Hola chicos y chicas que gusten de está bonita historia estoy aquí presentándoles algo que se me ocurrió mientras volvía a ver Floricienta una idea fantástica, fuera de lo común, obviamente seguiré lo que es la línea de la historia pero con algunas modificaciones.

Desclaimer: Los personajes y escenarios de Floricienta pertenecen a Cris Morena Group.

Prólogo.


Delfina ya no sabía que hacer para retener a Federico a su lado, cada vez él y la cardo estaban más cerca. Frantz ya les había dado su bendición y a ella la querían sacar de la Mansión Fritzenwalden a como de lugar, inclusive ya el alemán y Federico habían decidido a donde mandarla… no estaba mal pero ella no se quedaría con los brazos cruzados, las enfermedades se le estaban acabando…

Su madre entró a su habitación con cara de boba enamorada, vieja hurraca, ya estaba cincuentona y estaba jugando a la enamorada con ese incompetente doctor Claudio Bonilla. Y hablando de inútiles él entró prendado de su madre.

—Delfinita… mi amor—habló su madre, ella le miró—¿Ya decidiste que vas a hacer con Federico?—

—No…-estaba molesta… no tenía ningún plan para hacer que Fritzenwalden cayera.

Al parecer Claudio no era tan idiota después de todo, el doctor sugirió que la Santillán se hiciera pasar porque estaba embarazada. ¡Bingo! Precisamente en la sala de la casa se encontraba aquella señora que traía a su bebé.


¿Quién los viera? Besos y más besos ardientes entre ellos, habían dejado de ser besos dulces y llenos de amor y ahora estaban metidos en el cuarto de servicio besándose apasionadamente, tocándose en varias ocasiones y disfrutando del pequeño momento… ¿Cómo habían llegado a eso? Ni ellos mismos sabían… después de Frantz les cachará besándose en la cocina todo había avanzado a otro punto en especial.

Sentía su piel arder con las caricias apasionadas de él, por fin su príncipe estaba dispuesto a amarla completamente.

—Florcita te amo—entre besos y besos la ropa fue saliendo de ambos cuerpos, sentían sus pieles quemar al contacto con el otro. Delicioso era la palabra que podían definir.

—Yo también te amo mi principito—y otro beso lleno de dulzura pero las manos del rubio eran más agiles y mientras se besaban él se deshacía de las ropas de Florencia.

Un rato más tarde eran uno solo, una sola alma, un solo corazón latiendo a mil por hora… la adrenalina al hacer el amor era infinita, sus cuerpos fundidos, una fina capa de sudor cubriendo sus cuerpos y sus cabellos mezclados mientras estaban recostados en lo que una vez fue la cama de Amalia.

Sin darse cuenta ambas mujeres hermanas, hijas de diferente madre pero del mismo padre iban a empezar un juego, una mentira y una verdad.

La sonrisa socarrona de Delfina daba miedo, en el cuarto que compartía con Sofía se guardaban todas sus jugadas sucias con su madre y ahora implícito Claudio. La Santillán se iba a mover tierra, mar y aire para hacerse pasar por embarazada de Federico Fritzenwalden.

Y Florencia iba a recibir una bendición hermosa.

Era el inicio de una mentira y una verdad.