Bien, vuelvo con otra de mis fumadas y prometo que esta la termino...porque ya tengo mucho pensado. Solo avisar que es un AU y una cosa sobre el "famoso" acento de Berwald. Aqui no lo tiene salvo cuando se pone nervioso, que vuelve a parecer, pero muy poco. Avisados quedan todos los lectores de este hecho.

Dejo aqui los nombres no oficiales para que no se pierdan: Fem!España: María Jesús/Fem!Noruega: Norell/Fem!Finlandia: Sigrid/Holanda: Vincent/Belgica: Emma.

Cualquier duda no duden en preguntarla por reviews, yo siempre los contesto en el siguiente cap.

Disfruten~


-Amo… Buenos días.-El rubio sonrió y acaricio el rostro de la morena que yacía a su lado.

-Amo… ¿Ha dormido bien?-Este asintió y acaricio el rostro de la albina que estaba apoyada en su pecho.

-Amo…Le traje el desayuno-Se giro y le sonrió a la rubia que cargaba con la bandeja. Berwald se levantó y la beso en los labios haciendo que las mejillas de la otra se sonrojaran levemente.

-Takk Sigrid. ¿Puedes dejármelo en la cocina? Ahora voy.-Le sonrió y con una inclinación de cabeza salió de la habitación blanca.-María Jesús, Norell, ¿podrían dejarme solo?

-Sí, amo-con una reverencia y como dos gatas, silenciosas y sensuales, las chicas se levantaron de la cama. En cuanto lo hicieron, la cama se hizo inmediatamente. Berwald las observo marchar. Las ENH eran increíblemente perfectas en todos los sentidos, eran fieles copias de las mujeres que habían existido antes de una guerra. Él era un niño cuando la Guerra sucedió, aquella guerra que obligo a los humanos a marcharse de la Tierra y llegar a Omega, un planeta que el hombre había colonizado poco antes. Berwald no recordaba nada de la Tierra, su padre se le llevo junto a su abuelo. Su padre fue uno de los inventores de las ENH. Las ENH, siglas de "Especímenes No Humanos". Las consecuencias de la guerra fue que todas las mujeres murieron. Todas, sin excepción. La radiación de las armas modificó el ADN de la mujer, haciendo que murieran con grandes dolores. Ninguna mujer se salvó y la humanidad pensaba que estaba condenada a desaparecer. Hasta que su padre presento a las primeras ENH. Consiguió modificar el ADN de distintas células para crear el feto de una mujer. El desarrollo del feto fue normal y consiguió tener un pequeño bebe creciendo en una cámara de crecimiento rápido. Observo como aquel bebe crecía como un bebe normal, hasta que en las pocas semanas tuvo una mujer adolescente. Todos los científicos se sorprendieron de aquella mujer artificial que pronto empezaron a investigar con ella. Era como las mujeres humanas solo que más perfecta. Pronto el poder se le subió a la cabeza de los hombres y empezaron a tratar a las mujeres como seres inferiores hasta que dejaron de ser mujeres y se llamaron ENH. Pero eso no se hizo solo, experimentado consiguieron modificar la mente de las nuevas mujeres, haciéndoles creer que los hombres eren sus amos. Nadie se quejo, ni siquiera él, cuando su padre le regalo a Sigrid cuando tenía siete años. Empezó siendo su niñera, aquella que le daba dulces. Aparentaba veinte años y fue con ella con quien se estrenó. Otra cosa de las ENH era que podían ser estériles o no. Normalmente quien no era estéril era la madre de tus hijos, varones. Ahora su primera vez quedaba muy lejana. Había sido hace unos noventa años. La Guerra también tuvo consecuencias para ellos, su cuerpo se empezó a pudrir, pero su padre, usando la tecnología de las ENH consiguió regenerar su cuerpo, haciéndole inmortal. No le molestaba quedarse con una apariencia de veinticinco años, pero no soportaba el haber sido recluido a un pueblo alejado con otros hijos de científicos. No se quejaba, tenía paz y tranquilidad y podía estar en paz con sus ENH. Se lavó la cara para despejarse y empezó a vestirse. Unos calzoncillos y unos pantalones hechos de un material parecido al cuero. Se puso unas gafas de mentira, cuando era pequeño las llevaba, con las modificaciones se curó su miopía, pero le gustaba como le quedaban. Observo por la ventana el pequeño jardín. La hierba estaba perfectamente cortada el cielo era siempre azul y los dos soles brillaban sin taparlos ninguna nube de ningún tipo.

-Amo…El desayuno se le quedara frio…-La voz de Sigrid le sacó de sus pensamientos e hizo que bajara al comedor. Las tres le estaban esperando rodeando la mesa, donde estaba el desayuno. Se sentó en la mesa y empezó a comer. Sigrid estaba a su lado, sonriente, tomando algo de chocolate caliente. Berwald la observo. Era una adolescente de tez blanquecina, con unos ojos azules tirando a violetas y una melena rubia que le llegaba hasta la barbilla cortado en forma de tazón. Llevaba una mini falda de color rojo y un sujetador del mismo color. En la cabeza llevaba un gorro de alguien a quien su padre le llamaba Santa Claus.

-Está muy bueno Sigrid.-El joven le sonrió levemente y siguió comiendo. Norell se coloco detrás de él y le empezó a dar un leve masaje. Norell fue la segunda ENH que compró. Seria y esbelta, de palidez enfermiza, pero la más fiera en la cama. Vestía un vestido marinero muy ajustado, que dejaba muy poco espacio a la imaginación. Busco con la mirada a la tercera. Cansado de la palidez y del frio que ello representaba encargó a María Jesús. Su piel bronceada, en un tono oscuro, su pelo oscuro que no llegaba al negro azabache, que tenía un matiz que le gustaba y unos ojos verde hierba preciosos.

-El correo, amo-Se giro hacia la puerta, en algún momento en el que él estaba comiendo, la morena salió a por el correo a la calle.

-¿Y ella?-María negó

-Todavía no la trajeron, amo-coloco el correo a su lado, en la mesa y le beso en los labios, como si fuera su recompensa por un trabajo bien hecho. Le correspondió sin problemas, pero seguía nervioso. No era normal que una ENH tardara tanto, ni siquiera las fértiles. Su padre le había dicho que no se preocupara e incluso se había alegrado de poder tener por fin un nieto. Todavía se le hacía raro el tener la posibilidad de tener un niño pequeño correteando por la casa y que le llamara "Papá". Si, demasiado raro, pero ya se había demorado bastante.

-Hay una carta de Vincent-comento mientras revisaba las cartas.-Iré a dársela-El rubio se levantó de la silla y se dirigió al exterior. Era un espécimen extraño. Tenía dos ENH y no las usaba para tener sexo. Al contrario, una aparentaba diez años. No le llama "amo" si no "bruder". Y luego la otra, algo más mayor, parecía una ENH fértil aunque fuera estéril. Decididamente esa casa no era normal. Eran los vecinos de al lado así que llego rápidamente. Llamo al timbre y tras oír unos pasos apresurados, abrieron la puerta.

-Bonjour~-Emma le abrió la puerta. Tenía el pelo castaño claro, casi rubio. Tenía unas orejas de gato en la cabeza y una pequeña cola se movía animada detrás suyo. Si cuando él decía que Vincent y su "familia", como él la llamaba, eran extraños, eran extraños.

-¿Está Vincent?-Esta asintió y le dio con la puerta a las narices para ir a buscar a su hermano. Berwald no tuvo que esperar mucho ya que pronto apareció el interesado cargando a la ENH en brazos.

-Hallo. ¿Qué quieres?-Berwald le tendió la carta que Emma recogió rápidamente. Vincent le sonrió antes de volver a mirar serio a su vecino. Iba a decir algo pero decidió cambiar sus palabras-Has comprado una nueva ENH…Pero esta es fértil, vaya, ¿el gran seductor va a sentar la cabeza?-El de gafas se sonrojo levemente, ¿cómo había podido saberlo? Y con tantos detalles a demás. Se limito a asentir a su pregunta

-¿Cómo lo sabes?-Él otro esbozo una sonrisa y señaló algo detrás suya. Se giro y vio a su padre sonriéndole, con aquel tanque de suspensión donde venían todas las ENH. Iba a despedirse pero Vincent había cerrado ya la puerta. Rodo los ojos y se dirigió hacia el su propio jardín. Su padre le recibió con una sonrisa y le abrazo con algo de efusividad que el rubio no estaba acostumbrado.

-En verdad es una ENH hermosa, tienes buen gusto para elegir a la futura madre de tus hijos-El sonrojo de sus mejilla se hizo aun más notorio cuando su padre dijo eso.

-T'kk-comentó por lo bajo. Se giro para que su padre no viera sus mejillas rojas. Era un hombre serio y no se podía comportar con un adolescente.

-Vamos a llevarla a dentro y mientras las demás la preparan, me cuentas-su padre avanzó unos pasos hacía la casa y luego se giro a él-Esto cuenta como regalo de cumpleaños, ¿no? Al fin y al cabo yo la pago.-El hijo sonrió ante las frases de su padre. Aunque técnicamente era cierto. No tenía trabajo ni por tanto ganaba dinero, pero los hijos de los científicos vivían con una paga que les pagaba el gobierno de la ciudad y les permitía comprar comida y ropa, tanto para ellos como para sus ENH, pero no dinero para comprar una. Ellos simplemente la encargaban y sus padres se encargaban de pagarlas y en el caso de su padre, hacerlas.

-Me lo pensare-comento mientras le seguía interior a su hogar. Dos operarios llevaban el tanque blindado hacía la habitación donde las ENH la despertarían. Era una especie de ritual que él no iba a romper. Cuando llego a su salón su padre abrazaba a Sigrid y le susurraba cosas al oído que él no consiguió entender. Cuando se separaron, la ENH hizo una reverencia y se llevo a Norell y a María a la estancia donde los operarios dejaron a la otra. Ahora solo le quedaba esperar a que las otras terminaran.

-¿Voy preparando algo de café, Berwald?-se giro a su padre y sonrió. Sería una buena forma de pasar el tiempo hasta que el proceso terminara.


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