¿Hola qué tal perras? Quizás ya ni se acuerden de mí, les resumiré quien soy yo. Soy una chica rara que gusta de la porno PORNO EVERYWHERE! =)

Está bien, tan rallada no estoy pero me gusta hablar temas pervertidos siempre que pueda porque cuando escribo de otra manera me sale muy digamos… no soy yo, es otra persona, mi lado hetero quizás, sí, tengo ese lado.

Este es el siguiente capitulo, tiene un lemon algo flojo, pero deberán entenderme, me faltan mis dosis diarias de perversión por tramites estúpidos.


Ambos se miraban de arriba abajo, ese era el baño del rincón que daba hacia una gran pared, eran amplios, incluso cómodos, y a pesar de eso, ambos hombres se miraban desde cerca, a unos cuantos centímetros, Arthur no sabía qué hacer exactamente, no mucho al menos, se suponía que tenía que besarlo y acariciarle un poco la polla hasta que le saliera un poco de semen o hasta que se irguiera, luego desnudarlo suavemente, quitarle esa traviesa gorra y hacerlo suyo… sí, de seguro era algo como eso, sintió una jalada en su entrepierna que le obligaba a frotarse, decidió empezar ya con todo eso.

-Ahhh…pero qué…ahh~ -Arthur abre los ojos y se echa un poco atrás sintiendo los gruesos dedos del americano acariciándole el trasero con fuerza.

-Lo tienes exquisito… ya quiero meterte mi pene dentro…

El inglés sólo sonríe sutilmente, aquellas palabras lo calentaron, se imaginó la gruesa polla del americano llenándolo de semen por dentro, sus caderas tiritaron y sus mejillas enrojecieron, la idea no le era tan desagradable, pero esa noche él iba a dominar, o al menos eso decía su plan.

Sus pensamientos fueron aflojados, otro gemido ronco salió de su garganta estremeciéndolo un poco apoyándose en el sector izquierdo donde estaba la pared, acorralado, el toque era más osado y pervertido acariciando la nalga izquierda con fuerza, apretándola y sobándola mientras atraía sus caderas chocando sus entrepiernas, el inglés sentía que algo allí no estaba del todo bien cuando poco a poco sus pantalones empezaron a decender por su parte trasera.

-No importa si gritas…-susurra el americano colando su rodilla en la entrepierna del inglés subiendo un poco su camisa.

-¿Qu-Quién dijo que quier-ro gritar ahh~ b-bastard…?-trataba de no ponerse nervioso, pero gemía nuevamente, empezaba a tocar el trasero de Alfred también y a deslizar su mano a su entrepierna. La tenía gruesa y parada, el morbo lo inundaba y deslizó el cierre de los apretados pantalones mientras siente que los dedos del americano exploran su zona trasera debajo de su prenda interior, entrecierra los ojos con deleite al sentir su pecho desnudo contra el del americano, había prácticamente arrancado los botones de su camisa después de sacarle el chaleco.

Se empezó a estremecer, a susurrar su nombre y a sentir suaves espasmos en la punta de su pene sintiendo que la sangre sólo bombeaba en esa zona y en la apertura de su ano. Estaba perdiendo el control… el control que siempre tuvo sobre las mujeres era arrebatado por eso chico de inocente mirada, pero supo que era todo menos eso cuando quedó de frente a la pared, el americano se coló con fuerza detrás suyo, un suspiro y un respingo ahogado fue lo que gruñó al sentir un bulto apretado golpear contra sus calzoncillos, sus pantalones ya se encontraban en el suelo y su camisa estaba por completo abierta, se sentía expuesto pero a la vez era una de las sensaciones más eróticas de su vida.

Cierra los ojos y siente como bajan su ropa interior y acarician los muslos desnudos y blancos por entremedio, respira profundo y gime con suavidad al sentir la mano apretar su hombría luego de un rato, gruñe y se remueve abriendo de nuevo sus orbes. Pero el chico sólo rió un poco sintiendo más lujuria separando las nalgas descubiertas presionando su bulto aún en telas entremedio de las posaderas y azotando contra la pared al inglés, moviendo sus caderas, masturbándose con el trasero del británico antes de follarlo.

-M-Maldito ve… ve más despacio…-susurra apoyando ambas manos hacia la pared, alzando sus caderas hacia arriba. Su compañero sexual acaricia el recto y pellizca las tetillas, también mima suavemente los testículos y la punta jugando con el ínfimo agujero que botaba la esperma caliente del inglés, Alfred, cual era el nombre del muchacho vio sus propios pantalones abajo y su oportuno pene humedeciendo sus boxer.

Nunca había sido así el sexo con un hombre, regularmente sólo le bajaba los pantalones y lo penetraba, no sabía que hizo que quisiera follarse con más intensidad a ese ingles, quizás sus ojos, su trasero suave, esponjoso y parado pora recibir su caliente polla, quizás sus gruñidos o esa forma desafiante en que lo miraba cuando lo masturbaba, cuando quería hacerle saber que al menos ese día él dominaría.

-¿Despacio? Casi pareciera… que no juegas a esto…-rió suavemente girando la cabeza del inglés con la suya, depositando un beso húmedo donde aún se gemían al no parar de friccionarse.

Ambos igual de calientes, el inglés cerró los ojos cuando previó que un ávido dedo húmedo se metía dentro de su orificio, de seguro era el anular, empezó a rasguñar con fuerza la pared mientras cerraba los ojos y suspiraba insultos hacia al americano quien sólo reía por lo educado que era su compañero en el sexo y se deleitaba al ver pequeñas y resbaladizas gotas caer desde dentro del trasero del inglés, su mismo liquido seminal y algo de saliva, caliente y húmedo, el americano se acarició su falo mordiendo el cuello del inglés mientras empujaba el segundo dedo dentro de la cavidad anal evitando el impulso de sólo sacarlos y follarlo hasta que se le acabara la voz a ese británico.

Tijereteó y hundió más sus dedos cuando llegó el tercero y las bocas de ambos se unieron nuevamente disfrutando del tacto áspero y húmedo de la cavidad contraria, viendo con orgullo la cara del otro sonrojada y agitada por el propio cuerpo del acompañante, porque aunque el inglés haya cedido el control el americano lo hacía sentir en la cúspide del placer con esas vibraciones en cada parte de su cuerpo, el dominio que tenia al besarlo, aún seguía siendo él, de Arthur.

-Ahhh, sólo métela puto anim-al….- gruñó cegado en sensaciones idílicas y extrañas mientras el mismo daba pequeños círculos en sus propios pezones, tirándolos hacia arriba y apresándolos.

El americano besó nuevamente al inglés depositándolo más contra la pared, pidiendo que se sujetara desde los costados del baño, el inglés obedeció con un gesto resignado y molesto, abriendo con sutileza las piernas mientras el padecimiento inundaba al americano al ver ese ano allí para su absoluta disposición, se masturbó un poco con la mano derecha mientras que con la otra abría la nalga izquierda depositando la punta de su pene dentro de esa húmeda entradita, los dos gimieron ronco mientras el falo se iba metiendo profundamente.

Las caderas del inglés empezaban a ceder, pero el americano lo reconfortó con sutiles caricias y palabras algo cursis para ese momento, cómo si le importara como se estuviera sintiendo.

El inglés cierra los ojos con fuerza mientras una risa amarga sale de su cuerpo cuando empieza a ser brutalmente embestido y gime como una bestia.

-Ahhhh… así… n-no pa-pares por un de-demonio ¡Ahhh~!

-Lo que dig-as… querido ahhh~-más adentro, con más fuerza y sin detener el ritmo.

-¡Fu-Fuerte! ¡Oh, yes, yes… así ahh~!

Era un extraño, ambos eran extraños, ni siquiera deberían hablar durante el acto, pero no pudo evitar sentirse arraigado con aquel ser que estaba allí, deslizando su pene dentro de él, aquel que peñiscaba sus rojizas tetillas y mordía cada parte de su ser, marcándolo como a un animal. No quería arraigarse a él por el placer, por la preocupación y por los besos que se estaban dando a cada golpe en sus caderas.

Un eco profundo de gemidos salían descontrolados, sabía que estaban en un lugar público, aún así no reprimió nada, se dejó hacer y sentir, también él se aventuraba, tocaba y cambiaron de posición, ahora su espalda estaba contra la pared y sus piernas flotando mientras su trasero estaba montado en la erección del menor, ambos se removían salvajemente, esa posición era definitivamente más romántica, más táctil y agraciada y permitía un mejor dominio de las habilidades de Kirkland quien, se frotaba con dureza contra el cuerpo desnudo de su hombre, mordía y apretaba con fuerza la espalda y de vez en cuando apretaba esas rozadas tetillas entre sus yemas escuchando los hermosos jadeos de ese americano.

A quien no volvería ver más.

-A-Alfred…ahh A-Alfred… ¡Ahh~!-y gritó repetitivamente su nombre.

Lo que antes era un simple acto de egocéntrico por parte del americano se volvió en un sueño irreal, mientras sentía que el orgasmo comenzaba a apretar su miembro contra ese osado trasero británico que no lo soltaba besó suavemente los labios y susurró con dulzura su nombre al compás de los clamados de su acompañante.

Ese día fue especial, ambos lo sabían y mientras aún se arreglaban la ropa en aquel baño no dejaron de darse pequeños besos y sonrisas nostálgicas, nadie pidió dirección ni número, porque sabían que las cosas no eran ni funcionaban así, Kirkland fue el primero en irse, aunque la irremediable realidad es que no quería abandonar el calor de los brazos de aquel sujeto que con tan sólo algunos instantes de su vida lo había transformado.

Y en cuanto a Jones, éste sólo sonreía nostálgicamente en el baño, sacó su lápiz rojo donde siempre alardeaba de sus experiencias en aquel baño, borró todas las escrituras donde podía verse su nombre y sólo dejó uno lo más grande que pudo marcado con un grueso plumón.

"Alfred & Arthur".

Y después de eso… ya jamás volvió a ese lugar. Sintió que ese inglés lo había cambiado. Quizás… no cambiado, pero era el único hombre que lo hizo sentir así, tan "enamorado".

Y en cuanto a Kirkland…

El inglés sólo deliraba en soledad, aún podía sentir sus besos en su piel, sus uñas, sus dedos desgarrando y produciendo placer en su carne, aquellos mismos dedos metiéndose en su estrecho y apretadito ano, dilatándolo, sus mejillas se tiñeron de rojo y agachó la cabeza viendo un pequeño bulto en su pantalón que no tardó en masajear suavemente, luego aplicando más fuerza, entrecerraba los ojos mientras se humedecían ante el placer, maldito americano, sólo con los recuerdos de aquel día quería ser follado, buscó con la vista algo que pudiera me-…

Al analizar lo que estaba pensando derrumbó todo lo que tenía cerca, nunca había llegado a ese nivel de deseo, aún recuerda la forma en que ese hombre lo penetró, esa manera brusca de azotarlo contra la pared del baño gimiendo su nombre, haciéndole rogar por más, sus propias manos arañando la pared de desesperación y los hombres pajeándose detrás de aquellas puertas con sus hilarantes gritos que apenas podía disimular al ser brutalmente profanado.

-Lo deseo…- Arthur supo lo inevitable, no podía sacárselo de su cabeza. Por desgracia, no era sólo uno más en su vida. Pero no lo volvería a ver.

Se calmó un poco, respiró tibio con aquel té de manzanilla que lo relajaba un poco, salió a la calle con la taza en mano, estaba un poco helado, tiritó de frío, es cuando en eso, en el apogeo de la noche, tres de la mañana para ser preciso ve un camión de mudanzas al lado de su casa, la que estaba en venta hace tres meses por los supuestos "fantasmas" que habían allí, rió un poco, quería saber quién era el valiente.

-¡Gracias, gracias!- grita ruidosamente en la noche para luego reír.

Algo en eso lo hizo abrir los ojos, reconocía esa risa, esa voz…

-¿Oh? ¿Arthur?-el nuevo vecino se le acercó, esos ojos azules que hacían que su cuerpo ardiera estaban a menos de cuatro pasos.

-A-Alfred…

-Que coincidencia… ser tu vecino, no es como si me hubiera gustado tanto follarte que me enamoré y estoy aquí acosándote ¿Verdad? ¿Quién haría algo como eso? ¡Un loco americano enamorado! Y no soy yo por supuesto…¡Ahahahaha!

El inglés no dijo nada. El americano tampoco, sólo reía nervioso, le explicó que era tarde, que tenían que volver a su casa para arreglar lo que había desempacado, le había dicho que sólo había sido una coincidencia, pero la forma en que volvía a descontrolarlo con su mirada y aquella risa afrodisíaca decía exactamente lo contrario. Ese…sólo era el comienzo de aquella historia, y esa noche Alfred se pasaría a la pieza de cierto británico alegando tener cierto "terror" en su vivienda y Kirkland aceptaría, pero no sin antes disimular desinterés.


Mierda, he estado con taan poca inspiración, no sé que mierda pasa )=

Pero espero que les agradara el fic, aquí termina, ahora como "vecinos" todo pasará.

Adiós a los días heterosexuales de Arthur, adiós a los días sin gritos para los vecinos =)

Y sólo esperen queridos seguidores, tengo unos cuantos lemon bien gays que quieren ver la luz del día si ustedes quieren, también "Camp Gay".

PD: Murderdn, sé que es tu cumple, pronto te tendré algo! =)