NINGUN PERSONAJE ME PERTENECE, TODOS SON OBRA DE J.K. ROWLING.

ESTE DRAMIONE ME ACOSO POR MESES HASTA QUE COMENCÉ A ESCRIBIRLO EN AGOSTO DE 2011 Y AHORA HE DESIDIDÓ QUE HE DE TERMINARLO A COMO DE LUGAR.

OJALA QUE LES GUSTE.


No fue algo que se le ocurrió en cuanto la vio entrar, del brazo de Viktor, al gran comedor, luciendo como si por fin hubiera aceptado que era una chica, por supuesto que no, la idea había estado rondándole la cabeza varios meses atrás.

¿Cómo había pasado?

De la manera más graciosa que se puedan imaginar.

Había estado riéndose a espaldas de ella, con sus amigos de Slytherin, luego de que una maldición le rebotara, y sus, ya de por si enormes incisivos, comenzaran a crecer aún más.

Fue un brillo de temor y odio que resplandeció en los ojos castaños de la muchacha.

Jamás había visto una expresión como esa y luego cuando ella salió de la enfermería con su nueva dentadura, se sintió un poquito culpable, algo en su interior le decía "tienes que disculparte" pero él sabía que eso nunca iba a pasar, solo podría haberlo hecho si lograra encontrarla sola y nadie lo acompañara a él, pero eso nunca sucedía, ella siempre estaba acompañada del traidor a la sangre Weasley y de San Potter. Además Crabbe y Goyle nunca lo dejaban solo, eran dos gorilas sin cerebro que siempre necesitaban que él les dijera que hacer.

De todas maneras, el no tenia por que disculparse, la compasión y el remordimiento no eran dos sentimientos que Draco Malfoy hubiera sentido alguna vez en su vida, aunque un golpe bajo a su orgullo fue el detonante que el ególatra muchacho necesitó.

Unas semanas después de que Granger saliera de la enfermería con sus nuevos incisivos, Draco estaba en la biblioteca, convenciendo a Pansy Parkinson para que le hiciera la redacción de encantamientos que tenía pendiente, cuando de pronto, tras un estante de libros, alguien pronunció su nombre, atraído por la curiosidad, se dispuso a escuchar.

- Sigo pensando que deberíamos echarle una maldición, no puedo creer que no estés enojada con él, Hermione.

- Ya te lo dije Ron, enojarme con Malfoy es desperdiciar energía, sería darle importancia a alguien que no la merece y eso sería como dejarlo entrar, no me cae nada bien, eso lo sabes, si buscara vengarme solo estaría comportándome igual que él.

Lo que le siguió a la conversación tenía que ver con los deberes y algo de cómo Weasley era un necio por no querer entender que Potter no había puesto su nombre en el Cáliz de Fuego. Esos temas no le interesaban a Draco, solo había una frase que había comenzado a taladrar su cerebro "Malfoy es desperdiciar energía, sería darle importancia a alguien que no la merece y eso sería como dejarlo entrar" por alguna razón, el desprecio de la muchacha lo enfurecía, lastimaba su ego.

"Bien" pensó Draco, "si esa sangre sucia inmunda a preferido dejarme de lado, me veo obligado a mostrarle de lo que se pierde, en poco tiempo la tendré comiendo de mi mano, como a las demás".

Su primer movimiento tenía que ser ese mismo día, de esa manera para las vacaciones de navidad obtendría la primer prueba de que Granger había cedido a su encanto de serpiente, en forma de regalo misterioso bajo el árbol, haciéndole compañía al de las demás.

Mientras coqueteaba con Pansy para que le hiciera los deberes, no perdía detalle de la conversación al otro lado del estante, luego de que Weasley se enojara por un comentario que incluía las palabras "Que idiota eres Ron", Malfoy obtuvo su oportunidad.

La castaña se quedó sola y Parkinson necesitaba consultar cierto libro, dicen que la ocasión hace al ladrón, bueno esto fue algo parecido.

-Milicent todavía tiene mi libro de Herbología ¿Podrías buscarme un ejemplar de "Mil hierbas mágicas y Hongos"? solo me falta eso para terminar tus deberes.

-Está bien, ahora regreso.- Draco se levantó.

-Debe estar en el estante de atrás.

"Que conveniente", pensó Draco.

Le dio la espalda a la chica y dio vuelta en el pasillo. Sola y rodeada de libros con múltiples hojas de pergamino fue que la encontró, la chica estaba demasiado concentrada para notar su presencia, la oportunidad era perfecta para comenzar su juego.

Draco se posicionó detrás de Hermione, apoyó sus manos sobre la mesa, rodeándola con sus brazos y con la voz más dulce y seductora le habló al oído.

-Hola Hermione.- Fue lo único que dijo y la chica se sobresaltó al tiempo que un escalofrío recorría su espalda.

Cuando volteó a ver quién era, por un segundo (el tiempo que tardó en reconocerlo) sus rostros quedaron a centímetros de tocarse, el muchacho pudo percibir el aliento y la fragancia de la Gryffindor, jamás se hubiera imaginado que fuera tan dulce, ese detalle lo tomó desprevenido, por un segundo su cerebro se desconectó, lo olvidó todo.

Hermione reaccionó, lo empujó lejos de ella, se puso de pie y retrocedió unos pasos.

-Vete de aquí Malfoy.

-No eres nadie para darme órdenes, Granger, además no te pongas a la defensiva. Vengo a disculparme.

-¿Tú, Disculparte?- pregunto irónica e incrédula.

-Sí. Resulta que esa maldición que te convirtió en castor fue un accidente, aunque te hice un favor ¿No? Dejaste que se redujeran más de lo que debían, así que de nada.

- No creí que fueras tan observador, eso si me sorprende, aunque, tienes razón, deje que se redujeran, pero no tengo nada que agradecerte, yo tenía programada una cita con Madame Pomfrey desde que el curso inició, lo único que hiciste fue adelantarla.

-Esa mentira ni tú te la crees Granger.

-Puedes pensar lo que quieras.

-Bien, entonces pensaré desde hoy que te hiciste esa reducción solo para gustarme.

-Hay Malfoy, ser convertido en hurón afectó tu cabeza. Escúchame bien cretino, ni en un millón de años me fijaría en ti.

-Eso lo veremos.- Draco avanzó hasta donde Hermione estaba y estiró un brazo, como si fuera a abrazarla, pero en lugar de eso tomó el libro que había ido a buscar, se dio media vuelta mientras le dedicaba una torcida media sonrisa a la chica.


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LO CONTINUARÉ PRONTO, LO PROMETO.

NOS VEMOS A LA PROXIMA.

-AnSaku-