Al final no he podido resistirme jajaja, así que aquí lo tenéis, en primicia, el primer capítulo de "I want to be an idol" La verdad es que no merece mucho la pena, sólo presento a algunos personajes y poco más, el siguiente será más divertido, lo prometo!

Por cierto, todas las calles existen de verdad (lo que me ha costado encontrar una que me sonara bien...)

La canción que canta Alfred en este capítulo es Guts de All time low.

Muchos besos a todas :)

Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen, ni tengo ningún derecho sobre ellos, simplemente estoy escribiendo sobre ellos por diversión.

Parejas: A ver que piense... de Hetalia será: América x Inglaterra (principal) Prussia x Hungría, Austria x Hungría, Lituania x Polonia, Grecia x Japón, Francia x Canadá, Canadá x Seychelles, España x Romano, Alemania x Italia y creo que no me dejo ninguna más XD Luego las de Fairy Tail: Natsu x Gray, Gray x Leo, Erza x Gerald.

oooooooo

Elisabeth

Eran las once y media de la mañana, pero yo no podía levantar.

Desde que me habían despedido hacía ya dos meses, era como si mis fuerzas me hubieran abandonado completamente y me impedía llevar mi vida hacia delante. El trabajo era mi vida, eso de investigar nuevos fármacos, realizar experimentos, comprobar resultados, hasta echaba de menos hacer informes con los resúmenes de mis investigaciones.

En definitiva, mi vida era un asco.

-¿Elisabeth? –Me susurró Roderich desde la puerta. Al menos me quedaba mi novio, era lo único bueno que había en mi vida en ese momento, llevábamos viviendo juntos tres meses, antes de que me despidieran y la verdad no sé qué habría hecho sin él-. ¿Estás despierta?

-Sí. –Roderich era profesor de música en la Escuela del barrio y como estábamos a principios de verano, se encontraba en casa. Normalmente por la mañana solía practicar el piano desde que se levantaba, pero últimamente no lo hace para no despertarme. Si es que era un cielo.

-¿Puedes venir un momento, por favor?

Me levanté pesadamente y me puse las zapatillas. Apenas podía abrir los ojos pero hice mi mejor esfuerzo para ponerme de pie y seguirle a través del pasillo. Llegamos a la sala de estar llena de libros de música y de química donde el pequeño ordenador estaba encendido.

-Mira esto. –Y me invitó con un gesto galante a que me sentara en la silla de escritorio. Señaló la pantalla del ordenador mostrándome un anuncio con colores excesivamente brillantes.

Después de casi cuatro años de espera, la 2º Edición de "SuperStar" está en marcha, el único programa de televisión mundial en el que serás capaz de convertirte en estrella.

Sólo necesitas saber cantar y bailar. Anímate, vente con tu grupo a las audiciones que se celebrarán en estas ciudades (las ciudades se han decidido por azar)

-Austria, Viena (Graben, 9)

-Inglaterra, Londres (Oxford Street, 16)

-Estados Unidos, Nueva York (Brodway, 8)

-Japón, Tokio (Shibuya, Sendagaya, 551)

-Seychelles, Vitoria (Albert Street, 4)

-Polonia, Varsovia (Emilit Plater, 19)

*Concurso para chicos de entre 18 y 30 años.

-¿Qué es esto? –Pregunté finalmente.

-Creo que deberíamos presentarnos. –Me comentó.

-Y yo creo que estás loco.

-Piénsalo, tenemos todo un verano por delante y tú te volverás loca si sigues sin actividad. Las audiciones son para dentro de dos semanas, creo que si ensayamos un par de horas…

-Espera, espera… ¿me lo estás diciendo en serio? –Pregunté conmocionada. -¡Yo no puedo presentarme! Es decir, llevo sin cantar como unos… ¿doce años? No quiero hacer el ridículo, Rod.

-Te sentará bien, Elisabeth, sólo para divertirnos un poco. No creo ni que nos acepten, el concurso es mundial, viene gente de todo el mundo a presentarse, pero al menos pasamos el rato y recordamos viejos tiempos. –Aún podía recordar a un Roderich diez años más joven tocando el piano frente a mí, esperando a que yo empezara a cantar. La verdad era que nuestro pequeño grupo que habíamos formado él y yo sólo había sido para animarme un poco debido a que… bueno, ¿para qué hablar del pasado? –Además, tienes una voz preciosa Elisabeth.

-Con halagos no me harás cambiar de opinión. –Chisté, intentando no sonreír por su bonito comentario.

-Por favor… -Le miré sorprendida, Roderich jamás suplicaba, tenía demasiado orgullo para eso. –Hazlo por mí, sabes que este siempre había sido mi sueño.

Suspiré exasperada. Era verdad, el mayor sueño de Rod era tocar en un escenario de verdad ante los ojos de miles de personas, en un auditorio decente. Por lo general, solía contentarse con las pequeñas audiciones que hacía para los padres y alumnos una vez por trimestre que no solían alargarse más de cinco minutos.

-Supongo que no perderé nada con ello. –Acepté finalmente.

Sentí cómo Roderich me abrazaba por la espalda inundándome con su calidez.

-Other Music vuelve a la carga.

Toris

Llevaba esperándole unas dos horas enteras. Iba ya por mi séptimo café y había releído el periódico del día como unas tres veces. Miré nerviosamente a la puerta. No había manera, él siempre llegaba tarde pero aquel día se llevaba el récord. Únicamente seguía esperándole porque sabía que él aparecería, jamás dejaba de lado nuestras citas aunque siempre parecía olvidar la hora acordada.

Lo peor era que había sido así desde siempre, desde el momento en que nos conocimos (hace un par de años ya, cuando vine para estudiar de Erasmus) nunca pudo llegar a la hora ninguna de las veces que quedábamos, a pesar de que le había dicho mil veces lo mucho que me molestaba, él seguía en su línea.

Estaba afinando mi guitarra, cuando lo vi aparecer estrepitosamente por la puerta. Iba vestido de verde y violeta y parecía que había estado corriendo una maratón porque tenía la cara completamente congestionada y respiraba afanosamente.

Mi corazón idiota, como siempre, empezó a dar saltos de alegría al verle pero me apresuré a acallarlo recordándole que él jamás, jamás, jamás, jamás, correspondería mis sentimientos.

Después de todo, él se consideraba una celebridad de la canción, yo sólo era su músico.

-¿Qué te ha ocurrido? –Pregunté, levantándome preocupado.

-¿Que qué me ha ocurrido? –Feliks estaba recuperando el aliento poco a poco. –Lo mejor que podía pasarme.

Dicho esto, me entregó un papel de colores estridentes que convocaba a todos los cantantes de la ciudad de Varsovia para un concurso llamado "SuperStar."

-¿Qué es esto? –Me senté confundido y dejé el papel en la mesa. Feliks empezó a reír y señaló el panfleto.

-Esto, amigo mío, es nuestro pasaje para la fama.

-¿En serio? No me suena haber oído hablar de este concurso.

-Eso es porque eres muy joven. ¿Conoces White Rain, no?

-Por supuesto que sí. –White Rain era uno de mis grupos favoritos. Siempre llevaba su último disco en el coche para escucharlo cuando iba a trabajar.

-Ese grupo se dio a conocer gracias a este concurso. –Feliks se deshizo de su chaqueta y se sentó conmigo, tomando un trago de mi capuccino, siguió hablando. –Empezó hace cuatro años, es un concurso de muy alto presupuesto por eso no se ha repetido hasta ahora. Las cadenas de todas las televisiones del mundo lo retrasmitían ¿lo sabías?

-No, la verdad es que no. –Comenté mirando el panfleto con otros ojos. –Tú quieres que nos apuntemos ¿no es así?

-Ya lo he hecho.

-¡¿Qué? ¿Sin consultarme? –No sé para qué me enfadaba, para Feliks jamás había tenido ni voz ni voto. Todas las decisiones las tomaba él y a mí sólo me quedaba callar y acatar las consecuencias de sus decisiones.

-Toris, es SuperStar. Jamás en toda tu vida vas a tener una oportunidad como esta para volverte famoso. Además, White Rain forma parte del jurado de esta edición. –Añadió con una sonrisa.

Me quedé en blanco.

-¿Ma… Matrioska y Alexia? ¿Quieres decir que podría llegar a conocerlas? –Estaba eufórico, aunque no lo demostré. No podía creerme que vería a mis ídolos, que podría conocerlas, que incluso les podría hablar directamente. Sería el momento más bonito de mi vida.

-Eso será si conseguimos entrar. Pero tranquilo, lo haremos estoy seguro. Soy el mejor cantante de toda Varsovia, es imposible no tenerme en cuenta.

Sí, sí ¿cuántas veces había dicho que era el mejor cantante de Varsovia? ¿Un millón?

-No sé, Feliks. Yo lo veo muy negro. Si este concurso es tan conocido como dices, seguro que habrá mucha gente queriendo apuntarse.

-Lo sé, chico, por eso tengo un as bajo la manga.

No me gustaba para nada la pícara mirada de Feliks aquel momento. Iba a hacer una de las suyas, lo intuía.

Por desgracia, no me equivoqué en mis cavilaciones.

Gilbert

Llamé a la puerta otra vez. No me lo podía creer, llevaba más de dos minutos ahí parado enfrente de la puerta de Heracles y él no me dejaba pasar ¡a mí! ¡al awesome! ¿pero qué falta de respeto era esta?

-¡Sé que estás ahí! ¡Veo tu coche en la entrada!

-Vete… quiero dormir. –Oí la voz de Heracles muy tenuemente detrás de la puerta.

-Ábreme, necesito hablar contigo. –Silencio. –Heracles… -No quería usar mi carta aún, todavía no. –Heracles, deja pasar al awesome. –Le ordené. Nada.

Era necesario utilizar medidas drásticas.

-Si no me dejas pasar, llamo ahora mismo a Kiku y le digo que estás enamorado de él. –Le amenacé cogiendo mi awesome móvil y empezando a marcar.

Empecé a oír pasos muy lentos acercándose a la puerta. Clic, clic, clic y la cerradura se abrió dejándome ver una casa llena de gatos por todas partes y a su propietario, muerto de sueño y con el pijama aún puesto, en el resquicio de la puerta.

-No lo harías…

-Claro que sí y lo sabes. –Le di al botón de llamada y me lo puse en la oreja, oí un tono, dos tonos… Heracles se hizo a un lado, invitándome a pasar con un gruñido. Colgué y entré a su casa inmaculadamente blanca, completamente hecha de mármol. Entré al salón como pude (apartando algunos gatos aquí y allá) y me tiré al sofá.

-¿No me vas a invitar a un café?

-No. –Qué descortés tratar a su invitado con esas maneras. -¿Qué quieres?

-Quiero esto. –Le dije entregándole uno de los carteles que anunciaban el concurso de "SuperStar" por todas partes. Heracles lo leyó pausadamente y se encogió los hombros.

-¿Y qué tiene que ver conmigo?

-¿Recuerdas el grupo que formamos en la Universidad? ¿Nine days? –Heracles asintió lentamente-. Quiero que nos presentemos.

-No. –Heracles se levantó, dirigiéndose hacia su habitación. –Si no quieres nada más, ahí tienes la puerta.

Rápidamente me puse a su altura y con un brazo le impedí el paso.

-Seríamos ricos. –Le tenté. El premio era ni más ni menos de medio millón de dólares y la grabación de un disco.

-No me importa.

-Famosos.

-No me importa.

-Te reconocerán adonde quieras que vayas, Heracles y jamás tendrás que volver a ese trabajo que tanto odias.

-Lo único que quiero ahora es dormir, Gilbert. Lárgate ya.

Odiaba tener que suplicar, pero no me quedaba otra opción. El chantaje emocional siempre funcionaba.

-Por favor, por favor, Heracles.

-Eres muy pesado. –Dijo ahogando un bostezo.

-Es mi sueño, el único que he tenido toda mi vida. Quiero cantar, ser famoso, que las chicas me adoren, grabar un disco, hablar con las estrellas…

-No me necesitas para hacer todas esas cosas.

-Claro que sí te necesito. Eres el mejor violinista que ha existido nunca Heracles, eres el único que me puedes ayudar.

-Búscate a otro. Hay muchos violinistas en el mundo.

Era la hora de ponerse melodramático.

-Bueno, tienes razón, Heracles. Siento haber desperdiciado tu tiempo. Me iré a ahogar mis penas en una botella del alcohol, a soñar qué hubiera pasado si hubiese ganado el concurso. –Cogí mi móvil con un suspiro. –Supongo que tendré que darle la mala noticia a Kiku. Con lo ilusionado que parecía cuando le dije que formábamos Nine days de nuevo.

Heracles se volvió para mirarme. Estaba tan impresionado que incluso dejó caer a su gato por la escalera que bufó y se fue coleteando el aire.

-¿Kiku también estaría con nosotros?

-Claro que sí. Te recuerdo que Nine days éramos nosotros tres. Pero supongo que ya todo se acabó. –Casi podía oír una canción triste de violín de fondo. –Nunca volveremos a formar Nine Days. Jamás podremos recuperar nuestra amistad de casi…

-Vale, vale, está bien.

-¿De verdad? –Pregunté esperanzado.

-Sí, pero cállate ya.

-Pues haz las maletas, Heracles. Nos vamos a Japón mañana.

No llegué a oír la respuesta del griego, pero seguramente sería muy airada. Antes de entrar a mi awesome coche, oí la canción de mi móvil sonar.

Era Kiku.

-¿Gilbert-san? He visto su llamada, ¿ha pasado algo?

-No, no Kiku. Todo va muy bien, tranquilo. Por cierto, estaremos allí dentro de dos días. ¿Tendrás todo listo, no?

-Sí. –Oí perfectamente el suspiro de Kiku detrás del aparato. –Pero, por favor, no le diga nada a Heracles-san… de… lo que… siento por él.

-Tranquilo, Kiku. Tu secreto está a salvo conmigo, siempre y cuando estés dispuesto a tocar como hacías antes.

-Lo estoy, pero no le diga nada.

-Ok, Kiku. Nos vemos.

Colgué y arranqué mi coche, dispuesto a hacer las maletas y a comprar los billetes hacia Tokio.

Alfred

Let me go down,

Let me go, let me go down alone,

Let me go down, just let me go down

If I'm gonna go down, then just let me go, let me go down,

Just let me go, down let me go!

La verdad es que yo era absolutamente increíble tocando la guitarra, los dedos se movían por los trastes como si estuvieran acariciando a una bellísima mujer y la guitarra me respondía con sus magníficas notas, propias de un hero. Cerré los ojos, me encantaba escuchar cómo quedaban los tres instrumentos unidos, la batería de Antonio, el bajo de mi hermano Matt y mi guitarra, se unían para formar una hermosa melodía que lo inundaba todo.

Terminé mis últimas notas del solo, les hice una señal a mis chicos y respiré profundamente para cantar el último estribillo.

It feels like finding out that I've got the guts to say anything

Feels like breaking out, when I can give up my reputation.

Finally I can see honestly I've got the guts to say anything

Finally I can see, that honestly I've got the guts to say anything.

-Creo que hemos estado geniales. –Comenté secándome el sudor de la frente. Miré a Matthew y a Antonio, ambos parecían tan entusiasmados como yo.

-Bien sûr, por supuesto Alfred. –Dijo una voz a nuestra espalda. Cuando me giré, pude ver a Francis apoyado en la puerta de la cochera, con una mirada de suficiencia.

-¡Francis! –Hacía mucho tiempo que no veía a mi mejor amigo. Desde que nos conocimos cuando él vino a mi casa como estudiante de intercambio, nos volvimos inseparables. Normalmente yo paso las vacaciones de Primavera en su casa y él viene en verano a pasar un par de semanas.

-¿Me habéis echado de menos? –Preguntó él, sacudiendo el pelo de Matthew y saludando a Antonio.

-Claro que sí. No te esperábamos tan pronto. –Afirmé, dejando la guitarra en su sitio y sentándome en uno de los altavoces.

-Bueno, la verdad es que he adelantado mi llegada por una razón. –Y nos repartió un papel a cada uno, lleno de palabras francesas incomprensibles.

-¿Qué pone aquí?

-Matthew, querido, ¿podrías traducir para que tu hermano se entere?

-Se… segunda edición de SuperStar…

-¿SuperStar? –Grité. Era imposible ¿SuperStar de nuevo? Había sido el fenómeno del siglo, Francis y yo no nos perdimos una sola Gala, nos aprendimos todas las canciones, imitábamos a los concursantes, jugábamos a ser profesores de canto… Había sido genial.

-¿Qué es SuperStar? –Preguntó inocentemente Matthew.

-Un concurso raro que hubo hace tiempo… -Contestó Antonio, intentando traducir el folleto a su idioma.

-¿Un concurso? –Pregunté aún conmocionado por la noticia. –No fue un concurso cualquiera, fue EL CONCURSO. ¿Te acuerdas cuando la cantante de Yaiy se equivocó en la letra de la canción y empezó a llorar en medio del escenario?

-O cuando Five cantó esa canción tan horrible de los años sesenta e hicieron una versión tan buena que lo contrataron para hacer un single.

-Lo mejor fue cuando todos cantaron "Simply you" y fue número uno durante dos años seguidos.

-Vaya, sí que os afectó ese concurso. –Comentó Matthew.

-Y que lo digas, Matthew, fue realmente genial. Uno de los mejores programas de la historia.

-¿Qué te parecería participar? –Preguntó en un tono burlón, Francis.

-En eso estaba pensando. –Mis ojos brillaban con intensidad. Gracias a ese concurso, formamos HERO y no habíamos dejado de tocar en ningún momento-. Francis, tenemos que participar.

-Debemos participar, es obligatorio. –Asintió Francis.

-Me aburriría al estar todo el verano sin vosotros, yo me apunto. –Dijo Antonio, haciendo un movimiento con sus baquetas.

-También me gustaría participar… pero, no sé. –Matthew dudaba.

-Tranquilo, Matt, no es como si fuéramos a ganar, sólo vamos a pasarlo b…

-¿CÓMO QUE NO VAMOS A GANAR? –Grité. Estaba seguro que ganaríamos, SuperStar estaba hecho para nosotros, había sido creado para que HERO ganara esta edición. –Sé que ganaremos, estoy seguro de ello.

-Francis, ¿tú también, no? –Preguntó tímidamente Matt.

Entonces Francis salió de la estancia y volvió a entrar con un teclado electrónico. Lo enchufó y se sentó enfrente de él.

-El concurso empezará en un mes y nosotros estaremos en Washinton en ese escenario. –Afirmó con convicción.

Sonreí.

Por fin los componentes de HERO estábamos juntos de nuevo.


Sed sinceras! Que no estoy muy segura si continuar o no esta historia, sobre todo con mi Fake Polonia y mi Fake Prussia :S