Epilogo

Fuerza naciente

Scorpius se aferraba a los cuernos de su papá, mientras el travieso James gritaba desde el cuello de su padre a todo pulmón.

─ ¡Más rápido padre, más rápido!

Draco volaba haciendo piruetas en el aire y Harry negaba, pues él con su rubiecita gárgola no podía hacer movimiento rudos, pues su pequeño… le temía a las alturas. El dragón negro aterrizó y se cambió a su forma gárgola sosteniendo a su hijo en brazos.

─Ya está, llegamos cariño.

─Si.

El rubio bajó con cuidado y vio hacia la ciudad y sus luces, no era la primera vez que visitaban a sus abuelos en Notredame, pero a Scorpius le impresionaban todas las veces las luces de Paris. Draco bajó con un enfurruñado James que se negaba a dejar de volar hasta que la voz tranquila de su papá lo llamó.

─James ¿no quieres buscar a Rem?

─¡Si! ¡Vamos Scorp!

─Sospecho que nos ignoraran desde hoy ─comentó Draco abrazando a su fuerte gárgola.

─Si. Vamos que Lucius nos debe estar esperando.

─Me parece extraño que nos haya llamado con tanta urgencia.

─Y no solo a nosotros, llamó a todos los que tienen su hogar lejos de aquí. Ron y Hermione ya están aquí desde ayer…

─¡Draco, Harry!

La voz de Lynx se escuchó por todo el lugar, Charly detrás de él y con un bebé en brazos iba con paso más tranquilo.

─Lynx acaba de nacer Alscy * y tú ya corres por aquí y por allá ─decía alegre Harry.

─Es la emoción de verlos de nuevo.

─Nosotros también nos emocionamos, pero vamos a la torre del consejo lo antes posible quiero saber que sucede ─concluyó Draco.

─Eso te lo podemos decir nosotros ¿verdad Charly?

El pelirrojo asintió y comenzó a relatar lo que sabia.

─Últimamente ha habido desapariciones de niños, son diarias y no se han encontrado sus cuerpos, pero sospechan que han muerto.

─ ¡Que terrible! ─se lamentó Harry.

─Bueno ¿Y la justicia de los hombres no ha hecho nada?

─No tienen ni idea de donde buscar, por eso los monjes nos han pedido que redoblemos la vigilancia y no solo aquí en Notredame si no en todas las abadías cercanas.

─Si, a mí me toca vigilar la del oeste junto con Granger ─afirmó orgulloso Lynx.

─ ¿Y que les hace pensar que el culpable o culpables irán a un sitio sagrado? ─preguntó incrédulo el rubio.

─Ese es el motivo por el que Lucius ha convocado a esta reunión. Vamos allá él nos explicará.

Subieron hasta la torre y ahí Ron los recibía igual de entusiasmado que Lynx. Remus ya tenía en brazos a Scorpius y el hiperactivo James corría a todas partes a lado de Lucius, quien conversaba con los del consejo esperando a los últimos que llegaban, púes vivían más retirado. Minutos después y con todos presentes, los miembros del consejo tomaron su lugar. El silencio se pidió para escuchar el relato y motivo de esa reunión poco común. La voz de Nott -el orador del consejo- se escucho fuerte y clara.

─Hace una semana, iniciaron una serie de desapariciones de niños humanos, al principio no se relacionaban entre si, pero cuando el numero llegó a diez el rey movilizó a los soldados, han buscado en los barrios bajos y con los gitanos…

La voz de Severus interrumpió a la gárgola color caoba.

─La experiencia nos ha mostrado que muchas veces o la mayoría de ellas los pudientes son los que tienen más que ocultar.

A esa afirmación se unieron más, hasta que Lucius llamó al orden

─Lo sabemos Severus y por eso, se lo informamos a los monjes, ellos no pueden hacer nada por su cuenta ni obligar a rey a investigar a sus nobles, por lo que aquí entramos nosotros.

El asombro llenó el lugar y varias de esas moles se removieron inquietas ante la feliz perspectiva de que se les permitiría impartir su justicia.

─Permitan que Nott concluya. Adelante Theodoro.

─Si, gracias Lucius. Por nuestra cuenta iniciamos las pesquisas entre los que visitan Notredame, y a pesar de que lo suponíamos no hay indicios de esa alma o almas criminales.

─Por eso convoqué a todos aquí; nos intercalaremos entre los humanos y caminaremos con ellos por las noches, con todos nuestros sentidos alertas, debemos encontrar a los culpables. Iniciaremos mañana. Está noche instálense.

Las familias visitantes se fueron dispersando acompañados por sus conocidos o familiares residentes de Notredame, por su parte Lucius salió a sus aposentos con su familia detrás de él. Ya todos instalados y con sus allegados también presentes comenzaron a ponerse de acuerdo de como serían las rondas y quienes saldrían.

─Remus y yo saldremos solo a la plaza.

─ ¡Yo quero ir! ─gritó James agarrando con las manitas la cara de su abuelo para que lo mirara. El líder platino miró a su nieto y no supo como negarse a ese pedido.

─No puedes. ─respondió Harry─ Las gárgolas jóvenes no pueden salir de la catedral o pueden convertirse en piedra aunque sea de noche ─concluyó guiñando un ojo hacia Lucius sin que su hijo lo viera.

El pequeño hizo un mohín y se acomodó enfurruñado en los brazos de su abuelo. El rubio lo acunó mientras Remus explicaba más detalladamente la situación.

─Estos criminales o criminal –no sabemos como─ ha escondido bien su esencia, sus intenciones y si ha estado en Notredame no lo hemos sentido y lo que me preocupa es que nuestras crías en las noches tienen apariencia humana, bueno muchos de ellos las nuevas generaciones que son la mezcla de sangre ancestral como James y Scorpius pueden tomar la forma de gárgolas, pero si por algún método ellos logran pasar nuestra defensas los pequeños corren peligro, además como jueces vemos que los infantes son los mas inocentes no deberían pasar por nada de esto, mucho menos que corten su vida a tan temprana edad ¡Y frente a nuestras narices!

Terminó furioso Remus levantándose, pero el tener a su rubio nieto en brazos evitó que su forma de Dragón surgiera. Hermione suspiró y se levanto para dirigirse a todo los ahí reunidos.

─Yo he estado hablando con los frailes y hemos determinado que tal vez sea más de uno y que sean… mujeres.

─ ¿Y como lo sabes Draco sapiens? ─preguntó Draco acostumbrado a decirle de ese modo a la castaña.

─Por que los niños no han sentido miedo o han desconfianza como para gritar y pedir ayuda. Para las crías humanas una mujer representa a la madre.

─Eso es cierto ─dijo Lynx─, en eso llevamos una ventaja, muchas de nuestras crías tienen padres y papás...

─ ¡Cierto! ¡Nuestros hijos son la clave! ─gritó Draco─ ellos sabrán distinguir mas allá de la apariencia, pues han tenido un varón como madre, debemos llevarlos a la búsqueda.

Draco dejó su discurso a medio terminar, pues vio las caras incrédulas de las madres, pero su padre y Charly lo apoyaron antes de que se le fueran a la yugular –literalmente.

─Uno de los pequeños por dos de nosotros seria lo mejor. ─dijo Charly.

─Me parece buena idea. ─coincidió Lucius y luego se dirigió al pequeño en sus brazos─ James ¿quieres venir con nosotros?

La sonrisa radiante del pelinegro menor, le dio la respuesta afirmativa.

─ ¿Pero no será peligroso para ellos verdad? ─preguntaba dudoso y preocupado Harry.

─No, ya que irán con nosotros y por supuesto que no los dejaremos solos en ningún momento. ─agregó Draco abrazando a su esposo.

─Bien, solo hay que formar los equipo no cree Lucius.

─Si Hermione; mi esposo y yo iremos con James; Draco y Harry con Scorpius; por supuesto tu esposo y tú con su hija Rose; Antares ira con su padres y solo nos quedarían Charly y Lynx, pero Alsciaukat es muy pequeña para salir, yo prefiero que se queden con algunos montando guardia, los otros que nos sigan de cerca. Está noche ya termina vayamos a descansar y mañana iniciaremos.

Las familias se agruparon y cada una fue buscando un lugar en la gran catedral, cuando los rayos del sol iluminaron Notredame está se vio inundada de guardianes.

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La casona se levantaba majestuosa ubicada en la orillas de París, el jardín se iluminaba con las gotas de rocío que iluminaban los rayos de sol y en una de las habitaciones se preparaban para un nuevo día; esa fecha era especial pues las condiciones eran favorables. Mientras en uno de los sótanos las voces quebradas por el llanto rogaban por ayuda.

El desayuno fue servido y los comensales se enfrascaron en él, sin dejar de sonreír una voz sedosa se escuchó.

─Hoy es el gran día ¡Es maravilloso! ¿No lo crees?

─Si, lo que tú digas.

─No seas así, alégrate conmigo pues es beneficioso… para ambas, saldrás hoy por ultima vez y es que eres tan confiable que ellos no sospechan ¿verdad cariño?

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El ocaso llegó y las estatuas fueron adquiriendo movimientos, los primeros en saltar y correr por todo el lugar fueron los infantes y sus mascotas. El líder se acercó y levantó en vilo a sus nietos.

─Comeremos y saldremos así que no quiero que se retrasen jugando.

─Pero abuelo…

─ ¿O no quieres ir con nosotros James?

El menor no contestó en cambio pidió que lo bajara y tomando a su inseparable Scorpius de la mano, salieron al comedor donde la cena –desayuno─ estaba servida. Los padres y abuelos llegaron a tiempo y entre toda la comunidad de jueces, no les llevó ni veinte minutos dar fin al menú.

Los equipos fueron agrupados y esa fue la señal para salir a cazar. Harry le dio cuantas advertencias se le ocurrieron a James y este afirmaba con la cabecita sin entender la mayoría de ellas. Lucius tomó la palabra. Hincándose para estar a la altura de los más importantes en esa misión y habló con seriedad.

─Saldremos a buscar en la ciudad a alguien que hace daño, a un ser malvado y ustedes deben estar muy alertas a cualquier aura maligna que sientan, pues serán los guías ¿Entienden?

Los menores afirmaron y Antares que era el mayor contestó.

─ ¡Por que somos gárgolas y es nuestro deber como jueces!

Las lágrimas surgieron de los ojos de Sirius que orgulloso escuchó a su hijo, mientras Severus pareció crecer más. Y para los otros pequeños la admiración se dibujó en sus caritas y sin que nadie se los indicara corrieron y se pararon a cada uno de los lados de Antares, sonriendo. Draco se acercó al consejo y sobretodo a su padre.

─Estos son los sucesores y están orgullosos de su origen.

La reunión se disolvió y los grupos salieron para todos las direcciones posibles; no habría lugar que las gárgolas dejaran sin buscar.

Charly optó por dejar a su esposo y salir acompañando al grupo de Severus. A media noche ese grupo fue el que encontró la primera pista; al salir de uno de los callejones y llegar las afueras de la ciudad donde un campamento de gitanos se quedaba. El grito de una mujer los guio hasta ahí.

─ ¡Chavorí! ¡Chavorí!**

Severus corrió hasta el lugar y buscó entre los curiosos sin hacer preguntas, pues bien sabían que los residentes de ese el lugar no dirían una palabra, Sirius se quedó atrás con Antares mientras Charly buscaba -junto con Theo- en los alrededores sintiendo el espíritu de aquellas personas, y algunos no eran tan inocentes, pero no había nada que indicara a quien se llevaba a los niños.

Antares se aferró a su papá esperando a los otros, pero un escalofrió recorrió su cuerpecito y al giró la vista en esa dirección, notó una sombra que se escurría por uno de los caminos que daba a la ciudad, jaló a Sirius con urgencia.

─ ¡Papá allá! ¡Allá va!

Sirius vio a su primogénito y notó de inmediato la urgencia en su voz; con señas llamó a los otros, y estos ya regresaban, cuando una de las ancianas aferró la capa de Severus.

─ ¡Bedel, Chinel! ¡La Chaví, la chaví!***

Solo algunos con suficiente camino recorrido y con ojos que sabían ver mas allá de la apariencia hubiesen podido saber lo que ellos eran en realidad. Severus la tomó de las manos marchitas para susurrarle.

─La encontraremos no te preocupes.

Esa distracción les costó el no alcanzar al individuo, pero el pequeño los guio siguiendo su esencia.

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Scorpius comenzó a llorar sin razón, antes de que los gritos de su hermano se escucharan en la oscuridad acercándose.

─ ¡Vuela abuelo, así no la alcanzaremos!

La voz de Lucius se escuchó callando a su nieto con eso de volar, Harry corrió hasta donde ellos llegaban, pero estos no se detuvieron y es que James cada vez les urgía más a seguir y con ello Scorpius señalaba con manita temblorosa la misma dirección, por otro de los callejones se escuchaban los gritos de mando de Granger urgiendo a su esposo.

─ ¡Vamos Ron!

No hubo necesidad de decir palabra y todos corrieron en la misma dirección, al internarse se fueron uniendo los otros grupos y al salir de la ciudad -de nuevo-, el grupo de Severus los esperaba. Estando lejos de miradas curiosas y cobijados por el manto de la noche, las formas de gárgolas fueron emergiendo cual poderosos cazadores; los colores de su cabello eran los únicos que brillaban con los rayos de la luna.

La mansión se veía tenebrosa coronando la colina y por cada uno de los flancos de está el cerco de jueces iba cerrándose. Las gárgolas entraron y los llantos de los niños cautivos guiaron a los pequeños guardianes que atraídos por el miedo que destilaban estos seguían con firmeza su búsqueda.

─Tenen miedo papá.

Lloró Scorpius que era el más sensible a las emociones de los pequeños. James se bajó de los brazos de su abuelo convirtiéndose en gárgola y corrió -sin que lo pudieran detener- hacia el sótano de la mansión. Un hombre con aspecto feroz -parecido a un animal - se paró delante de él impidiéndole el paso.

─ ¡No pasaras monstruo enano!

Y eso fue lo último que dijo pues su cuello fue desgarrado y la cabeza rodó. Sus padres llegaron tras del niño y sus abuelos junto con ellos…, pero sus mascotas movieron la cola haciéndole cariños a su amito con las fauces aún llenas de sangre del hombre.

─ ¡¿Qué hacen ustedes aquí?! ¡¿Cómo llegaron?! ─preguntó Draco.

Una vocecita queda y culpables se escuchó.

─Yo los llame padre… Perdón.

El rubiecito lo miró con ojitos culpables.

─No Scorpius, fue una gran proeza llamar a tus guardianes con la mente y desde una distancia tan larga, estoy orgulloso de ti y de ti también. ─concluyó Draco viendo a James. ─, pero no te separes. Ahora sigamos.

Los llantos se escuchaban más quedos y por eso todos se apresuraron. En el centro de un pentagrama una mujer de cabellera negra recitaba un conjuro demoniaco que iba arrancándoles la vida a todos los niños, mientras ella rejuvenecía, una rubia se encontraba en una de las esquinas sin intervenir, pero bien resguardada por varios sujetos mal encarados.

Las gárgolas entraron cual tromba sin que la mujer pudiese hacer nada por que el pentagrama no fuera destrozado y con eso la línea que la unía a los infantes, los cómplices fueron reducidos a nada a excepción de la rubia que lloraba aliviada pues también había sido liberada de donde la locura de su hermana la había arrastrado. Los niños fueron revisados y cada uno fue llevada a su hogar, los pequeños jueces también regresaron a Notredame con sus madres, con eso la sentencia quedó en manos de Draco, Charly y Ron.

Los pelirrojos se irguieron listos y sin amedrentarse. Draco habló:

─ ¡Bellatrix has sido juzgada por tus crímenes! ¡Tu condena será la muerte!

Las alas rojas como llamas y plata como luna, se movieron creando una corriente de calor y frio al mismo tiempo, la mujer fue quemada antes de ser enfriada quedando como una roca deformada que con un golpe de cola por parte de Ron resultó hecha trizas.

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En la catedral Lucius conversaba con el monje más anciano, este asentía infinitamente agradecido, mientras sus nietos y sus amigos celebraban su primera intervención impartiendo justicia.

Scorpius se acercó a la mujer rubia -a quien sostenía Nott- y tomó su mano sentándose a su lado sonriéndole.

─Está bien Cissy puedes llorar si tienes miedo, pero tío Theo te ayudara a olvidar.

Este se sonrojo y giró la vista, mientras los jóvenes del grupo le guiñaban un ojo.

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En el campamento gitano una conversación se llevaba a cabo entre Severus y la anciana mujer, mientras Antares corría detrás de una cabra que le habían obsequiado, Sirius sospechaba que no serviría de alimento si su hijo se encariñaba con ella.

Como la aurora ya se anunciaba los tres pelinegros se despidieron y por supuesto con el obsequio en brazos, preguntándose como harían para cuidar al animal en el día. Al llegar Antares se bajó de los brazos de su padre y mostró orgulloso su regalo a los otros pequeños, algunos la veían con curiosidad otros… con antojo -no se podía evitar- entre los últimos James trataba de convencer a Antares de hacerla la cena, pero Scorpius estaba en la otra parte que deseaban tenerla de mascota y como Antares tenía una debilidad por el rubiecito, no se dijo más y el hijo de Sirius pidió al consejo que la convirtieran en un guardián; los ancianos miraron al pelinegro y al rubio que los veían anhelantes esperando el milagro. Draco y Hermione sonreían discretamente esperando ver como saldrían de esa los miembros del consejo, más la diversión para esos dos se dejó para otro día ya que el amanecer los sorprendió.

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Ya era medio día cuando el Abad Lucas subió a las torres y escuchó los sonidos de un animal, lo agarró y decidió llevarlo al establo, ya lo buscarían ahí sus dueños cuando el anochecer llegara.

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El día trascurrió con varios feligreses visitando Notredame para dar gracias que sus hijos regresaran a ellos sanos y salvos, y estos miraban en las cornisas sonriéndole en secreto a esos guardianes que eran tan pequeños como ellos, pero tan fuertes como la misma roca.

Fin

*Alsciaukat: es la cuarta estrella más brillante de la constelación del Lince (Lynx) proveniente del árabe الشوكة (aš-šawkat), significa «la espina». Fuente Wikipedia

**Hija en Romaní, lengua utilizada generalmente por los gitanos. Fuentes Comunidad gitana /Comunidad%20gitana/El%20calo_%20Idioma%20del%20puueblo%

*** ¡Dios, Alguacil! ¡La niña la niña! Romaní, bueno más o menos eso quise decir, pero no es exacta la traducción, me disculpo.