Versión Re-editada y corregida 2020

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ADVERTENCIA: Este fic es Fate-Nanoha y está clasificado M, por contenidos y situaciones fuertes y/o violentas, así como escenas íntimas de carácter sexual entre dos mujeres. Si este tipo de contenido, no es de su agrado, por favor no lo lean.

DISCLAIMER: Los personajes de Magical Girl Lyrical Nanoha no me pertenecen y son propiedad de sus respectivos autores. Todas las situaciones y personajes presentados en esta historia son ficticios, cualquier parecido con situaciones o personajes reales, históricos o presentes, no es en absoluto intencional. La idea de este fic ha sido desarrollada por Aleksei Volken.

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"La Sombra"

por Aleksei Volken

Capítulo 1. Encuentros predestinados.

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"¡Si todo fuera tan sencillo! Si en algún lugar existieran personas acechando para perpetrar inquinidades bastaría con separarlos del resto de nosotros y destruirlos. Pero la línea que divide el bien del mal pasa por el centro mismo del corazón de todo ser humano. ¿Y quién está dispuesto a destruir un solo fragmento de su propio corazón? ALEXANDER SOLZHENITSYN."

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Matarlos es tan sencillo.

Siempre ha sido tan sencillo.

Ellas son incluso más fáciles que ellos. Más divertidas. Más excitantes. Y ciertamente…más puras. Su terror cuando me miran, cuando realmente me miran… es absoluto… total…puro.

Ni siquiera se imaginan que yo pueda estar ahí. Mirándolas. Esperandolas. Acechándolas.

Y cuando lo notan…es demasiado tarde…para ellas.

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Las dos lunas gemelas se alzaban radiantes y plateadas, señoras absolutas del oscuro cielo nocturno de Midchilda.

La chica corría como cada noche. A paso firme y ritmo constante.

Ella era un ave nocturna, no como esas personas matutinas que se despiertan y al segundo siguiente ya están en movimiento y energéticas fuera de la cama, listas para el día por venir. No, ella se levantaba y su cerebro comenzaba medianamente a operar hasta que la primera gota de agua caía sobre su cabeza; y comenzaba a pensar realmente hasta que la cafeína de su segunda taza de café circulaba por su sistema.

Ni pensar en hacer ejercicio en esas condiciones. Apenas conseguía llegar a tiempo al trabajo así como estaba.

Pero la noche era algo muy diferente. Ahí se encontraba en su punto exacto y en su entorno perfecto. Las mejores ideas se le ocurrían en esos momentos; especialmente después o durante su sesión de ejercicio.

A veces hacía uso de la identificación de su hermana para nadar dos o tres kilómetros en la amplísima alberca de la Universidad de Midchilda hasta tarde. A veces decidía salir en bicicleta recorriendo los extensos suburbios de la universidad solo dejándose llevar por el viento a su espalda. A veces solo corría, como esa noche, por el borde seguro y bien iluminado del extenso parque que estaba cerca de su apartamento.

Durante esas sesiones podía desconectarse realmente de una parte de su ser y dejarse ir. Y las ideas comenzaban a llegar. Después solo tenía que llegar a casa y vaciarlas frenéticamente en su tableta o directamente a mano sobre hojas en blanco. Le gustaba todavía trabajar de esa forma romántica y primitiva pese a tener todos los adelantos disponibles al alcance de su mano.

Esa noche había escogido la carrera ya que se sentía mucho más desfogada de lo habitual.

Él la había llamado. Llevaban casi cuatro semanas saliendo.

Y nada.

Nada de nada.

En su última cita, ella casi le había saltado encima pero de alguna manera él había conseguido esquivarla a último momento.

Su hermana aseguraba que él era gay.

"Demasiado guapo, demasiado cortés, demasiado considerado, demasiado bien vestido, demasiado elegante y pulcro…demasiado atento a los detalles y además TAN propio, que no ha tratado ni siquiera de besarte," le decía mirándola severamente. "Si son guapos por lo general no se fijan en nada más que ellos, si son elegantes por lo general son unos patanes… y sin importar a que rango pertenezcan, lo único que quieren es meterse dentro de nuestras pantis…Él lo tiene todo y además, ¿no ha tratado de encamarte desde la primera cita? Demasiado bueno para ser cierto. Si ese hombre existe, forzosamente es gay."

Ella se defendía diciendo que en realidad, él era un todo un caballero aunque a decir verdad, internamente, estaba empezando a dudar también. Pero esa tarde él le había llamado y le había preguntado que haría más tarde. Y le había dicho que esa noche estaba pensando en una velada especial…solo para ellos dos.

No había podido sosegarse desde entonces. Así que nomás al llegar del trabajo se había lanzado a correr para después arreglarse para su cita. Que muy probablemente, finalmente, fuera LA cita.

Ella no estaba en el mejor día del mes para ese encuentro, pero decidió desde que terminó la llamada que no le importaba. Había esperado tanto para ese encuentro que no iba a posponerlo solo por un pequeño detalle.

Estaba tan concentrada corriendo frenéticamente y pensando que prácticamente no se daba cuenta, ni le importaba, lo que sucedía a su alrededor.

El parque estaba muy bien iluminado en el borde exterior y aunque ella no era la única recorriéndolo, poco a poco, la gente a su alrededor se hacía más escasa. Las personas que estaban ahí caminando a sus mascotas, caminando, corriendo o simplemente, noviando de la mano de sus parejas, conforme se hacía más tarde, decidían alejarse del frío nocturno por un entorno más benévolo.

Esa sería su última vuelta. Ya sentía que había desfogado la mayor parte de su ansiedad. Una ducha y estaría lista.

Ella era siempre extremadamente cuidadosa de mantenerse en la zona segura y jamás se internaba en las zonas oscuras del parque. La zona era extremadamente segura pero seguramente no faltaría algún listo que pensara que sería fácil robar al amparo de la oscuridad. O algo peor.

Un ligero gemido a su izquierda, hacía adentro del parque, la hizo detenerse y escuchar con atención.

Una ligera brisa ondeaba las hojas de los árboles en un susurro. El otoño había comenzado hacía un mes y muchas hojas estaban ya secas y cayéndose pero los arboles estaban aun lo suficientemente frondosos para que el interior del parque se mantuviera en una cerrada penumbra. Nada se podía ver hacía el interior. Apenas unos ramalazos de plata cuando los árboles se movían.

Aguzó la vista al igual que el oído pero no pudo detectar nada. Volteó a su alrededor pero nadie estaba lo suficientemente cerca como para preguntar si alguien más había escuchado lo mismo que ella.

Cuando estaba a punto de echarse a correr nuevamente un nuevo gemido la hizo detenerse aguzando nuevamente el oído. Definitivamente era un gemido. Uno animal. Muy probablemente un perro. Escuchó algo arrastrándose sobre la cama de hojas secas.

Probablemente alguno de los perros que llevaban al parque a caminar se había extraviado y había terminado asustado y solo escondido en el parque.

Con mucha cautela se acercó al borde del parque. Silbó.

Y un gemido le respondió.

Definitivamente había un perro o un cachorro ahí.

Maldiciendo no tener una linterna, sacó su dispositivo móvil para alumbrarse con la luz de la pantalla al menos y entró a los arbustos lentamente, medio agachada, silbando y llamando.

−Hey, perrito…−

Todavía no se veía nada, pero sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la oscuridad. Empezó a distinguir los contornos de los troncos de los arboles y los arbustos más pequeños. Después de tres pasos, ya estaba completamente al interior de la zona más frondosa del parque. Ahí no había bancas o luminarias internas o senderos pavimentados.

Sus pasos crujían sobre las hojas. El susurro de las hojas sobre su cabeza y el sonido de sus pasos fueron durante unos segundos los únicos sonidos. Hubiera sido reconfortante si en lugar de ser las ocho de la noche y estar completamente oscuro, fueran las tres de la tarde y todo estuviera cubierto del resplandor del sol dorado de otoño.

Un nuevo gemido la hizo avanzar tres pasos más. Tal vez el perrito estaba herido y por eso no podía acercarse. Ahora que había pensado eso, simplemente no podía dejarlo nomás e irse. Tenía que encontrarlo. Aunque el corazón latiera desbordadamente en su cuello.

Con nuevos ánimos silbó y llamó.

Un nuevo gemido le respondió.

Avanzó un paso, tres, cuatro, diez; hasta que llego a la zona de un pequeño claro iluminado por la luz plateada de las lunas.

Ahí, casi al borde del charco de luz plateada se veía un bulto oscuro. El bulto gimió.

Ella corrió a su lado, agachándose.

Era un perro de talla mediana, de brillante y ondulado pelo largo color chocolate. Ya de cerca, el animal se le hizo familiar. Una de sus vecinas tenía un perro como aquel. Estaba tendido y una mancha oscura se extendía debajo de él.

−Dios,− murmuró, "Un coche debe haberlo atropellado," pensó y su mente se disparó pensando que iba hacer, cómo iba a moverlo, su cita…

Con mucho cuidado, hablándole suavemente al animal trató de moverlo para revisarlo y saber de donde tomarlo y entonces lo notó.

El vientre del animal estaba completamente abierto; rajado, desde la base del cuello hasta su abdomen bajo. El perro estaba muerto pero su cuerpo todavía estaba cálido y flexible, y la sangre todavía manaba de la herida.

Su mente todavía no podía procesar lo que estaba viendo. Estaba acuclillada frente al pobre animal, completamente congelada, cuando un nuevo gemido la hizo saltar hacia atrás.

"¡Es imposible!" pensó incorporándose y caminando hacia atrás para alejarse de la visión, hasta que chocó contra algo.

Se volvió para encontrarse con una figura alta y fornida cubierta por las sombras de los árboles.

No tuvo tiempo de sorprenderse o de gritar ya que de una bofetada salvaje, la oscura figura la tiró al suelo.

Con el corazón latiendo desbocadamente, ella se dio cuenta de que había caído en una trampa y que tenía que hacer todo lo posible por salir lo más rápidamente posible de ahí. Tenía que correr. Como pudo, se levantó, asustada y desorientada, y corrió.

Un dolor lacerante en la piel de su tobillo la hizo caer sobre las hojas en la oscuridad.

El peso de la sombra cayó sobre ella sin prisa pero sin piedad.

Un puñetazo le rompió la nariz y casi la dejó inconsciente.

Casi.

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Cuartel General de TSAB, Oficinas de la Sección Seis - Nueve, Unidad Especial de Crímenes Violentos, Midchilda, Día 15, Décimo Mes. 7:00 hrs

Fate no podía dar crédito a sus ojos cuando ella entró a la amplísima sala de juntas principal de la Unidad Seis.

−Hola chicos. ¡Me da mucho gusto volver a verlos!

Y lo dijo, así como si nada. Cómo si se hubieran visto el día anterior.

Todos se pusieron de pie con amplias sonrisas para saludarla. Verossa, Griffith, Signum, Misato…y hasta la misma Ellis. Ni que decir que Hayate sonreía de oreja a oreja. Rein de pie detrás de ella, solo se encogió de hombros ante la mirada inquisitiva de Fate como diciendo "Es todo cosa de ella."

Fate no lo dudaba ni por un segundo.

Entonces unos brillantes ojos azules se encontraron con los suyos.

−Agente Testarossa,− dijo Nanoha sonriendo casi tímidamente enfundada en su uniforme negro de agente como ellos.

Fate se encaminó hacia ella. El corazón latía desbordado en su pecho y sentía la cabeza ligera de pronto. Como si el aire tuviera demasiado oxígeno. Se sorprendió cuando extendió la mano para saludar a Nanoha y esta no tembló.

−Agente…Takamachi, − la saludó Fate con voz ligeramente contenida.

Se miraron por varios segundos antes de soltarse.

−Bien,− dijo Hayate llamando nuevamente la atención de todos, −Parece que finalmente estamos completos a bordo. La Agente Takamachi trabajará por el momento, directamente conmigo. Una vez que tengamos contratado todo el personal nuevo y el proceso de restructuración de las Unidades esté más definido, será asignada a alguno de los equipos.

Todos asintieron.

Miles de preguntas comenzaron a agolparse en la mente de Fate.

"¿Por qué esta Nanoha aquí? ¿Dónde estuvo todos estos meses? ¿Por qué aquí, en TSAB, cuando que su padre no quiere ni escuchar la palabra TSAB o agente del gobierno?... ¿Por qué…?… ¿Por qué….?"

Demasiadas preguntas que iban a tener que esperar debido a otras preguntas más apremiantes que tenían que enfrentar en esa jornada de trabajo.

En la pantalla de la sala de juntas los rostros de Cypha y Veyron Huckebein seguían desplegados.

−Los convoqué hoy a raíz del atentado cibernético al Banco Central. El mercado abrirá dentro de media hora y entonces sabremos realmente la magnitud del daño. Arreglar ese desastre no es nuestra labor. Nuestra misión es encontrar a los perpetradores y descubrir sus motivos.

−Nanoha-san,− llamó Rein, extendiendo un dispositivo hacia Nanoha.

Uno igual a los que Fate y todos los demás miembros del equipo tenían. Muy delgado y de aproximadamente nueve por cinco centímetros. Con ese simple dispositivo de alta tecnología no solo controlaban la comunicación entre los equipos sino que también tenían acceso a los últimos pormenores y datos de una investigación en curso o a la base de datos central de TSAB.

Las nuevas medidas de seguridad implementadas después del incidente Scaglietti-Scrya, los habían obligado a cambiar sus anteriores dispositivos por unos más modernos y seguros.

−Ahí podrás encontrar toda la información que tenemos hasta el momento Nanoha. El mensaje encontrado en una de las terminales del banco y la presencia de esos dos,− dijo Hayate señalando a la pantalla, −En los alrededores del banco nos hace pensar que ellos son los responsables, pero los motivos son lo más importante en este caso.

Desde ahí, Nanoha leyó rápidamente como esa madrugada se había perpetrado, exitosamente un ataque cibernético contra las instalaciones de alta seguridad informática del Banco Central de Midchilda. El servidor principal, el mainframe que controlaba todas las operaciones financieras de la institución había sido vulnerado. Eso hubiera sido grave por si solo, pero lo poco que sabían adicionalmente a eso, es la que información había sido alterada. Y no solo la información del mainframe, sino los diferentes respaldos y servidores espejo que conformaban el complejo sistema de seguridad del banco más poderoso del planeta.

−Quien quiera que haya hecho esto es un genio,− murmuró Nanoha leyendo la información.

−O tiene una muy buena "asistencia" dentro del banco,− murmuró una voz profunda y suave.

Todos voltearon hacía una figura que estaba cómodamente sentada en una de las esquinas; tan silenciosa e invisible que nadie se había percatado de su presencia hasta ese momento.

−Ah…cierto,− murmuró Hayate, llevándose una mano a la cabeza como si estuviera un poco contrariada. −Me había olvidado de usted, señorita Natsume…

−Mayor…Natsume,− corrigió la otra sin inmutarse y sin variar su posición en la silla donde estaba cómoda y silenciosamente instalada.

−Mayor,− aceptó Hayate −Chicos, un detalle que estaba olvidando. Por la magnitud que este incidente tiene para la seguridad nacional… Para este caso, contaremos con la…asistencia…de los Cuarteles Generales de Inteligencia del Departamento de Defensa…

Todos los subordinados de Hayate, arquearon un poco las cejas a excepción de Nanoha, quien no tenía ni idea de lo que eso implicaba.

−Si, el departamento de Defensa en persona,− corroboró Hayate −Permítanme presentarles a la Mayor Yuri Natsume, enlace de actividades de campo. Usualmente, ella tendría que trabajar con la Sección Nueve…pero dadas las circunstancias…

Hayate no tenía que decir más.

Tras el arresto del General Regius Gaiz y el prácticamente, desmantelamiento de la Sección Nueve, ellos se estaban haciendo cargo de muchos de sus casos. Y aparentemente tendrían que cargar también con muchos de sus contactos.

Y el Área de Inteligencia del Departamento de Defensa no era, por cierto, uno de los más agradables.

Yuri Natsume, la mujer de marcados rasgos orientales, alta y delgada, de oscuro cabello lacio, lentes y vestida con un elegante traje sastre oscuro, se puso de pie. Hayate hizo ademán de presentarla al equipo, pero ella solo meneo la cabeza negativamente.

−Dejemos las formalidades innecesarias para después, yo se perfectamente quienes son todos ustedes. Y en cuanto a mí, sabrán lo que haya que saber cuándo sea necesario.

Una ligera aura negra de desagrado se irradió por los presentes en la sala. Al parecer la mujer era tan "encantadora" como pensaban que sería.

−TSAB, específicamente la Sección Nueve,− siguió diciendo Natsume ignorando las expresiones de todos, −Ha estado detrás de la organización Huckebein desde hace varios meses. Sin embargo, dada la magnitud de este último ataque y su importancia para la seguridad nacional, no podemos dejar de involucrarnos y tendremos que trabajar de manera conjunta con ustedes.

Natsume se acercó a la mesa donde todos estaban para concluir, −Espero que podamos trabajar bien en conjunto.

Los líderes de las Unidades de Hayate, Griffith, Verossa y Fate, solo se miraron en silencio.

−¿Cuáles son los activos que el Área de Inteligencia designará para el equipo de colaboración?− preguntó Fate al fin.

−De momento, yo. Más información será proporcionada conforme avancemos y sea necesario.

Fate contuvo sus deseos de gruñir a la mujer. Esa actitud era lo que todos odiaban de tener que trabajar con "Inteligencia"…todo era subrepticio y secreto. Todo era espías, operaciones encubiertas y planes dentro de los planes de los planes.

Trabajar con ellos y tratar de obtener una respuesta concreta era como tratar a atrapar el humo.

−Bien Mayor Natsume,− intervino Hayate, −Le entregaremos un dispositivo como el que usan mis agentes y podrá estar conectada en todo momento con ellos y conmigo. Podrá tener acceso a toda la información del caso tal como ha solicitado el General Secretario…pero esperamos el mismo nivel de…"colaboración,"…espero que no guarden información reservada de nosotros que pueda…retrasar…de alguna forma nuestra investigación.

Natsume sonrió, −Puede estar segura de que contará con toda nuestra colaboración, Coronel Yagami.

Ni Fate, ni ninguno de los presentes se creyó esas palabras ni por un momento.

−De momento no tenemos mucho, Mayor. Tengo que organizar a mi equipo para continuar con los otros casos que tenemos que atender, por eso los he convocado a esta temprana hora de la mañana. Yo había pensando que su enlace principal en este caso fuera el agente Verossa Accos pero algo ha surgido que también requiere de nuestra atención. Le ruego que pueda esperar unos minutos en mi oficina y le alcanzaré ahí con los detalles.-

Tras decir eso, sin ningún gesto por parte de Hayate, Rein se aproximó a la mujer para escoltarla a la oficina de Hayate.

Natsume se encaminó a la puerta con Rein pero antes de salir se detuvo unos momentos para agregar, −Interesante recepción la que tuvieron hace un momento,− dijo sonriendo, −Muy conmovedora…Espero también tener la oportunidad de trabajar con usted, Agente Takamachi, he tenido excelentes referencias respecto a sus habilidades.

Nanoha saltó en su asiento sin saber muy bien qué decir. Fate miró a la espía frunciendo el ceño.

Una vez que las mujeres salieron, Verossa no dejó pasar un segundo para quejarse.

−¿De verdad me pondrás a trabajar junto con esa piedra?− preguntó completamente angustiado.

−Es parte de lo que quiero discutir con ustedes,− dijo Hayate, haciendo una seña a quienes todavía estaban de pie para que se sentaran, −Tenemos un par de cosas que decidir. Algo más ha surgido.-

Hayate presionó uno de los botones sobre la mesa y la agente especial Shari Finieno no tardó en entrar a la sala y se colocó a su lado como antes había estado Rein. La mirada de la Coronel se fijó en Fate.

−Estoy segura de que tienes muchas preguntas Fate. Aquí siempre hemos trabajado como un equipo y cuando se decidió que Nanoha-san se incorporaría a nuestra Unidad el día de hoy, no esperábamos tener que lidiar con un atentando terrorista de estas magnitudes.

Fate se removió un poco incómoda bajo el escrutinio de Hayate, pero aguantó. Sus compañeros de TSAB habían estado con ella, siempre apoyándola en la crisis de su último caso, todos sin excepción; todos se habían enterado de la relación que había tenido con Nanoha…seguramente todos sabían o al menos, se imaginaban, cómo se sentía en esos momentos.

Sin embargo, eso no hacía que fuera fácil hablar públicamente de cómo se sentía.

−Nanoha-san recibió el anuncio de incorporación a nuestra unidad en Vaizen hace dos semanas. Ha llegado a Midchilda hace un par de días apenas. Hubiera preferido que empezara su carrera en TSAB con una semana de actividades más…"normal"….pero…

−Supongo que esto es lo normal en el caso de la Unidad Seis, Coronel Yagami,− dijo Nanoha con una sonrisa, −Yo estoy lista para comenzar en cualquier momento como le dije a mi instructor en Vaizen.

−Lo sé y no me queda duda de ello. Pero tenemos un caso muy difícil además del de la organización Huckebein con el cual lidiar. Quise discutir esto con ustedes antes de decidir el mejor curso de acción.

Hayate le hizo una seña a Shari y esta tecleó rápidamente en la terminal de la mesa. Un par de segundos después, los rostros de siete chicas aparecieron en pantalla. Sus rasgos físicos eran completamente diferentes entre sí.

−Una serie de asesinatos han estado ocurriendo en las últimas semanas. En los últimos meses de hecho. Todos dentro del área metropolitana de Cranagan-Midchilda. La policía había estado trabajando en el caso hasta que, por sus características, finalmente fue escalado para nuestra Unidad el día de ayer,− comenzó a explicar Shari, −La policía no cree que puedan resolverlo solo con los medios que tienen. Ellos colaborarán con nosotros, pero oficialmente, ahora el caso es nuestra jurisdicción.

−El caso es por demás inquietante,− dijo Hayate, −Ayer por la noche revisé toda la información disponible del caso y debo decir que, al leerlo, pensé que el equipo más capacitado para liderar este caso sería el tuyo Fate.

Hayate y Fate se miraron.

−Sin embargo, no sé si sea demasiado pronto para que trabajes con esto después de…

−¿Del caso Scaglietti-Scrya?− completó Fate.

−Así es. Cuando surgió esta madrugada el incidente del Banco Central, la directora Carim y yo platicamos y coincidimos que el agente más apropiado para manejar la colaboración con inteligencia sería Verossa…

El aludido hizo una mueca de fastidio.

−…pero a la luz de este caso serial también he estado pensando que tal vez tú debas hacerte cargo del caso Huckebein y que Verossa y Griffith trabajen en los asesinatos.

Fate permaneció en silencio unos segundos. No perdió de vista que Hayate no le había dicho cuál de los dos casos apoyaría Nanoha. Probablemente, ni siquiera la misma Nanoha lo sabía.

Y era Nanoha, mucho más que ella, quién más había sufrido con el caso Scaglietti-Scrya. Nanoha y su familia. Si había la más mínima posibilidad de que Nanoha tuviera que enfrentarse a un nuevo asesino en serie, ella quería estar ahí para respaldarla.

Además, después de que Nanoha se fuera para lo que sea que tuviera que hacer, aunque ahora tenía una idea más clara de lo que había sido; Fate se había prometido a sí misma que pasara lo que pasara entre ella y Nanoha, no dejaría de cazar monstruos y de evitar que arruinaran la vida de otras personas.

Así que no había mucho que decidir.

−Procederemos como has pensando que es lo mejor Hayate. Yo me encargaré del caso del asesino.

Signum sonrió de manera maligna anticipando la cacería que tendrían enfrente.

−Ufff…sabía que ibas a decir eso. ¿No podrías re-considerarlo?− dijo Verossa.

Tanto Hayate como Fate lo ignoraron.

−Bien, cuento con ustedes entonces chicos. Fate convoca al resto de tu equipo, Shari les proporcionará toda la información respecto a este caso. Nanoha-san…quédate con la agente Testarossa para darle tu opinión inicial del caso. Nos reuniremos luego. Verossa, Griffith; vengan conmigo, tenemos que reunirnos con la señorita simpatía.

La junta había terminado.

Todos se levantaron para seguir a Hayate. Solo Fate, Signum y Nanoha se quedaron atrás.

−Iré por el equipo,− anunció Signum saliendo también de la sala. Ella hubiera podido llamarlos a todos perfectamente por su intercomunicador digital pero de esa forma les daría unos momentos a solas a las otras.

Cuando Signum salió y se quedaron a solas, Nanoha y Fate se miraron.

−Hola,− dijo Nanoha tímidamente.

Fate se acercó a ella con cautela, como si la pelirroja fuera alguna ave hermosa y exótica que pudiera levantar el vuelo en cualquier momento.

−Hola,− respondió Fate, −Ha pasado mucho tiempo.

Nanoha sonrió, −Algunos meses.

−Han sido como años para mí,− dijo Fate antes de poder contenerse, −Y de todos los lugares, encontrarte precisamente aquí ha sido…una sorpresa.

−Lo sé…lo siento, no podía decirte nada,− Nanoha la miraba con los ojos azules brillantes y emocionados. −Tenía que hacerme más fuerte y enfrentar mis demonios, Fate-chan…justo como tú lo has hecho. Creo que esa forma funciona también para mí.

−Pero… ¿tu familia?− preguntó Fate frunciendo el ceño y sintiéndose un poco culpable de esa decisión que Nanoha había tomado.

−Tendremos que hablar de ello…,− dijo Nanoha a su vez y viendo que Fate comenzaba aproximarse a ella lentamente, levantó su dispositivo entre ellas y lo señaló, −…Después.

−Si…- dijo Fate deteniéndose y mirándola a los ojos, −Creo que tenemos mucho de qué hablar.

Ni Fate, ni Nanoha pudieron agregar nada más porque en ese momento, el equipo de Fate entró a la sala. Shamal fue la primera en gritar y lanzarse sobre Nanoha para abrazarla como si fueran adolescentes y esa fuera una reunión escolar. Vice, Alto y Lucino se unieron a ellas.

Fate se mantuvo un poco distante observando cómo su equipo nuevamente se reunía. Después se volvió hacia la gran pantalla para ver los rostros de chicas que no ya estaban más vivas y se preguntó a qué nuevo monstruo tendrían que enfrentarse.

Un escalofrío recorrió su espalda.

Ese sería el primer caso serio de asesinato serial que tendría que enfrentar después del Scaglietti-Scrya.

Hayate la había tenido resolviendo casos de la Sección Nueve las últimas semanas. Casos importantes, difíciles…pero ningún asesino serial. Griffith había estado tomando esa tarea. Pero si había pensando en ella para ese caso en particular, seguramente había una muy buena razón para ello.

Pese a lo que se había dicho a sí misma antes de tomar la decisión, casi rezó con todas sus fuerzas para no haberse equivocado.

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