Disclaymer: No, Twilight no es mío –I wish- Pertenece a Meyer. Yo solo me divierto haciendo a Edward y Bella sufrir.

Summary: Después de seis meses de que Edward la abandono, el primer día del mes de Marzo, Bella ve el Volvo en la escuela. Ahí se encuentra Edward, pero de la mano de otra persona ¿Qué hará Bella? ¿Cómo podrá sobrevivir? New Moon, final alternativo.


1.-Capítulo.

Edward está de regreso.

Un amor imposible

By Mommy's Bad Girl.

"Porque las palabras dejaron de existir en el momento en que tu regresaste…"

*.

No pude explicar lo que paso en ese momento. Tal vez fue la sorpresa de ver sus ojos color de miel, o el hecho de haberlo visto de la mano de otra, otra que yo reconocería en mil lugares.

Tanya.

Un escalofrió recorrió mi nuca, la cicatriz de la herida de mi pecho se abrió de una manera contundente y un poco drástica. No sentía nada… nada dentro de la confusión, nada dentro del dolor… nada.

El chillido de Jessica se escuchó lejano.

– Bella, calma... yo sé que esto es duro para ti –Entrecerró los ojos un poco y pude notar la angustia en su tono de voz –, pero no tienes porque quedarte aquí parada echando raíces. Vamos, llegaremos tarde a clase de lengua.

Era el primer día del mes de Marzo, justo hace 6 meses que por última vez vi sus ojos agrios y duros en mi rostro junto al bosque de la casa de Charlie. ¿Acaso sus palabras tenían sentido? ¿Acaso era cierto que ya no me amaba? En ese mismo instante que lo vi abriéndole la puerta de su flamante Volvo y ayudándola a salir fue cuando me di cuenta por primera vez que todos estos meses de obstinación y muerte en vida de mi parte no valieron de mucho. Él ya tenía a alguien más y por más duro que eso pareciera lo tendría que aceptar.

Y el corazón murió en ese momento.

– Son solo tres meses más –Me dije en mi fuero interno –.Solo otros malditos tres meses mas y este sufrimiento habrá terminado.

Cuando llegamos la clase del señor Banner ya había comenzado. Mecánicamente fui hasta el final de la fila y ahí estaba el, mirándome con los ojos vacios, sin ningún rastro de remordimiento. ¿Qué había sucedido? ¿Aquel día en el claro no se había significado nada para él? Mientras me hacia todas esas preguntas sentí su mirada clavada en mi rostro… la respiración se fue entrecortando. Empecé a sentirme mareada y el sollozo que rujia por salir de mi garganta se hizo cada vez más fuerte; los ojos se me empezaron a nublar y una pequeña lágrima resbalo por mi mejilla.

– Señorita Swan ¿Está usted bien?-¡Bravo! Ahora al señor Banner le preocupaba mi estado de ánimo ¡Que alegría! –, ¿Gusta usted que la excuse de mi clase?

– Sí, señor Banner. La verdad es que hoy no me siento muy bien – Mi tono de histeria subía cada vez más y los ojos de mis compañeros seguían clavados en mí, pero no era eso lo que me importaba. En si había un par de ojos que eran los que me perforaban como taladros y hacían sentir cada vez más a mi cuerpo que sufriría un colapso nervioso.

Un temblor gigante me empezó a recorrer el cuerpo. Las imágenes del claro, de la Graduación, el día de mi cumpleaños y hasta las imágenes de aquella horrenda fecha en el bosque me pasaban como diapositivas por la mente, ¿Cómo pudo ser capaz de regresar?, ¿Qué le hice yo para que me hiciese esto?, Me seguía llenando de preguntas el cerebro, seguía intentando encontrar respuestas a aquello que más temía.

Y de repente, sin más ni más, me deje caer en el abismo oscuro que gritaba mi nombre. No sabía dónde me encontraba, las lágrimas borraban mi vista. No quería saber donde estaba, el corazón me lo impedía, no quería respirar por miedo a que esto me hiciese más daño del que ya estaba cometido.

No quería vivir. Eso para mí, estaba prohibido.

Me deje caer en el piso del pasillo, sollozando como nunca antes lo había hecho. No supe cuándo ni cómo, no supe ni porque, pero la voz de Mike Newton Llego a mis oídos y derrumbo aun mas mis barreras. Hizo que todo a mí alrededor volviese con más fuerza.

– ¿Bella?, ¿Bella? ¡Por Dios alguien ayúdeme!-Su voz retumbaba como taladro en mi cabeza. Mi mente se dejo ir y deje que la obscuridad me rodeara. No me importo, no quise salir más a la superficie. No quería… y no lo iba a hacer.

No podía hacerlo.

Sentí dos manos levantándome, sentí voces a mi alrededor… sentí mil cosas pero sin hacerlo. El aire fresco y gotas de lluvia golpeteándome el rostro, mi respiración agitada rompiendo el silencio miedoso que nos rodeaba.

Y a la vez podía estar consciente, mas la consciencia no restaba el dolor producido.

Sentí unas luces blancas en mi cara y en ese instante decidí que era mejor dejarse llevar por lo que sea que estuviese planeando mi mente a soportar más de aquello. A soportar más de vivir sin hacerlo.

A vivir sin tener explicaciones, a esperar…

Las luces blancas golpeaban mi rostro y el olor a medicamento se fundió en mi nariz dejando ardor a su paso.

Tome mi cabeza con una mano y arrugue el ceño. ¿Había sido un sueño?, ¿Todo esto lo había sido?

Por favor… que así haya ocurrido.

– ¿Bella?- La voz de la señora Cope se escuchaba lejana.

– ¡Ay, hija! ¡Qué bueno que despertaste! ¡Nos has dado un susto grandísimo!-Su voz sonaba aliviada, con un matiz cantarín.

– ¿Cuánto tiempo he estado aquí?- Pregunté y cerré los ojos de nuevo.

– Los primeros cuatro periodos de clase. En diez minutos empieza el almuerzo- Murmuró y podía sentir su vista clavada en mí. Podía jurar que ya se había enterado de los rumores.

Rumores que eran ciertos.

Después de repetirle a la señora Cope mil veces que estaba bien me dejo salir para ir a la Cafetería a almorzar algo. Jessica sujetaba mi codo por un lado y Ángela por el otro. Solo había silencio y sus miradas se encontraban por minuto examinando mi cara, ¿Me pregunto cuál era mi expresión en ese momento? Me imagino que no estaba nada bien por el ceño fruncido que tenían las dos en la frente.

– Bella todo va a estar bien-La voz de Ángela sonaba tranquila, pero sabía que debajo de esa fachada se encontraba la preocupación –. Nada más cuando entres, por favor, no voltees a la mesa de los Cullen. Así todo va ser más fácil.

– Sí, Bella –Agregó Jessica –. Has como si nunca hubiera existido en tu vida Edward Cullen, como si nunca lo hubieras conocido.

Me resultaba bastante difícil olvidarme de su voz, de sus facciones, de sus caricias, de sus besos… Dios, de todo.

¿Cómo demonios esperaban que me olvidara de él en un minuto?

Tome aire precipitadamente para no comenzar a hiperventilar y empuje la puerta de la cafetería que como siempre, estaba abarrotada. Hicimos fila y solo ordene una limonada; llegamos al lugar de siempre a sentarnos y me sentí como el primer día de clases, toda la escuela viéndome, viendo mi reacción ante tal impresionante hecho. Los únicos tres pares de ojos que no me prestaban atención eran los de la mesa de enfrente, no se necesitaba ser un adivino para saber quiénes eran.

Un sollozo quería salir, me mordí la lengua para aguantarme las ganas de llorar, pero por dentro estaba desecha. Hice un esfuerzo, como me dijo Ángela y Jessica, me porte de la manera más casual posible.

– ¿Bella? Si quieres podemos saltarnos las 2 siguientes clases he irnos a Port ángeles. Parece que eso es lo que necesitas más que nada en estos momentos. Salir de aquí-La voz de Jessica parecía preocupada y a la vez emocionada.

– Sí Jess, tal vez eso sirva para despejarnos un rato ¿No lo crees así Bella?-Murmuró Ángela con curiosidad, pero no comprendí ni una palabra de las dichas. Asentí con la cabeza, pero eso demostraba demasiado esfuerzo. Todo me dolía.

No podía respirar, tenía el hueco de mi pecho abierto y el dolor se extendía hasta el punto más pequeño de mi cuerpo. No soportaba aquello. Su jodido cinismo me volvía loca. Tenía ganas de pararme y gritarle:

"¿Por qué me haces esto? ¿Dónde había quedado todo el amor que supuestamente me tenias? ¿Porque regresaste? ¿Por qué me lastimas? ¿Por qué no me amas?"

Levante un poco la frente y mire por mis pestañas, no lo hubiera hecho. Edward, Alice y Tanya riendo de lo más despreocupados, Edward levantando con un dedo su barbilla y darle un beso suave y rápido.

Algo dentro de mí se rompió.

Fue ahí cuando no pude más y tuve que salir corriendo a tomar aire, no me importaba quien me hubiera visto y quién no, lo único que me interesaba era salir de ahí ya que estaba a punto de caer de nuevo.

Caer y no querer salir en la superficie.

Llegue hasta el edificio tres al sur de la cafetería y ahí me tumbe sobre la acera, esperando a que el monstro que tenía dentro por fin pudiera salir. Ahí tirada en la acera, con las gotitas de lluvia dándome en la cara, me deje llevar por la tristeza, deje que mi cuerpo cayese en aquel estado de dolor que tanto le llamaba, deje que la vida se me fuera de las manos con la misma facilidad con la que vino a mi…

Me perdí.

Empecé a tener un Flash-Back de todas las cosas que me habían sucedido desde que Edward Cullen llego a mi vida, las buenas y las malas, las tristes y las felices, palabras, besos y caricias. ¿Cómo pude ser tan idiota? ¿Cómo pude pensar que Edward sentiría tanto amor por mí?

En ese mismo instante decidí, o más bien prometí, que no volvería a derramar una lagrima por ese estúpido vampiro. Nunca en mi vida. Jamás…

Me levante muy levemente aun con el dolor del pecho a mil por hora, me limpie las lagrimas con la manga de la chaqueta y me puse de pie. Sentí que alguien me observaba y me giré para ver quién era.

De una belleza impresionante, el pelo rebelde con cada punta a diferentes lados y los ojos color caramelo. Alice.

– ¿Bella? ¿Te encuentras bien?-Su voz sonaba preocupada aunque su rostro se mantuviera sereno.

– Ah... Hola, Alice-Murmuré y aún así mi susurro se quebró.

– Bella, en serio ¡Cuánto lo siento!, Yo le dije que no era bueno regresar aquí pero él no me escucho- Sus ojos intentaban encontrase con los míos, mas yo los desvié.

– No, Alice. No te preocupes. No es tu culpa. No estoy molesta contigo –¡Claro que lo estaba! Pero como había prometido antes, ni una sola lagrima más – Bueno, me tengo que retirar.

– ¡Bella, espera! ¿Cómo te sientes?-Sus ojos intentaban ver mi alma, pero gracias a Dios había tenido todos esos meses de práctica para controlar mis emociones por el bien de Charlie.

– Genial Alice, gracias por preguntar... –Mi voz se crispó de histeria– Bueno, me tengo que ir a clases. Me dio gusto en saludarte…adiós- Murmuré.

– Bella, te recuerdo que veo en tu futuro-Sus ojos se llenaron de ternura y compasión–, y no te veo yendo a clases, así que a mí no me engañas… ¿Por qué no mejor…

– Basta, Alice –La interrumpí con una mirada envenenada y mi tono fue mordaz –. Lo que yo haga o deje de hacer eso es algo que a ti ya no te tiene que importar. Así que métete en tus propios asuntos. Si no te importa me tengo que ir.

Le di la espalda y salí corriendo. Sentía sus ojos clavados en mí, pero no me importaba. Lo único que en ese momento deseaba con más fuerza que nada era alejarme de cualquier cosa que pudiese recordarme a él.

Que ir a cualquier lugar que estuviera en un radio de 10000 kilómetros de distancia alejada de los Cullen o cualquier cosa que me pudiera recordar a ellos. Cualquier cosa que pudiese recordarme que mi corazón ya no existía.

Subí a mi camioneta y la encendí. Baje las ventanillas y saló lo más rápido que el velocímetro me dejaba de el estacionamiento. Necesitaba irme de una vez por todas.

El viento me azotaba la cara y hacia que las lagrimas que se desbordaban de mis ojos se secasen, dejando una extraña sensación en mis mejillas. El corazón roto latía, y con cada latido se quebraba más y más, con cada latido me avisaba que el dolor jamás se extinguiría.

El corazón seguiría latiendo pero muerto.

Mi pie se metió más en el acelerador y tome el camino hacia La Push, necesitaba ver a Jacob. Necesitaba verme protegida… necesitaba olvidar todo.

– ¿Bella? ¿Qué…? ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? ¿Estás bien?-La voz de Jacob aun me parecía muy distante, como si estuviese del otro lado de la casa, gritándome.

– Sí… estoy bien-Había dicho esa mentira tanto tiempo que me salió de lo más natural en ese momento.

– ¿Es por esos malditos chupasangre, verdad?-La voz de Quil se tornó sombría y molesta.

Yo no contesté.

– Sí… Bella cariño, ya notamos que trajeron a otra sanguijuela con ellos, pero no te preocupes aquí estarás a salvo.

Me deje caer en los brazos de Jacob y no supe más. Me sumergí en un duermevela doloroso… solo escuchaba mi respiración entrecortada y sentía como cada vez mas mi corazón iba dejando de latir. Una vocecita en mi cabeza empezó a murmurar una y otra vez "Ni una lagrima más, ni una lagrima más" pero no fue suficiente para que me calmara. Me deje caer en el hoyo de sufrimiento que se abría ante mis pies y, dentro de toda esa negrura, la cara de Edward aparecía ante mí con su media sonrisa picara; Luego, como si el dolor no fuese suficiente, aparecía otra imagen en la que Edward besaba a una chica, pero no era a mí… era a Tanya. Ella con sus grandes ojos y su cabello rubio rojizo ondulado hasta la cintura, igual de hermosa que Rosalie…

¡Oh, cuánto me dolía recordar los nombres de aquella familia a la que un día quise pertenecer!

Abrí los ojos después de un largo rato y me encontraba recostada en el pequeño sillón de la casa de Jacob; entumida y adolorida me levante y me encontré con 3 pares de ojos negros como el carbón que me observaban con un solo sentimiento en ellos.

Lástima.

– Bella, ¿Cómo te sientes?- Una voz grave y gutural invadió el ambiente.

– Bien… estoy bien… -Mi voz sonaba tan poco convincente que ni yo misma me la podría haber creído.

– Bella, demonios. No sufras… por favor-La voz de Jacob sonaba a suplica y culpa–. Odio a esos malditos chupasangre… si no fuera por el tratado ya estarían mue…–Dejó la palabra a medias por la crispación de mi rostro.

– Discúlpenme, en serio, por llegar de esa manera tan premeditada, pero no sabía a dónde más acudir…-Y era cierto. Mi mente no dio para más y de un momento a otro me encontraba ya en el camino de La Push antes de darme cuenta.

– No te preocupes Bella, sabes que aquí es tu casa y puedes llegar cuando gustes.-La voz de Billy me tranquilizo al instante; tanto que casi pensé que Jasper estaba al lado mío utilizando su poder para tranquilizar mi estado emocional.

El corazón volvió a doler

– Mu… muchas gracias… -Tartamudeé un poco para aguantarme el sollozo que tenía en la garganta– ¿Qué hora es?

– Hmm… me parece que son las ocho y tres cuartos.

– ¡Oh, no! Tengo que llegar a casa para hacer mi tarea y la cena o si no Charlie se va a morir del disgusto, ¿Cuántas horas dormí?

– Creo que…-La voz de Jacob se hizo más suave– Me parece que unas 7 u 8 horas más o menos…

– ¡Wow! ¡Eso es demasiado!-Me levanté del sillón de un brinco– Chicos me gustaría quedarme…-Mi voz tuvo un tono de tristeza–, pero me tengo que marchar… Jacob ¿Te importaría si mañana vengo a visitarte después de la escuela?

– Claro que no Bella, sabes que aquí estaré-Se levantó y me abrazó con más fuerza que la debida; Su piel llameante me quemo un poco. Pero bueno ¿Que esperaba? mi mejor amigo era un licántropo y su piel por lo general era así, aunque ahora la sentía más caliente que de costumbre.

– Muchas gracias por todo. Jake mañana nos despedí con un ademan de la mano y salí casi corriendo a la camioneta, el motor volvió a gruñir. El aire se iba, el dolor seguía en mi pecho, mi mente quería olvidarlo… quería terminar con todo.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Mi corazón me respondió que era porque le amaba.

Me encontraba en un abrir y cerrar de ojos afuera de la casa de Charlie. Gracias a Dios la Patrulla todavía no estaba y las luces del porche estaban apagadas.

Corrí hacia la casa porque estaba casi diluviando y tome la llave del alero de la puerta. En cuanto entré prendí las luces y fui directo a la cocina; abrí el refrigerador y ahí estaba mi salvación, gracias a dios porque sobró estofado de la noche anterior. Lo calenté en el horno de microondas mientras me sumergía en mis pensamientos de nuevo.

Ok ¿Qué era lo peor que me podía pasar? Verlo 3 meses más con Tanya, si de por si verlo era duro, verlo de la mano de otra... era mucho peor.

Aun recordaba aquella sensación por mi cuerpo, aquella chispa de electricidad que surgió el primer momento en que lo vi; su belleza griega sobresalía de entre toda la gente, su voz aterciopelada que me derretía; y ahora en este momento de mi vida, hoy justamente hoy, todos esos recuerdos quedaron reducidos a polvo. La noche se paso lento, muy, muy lento. Tirada en mi cama con las piernas entre los brazos como estaba en este momento no escuchaba otra cosa en mi cabeza que no fuera el nombre de Edward. Como una llave que no está bien cerrada y cada gotita era Edward.

Recordé cada una de las veces que me había dicho que me amaba, cada palabra que había utilizado en mi presencia, cada sonrisa torcida que había adornado sus labios. Y, entre mas recordaba más me daba cuenta que el dolor del pecho seguiría creciendo.

Me deje caer en las lágrimas, cayendo… lentamente. Sufriendo… como si desgarran mi pecho por dentro. Lo siguiente que vi fue una luz roja por mi ventana y me di cuenta que ya estaba amaneciendo. Me levante a trompicones al baño y me agarre fuertemente del lavabo, no había visto mi aspecto desde hace mucho tiempo y levante el rostro para verme en el espejo. Parecía un zombi; estaba más pálida que de costumbre y los ojos se me veían inexpresivos; dos curvas moradas se interponían debajo de mis ojos y mi expresión era de nada…

inescrutable.


Hahahaha muchas, pocas, bastantes (?) recordarán éste fic. Como pionera en el Fandom de Twilight, les puedo decir que es mi bebé... lo publiqué hace ya 3 años y nunca me he arrepentido de él. La trama es un poco sonsa, y la ortografía de hacía unos años era terrible, pero lo he editado y lo estaré subiendo, esperando que disfruten MI PRIMERA HISTORIA de Twilight tanto como yo amé escribirla.

"Que el cielo me impida hacer aquello que no quiera"

*Mommy's Bad Girl