucho menos que esa mujer se enterara…

-¿Por qué la regañas Sesshoumaru? –Cuestionó enfadada la sacerdotisa, viendo como la niña bajaba la cabeza apenada por algo- Rin dime ¿de qué estabas hablando?

-De nada señorita Kagome… me confundí… -respondió sonriéndole, no quería que el youkay se enfadara con ella además ese era un día demasiado feliz como para preocuparse de esas cosas.

Kagome los miró desconfiada, era evidente que ocultaban algo pero entendía que era inútil insistir en ello (por lo menos en esos momentos), así que se limitó a suspirar pesadamente, si en verdad esperaba quedarse en ese lugar debía empezar a acostumbrarse a la personalidad nada fácil del youkay.

-Ahora que lo recuerdo, ya es tu cumpleaños ¿no Rin?

-¡Si! –asintió con energías, por fin había llegado el día que tanto esperaba.

-¡Muy feliz cumpleaños Rin! –se agachó para abrazar con fuerzas a la niña, sintiendo como ella le correspondía aun con más emoción- lo siento pero no te tengo ningún regalo…

-No se preocupe señorita Kagome, usted es todo lo que había deseado… -cerró sus ojos sintiendo el cariñoso contacto, estaba más que feliz, su deseo… su único deseo de cumpleaños se había hecho realidad, tenía una madre que la cuidaría, que viajaría junto a ella, el señor Jaken y el señor Sesshoumaru, todos juntos, como una verdadera familia…

-¿Acaso no piensan decir nada Sesshoumaru, Jaken? Por lo menos feliciten a Rin –dijo mirando a los interrogados, el más pequeño suspiró pesadamente mientras que el youkay de larga cabellera simplemente le hizo un desprecio- son unos desconsiderados, Rin siempre se preocupa por ustedes y no son capaces de siquiera felicitarla.

-Mujer escandalosa…

-¿Qué dijiste Jaken? –arquea una ceja fingiendo no haber escuchado.

-Feliz cumpleaños niña ruidosa –se corrigió ante el enfado de la mujer, por lo que había visto no era recomendable empezar una discusión con ella.

-Muchas gracias señor Jaken –le sonrió.

-¿Qué dices tú Sesshoumaru? –Se levanta- ¿no la felicitarás?

-Esas son tonterías.

-Ah claro, un youkay tan poderoso como tú nunca se rebajaría a mostrar una pizca de afecto a una pequeña ¿no? Aunque ella sea la única persona en el mundo que te quiera por como eres… -pone sus manos en su cintura frunciendo el ceño.

-No importa señorita Kagome, con que esté aquí con nosotros soy feliz…

-Rin no seas condescendiente, hoy es tu día especial y Sesshoumaru debe tener la decencia de por lo menos saludarte –alza la vista fijándola en el rostro nuevamente enfadado del youkay- ¿y por qué te enojas? Rin debería ser la enfadada, en verdad eres imposible.

-Eres molesta.

-Y tú un desagradable.

-Nada me obliga a hacerlo.

-Yo lo hago.

-No eres nadie para obligarme.

-Señorita Kagome… señor Sesshoumaru no peleen… -los mira preocupada.

-Ni lo intentes niña, pierdes tu tiempo –le recomendó el pequeño youkay que se sentaba a un costado mirando la discusión.

-No debería ni tener que hacerlo, es algo de sentido común saludar a alguien en su cumpleaños sobre todo si esa persona es importante para ti.

-Esas son tonterías –frunce el ceño.

-No lo son, el que tú seas un amargado es diferente, de seguro si fuera tu cumpleaños Rin te felicitaría ¿Qué te cuesta hacerlo? Es sólo una oración, dos palabras… "Feliz cumpleaños" mira que fácil, ¿o acaso eres estúpido y no puedes memorizarlo? –sonríe de lado.

-Tú eres la estúpida, no pienso caer en tu juego –le da la espalda- ya bastante tengo con aceptar tu presencia.

-¿Disculpa? Si mal no recuerdo el que me pidió quedarme fuiste tú, yo ni siquiera había pensado en viajar a tu lado.

-Pudiste negarte.

-Después de que me lo pediste tan amable ¿Cómo podría hacerlo? –amplió su sonrisa al verlo voltear a mirarla más enfadado.

-No fui amable.

-¿No? Si hasta me dijiste "por favor" –retuvo una carcajada al sentir la exclamación de sorpresa por parte de Jaken y Rin.

-No lo dije –frunció aun más el ceño.

-Me dijiste, "por favor, quédate con nosotros, no vuelvas con Inuyasha… te necesito…" –tuvo que tapar su boca para no echarse a reír, en verdad ver el rostro casi deformado por la sorpresa de Jaken y el creciente enfado de Sesshoumaru le hacia mucha gracia.

-Jamás diría algo así.

-¿Entonces es mentira? ¿No me necesitas? –se acerca lentamente al youkay- ¿No me quieres contigo?

-No.

-¿Está bien si regreso junto a Inuyasha? ¿Si me alejo de ti para siempre? –Se detiene al quedar a un brazo de distancia del demonio- ¿Quieres que me marche Sesshoumaru?

-Lárgate –frunció el ceño al predecir el juego de la mujer, él nunca lo aceptaría, no frente a su sirviente y a la niña, no si eso significaba la victoria de esa mujer.

Rin se mantuvo atenta, esa ultima exclamación del youkay la hizo temer pero la insistente sonrisa en la joven la tranquilizaba, era cierto lo que el señor Jaken le había dicho, no ganaba nada interponiéndose en la discusión, era inútil, una vez ellos empezaban a pelear parecía que nadie más existía… ojala y eso no terminara mal…

-Si eso es lo que en verdad quieres pues me largaré –pasa por el lado del youkay acercándose a la entrada- me pregunto si Inuyasha y los muchachos estarán muy lejos…

Sesshoumaru frunció aun más el ceño al escuchar a la mujer mientras la veía salir nuevamente a la lluvia, eso era absurdo, sabia muy bien que ella no regresaría junto a ellos, que sólo lo hacia para hacerlo ceder a su estúpida petición, para que la siguiera… para que no la dejara ir… la vio alejarse varios pasos de la cueva al mismo tiempo que sintió un débil puchero en la niña, en verdad parecía que esa humana se marchaba, que los dejaba atrás ¿Qué era lo que quería demostrar? ¿En verdad sería capaz de regresar junto al híbrido con tal de hacerlo enfadar? Que ni lo piense… no se lo permitirá, él ya lo había dicho, ella le pertenece, su vida, su existencia se la debe a él…

El youkay salió de la cueva una vez perdió de vista a la sacerdotisa, sin encontrarla, sin poder sentir su aroma por la insistente lluvia a su alrededor, parecía que el agua entorpecía sus sentidos, ni siquiera una vez afuera podía sentir el aroma de su sirviente o de la niña…

-Te tardaste.

Esa voz lo alertó, viendo una silueta inmóvil que parecía esconderse tras un árbol, frunció el ceño al mismo tiempo que se acercaba encontrándose con la razón de su actual enfado, esa mujer era exasperante, lo molestaba, lo desquiciaba más que cualquier cosa.

-Humana… ¿Qué piensas que haces?

-Nada, sólo quería comprobar algo –respondió alzando la vista para observar a quien ahora estaba frente a ella, mirándola con esa frialdad de costumbre, con el enfado que siempre parecía tener.

-¿Qué cosa?

-Si en verdad me quieres contigo, que no fue sólo por el hecho de sentirte culpable.

-Yo no siento culpa.

-Lo se –sonríe- no tienes por qué decirlo, pero de todas formas quería comprobarlo…

-Mujer estúpida.

-Estúpida e insegura… pero no puedes culparme ¿no? Ya fui remplazada una vez, otra… otra no podría soportarla… -baja la mirada.

-¿Crees que serás remplazada?

-¿Acaso no podría? Tú… Rin y Jaken podrían encontrar a alguien mejor, más fuerte, más apta para su grupo…

-Yo escojo quien viaja conmigo –frunce el ceño- y si acepto que tú lo hagas nadie puede cambiarlo.

Kagome levantó la vista por esas palabras, ese youkay… ese youkay ¿Cómo podía mirarla tan fríamente al decir esas cosas? ¿Cómo podía ser tan malditamente dulce sin siquiera buscarlo? Porque era seguro que él no quería parecerlo, que no buscaba acelerar su corazón con esas palabras, que no quería ponerla nerviosa, sonrojarla, hacerla creer que no era un demonio sin alma… que no quería verse descubierto sintiendo…

-Eres un estúpido –sonríe y baja la mirada- gracias…

-No agradezcas –le hace un desprecio.

-Sesshoumaru, la última pregunta… la última pregunta dicha por esa presencia pude escucharla, pero la respuesta no… ¿podrías decirme que respondiste? –alza una vez más la vista buscando los ojos del youkay, impidiéndole mantener el desprecio, obligándolo a mirarla- ¿podrías llegar a quererme?

Sesshoumaru frunció el ceño, después de todo y con lo débil que estaba esa mujer puso atención a la última pregunta y ahora le estaba pidiendo la respuesta… podría mentirle ¿no? Decirle que respondió que "no" y que no mentía ya que no fue muerta por mano de esa presencia… si, eso seria fácil, mentir, engañar a esa mujer que le impedía desviar la mirada, atrapándolo en ese marrón, ese color que estaba lejos de ser algo extraordinario, un color normal, un color que había visto muchas veces en otros ojos humanos, pero algo era diferente, ese brillo en su interior, ese intenso brillo que parecía aun más hermoso cuando lo miraba a él… sólo a él…

-¿Podrías amarme?

¿Por qué quería saberlo?

¿Qué la empujaba a repetir esa pregunta inconclusa en su memoria?

Kagome afirmó su mirada…

Sesshoumaru frunció aun más su ceño…

Mentira o verdad ¿Cuál sería la opción a elegir?

-¿Por qué te importa?

-¿Cómo no podría importarme?

-¿Qué pasa si digo que no? Que mi respuesta fue negativa y no mentí, ¿eso cambiaría algo?

-Quizás… -desvía la mirada- quizás necesite oír eso para prevenir un desastre…

-¿Desastre? –arqueó una ceja ante esa palabra, en algún punto perdió el hilo de la conversación- ¿Qué tipo de desastre?

-Uno incomodo, algo que si en verdad respondiste que no puede llegar a ser desagradable…

El demonio vio el semblante de la mujer, ella no quería devolverle la mirada ya que la tenía fija en no sabe que cosa, tuvo un presentimiento que quiso romper sus labios en… ¿una sonrisa? ¿Por qué debería sonreír? Ni siquiera entendía a cabalidad las palabras de la chica pero aun así sentía que esa situación era agradable… el ver a la sacerdotisa sonrojada y saber que era por su culpa era algo inquietantemente satisfactorio…

-Y si mi respuesta fue si… ¿ocurriría ese desastre?

Las orbes marrones volvieron a chocar con las doradas, encontrándose, examinándose entre si… tratando de leerse la mente, predecir los siguientes diálogos, la sacerdotisa temió la respuesta, el youkay la esperó paciente, ignorando por completo a la insistente lluvia y a las dos presencias que esperaban en la cueva (que para su beneficio no lograban verlos entre los árboles).

-Quizás y ya ocurrió…

La sacerdotisa dudó si sus palabras eran entendidas, pero la expresión en el demonio le decía que si, ese ceño eternamente fruncido se estaba relajando, mirándola por primera vez con algo que temía ponerle un nombre… pero estaba segura que no era frialdad, no era indiferencia… no era desprecio…

-Perfecto.

Como queriendo imitar el anterior juego de la cueva reconoció que la joven no mintió en su respuesta, entendiendo por completo a que se refería, sabiendo que ese desastre del que hablaba no podía tener un nombre más perfecto, porque si, si ocurría aquello ocurriría un desastre… en su vida… con su orgullo… ese maldito orgullo que no sabe a donde demonios se fue porque el estar a escasos centímetros de la mujer no lo hacia sentirse incomodo, porque el verla con esa nueva apariencia y bajo la lluvia hacia que algo parecido a un nudo se formara en su estomago, él estaba cayendo en aquello denominado "desastre" y lo peor de todo es que se dejaba arrastrar, sin oponer resistencia, sin siquiera sentirse humillado…

-¿Eso crees?

-Si.

-¿No te molesta?

-Si.

-¿Y entonces…?

-Me molesta, pero también –alza la vista al cielo, escapando de la ansiosa mirada de la chica, queriendo él mismo escapar de la realidad-, parece algo inevitable.

Kagome no supo si sonreír ante esas palabras, sentía algo parecido a la decepción y a la felicidad mezclarse en su interior… en verdad no podía pedirle mucho a ese youkay, nunca esperaría escuchar palabras dulces de su parte, aunque, dentro de su apatía esas simples palabras parecían los mas elaborados halagos, como que cuando él fallaba en ser frio se convertía en un demonio dulce… maldición, era algo innecesariamente complicado como para mantenerse cuerda…

-Quizás y tengas razón…

La sacerdotisa le sonrió al aire, a la lluvia, a esa incomoda y agradable situación… ni siquiera al demonio con quien estaba hablando, no, a él podría sonreírle en otra ocasión, después de todo les esperaba un largo camino por delante, sabia, confiaba en las palabras del youkay cuando le decía que no seria remplazada otra vez, confiaba en ese cariño incondicional de la niña, en lo fiel que podía llegar a ser el gruñón de Jaken… si, era hora de volver a sonreír, dejar todo atrás y seguir el camino junto a esa nueva familia que había formado…

-Regresemos, hay que celebrarle el cumpleaños a Rin.

-Yo no-

-Lo se –lo interrumpe- pero el día recién comienza, todavía puedo convencerte de saludarla como se debe –sale de su escondite y empieza a caminar en dirección a la cueva- ¿no vienes? –pregunta sonriéndole.

Sesshoumaru miró unos segundos a la mujer y luego empezó a caminar, lentamente, sin querer alcanzarla ni importarle lo mucho que se estaba mojando, no, después habría tiempo de secarse, de volver a la realidad, ese día disfrutaría esa copiosa y agradable lluvia, el molesto bullicio de la niña y su sirviente, atesoraría todas las sonrisas que esa mujer compartiera con él… ¿Qué más da el orgullo? ¿Qué importa si es feliz con ese grupo que él mismo formó?

Porque es así, él forma su grupo, el decide con quien viajar, con quien ser feliz y…

-A quien querer…

Fin


Y eso fue… ¿Qué tal? No sé que esperar de este final en realidad, quizás y este un poco inconcluso pero en realidad el fic nació con una idea, que Rin tuviera su deseo y regalo de cumpleaños, así que por el simple hecho de conseguirlo la historia terminó… lo siento pero en verdad esa era conclusión, como he dicho anteriormente este fic no tendría que haber tenido más de ocho capítulos (no se en que momento se extendió tanto xD)

Otro final de mis historias, ambos fueron un poco a la fuerza y me disculpo por eso, pero en verdad si no los terminaba corría el riesgo de abandonar los fics dejándolos inconclusos y eso si que no lo quería… al igual que en mi otra historia (Canción de Amor), si mi musa regresa quizás me anime a escribirle un epilogo a esta historia, aunque no les aseguro nada…

Saludos, besos y abrazos a todas mis queridas(os) lectoras(es)!

Les agradezco de corazón todo su apoyo y comentarios, cada review suyos son mi propina y ustedes siempre han sabido recompensarme… ARIGATOU!

Espero leernos pronto, cuídense!

Sayo! n.n

:::///*Cindy Elric*\\\:::