Hola Mundo !

Como ya sabrán... este es el ultimo capitulo...

Ni Hetalia ni el FanFic original son míos.

Disfruten el cap !


Capitulo 21:

¿Saben qué?

Incluso entonces, cuando ya estaba listo para dejar salir todo lo que sentía, rogarle a Romano que viniera conmigo, preguntarle si quería ser mío, incluso cuando ya no tenía más dudas y estaba seguro de que Romano era el indicado… incluso entonces…

Estaba aterrado.

De verdad que estaba extremadamente aterrado. ¿Qué pasaría? Me seguía diciendo mi mente. ¿Qué pasaría si todo era como antes, como cuando estaba con P.? ¿Qué pasaría si yo tuviera razón? ¿Si el amor no durara y solo la lujuria era lo que nos atraía a alguien más? Y si ese era el caso, ¿Eventualmente iba a terminar todo? ¿Iba a doler?

Y luego, la pregunta más importante de todas, la que hacía que todas las demás preguntas perdieran por completo el sentido:

¿Me perdonaría Romano?

Romano podría no quererme. ¿Qué era lo que yo podía ofrecerle? Nada. La única cosa que tenía para ofrecerle era yo mismo, y hablando en serio, eso no era mucho en realidad.

Sin embargo, luego de la charla con Francis, me subí a mi auto y decidí que solo debía intentarlo, ya que deja ir esta oportunidad sería algo realmente estúpido y ¿Quién tendría el coraje de arrepentirse de algo tan grande durante el resto de su vida?

"Yo no." Dije en voz alta, estacionándome de la peor manera en la que me he estacionado en mi vida frente al edificio de Romano. No me importa que pudieran multarme y solo corrí hacia la puerta que conocía muy bien. Ahora solo había un obstáculo que pasar: la terquedad de Romano.

Hice sonar el timbre y espere. Estaba seguro que la conversación que íbamos… o en realidad, que yo iba tener, iba a suceder ahí, en frente de esa maldita puerta principal, porque Romano no me iba a querer abrir al edificio. Incluso así, esperé.

"¿Quién es ~?"

Casi me da un ataque al corazón al escuchar esa voz pero, muy pronto, todo lo que quise hacer fue sonreír, ya que la suerte estaba finalmente de mi parte.

"¡Hola! ¡Feliciano!" Susurré, casi asustado de que Romano pudiera escuchar mi voz si hablaba muy alto y retuviera a su hermano para que no me abriera la puerta. Hubo un largo momento de silencio, en el cual supongo que Feliciano no reconoció mi voz.

"Ehh… emm…" Dijo, entonces hubo otro momento de silencio antes de que susurrara: "No estoy muy seguro de que él quiera hablar contigo en estos momentos…"

Los murmullos de Feliciano se debieron haber ganado la sospecha de Romano porque inmediatamente después de las palabras de Feliciano, escuché al mayor de los Vargas gritar:

"¿Quién es?"

"¡Nadie!" Gritó Feliciano y la puerta se abrió en ese mismo instante. No se si Feliciano abrió la puerta por error o si lo había hecho a propósito, como sea que haya sido Romano no se lo tomó nada bien. Podía oírlo gritar en Italiano desde el primer piso y decidí que debería correr, si no iba a hablar con Romano, al menos podía salvar a su hermanito de una muerte segura.

Llegué al lugar un minuto después, jadeando y con el corazón palpitándome tan rápido que pensé que me iba a morir en ese mismo momento. Vi a Feliciano moviendo sus manos a su alrededor, de esa forma especial en que lo hacen los Italianos, y a Romano literalmente pateándolo fuera de su casa. En ese momento ambos hermanos se dieron cuenta de mi presencia y detuvieron lo que habían estado haciendo para mirarme.

Feliciano casi me sonrió y me hubiera saludado con la mano si no fuera porque estaba tratando de mantener la puerta del departamento de Romano abierta.

Los ojos de Romano estaban muy abiertos. Su boca estaba formando una deliciosa "o" que provocó que mi corazón latiera aun mas rápido, si es que eso era posible. Había rastros de confusión en esos ojos…

Confusión que no duró por mucho.

"¡¿Qué DEMONIOS estás haciendo tu aquí?!" Los ojos de Romano estaban enojados y de repente adquirió una fuerza que le permitió sacar a su hermano de la puerta. Feliciano cayó al piso, pero inmediatamente e puso de pie y se mantuvo entre Romano y yo.

"¡Por favor, Romano. Cálmate!" Gritó Feliciano. Romano bajo la mirada hacia su hermano, luego me volvió a mirar y dio unos pasos hacia atrás.

"Necesito hablar contigo…" Le dije, poniendo una mano en el hombro de Feliciano, incitándolo a que se fuera. Romano miró mi mano duramente y su boca se transformó en una mueca.

"Ya te di lo que querías" Dijo Romano, su voz era como veneno para mis orejas, "Y tú me prometiste que ibas a desaparecer de mi vida para siempre."

"¡Lo sé, pero…!" Volví a intentar. Romano negó con la cabeza violentamente.

"No sé porque viniste, pero deberías irte." Dijo Romano y se dio media vuelta para volver hacia su departamento

"¡Romano! ¡Quizás el hombre quiere...!" Intentó razonar Feliciano. Los ojos de Romano estaban rojos de rabia.

"¡NO me interesa lo que él quiera!" Gritó Romano, volviendo a perder la calma, "Yo ya le di a él lo que quería y nunca acepte otra ronda"

"¡Eso no es lo que quiero, te lo juro!" Le grité y empujé gentilmente a Feliciano fuera del camino. Romano me miró, su rostro estaba ilegible, y me atreví a caminar más cerca de él. Me di cuenta de que su mano se había transformado en un pequeño puño y que luego súbitamente se relajó.

"Ya aprendí mi lección..." Continué, mi voz estaba ya más calmada. Mis palabras provocaron curiosidad en Romano y me miró levantando una ceja.

"¿Que lección?" Murmuró, luego negó con la cabeza y volvió a tratar de desaparecer dentro de su departamento. Casi corrí hacia él y lo agarré por el brazo, haciendo que finalmente se diera vuelta a mirarme.

"¡Estaba equivocado, Romano!" Le dije. "Estaba jodidamente equivocado. Olvida el pacto, olvida el acuerdo al que llegamos ayer, yo no quiero pasar solo una noche contigo..."

"¡Bueno, disculpa, pero yo no soy tu zorra personal!" Interrumpió Romano de repente, sacándose mi mano de encima, "Así que, si pudieras por favor mantenerte alejado de mi, te juro que no voy a intentar matarte."

"Romano. Te amo." Le dije entonces, volviendo a agarrar su brazo. Romano se quedo inmóvil por un momento y repentinamente se volvió a mirarme directamente a los ojos.

"¿Qué?" Los ojos de Romano se abrieron como platos y quiso alejarse unos pasos, pero yo tenia su brazo fuertemente agarrado y no pudo escapar.

"Te amo." Le repetí, "Y se que puede que no sientas lo mismo por mí, pero... Yo si lo hago." Suspire, "Y quería agradecerte por esto"

"¿Agradecerme?" Las cejas de Romano se fruncieron en confusión. "Escúchame" dijo cuando finalmente se recobró del shock inicial, "tu juraste nunca enamorarte... Y..."

"¡Sí! ¡Sí!" Reí, interrumpiéndolo. El me miro, sorprendido. "¡Lo hice! ¡Es por eso por lo que quiero agradecerte! Me hiciste darme cuenta de cuan aburrida, insípida y patética o como quieras llamarla era mi vida antes de conocerte. Me hiciste darme cuenta de que no puedo evitar amarte, no importa lo que me diga a mí mismo. Me hiciste sentirme vivo, Romano. Quiero agradecerte por dejar que me enamorara de ti."

"Eso no tiene ningún sentido." Exclamó Romano y trató de sacarse mi mano de encima, pero no había fuerza en su manotazo. "Yo..." Miro hacia otro lado. "¿Sabes qué? No te creo. Yo creo que solo quieres volver a tener sexo conmigo, hasta que finalmente te aburras de mi y empieces a buscar a alguien más. Eso es lo que creo." Dijo Romano. "Después de todo, nadie nunca me amado en realidad, así que por que debería creerte..." Dijo concluyendo más que preguntándose y yo repentinamente me enojé con él.

"En ese caso eres un idiota," le dije y Romano me miró sorprendido. "¿De verdad piensas que solo vales la pena para pasar una noche contigo? ¿De verdad crees que será así de fácil para alguien que se ha enamorado de ti empezar a buscar a alguien más? ¿De verdad crees que no vale la pena luchar por ti?

Los ojos de Romano estaban pegados a los míos.

"De verdad que no tienes ningún maldito sentido..." Repitió entonces Romano. La voz de Romano titubeo e inmediatamente evito posar sus ojos de mí. "Voy a lastimarte. Yo no te amo." Dijo súbitamente, volviendo a mirarme directamente a los ojos.

"Eso..." Suspiré y seguí sonriendo. "Eso no importa" le dije entonces. Romano se mordió el labio.

"¿Volverías a hacerlo de nuevo, incluso después de haberte dicho eso? ¿Aun así romperías tu estúpido pacto?"

"Por supuesto que lo haría" Mi respuesta fue inmediata y Romano estaba claramente sorprendido por ello. "Aun así voy a seguir intentándolo, sabes, volveré a ir al Nightwave, a hablar contigo. Seguiría ayudándote con el Restaurante... Seguiría estando aquí, contigo, tratando de que esto funcione..."
Romano se quedo mirándome. Se veía impasible pero me percaté de que su labio temblaba levemente. Repentinamente movió la cabeza de lado a lado y trató de alejarse.

"Si quieres que desaparezca, lo haré. No voy a volver a molestarte, Romano." Le dije entonces. Romano volvió a levantar su mirada hacia mí y lentamente asintió.
Sonreí.

"Este fue el mejor periodo de mi vida. Nunca te olvidaré. Esa es otra razón por la que quiero agradecerte, incluso si no me amas."

Romano volvió a morderse el labio, miró hacia abajo y luego de nuevo hacia mí. Su silencio me estaba matando pero lo tomé como mi momento de irme.

"Así que, adiós..." Susurre. Romano asintió con la cabeza y se volvió mostrándome la espalda.

"Adiós." Dijo, entró a su departamento y cerró la puerta suavemente detrás de él sin volverse a mirarme. Me quede mirando la puerta cerrada por un largo momento y luego decidí que solo quedaba irme.

Entretanto, me había olvidado completamente del hermano de Romano. Feliciano estaba mirándome, sus ojos estaban del mismo color de los de su hermano y me tomo una mano.

"Lo siento tanto..." Dijo, mientras nos dirigíamos juntos lejos del departamento de Romano, bajando las escaleras. Yo le sonreí un poquito. Nos mantuvimos en silencio un buen rato, ninguno de los dos quería irse aun.

"¡De verdad me agradas!" Dijo Feliciano entonces, "Va a ser extraño no verte, suspirando por Romano" continuó y cuando ya estábamos afuera finalmente dejo mi mano.

"¡Nos volveremos a ver, Feli!" Le dije, tratando de sonar contento incluso aunque no lo estuviera. "¡Después de todo, estas saliendo con el hermano de uno de mis amigos! ¡Vamos a terminar viéndonos tarde o temprano!"

"¡Oh, verdad!" Exclamó Feliciano, sonriendo. "¡Tienes razón!" Rió. "Bueno. Entonces... ¡Nos vemos!"

"Si... Nos vemos..." Susurré y miré como Feliciano se iba. Di algunos pasos, volviendo a mi auto desastrosamente estacionado, cuando lo impensable pasó:

"¡OH!" Gritó alguien. "¿YA TERMINASTE DE ACOSAR A MI HERMANO?"

Mire a mi alrededor y luego me di cuenta de que la voz venia desde arriba. Levante la mirada para ver a Romano mirando hacia abajo por una de las ventanas del edificio del que acababa de salir. Algunos transeúntes se detuvieron a mirarlo, preguntándose qué estaba pasando.

Romano me estaba mirando e incluso desde ahí abajo podía ver que estaba frunciendo el ceño. Nos mantuvimos así por un largo momento, mirándonos uno al otro, cuando repentinamente Romano volvió a abrir la boca:

"¡NO OLVIDES TRAERME UN MUFFIN DE ARÁNDANOS CUANDO REGRESES AQUI! ¿LO ENTIENDES BASTARDO?"

Luego cerró la ventana y desapareció dentro del edificio. Parpadeé un momento confundido, luego mi corazón empezó a palpitar frenéticamente dentro de mi pecho y una sonrisa apareció lentamente por mi rostro. Me pregunté por un momento si de verdad debería ir a comprar ese muffin de arándanos, pero luego me dije a mi mismo que mejor debía correr de vuelta al edificio antes de que Romano volviera a cambiar de idea.

La puerta inmediatamente se abrió al tocarla y la adrenalina en mis venas hizo que casi volara por las escaleras de vuelta al departamento de Romano. En un segundo ya me encontraba en el lugar en que estaba parado hace menos de diez minutos y no pude contener mi sonrisa cuando me di cuenta de que el italiano estaba esperándome con la puerta abierta y los brazos cruzados sobre su pecho.

Cuando finalmente esta a un paso de distancia de él, se sonrojo:

"¿Dónde está mi muffin de arándanos?" Pregunto.

"...no lo tengo..." Dije entonces y sin poder esperar más, literalmente levante sus pies del suelo y lo abracé.

"¡Hey! ¡Hey! ¡D-Detente!" Gritó entre mis brazos, tratando de liberarse a sí mismo de mi, "¡Y-yo aun estoy enojado contigo!"

Trato de pelear una vez más por un momento, luego se quedo quieto y cerró sus brazos alrededor de mis hombros. Cuando eso pasó, lo dejé libre y comencé a besarle cada parte de la cara. Romano no se quejó, solo mantuvo sus brazos a mí alrededor.

"Yo... No te he perdonado, ¿lo entiendes?." Dijo Romano entre besos. "Aun no te creo. ¡De verdad que no te amo ni sé porque te quiero aquí de vuelta!"

Acaricié su rostro, pase mi pulgar por su tembloroso labio y le sonreí brillantemente, lo que hizo que el rubor de Romano aumentara por diez.

"¡Maldito...!" Gritó y súbitamente sus labios encontraron los míos. Cualquier cosa que quisiéramos decir en ese momento murió en nuestras gargantas...

Ningún beso nunca me había sabido más dulce, porque sabía que ese no iba a ser el último. Iban a venir un montón más después de este.

Romano era mío.

Yo era de Romano.

Y eso no iba a cambiar por un largo, largo, largo tiempo.

Así fue como nuestra vida juntos comenzó. Una vida que nunca pensé que obtendría esa noche hace mucho tiempo, cuando mis amigos y yo decidimos ir a dar una vuelta a ese nuevo club nocturno. Una vida de la cual me habría dado por vencido si no me hubiera dado cuenta de lo que el pacto en verdad quería de mí a tiempo.

Mi vida sin Romano, incluso si se queja e insulta las 24/7, sería una vida vacía.
Paso a paso todo volvió a la normalidad y dos meses después el Restaurante de Romano estaba finalmente abierto. Hubo una fiesta colosal ese día y todos a los que conocíamos fueron a comer lo que Romano había cocinado. Las mesas estaban llenas, las pinturas de Kiku y Feliciano fueron admiradas un montón y los clientes empezaron a hablar del local a sus amigos, los cuales les contaron a otros amigos que les contaron a sus amigos y así.

Para acortar la historia, fue un triunfo total con T mayúscula. Incluso empecé a trabajar de medio tiempo ahí, solo para ayudar a Romano. No todos los días por supuesto, porque yo ya tenía un trabajo para mí mismo y había veces en las cuales solo quería llegar a casa y dormir. Ser camarero es un trabajo complicado, pero es divertido, siempre y cuando los clientes no sean unos bastardos totales... Ustedes sabes, eso pasa.

Mis amigos también habían comenzado su vida de ensueño. O casi. Yo en realidad no lo llamaría así, pero ellos estaban felices, y eso es suficiente para mí.

Francis, por ejemplo, va a pasitos de bebe para mantener una relación estable con Arthur, el cual, déjenme decirles, vino como un total shock para Gilbert y para mí. Nosotros pensábamos que era Arthur quien había rechazado a Francis hace tiempo atrás en la Secundaria, pero ahora parecía que había más historia de la que conocíamos. Sin embargo, solo Gilbert estaba interesado en saber exactamente qué era lo que había pasado. Mientras tuviera que ver con Arthur, a mí en realidad no me importaba.

Ahora que estamos hablando de Gilbert... Bueno, el empezó a salir oficialmente... Bueno... Con alguien de quien no recuerdo su nombre. Empezaba con... ¿C? No, no era esa.

"¡Matthew! ¡Dios, Antonio!"

Matthew. Ah, sí, el hermano de Alfred. Ellos empezaron a vivir juntos también y Ludwig ahora vive solo en el departamento arriba de la librería que aun poseen. Todo lo que sé es que no le molesta. En absoluto. Escuche que se entero de que Gilbert estaba criando a un pollito bebe en su habitación y que no estaba muy contento con los... Bueno... Los regalitos en el suelo. El pollito aun está vivo, Gilbert... No tanto.

¡Oh, sí! ¡Volví a ver a Elizabeta y a Roderich también! ¡Fue una grata sorpresa encontrármelos hablando con Gilbert de nuevo! Elizabeta es tan adorable con esa gran pancita que tiene. Su hijo es muy lindo, ¡casi podría comérmelo! Por otro lado, Roderich no ha cambiado nada; sigue siendo el mismo hombre con el que salía hace mucho tiempo y...


"¿Qué demonios estas escribiendo cada maldita noche?"

"Oh, ¿estás despierto?"

"Por supuesto que estoy despierto. No paras de reírte solo..." Dijo Romano y tomó los papeles de entre las manos de Antonio. Antonio trató de quitárselo pero la mirada de Romano lo hizo devolverse a la silla, derrotado. Romano leyó un par de líneas y luego volvió a dejar los papeles en el escritorio. Se dio cuenta de que había otras pilas de papeles escritas con otros tipos de letra y comenzó a leer esos también.

"Francis y Gilbert los escribieron..." Dijo Antonio. Romano torció los labios disgustado mientras leía uno escrito por Gilbert.

"Si... Reconozco el estilo..."

Antonio espero hasta que finalmente Romano se aburrió y le devolvió las hojas de papel a Antonio, quien las puso todas nuevamente en orden.

"¿Porque estas escribiendo la historia de cómo terminamos juntos? E-es estúpido." Dijo entonces Romano.

"No, no lo es." Dijo Antonio con una sonrisa. "Es lindo, tanto como tú. ¡Pensé que sería genial compartirla con el mundo entero también!"

"¿Con el mundo entero?" Exclamó Romano, sus ojos abiertos de par en par. "¿Con el maldito mundo ENTERO? ¿Acaso eres idiota? ¡No quiero verme ridiculizado así!"

"¡No lo serás! ¡Por el contrario, la gente te amara! ¡Francis me va a ayudar a publicarlo!" Dijo Antonio. Hubo un largo momento de silencio, luego Romano suspiró profundamente y se masajeó las sienes. "Quizás deberías escribir tu punto de vista también." Los ojos de Antonio brillaban, "¡Por favor, Romano! ¡Me harías muy feliz!"

"Tú siempre estas feliz." Dijo Romano, volvió a pensar en las palabras de Antonio y exclamó: "¡No, no voy a escribir!"

El rostro de Antonio se cayó.

"Bueno, quizás solo un párrafo... ¡No me mires así! ¡Dije que quizás!"

Antonio volvió a sonreír. Romano se sonrojó y miró hacia otro lado.

"¿Sabes qué?" Exclamó Romano entonces, "Es demasiado pronto para hablar de esto." El volvió al dormitorio, "Vamos." Dijo desde el otro lado de la puerta.

"En un momento" dijo Antonio, "solo necesito escribir el último párrafo..."

"¡Cielos, Antonio!"


Y así es como empezó el mejor periodo de mi vida. O quizás no. No estoy seguro de si este es el mejor periodo de mi vida o solo el comienzo de una serie de los mejores periodos de mi vida. Probablemente sea la segunda opción. De cualquier forma, debería escribir de nuevo lo que escribí acerca de mi cuando recién empecé a contarles esta historia mía.

Aquí voy.

Mi nombre es Antonio Fernández Carriedo. ¿Mi apariencia? No es nada especial. De veinticinco años, hombre, con un enmarañado pelo castaño, ojos verdes y una sonrisa especial que tengo reservada para la única persona que amo en este mundo. Puedo ser estúpido a veces y Romano me da cabezazos cada vez que estoy siendo demasiado despistado. El dice que es una forma de terapia. Yo creo que el solo está siendo sádico.

Tengo dos mejores amigos. ¿Que tenemos de especial?

Que creemos que somos muy afortunados, porque estamos completamente enamorados y sabemos que ese amor es reciproco.

Esos somos nosotros.


"¿Vas a venir o no? No puedo hacer todo esto yo solo, ¿sabes?"

Antonio escribió la última frase y corrió al dormitorio.


Tres idiotas enamorados. Es imposible estar solteros.

Fin.


Gracias a todos los Reviews, Favoritos y Seguidores.

Este es el final de la historia... me alegra haberla terminado al fin ! Se que podrá tener errores, o mejor dicho horrores ortográficos... muchos capítulos los traduje y paf ! directo a la pagina... de hecho, este no es la excepción pero intentaré mejorarlos con el tiempo ~

Con esto, les digo:

Adiós !

Quizas nos leamos en otra historia ~

Yaya Romance !