Ginny entró a la Sala Común justo a tiempo para ver a Ron hacer una mueca de angustia y chillar.- ¡Bueno, está bien, lo haré!
Confundida, se acercó para ver qué estaba haciendo su hermano esta vez. Si se podía saber algo por las expresiones de Harry y Hermione, ellos tampoco tenían mucha idea de qué hablaba.
-Qué… bueno, -le dijo inciertamente Hermione.- Harry, ¿de qué está hablando?
-No tengo idea, -respondió él. Levantó la vista.- ¡Ginny, tú eres su hermana! ¿Lo sabes?
-Acabo de llegar, -le contestó ella simplemente.
-¿Entonces no? –Harry sonaba decepcionado.- Creí que se suponía que los hermanos podían leerse las mentes entre sí.
-Esos son los gemelos, -corrigió Hermione.- Y no es muy científico, de todas formas.
-Bueno, la magia tampoco lo es, -le dijo él.
-Saben, podrían simplemente preguntarme, -sugirió Ron útilmente.
-Por supuesto, -habló Hermione, asintiendo.- ¿Ron, de qué estás hablando?
-¿Recuerdan que dije que en nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia volvería a jugar un juego de mesa con Harry? –Preguntó retóricamente.
-Apenas, -concordó Harry.
-Bueno, estoy tan aburrido que creo que tendré que jugar de todas formas, -se quejó.- Pero no el Monopoly de nuevo. Todavía no me recupero de la última vez.
-¿Qué pasó la última vez? –Preguntó Ginny.
Hermione giró los ojos.- No preguntes.
-Bueno, ¿si no quieres jugar Monopoly entonces qué quieres jugar? –Preguntó Harry.- Acordamos no jugar Scrabble con Hermione y parecías un poco… preocupado de que fuera el asesino en los demás juegos. Incluso en los que no tenían asesino.
Ron dejó el resto de su pasada decisión.- Todavía no puedo dejar de sospechar lo suficiente como para jugar Cluedo, ¿pero por qué no Life? Podría ser divertido, y si no al menos pasaremos el tiempo.
-¿Hay un juego llamado Life? –Preguntó Ginny confundida.
Hermione asintió.- ¿Sabes algo de los juegos de mesa?
Ella negó con la cabeza.
-Bueno, puedes jugar con nosotros si quieres, -la invitó.- Iré a buscar el juego mientras Harry les explica las reglas a ti y a Ron.
-¡Hermione! –Chilló Ron, alarmado.- ¿Estás segura de que confías en él para…?
-No funcionará si no confías en que les explique las reglas del juego, -lo interrumpió ella.
Por un momento pareció que Ron iba a protestar, pero luego suspiró.- Bueno…
-Lo primero que hay que hacer es elegir en sexo, -comenzó Hermione.- Seré una chica. Supondría que todos ustedes serían lo que son, pero depende de ustedes.
-Eso parece buena idea, -concordó Harry.- Seré un chico.
-Yo también, -anunció Ginny.
Él la miró extrañamente.- ¿En serio? ¿Por qué?
-¿Por qué no? –Le respondió ella.
-Voy a ser una chica, -declaró Ron.- Pero, a diferencia de Ginny, tengo una razón.
-Esto será bueno, -murmuró Ginny.
-No quiero hijos, -les informó.- Y si me caso con una chica no hay forma de que los tenga.
-El juego no va así, Ron, -le respondió Hermione dudosamente.
-Entonces no se parece mucho a la vida, -se quejó él, cruzándose de brazos.- Y no tendré hijos a menos que mi mujer me engañe.
-O que tú engañes a tu mujer, -agregó Harry.
-¿Por qué engañaría a mi mujer? –Preguntó Ron, pareciendo confundido.- Realmente no quiero hijos. Por eso tengo una esposa en primer lugar.
Ella negó con la cabeza.- Ay, no importa. Lo que tenemos que hacer ahora es decidir quién va a la universidad y quién no.
-¿Cuál es la diferencia? –Se preguntó Ginny.
-Si vas a la universidad entonces no empiezas a trabajar inmediatamente, pero te dan tres opciones de carreras y salario para elegir, además de que obtienes acceso de todas las carreras, porque algunas piden un título, -explicó Hermione.
-Bueno, supongo que el salario es más importante que el trabajo, y eso no cambiará, -pensó Ginny en voz alta.- Creo que me gustaría empezar a trabajar ahora y recibir el salario.
-Bueno, -le dijo Hermione, tomando las tarjetas de carrera. Las mezcló y se las acercó para que tomara una, haciendo lo mismo con las de salario.
-Voy a ser vendedora por 30.000… dólares. ¿Eso es mucho? –Se preguntó.
-Piensa como si fueran galeones, -aconsejó Ron sabiamente.
Los ojos de Ginny se agrandaron.- ¡Eso sí que es mucho! Debo tener un negocio o algo. Y es uno bastante exitoso.
-Y pensar que es una de las tarjetas de salario más bajas, -comentó Harry, divertido.
Los demás eligieron ir a la universidad, así que Hermione entregó los 40.000 dólares de deuda estudiantil.
-Esto es ridículo, -se quejó Harry.- ¿40.000? ¿En serio? ¿No debería el gobierno pagar una parte?
-No en Estados Unidos, -respondió Hermione.- Dirían que es socialismo.
-Pero son 40.000 dólares, -se quejó él.- ¿A quién no le gustaría no tener que pagarlos?
Ella levantó los hombros.- No me preguntes, no vivo ahí. Y son 50.000 para cuando los pagas.
Él se quejó y giró la ruleta.
Ron fue, sorprendentemente, el primero en graduarse.- Eso quiere decir que voy ganando, ¿no?
-Yo ya estoy trabajando, -comentó Ginny.
-¿Y? Te tomó todo un turno arreglar una goma pinchada, -le respondió él.- Eso no dice nada bueno de ti, especialmente dado que deberías saber un hechizo para eso si tienes un auto.
-Estoy bastante segura de que se supone que seamos muggles, -le contestó ella.
-Nunca acepté eso, -se quejó Ron tercamente.
Hermione acercó las tarjetas de salario y carrera a Ron para que eligiera.
-Y… soy un atleta, que gana 80.000 galeones, -anunció Ron animadamente.- ¡Seguro que juego con los Chudley Cannons!
-¿Por qué un atleta muggle estadounidense sería parte de un equipo de Quidditch inglés?
-¿Por qué podría alguien querer jugar con los Chudley Cannons? –Preguntó Harry.
-Si tuvieran 80.000 galeones que gastar en un jugador, seguramente no estarían en último lugar, -declaró Ginny. Hizo una pausa.- A menos que gasten tanto en gente tan buena como Ron.
-¡Eh! –Se quejó él.
-Realmente quisiera no haber caído en "haz nuevos amigos", -comentó Harry distraídamente.
-Sólo dices eso porque caíste en escribir un reporte, -le contestó Ron.
-Sí, exactamente, -respondió seriamente.
-No creo que sea tan malo, -le dijo Hermione.- Quiero decir, estoy en la lista de Dean.
-¿Qué es eso? –Preguntó Ginny.
-No estoy segura, -admitió Hermione.- Pero suena prestigioso.
-Bueno, eso o te metes en problemas tan a menudo que entraste en un tipo de lista, -opinó Ron.
Hermione le dio una mirada venenosa.- Es lo primero. Y ahora que me gradué, ¿harías los honores, Harry?
Él asintió y acercó las tarjetas.
-Parece que puedo ser superestrella, artista o agente de viajes, -comentó en voz alta.- De cualquier forma ganaré 90.000 dólares. –Suspiró.- Quisiera que hubiera un trabajo más serio.
Ginny quedó con la boca abierta.- Supongo que ir a la universidad tiene sus ventajas…
-Deberías ser agente de viajes o artista para ganar más dinero de lo que deberías, -le dijo Harry emocionado.
Ella negó.- No puedo imaginar que ganaría mucho. Seré superestrella, supongo.
-¿Entonces qué? ¿Eres modelo o actriz o algo? No me lo imagino, -le dijo Ron honestamente.
-¡Ron! ¡No digas esas cosas! –Exclamó Ginny, golpeándole el brazo. Giró hacia Hermione.- Ignóralo. Sólo está celoso porque eres una chica mucho más bonita de lo que él jamás podría ser.
-¡Eh! –Se quejó Ron, refregándose el brazo.- No soy una… espera, supongo que por este juego lo soy.
-Eso es todo, -terminó Ginny orgullosamente.
-Y ahora me gradúo, -anunció Harry. Eligió sus dos tarjetas.- Seré un maestro y ganaré 100.000 dólares.
-Es imposible que a los maestros de Hogwarts les paguen tan bien, -opinó Hermione.- No lo creo. Y tampoco creo que mis maestros muggle ganaran tan bien.
-Hermione, olvidas algo muy importante, -le dijo Ron seriamente.
Ella pareció bastante sorprendida.- ¿Lo estoy?
Él asintió.- Sí. Harry obtiene todo ese dinero por "enseñar".
-¿Qué quieres decir? –Preguntó Harry sospechosamente.
-Claramente tienes algún tipo de negocio de drogas o algo a un lado, -acusó Ron.
Harry se quejó.- ¿De nuevo, Ron?
-Al menos no dice que planeas matarnos, -intentó consolarlo Hermione.
-Estoy un poco perdida, -admitió Ginny.
-Ron está convencido de que soy corrupto, -explicó Harry.
-Eh, -habló Ron, levantando las manos inocentemente.- Sólo digo lo que veo.
-Parece que me caso, -les informó Ginny.- Huh. Ni siquiera sabía que estaba saliendo con alguien.
-¿Chica o chico? –Preguntó Hermione, tomando una de cada persona.-
-Chica, creo, como soy varón, -respondió ella.
-Tenemos que decidir con quién se casó, -insistió Ron.
-¿Por qué? –Preguntó Ginny.- ¿No es suficiente que me case con una chica sin nombre? Realmente sólo está aquí para agrandar la familia.
-¡No, no es suficiente! –Chilló Ron.- ¡Y francamente estas recién descubiertas tendencias miso… misog… algo me están perturbando!
Ella giró los ojos.- Bueno, está bien. ¿Con quién me casé?
-¿Qué tal Luna? –Sugirió Harry.- Es amigo tuya, ¿no?
-Luna será, -respondió ella, levantando los hombros.- ¿Podemos continuar?
-Bueno. Parece que yo también me caso, -les dijo Hermione.- Me casaré con un chico por la misma razón que Ginny.
Ginny le dio una mirada a Ron antes de poner una expresión inocente.- ¿Qué tal Vik…?
-¡Malfoy! –Exclamó Ron.- Te casas con Malfoy.
-¡Claro que no! –Le respondió Hermione, escandalizada.- ¡Tú cásate con Malfoy!
-No puedo, ya se casó contigo, -explicó Ron orgullosamente.
-¡Pero él odia a los nacidos de muggle! –Se quejó ella.
-El sexo debe ser fantástico, -murmuró Harry.
Ella le dio una mirada venenosa.- Tú no ayudas.
-Lo sé, -le respondió brillantemente.- ¿Me toca casarme?
-En un minuto, Harry, -le contestó Hermione distraídamente.- ¿Por qué demonios haces que me case con Malfoy?
-Creo que es "Draco" si están casados, -le dijo Ron, ignorando la pregunta.
-Bien. ¿Por qué haces que me case con Draco?
-Hermione, sé que valorizas mi opinión, pero no parece justo que me culpes por lo que elegiste en tu vida, -le dijo él virtuosamente.
-No quiso que te casaras con Viktor porque está celoso, -tradujo Ginny.
-Pero no le molesta que me case con Draco, -dijo ella incrédulamente.
-Claramente no. Las relaciones Mortífagas de Draco hacen que sean una pareja muy poco probable, -respondió Ginny. Inclinó su cabeza a un lado.- Aunque una extrañamente linda… no tanto como Harry y Malfoy, pero sin embargo tendrían hermosos hijos.
-Espera, ¿qué? –Preguntó Harry, alarmado.
-Creo que te estabas casando, -le dijo ella simplemente.- ¿Chico o chica?
-Chico, -respondió después de pensarlo por un momento.- Así no podremos tener hijos.
-¿Por qué no quieres hijos? –Preguntó Ron.- ¿Intentas mantenerlos alejados de tu peligroso estilo de vida?
-Ron, soy un maestro, -repitió Harry exasperado.
Él le guiñó un ojo.- Oh, lo sé.
-¿Puedo preguntar por qué nos casamos en un auto? –Se preguntó Harry.- Quiero decir, ¿en serio? ¿Un auto? Es como un casamiento móvil. Debemos estar en Las Vegas. Qué romántico.
-No sé, parece el tipo de cosa que a Ron le parecería romántica, -se burló Ginny.
-¿Saldremos de este auto alguna vez? –Preguntó Ron.
-Si me tengo que casar con Draco, entonces tú te casas con Goyle, -declaró Hermione.
Él levantó los hombros.- Puedo vivir con eso. Pero… ¿Cuál es el primer nombre de Goyle?
-¿Goyle tiene nombre? –Preguntó Ron, sorprendido.
Hermione giró los ojos.- Es Gregory.
-Greg y yo nos llevaremos bien, -anunció Harry animadamente.
-En realidad no le gusta que le digan así, -advirtió Hermione.
-Greg y yo nos llevaremos bien, -repitió, sonriendo.- Así que ahora todos tenemos un lindo y forzado matrimonio.
-Excepto Ron, -comentó Ginny.- Para ser el primero en graduarte, vas muy lento en el camino de la vida.
-Es la maldición del último juego, -explicó Ron solemnemente.
-No sé, -habló Hermione pensativamente.- ¿Realmente es tan malo tomarte tu tiempo en el camino de la vida y no apurarte por terminar?
-No me digas que te vas a poner filosófica, -pidió Harry.- Es sólo un juego.
-No lo haré, lo prometo, -mintió Hermione.
-Parece que compro muebles, -anunció Ginny.- Dice que le pague el vendedor… que soy yo. ¿Eso quiere decir que me pago a mí misma?
-La forma más fácil de decirlo es que te los dan gratis, -respondió Hermione.
-¡Mi propia hermana! –Chilló Ron indignado.- ¡Una ladrona! ¡No se está a salvo de la corrupción en ninguna parte!
-Me pueden haber dado un descuento o algo, -se defendió ella.- ¡Es mi tienda!
-Me siento tan avergonzado, -dijo Ron, negando con la cabeza.- Harry, no te permito que hables con Ginny.
-Sabía que me ibas a culpar, -se quejó Harry.
-Parece que yo también caí en comprar muebles, -notó Hermione, moviendo su auto al mismo espacio que Ginny.
-¡Accidente de auto! –Exclamó Harry.
-No es un accidente de auto, -discutió Hermione.
-Hermione, los dos autos están en el mismo lugar. Eso es lo que yo llamo un accidente, -explicó él pacientemente.- A menos que lo hicieras a propósito, en cuyo caso es un choque.
-¿Les pasó algo? ¿Tenemos que arreglarlos? –Preguntó Ginny preocupada.
-No, -le dijo ella firmemente.- Sólo giren la ruleta.
-Perdí un turno, -se quejó Harry.- Creo que tengo una crisis existencial.
-¿Una qué? –Preguntó Ron confundido.
-No sé, -admitió Harry.- Pero parece serio.
-Bueno, finalmente me caso, -les informó Ron.- Me casaré con una chica para que haya oportunidad alguna de que tengamos hijos.
-¿Por qué todos odian a los niños? –Preguntó Ginny curiosamente.
-No me gusta que me digan que tengo que tenerlos, -respondió Harry.- En la vida real me gustaría un par, pero no porque alguien más lo dice.
-Tampoco me gusta que me fuercen a casarme, -agregó Ron.
-¿Pero a qué te refieres con "oportunidad alguna"? –Preguntó Harry.- ¿Dices que mi método no funcionará?
-Sólo creo que dos chicas tienen menos posibilidad, hasta con la magia, de concebir que dos chicos, -explicó.
-Tú, -le dijo Hermione, con un brillo de maldad en los ojos.- Te casarás con Pansy.
-¡Ay, por favor, Hermione! –Se quejó Ron.
-No me "por favor, Hermione", -le contestó ella seriamente.- Tuve que casarme con Draco.
-Eso no quiere decir que te tengas que desquitar conmigo, -le dijo él, luciendo ofendido.- ¡Y mira, me tengo que mudar el otro lado del país! Claramente, Pansy es muy controladora.
-Yo también me tuve que mudar por el país, -le dijo Hermione.- Por suerte, Inglaterra no es un tan grande.
-Creí que jugábamos en Estados Unidos, -comentó Ginny, confundida.
-Claramente estamos en algún tipo de limbo, -opinó Harry. Se quejó.- Genial. Tengo que ir a visitar a los suegros. El padre de Greg seguro intentará matarme, como es Mortífago y todo. ¿Por qué no tiene que visitar a mis padres, si yo tengo que ver a los suyos?
-¿Porque los tuyos están muertos? –Sugirió Ron útilmente.
-¡Exacto! No tiene que hacerlo, así que no es justo. Siento como si tuviera mi vida en mis manos, -se quejó Harry.
-¿Una chacra? –Hermione no podía creerlo.- ¿Y costa 100.000 dólares? Nunca compré una casa, pero eso parece muy, muy caro. ¿Y por qué querría una, de todas formas?
-Quizás Draco la quiere, -comentó Harry astutamente.- ¿Y crees que eso es malo? Yo compro una casa que literalmente está partida en dos y me cobran 40.000 dólares. Me cobran lo mismo que mi deuda escolar por una casa destrozada. Ni siquiera estoy seguro de que el seguro lo valga, pero compraré uno de todas formas, porque la casa claramente es un desastre. Apuesto a que me darán un precio terrible.
-Maldición, no puedo creer que tengo una hija, -dijo Ginny, sonando sorprendida.- Supongo que cuesta menos no notar esas cosas cuando no estás embarazada.
-Oh, ¿cómo se llama? –Preguntó Hermione.
-¿Por qué tiene que tener un nombre? –Preguntó Ginny.
-¡No puedes dejar a tus hijos sin nombre! –Exclamó Ron, horrorizado.- ¿Qué tipo de horrible madre eres?
-Ni siquiera son de verdad, -se quejó ella.
-Sólo síguele la corriente, -aconsejó Harry.
-Oh, no sé, -dijo, mirando por la habitación.- Dejaré que Luna le ponga nombre.
-¿Luna? –Ron no lo podía creer.- Seguramente le pondrá un nombre estúpido, como "Moonbeam" o algo así.
-Moonbeam será, -decidió Ginny, poniendo la ficha rosa en su auto.
-¡Qué bien! ¡Tengo una casa asombrosa! –Festejó Ron. Frunció.- Oh, esperen, cuesta 200.000 galeones. ¿Por qué dejé que Pansy me convenciera de comprar una casa victoriana? Supongo que compraré el seguro, sólo porque tengo miedo de que un viento fuerte me cueste miles de dólares. Estúpida casa no mágica… ¡sabía que no debimos haber visitado a sus padres!
-Acabo de tener gemelas, -anunció Hermione.- Dos chicas.
-Te das cuenta de que Malfoy querría ponerles algo raro como Scorpion, ¿no? –Preguntó Ron retóricamente.
-Bueno, no tiene suerte, -resopló Hermione.- He decidido que me gustan los nombres Rose y Juliet, y como estoy aquí y presuntamente pasé por el trabajo de parto mientras él no está y no lo hizo, es mi decisión.
-¡Oh, no lo creo! –Exclamó Harry.
-¿Qué? –Preguntó Ginny.
-Me despidieron, -contestó, mirando vacíamente al espacio donde había caído.- ¿Cómo pueden despedirme?
-Supongo que finalmente se dieron cuenta de lo que hacías en tu tiempo libre, -anunció Ron triunfantemente.
-¡Ron, no puedes decir eso de un maestro! –Se quejó Hermione.- Lo haces sonar como si fuera… ya sabes…
-En realidad no, -corrigió él.- Pero lo aclararé: supongo que finalmente se dieron cuenta de tu negocio criminal.
-¿"Negocio criminal"? –Repitió Harry.- Creí que sólo vendía drogas
-¡Sólo vendía drogas? –Repitió.- No dejo de esperar que toques algún tipo de fondo moral, pero nunca pasa, ¿o sí? Nunca.
-Debes poner tu tarjeta de salario y de trabajo en la pila, y elegir unas nuevas, -explicó Hermione.
-Parece que ahora soy un artista que gana 100.000 dólares, -anunció Harry, sonriendo.
Ron apoyó la cabeza en sus manos.- Nunca aprende.
-Acabo de tener otra hija, -les dijo Hermione.- Le pondré Lydia.
-Ya son tres chicas, -notó Ginny.- ¿Soy yo, o intentas evitar que Malfoy tenga un heredero?
-Sólo eres tú, -le dijo ella.
-No puedo creer que me invites a un estreno y me hagas pagarte 15.000 galeones, -se quejó Ron.- Y apuesto a que la película ni siquiera fue muy buena.
-¿Sabes qué película es? –Preguntó Harry.
-No estoy completamente seguro, -concedió Ron.- Pero todavía me parece que fue muy caro. Además, ¿Por qué preparo una habitación para bebé? No tengo hijos.
-Bueno, acabo de tener gemelos, -anunció Harry.- Y por "yo" quiero decir "Greg", dado que aparentemente se embarazó.
-Pero es un chico, -le dijo Ginny.
Él levantó los hombros.- No sé qué decirte, además de que supongo que no nos cuidamos y hubo magia involucrada.
-¡Pero los dos son chicos, no tenían que cuidarse! –Se quejó Hermione.
-Magia.
-No puedo creer que tuvieras sexo con Goyle, -le dijo Ron, haciendo una mueca
-Lo hice hacerse una cirugía plástica mágica, -explicó.
-¿Sería plástica si es mágica? –Se preguntó Hermione.- Quiero decir, los magos parecen creer que los puntos de sutura son una terrible idea.
-Basta de analizarlo, -ordenó Harry.- Sólo sé que Greg es mucho más atractivo de lo que era.
-¿Cómo le pusiste a los gemelos? –Preguntó Ginny.
-Peter St. Potter y Beelzebub Potter. Y sí, el nombre de mi marido ahora es Greg Potter, -respondió.
-Nota mental: nunca dejes que Harry nombre algo, -murmuró Hermioone.
-¡Los nombres de tus hijas son por personajes de libros!
-Mucha gente creería que eso es algo bueno, -le respondió calmadamente.
-¿Mi casa se inundó? –Ron no podía creerlo.- ¿Por qué soy el que tiene problemas en la casa? ¡Me tocó la mejor!
-Quizás la naturaleza te castiga por tu orgullo, -sugirió Ginny. Miró de cerca al auto de Hermione.- Hermione, no es por nada pero, ¿no tenías un auto verde?
Ella miró hacia abajo, y vio que el auto de su familia era naranja.- ¡Es cierto! ¿Qué pasó?
Ron tosió firmemente, mirando hacia Harry.
-¿Qué? –Preguntó, frunciendo. Miró hacia abajo y vio el auto verde justo a su lado.- ¿Me creerían si les digo que no tengo idea de qué pasó?
-No, -respondió Ron simplemente.
-Bueno, de verdad que no la tengo, -le dijo Harry honestamente.
-Me postulo para intendente, -anunció Ginny.- Votarán por mí, ¿no?
-Haré más que eso, -prometió Harry.
-¿Debería alegrarme porque Harry ayuda o molestarme porque claramente le comprará la elección a mi hermana? –Se preguntó Ron.
-No me refería a eso, -discutió Harry.- Ah, y un árbol cayó en mi casa. Qué bueno que tenía seguro. Aunque no sabía que todavía quedaban árboles por aquí. Supongo que ya no hay.
-Veamos, -habló Ron, al encontrar un desvío.- Podría irme de picnic o tener un bebé. Ni es una decisión difícil.
Hermione movía su auto cuando una de sus hijas rosas se cayó de él.- Ups…
-¡No puedo creer que tiraras a tu hija del auto! –Chilló Ron, horrorizado.
-¡La cosa se cayó! –Se defendió Hermione.
Eso no ayudó en nada.- ¿Cosa?
-Parece que gastaré 25.000 galeones en un campo de deportes, -anunció Ginny, entregando a Ron el dinero.
-Esperen… -habló Harry sospechosamente.- ¡No crean que no reconozco un soborno cuando lo veo!
-Harry, explicó Ron pacientemente.- Tú eres el corrupto, no yo.
-¡Todo ha sido una pantalla de humo! –Continuó Harry fuertemente.
-No he hecho nada malo, -se defendió Ron.- Y además, acabo de caer en "intercambiar salarios", Harry.
-Tengo que descubrir qué tienes conmigo, -dijo Harry seriamente mientras de mala gana dejaba su tarjeta de salario.- Y aquí tienes los 25.000 dólares por "clases de tenis".
-¿Tienes que decirlo así? –Preguntó Ron.- Quiero decir, "clases de tenis". Lo haces sonar tan sórdido.
-¿Y no lo es? –Lo desafió Harry.
-No sé de qué hablan, y tampoco lo quiero saber, -les dijo Hermine.
-¡Hey, gané el Premio Nobel de la Paz! –Exclamó Ginny emocionada.
-¿Por qué? –Ron no podía creerlo.- Ni siquiera fuiste a la universidad y vendes muebles para vivir. Y mientes. Quizás tiene algo que ver con el lenguaje de señas que aprendimos para comunicarnos con tu hija sorda.
Ginny se quejó.- Ay, basta, Ron. Incluso si la pequeña Moonbeam está sorda, y no digo que lo esté, no es razón para hablar de eso cada cinco segundos.
-Bueno, ¿por qué otra razón lo aprenderíamos? Y tú fuiste la primera, -notó Ron.- Y luego de tener a tu hija. Además, no dejas de caer en escuela de verano.
-Me gusta que mi hija tenga un verano estructurado, -gruñó ella.- ¡No es tonta!
-Nunca dije que lo fuera, -canturreó Ron. Giró e hizo una mueca.- ¡No! ¡No, no, no!
-¿Qué pasa? –Preguntó Hermione, ligeramente preocupada.
-Acabo de adoptar gemelas, -se quejó.
-¿No es algo bueno? –Preguntó Harry.- Quiere decir que Pansy no te engañó.
-Claro que lo hizo, -contradijo Ron.- Sólo no se quedó embarazada. Y de haberlo hecho, nos hubiéramos divorciado.
-No puedes divorciarte en el Life, -le dijo Hermione.
Sus ojos se agrandaron.- ¿Qué? ¿Qué tipo de juego es?
-Aparentemente uno que cree muy fuertemente en la santidad del matrimonio, -respondió Ginny. Miró a los autos de Harry y Ron.- Bueno, quizás no tan fuertemente.
-Voy a ponerles a mis hijas Lily y Natty, -informó Ron.
-¿Natty es un nombre? –Se preguntó Ginny.
-¿Lo es Moonbeam? –Respondió Ron.
-¡Eh, Luna eligió ese nombre! –Se defendió ella.
-Luna ni siquiera está aquí, -le respondió.- Además, mis hijas aparentemente son igual de tontas que la de Ginny, dado que van a la escuela de verano.
-Ron, acabamos de hablar de por qué estar en la escuela de verano no te hace tonto. Podrías estar intentando adelantarte o no tener que tomar una clase en el año escolar o hasta hacer un curso por diversión, -le dijo Hermione.
-No necesitas consolarme, Hermione. De todas formas no las quería, -respondió estoicamente.
-No tengas hijos, -aconsejó Ginny.
-No me dieron mucha opción, -le dijo Ron.
-Toma los 30.000 galeones por "equipo de gimnasio", -le dijo Ginny, entragándole el dinero.
-En serio, dejen de decirlo así, -ordenó Ron.
-¡Hey, encontré un tesoro! –Exclamó Hermione felizmente.
-Qué bien por ti, en serio, ¿pero viste dónde cayó Harry? –Preguntó Ron, con voz temblorosa.
-Donas 15.000 dólares para el baile de caridad de la policía, -leyó Harry en voz alta.- No sé cual es el problema.
-Ahora Harry tiene a la policía de su lado, -explicó Ron, asustado.- ¿Cuántos han muerto en el golpe?
-Tres, -respondió Harry fácilmente.- No te preocupes, quedan al menos seis.
-¡Así que compré una cabaña en un lago y ahora le dio un tornado! –Chilló Ron.- ¿Acaso Harry ya sabe cómo controlar el clima?
-No… -contestó Harry inocentemente.- Lo que sí sé, es cómo ganar 100.000 dólares, también por el Premio Nobel de la Paz.
-Aparentemente tengo una crisis de edad. Supongo que mi premio de la paz ya no me emociona, -comentó Ginny, suspirando.- No puedo ser doctora, maestra o contadora porque no fui a la universidad. Aunque puedo ser agente de viajes, que básicamente es el mismo trabajo, pero me pagan 50.000 galeones.
-Guau, -exclamó Harry, impresionado.- Qué forma de convertir una crisis en algo positivo, Ginny.
-No, ahora el juego me está forzando a ser corrupto, -se quejó Ron.- Me debo pagar a mí mismo 35.000 galeones por un "torneo de golf".
-Al menos eres honesto, -le dijo Hermione secamente.- Unos ladrones se metieron a mi casa, y claramente la respuesta más lógica era pagar mis impuestos.
-Claramente, -concordó Ginny, con ligera burla.- Visité el Gran Cañón y ahora estoy jubilada.
-Si por "jubilada" quieres decir "muerta", -comentó Ron.
-N, estoy bastante segura de que quiero decir "jubilada", -insistió ella, negando con la cabeza.-
-Pero tienes el menor sueldo, ¿por qué te jubilarías primero? –Preguntó él razonablemente.
-Tengo gustos simples, -explicó ella.
-Parece que he estado "limpiando las calles", -comentó Harry, poniendo una sonrisa maníaca.
Ron simplemente negó, decepcionado.
-Fui a pescar, -les informó Hermione.- Y en el próximo turno me jubilo.
-¡Sí! ¡Caí en cambiar salario! –Exclamó Harry, contento.- Es casi el final, pero me gustaría tener mi dinero de vuelta. –Les acercó su mano.
Ron miró tristemente su tarjeta de salario, antes de entregarla.- Bueno, fue bueno mientras duró. ¡Y también tengo que patrocinar una exhibición de arte! Ni siquiera estoy seguro de querer saber cómo pasó esto.
-Es mejor que no hablemos de ello, -dijo Harry, asintiendo sabiamente.
-Y ahora aparentemente planto un árbol por el "día del árbol", sea lo que sea, -comentó Ron, sacudiendo la cabeza.- Y entonces me tomaré un crucero de lujo porque supongo que no quiero plata para mi jubilación, dado que sé que en realidad significa la muerta.
-En serio que no, -corrigió Hermione.
-Y apoyo la vida salvaje antes de retirarme, -les informó Harry.
-Y eso es todo, -dijo Ron.- Estamos todos muertos.
-Jubilados, -repitió Hermione.
-Sólo estás en negación, -decidió.
-Alguien golpéelo de mi parte, -pidió ella.
-Con gusto, -le dijo Ginny, golpeándolo de nuevo en el brazo.
-¡Ay! –Se quejó él.
-Todos cuenten su dinero y sus tarjetas de vida, -instruyó Harry.
Estuvo todo en silencio por unos minutos mientras todos hacían eso exactamente.
-1.600.000 dólares, -anunció Hermione.
-1.825.000 dólares, -les dijo Harry modestamente.
-870.000 galeones, -contó Ginny en voz baja.
-875.000 galeones, -anunció Ron animadamente.- No quedé último ni perdí con mi hermana.
-Ay, cállate, -le dijo Ginny, gruñendo.
-Así que Harry volvió a ganar, -comentó, asqueado, girando los ojos.- No sé por qué me sorprende. O siquiera si me sorprende. No, definitivamente no me sorprende.
-¿Se supone que todos los juegos de mesa sean así? –Preguntó Ginny dudosamente.
Harry y Hermione se miraron entre sí.- No, -contestaron al mismo tiempo.
-¿Entonces todo es culpa de Ron? –Preguntó Ginny sabiamente.
-No iría tan lejos, -le dijo Hermione.
-Bueno, yo sí. Y sí, bastante, -respondió Harry.
-Sin mí no se divertirían tanto con estas cosas, -insistió Ron.- Y yo no soy el corrupto.
-Mira, sólo porque terminé el juego con el doble de dinero que tú no quiere decir que sea corrupto. –Insistió Harry.- Quiero decir, mira a Hermione. Tenía casi tanto como yo, pero no escucho ninguna acusación hacia ella.
-Eso es porque yo sé lo que significa la palabra "sutileza", y no te atrevas a llamarle la atención hacia mí, -advirtió Hermione.
-¿Hay alguien en quien pueda confiar? –Exclamó Ron, con falsa angustia.
-En realidad me fue peor que a ti, -notó Ginny.
-Sí, pero eres mi hermana, así que no cuentas, -explicó.
Ella lo miró venenosamente, antes de pararse e ir hasta su dormitorio.
-Bueno, esta vez realmente no jugaré con ustedes, corruptos tramposos, nunca volverá a pasar.
Con eso, Ron dramáticamente se paró y salió de la sala común.
-¿Soy yo, o Ron es un muy mal perdedor? –Preguntó Harry retóricamente.
-No sé, pero definitivamente hace eso para no ayudar a limpiar, -dijo ella, sacudiendo la cabeza molesta. Sacó la varita de su túnica y casualmente la movió entre sus dedos.- Aunque tú no me volverías a hacer algo así, ¿cierto?
Harry miró la varita y tragó saliva.- No, definitivamente no. De hecho, ¿por qué no me dejas guardarlo? En serio, insisto…