Hola.

Sé que por lo menos debo admitir que he estado desaparecida pero no creo necesario repetir lo evidente.

Hoy mientras revisaba mis escritos, descubrí que esta viñeta estaba casi lista, así que pulí los detalles y aquí está el resultado que, debo decir, me gustó mucho; tanto que incluso me conmovió después de tanto tiempo de haberla escrito.

Hoy cambia el rating a M por escenas un tanto explícitas.

Disclaimer: Nada de esto me pertenece. Larga vida a su Majestad Rowling.


4. Esperanza

Tal vez nunca pensó que el hombre al que amaría con locura sería precisamente aquel con quien compartió la cuna cuando eran apenas unos bebés y ese que siempre consideró como a un hermano.

Pero no le gustaba pensar mucho en eso último. Suspiró y se apareció en aquel pasillo oscuro.

Abrió la puerta de su pequeño apartamento y las luces de la sala se prendieron por arte de magia. Se descalzó de sus altos zapatos de tacón y los tomó con cuidado del piso para guardarlos en su armario.

Echó un vistazo al lavabo y vio una pequeña pila de platos sin lavar, cosa que la hizo bufar enfadada. Sacó su varita del bolsillo dentro de su túnica de gala y, luego de hacer una floritura, el agua y el jabón empezaron a hacer su trabajo.

Desde su habitación aun podía sentir el sonido de la loza lavarse mientras se despojaba del vestido que usó para asistir al matrimonio de Rose, de donde acababa de regresar. No esperó que la fiesta acabara, si es que a esa reunión se le podía llamar así.

Hasta el domingo anterior en la que toda la familia-salvo Rose- se había reunido para almorzar, el consenso general era que no habría forma alguna en la que los Weasley se aparecieran en el matrimonio de la hija de Ron.

Nadie hablaba de ello en voz alta pero todos lo sabían.

Rose nunca había sido su prima favorita pero incluso Lily pensó que ella no se merecía eso. Siempre fue la chica ejemplar, sólo no pudo decidir de quién enamorarse, y la hija menor de Harry Potter también era una experta en ese tema.

Sin embargo, esa mañana soleada, cuando Lily apareció junto con Hugo en los jardines de una capilla en las afueras de Wiltshire, no pudo evitar sorprenderse al ver que, efectivamente, no había llegado nadie.

En los bancos vacíos frente al pequeño altar donde se casarían los novios, Lily sólo pudo reconocer a un grupo pequeño de personas conocidas: Los padres de Scorpius y su abuela paterna estaban sentados bajo las carpas en la primera fila. Más atrás estaban, los que creyó eran sus abuelos maternos con gesto bastante serio. Su único primo estaba sentado relajado del otro lado, junto con su mejor amiga y otros cuantos amigos de la escuela.

Ambos avanzaron a paso lento tomados de la mano y, al saberse lo suficientemente cerca de los otros, se separaron como siempre lo hacían. Scorpius sonrió al verlos llegar y Lily también porque siempre le gustó verlo sonreír.

—Albus no ha venido—fue lo único que le dijo a modo de saludo, como reclamándole la ausencia de su mejor amigo. Ella se alzó de hombros y replicó:

—Ya llegará. Mi hermano es un idiota pero no creo que llegue hasta este límite.

—No quisiera llenarme de falsas esperanzas. Supongo que prefiere a su familia—y les miró a ambos enarcando las cejas. Él conocía su relación y les guardaba el secreto pues así se lo habían pedido. También sabía que ninguno de ellos preferiría a su familia antes que a ellos mismos y por eso sus palabras. Lily no supo que contestarle a eso así que desvió la vista hasta los arreglos florales.

—Albus ha demostrado ser impredecible. Tenle un poco de fe—fueron las palabras de Hugo que se encaminó hasta las sillas de los invitados.

No había terminado de pronunciar esas palabras cuando un pop a sus espaldas le hizo girarse:

—Aun no es tarde ¿Cierto? —Sus ojos verdes brillaban mientras trataba de acomodarse un poco el cabello—. He venido a entregar a mi prima favorita en matrimonio a un tipo que se cree lo suficientemente bueno para hacerla feliz.

Scorpius sonrió mientras veía a Albus acercarse a darle un abrazo y mientras estuvieron juntos le sorprendió la voz de Hugo desde atrás:

—Sigue soñando, Albus. Yo llevaré a Rose hasta el altar… O hasta la horca. ¿Viene siendo lo mismo no?

Volviendo al presente, Lily masajeó un poco sus pies adoloridos mientras acostada bocarriba en su cama recordó la cara de su prima al salir, vestida de novia, hasta donde Scorpius la esperaba y encontrarse con aquello que nunca esperó. Ni ella ni ninguno de los presentes.

Al final, Hugo y Albus se quedaron con las ganas de entregar a Rose pues de repente, y sólo cinco minutos antes de la hora timbrada en la tarjeta de invitación, fueron apareciendo uno tras otro los miembros de su familia.

¿Qué había pasado?

Lily no tenía idea ni Hugo tampoco. Sólo miraban boquiabiertos a Hermione secando las lágrimas del rostro de Rose mientras por el suyo propio se derramaban otras tantas al tiempo que se disculpaba en voz baja rápidamente por haberla dejado sola, por no haberla ayudado a escoger el vestido, por no estar ahí, y por no ser su apoyo para planear las mil cosas más que sólo una madre puede saber.

Fue Ron el único que logró hacerla callar, tomando el brazo de su hija y llevándola hasta el camino cubierto de flores que recorrería para dejarla junto al hombre que ella misma había escogido por encima del resto del mundo.

—No compartimos tu decisión, pero la respetamos. Tarde, sí, pero lo hacemos porque te amamos—fueron sus palabras a Rose que asintió aun en estado de shock al verse ya en el altar. Entonces, el hombre pelirrojo se giró hasta Scorpius que al parecer tampoco creía lo que estaba pasando, y le dedicó una sola palabra—. Cuídala.

En su apartamento vacío, Lily se acurrucó entre las sábanas cálidas de su cama y comenzó a llorar en silencio. Si Rose había podido hacerlo, ¿Habría también esperanza para ellos?

La ceremonia fue rápida y la recepción bastante corta en ese mismo jardín que Scorpius y Rose habían escogido. Nadie hablaba mucho y, sin duda alguna, a pesar del lindo gesto de última hora, aun había muchas cosas por aclarar y conversar.

Cuando pudo escapar de ahí, se encargó de hacerlo sola y tampoco se molestó en saludar a sus padres. Había discutido con su mamá y su abuela sólo dos semanas atrás y el tema era siempre el mismo: 'Eres tan linda y no tienes novio', '¿Por qué aun estás soltera?' y 'El hijo de Seamus Finnigan es tan buen muchacho'.

—Odio verte llorar y lo sabes.

Hugo sonó agresivo al atravesar el umbral y encontrarla tumbada sobre su cama desarreglada. Estuvo tomando con los chicos, bastó que diera un paso más para estar segura de ello.

—Es normal llorar en las bodas. Estas lágrimas son de pura felicidad—a él dos zancadas le sobraron para alcanzar la cama, se tumbó en ella sobre sus rodillas y atrapó la figura menuda de Lily bajo su cuerpo.

—Si hay algo que odio más que verte llorar, eso es tu triste intento de ironía—su aliento olía a whiskey de fuego y yerbabuena. Hugo siempre olía a yerbabuena.

Miró sus ojos claros ojos azules sin pronunciar palabra y entendió lo que le pasaba. Estaba triste y lleno de pena porque todos los pensamientos que pasaron por su mente durante la boda de Rose y Scorpius, muy probablemente también se le ocurrieron a él.

¿Qué sucedería si se decidían a hablar? ¿Los apoyarían? ¿Los repudiarían? ¿Comenzarían a atar cabos y descubrir todos los secretos que les habían guardado durante tantos años? ¿Todos los besos en las alacenas de la Madriguera? ¿Todas las siestas en la casa de los Potter? ¿Todas las visitas a Hugo en la facultad?

Lily rodeó el cuerpo de su primo con sus brazos y él dejó que su cabeza cayera en el espacio entre su cuello y su hombro y se quedó ahí, aspirando la dulce esencia de la mujer que más quería en el mundo.

Ella deslizó sus dedos suavemente por su cabello castaño, acariciándole despacio e invitándolo a llorar con ella cuando comenzó a sentir algo muy diferente sobre su piel.

Los labios de Hugo se abrieron dejando que su lengua traviesa recorriera su cuello con lentitud. Saboreándola como si fuera algo delicioso que lo hacía no poder contenerse hasta que se lo llevaba a la boca.

La temperatura de su cuerpo comenzó a subir sólo con sentir ese roce húmedo llegar hasta su oreja. Apretó sus dedos en torno a su cabello y lo haló tratando de que se alejara pero era inútil: sólo acababa de comenzar el mismo jugueteo de siempre donde hacía parecer que quería que se alejara pero sólo lo quería más y más cerca.

Suspiró su nombre mientras todo el aire escapaba de sus pulmones luego que sus manos bajaran hasta su cintura y la acariciaran como sólo él sabía hacerlo. Recorrió sus curvas con las yemas de sus dedos, quemando cada pedazo de piel descubierta en el proceso y bastó que sus labios bajaran hasta el valle entre sus pechos para que su espalda se arqueara aumentando el contacto entre sus pieles.

De repente, no hubo más ropa ni barreras y todo se volvió caricias, calor y besos. Sus cuerpos encajaban como un par de piezas de un rompecabezas. Siempre había sido así y cada vez era mejor que la anterior.

Todo su ser esperaba ansiosa que Hugo se adentrara en ella y la hiciera sentir completa aunque fuera sólo por aquella noche. Sus gemidos llenaban la habitación mientras se movían al ritmo que marcaban sus corazones desbocados.

—Te amo… —murmuró él antes de tumbarse sobre ella y dejarse ir luego de sentir a Lily contrayéndose en torno a él, ahogada en infinito placer y pronunciando mil veces su nombre. Respiró pesadamente contra su cuello, esperando que sus latidos se normalizaran y la abrazó con fuerza sin molestarse en salir de su cuerpo—. Te amo más que mi vida entera. Por ti renunciaría a todo lo que tengo, incluida mi magia…

Lily sonrió al escucharlo hablar con su cara metida entre su nuca y su cabello largo y rojo que estaba desperdigado sobre la almohada. Acarició con delicadeza sus hombros desnudos, indicándole que se callara.

—Lo sé. Yo también te amo, Hugo Weasley. No hace falta que lo digas más.

Podían ser amigos, primos y casi hermanos, pero antes que nada eran amantes y en momentos como aquel quisieran olvidar todo lo demás.

—Cásate conmigo, por favor—y luego de escuchar esas palabras pronunciadas contra su piel, a pesar de ser obvio lo que quería su corazón, Lily no supo que responder.


No me maten! Ya esperemos como termina esto y trataré en estos días de finalizar mi próxima Realidad Innegable a medio escribir desde hace mucho en mi pc.

Nos leemos en los reviews.

Besos

Londony