Capitulo XV
"Sueños Lúcidos"
Naruto despidió a Matsuri y tras verla perderse con su auto en el porton de entrada suspiró. El chico revolvió sus cabellos era una maraña de sentimientos he ideas. Entro nuevamente en la casa un tanto aturdido. Alzo la vista, Hinata se hallaba sentada en el living leyendo el diario.
-Hinata… -El muchacho se acerco a ella.
-Mirá aquí dice que mañana irá toda la alta sociedad a recibir al nuevo señor feudal. Es mejor que estemos listos. –Eludiendo sus ojos mientras se fingia concentrada en la lectura.
-Necesitamos hablar…
- ¿Hablar? –Hinata lo miro sonriende y Naruto se sintío extraño y desconcertado.
-Si, creo que es importante que aclaremos algunas cosas.
-Pues bien siéntate. –Señalandole un lugar en el sofá de enfrente.
-Mira Hinata. -Desplomandose en el sillón.
- ¿Tienes dudas sobre lo de mañana? Puedes estar completamente seguro de qe no te pasará nada Naruto. Le hice una promesa al señor Minato y la cumpliré.
-No es eso… -Naruto apoyo sus brazos en las piernas. Necesitaba encontrar las palabras justas para hablar con la pelinegra.
- ¿Es por Takeshi? –Se apresuro a decir
-No… si… en realidad no es Takeshi. Recién vino Matsuri… -Mirándola a los ojos
-Si, lo se.
-Lo sabes ¿Acaso nos estabas espiando? –Refunfuño.
-Es mi deber saber todo lo que ocurre en la casa. Quedáte tranquilo tu puedes hacer lo que creas conveniente, eres el señor Uzumaki Namikace.
-Por supuesto que yo soy libre de escoger mi vida, pero no es eso de lo que quiero hablarte.
-No digas más quieres. –Levantandose de sopetón. –No hace falta…
-Bueno… no es por eso… -Levantandose del sofá.
-No se preocupe señor Namikace –colocando una mano en el pecho y haciendo una reverencia. –Yo jure que lo protegería y lo ayudaría en lo que usted necesitara.
-Hinata. –Naruto se sorprendió un poco esta no era la actitud soberbia que normalmente la chica tenía para con él. –¿Donde quedarón tus ínfulas?
-Hoy pase por lo de Kakashi Hatake, en sus oficinas aquí en la ciudad, antes de venir. –Entregandole un sobre cerrado que estaba sobre la mesa. –En ningún momento Hinata alzó la vista.
- ¿Que es esto? –Naruto abrió el sobre y lo leyó con detenimiento sentado en el sofá. Hinata permaneció taciturna parada frente a él sin realizar ningún movimiento. -¡ES MI HERENCIA!
-Así es…
-Todo esta aquí –Mirándola desconcertado.
-Si, señor –sin mirarlo a los ojos. -Cada centavo. Notará todo en sus resúmenes y extractos bancarios. Yo solo utilice el dinero que Minato dejo para su manutención cuando los encontrará. El señor Minato dejo los activos y pasivos de la empresa que no disolvió en cuentas y negocios con otros nombres. Cambio las empresas y creo una empresa fantasma dejándome a mi como testaferro de ello, así todas las miradas serían desviadas de usted. Tambíen dejo un salvo conducto en caso de que yo fallara.
- ¿Salvo conducto a que te refieres?
-Cuando esto acabe deberá marcharse de Konoha?
- ¿Qué COSA? -Parandose de sopetón.
-Será un tiempo hasta que todo termine por acomodarse luego podrá retornar a su país.
-Mi padre tenía todo organizado.
-Asi es señor. –Hinata solo agacho la cabeza. Naruto se sintió aun más extraño y sobre todo algo gélido bailoteaba en su corazón. ¿Por qué la actitud de la arpía había cambiado? Un muro se había creado entre ellos y por mucho que buscará sus perlados ojos estos permanecían apresados por las baldosas de aquel piso encerado.
-Me gustaría que me mirarás cuando me hablas.
-No se me está permitido señor… -Dijo severamente mientras reunía todas sus fuerzas para no mirarlo.
- ¡Pues es una orden! –Sentenció mientras la miraba de frente.
-Como usted ordene. –Hinata sintió que debía exprimir su torturado corazón al máximo para impedirle bailotear tenuemente en su pecho cuando sus miradas se encontrasen. Esta vez debía ser fuerte he inmune a esa enfermedad imparable que destilaban sus ojos azules.
- ¿Acaso? –Naruto notó la frialdad con la cual lo miró. Ahora sabía que no había duda de que la arpía lo había visto besar a Matsuri en el jardín. - ¿A dónde quedo tu seguridad y tu soberbia dime Hinata?
-Yo casi he cumplido con mi deber, es usted nuevamente el propietario de toda la fortuna Namikace corporations y le debo mi respeto, como corresponde.
-POR DIOS, me vas a decir que mi dinero te dio conciencia Hinata por favor me has tratado como un esclavo y una basura todo este tiempo y ahora me dices que lo hiciste por algo.
Hinata se arrodillo rápidamente en el piso hincándose a sus pies.
-Le pido disculpas señor, espero que perdone mi accionar, debía lograr que todo el mundo creyera que yo tenía alguna clase de poder sobre usted, de lo contrario no habría podido cumplir con los deseos del señor Minato.
- ¡POR DIOS ME VAS A DECIR QUE NO LO DISFRUTASTE! –Grito con desaspero. –ME HAS NINGUNEADO DESDE QUE ME ENCONTRASTE Y AHORA TE HACES LA… - Naruto guardo silencio.
-Si usted desea ya mismo me retirare de aquí. –Solo le pido una cosa déjeme terminar con mi trabajo debo encontrar al joven Takeshi.
-Por supuesto que espero eso…
-Y quiero pedirle una cosa más…
-Hay por dios Hinata…
-Cuide de mi Nana… No la eche déjela que trabaje aquí, no la deje regresar por nada del mundo a la casa Hyuuga. Se lo suplico.
-BASTA… me estas exasperando quiero hablarte de algo importante.
-Prometamelo por favor… -Hinata comenzó a llorar por mucho que intentará no podía evitarlo.
-Hinata…
-Si usted me lo promete juro que no tendrá que verme otra vez…
-bien te lo prometo… si eso te hace feliz…
-Muchas gracias…
-Levantate quiero hablar contigo de algo importante.
-Si… señor… -Mirandolo a los ojos mientras se secaba sus lagrimas.
-Quiero hablar de lo que paso hoy con Matsuri.
-No es necesario… yo no puedo meterme en su vida privada.
-Puedes dejar de actuar así. –Apartando la mirada que estaba tramando la arpía ahora.
-Perdon…
- ¿Qué acaso me estas pidiendo perdón?
-Si, señor lo siento. –Agachando la mirada.
Naruto se sintió furico intentaba hablar con Hinata desde su corazón y no lograba llegar a ella, sentía que un corto circuito había acontecido en su cerebro porque esta mujer frente a él no era la arpía que él conocía.
-Sientate Hinata por favor… -Deambulo un poco delante de ella. –Siento que las cosas con Matsuri no están resueltas… se que te dije que contigo había sentido algo que no sentí con ella, pero no puedo evitar pensar en Keiko cuado la veo. –Naruto le hecho un vistazo, pero la ojiperla solo lo miraba estática. –Tu me haces sentir… me gustas… pero…
-No se preocupe… por mi… recuerde que solo era una actuación.
-BASTA HINATA –Grito. -Te me insinuaste hasta recién y ahora me dices que siempre estuviste actuando.
-Lo, lamento si lo moleste yo solo…
-A veces no se quien eres… actuas con soberbia y cinismo y luego pareces un pollito mojado… quien de las dos es la verdadera Hinata ¿Dime?
-Supongo que ambas… -Hinata aparto su mirada.
-Vez no puedo amarte si no se que tramas, sino se que o quien eres. –Bufó molesto.
-No tiene que amarme… -mirándolo a los ojos. –Yo no vine aquí para que usted me amara, porque me amaría. ¿Acaso lo he confundido tanto? En verdad lo lamento parándose otra vez y haciendo una reverencia.
-Ya basta Hinata… realmente no puedo hablar contigo así… -Naruto tomó el sobre y se marcho rumbo a su habitación dando un portazo tras de si.
-Naruto… -La muchacha rompió en un llanto silencioso. Intentó limpiarse briosamente las lágrimas.
-Señorita Hinata… -Nana se acerco a ella taciturna y triste. Sabía cuanto esa niña amaba a ese joven testarudo, después de todo ella la había criado, pero las ideas de Hinata eran tan retorcidas como las de la familia que nunca la amo.
-No te preocupes Nana trabajaras aquí, el tiempo que tu quieras. Quiero darte algo para ti. Tomando otro sobre de encima de la mesa.
- ¿Qué es esto señorita?
-Es para ti… es todo el dinero que he podido reunir trabajando para la compañía y en Namikace Corporations.
-Porque me lo esta dando.
-Es una pequeña fortuna… no es mucho, pero te alcanzará para vivir holgadamente hasta el final de tu vida. Si te aburres de trabajar aquí puedes empezar una nueva vida. Dentro del sobre también deje una llave y una dirección. Te deje un departamento a tu nombre en un barrio bonito.
-Señorita… -La anciana empezó a llorar.
-Vamos Nana… tu sabías que yo no viviría para siempre…
-No diga eso señorita… usted es muy joven aún. –La anciana la abrazó con fuerzas.
-Sabes que el trabajo que yo realizo es muy peligros Nana.
-Pero ya no lo haga más usted es hija de la familia Hyuuga.
-Hay Nana ya sabes que a mis padres poco les importa si vivo o muero, pero a ti si, yo se que siempre has cuidado de mi. Lamento haber sido una carga para ti.
-No lo diga… usted nunca será una carga… además sus amigos la quieren mucho.
-Lo se, he disfrutado mucho este tiempo con ellos… fue hermoso.
-No vaya a cometer una locura, por favor señorita Hinata.
-Tu no debes preocuparte por eso Nana.
-No lo haga… encuentre un buen hombre que la ame y sea muy feliz.
-Enamorarme… no se si pueda enamorarme Nana. –La anciana lloraba desconsoladamente.
-Señorita Hinata…
-Umm tengo hambre… por que no me preparas algo Nana. Ya es casi mediodía.
-Si, pero por favor no haga una locura.
-Quedate tranquila… -La chica sonrió falsamente, pero la criada ya la conocía. Partio llorosa hacia la cocina.
- ¿Qué estás tramando Hinata? –Naruto bajo por las escaleras
-Con su permiso… -Haciendo una reverencia y retirándose.
-Espera un momento, estas así por esto. –Mostrandole la fotografía rota.
-Lo siento mucho… -Mirándolo a los ojos. No debí entrar a su cuarto, solo no quería dejar esto allí. –Sonriendo tontamente.
- ¿Por qué lo dejaste anoche para empezar?
-Lo lamento.
-Hinata… No se como hablar contigo y no me lo estas haciendo fácil. –Sujetandola por los brazos.
-Quiere que yo se lo haga fácil. –soltando su amarre bruscamente. –Usted no debe tomarse nada de lo que paso enserio. Quiere saber si lo amo, si lo amo. Quiere saber porque, porque me enamore de usted desde pequeña. Quiere saber todo lo que he hecho para que este a salvo y feliz, no es necesario. Yo solo sirvo a la familia Namikace, lamento mucho si me deje embargar por mis sentimientos, entiendo que usted tenga a quien amar y por favor perdóneme por haber hablado mal de su difunta esposa, perdóneme por haberlo tratado mal, y perdóneme por seguirlo amando. Intentaré no molestarlo y de verdad lo único que deseo es que usted pueda ser feliz. Yo se lo prometí a su padre y no quiero defraudarlo.
-Hinata…
-Permitame terminar… desviando un poco la mirada. –Tengo poco tiempo para protegerlo es imperativo que nos concentremos en su hijo. Estoy segura de que estará ansioso por volver a su lado. Yo… nunca supe lo que era tener una familia de verdad y siempre soñé en ser… bueno… una buena esposa y una buena madre… pero… decidí un camino muy distinto. Deseo enormemente que Takeshi vuelva a su lado y que usted pueda salir de esta enorme pesadilla. Esto no fue toda idea de Minato… yo es decir… nosotros creímos que era necesario que los yakuzas creyeran que usted estaba en la miseria y…
-Espera un momento Hinata me mandaste a hacer tareas desagradables. Que hubieses sentido si yo te mandaba a ti a hacer esas cosas. Dime que esperarías que yo creyera y que sintiera por ti. ¿Acaso creías que yo te amaría?
Hinata guardó silencio…
-Tienes razón cuando dices que debemos concentrarnos en Takeshi y justamente por eso quiero que te centres en él.
-Si, usted no debe preocuparse.
-Nunca me trataste de usted… porque lo haces ahora… ESPERA como me has dicho siempre… -Naruto se hizo el pensativo. –Así… E-S-C-L-A-V-A… verdad esclava. –Naruto la miró con seriedad. Hinata agacho la cabeza.
-Si, señor…
-Que debería mandarte a hacer primero…
-Quizás a asear mi habitación o tal vez… no se… acostarte con el jardinero… eso es ve y acuéstate con el jardinero.
Hinata lo miró a los ojos y noto su seriedad.
-Lo dice en serio…
-Claro esclava… quiero que te acuestes con el jardinero. Vamos ve… necesitas que te indique donde esta.
-Mis funciones no son esas yo…
-Yo soy tu amo ahora así que has lo que te digo, si te encanta que te traten así, acaso te sientes mártir… ve acuéstate con el jardinero.
-Señor Namikace…
-No juraste que me protegerías y harías lo necesario para hacerme feliz, bueno ve… has lo que te digo. –Naruto se sentó en el sofá y hecho a reír. Hinata sintió desolación y un impulso de golpearlo.
Estaba a punto de asesinarlo sin miramientos, cualquier tipejo ya hubiese perdido la cabeza, pero evidentemente este hombre no era cualquier tipo. Sintió ira, pero ahora entendía que no debía haber actuado así con Naruto, ella estuvo mal. Lo sabía, pero le satisfizo que él fuera sumiso o que incluso tuviera que rebajarse a trabajar y otros menesteres. Naruto siempre había sido altanero y si bien lo amaba en su interior también había un dejo de orgullo, odio y amor. Una mezcla insana de sentimientos la habían tornado una arpía, tal como él se lo había mencionado.
Entregar su cuerpo a otro hombre, eso ya lo hacia, pero porque alguien que ama puede ser tan descarado y tan cinico. Ella se había transformado en un monstruo, su accionar con él era una forma de recriminación y de venganza por haberla trastornado y llevado a la locura de perder todo. Su amor y su inocencia la habían transformado en una criatura horrenda que incluso había lastimado a quien más amaba.
-¡VAMOS! –Grito el pelirrubio.
-Si… señor…
Se merecía eso, a caso toda su crueldad ahora se volvía contra ella. No quiso hacerle daño, pero en realidad si, siempre fue conciente de lo que hacia. Hinata pego media vuelta y se dirgió hacía la puerta balcón que daba hacia el jardín a una cuadra de allí estaba la residencia de aquel que custodiaba el jardín. Sentía impotencia, sus lagrimas habían comenzado a brotar de sus ojos. ¿Se acostaría con ese hombre? ¿Qué estaba haciendo?
Naruto la miró partir rumbo al jardín ¿Acaso Hinata lo obecería?
-Luego te acostarás con otros tipos que encuentre espero que te prepares Esclava. –Naruto sonrió otra vez.
Hinata lo miro con desprecio.
-Anda ve apurate… dile que yo te regalo por una noche vamos.
Hinata camino hacia la puerta balcón tomo la manija de la misma y se encegueció. Volvió a ver a Naruto a los ojos. El chico sintió que se le erizaba la piel. La muchacha comenzó a correr como fiera enceguecida salto en el aire dispuesta a asestarle un golpe contundente a Naruto y desnucarlo ahí mismo.
-¡NARUTO!
Justo cuando iba a asestar su golpe la mano de Itachi la detuvo, tomo su brazo, su cuerpo y la arrojo hacia la escalera. La ojiperla golpeo contra la escalera duramente.
-¡Señorita! –Nana comenzó a llorar desconsoladamente.
- Se puede saber que pasa Hinata. –Sasuke la observo sorprendido. Jamás en su vida pensaría que Hinata le levantaría la mano a su gran amor. Sintió una mezcla de emociones en su interior.
-¡ITACHI! –Grito furica.
-Ven Hinata… -La chica se levanto furiosa y arremetió contra Itachi. Sentía tanta ira, tanto dolor que no podía contenerse. No importaba quien estuviera delante suyo no podía controlarse.
La joven arremetió briosa sobre Itachi quien la golpeo duramente. Hinata se levanto presurosa arremetió con otra embestida, esta vez, por dejabo de sus piernas haciéndolo caer dándole un fuerte golpe en el pecho y la espalda. Itachi pudo apartarla dándole un fuerte revolcón sobre el sofá. Hinata tomó uno de los jarrones de la mesa ratona que engalanaba la sala y arremetió contra Itachi.
-HINATA –Grito Naruto. La pelinegra lo miró embravecida y agitada. –Calmate…
Itachi inmediatamente se le fue encima tocando el costado de su cuello y desmayandola en el acto.
Horas más tarde…
-Ya la recosté en su cama. –Dijo Itachi desplomándose en el sofá.
-No se que le dijiste Naruto para que se pusiera así, pero casi te asesina.
-Quería que viera lo que me ha hecho sentir todo este tiempo. –Dijo apesadumbrado dando vuelta la cara intentando no mirarlos.
-Sasuke tiene razón Naruto… Hinata te ama pero no es una mujer muy estable… no es la primera vez que le pasa esto.
-Lo se…
-La ultima vez casi asesina a mi hermanito y eso que ellos dos se han entendido siempre muy bien… -Itachi sonrio con cinismo.
-Basta Itachi. –Expresó Sasuke apesadumbrado. –Naruto, Hinata ha sufrido mucho y todo ese dolor está contenido en su interior. A ellos se les entrena así…
- ¿Se les entrena así? –Naruto los miró sorprendido.
-Claro el Clan Uchiha debe aprovechar todo su resentimiento, su dolor, su odio, para crear maquinas imparables. Una maquina despiadada jamás dudará si debe matar o no.
-¿Hinata entreno para eso? –Naruto los miró mucho más sorprendido. - ¿Por qué Hinata haría una cosa así?
-Cuando Hinata llego a casa y papá la tomo como su discipula, ella ya había sido… -Sasuke guardo silencio.
-Naruto tu padre la recogio de la calle alguien la había violado comprendes. –Expreso indómito Itachi. -Él la encontró toda golpeada y mal herida. Los tratos de la familia Hyuuga no eran los más amorosos, nunca lo fueron. Supongo que tu papa sintió mucha pena por ella y creyó que lo único que podía hacer era instruirla en ser diferente.
- ¿A ser diferente?
-Tú papa estudio un tiempo largo con mi padre, supongo que a tu abuelo le pareció una buena idea. Pero el no continuó demasiado tiempo con el clan Uchiha. Cuando encontró a Hinata sintió que no podía hacer mucho más por ella que enseñarle a defenderse.
-A pesar de no ser una Uchiha –Prosiguio Sasuke –ella experimentó lo que es serlo. Se le instruyo a defenderse, luchar y creo una Hinata más ruda, podría decirse, una mujer valiente que no teme quitar una vida si así lo cree. Por otro lado, su parte tierna esa que no se le permite fluir… solo te la ha mostrado a ti.
-A mi… -Naruto se paro coloco las manos en los bolsillos y se mordió apenas sus labios.
-Si, a ti… -Sasuke se paro de sopetón.
-Ni siquiera la ha tenido conmigo…
-Y eso que los dos han hecho. –Itachi realizo una curiosa muesca con sus manos.
-BASTA ITACHI… -Sasuke grito enfurecido.
-Esta bien… no digo nada más.
-Hinata nunca me ha amado a mi, siempre has sido tu, solo a ti.
-No comprendo a Hinata… Intento llegar a ella y no puedo… todo esto nos confunde tanto a ambos. Se que ha sufrido mucho, pero no se si sea yo quien pueda remediar su dolor.
-No lo creo… déjame decirte algo Naruto, nosotros los Uchihas luchamos y morimos comprendes.
-Pero Hinata no es una Uchiha Itachi.
-Claro que no… por eso supongo que le es más difícil controlar estas dos partes de su ser. Yo te aconsejaría que no la hicieras enojar.
-Rayos… -Sasuke miró su celular. -Bueno supongo que Hinata hoy no podrá hablarnos, será mejor que descanse, necesito irme Sakura me esta llamando.
-Sakurita
-No empieces Itachi. –Sasuke se retiró molesto.
-Será mejor que me vaya a mi cuarto, necesito descansar. - Expresó Naruto tras la partida de Sasuke.
-Si, sientes algo por ella, te aconsejo que seas claro y paciente, y por sobre todo no la hagas enfadar. –Itachi le guiño el ojo en señal de complicidad, pero Naruto se sintió aun más molesto.
El ojiazul dio vueltas y vueltas en su habitación buscando la posición más comoda para dormirse, pero por mucho que lo intentará su colchón parecía expulsarlo de su cama. Se levanto fastidioso y se paseo durante un rato confuso y mareado.
Hinata había sufrido mucho, él lo sabía, extrañamente lo había visto en sus sueños pero que podía hacer él por ella. Tenía tantos pensamientos alocados en su interior, contrariados éstos, golpeteaban sin cesar sus cienes pareciendo una estampida a punto de arremeter contra sus pobres y frágiles neuronas. Todo su cuerpo le temblaba, pero no era por temor, el no le temía a Hinata, nunca lo hizo ¿entonces por qué? Se apoximo al alfaisar de su ventana y tomó la foto de Keiko.
- ¿Acaso todo esto lo causaste tu Keiko? Ahhh –enmarañandose los cabellos.
No podía echarle la culpa a Keiko el único responsable de sus sentimientos era él y su negativa a no dejar ir el recuerdo de su amada. Sintió vibrar todo su cuerpo no podía negar que amaba a Keiko, pero ella ya no estaba tenía que dejarla marchar. Ya era tiempo de vivir una vida más sana; por otro lado, estaba esta mujer extraña que lograba estremecerlo y alocarlo. En un momento era tierna y dulce, luego indiferente y fría y por otro lado tenía esta bestía temible escondida en su interior que amenazaba con consumirlo y devorarlo como si fuera una pobre presa.
Necesitaba aclararse necesitaba volver a su eje, necesitaba hablar con Hinata, pero ella siempre le rehuía. Se acomodo sus pantalones y su pijama, se asomó tras la puerta de la habitación y se escabullo escaleras a bajo. Las luces estaban apagadas. Itachi no estaba, seguramente dormiría en alguna habitación. Miro para todos lados y se agazapo junto a la puerta de Hinata. Sintió que debía tocar, pero su imprudencia fue más fuerte he ingreso sin pensarlo.
Despatarrado sobre el sofá Itachi abrió los ojos y suspiro.
-Bueno supongo que quiere morir.
Hinata sentía que el cuerpo le temblaba, todo su ser temblaba. Podía ver la luz del sol reflejarse en su rostro llamándola a despertar. Abrio los ojos con parsimonia intentando moverse, pero realmente le era difícil. ¿Por qué le costaba tanto moverse? Estaba en el jardín de la casa. Intento incorporarse, pero a unos cuantos pasos de ella Naruto la miraba desconcertado.
-Naruto lo siento…
Matsuri apareció detrás suyo y lo abrazo con fuerzas. El pelirrubio pareció corresponderla porque ambos comenzarón a besarse. Sintio dolor, miedo, irá, todo mezclado en su interior. Era tan insoportable aquel espectáculo. No pudo contenerse más. Tomo su Katana y atravezó su corazón.
-Hinata…
Lo vió morir justo frente a sus ojos, ni una pizca de dolor corroía su corazón ¿Acaso lo disfrutaba? Sus manos empapadas de la sangre del ser que más amaba.
-Naruto… -Murmuro.
-Hinata despierta.
-Naruto… -la horrenda visión de su sangre la perseguía ¿Acaso no iba a poder cumplir la promesa hecha a Minato?
-Hinata… -El pelirrubio le acarició el rostro.
-Naruto… -Se sintió tentado a acariciar sus mejillas, sus labios a aspirar delicadamente el perfume de su piel, a percibir el calor emanado con cada inhalación y exhalación, con cada quejido y suspiro. Realmente era una diosa cuando dormía. Podía sentir el suave palpitar de su corazón mientras respiraba lenta y pausadamente. Parecía que tenía un sueño extraño pues no había dejado de pronunciar su nombre. Esto acelero su corazón. Sintió que de golpe se alzaba en todo su ser una batahola de emociones que lo llevaban a rememorar un antiguo, pero exitante sueño, que no había podido consumar en la realidad. Hinata volvió a suspirar y su corazón despego acelerado y embravecido liberándose de su pecho un suspiro muy profundo.
-Hinata. –Expreso algo agitado.
¿Acaso estaba demente? ¿La maltrataba o la amaba? ¿se le insinuaba o se alejaba? ¿Porque esta mujer lo volvía completamente desquiciado? Sentía que no podría controlar este otro ser demandante que al igual que Hinata tomaba posesión de todo su cuerpo llevándolo a sucumbir a la más dulce insanía.
-Hinata… que haré contigo… nunca creí que conocería a una mujer distinta a Keiko, una mujer capaz de perturbarme de tal manera que me sacudiera de mi zona de confort. Creo que estoy velando por los recuerdos de Keiko pero la verdad es que cuando me siento cerca de ti todo mi cuerpo pide robarte, acariciarte, hacerte mia. –Tomando uno de los mechones de cabello de la pelinegra he inhalando su perfume mezclado con algo de sudor.
-Naruto… -suspiro Hinata quejándose a duras penas intentando volver en si de un sueño muy pesado y profundo, de una pesadilla que de alguna manera había agobiado su memoria.
-Siento que Keiko me odiaría Hinata, pero ella no esta aquí, ella decidió y debo honrar y respetar eso; pero también me profeso agobiado. Hay cosas que no me cuentas que son difíciles de asimilar ¡Rayos eres como Gatubela! Claro como mi dama de la noche. – Acurrucandose a su lado. –El tema no es si tu puedes protegerme, el problema es si yo estoy a tu altura, sere yo capaz de protegerte a ti Hinata.
Naruto se acurruco sobre ella extasiado sobre su hombro derecho. Intento ponerse de costado en la cama para no apretarla. Un profundo sopor nocturno se apodero de su mente conciente llevándolo a divagar en más de un sentido.
-Hinata… -suspiro cayendo preso de una lenta pero dulce agonía que extremeció su conciencia arrumbándolo en un viejo y querido lugar de entre sus recuerdos.
Su mente parecía confusa y algo distraída ese día. Tenía sensaciones extrañas en todo su cuerpo. Estaba olvidando a algo o tal vez a alguien ¿A quien olvidaría?
-¡Takeshi! Si estoy olvidando a mi hijo. –Mirándo a su alrededor.
La luz perturbaba bastante su visión y el cuerpo se había vuelto tan pesado que por momentos sentía que no podía moverlo. ¿Dónde estaría Takeshi?
-TAKESHI –Grito.
-NARUTO… -Dijo una voz masculina. –Naruto hijo…
- ¿Papa? –Reconocería esa voz en cualquier lado. - ¿PAPA?
Miró al fondo del jardín junto a una frondosa enredadera con flores estaba Minato parado, observándolo con la luz primaveral que destellaba un sinfín de notas coloridas sobre sus ojos. No podía creerlo ¿Cómo era posible que su padre estuviese vivo?
-¡PAPA! -Grito corriendo a su encuentro un poco atolondrado desparramándose más de una vez sobre el pasto.
-Naruto hijo… que haces allí. -Abrazandolo con fuerza.
- ¿Papa eres tu realmente eres tu?
-Claro Naruto quien más sería.
-Pero como es posible…
-Bueno estamos en casa supongo… -Extasiandose con el brillo del sol a sus espaldas.
- ¿Pero como he llegado aquí y donde esta Takeshi?
- ¿Takeshi? ¿Quién es Takeshi? –Minato le sonrió.
- ¿Takeshi? Papa Takeshi es mi hijo, es tu nieto. –Mirandolo descolocadamente ¿Acaso este hombre no era su padre?
-Naruto hijo… tu eres aun un niño como podrías ser padre. -Minato volvió a reir con algazara.
Naruto se tildo por un momento al verlo sonreír. Hacia tanto que lo había perdido, sintió tanto odio y frustración cuando él se fue dejándolo solo y en tales condiciones que llego a no perdonarle su infamia. De pronto tomo conciencia de si mismo. Su cuerpo era pequeño y delgado, sus piernas a penas alcanzaban el metro sus brazos y torso eran el de un niño.
- ¿Soy un niño? –Sorprendido.
-Claro hijo, que esperabas.
- ¿Cómo puede ser esto posible? –Mirandose aún anonadado.
-Vamos no te quedes ahí es tu fiesta de cumpleaños y he organizado algo maravilloso para ti. –Alzandolo en brazos y colocándolo sobre su cuello. –Muy bien… veráz todos los regalos sorpresas que papá te ha preparado.
- ¿Mi cumpleaños?
Frente a él el jardín rebosaba de vida y alegría. Podía ver unos cuantos conejos correteando por el jardín, le agradaban esos animales y siempre le parecieron suaves y esponjosos.
-Hinata… -Murmuro.
- ¿Qué dices? –Inquirió Minato.
-Nada…
Mas allá en la fiesta pudo ver todos los globos coloridos flotando atados a un sinfín de carros de dulces, helados y otras tantas golosinas. Un payaso ahora hacia curiosos animales exóticos mientras divertía a algunos de sus amigos; muchos de ellos bastante falsos, pensó.
Las risas, la melodía y el sol le daban vida a una mañana divertida y perfumada, por los azares en flor. La gente comenzó a agolparse a ambos al verlos llegar. Minato bajo a Naruto de sus hombros y hablo.
-¡Aquí les traigo al cumpleañero! –Sentenció con algarabía.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS! –Canturrearón todos al unísono.
Uno a uno los niños de la fiesta y muchos adultos de la compañía de su padre, accionistas, compañeros del club de Minato, sus hijo e hijas se acercaban entregándole regalos y buenos deseos. De pronto pudo verla allí parada sola esperando su turno calladamente.
-Keiko… -Murmuro.
Uno a uno los invitados le abrieron paso hasta que pudo llegar a la pequeña que ahora lo miraba más enamorada que nunca y con una ternura desbordante.
-Keiko… -Tomando sus manos.
-Feliz cumpleaños Naruto. –Farfullo tímidamente.
-Eres tu Keiko… -Echandose a sus brazos.
-Estoy muy feliz de verte Naruto…
-Y yo también… -Mirándola obnuvilado. Era Keiko su Keiko viva, sana y salva.
-Te traje el equipo ninja que me pediste se que te gustará mucho. –Mostrandole el regalo finamente envuelto con un hermoso lazo rojo.
-Gracias… -Miró a Keiko se veía bellisíma, tal y como la recordaba a la tierna edad de 8 años.
-Keiko ven hija. –Esbozo una voz un tanto lejana.
-Si mama… -susurro.
La niña beso al ojiazul en sus mejillas y corrió presurosa donde estaba su madre. Naruto miró con atención su regalo; ya sabía que había en aquel presente, lo recordaba con tanta nitidez. Se volteo para verla otra vez, pero sus ojos se encontraron con los de otra pequeña un tanto delgada y desgarbada. Unos zapatos viejos un vestido remendado, un lazo algo manchado y agujereado en su cabello negro azabache. Sus ojos perlados lo miraban con timidez.
-Hinata… -Naruto suspiro.
¿Porque no recordaba a esta Hinata? su memoria no había retenido tantos detalles concientes. La pequeña se aproximo trémulamente a su posición.
-Feliz cumpleaños Naruto. –Dijo sonriendo mientras sus dos perlas bailoteaban avergonzadamente en sus ojos.
-Gracias… -Se veía un poco moretoneada en uno de sus ojos y una de sus comisuras estaba un tanto hinchada con un moretón algo verde y deslucido ahora.
-Te hicimos un regalo con nana… -Entregandole tímidamente un regalo pobreton envuelto en periódicos.
-Ahhh… -Naruto la miró.
-Se que no es mucho, pero… me gusto hacerlo… yo tengo uno igual para que seamos amigos por siempre.
- ¿Amigos por siempre? –La interrogó.
-Si, por siempre… si tu quieres claro.
-Bueno…
Naruto desenvolvió el obsequio era un conejo blanco de tela hecho a mano y cocido. No se parecía en nada a los obsequios que hasta entonces había recibido, de hecho, ninguno de sus obsequios era tan vulgares pensó. De pronto noto sus propios pensamientos y se avergonzó. Él ya no era ese niñato rico que solo buscaba el mejor y el más exquisito regalo.
De repente uno de los accionistas de su padre junto con dos de sus amigos se acercaron a él entre risas y copas de champagne empujarón a la niña quien cayó redonda en el suelo.
- ¿Que te parece tu cumpleaños Naruto?
-Me ha gustado mucho… -Esbozo buscando a Hinata con la mirada.
La niña se levanto como pudo sacudiéndose el pasto de su remendado vestido, si tan solo Hanabi fuera más grande que ella no habría motivos para agrandar un vestido viejo, podría usarlo sin tantos remiendos.
- ¿Quién rayos ha invitado a esa pobretona? –Escucho entre murmuros.
-Seguramente es una de los niños de la beneficencia de Minato. –Esgrimio otra mujer con altivez. Pero quienes se creen para hablar así de Hinata Pensó.
-Naruto hijo ven a cortar el pastel. –Dijo Minato arrastrándolo a la mesa de celebraciones.
Una enorme torta de golosinas y chocolates coloridos engalanaba la mesa. Sobre el pastel una vela de cumpleaños enorme sobresalía junto con la inscripción "Feliz Cumpleaños Naruto". Minato lo sento frente al pastel y frente a la multitud fue por la niña del jardín y la sentó a su lado.
-Sientate aquí esta bien.
-Si… -Esbozo con algarabía. –Wow es hermoso… -Naruto la contemplo fascinada.
- ¿Nunca viste un pastel? – El chico le echo una mirada compasiva y triste. La niña se percato de su accionar y reprimió un poco sus sentimientos.
-No… es la primera vez que veo uno tan grande. –Sonriendo.
- ¿Ni en tu cumpleaños? –Inquirió apesadumbrado.
-Yo no cumplo años… -esbozó con vergüenza.
- ¿Tú n…? –Antes de que pudiera terminar de hablar Kiba empujo a la pequeña y la echo redonda al suelo nuevamente.
Naruto la vio destartalarse desde lo alto de la silla y tras el duro golpe escucho el breve quejido de la pequeña quien intento rápidamente ponerse de pie. Empujada por otros niños termino por pararse casi metro y medio detrás de la mesa del pastel. Naruto volteo la mirada a su lado Keiko empujo a Kiba y se aferro de su brazo acurrucándose a su lado. Todos comenzarón a cantar el feliz cumpleaños.
El atardecer pareció sobrevenir de golpe. Todo el colorido de la fiesta se había esfumado quitando el sentido de todo lo presente. Naruto pudo ver a Hinata caminar apesadumbradamente rumbo a la puerta de entrada. La siguió en silencio. La tarde se tornó noche y la pequeña aún permanecía apostada sobre la reja de entrada de la casa. Ni un alma vagabundeaba por la calle y la acera.
Al verse sola la pequeña comenzó a caminar al parecer sin rumbo. Naruto la siguió como si su profunda curiosidad lo isntará a verla. Porque un alma tan desvalida no tenía a alguien que la cuidará como Minato hacía con él.
La niña camino un largo trecho, parecía que los transeúntes la ignoraban simplemente obviandola sin más. Siempre cabizbaja, siempre solitaria. Tras un momento la vio entrar atravesando la verja y el jardín de una enorme mansión, él ya la conocía era la mansión Hyuuga. Camino a través del verde césped algo desconsolada hasta la puerta de servicio de la casa. Justo cuando iba a entrar pudo ver a otra niña arrojando algo al fuego.
-NO… -Grito la pequeña desesperada corriendo a su encuentro.
-YA es tarde… murió en el fuego eso absurdo conejo. –
- ¿Porque Hanabi? Era mio… -Llorisqueando.
-Aquí nada es tuyo. –Blufeo.
-Pero… yo lo hice de trapos viejos…
-Y que… papa me dijo que lo quemara que tenía un olor nauseabundo y desde hoy que duermas en las habitaciónes del fondo del jardín no quiere verte más por la casa.
- ¿Papa dijo eso?
-Claro tonta –Sacandole la lengua y extraviándose dentro de la casa.
Hinata vio por perdido su hermoso conejo de tela azul y sin más remedio camino hasta el fondo del jardín donde ingreso a la zona más vetusta del servicio donde guardaban alguna que otra herramienta vieja. Entró a la habitación y se acomodo en un rincón junto a unos trapos viejos.
-Bueno esta será mi habitación a partir de hoy. –Llorisqueo un poco.
-Hinata… -Dijo Naruto.
-¿Qué haces aquí Naruto? –Dijo la niña acurrucándose entre sus piernas.
-¿Puedes verme?
-Hanabi quemó mi conejo… ya no seremos más amigos…
-Claro que seremos amigos. –Acurrucanose a su lado. Miró la habitación casi a la intemperie y púdo percibir el mal olor casi nauseabundo de la humedad y un raton se escabullo no muy a lo lejos.
- ¿De verdad me recordarás? –Chillando.
-Claro que si Hinata…
-No mientas solo querras a Keiko a mi no me recordarás… -Mirándolo a los ojos.
-Lo haré… te recordaré Hinata.
-No lo harás… porque me recordarías… Yo no soy como tu… mis papas no me quieren, mis abuelos tampoco y mi hermana me odia.
-Pero yo si te quiero…
- ¿Lo prometes?
-Si, es una promesa, extendiendo su dedo meñique.
-Es una promesa Naruto-estrechanzole el dedo y sonriendo.
Naruto la miró a los ojos sus ojos perlados titilaban incandescentemente y su aroma no había cambiado.
-Estas aplastándome… -Escucho entre murmullos.
-Hinata… -La niña pequeña le sonreía.
-¡Que me estas aplastando Naruto! –Empujandolo hacia arriba trayéndolo completamente a la realidad
Naruto la miró a los ojos aun recostado sobre ella. La habitación estaba en penumbras y solo la luz de la luna iluminaba la cama de una sola plaza. El cabello de Hinata desparramado sobre la almohada y su exuberancia un tanto agitada por la presión.
-Yo… -Incorporandose un poco. –¿Estaba soñando? –Inquirió confuso. El sueño era tan real.
- ¿El sueño? ¿Acaso te dormiste aquí? –Dijo la pelinegra sentándose en su cama.
-Yo quería hablar contigo y tuve un sueño extraño. –Mirándola extasiado.
- ¿Soñaste conmigo? –La chica intentó incorporarse, pero se le habían dormido las piernas y el brazo izquierdo.
-Si… contigo… soñé contigo. –Sentado a su lado y mirándola de frente. –No me miresa así -notando la seriedad con la que lo miraba. –Realmente fue un extraño sueño Clavando su mirada en las perladas gemas de la muchacha.
- ¿Y prometes ser mi amigo para siempre? –Dijo Hinata extendiéndole su dedo meñique.
-¡ESPERA!
-No grites estas en mi cuarto… -refunfuño.
- ¿Soñamos lo mismo?
-Tal vez, quizás… -Hinata se apoyo sobre el colchón le pesaba todo el cuerpo. Intento incorporarse, pero Naruto tomo su meñique y lo extrecho junto al suyo.
-Entonces prometo… que te haré feliz Hinata.
La muchacha lo miro sorprendida y algo atontada, porque le pesaba tanto el cuerpo. Tanto que le estaba costando sostenerse.
- ¿Cómo es posible que soñaramos lo mismo? ¿ESPERA QUE HAS DICHO? –Recayendo en la ultima frase esbozada de sus labios.
-Que prometo hacerte muy feliz Hinata.
Naruto solto su mano y tomo su rostro con suavidad fundiéndose ambos en un dulce beso. Parecía algo extraño y hasta extravagante en ese momento. Hinata se sentía extraña ya no sabía que esperar de Naruto, pero compartir un sueño no es algo común de hacer ¿Verdad? Quizás eso significara que los dos eran algo distinto algo más algo… quizás ambos eran demasiados extraños. Su cuerpo le pesaba más ya no podía casi recistirlo, pero Naruto la abrazaba y la besaba con intensidad. Sintió que sus fuerzas le fallaban y cayó redonda sobre la cama.
Otra vez el molesto reflejo de la luz filtrándose a través de la ventana. Le dolía mucho la ultima paliza recibida por parte de Sasuke. La muchacha se incorporó con cuidado en la cama y se observo los moretones de las manos y de los brazos. Encendió la luz de su veladora ¿Por qué hacía tanto calor? Otra vez el verano se volvía extenuante y el dolor en el cuerpo era casi insoportable.
Tomó una de las toallas del armario y se escabullo en la penumbra de la noche hacia el baño. Necesitaba darse una buena ducha para que calmara el dolor del cuerpo. Si tan solo el maestro Fugaku tuviera un analgésico, porque un hombre tan estricto con sus discípulos no tendría un botiquín de primeros auxilios, se lamento.
La chica se quito la ropa y lleno despacito la bañera con algunas sales perfumadas. Se lavo bien el cuerpo y el cabello largo que ya casi caía por los hombros.
-Dieciseis años… -Bufo. –Si Naruto me viera ahora me reconocería. –Hinata sonrió mientras se ntrodujo en la bañera.
Entre suspiros atolondrados y el baho del calor del baño se adormeció, cuando de repente una figura masculina se introdujo en el lugar.
-¡SASUKE! ¿Qué haces aquí?
-Necesito bañarme – dijo quitándose la camisa.
-¡Pero espera un momento me estoy bañando yo!
-Lo sé… -Introduciendose a la bañera.
-No puedes estar aquí…
-Si fuera tu amado Naruto no le dirias nada verdad. –Haciendo la cabeza aun lado.
-No es por eso… además ya no somos niños.
-Claro que no lo somos… -Sasuke guardó silencio y la miro fijamente a lso ojos. Hinata sintió mucho pudor y más quemazón que antes.
-Te ves bonita… -Farfullo mientras se aproximaba a ella.
-¡No te me acerques! –Grito empapándolo con agua mientras esquivaba su vista con la cabeza.
-Hinata…
-No quiero verte… -Dijo el chico trémulamente.
-Si tan solo fueras mi Naruto… -Mascullo entre dientes mientras miraba la pared del baño.
-Pero soy yo Hinata…
-No juegues Sasuke, Sal de la bañera ahora mismo.
-Mirame Hinata.
-No, no lo haré…
-Soy Naruto
-Acaso creeras que y… -La pelinegra lo observo de rebillo para ver al rubio mirándola atontadamente. –¡NARUTO! ¿Cómo llegaste aquí? ¿Acaso yo estoy MUERTA? –grito.
-No, no lo estas… y yo tampoco creo…
-¿Y donde fue Sasuke?
-Siempre fui yo no Sasuke.
-NO PUEDE SER –Bocifero.
-No grites me dejarás sordo. –Sacudiendose un oído.
-Naruto…
-¿Estamos soñando? –Mirándo hacia todos lados.
-Naruto… -Haciendo globitos con el agua.
-No seas niña Hinata…
-No lo soy…
-¿Cómo llegamos aquí?
-Pues yo estaba entrenando y bueno vi a Sasuke…
-Te digo que siempre fui yo no Sasuke. –Mal humorado apartando el rostro. –¡Espera un momento! ¡Tú y Sasuke lo hicieron en el baño! –Grito enfurecido.
-NO. –grito poniéndose de pie mientras lo miraba con enfado.
-Ahhh Hinata… -Naruto se sintió un poco avergonzado, pero volvió a mirarla. Hinata noto su tonta imprudencia y se sento con prontitud.
-No me mires. _Tapandose los pechos.
-Fuiste tu la que se puso de pie. –Colocando la mano derecha bajo su barbilla apoyando el codo sobre el borde de la bañera.
-Bueno fue un accidente.
-No importa dime como crees que llegamos aquí.
-No lo se ya te dje que yo estaba entrenado y…bueno desperté en mi cama… ¡Debemos buscar a Takeshi! –Bocifero nuevamente poniéndose de pie.
-¡Hinata!
-Deja de mirarme… -Sentenció tapándose nuevamente.
-Lo haré si dejas de exibirte. –Naruto sonrió.
-No te rías… escúchame Naruto debemos encontrar a Takeshi.
-Lo sé, pero no se donde estamos.
-Habremos tomado un baño. –Sentandose en la bañera.
- ¿Juntos? –Refunfuño Naruto.
-Pues, no lo recuerdo…
-Recuerdas que quisiste matarme Hinata.
-YO… -Gritando mientras se ponía de pie. Naruto no pudo evitar mirarla en todo su esplendor.
-Si te vas a estar excibiendo será mejor que salgamos. –Poniendose de pie.
-¡NARUTO! –Volviendo a gritar intentando cubrirse el rostro.
-Debemos vestirnos –El pelirrubio le arrojo una toalla al rostro mientras el se envolvía con otro toallon.
-Quieres que me seque con esto. –Notando lo pequeña que era la toalla.
-Si... apresurate Hinata.
-Naruto… Lamento que te haya hecho daño. –Lloriqueo apartando la mirada.
-No llores Hinata -abrazándola fuertemente.
-Es que me haces enojar.
-Fuiste tu la que te habías puesto en esa pose tan absurda y rídicula tratándome como el señor de la casa, TONTA. -Balbuceo con fuerza en su oído mientras la abrazaba.
-Naruto… realmente eres tu. –Abrazandolo.
Hinata pudo sentir un mordisco en el lado izquierdo del cuello y un fuerte abrazo la estrujo más y más contra el esbelto cuerpo de su amado. Sentía que hacía mucho más calor que antes ¿sería el vapor acaso?
-Naruto…
-Le dije a Matsuri que, aunque ella me gustaba porque se parecía a Keiko aun necesitaba entender lo que me pasaba. No quiero estar con ella solo porque se parece a Keiko. Por otro lado…
-Por otro lado… -Inquirió temersa. Hinata se sintió prisionera entre sus brazos, pero no tenía deseos de resistirse a su carcelero.
-Tú no me dejaste hablar contigo porque te pones terca… -Refunfuño.
-Yo te vi Naruto… abrazando y besándola… lo ví…
-Hinata… -Mirándola a los ojos.
-No quiero que juegues conmigo Naruto, sabes que yo te amo y que no es necesario que juegues más con mi dolor ni con mis sentimientos. Yo buscaré a Takeshi sin la necesidad de que me enmarañes más. –Suspiró haciendo la cabeza aún lado.
-Es por eso que quería habalr contigo y lo único que hiciste fue hacerme enojar.
-Tu me hiciste enojar a mi… ¡MIRA QUE MANDARME A ACOSTAR CON EL JARDINERO!
-No lo decía en serio –Abrazandola otra vez con fuerza. –Quería que entendierás que tu tonta actitud me fastidiaba todo este tiempo, si hubieses sido distinta si cuando nos encontramos te hubieses comportado diferente…
-No habrías sido tan antipático. –Refunfuño la ojiperla.
-Seguramente… -Suspirando.
-Por otro lado, Naruto…
- ¿Qué? –Sujeto a su cintura.
- ¿Tengo frio?
-Frio… Mirándola de soslayo.
-Si… no me has dejado secarme. –Riendo tontamente.
-Lo sé… -Sonrió.
- ¿Esto es un sueño?
-Tal vez Hinata… no lo sé, pero prefiero que nos quedemos así un poco más de tiempo.
-Naruto…
-Hinata…
Ambos se abrazaron fundiéndose en un sentimiento extraño de satisfacción y de algarabía. Naruto podía sentir el cuerpo agraciado de su prisionera, aun húmedo por aquella ducha, mientras la estrechaba con fuerza. También podía sentirse algo inquieto y a la vez extasiado por permanecer abrazado a una mujer distinta a la que había imaginado siempre para envejecer.
-Pueden dejar de abrazarse… -Refunfuño una voz extraña.
Hinata abrió los ojos y la vió parada en el umbral de aquella puerta del baño.
-Dios mio…
-Keiko.
- ¿Keiko? –Naruto volteo para verla.
No lo podía creer era su Keiko, tal como la recordaba iluminada por la luz del amanecer que se filtraba por una hendija de la ventana del baño. Su voz, su cuerpo, su cabello, ese que se había visto deslucido en sus últimos días.
-Ahora deben buscar a Takeshi ¡No deben dejar morir a mi hijo!
-Keiko… -Hinata se solto del amarre del pelirrubio empujandolo fuertemente.
-No lo dejen morir. –Grito Keiko sollozando.
Hinata sintió un golpe abrió los ojos, el cuerpo le pesaba tanto, estaba casi adormecido. Giró apenas la cabeza para ver a Naruto incorporarse a duras penas de la cama.
-¡Pero que rayos! Naruto… -Naruto abrió los ojos y volvió a mirarla.
- ¡HINATA! –Frotandose la cabeza. –Creo que me golpee muy fuerte. –Mascullando. - ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cómo es posible? –El chico se incorporó le pesaba mucho el cuerpo.
-Rayos duele… -La ojiperla se sento en su cama.
- ¿No estábamos despiertos? –Ambos se mirarón.
Hinata encendió la luz del velador de noche ubicado cerca de su mesa de luz.
- ¿Qué rayos fue todo eso? –Hinata se sintió rara, el cuerpo aun le dolía, pero entendió que el tonto del esclavo se había dormido sobre ella.
- ¿Te acostaste encima de mi?
-Yo solo quería… hablar contigo y…
- ¿Y te dormiste?
-Supongo – Contesto este frotándose el cabello.
-Naruto… era Keiko verdad…
-Creo que si…-Tornandose pensativo.
-¿¡UN MOMENTO SOÑAMOS LO MISMO!?
-Al parecer… -Dijo Naruto sentándose en la cama.
- ¿Por qué soñamos lo mismo? ¿Es eso posible Naruto?
-Bueno no es la primera vez que lo hacemos… -Naruto la miró a los ojos y esbozo una escueta sonrisa.
-No te rías esclavo. –Bufó molesta.
-YO que sepa tu eres mi esclava ahora así que… -Mirándola de arriba a bajo.
-¡NADA! –Tapandose los senos. Naruto hecho a reír.
-N-A-R-U-T-O… -Expresó molesta.
-Mira Hinata yo… se que has sufrido mucho… pero…
-Pero nada buscaremos a Takeshi así serás libre de una vez… -Incorporandose de la cama yendo a su closet dispuesta a cambiarse de ropa.
-Espera Hinata ¿que haces?
-Me cambiaré de ropa y me pondré en acción debemos preparar todo para la embajada, esta noche, deberás aparecer en sociedad y es importante que te prepares para eso. –Buscando que ponerse.
-Hinata aun es de noche… -Mirándo la luna y escuchando el canto de los grillos.
-No puede ser ¿dormimos tan poco?
-Al parecer…
-Dejame ver… -Hinata tomo su celular de sobre la mesa de noche y Naruto Tenía razón aun eran las tres treinta de la mañana. -Es temprano…
-Te lo dije…
-Rayos es que ese sueño fue muy extraño ¿Crees que Keiko me odie?
-No creo… Creo que quiere que encontremos cuanto antes a Takeshi y yo también.
-No te preocupes hare contacto con mi subordinado y él me dará los detalles que necesito. –Tirandose en la cama.
-Será mejor que descanses. –Naruto se puso en pie dispuesto a marcharse, pero antes de que tocara el picaporte de la puerta se detuvo en seco.
- ¿Has olvidado algo? –Inquirió Hinata mirándolo átonita.
-Si, que yo soy el dueño de esta casa ahora. –Volviendose sobre sus pasos y recostándose en la cama junto a ella. Naruto se estiro un poco sobre la pelinegra y apago el velador de noche.
- ¿Qué haces Naruto? –Susurro Hinata.
-Duerme…
-No puedo si me estas tocando.
-NO TE ESTOY TOCANDO. –Exclamó.
-Si lo haces… -murmuro entre risas.
-Es que la cama es muy pequeña.
-Ahh ese es mi seno derecho. –Riendo.
-Hinata… Ya quisieras que te contente verdad.
-Claro que si E-S-C-L-A-V-O. –Balbuceo.
-Hinata… -En tono severo.
-¿Qué? –Sonriendo.
-Mañana te comprare una cama más grande. –Suspirando en el oído de ella mientras el sueño lo embargaba.
- ¿No te vas a dormir verdad?
-Si… tengo sueño… -murmuro suspirando más fuerte.
- ¿Por qué no duermes en tu cuarto?
-Porque deseo dormir contigo…
-¡VAYA! –Hinata se sintió contenta.
-Duerme de una vez…
- ¿Y si es un sueño?
- ¿A que te refieres?
-Si todo esto es un sueño… no quiero despertarme nunca. -Naruto le desabrocho el jean he introdujo su mano con rapidez.
-OYE…
-Vez no es un sueño duérmete…
Las ultimas palabras del pelirrubio sonarón algo distantes. Hinata abrió los ojos tanto como pudo no quería dormirse estar así con Naruto era una fantasía hecha realidad, pero de a poco el lento respirar de su príncipe durmiente y la suavidad de la noche volvieron a introducirla en un letargo más placentero.