ATENCIÓN: LOS PERSONAJES EN LOS QUE ME HE INSPIRADO NO ME PERTENECEN, LO ESCRIBO POR DIVERTIRME Y SIN ANIMO DE LUCRO. TODO PERTENECE A STEPHENIE MEYER-

"Felices 12 años, pequeña"

Te quiere, J.

Alice miró aquella pequeña tarjeta del regalo, no dejaba de leer aquél "Te quiere, J". ¿Te quiere? Pf. Ella no lo creía así, él no la quería de la manera que ella lo quería a él. Eso estaba claro, y todo por culpa de esos apestosos cinco años de diferencia. Cinco abismales años que la separaban del chico del que estaba enamorada desde que tenía uso de razón.

-Alice, Bella y Ángela están abajo-Edward entró sin llamar como solía hacer, sorprendiendo a la pequeña Alice.

-Vale Edward, ahora bajo- contestó dejando la pequeña en su bolsillo. Miró por la ventana para confirmar que para variar llovía.

La familia Cullen vivía en el pequeño pueblo de Forks. Carlisle Cullen, un eminente Doctor había llegado al pueblo cuando su hijo Emmett estaba a punto de nacer, 17 años atrás. Alice se había acostumbrado a ver mañanas lluviosas y fríos continuos.

En la planta baja de la casa de los Cullen se encontraban Bella y Alice acariciando a Dorian, el golden que Esme, la madre de Alice había comprado cuando esta nació.

-Hola chicas.

-¡FELICIDADES!- gritaron ambas cogiendo a la pequeña Alice y abrazándola.

-Gracias, gracias- dijo la cumpleañera riendo- ¿Qué plan tenemos?

Las otras dos se miraron y rieron. Alice las miró con cautela.

-¿Entonces?

-Necesitamos que Emmett nos acerque a La Push, Jacob, Alec, Ben y los demás están allá-dijo Bella-Pensábamos ir a nadar.

-¡Pero llueve a mares!

-Venga, Alice. No seas cagueta. Yo también me apunto-dijo Edward bajando por las escaleras. Alice lo miró iracunda.

-Búscate una vida social.

-Alice, mis amigos también estarán en la Reserva.

Esme llamó a Emmett para que acercase a los cuatro amigos a la reserva.

Emmett tenía 17 años y hacía solo unos meses que tenía en carnet de conducir. Esme no estaba muy segura de querer que su hijo fuese solo con cuatro chicos menores de edad, no tenía buenos recuerdos de su hijo mayor con el coche.

-Mamá, puedo coger el volvo ¿Verdad?-preguntó Emmett cuando llegó al vestíbulo donde sus hermanos lo esperaban.

-Te lo dejo si Jasper te acompaña.

Alice se tensó y metió la mano en el bolsillo de su vaquero. No esperaba que Jasper también fuera a ir en el coche, miró a los lados algo nerviosa y se encontró con la mirada de Bella, Alice le había contado lo que sentía por Jasper hacía unos meses.

-Voy a por mí abrigo.

Salió disparada hacia su habitación para poder abrir el regalo de Jasper antes de irse. Bella y Ángela subieron tras ella hablando en susurros, Alice abrió la cajita cuando sus dos amigas estaban ya frente a la puerta.

Era una pulsera.

Una pulsera de plata, con su nombre y una pequeña hada colgada.

-Es preciosa-dijo Ángela admirándola.

Tras un pequeño momento de silencio todas bajaron al vestíbulo y Emmett los llevó hasta la reserva donde estaban todos los demás chicos.

-Papá volverá a por vosotros a las nueve-dijo Emmett desde el volvo-Vendrán los Hale, Charlie y los Weber a cenar.

Jasper miró a Alice con una sonrisa y le guiñó un ojo al ver la pulsera de plata en su pequeña muñeca.

-Luego nos vemos, pequeño monstruo- dijo con una sonrisa haciendo que Alice lo mirase mal.

-Morirás por eso.

-Ya veremos, ve, que tus amigos te esperan.

Dio una vuelta y corrió hasta donde sus amigos la esperaban. Al final resultó que le habían preparado una fiesta sorpresa con música y un regalo que a Alice le encantó. Una tabla de Skate, con casco, rodilleras y coderas.

-Oh, chicos. Gracias-dijo tras ver a todos sus amigos aplaudir-No me lo esperaba.

-Fue idea de Jacob y de Edward. Porque nos dijeron que tenías uno heredado de Emmett algo precario-Dijo Leah sonriendo-Ahora podrás venir a hacerlo por aquí conmigo.

-Claro Leah.

Acabaron la tarde bailando y cantando y jugando sin parar en el porche de la casa de Leah porque comenzó a llover con mucha fuerza.

Alice quería muchísimo a todos sus amigos, era en quien se apoyaba cuando estaba mal y con quien se reía cuando estaba contenta, llevaban juntos desde que tenían uso de razón.

Aquella noche tras la cena con los padres de sus amigos volvió a caer en la cuenta de que seguía siendo una niña de 12 años colgada del cuello de un chico de 17, que iba a graduarse. "¿Qué chica es la afortunada para ir contigo al baile, Jasper?" Iba a ser María, estaba claro. Su amiga, su amiga especial.

Y ella, con sus doce años sintió celos. Celos por aquella chica mexicana que tenía al chico que ella quería.

-Vamos Dorian, ¿Quién quiere a un chico rubio y guapo cuando tiene a un perro dorado tan precioso?-dijo la pequeña Alice ya en la cama acariciando la cabeza de su perro.