Notas de autora: Grax x sus review y alerts ;D espero que les guste el siguiente cap nxn

Disculpen de verdad la tardanza, tenía el cap listo, pero estaba dudosa D; a ver si les gusta…

Advertencias: Ooc claramente por el contexto de la historia.


El Príncipe y el mendigo

by

Zutte-chan

III

"Ventana"

Él era un ladrón, sobretodo un mentiroso, se valía de sus actuaciones para sobrevivir en las calles pero ese día había cometido un grave error, había sido atrapado gracias a su estúpido orgullo.

Ese mocoso mimado que vivía en lo alto de la torre nunca podría saber como se sentía vivir así, como una sucia rata. Sintió que los reyes se burlaban de él al dejarlo hablar con su hijo y ponerlo a hacer de su niñera como penitencia, casi se podía decir que si mataras a alguien te premiarían con dulces y barras de oro.

Sonrió de forma maliciosa, al final solo había tenido un poco de suerte.

Paseaba por las calles limpias en el exterior pero de seguro que si te adentrabas en su interior podías ver el germen podrido que se estaba produciendo, la gente sonreía con alimentos dizque frescos en los puestos al menos les quedaba algo de simpatía para seguir vendiendo su basura.

Se metió entre un callejón siguiendo una ruta ya predeterminada en su cabeza, hasta que el sonido de una voz lo hizo detenerse.

- ¡Vaya! No pensé que estuvieras vivito y coleando, pensé que quizás te estarían llevando a la horca -

Aquella muchacha de piel oscura y cabellos largos con una sonrisa burlona se le acercó junto a un perro.

Bufó con algo de molestia volteando a mirarla.

- Pues lamento haber arruinado tu supuesta diversión -

La chica rió - Bueno pero supongo que trajiste algo de mercancía, no? - Nezumi endureció su mirada abriendo su abrigo mostrándole lo vacío que estaba.

- ¿No conseguiste nada? Qué demonios hiciste? -

- Pues si quieres conseguir mercancía, ve tu misma a buscarla - Nezumi hizo un ademan de largarse y ella lo miró enfurecida y luego volvió a sonreír con picardía.

- No me creo que hayas vuelto sin nada, no es propio de ti -

- Cree lo que quieras, pero tienes razón no volví con las manos vacías, al final salí muy beneficiado - volteó con una sonrisa maliciosa y ella lo miró interrogante.

- ¿A qué te refieres? -

- No te lo diré, tuve que arriesgar mi pellejo, si quieres saber dame algunas piezas de plata y puede que suelte mi lengua - le extendió su mano.

- Ni loca, tengo cosas más importantes en que gastar el dinero que en escucharte la lengua - se subió una capucha que cargaba junto a su negra vestimenta - Haz lo que quieras -

Nezumi sonrió y se giró de vuelta. Aquella mocosa cobarde le sacaba de quicio, temiendo arriesgarse el culo ella, aceptó su propuesta de infiltrarse allí para obtener algunas ganancias por un buen precio, además la información que poseía en estos momentos era tan valiosa como una barra de oro, no podía vendérsela por un mísero precio.

Al final había llegado a su casa o lo que se podía decir su hogar, una serie de escaleras bajaban a lo que era una habitación subterránea de la cual sólo él tenía la llave.

Era un cuarto pequeño pero acogedor, tomó su lámpara y la encendió viendo como la llama iluminaba el lugar, una sola cama y una estantería llena de libros a rebosar, lo recibió el sonido de leves chillidos y bajó su mirada al suelo donde estaban sus compañeros, dos pequeños ratoncitos -uno blanco y el otro café - el que tenía en su hombro se bajó para reunirse a los otros.

Sin más pasó cerrando la puerta con seguro y se recostó en su cama aspirando el olor sudoroso de sus sábanas alborotadas.

Casi se había quedado dormido, estaba algo somnoliento viendo la llama arder, sus compañeros le miraban esperando algún movimiento y se levantó sacando algo de pan entre las polvorientas estanterías, estaba algo duro, no se podía mantener la comida mucho tiempo ahorrándola porque se echaba a perder pero sí se la comía muy pronto tendría hambre los días siguientes, era como estar en medio de una bifurcación, así era ser pobre.

Partió en dos el trozo y le dejó su mitad a los ratoncitos que acudieron a la cena.

Miró despreocupadamente mientras bebía de su taza algo de agua el reloj, eran las siete.

Terminó de comer y se colocó su capa enrollándola alrededor de su cuello. Tendría que irse a trabajar.

Caminó por las calles oscuras, uno que otro vago recostado contra las paredes, en los callejones se oían gritos de ayuda por quienes era asaltados y pasó despreocupadamente, aquellos idiotas que no sabían como cuidarse no tendrían la dicha de ver el mañana.

Sus pasos al final lo llevaron a un establecimiento muy decorado y llamativo, un teatro. Había sido uno de los pocos edificios sobrantes de las guerras y aún se mantenía en pie, aunque dentro de él estaba la duda si ese edificio algún día caería.

Pasó directamente a una habitación privada o mejor dicho su camerino del cual sólo él tenía la llave.

Hoy sería Hamlet, leyó su guión, el papel de una dama le había tocado, Ophelia.

Miró su vestimenta con cierto desagrado, un vestido azul y blanco como el cielo.

Se dignó a prepararse para su actuación. Unos minutos y ya se había vestido y maquillado ya que evitaba tener el menor contacto posible con las personas que trabajaban allí.

- ¡Eve! ¿Estás ahí? Apresúrate ya casi entras a escena - escuchó a alguien golpear su puerta. Masculló una maldición con molestia.

- Si, ya salgo! - gritó y escuchó los pasos alejarse.

Salió de su camerino y se dirigió a la escena, pudo ver detrás el público, un montón de cerdos decía. Después de todo un teatro no estaba muy lejos de lo que sería un cabaret sólo que un poco más discreto.

Había recibido su señal y fue cuando entró, como era de esperarse muchos se quedaron impresionados con su belleza física mientras comenzaba a interpretar su papel.

Después de terminar la obra se retiró dejando con llave el camerino, el director de la obra parecía complacido con el resultado y les dio su paga, sólo por llenar todo el teatro había obtenido veinte piezas de plata, masculló con algo de inconformidad mientras las contaba.

Ya se había hecho muy tarde, la noche era oscura y no había presencia de estrellas al igual que de la luna. Entonces entre las callejuelas salió alguien. Un hombre algo mayor acompañado de otros dos.

- Oye muchacho danos dinero...- se acercaron de forma amenazante.

Trató de ignorarlos y seguir su camino.

- ¿Acaso eres sordo? - el hombre alzó la voz.

Nezumi paró - Lo siento pero mi dinero no es para dárselo a un par de vagos inmundos, prefiero dárselo a los cerdos ellos sabrían gastarlo bien - y siguió caminando, los hombres se enfurecieron, sacando sus armas, navajas.

Uno de ellos corrió tras él y le agarró del hombro para propinarle un golpe directo al rostro por su insolencia.

Nezumi lo esquivó bajando a tiempo, y propinándole un golpe en el abdomen cayendo adolorido.

Los otros dos se aproximaron a él con sus navajas, trataba de esquivarlas y sacó la suya hiriendo a uno de ellos en el rostro entonces el que estaba en el suelo de había tomado por sorpresa sujetándole sus pies dejando que uno de ellos se aproximara y le apuñalara en su brazo izquierdo.

Maldición! trató de escapar sacando la hoja metálica de su brazo y golpeando al sujeto en el rostro una vez liberado sus pies apuñalando a otro que venía fúrico para luego darle un golpe certero al sujeto que venía a su espalda.

Los tres sujetos caídos, se retorcían en el suelo. Decidió alejarse de allí, maldición si volvía a su casa por el mismo camino de seguro habría más maleantes esperándole, su brazo estaba herido y no era una buena señal. Entonces pudo oír la voz de uno de aquellos sujetos.

- Ese mocoso se fue por allá, vigilen los callejones, lo agarraremos y le daremos la paliza de su vida! - como si necesitara problemas. ¡Maldición! corrió alejándose tratando de buscar un lugar seguro, su sangre comenzaba a gotear dejando un rastro, eso no era bueno!. Entonces pudo visualizar el castillo, era como un faro en esa oscura noche. Una idea cruzó su mente, no sería mala idea volver allí, de pronto se abofeteó mentalmente por pensar tal estupidez ¿tan masoquista se estaba volviendo?.

Casi podía escuchar pasos tras él. Masculló algunas maldiciones y se dirigió hacia allá que su mente le decía.

Se acercó casi sin problemas con ayuda de su fiel ayudante, aquel pequeño ratón negro quien le avisaba que el camino estaba libre. Brincó el gran muro apoyado de una cuerda y un gancho improvisado tratando de no hacer mucho esfuerzo con su brazo herido que ya comenzada a dolerle.

Podía ver bastante bien en la oscuridad ya que se podía decir que era un ser nocturno.

Corrió ágilmente por el jardín esquivando a los guardias, ahora que sabía su recorrido no cometería un error estúpido como el de la última vez y dejarse atrapar.

Con ayuda de su memoria pudo ubicarse y visualizar a donde debía subir. Una pared cubierta de enredaderas que subían con firmeza hasta el tercer piso donde la ventana estaba cerrada.

Subió afirmándose para no caer con su brazo derecho, ya que por más que fuera no era un gato para resistir a tal altura, Maldición! ¿Por qué se arriesgaba tanto al llegar ahí?

Llegó a su destino, iba a abrir la ventana cual entraría cuando ésta se abrió para su sorpresa.

- ¡Nezumi...! - Sion asomó su cabeza por la ventana.

- Vaya, no pensé que me estuvieras vigilando -

El muchacho sonrió y se alejó para dejarlo pasar.

- Pude verte desde que brincaste el muro - argumentó - ¡Eres genial, los guardias no te vieron! -

- No creo que sea algo de lo cual alegrarse. ¿Acaso estuviste viendo por la ventana el resto del día? -

Sion bajó la cabeza algo avergonzado como afirmando que aquello era cierto - pero ¿por qué has venido a estas horas? tu nota decía que volverías mañana? -

- ¡Jajajaja! es mucho más extraño de lo que pensé Majestad - se instaló en la silla que bien conocía - No lo sé, quizás no tenía opción -

- ¿Opción? ¿de qué? - le miró curioso.

- Nada, mejor déjalo así, se puede decir que haz interferido con mis planes -

- ¿Tus planes? -

- Asustarte un poco, pensé que no esperarías a que alguien apareciera en tu ventana a estas horas -

- ¿Cómo una broma de mal gusto o algo así? -

- Algo parecido -

Sion lo miró en silencio entonces con ayuda de la pequeña lámpara en su cuarto pudo divisar gotas en el piso, gotas de sangre? Vio a Nezumi y supo que era suya.

- Nezumi, ¿estás herido?- se acercó rápidamente viendo que el otro sostenía un poco su brazo - Pero ¿cómo te has hecho esto? - comenzó a pedir su brazo para revisarlo.

- No preguntes, digamos que fue suerte que pude llegar hasta aquí - y yo mismo me pregunto ¿por qué vine a parar aquí?

- ¿Suerte? -

- Majestad el mundo allá afuera no es como usted se lo imagina, creo que ya se lo dije. Si te descuidas mueres - Sion se quedó en silencio.

- Hay que curar tu brazo, llamaré al doctor y...-

- ¡Demonios! sabía que no debía haber venido - Nezumi se iba a levantar se su silla pero Sion se lo impidió posando una mano en su hombro.

- ¿Acaso no quieres que revisen tu herida? -

- No me voy a morir por esto y lo que menos quiero es hacer un escándalo, ¿qué dirán si encuentran a alguien totalmente sospechoso en tu habitación y herido? - Sion bajó la cabeza algo apenado.

- Entonces... déjame curarte!- su propuesta lo dejó perplejo.

- ¡Jajajaja! no entiendo ¿por qué suplicas por algo tan estúpido?, ¿no se supone que los súbditos deben pedir el consentimiento de su Majestad? - mas éste no le respondió.

Sion miró a todos lados en su habitación, no tenía muchas cosas en su habitación que le sirvieran de ayuda para curar una herida, contaba con el agua del baño y ropa limpia pero no con vendajes o desinfectantes.

- Lo siento, esto es lo que te puedo ofrecer - había mojado su toalla en agua tibia para rosarla en la herida, no era muy profunda y eso le alegró aunque seguía sangrando, la toalla que tenía en sus manos era muy gruesa para cubrir la herida entonces vio la sábana blanca de su cama, serviría, con algo de esfuerzo estiró la sábana hasta romperla y sacar un trozo largo con el cual cubrir la herida de Nezumi.

- ¿No crees que haces demasiado escándalo por esta herida? además estás destruyendo tus cosas Majestad -

- No tengo vendas para cubrir tu herida, con esto estará bien -

- Eres demasiado extraño... - musitó.

- Solo quería ayudarte -

- ¡Ja! por qué ayudar a un extraño? -

- No eres un extraño - dijo con simpleza sorprendiendo a Nezumi.

- De verdad eres un cabeza hueca -

Sion lo miró sorprendido y sonrió, nadie le había dicho eso antes.

De pronto un silencio cubrió el ambiente ninguno de los dos decía algo o se dirigían mirada alguna.

"Chirp, chirp"

El suave sonido del ratoncito que salía de las ropas de Nezumi hacia Sion los distrajo. El animal subió por la pierna de Sion y éste lo recogió en sus manos.

- Ja! Parece que le agradas - dijo Nezumi sin mirarle.

- ¿En serio? - volteó a mirar al ratoncito que parecía limpiar sus bigotes - Dime ¿cómo te llamas? Yo soy Sion -

Nezumi rió levemente tratando de no irse hacia atrás con todo y silla.

- ¿Le hablas a él? - lo miró expectante. Sion no comprendía por qué su actuar tan exagerado.

- ¿Es extraño acaso? -

- Si, cualquier persona normal no le hablaría a un ratón y más como esperando que fuese a responderte. De seguro debes tener hábitos de Blanca nieves y hablar con los animales del bosque. ¡Oh, aves vengan a mi! - Sion se sonrojó de vergüenza.

- No... no es así es que... bueno...yo, no es que yo hable con muchas personas pero no me quiero perder de la oportunidad de quizás conocer a un amigo -

- Eres cursi, demasiado. Dime qué tipo de libros lees?, ¿novelas rosas? - Sion no respondió con la cabeza gacha - Lo suponía. Bueno ese tipo no tiene nombre así que llámalo como quieras -

- ¿No tienes nombre? - el ratoncito chilló - Bien entonces te llamaré... uhm... ¡Tsukiyo! -

- ¿Tsukiyo? -

- Es que es negro, como la noche, por eso pensé que sería un buen nombre - el ratoncito chilló dando a entender que le gustaba su nuevo nombre.

- La verdad que no te entiendo, me va a doler la cabeza de sólo verte - Nezumi hizo un gesto exagerado posando su mano derecha en su cabeza.

Sion se atrevió a preguntarle si su cabeza le dolía y sólo rió, de verdad que se tomaba todo muy a pecho. Entonces miró por la ventana de reojo, de seguro había pasado un buen tiempo y aquellos tipos ya se habrían cansado de buscarle. Era hora de volver.

- Bueno Majestad, gracias por su hospitalidad pero me largo - Nezumi se levantó de la silla para dirigirse a la ventana por la que había entrado.

- ¡Espera! - Sion lo llamó algo alterado - No te vayas, es muy tarde! puede ser peligroso y tu herida...-

- ¿Esto? - señaló su brazo- Ya te dije que no es nada. Además tengo que irme o es que acaso no piensas dormir -

- Dijiste... dijiste que vendrías mañana -

- Sí. Mañana...- dijo algo hastiado, no entendía a dónde quería llegar.

- ¿Y si ahora es mañana? - Nezumi no lo comprendió hasta que vio el reloj colgado en la pared.

12:05am

- ¿No me dejarás irme no es así? - preguntó sabiendo la obvia respuesta - Te han dicho que eres como un mocoso de cinco años?, ¿Ahora exactamente dónde esperas que duerma? -

- Pues... en mi cama-

- ¿Y... tú dónde se supone que dormirás? - ya sonaba tonto preguntar, sólo esperaba que no le respondiera esa estupidez que se hacía en su cabeza.

- En la cama también - se abofeteó mentalmente.

- Acaso eres idiota, ¿dónde están sus modales Majestad?-

- Eres un chico, no una chica, así que no tiene nada de malo - Nezumi se palmeó la cara, sí tan sólo ese mocoso supiera lo que estaba diciendo...


Notas Finales:

XD uhm… no sé, un tanto forzado? Estúpido? XD díganme… Siento haberme tardado tanto estaba entretenida en otras cosas XD como ver imagenes de Nezushi ;D ?

agh siento qu escribiera el guion de guilty crown DX Alguien ya ha visto la serie? no sabia q la voz d ouma shoe es de Yuki kaji, despues de haber oido sus voz orgasmica en Un-go XD me sale con q es seiyuu del zapato de shinji ikari DDXX y yo me preguntana como podían poner imagenes de Shoe y Sion juntos cuando esperaba que Nezumi apareciera y lo pateara con sus botas ;D el horror!

Sí no quieren que Hamlet, Cravat y Tsukiyo vayan a la horca, dejen review