¡Por fin! Luego de siglos y siglos de espera y contratiempos, aquí está el capítulo 8!

Capítulo Ocho

Sí hay algo en lo que Misha Collins es groseramente bueno… eso es el sexo.

Claro, tiene otros talentos, es un gran actor, tiene facilidad para cocinar y hacer manualidades, se le da muy bien construir casas y muebles, y escribe y habla con soltura. Es también muy bueno convirtiendo una situación normal en algo descabellado y es mortalmente bueno convenciendo a la gente para hacerles creer que algo realmente estúpido es buena idea.

Pero el sexo es… OTRA cosa.

Estuvo un año en Nepal, metido en un templo "Budista". Y "Budista" va entre comillas por una simple razón: No era un templo "Budista-Budista". O sea… lo era, si, pero no lo era en el sentido completo de la palabra… era "Budista" entre comillas porque aprendió cosas budistas; el yoga, la dieta vegetariana, la meditación y la búsqueda por la iluminación, pero también aprendió otras muchas cosas no muy "budistas", como el Tantra.

Oh, sí, Tantra. El "Tantra Rojo" para ser más específicos.

Esa es la gran maravilla que aprendió en Nepal. Nada menos budista que llegar a la perfección espiritual por medio del placer físico. Mucho placer físico. Sexo, sexo, SEXO.

Viajó a Nepal el mismo año en que se graduó de la universidad y fue con Victoria Vantoch, su mejor amiga desde la preparatoria, su compañera de piso durante la universidad y su torturadora personal. Todo un encanto de persona. Sobre todo porque Victoria Vantoch es tan ultrarequetesúper LESBIANA que Misha no sabe cómo no lo ha castrado aún, porque no existe mujer en el universo que odie tanto los penes como ella lo hace.

– Falofobia, tarado, se llama Falofobia.

– Me tienes que estar jodiendo…

Y no, Vicky lo decía muy enserio cuando se lo contó poco tiempo después de que se hicieron amigos, por accidente, obvio. Todo en la vida de Misha Collins sucede por accidente. A Vicky la conoció en la preparatoria, cuando él huía de la mitad del equipo de futbol que buscaba meterlo dentro de un casillero, como todos los viernes, y Victoria La Castradora Vantoch venía caminando por el pasillo en la dirección contraría.

Chocaron, fue como la colisión de dos planetas, gritos, quejidos y el sonido sordo de dos cuerpos cayendo al piso. Misha se llevó a Vicky al suelo y los del equipo de futbol decidieron que lo dejarían por ese día. Después de todo, había chocado con La Castradora, la matona de la escuela, la loca lesbiana que odiaba y torturaba a todo aquél que poseyera un pene y se interpusiera en su camino. Así que se encargaría de darle la paliza de su vida.

El problema fue que, apenas los gorilas del equipo se fueron -riendo a más no poder-, no pasaron ni dos segundos cuando Misha logró levantarse del suelo para rogar por su vida cuando Vicky se largó a llorar. LLORAR. Lágrimas, gimoteos y sollozos y Misha no hacía más que mirarla, con los ojos desorbitados y su cabello mucho más largo y rubio cayendo sin sentido alguno sobre su frente.

– Ah… yo… ¿estás… estás bien?

– ¡No! ¡No estoy bien!

Porque ese día Vicky se enteró de que estaba a punto de reprobar matemáticas, la había dejado su novia, la chocó Misha y para remate, andaba con la menstruación. Así que no estaba bien y se largó a llorar frente a Misha, que para ese entonces aún era legalmente Dmitri T Krushnic y "Misha" era sólo un apodo con el que lo llamaba su mamá, su hermano mayor y su hermanita, y bien, Misha sólo atinó a abrazar a Vicky en ese momento, ya que tenía cierta facilidad para tratar con mujeres. Era por eso que los chicos del equipo de futbol lo odiaban tanto, las chicas -y algunos chicos también, Misha no tenía problema con eso- siempre buscaban Misha para conseguir consuelo, consejo o simplemente para pasar el rato, porque era amable y apasionado. Arrullaba con dulces palabras y luego devolvía a la vida con sentimientos intensos y a veces con un buen orgasmo. Claro, la parte del orgasmo tuvo que ser eliminada cuando conoció a Victoria, junto con los sentimientos intensos… y las palabras dulces.

Porque todo era distinto con Victoria Vantoch, obvio, era una jodida loca, que además era lesbiana y falofóbica.

– Quiero un batido doble de chocolate y crema, con chispas de colores… y un panqué de chocolate con chocolate encima, y que no se te olvide traerme una bolsa con agua caliente, Mimi, porque me estoy muriendo aquí.

"Mimi", Victoria Vantoch lo llamaba "Mimi", un "Mi" por Dmitri y un "Mi" por Misha. Mimi aquí, Mimi allá, y Misha se sentía recondenadamente asexual cuando Victoria lo llamaba de esa forma. Con los años se dio cuenta de que era una estrategia de "castración psicológica" que Vicky usaba con él, pero cuando se enteró, ya daba igual. Para Vicky él era "Mimi" y para Misha ella era "Ama y Señora", "Oh Mi Grandísima Diosa", "Su Benigna Alteza".

– Como usted desee, mi Magnánima Reina.

– ¡No jodas, Mimi!

Victoria lo convenció de que sería una fantástica idea, Mimi, irnos un mes a la india y "auto-descubrirnos".

– Tal vez te des cuenta de una buena vez que tener pene es sólo un desperdicio de piel, Mimi, y podrías hacerte esa operación de la que te hablé. Pagaré la mitad de los gastos, lo juro.

– No me haré un cambio de sexo, Vicky.

Un mes se transformó en un año sin que se dieran cuenta. La primeras dos semanas fueron de corretear por la calles, comprando chucherías y usando ropa típica, y todo indicaba que las siguientes dos semanas que les quedaban de viaje serían más de lo mismo, hasta que la vieron.

Kaláh.

Así se llamaba la mujer de la que Vicky se enamoró en un segundo y a la que Misha aprendió a querer en cosa de quince minutos. Kaláh Samhir era una mestiza nepalí-americana de piel canela, cabello negro como la misma noche y ojos grandes de color esmeralda. Era la maestra de Yoga de un templo budista que quedaba a pocas horas del centro de la ciudad en la que estaban, un templo metido en medio de las montañas, lejos de todo. Ella los invitó a participar en una de sus clases, ellos aceptaron, y dos semanas se transformaron en un año. Yoga, meditación y purificación de día, tantra y más tantra de noche.

Kaláh les enseñó todo. Le enseñó a Misha a controlar y comprender su cuerpo, le enseñó a Vicky a disfrutar del suyo, y cuando le pidieron/rogaron/suplicaron por favor, Kaláh, por favor que fuera con ellos a Estados Unidos, cuando ya no había forma legal o ilegal de retrasar su vuelta a casa, ella aceptó.

– ¡Conseguí el papel!

Vivian en Los Ángeles cuando Misha consiguió el papel de "Castiel" en Supernatural. Solían ver la serie los tres juntos, echados en la cama de las chicas, porque, a pesar de que Misha quería mucho a Kaláh y a Vicky… mierda, a esa loca la amaba, seguía siendo un hombre de mil amores, y ellas eran estables, ellas se pertenecían, y Misha se escabullía en su cama para obligarlas a ver Supernatural con él y para ser mimado con caricias y abrazos, antes de volver solo a su propia cama cuando no tenía alguna conquista con quien compartirla.

El día que les contó que tenía el papel llegó corriendo hasta la habitación de "sus mujeres" y se lanzó de cara sobre el edredón, haciéndolas rebotar y cortar ese beso tan dulce que compartían. Saltó sobre el colchón un par de veces y luego se acurrucó entre ambas, atrayéndolas hacia su cuerpo, pataleando de felicidad y chillando cosas sin sentido hasta que Victoria le dio un manotazo en la entrepierna, porque sin querer, Vicky, fue un accidente le había agarrado un seno. Y claro, después de tantos años y la confianza que se tenían y Nepal… pues nada, Vicky aún rechazaba el contacto físico-sexual con Misha.

– ¿Qué serás esta vez, Dmitri?

Kaláh lo llamaba por su nombre de nacimiento, siendo que se lo había cambiado cuando llegaron a Estados Unidos después de Nepal, pero Kaláh decía que ese nombre estaba impreso en su alma y era su deber llamarlo de esa forma.

– Seré "Un ángel del Señor".

El comentario que recibió de las mujeres es que su papel sonaba demasiado sexual, Mimi, me suena a esclavo de burdel y Kaláh sólo reía imaginándose a Misha vestido con toga y con la cabeza llena de rizos rubios.

Se mudaron a Peacefull Valley, en Washington, un mes después, para que Misha pudiese volver a casa con ellas tras las grabaciones. Vicky era escritora y Kaláh daba clases de Yoga, así que no les hizo problemas mudarse para estar con Misha, después de todo era su hombre y ellas eran sus mujeres. Algo confuso, nada sexual, un "matrimonio" de tres en el que Misha era libre de acostarse con cuanto hombre quisiera, porque mujeres ya tenía dos, y ellas se tenían la una a la otra y no necesitaban a otro hombre que no fuese Misha.

Tras su mudanza la cuarta temporada pasó en un suspiro, Castiel estaba muerto y los fans lo querían de vuelta. Cuando a Misha le anunciaron que revivirían a Castiel celebró junto a sus mujeres su nuevo contrato para la quinta temporada y el cómo terminó en la cama con ellas dos y Vicky quedó embarazada aún no lo sabe.

Pero se ganó un ojo morado y un abrazo.

El derechazo de Vicky lo dejó aturdido un par de minutos. Misha no alcanzó ni a preguntar cuál era el resultado del test de embarazo que Vicky tenía entre las manos cuando ya estaba sentado en el suelo con toda la habitación dando vueltas y Kaláh lo levantó de un jalón y lo apretujó dándole las gracias, antes de correr hacia Vicky y llenarla de besos y palabras de consuelo y alegría.

La quinta temporada se la pasó corriendo entre las grabaciones y las visitas al médico con sus mujeres y ni cuenta se dio cuando comenzaron a grabar la sexta y "Westly Anaximander Collins Vantoch (Samhir)" nació. A partir de ese momento y una vez al mes Misha lloriqueaba durante media hora para que sus mujeres le permitieran llevar a West a conocer el estudio en el que trabajaba, y así hasta que cumplió seis meses y por fin le dieron permiso.

– Entonces… hijo tuyo y de Victoria, que no es tu novia, pero es tu mejor amiga y viven juntos con Kaláh, que es instructora de yoga… y Kaláh también es mamá de West y es pareja de Victoria y tú… ¿tú estás… estás casado con dos mujeres?

Ese día estaba en su tráiler con Jared sentado a su lado y Jensen por ahí con West en brazos, correteando entre la escenografía, mostrándole al pequeño bebé los lugares en los que grababan.

Misha había contado a sus amigos que era padre seis meses antes, pero intentar explicarles la complejidad de su "relación" con Victoria y Kaláh fue un reto. Jared no lograba comprender por qué Misha tenía dos "esposas", que para desmadre no eran esposas suyas, si no que eran la "esposa" la una de la otra y esa fue la primera vez que alguien le preguntó claramente a Misha sobre su vida "marital". Antes de eso Misha simplemente había sido el tipo medio loco que por la mañana saludaba a los actores invitados y por la tarde ya los tenía contra la puerta de su tráiler, medio desnudos y dispuestos a todo.

– Bueno… si, digo ¡No! No estoy casado legalmente con ellas, es algo… simbólico. Son mis mujeres y yo soy su hombre, digo… son las madres de mi hijo y yo el padre del suyo… pero no estamos casados. Ellas… ellas están juntas y yo… es como vivir con tus mejores amigas lesbianas y… ¿qué me estabas preguntando, Jay?

– Ah, si… es que… quería… quería pedirle a Jensen que… bueno… que se… conmigo… y yo…

Jensen no soltó al niño todo el tiempo que este estuvo en el estudio, se adueñó totalmente de él y West se dejó cargar sin siquiera ser consciente de la emoción de Jensen, que lo mecía y achuchaba, lo llenaba de besos y acariciaba sus mejillas sonrosadas y le hacía muecas y lo abrazaba contra su cuerpo.

Jared se derritió por completo con esa imagen. Llevaba dos años y seis meses con Jensen, obviamente ninguno tenía capacidades reproductivas, pero ¿a quién le importaba? Podía pedirle matrimonio ¿no? Después de todo era legal en Canadá y si el raro de Misha Collins podía aparecer de la nada con un hijo ¿por qué no ellos? Pero primero lo primero: proponerle matrimonio a Jensen.

– ¿Le quieres pedir matrimonio?

– Eh… sí, yo quiero… casarnos… amo a Jensen y…

Balbuceaba. Jared no se concentraba en nada de lo que decía porque la imagen de Jensen jugando con West era todo lo que podía ver. Misha sólo lo escuchaba "hablar" y reía, porque lo entendía, él se comportaba igual los primeros dos meses de la vida de West, cuando veía a sus mujeres con el niño en brazos.

– ¿Me ayudarías… ya sabes… a planearlo?

Pasaron algunos meses antes de que todo estuviese perfectamente planeado y Jared juntara el coraje necesario, Misha le había ayudado a escoger el anillo perfecto, la frase la habían practicado hasta que Misha dejó de reírse, la cámara de video estaba rodando y cuando Jared se puso de rodillas en el suelo y con esa cara de ensueño le propuso matrimonio a Jensen, TODO se fue a la mierda.

Las cosas pasaron en un segundo. Una luz brillante lo cegó, una voz que venía de todas partes y al mismo tiempo de ningún lado le pidió permiso y el dijo sí, claro, lo que quieras… espera ¿qué? Mucho antes de saber que significaba todo eso y de repente flotaba en la nada, escuchó un grito hecho con su propia voz y el reflector cayendo y Jensen estaba demasiado cerca y luego… negro. Todo se fue a negro.

Sioux Fall, Dakota de Sur.

Hay cosas que Misha Collins siempre se ha preguntado, cosas simples y de poca importancia, cosas como ¿Los peces duermen? O ¿Cuántas calorías tendrá un trago de semen?, cosas sin sentido, cosas que la mayor parte del tiempo ni recuerda. Sólo cosas.

Ahora bien, también hay otro tipo preguntas que Misha guarda en su interior y que son mucho más importantes y trascendentales, entre ellas una serie de dudas que le han surgido desde que tiene a Castiel dentro.

Obviando las dudas que son más bien bromas sexuales y los Oye, Cas, si en este momento tú tienes el control de mi cuerpo… ¿significa que ahora yo estoy dentro de ti? Y otro par de burradas que por su sanidad mental Castiel prefiere ignorar, Misha tiene muchas más dudas.

Primero, si, cuando Castiel toma el control de su cuerpo -cosa que se le sigue antojando muy sexual, Cas, me gusta que me dominen, Misha sólo es un alma flotando dentro de su propio ser y girando en torno a la gracia de Castiel ¿cómo mierda sabe que Castiel tiene alas? ¿Cómo las puedo ver, Cas, sino tengo ojos? ¿Cómo las puedo sentir, Cas, sino tengo piel? Y ¡¿cómo carajos, Cas, cielito, le haces para taparme la boca si no tengo cuerpo? O sea… sí, tiene un cuerpo, pero está siendo usado por Castiel, que los tira a ambos de rodillas al suelo y esconde a Misha tras su gracia.

Apenas logra darle una mirada al intruso antes de que Castiel los arrastre a ambos al suelo, cayendo de rodillas, y lo único que puede ver son las tablas de madera del piso y los zapatos Jimmy Choo del intruso. Apenas percibe el movimiento de los demás, porque la gracia de Castiel lo envuelve por completo y lo oculta, lo aleja lo más que puede de la superficie y oye la voz de Castiel, que ora, algo dice sobre "El Loable" y lo demás es confuso, siente las plumas hacerle cosquillas por todas partes y un murmullo lejano y Castiel no responde cuando le pregunta ¿qué sucede, Cas? ¿Cas? ¡Oye! ¿Qué pasa? Mierda, carajo y la puta de Babilonia ¡Cas, me estás asustando!

– Hey. Tardaron SIGLOS en llegar.

El intruso parece sacado de un catálogo de ropa masculina, porque es un jodido modelo, así con cortos rizos dorados, anteojos rectangulares, sonrisita perfecta y ojos endemoniadamente azules, como los de Castiel, pero más raros, mucho muy más raros. Viste un traje de tres piezas gris oscuro y una camisa a juego con sus ojos, todo Armani. La maldita marca y el perfume se pueden incluso respirar en el aire.

– ¿Cas?

Dean da un paso, con su Colt de mango blanco bien empuñada entre los dedos, y se queda junto a Castiel, el muy cabrón se acaba de lanzar de cara al suelo, haciendo esa estúpida reverencia que hizo antes con Miah, la bruja hippie. Sam no tarda en imitarlo, porque ese tipo parado en medio de la sala no se inmuta en lo más mínimo ni teniendo a cinco hombres apuntándole con armas directo a la cabeza y el pecho.

Jared, en tanto, no atina a nada más que ubicarse frente a Jensen, resguardándolo que cualquier posible daño con su cuerpo y las manos le tiemblan con la Smith&Wesson bien apretada, pero nadie lo moverá de su lugar, no oh no, nadie lo mueve. Jensen por su parte acepta el gesto de protección de Jared, se queda un paso por detrás y apunta también con su arma a ese tipo metido en un traje Armani de cinco mil dólares, Jay, es el Armani que vimos en esa tienda ¿Lo recuerdas? Sí, Jen, el Armani, el jodido Armani que se te veía tan bien…

Bobby, por su lado, también apunta con su arma, pero además observa curioso como Castiel se queda en el suelo, con la frente pegada al piso de madera que no debería verse tan limpio y nuevo, en realidad, NADA debería verse tan limpio y nuevo, porque toda su casa… toda su maldita casa, está… perfecta.

– ¿Quién eres y qué haces en mi casa, Ricitos de Oro? Y de paso dime qué mierda le hiciste a mi piso… y a mis libros.

Bobby escupe las palabras con sorna, controlando su tono para sonar más amenazante, pero el tipo no se inmuta, simplemente acomoda uno de sus rizos tras su oreja derecha y luego voltea a verlo, su rostro perfecto mostrando una mueca de curiosidad casi infantil. Da un paso hacia Bobby, y Bobby no sabe si retroceder o quedarse en su sitio, porque ese desconocido no se impresiona cuando el empuña con más fuerza su arma, y el intruso sólo gira su rostro hacia un lado como lo hace Castiel cuando no comprende algo.

– Soy el serafín Lelahel, El Loable. – Su tono es incrédulo, casi como si no pudiese creer que no supieran quién es él. – Y tu casa estaba horrible, Robert Singer, sólo la devolví a su estado original. No iba a esperarlos durante horas en una casa vieja y sucia, llena de libros mal traducidos cayéndose a pedazos.

– Mis libros…

– Corregidos, reencuadernados y ordenados según tema.

Y si Bobby quiso reclamar, esa idea fue totalmente borrada de su mente cuando Lelahel se volteo, sus rizos moviéndose en todas direcciones y cayendo nuevamente hasta quedar perfectamente acomodados a los lados de su cabeza, y Lelahel simplemente se hace el desentendido, dándoles la espalda a Bobby, Jared y Jensen, ignorándolos, y camina un par de pasos más, pasando de largo frente a Dean y deteniéndose ante Castiel. Nadie dice nada, apenas respiran y las armas se mueven con nerviosismo entre sus manos, mientras Castiel tiembla de rodillas en el suelo, balbuceando una plegaria.

– Ponte de pie, Castiel.

De un salto Castiel está de pie, totalmente rígido, ignorando las punzadas de dolor que ¡mierda Cas! aún les producen las heridas que no terminan por cerrar y Misha se queja por la rígida postura en la que Castiel los mantiene, porque Duele, Cas, la herida de nuestro hombro no ha sanado, ten cuidado y Castiel hace como si no lo escuchara y se queda de pié con la mirada perdida en algún punto del piso.

Lelahel, "El Loable" como él mismo dice con tanta seriedad, se pasea frente a él, analizándolo con la mirada y Misha se mueve en su interior, intentando soltarse del apretado abrazo en el que la gracia de Castiel lo tiene envuelto.

Sam en tanto no sabe qué hacer, mira a Dean de reojo y se encuentra con Dean haciendo el mismo gesto, ambos esperando que el otro tenga las respuestas que necesitan. Saben que si Castiel hizo esa reverencia tan estúpida, Sam, parece una jodida prostituta japonesa cuando lo hace y Sam no puede aguantarse las ganas y lo corrige, porque se llaman geishas, Dean, se llaman geishas y no son prostitutas, son artistas y Dean quiere golpear a Sam por saber ese tipo de cosas y quiere golpear a Castiel por hacer la reverencia de Puta Japonesa, Sam, que es Geisha, Dean, y sobre todo quiere partirle la cara al serafín que tienen frente a ellos, porque es de alto rango y Castiel lo respeta y por ende no deben dispararle y eso les jode un montón.

– Estás… impresentable, Castiel ¿dónde está tu armadura?

Lelahel da un par de vueltas rodeando a Castiel, apartando a Dean y Sam de su camino e ignorando su silenciosa charla sobre terminología, y Sam y Dean a regañadientes dan un par de pasos hacia un lado para permitirle a Lelahel hacer… la mierda que sea que esté haciendo, Sam, sólo apártate. Lelahel les dedica una corta mirada y vuelve a concentrarse en Castiel, analizándolo de arriba abajo.

– La perdí cuando mi contenedor anterior fue destruido, señor.

Explica rápidamente Castiel, presionando sus brazos vendados contra los costados de su cuerpo, sacándole un quejido a Misha, que aún puede sentir dolor a pesar que de que Castiel lo tiene completamente envuelto con su gracia.

– Y ahora estás en este… ¿"Intento de contenedor"? – El tono de Lelahel es despectivo, su frente de arruga en finas líneas que delatan sus treinta y tantos años. – Está dañado, viejo, usado… no me gusta. Prefiero ese…

Despreocupadamente Lelahel apunta a Jared, dando unos pasos en su dirección para analizarlo con más detenimiento, cortando la discusión que tenían Jared y Jensen sobre quien se veía mejor con el Armani de la tienda y Jensen jura que Tú te veías mucho mejor, Jay, y Jared no se guarda sus palabras para describirle a Jensen lo genial que se veía tu culo, Jen, te juro que sólo quería arrastrarte hacia los vestidores y… ¡Jay! Jensen le da un leve golpe en el hombro a Jared cuando Lelahel se les acerca, haciéndolo callar.

– Alto, fuerte y joven. – Lelahel da una vuelta alrededor de Jared, analizándolo como quien analiza una pieza de arte. – Capaz de soportar cualquier ataque. – Le da un golpecito en el brazo, sacándole un "¡Au!". – Su estructura física es similar a la tuya en tu forma real, Castiel.

– ¡Hey, no toques así a mi prometido!

Jensen estalla en celos, jalando a Jared lo más lejos que puede de Lelahel, porque éste descaradamente pone una de sus manos sobre el pectoral derecho de Jared, tanteando los músculos de su pecho como si fuese de lo más normal ir por la vida manoseando a los prometidos de otras personas.

Y claro, Lelahel se hace el loco, simplemente gira su rostro hacia un lado, luego hacia el otro y da un paso más, acercándose a Jensen y alzando una ceja, arrojándole la misma mirada de arriba abajo con la que analizó a Castiel y a Jared.

– Mmm… musculatura flexible y la altura justa para moverse rápido. – Las manos de Lelahel toman el rostro de Jensen, midiendo sus facciones con sus dedos. – Proporción aurea casi perfecta… Este es incluso mejor, Castiel ¿y tú estás metido ahí dentro de ese tipo?

– ¡Oye, suéltalo!

Esta vez es Jared el que reacciona a base de celos, porque Lelahel ha tomado el mentón de Jensen, girando su rostro de un lado al otro para ver mejor sus facciones y Jared de un manotazo aparta la mano de Lelahel de Jen, mi Jen, mío y Lelahel ni se inmuta, sólo vuelve a girar su rostro mientras acaricia levemente el dorso de su mano, como si estuviera limpiándose el golpe de Jared de encima, y gira su rostro así como Miah, hacía un lado y hacia el otro, haciendo un movimiento ligeramente más lento que Elemiah, concentrándose más antes de cambiar el ángulo de su rostro y moviendo su atención de Jared a Jensen y de Jensen a Sam que está al otro lado de la habitación y de él a Dean. Al final simplemente sonríe, girándose para esperar la respuesta de Castiel.

– ¿Y bien?

– No puedo utilizar otro cuerpo, Señor Lelahel, si lo abandono Misha morirá.

– ¿Misha? – La voz de Lelahel es ligeramente más aguda. – ¿Te refieres al contenedor que estás usando?

– Él no es… ¡Viejo! Y sí, estoy dañado, pero… Fuimos emboscados, señory… ¿A qué te refieres con que estoy "usado"? ¡A mí nadie me ha…! ¡Misha, por favor! Pero Cas, él me dijo que Lamento la insolencia, Señor Ricitos de Oro ¡Yo no lamento nada!

Misha está fuera de sí. Está enojado, mucho, y él nunca se enoja, pero llega "Ricitos de Oro" con su traje Armani y sus anteojos y todo su blablá, ignorando a todo el mundo y diciéndole ¿Viejo? ¿USADO? Y Misha bajo ninguna circunstancia puede aceptar que un desconocido diga de él ese tipo de barbaridades, porque él es Misha Collins y puede ser muchas cosas, pero no es ni viejo ni está usado.

Castiel por su parte tiene una intensa pelea interior con Misha. Está asustado por la presencia de Lelahel, así que su gracia está empequeñecida, lo suficiente para que el gran alma de Misha pueda resistirse a ser controlada. Así que es una pelea de quien abraza más fuerte, plumas, brillo, luz y al final es Misha quien tiene el control, porque ¡Mira, Cas, una hamburguesa con queso! Cas lamentablemente cae y Misha usa las mismas alas de Castiel para dejarlo amarrado al fondo de su propio ser.

– Puedes hablar.

No es una pregunta, si no una afirmación. Lelahel pasea su atención entre Misha y el resto de los humanos, sonriendo de lado al darse cuenta de la expresión del viejo al ver sus libros en tan buen estado, a los que son pareja un poco más allá, susurrando el uno al otro su disgusto por que Lelahel los tocara y los hermanos en ese silencio que no es silencio, sino más bien una conversación con pequeños gestos y miradas.

¡Por supuesto que puedo hablar!

Lelahel lo observa atentamente, como si intentara traspasarlo con esos ojos azules incandescentes que tiene y la situación se torna incómoda cuando sonríe.

– Matthew Joseph Cohen.

Oh, mierda… sabe lo de Matt.

– Lo usaste, te usó… mmm… ¿El océano? Oh… y Samba. ¿Brasil, cierto? Me suena a playa nudista.

¡Mierda, mierda, mierda! ¡Sabe incluso lo qua sucedió en la "Rising Con" en Brasil! ¡Maldito intruso! ¿Por qué no mejor va y dice que Matt se lo folló duro contra una palmera, ah? O que Matt se dejó follar sobre la arena, o eso que hicieron en el ascensor del hotel y que Misha aún no sabe exactamente que fue y… Misha, no quiero los detalles, Cas se molesta. Genial.

Matt fue mi pareja…

O algo parecido, pero Misha lo dice lo más seguro que puede, aparentando tranquilidad, cosa que no le sale nada bien con Castiel revolviéndose en su interior, aleteando como un pollo amarrado, un gran pollo angelical con ojos azules, Cas, eso pareces y claro, la mirada interrogante de Dean, Sam y Bobby. Por Jared y Jensen no se preocupa, ellos conocen mucho de su historial romántico, pero mierda, carajo, que se follen a Ricitos de Oro… no quita que sea incómodo.

– ¿Qué me dices de… Mark Pellegrino, Sebastian Roché, Richard Speight… y Demore Barnes? ¿En serio? ¿Ellos fueron tus parejas también?

Oh Buddah, ¡Oh Shevah y Superman! ¿Cómo explica eso? Porque claro, una cosa es que Jared y Jensen tengan la una idea más o menos tangible de que él es un poquito promiscuo, pero de ahí a que enlisten a sus conquistas y Cas… Oh, mierda, Cas.

¿Tuviste un romance con Lucifer? Claro, Cas sólo veía sus recuerdos y si no se tenía en cuenta que él era un actor y que todos eran actores… pues, en sus recuerdos sólo se veía a Misha o Castiel revolcándose en una cama con Lucifer, con Balthazar, con Gabriel… maldición, ¡Cas, te juro que ellos sólo son actores y no fueron importantes! Pero Misha… ¿incluso con Rafael? ¡Es Demore, Cas, no me acostaría jamás con Rafael!

Y como si fuese poco tener a sus dos mejores amigos, a un ángel en su interior y a Ricitos de Oro juzgándolo, también está Bobby, a quien poco le falta para que apunte su arma en contra de Misha por ser un degenerado y los Winchester, claro, que ¡Maldita sea! si las miradas mataran Dean ya lo tendría bajo tierra y Sam con esos ojitos de cachorro que a Jared no le salen tan lastimeros lo hace sentir como la peor persona sobre la faz de la tierra.

Compañeros ocasionales.

Lelahel sólo alza una ceja, dispuesto a seguir con su interrogatorio. La información llega a sus oídos en pequeñas ráfagas y debe poner un poco más de atención para entender todos los nombres.

– ¿Y Jeffrey Morgan? Ni siquiera aparecieron en la misma temporada ¿cómo lo hiciste?

Él… el visitó el set y yo…

– ¿Chad Lindberg?

Ah… eso… nosotros estábamos drogados…¿Drogados, Misha? Ups… eso no suena nada bien. – Fue sólo hierba, lo juro, y sólo usamos las manos.

Correcto, eso no lo sabían Jared ni Jensen, porque siente esa mirada de reproche que le envían. Eso sumado a Castiel que no paraba de cuestionar sus prácticas de relajación y a los Winchester que en cualquier segundo correrían a buscar el agua bendita para exorcizarlo y Bobby que ahora le apuntaba a él y no a Lelahel… pues las cosas no estaba nada bien para Misha Collins.

– ¿Qué hay sobre Jake Abel? Tienen trece años de diferencia. Estabas en plena pubertad cuando él nació.

Ah… Jake… bueno, Jake ya es un adulto consciente de sus actos y… – ¡No! Para eso si que no tiene una excusa, sólo sucedió y nunca se lo dijo a nadie y nadie debía saberlo, porque le prometió a Jake que no contaría que tímidamente se abrió de piernas y gimió como una puta cuando Misha entró en su interior. – ¡¿Cómo mierda sabes todo eso?

La perfecta ceja de Lelahel se alza con elegancia, así como las cejas de Jensen, lento y fluido. Acomoda sus anteojos y uno de sus rizos, y se pasea lentamente frente a Misha.

– Está grabado en tu alma. – Explica, haciendo un gesto con su dedo en dirección al pecho vendado de Misha. – Los nombres de aquellos a quienes les permitiste conocerte en la intimidad, todos están grabados en tu alma y yo puedo oír sus nombres, puedo oír todo lo que has hecho, Dmitri Tippens Krushnic.

¡Maldita sea, sabe incluso su nombre completo!

– Sé sobre Victoria Vantoch y Kaláh Samhir…

Ok, ok… eso no es tan malo. Vicky y Kaláh son sus mujeres, no hay nada de qué avergonzarse.

– Sé sobre Westly…

Bien, todos saben sobre su hijo West, con eso no tiene problemas.

–…y sé sobre tus fines de semana con Jensen y Jared. – Oh… ¿Qué fines de semana, Misha? Ok, eso no puede ser bueno.

Espera, eso es distinto

La actitud de Lelahel cambia, su postura se hace más rígida y casi parece más grande cuando da un paso firme hacia Misha.

– No, no es distinto. Estás lleno de pecado y no permitiré que Castiel comparta cuerpo con semejante pervertido. – Uno, dos ¡Tres! Golpecitos con su dedo índice sobre el pecho de Misha y este ya desea salir corriendo de ahí. – Eres casi un Incubo.

¡Yo no soy…!

– Necesitas ser purificado.

Y ese, es el único aviso que Lelahel le da antes de enterrar su mano en el hueco entre las costillas y el esternón de Misha, que como bueno hombre orgulloso de su masculinidad… corre como una vil nena a esconderse tras la gracia de Castiel, dejándolo recuperar el control de la situación para buscar refugio.

– Señor…

Llama Castiel, alzando sus manos hasta tomar por el antebrazo la extremidad que se internaba en el cuerpo de Misha. A su lado, Dean hace ademán de ayudarlo, pero Sam lo detiene, preocupado por las consecuencias que podría traer el tocar al serafín. Al fondo de la habitación, Bobby aleja a Jared y a Jensen, ocultándolos tras de sí, cosa que resultaba bastante inútil siendo Jared tan alto y Jensen tan inquieto.

– Ahora no, Castiel, intento alcanzar a este… incubo… ¡Castiel, hazte a un lado! – La mano de Lelahel se movía con más insistencia, intentando por todos los medios atrapar el alma de Misha que Castiel escondía tras sus alas.

– ¡No!

Y todo es confuso entre el alboroto, los gritos, las quejas y Jensen hecho un manojo de nervios estrujando los brazos de Jared y Jared totalmente rígido, encogido sobre sí mismo como un gigante montón de miedo y Bobby parece al borde de un infarto con esa mirada vacilante, debatiéndose entre ayudar a Castiel o mantener enteros a los actores.

Lo peor es Sam, Sam que no hace nada más que quedarse ahí parado, igual o tanto más paralizado que Jared, respirando fuerte por esa nariz suya, sosteniendo el hombro de Dean y Dean no aguanta más. Tiene que hacer algo, tiene que detener esos quejidos de dolor que suelta Castiel al tener la extremidad del otro ángel dentro, tiene que hacer reaccionar a Sam, tiene que evitar que Bobby tenga un paro cardiaco y tiene que calmar de una vez a Jared y a Jensen, porque en cualquier momento tendrá un maldito y marica ataque de pánico y se desmayará. Así que levanta su arma y dispara.

– ¡No, Dean!

Es tarde cuando Castiel le advierte a Dean, porque Lelahel cae hacia atrás con un agujero en la frente y otro en la parte posterior de la cabeza, la sangre salta de la herida manchándolo todo, el piso, Sam, Dean, Castiel, el traje Armani, y el serafín termina sentado en el suelo, en un charco hecho con su propia sangre, con una mueca impresionada y un grueso hilo de sangre fluyendo por toda su cara.

Castiel ya no se queja, para alivio de todos, pero ahora está de rodillas en el suelo sosteniéndose el pecho, Jensen y Jared parecen despertar de un mal sueño, asustados por el sonido del disparo y toda la sangre. Sam es el siguiente en reaccionar. En dos pasos, con esas piernas de tres kilómetros de largo, ya está junto a Castiel, pero no alcanza ni a ponerle una mano encima cuando el ángel alza la vista, sus ojos comienzan a brillar más de lo que deberían y lo único que alcanza a murmurar es un casi inaudible "Misha" antes de caer bocabajo al suelo, con la piel hirviendo y luz saliendo por sus ojos y boca.

– ¿Cas…? ¡Cas! ¡¿Qué le hiciste a Cas?

– Yo no… – Lelahel intenta parecer ofendido, pero un repentino movimiento en su mano lo distrae. – Oh-oh…

Y como si no hubiese causado suficientes problemas ya, Lelahel, en perfecto estado a pesar del disparo, alza la mano que antes tenía dentro de Castiel, sosteniendo en ella una esfera brillante de pura luz, esfera que todos identifican inmediatamente como el alma de Misha.

– C-creo que debería… ¡ELEMIAH!

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Ok, no me maten por este final. Sólo quiero agradecer el apoyo y las buenas vibras de todos.