Cap. 1: Sorpresa de Madrugada

El viento otoñal golpeaba con fuerzas los ventanales del décimo piso del gran departamento, anticipando la llegada de un frío y lluvioso invierno. Rarity se removió en su cama, aun con los ojos cerrados. Su reloj biológico le indicaba que ya era hora de despertar, pero le era casi irrealizable. Hace mucho tiempo que no había dormido tan bien. Semanas, meses incluso años. Se sentía tan bien dormir acompañada…

Rarity abrió los ojos bruscamente y se sentó rápidamente. Era imposible que estuviera acompañada. Su marido estaba en el extranjero y no regresaría hasta dentro de dos meses. Entonces, ¿quién era aquel dormía profundamente a su lado?

- Oh, no. ¡No puede ser! – susurró. - ¡No, no, no, no!

Con sumo cuidado corrió la manta que cubría al intruso de su cama, sólo para llevarse una terrible sorpresa.

- ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ, SPIKE! – gritó la mujer de morados cabellos. Su grito fue tan fuerte y desesperado que logró no solo despertar al chico, sino también hacerlo caer de la cama. - ¿¡QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO AQUÍ, SPIKE! ¡VETE, VETE DE INMEDIATO!

- ¡Por Celestia, Rarity, deja de gritar! – rogó desesperadamente el chico. - ¡Tranquilízate!

- ¿¡Cómo quieres que me tranquilice cuando acabo de despertar con uno de mis alumnos en mi cama! ¡Y además completamente desnu-…! Oh, no. – Rarity enmudeció secamente. No podía creer lo que había sucedido. En todos sus años de carrera nunca creyó que algo como esto podía pasar. Ella era una respetable profesora de universidad y ahora, toda su dignidad y profesionalismo terminaban ante sus ojos por grave error. – Oh, no. Spike, dime por favor que no hicimos lo que estoy pensando.

- ¡Claro que lo hicimos! – dijo el chico con cabello verde, mientras se sentaba a un costado de la cama. – Anoche no te veías tan arrepentida como ahora…

- ¡Cállate, Spike! ¡Esto es un grave error! – la pálida mujer enterró su rostro entre sus manos y lloriqueó exasperada - ¿Qué dirá le gente de mi ahora? ¡Perderé mi empleo de seguro y nadie me contratará jamás! ¡Todos me apuntarán con el dedo! ¡El horror!

- Hey, Rarity. – dijo Spike acercándose a ella y acariciando su espalda – Tranquila, nada de eso va a pasar.

- ¿¡Cómo quieres que me tranquilice, Spike! ¡Acabo de acostarme contigo y quieres que me tranquilice! ¡Claro, como tú no eres el que perderá su matrimonio, ni su trabajo, ni su vida completa!

- Maldita sea, ¡quieres tranquilizarte y escucharme de una vez, Rarity! – dijo el joven al borde de la desesperación.

Rarity lo miró fijamente unos segundos, sorprendida ante la rudeza de su alumno. Spike no se caracterizaba por ser así, todo lo contrario, era caballeroso, amable y muchas veces tímido.

- Rarity, yo no diré nada de lo que pasó aquí. Nadie tiene por que enterarse de esto. No quiero perjudicarte a ti ni a tu fama. A pesar de que tu no hayas sentido lo mismo que yo anoche, jamás haría algo que te hiciera daño. Yo te amo, Rarity. – dijo Spike mientras tomaba ambas manos de su profesora y depositaba en una de ellas un suave beso – Te amo como nadie te amará jamás.

- Spike, y-yo… - titubeó Rarity completamente enternecida por las palabras del joven.

- Shh, no digas nada. – dijo el chico de verde cabellera – Necesitas algo de tiempo y lo entiendo. Me iré enseguida y todo será como si nada hubiese pasado – dijo Spike bajando tristemente el volumen de su voz a medida que terminaba la frase.

El chico dio media vuelta, se bajo de la cama y comenzó a recoger sus ropas. Rarity sólo podía observarlo emocionada y enternecida… Por qué sólo eso sentía por su alumno. Sólo eso podía sentir por él, ¿verdad?

- Podrías quedarte a desayunar, si quieres. – dijo Rarity algo nerviosa – Quiero decir, yo tengo la culpa por lo que paso, porque te incentivé a que hiciéramos esto cuando debí haber frenado todo y mantener una postura firme y-… - la mujer de morados cabellos no pudo continuar su compleja explicación ya que sin previo aviso, Spike se acercó a ella y la besó apasionadamente.

- Me encantaría. – dijo Spike con una enorme sonrisa en el rostro antes de entrar al baño del cuarto.

- Celestia, qué estoy haciendo. – susurró la mujer mientras enterraba nuevamente su rostro entre sus manos.

Cap. 2:

Rarity y Spike desayunaban silenciosamente en la gran mesa del comedor.