Propiedad de J.K. Rowling :)


Visitando tu mundo

La puerta está un poco vieja. Draco acaba de subir hasta el décimo piso de ese edificio antiguo al este de Londres… y no tiene ni idea de qué hacer.
Solamente sabe que esa muela lo está matando y que ir a buscar ayuda muggle no lo ayudará en absoluto, pero Narcissa sabe ser muy convincente cuando quiere… o muy pesada.

Toca la puerta con fuerza, como diciendo: "¡Hey, muggles! ¡Estoy aquí, abridme y curadme de una puñetera vez!"
Y si no estuviera tan concentrado en ese pensamiento y ese horrible dolor, notaría que el cartel sobre la puerta reza: Dr. Granger: Dentista.

Nadie abre la puerta y eso termina de hundir a Draco. Genial, además se atreven a ignorarle… aunque, ¿quién dijo que eso era malo?

Espera durante unos segundos y finalmente, esbozando una sonrisa triunfal, comienza a bajar las escaleras de nuevo… Pero oye la cerradura. Está girando lentamente y aún puede ver el pomo de la puerta.
Acelera el paso e intenta llegar hasta el último escalón… pero la puerta ya se ha abierto y un hombre de unos dos metros, una musculatura excesiva y cara de muy malas pulgas se queda mirándolo.

—¿Señor Malfoy? –Exige con voz dura y grave.

—S…sí.

–El Doctor lo espera.

Y Draco sube las escaleras de nuevo porque algo le dice que si no entra a esa consulta en los próximos diez segundos, el gigantón puede cogerle de la fina camisa (que costó más galeones que todo ese asqueroso barrio muggle) y aplastarlo contra esa puerta desvencijada.

Al entrar todo mejora un poco. El suelo es de baldosa blanca y las paredes están pintadas de un gris bastante gélido, pero innegablemente elegante.
Es conducido por el levantador de lavadoras hacia otra habitación y tras empujarlo dentro, cierra la puerta.
Draco maldice por lo bajo. Joder, con el empujón se acaba de morder la piel con la muela. Maldito neandertal.

Pero sus pensamientos desaparecen al verse abrazado efusivamente por un hombre enano de bata blanca y nariz graciosa.

—¡A mis brazos, Malfoy!

—¿Qué dem…?

El hombre lo suelta y se queda mirándolo.

—Soy Henry y hoy seré su dentista. –Se ríe con una gran carcajada. –Bueno, hoy y espero seguir siéndolo. ¿Qué tal el tráfico? ¿Le ha costado encontrar el lugar? Le veo fuerte. ¿Hace pesas? ¿Quiere tomar algo? ¿Puedo tutearlo? En ese caso te ofrezco un café Draco.

—Estás en la consulta, Henry. –Lo reprende una señora igualmente bajita y con el pelo tan rizado que durante un segundo Draco cree que lleva un sombrero.

—Es verdad, Harriet. –Y el dentista vuelve a sonreír, y conduce a Draco hasta la silla reclinable. –Véamos cómo va ese orco.

Draco aún sigue en shock. ¿Ese gnomo muggle acaba de abrazarlo? En cuanto se sienta en la silla, recobra un poco sus capacidades y se decide a hablarle… a soltarle un: ¿Qué cojones se ha creído? Pero para su desgracia, el hombre no deja de parlotear y parlotear.

—¿Orco? –Consigue vocalizar Draco. -¿Qué orco?

—Ajá. –Henry sonríe, mostrando todos sus dientes blancos. –Es como llamo yo a las muelas que tienen mala pinta, y por la cara que has puesto al morderte… tú tienes uno.

Draco intenta levantarse de la silla, pero de nuevo se muerde y suelta una maldición.

—No te muevas, Draco. Ahora mismo arreglaremos eso.

Henry Granger se coloca junto a Draco y se pone un guante blanco.

—Harriet. –Murmura, y Draco no lo ve, pero supone que la otra mujer ha encendido la lámpara que ahora está cegando su vista.

—¿Quién es el otro hombre? –Pregunta sin poder abrir los ojos.

—¡Oh! ¡Daniel! –Malfoy no puede verlo, pero apuesta a que Henry vuelve a sonreír. –Es mi secretaria. –Murmura con toda la naturalidad.

—¿Secretaria?

¿Cómo demonios va a tener de secretaria a un hombre de las cavernas embutido en una malla de luchador?

—Bueno… -Con el guante, insta a Draco a abrir la boca y éste, tras dudar unos segundos, se resigna. –Tuvimos un pequeño problema con Margaret hace una semana, está dando a luz y Daniel la sustituye.

Tras unos segundos de examen a su boca, Henry frunce el ceño y apaga la luz.

—Esto no es bueno, no es nada bueno. Tu madre nos dijo que te dolía, pero parece que esa muela está dañando toda tu mejilla interior.

—Por cierto, tu madre es encantadora. –Apunta Harriet desde la otra esquina. –dijo que eras muy guapo.

Draco abre los ojos de nuevo. ¿Que Narcissa hizo qué?

—Sí, chico. Nos dijo que eras de la misma edad que nuestro pastelito.

Henry palpa la meijilla de Draco, impidiéndole hablar, pero él siente una punzada de dolor y se olvida de la réplica que quería dirigir a esos extraños muggles.

—Bueno. Cuéntanos. –Empieza Henry. -¿Qué has tomado para el dolor de muela?

El joven piensa durante unos segundos.

—Pues estuve tomando algunas pocione… -se queda parado y vuelve a rectificar. –algunas cosas.

—¿Pociones? ¿Pócimas? –Pregunta la señora Granger curiosa. -¿Del curandero de tu pueblo?

¿Qué diablos es un curandero? Draco asiente. Total, mejor que decirles que realmente es un mago que podría destruir todo lo que hay a su alrededor con un movimiento de varita…

Henry llega hasta su cajón y comienza a buscar algo, pero al parecer no lo encuentra y finalmente se encoge de hombros.

—Cariño, ¿el gel de muelas? Creo que no queda.

Harriet se acerca y le indica a Draco que ya puede levantarse de la silla.

—Creo que tenemos las nuevas cajas en casa. Llamaré a nuestro pastelito para que traiga alguna. –Mira a Malfoy. –Es que vivimos aquí al lado, ¿sabes?

—Ah. –Murmura el rubio como única respuesta. Tiene casi veinte años y nunca se había encontrado con una persona, mágica o muggle, que hubiera sido tan extremadamente pesada como lo son esos dos. –No se moleste, puede que se me pase solo.

—¡No, no, no! –Exclama Henry mientras le hace una señal a Harriet para que vaya a llamar. –Esto es mano de santo, se te pasará en dos días máximo.

—Eso espero. –Murmura Draco, más para sí mismo que para Henry.

—Y bueno, Draco. ¿Quieres un café?

—¡Estás en la consulta, Henry! –Se oye gritar a Harriet en la habitación de al lado.

—Sí, claro claro. ¿Has estado comiendo algo duro o muy caliente?

Draco le dedica una sonrisa torcida.

—No, no sé qué ha podido pasar.

—Quizá has cambiado bruscamente de temperatura… ¿Has viajado a algún lugar muy frío o muy cálido?

—No, no. Llevo el último mes sin salir de Londres.

—Bien. –Murmura Henry con aprobación. –Draco, pareces un hombre de tu casa y formal. ¿Verdad?

Draco se visualiza a sí mismo hace dos días, con Zabini y Nott bebiendo chupitos junto a dos rubias y una pelirroja.

—Por supuesto. –Responde sin pensar.

La señora Granger entra a la sala de nuevo y se sienta en una silla junto a ellos, siguiendo la conversación.

—Mira Harriet. Draco me estaba comentando que le gusta tomarse las cosas con calma. ¿Se parece a nuestro pastelito, verdad?

—Claro que sí, harían tan buena pareja…

De repente Draco se imagina al "pastelito" de esos dos, y sin duda hay dos posibilidades: La tía más fea del mundo que vive bajo las faldas de su mamá y sin una pizca de vida ni gracia en todo su desagradable cuerpo o el bombón explosivo que finge ser buena junto a sus padres para después revolcarse con el primero que pasa.

Normalmente, las chicas que conoce son uno de esos dos modelos de mujer…

—¿Y tienes novia, Draco? –Pregunta indiscretamente Harriet, fingiendo recato.

Henry la mira fingidamente reprobatorio.

—Esas cosas no se preguntan así, Harriet. Seguramente a Draco no le apetece hablar de su situación sentimental ahora que acaba de romper con su antigua novia.

Y Draco se queda congelado. ¿Que cómo demonios saben eso? Muy fácil, Narcissa. Odia que su madre se lleve tan bien con los muggles, odia tener que estar ahí bajo la mirada escrutadora de esos dos locos y por supuesto odia no haberse dado cuenta de que está ahí por una razón:
No es casualidad que de todo Londres, Narcissa haya decidido mandarlo a ese dentista, no es casualidad todas esas preguntas indiscretas y por supuesto, no es casualidad que el "pastelito" esté llegando al edificio para llevarle su "gel".

Dios, todo es una trampa de su madre para conseguir que vuelva al camino correcto (si alguna vez estuvo en él), deje de hacer el loco con Blaise y Theo y siente la cabeza junto a la que seguramente será una gafotas asexual.

No… por favor…
Aunque aún queda una duda por despejarse… ¿Por qué con ellos? ¿Por qué su madre querría que él saliera con una simple muggle?
Podría perfectamente haberle buscado una novia bruja… una de esas que sacara sobresalientes en Beuxbatons o en Hogwarts y fuera con gente bien. Mmm… cualquier Gryffindor, por ejemplo.

Y entonces su pregunta se congela cuando oye el timbre.

—Mira qué rápida es mi hija. –Henry le guiña un ojo y vuelve a sonreír, como si todo eso no estuviera planeado. -¡Daniel, abre!

Y Draco siente auténtico pavor. ¿Qué clase de monstruo aparecerá de un momento a otro por la puerta? ¿Qué inhumano castigo tendrá que soportar?

Los segundos pasan lentos, casi tanto como Crabbe y Goyle con una adivinanza. Draco se pregunta cómo ha llegado a esa situación. ¿Cómo se ha dejado engañar así?

Y cuando la puerta de la sala comienza a abrirse, Harriet le dirige una mirada ilusionada.

—Ya verás que guapa es nuestra Hermione.

¿Nuestra qué…?

Y se abre. Y aparece. Y lo mira. Y curiosamente en los ojos de Hermione aparece la misma sorpresa que en los suyos, el mismo asombro e incredulidad.

¿Draco Malfoy?

¿Hermione Granger?

Hermione lleva una pequeña caja en la mano y sin dejar de mirar hacia Draco ni un solo segundo, se la tiende a su padre. La atmósfera y la situación son tan tensas que podrían cortarse con una morcilla.

El pobre Malfoy, no sabe qué hacer. Siente el escrutinio de los padres de ella y una tensa sonrisa en el rostro de Hermione Granger.
¿Eso era lo que planeaba su madre? ¿Intentar enderezarlo con la chica a la que odió durante toda su adolescencia?
No es tonto, sabe que ella quiere ese encuentro tanto o menos que él. Pero aun así, los dos serán vigilados y hay cosas de las que uno no puede librarse. Sus padres están de acuerdo entre ellos, y para que Narcissa lo haya mandado hasta allí… Eso significa que está realmente decidida a crear algo entre ellos dos.
Y desde siempre, lo más fácil para complacer a su madre es fingir que está de acuerdo con ella así que…

—¡Hermione! ¡Cuánto tiempo! –Su sonrisa es muy tirante, pero comienza a divertirse cuando ve que ella se sorprende y lo mira aún más tensamente.

—Dra-draco… No te esperaba. –Saluda tímidamente, rehuyendo su mirada.

Tiene unas imperiosas ganas de gritar "Malfoy, aléjate de mi familia o acabaré contigo" pero ella también observa que el entusiasmo del chico es nulo y que él tampoco desea estar ahí.

Se quedan quietos unos segundos hasta que Henry interviene y extrañamente, Harriet recoge la chaqueta de Draco.

—Bueno. –Comienza el dentista. -¡Qué sorpresa que ya os conocierais! ¡Ni nos lo imaginábamos! –Draco alza la ceja. Seguro que no se lo imaginaban. –En fin, pues como parece que tenéis que contaros un millón de cosas y tú tendrás prisa, Draco, podéis ir a tomar un café al bar de abajo, o un pedazo de pizza.

—Son las siete, podéis incluso cenar juntos en un rato. –Participa Harriet.

—Toma dinero, pastelito. Invita al chico a algún sitio, su madre dijo que no suele venir a Londres. –Le tiende un par de billetes a la chica y prácticamente la empuja hacia la puerta.

—Pero yo he quedado con… -Intenta articular ella.

—Ha llamado y dice que no puede ir. –Se adelanta su madre. –Toma Draco, guapo. –Prácticamente le está poniendo la cazadora encima.

—Daniel, ¡siguiente paciente! –Grita Henry justo antes de darle un beso a su hija. —Cuídala bien, eh…

Y así, Draco Malfoy y Hermione Granger salen del piso y en unos segundos llegan hasta la calle. Están solos y no terminan de explicarse cómo han llegado hasta allí precisamente ellos, pero ninguno de los dos puede irse y ambos se ven juntos en mitad de un Londres que tiene mucho que ofrecer.


¡Hola de nuevo!
Esto ha sido algo que se me ha ocurrido esta misma mañana y bueno, tiene una segunda parte jaja. Así que es un mini mini mini-fic :)
Sé que es una idea loca (por algo la he tenido) y espero mucho mucho que os guste, de veras ^^
Esta noche o mañana subiré Vacaciones mágicas en Bahikki, que ya falta muy muy poco para acabar el fic. (Y para los nuevos, aún os podéis enganchar ehh ;) )

Bueno, un besazo a todas y si me dejáis un regalito en forma de review, os lo responderé y agradeceré encantada!

(Y ya de paso, un saludo especial a las Ruiners, que ya que el foro no funciona, llevamos varios días sin hablar)

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