CAPITULO: 1

Pov Bella

-Contra más lo pienses, más te torturas – me dijo Leah, mi mejor amiga, había estado conmigo los últimos años siendo ella y Jacob su novio, mis únicos apoyos.

-No puedo evitarlo, llevo años sin ir a Forks y voy para el entierro de mi padre. Me fui sin dar explicación alguna y sin despedirme de nadie – dije. Nunca olvidaría el día que decidí irme de ese sitio, olvidado así todo lo que dejaba en ese pueblo, dejando atrás mis sentimientos hacía aquellas personas.

-No debe ser tan malo – dijo Jacob, mirando por el retrovisor.

-Llevo diez años sin ver ni hablar con mis hermanos, no sé qué ha pasado con sus vidas, si están bien o mal, si se han casado o tienen hijos… ¿Qué crees que van a decir…? – dije suspirando y echándome hacia atrás.

-Se alegraran de verte y de saber de ti después de tanto tiempo – dijo positiva Leah.

-No entiendes… llevo diez años sin dar señales de vida, me he enterado de la muerte de mi padre gracias al él de Jake, aparezco con un hijo de siete años. Mis hermanos no van a estar solos… - dije lastimosa.

-Bella, vales mucho haber cuando lo aprendes – me dijo Leah desde el asiento de adelante pasando la mano para atrás para darme fuerzas.

-¿Cuánto queda? – pregunte, hacía rato que habíamos aterrizado en el aeropuerto de Seattle y ahora íbamos en coche a Forks. Jacob iba en el volante con Leah de copiloto mientras yo estaba atrás con la cabeza de mi hijo en mi regazo, el dormía plácidamente y muy profundo en sus sueños.

-Ya estamos llegando – me dijo Leah - ¿Para donde vamos? – me pregunto.

-Al tanatorio, seguramente estén allí – dijo Jake. Yo asentí dándole la razón.

Por cierto me llamo Isabella Swan tengo veinti-ocho años y estoy casada, mi vida como mujer casada no era la que yo había soñado cuando era adolescente, y tampoco era la persona de mis sueños, pero no tenía más remedio que este. De ese matrimonio nació lo más importante de mi vida, mi pequeño Anthony tenía siete años y era demasiado listo para su edad, gracias a él me seguía levantando todas las mañanas. Leah y Jacob era mis eternos amigos, mi apoyo, mi ánimo y mi fuerza, les debía mucho por todo lo que me habían ayudado. Después de eso estaba mi familia de sangre, mi madre murió el día que me dio a luz y yo no pude conocerla, viví durante dieciocho años de mi vida con mi padre que era policía Charlie Swan y mis hermanos mayores. Emmett y Alice, ahora mismo Emmett debería tener treinta y un años y Alice los treinta. Yo era la pequeña la ingenua y la tonta. Tambien estaban los Cullen y los Hale. Habían sido amigos de la familia durante toda la vida, Esme y Carlisle que tenían como hijo biológico a Edward del que yo había estado enamorada desde pequeña y adoptaron hace años a Rose y Jasper Hale pues sus padres murieron en un accidente y como la madre de ellos era la hermana de Esme eran la única familia que les quedaba. Me fui de Forks dejando a todos ellos allí, sin explicarles el porqué de mi decisión, sin dar señal de vida durante todos estos años, y de no ser por el fallecimiento de mi padre, tampoco estaría ahora llegando allí.

-Ya estamos aquí – dijo Jake sacándome de mis pensamiento, en ese momento me di cuenta de que el coche estaba parando y que mi dos amigos me miraban.

-Pues a llegando en momento – dije con un suspiro.

-Entramos contigo – me dijo Leah saliendo ya del coche.

-No, esto es algo que tengo que hacer yo sola, vosotros os tenéis que quedar con Anthony – dije mirándolos.

-Está bien, pero si nos necesitas nos llamas – dijo Jake. Asentí respire hondo y salí del coche. Mis pasos fueron lentos e inseguros y podía sentir como mi corazón iba a mil.

-Bella – escuche a Leah, me gire y vi a Leah a solo unos pasos de mi – Bájate las mangas, se te ven los moratones – me dijo, me mire los brazos y los vi, las baje rápidamente y le sonreí dándole las gracias – Suerte – me dijo mientras me abrazaba. Ella volvió al coche y yo continúe mi camino. Cuando estuve dentro del tanatorio fui a la recepción.

-El funeral de Charlie Swan – le pregunte con un nudo en la garganta.

-El pasillo recto segunda puerta a la derecha – me dijo, asentí y continúe caminado lentamente. Al llegar frente a la puerta, respire hondo y entre con la mirada clavada en el suelo. Por un momento la levante y vi que todos en la sala me miraba fijamente, busque por toda la sala hasta que encontré a mis hermanos. Ambos me miraban con la boca y los ojos abiertos de la impresión.

-Hola – fueron las únicas palabras que fui capaz de pronunciar. Me di cuenta de quienes eran los que estaban junto a ellos eran los Cullen, y me tense.

-Bella… - escuche esa voz perfecta que hace años hacia que miles de mariposas revolotearan por mi estomago.

-¿Qué haces aquí? – pregunto mi hermano.

-Vengo al funeral de mi padre… - le conteste segura de mis palabras.

-¿Al funeral? Te fuiste sin decir nada, papá entro en depresión por tu culpa, no has dado señales de vida, no te has interesado por él en diez años, un cuando le operaron, ni cuando le dieron una medalla… nada y ahora estas aquí para verlo muerto. ¿Qué clase de hija eres? – me dijo Alice.

-No puedes juzgarme – le dije.

-¿Qué no puedo juzgarte?, ¿Qué no puedo? Tú no has estado aquí viendo como tu padre, dejaba de comer, no dormía y tampoco salía de casa porque su hija había desaparecido de la noche a la mañana… Tú no le has visto llorar cuando pensaba que nadie lo veía… culpándose de que había hecho algo mal para que tú te fuera… Claro que tengo derecho a juzgarte – Me dijo.

-Basta, estamos en el entierro de vuestro padre, a él no le gustaría que sus tres hijos estuvieran así – intervino Carlisle. Mis hermanos me echaron una última mirada de odio y se giraron. Yo adelante unos pasos para poder ver a mi padre. Cuando estuve frente al cristal donde yacía mi padre muerto, mis lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos y empezaron a derramarse sin parar.

-Siento mucho todo papá – dije con la mano apoyada en el cristal.

-De nada sirve que llores ahora – escuche a mi hermana por detrás. Me seque las lágrimas y encare a mi hermana.

-Tienes razón no sirve de nada que ahora llore por él, porque ya no puedo hacer nada para cambiar lo que hice… - dije mirándola a los ojos.

-Me alegro que lo sepas, porque él esta así por tu culpa… - dijo culpo.

-Alice, déjalo ya, Charlie no ha muerto por culpa de Bella. Había llegado su momento – dijo Jasper abrazándola.

-¡Mamá! – escuche la voz de mi hijo y como acto reflejo me gire, Anthony venia entrando corriendo hacía mi dirección y Jake y Leah detrás de él.

-Lo sentimos Bella, se ha despertado y quería estar contigo, no hemos podido retenerle ya sabes cómo es – me dijo Leah con una sonrisa triste. –Mamá, ¿Por qué lloras? – me pregunto mi hijo. Yo traje y mire nuevamente por el cristal.

-Ves ese hombre que está allí, es mi padre y se ha ido al cielo, por eso lloro, cielo – dije despeinando sus cabellos.

-¿El abuelo Charlie? – me pregunto mirando mis hijos.

-Si cariño, el abuelo Charlie – dije.

-Pues mamá no debes llorar. Ahora el abuelo estará en un lugar mejor y seguro que está feliz de que estemos aquí – dijo abrazándome.

-Claro que si mi vida. ¿Por qué no vas con Jake y Leah a que te compren algo para comer? – le dije sonriendo.

-Vale – dijo resignado. Arrastro los pies hasta llegar a mis amigos, quienes me miraron preguntado si todo estaba bien, asentí y desaparecieron por la puerta los tres.

-¿Tienes un hijo? – la preciosa voz de Edward me trajo a la realidad, mire a todos que me miraba sorprendidos.

-Sí, ¿Algún problema? – le pregunte.

-No, solo nos sorprende que una persona tan inestable como tú, allá podido criar a un niños – me dijo Rosalie.

-Ya me he cansado. No sabéis nada de mí, no habléis de lo que no entendéis – les dije mirándoles.

-Entiendo que el corazón que tenias, la buena persona que era. Esa Bella ha dejado de existir para convertirse en la persona que tengo ahora delante de mis ojos – dijo mi hermano – Al menos nos hemos ahorrado el detective para que te busque para leer el testamento… - dijo con odio – Espero que no te quedes mucho tiempo.

-No te preocupes, ni siquiera me interesa lo que pueda decir el testamento, en el caso de que allá algo para mí, es todo vuestro. Yo me voy ya – dije

-¿Qué? – Escuche por primera vez a Esme – No te puedes ir ya. Quédate unos días – me dijo.

-No puedo, tengo que volver antes de que mi marido llegue del viaje – le dije.

-¿Por qué no has venido con él? – pregunto Edward.

-No le gustan los sitios fríos…

-A ti tampoco, si no recuerdo bien, y estas aquí – me dijo.

-Yo vengo a ver a mi padre – le dije.

-Aquel que abandonaste sin decir nada… - susurro mi hermano.

-Bella – me llamo Leah entrando y poniéndose a mi lado - ¿Nos vamos a quedar unos días? – me pregunto.

-Por favor Bella – me dijo Esme con una sonrisa.

-Supongo que sí, hasta que se lea el testamento – dije.

-¿Tienes donde quedaros? – me pregunto Jake.

-Yo…

-Sí, se vendrán a nuestra casa – dijo Esme abrazándome. Mi amiga frunció el ceño, yo asentí y se relajo.

-Está bien, entonces nosotros nos quedaremos en casa de mi madre en la Push. Nos vamos ya para allí, ¿Necesitas algo ahora? – me pregunto dándome un abrazo.

-No, tranquila. Estaremos bien – dije cogiendo a mis hijos

-Sabes que cualquier cosa, nos llamas – me aseguro al oído.

-Siempre – le dije sonriendo. Mis amigos se fueron y me dejaron allí, acerque mi hijo a mi cuerpo abrazándolo.

-¿Habéis venido en coche? – pregunto Carlisle.

-No, veníamos con Jacob, yo no tengo – dije.

-Pues entonces vámonos, que seguro que queréis descansar – dijo Esme – Por cierto, ¿Cómo se llama? – pregunto mirando a mi hijo.

-Me llamo Anthony – se adelanto el aludido.

-Vaya yo también me llamo así – le dijo Edward.

-¿Sí? – pregunto mi hijo ilusionado.

-Claro, Edward Anthony Cullen – le dije con una sonrisa.

-Yo Anthony Smith – dijo con una sonrisa.

-Vamos Bella, que tenemos que prepararos una habitación – dijo Esme – ¿Vendréis más tarde? – pregunto mirando a mis hermanos y los Hale.

-No creo que… - dijo Alice.

-Alice, recuerda lo que dijo tu padre – dijo Carlisle. Yo lo mire con el ceño fruncido.

-Charlie les pidió que no lloraran cuando muriera, que él se iba feliz porque estaría con vuestra madre. Y que quería que lo celebrarais – dijo sonriendo.

-no creo que sea el momento – dijo Emmett.

-No, es el mejor momento, porque esta Bella aquí y a él le gustaría veros juntos – dijo Esme. Vi las intenciones de Emmett de contestarle, pero mi móvil comenzó a sonar, lo saque de mi bolsillo y al ver de quien se trataba todos los músculos de mis huesos se tensaron. Respire hondo y lo cogí.

-¿Dónde estás?, ¿Por qué cojones no estás en casa?, ¿Estas con otro hombre?, ¡Qué me respondas! – me grito mi marido

-Mi padre a fallecido y he venido con el niño al velatorio – le dije con temor.

-Me da igual tu padre, te quiero a ti y al niño en casa mañana, porque si no respondo de mis actos, te lo juro Isabella. Pagaras las consecuencias, y si tardas más el niño también – me dijo.

-¡No! – dije tirándome al suelo, pero ya me había colgado.

BUENAS!

SE ME HA PASADO ESTA PEQUEÑA IDEA POR LA CABEZA COMO NUEVO FIC PARA CUANDO ACABE EL QUE ESTOY ESCRIBIENDO AHORA "Una sonrisa no siempre es felicidad" ESPERO QUE OS GUSTE, Y SI ES ASÍ ME ENCANTARA SEGUIRLA, PERO SIEMPRE DEPENDE DE VOSOTRAS.

UNBESOO A TODAS Y ESPERO QUE OS GUSTE.