Capítulo 1: El ascenso del Señor Oscuro

Harry tenía su varita alzada, miraba con cautela a su alrededor. Se encontró con que estaba en una pequeña habitación que tenía sillones frente a una chimenea. Parpadeo un par de veces y no estaba seguro cómo podría haber llegado allí. Un segundo antes estaba hablando con sus amigos; Ginny le había estado diciendo que no podría ser poseído por Voldemort (lo que lo hizo sentir más tranquilo) y al segundo siguiente estaba allí, en esa sala acogedora.

Hubo un destello azul, y apunto con su varita instintivamente. Él no bajo su varita a pesar que la persona que había aparecido se veía exactamente como su mejor amigo.

—¿Quién eres tú? —dijo

—¿Qué clase de pregunta es esa, Harry? —le contesto, sonando molesto—¿Dónde estamos? Te desapareciste de nosotros, no tienes idea del pánico que sufrió Hermione. ¡Merlín, ella debe estar angustiada!

—Sí, supongo—dijo Harry, bajando su varita al saber que era su mejor amigo—Y no tengo ni idea donde estamos…

Otra luz brilló, interrumpiéndolo, cuando la luz desapareció su mejor amiga se paró frente a ellos.

—¡Ron! ¡Harry! ¿Dónde estamos? ¿Tiene alguna idea de lo que está pasando?—dijo rápidamente

—Hermione, ha pasado menos de un minuto ¿Cómo podría saber algo?— dijo Harry rodando sus ojos.

—No sé—dijo Hermione, mirando la habitación sospechosamente—Pero esto no puede ser algo bueno. Podría ser…

Otro flash y una chica con el cabello rojo flameante apareció

—Bueno, esto es simplemente genial—Ironizo.

—Dímelo a mí, Gin—gruño Ron

La luz intermitente siguió llegando cada treinta segundos más o menos hasta que la sala se llenó de gente. Empezando con Fred y seguido por George, Sirius, Remus, Tonks, Molly, Arthur - que aterrizó en el sofá y se estremeció un poco pero aparte de eso se encontraba bien. Después de Dumbledore llegaron McGonagall y Snape (varias personas se sintieron mal cuando llego Snape incluyéndolo a el mismo). Las cosas se pusieron peor cuando llegó la última persona: Draco Malfoy.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Ron al chico rubio

—¿Cómo puedo saberlo, comadreja? —Debatió Draco—Me trajeron aquí al igual que el resto de ustedes, supongo

—De hecho, debemos de aceptar que hay una razón por la cual el Sr. Malfoy se encuentra aquí así como de seguro hay una razón por la cual nosotros también estamos aquí— dijo Dumbledore, dando al rubio una mirada examinadora y casi llena de esperanza.

—¿alguien me puede decir que coño está pasando aquí? —preguntó Sirius con impaciencia.

—Parece que estamos completos—observó Remus—creo que podemos hablar ahora.

—Pero... —McGonagall comenzó a hablar, pero antes de que ella podría decir nada más otro flash llegó.

Una luz dorada, diferente a las azules que los había traído los ilumino, cuando la luz desapareció notaron que había un libro y una nota en su lugar.

—¿Qué es? —pregunto Ron.

—¡Oh, sé que es esto! — dijo Fred.

—¡Es un libro!—dijo George.

—No te olvides de la nota— agregó Fred.

— ¡Ay Ronnie!, no puedo creer que no sepas que es un libro y una nota—sonrió George.

—¡Cállate!—exclamo Ron.

Queridos: Harry, Ron, Hermione, Ginny, Fred, George, Sirius, Remus, Tonks, Molly, Arthur (siento la caída pero realmente los quería aquí), Dumbledore, McGonagall, Snape y Draco; leyó Sirius.

—¡Merlín! es una larga introducción, Creo que debería decir "querido todos"

—Sólo sigue leyendo Sirius—dijo Remus.

—Bueno—dijo Sirius y siguió leyendo

Los he traído a todos aquí para que lean este libro. Se trata de su futuro. Se los he traído a ustedes con la esperanza de que puedan cambiar las cosas para mejor. Sé que es peligroso intentar cambiar el futuro, más aún porque el futuro ya es un lugar relativamente bueno.

Sin embargo, muchas cosas terribles van a suceder en los próximos dos años. Mucha gente buena va a perder sus vidas -muchos de ustedes-, y sólo quiero darles la opción de cambiar las cosas.

Si creen que vale la pena conservar el futuro tal y como esta, pueden optar por olvidar esta sala y todo lo que va a pasar aquí. Sin embargo, si deciden hacer una diferencia leyendo este libro. Espero que, con ese conocimiento, pudieran hacer un futuro mejor.

Mucha suerte

TRL

—¿Quién es TRL? —pregunto Sirius en voz alta.

—No creo conocer a alguien con esas iniciales para que nos enviaría algo como esto—dijo Dumbledore pensativo—Ahora, si tenemos en cuenta que este libro es posiblemente del futuro, es probable que el escritor también sea del futuro.

—bien—Sirius estuvo de acuerdo—creo que deberíamos leer el libro

—Tienes razón, no veo cómo que podría afectar—dijo Remus razonando.

—Entonces no ve muy bien—dijo Draco con desdén—No entiendo por qué estoy aquí, y definitivamente no entiendo por qué tengo que leer un libro con alguno de ustedes.

—Al parecer, TRL piensa que ganaríamos algo con la lectura de este libro—dijo McGonagall, mirándolo con detenimiento—Y estoy de acuerdo con Remus— Hay que leer el libro

—Gracias, Minerva—dijo Remus con una ligera sonrisa.

—La acabas de llamar Minerva—le susurró Sirius a su amigo, mirándolo sorprendido.

—Sirius, sabes que yo era profesor hace dos años—Remus rodó sus ojos—Minerva era mi compañero

—Sigue siendo extraño—dijo Sirius.

—Bueno, si vamos a leer, entonces deberíamos seguir adelante con ello— habló secamente Snape.

—Muy bien—dijo Dumbledore. Él estaba un poco preocupado de leer el libro, pues no sabía lo que podría revelar sus páginas—¿Quién quiere leer primero?

—yo…— dijeron a la vez Remus y Hermione

—Oh, usted primero… Pro- er, señor - er ... Remus—balbuceó Hermione, no muy segura de cómo llamarlo pues había dejado en claro que no quería ser llamado profesor Lupin ya que él ya no era su profesor.

—Mejor llámalo Lunático— dijo Sirius poniendo su brazo sobre el hombro de Remus.

—¿Lunático?— dijeron los gemelos, al mismo tiempo.

—¿tú crees que…?—dijo Fred mirando a George, que tenían idénticas expresiones atónitas.

—¡No puede ser!— dijo George y luego ambos giraron la cabeza para mirar a Harry, que se debatía entre estar divertido y nervioso.

—Les hable de ello, ¿no?—Preguntó Harry, oprimiendo una sonrisa algo que Ron estaba encontrando mucho más difícil, ya que se reía a carcajadas.

—¿Quieres decir que él es Lunático?—preguntó Fred, mirando a Remus, que ya se estaba apretando el puente de la nariz. Sirius estaba de pie junto a él, sonriendo como un idiota.

—¿Hablas en serio? ¿Eres realmente Lunático? —preguntó George mirándolo asombrado.

—No, Sirius no es lunático—dijo Ron riendo—Sirius es Canuto y Remus es Lunático

—¡Canuto!—dijeron los gemelos entre sí.

—¡Merlín! ¡Llegamos a conocer a dos de los Merodeadores! —exclamó Fred.

—¡Ustedes son los mejores!—dijo George.

—¡Usted nos ha enseñado tanto!— dijo Fred.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Molly bruscamente, con los ojos entornados hacia Remus y Sirius.

La sonrisa de Sirius titubeó un poco y Remus suspiró.

—Pues que lunático era el mejor maestro que hemos tenido, y realmente aprendí mucho de él—dijo George, tratando de encubrir a uno de sus ídolos.

Molly entrecerró más los ojos ante la débil excusa de su hijo.

—Creo que deberíamos empezar a leer—dijo Hermione a la vez que Fred preguntó con ansiedad:—¿Quiénes son los otros dos merodeadores?

—Mi padre es uno—le respondió Harry a los gemelos, aunque en realidad debería haber dichofue— Fue Cornamenta.

—Cool, creo que fue una suerte que…— comenzó George, pero se detuvo justo a tiempo.

—¿Y el último?—le preguntó Fred, cambiando de tema.

—¡Es una rata!—grito Sirius, y su rostro se oscureció.

—¡Oh!—dijo Fred. Todos en la sala habían oído hablar de lo que Peter Pettigrew había hecho, desde la conspiración contra Sirius hasta la muerte Cedric, Fred podría decir que por la expresión de Sirius de que era de Peter de quien se hablaba.

—Creo que deberías leer, Hermione— corto Remus—Y si te gusta, puedes llamarme Lunático

—Creo que me quedo con Remus, si no te importa—le sonrió Hermione.

—Como gustes—sonrió Remus a su vez.

Hermione tomó el libro y dijo: "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte".

—Yo sabía que no tenía ganas de leer este estúpido libro — se quejó Draco y Snape parecía estar de acuerdo con él por completo.

Sin embargo, ante el título, los ojos de Dumbledore se ampliaron por una fracción de segundo antes de que él mismo se controlara. No esperaba esto, bajó la mirada hacia su varita, preguntándose qué papel jugaría en el libro... preguntándose lo que eso significaba para él.

—Cállate, Malfoy— dijo Ron con los dientes apretados. Deseando seriamente que el chico rubio no estuviera allí.

Hermione apenas puso los ojos antes de leer el título del capítulo, "El ascenso del Señor Oscuro"

—¡Qué manera de empezar el libro!—dijo George.

—Sí, pensé que íbamos a leer sobre un tonto escuálido—dijo Fred sonriendo a Harry.

—Cállate— Dijo Harry haciendo una mueca.

En un estrecho sendero bañado por la luna, dos hombres aparecieron de la nada a escasos metros de distancia. Permanecieron inmóviles un instante, apuntándose mutuamente al pecho con sus respectivas varitas mágicas, hasta reconocerse. Entonces las guardaron bajo las capas y echaron a andar a buen paso en la misma dirección.

—Suena a mortífagos para mí—dijo Sirius.

—no puedes asegurarlo—dijo Remus razonable—aunque, dado el título del capítulo, quizás estés en lo cierto.

-¿Buenas noticias? - pregunto el de mayor estatura.

-Excelentes - replico Severus Snape.

—Definitivamente mortífagos—dijo Sirius, mirando fijamente a Snape.

—Sirius— dijo Dumbledore en un tono uniforme, que sin embargo parecía afectar a Sirius.

El lado izquierdo del sendero estaba bordeado por unas zarzas silvestres no muy crecidas, y el derecho, por un seto alto y muy cuidado. Al caminar, los dos hombres hacían ondear las largas capas alrededor de los tobillos.

- Temía llegar tarde - dijo Yaxley,

—Sí, definitivamente mortífagos—dijo Remus.

cuyas burdas facciones dejaban de verse a intervalos cuando las ramas de los árboles tapaban la luz de la luna -. Resultó un poco más complicado de lo que esperaba, pero confío en que él estará satisfecho. Pareces convencido de que te recibirá bien, ¿no?

Snape asintió, pero no dio explicaciones. Torcieron a la derecha y tomaron un ancho camino que partía del sendero. El alto seto describía también una curva y se prolongaba al otro lado de la impresionante verja de hierro forjado que cerraba el paso. Ninguno de los dos individuos se detuvo; sin mediar palabra, ambos alzaron el brazo izquierdo, como si saludaran, y atravesaron la verja igual que si las oscuras barras metálicas fueran de humo.

—¿Cómo hiciste eso? — Remus le preguntó.

—No sé—dijo Snape—No es algo que hemos utilizado todavía

El seto de tejo amortiguaba el sonido de los pasos. De pronto, se oyó un susurro a la derecha; Yaxley volvió a sacar la varita mágica y apunto hacia allí por encima de la cabeza de su acompañante, pero el origen del ruido no era más que un pavo real completamente blanco

—Oh— parpadeó Malfoy, sorprendido.

—¿Qué? —Preguntó Ron, levantando una ceja sarcástico.

—Creo que esta es la casa del señor Malfoy—dijo Dumbledore.

—Sí, lo es— dijo Malfoy, que no parecía muy contento en este momento. No ayudó a que varias personas en la habitación lo miraran.

que se paseaba ufano por encima del seto.

—Todavía me pregunto por qué James no se convirtió en un pavo real—murmuró Sirius a Remus, que no se hacía problemas para reír a carcajadas.

—podría decirte lo mismo—señaló Remus, pero Sirius sonrió a eso.

-Lucius siempre ha sido un engreído. ¡Bah, pavos reales! - Yaxley se guardó la varita bajo la capa y soltó un resoplido de desdén.

—Realmente no—dijo Draco—Siempre me pregunte por qué los compra.

—Él es un anormal— dijo Sirius.

Draco puso los ojos, pero no dijo nada.

Una magnifica mansión surgió de la oscuridad al final del camino; había luz en las ventanas de cristal emplomados de la planta baja. En algún punto del oscuro jardín que se extendía más allá del seto borboteaba una fuente. Snape y Yaxley, cuyos pasos hacían crujir la grava, se acercaron presurosos a la puerta de entrada, que se abrió hacia dentro, aunque no se vio que nadie la abriera.

—Elfos domésticos estoy seguro—dijo Sirius.

—Sí— confirmó Draco.

—¿Todavía hay un elfo doméstico? —preguntó Harry.

—Tenemos más en la casa que un elfo, Potter—dijo Draco fríamente, como si la pregunta de Harry lo hubiera insultado—¿Y qué clase de pregunta es esa de todos modos?

—Es que como libere a Dobby no sabía… —Harry iba diciendo

—¡que tú liberaste al elfo!—Draco dijo incrédulo— ¡mi padre dijo que dejarlo en libertad era un capricho de la naturaleza! Siempre hablando de lo que los elfos debería hacer y no hacer. Dijo que era una vergüenza...

—Pero no tanto como la deshonra de que un elfo doméstico vaya por un niño de doce años de edad, estoy seguro— sonrió Ron.

Draco se encogió de hombros

—No es realmente importante ¿A quién le importa si un elfo falta?

Hermione estaba echando humo durante toda esta conversación, pero ella no dijo nada. No tendría sentido decir nada sobre los derechos de los elfos a Malfoy.

El amplio vestíbulo, débilmente iluminado, estaba decorado con suntuosidad y una espléndida alfombra cubría la mayor parte del suelo de piedra. La mirada de los pálidos personajes de los retratos que colgaban de las paredes siguió a los dos hombres, que andaban a grandes zancadas. Por fin, se detuvieron ante una maciza puerta de madera, titubearon un instante y, acto seguido, Snape hizo girar la manija de bronce.

El salón se hallaba repleto de la gente sentada alrededor de una larga y ornamentada mesa. Todos guardaban silencio. Los muebles de la estancia estaban arrinconados de cualquier manera contra las paredes, y la única fuente de luz era el gran fuego que ardía en la chimenea, bajo una elegante repisa de mármol coronado con un espejo de marco dorado. Snape y Yaxley vacilaron un momento en el umbral. Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, alzaron la vista para observar el elemento más extraño de la escena: una figura humana, al parecer inconsciente, colgaba cabeza abajo sobre la mesa y giraba despacio, como si pendiera de una cuerda invisible,

—Eso es nauseabundo— dijo Ginny, con aspecto pálido.

Las personas mayores en la sala comprendieron que esta persona, quienquiera que fuese, no iba a salir de la habitación con vida. Todos agacharon la cabeza.

reflejándose en el espejo y en la desnuda y pulida mesa.

Ninguna de las personas sentadas bajo esa singular figura le prestaba atención, excepto un joven pálido, situado casi debajo de ella, que parecía incapaz de mirarla cada poco.

Todo el mundo miró a Draco.

—Es mi casa, por supuesto me gustaría estar allí.

—No es tan simple como eso— murmuró Severus y miro a Dumbledore, parecía que el joven Malfoy iba a ser un mortífago en un futuro cercano.

-Yaxley, Snape - dijo una voz potente y clara desde la cabecera de la mesa -, casi llegáis tarde.

—¡Ay no, casi tarde!— dijo Sirius sarcásticamente—¿Cómo te atreves a hacer eso?

—Esto no es cosa de broma, Black— dijo Severus, un poco pálido por su pensamiento.

—Ni siquiera puedes llegar casi tarde— se burló Sirius—Eso es ridículo

Quien había hablado se sentaba justo enfrente de la chimenea, de modo que al principio los recién llegados sólo apreciaran su silueta. Sin embargo, al acercarse un poco más distinguieron su rostro en la penumbra, un rostro liso y sin una pizca de vello, serpentino, con dos rendijas a modo de orificios nasales y ojos rojos y refulgentes de pupilas verticales; su palidez era tan acusada que parecía emitir un resplandor nacarado.

—es un tío atractivo—bromeó Fred.

—Sí, me gustaría verme igual de bien—dijo George.

—¿De qué estás hablando? —Fred sonrió—Te pareces a mí. Y yo soy perfecto

- Aquí, Severus - dijo Voldemort señalando el asiento que tenía a su derecha

—¡Eres su mano derecha!— Sirius exclamó asombrado.

—yo... yo. .. — Dijo Severus aturdido

—Supongo que no es así—dijo Remus—Me pregunto qué hiciste para conseguir eso

—Sea lo que sea, tendría que ser importante—dijo Dumbledore pensativo. Él sabía que Voldemort confianza Severus, pero nunca esperaba que fuera tanto.

- Yaxley, al lado de Dolohov.

La expresión de Molly se ensombreció ante la mención del hombre que mató a sus hermanos. Pero era peor que eso, algo no iba bien, si él estaba allí. —Él debe estar en Azkaban! —exclamó.

—Sí, debería estar ahí—dijo Dumbledore—Parece que en algún momento, habrá una fuga

Los aludidos ocuparon los asientos asignados. La mayoría de los presentes siguió la mirada a Snape, y Voldemort se dirigió a él en primer lugar.

- ¿Y bien?

- Mi señor, la Orden del Fénix planea sacar a Harry Potter de su actual refugio el próximo sábado al anochecer.

Los ojos de todos se dirigieron a Severus, que los miró con frialdad.

—Severus es un espía de la Orden— dijo Dumbledore a la sala en general—Un espía del que se sabe que es cercano a mí y para mantener su posición como un secreto, a menudo tiene que dar información de ese tipo. Sin embargo, si esto es cierto, podemos estar seguros que la información que está dando es el menor de todos los males que tiene por escoger

—Eso no suena estúpido en absoluto— dijo Sirius sarcásticamente—Dar información al otro bando es una idea fantástica.

—Y es por eso que tú nunca serías un buen espía, Black, tienes una mente limitada—se mofó Severus—Tu imaginación es tan poca

—Te sorprenderías de la imaginación que tengo— Dijo Sirius fulminándolo con la mirada

—Cálmense— dijo Dumbledore con firmeza y los dos hombres de pelo negro siguieron fulminándose con la mirada, pero no dijeron nada más.

El interés de los reunidos se incrementó notoriamente: unos se pusieron en tensión, otros se rebulleron inquietos en el asiento, y todos miraron alternativamente a Snape y Voldemort…

- Con que el sábado… al anochecer - repitió Voldemort. Sus ojos rojos se clavaron en los de Snape, negros, con tal vehemencia que algunos de los presentes desviaron la vista, tal vez temiendo que también a ellos los abrasara su ferocidad.

No obstante, Snape le sostuvo la mirada sin perder la calma y, pasados unos instantes, la boca sin labios de Voldemort esbozó algo parecido a una sonrisa.

-Bien. Muy bien. Y esa información procede…

-De esa fuente de la que ya hemos hablado - respondió Snape.

—¿Qué fuente? —le preguntó Fred

Severus se encogió de hombros, como si fuera poco importante.

-Mi señor… - Yaxley, sentado al otro extremo de la mesa, se inclinó un poco para mirar a Voldemort y Snape. Todas las caras se volvieron hacia él -. Mi señor, yo he oído otra cosa - dijo, y callo, pero en vista de que Voldemort no respondía, añadió -: A Dewlish, el auror, se le escapó que Potter no será trasladado hasta el día treinta, es decir, la noche antes de que el chico cumpla diecisiete años.

—Hm, así que es un año y medio a partir de ahora—murmuró Hermione antes de que reanudara la lectura.

Snape sonrió y comento:

-Mi fuente ya me advirtió que planeaba dar una pista falsa; debe de ser esa. No cabe duda de que a Dawlish le han hecho un encantamiento confundus. No sería la primera vez; todos sabemos que es muy vulnerable.

—Justo la calidad que quiero en un Auror—gruñó Sirius.

- Os aseguro, mi señor, que Dawlish parecía muy convencido - insistió Yaxley- Si le han hecho un encantamiento confundus, es lógico que así sea - razonó Snape -. Te aseguro, Yaxley, que la Oficina de Aurores no volverá a participar en la protección de Harry Potter. La Orden cree que nos hemos infiltrado en el ministerio.

—Eso no es bueno— dijo McGonagall. Ella había tratado de guardar silencio, porque no quería interrumpir, pero esto era tan malo como para que ella comente—Parece que las cosas sólo van a empeorar

—Eso es cierto, sin embargo, si el ministro está tratando de desempeñar un papel en la protección de Harry, está claro que ya no se niega que Voldemort ha regresado—dijo Dumbledore y McGonagall, Severus, Draco, y todos los Weasley se estremecieron cuando dijo el nombre de Voldemort.

—Pensé que también te estremecerías— dijo Harry a Tonks.

—Nah. No hay ninguna razón para tenerle miedo a un nombre— Tonks se encogió de hombros—Además, creo que Sirius se habría molestado si lo hiciera

—En eso tienes razón. Yo te hubiera rechazado si te estremecías—bromeó Sirius.

—Habla el tipo que está en fuga por ser un asesino de masas— dijo Tonks rodando sus ojos —Además, yo estoy acostumbrada a ser repudiada por tu familia. ¿Qué diferencia habría?

—Bien entonces, de alguna manera lograremos que vuelvas a ser relacionada con la familia de este pequeño tonto — dijo Sirius, moviendo la cabeza hacia Draco.

—¿De qué están hablando? — Preguntó Draco, mirándolos confundido.

—Eh... no sabes quién soy, ¿verdad? —Tonks suspiró.

—No—dijo Draco con indiferencia—Nunca dijiste tu nombre

—Yo soy... —Tonks se detuvo, pues a ella nunca le gustó su nombre.

—Nymphadora Tonks— dijo Sirius riéndose mientras Tonks lo fulminaba con la mirada.

Draco miró como diciendo, ¿y que eso significan algo para mí porque...?

—Mi madre es Andrómeda—dijo Tonks—Solía ser Andrómeda Black...

—Oh—dijo Draco, que había oído el nombre una o dos veces. Eso significaría que esa mujer con el pelo raro y conducta hiperactiva en realidad era su prima—bien

—Bueno, no sé lo que me esperaba, pero supongo que esto no está mal— se rió Tonks.

- En eso la Orden no se equivoca, ¿no? - intervino un individuo rechoncho sentado a escasa distancia de Yaxley, soltó una risa espasmódica y algunos lo imitaron.

Pero Voldemort no rió; dejaba vagar la mirada por el cuerpo que giraba lentamente suspendido encima de la mesa, al parecer absorto en sus pensamientos.

- Mi señor - continuo Yaxley - Dawlish cree que utilizaran un destacamento completo de aurores para trasladar al chico…

El señor Tenebroso levantó una mano grande y blanca; el hombre enmudeció al instante y lo miró con resentimiento, mientras escuchaba cómo le dirigía de nuevo la palabra a Snape:

-¿Dónde piensan esconder al chico?

- En casa de un miembro de la Orden - contestó Snape -. Según nuestra fuente, le han dado a ese lugar toda la protección que la Orden y el ministerio pueden proporcionar. Creo que una vez que lo lleven allí habrá pocas probabilidades de atraparlo, mi señor-a menos, por supuesto que el ministerio haya caído antes del próximo sábado, lo cual nos permitiría descubrir y deshacer suficientes sortilegios para burlar las protecciones que resten.

—El Ministerio ha caído... ¿realmente esta tan cerca de hacerlo? —McGonagall preguntó, sorprendida—Albus, ¡esto es muy malo!

—Es verdad—dijo Dumbledore gravemente.

- ¿Qué opinas, Yaxley? - Preguntó Voldemort mientras el fuego de la chimenea se reflejaba de una manera extraña en sus encarnados ojos -. ¿Habrá caído el ministerio antes del próximo sábado?

Una vez más, todas las cabezas se volvieron hacia Yaxley, que se enderezó y replico:

-Mi señor, tengo buenas noticias a ese respecto. Con grandes dificultades y tras ímprobos esfuerzos, he conseguido hacerle una maldición imperius a Pius Thicknesse.

Los que se hallaban cerca de Yaxley se mostraron impresionados, y su vecino Dolohov - un hombre de cara alargada y deforme -, le dio una palmada en la espalda.

- Algo es algo - concedió Voldemort -. Pero no podemos basar todos nuestros planes en una sola persona; Scrimgeour debe estar rodeado por los nuestros antes de que yo entre en acción. Si fracasara en mi intento de acabar con la vida del ministro, me retrasaría mucho.

—Así que, Scrimgeour será ministro—dijo Dumbledore pensativo.

—¿Él lo hará mejor que Fudge? —Preguntó Harry esperanzado pues no le tenía aprecio al actual Ministro.

—Sin duda será un ministro diferente— dijo Dumbledore—mas no sé si " mejor " es la palabra correcta.

-Sí, mi señor, tenéis razón. Pero Thicknesse, como jefe del Departamento de Seguridad Mágica, mantiene contactos regulares no sólo son el ministro, sino también con los jefes de todos los departamentos del ministerio. Ahora que tenemos controlado a un funcionario de tan alta jerarquía, creo que será fácil someter a los demás, y entonces trabajaran todos juntos para acabar con Scrimgeour.

—Es un buen plan— Dumbledore suspiró, sabiendo que es probable que funcionaría y que sería un gran golpe al lado de la orden

-Siempre que no descubran a nuestro amigo Thicknesse antes de que él haya convertido a los restantes - puntualizó Voldemort - En todo caso, sigue siendo poco probable que me haya hecho con el ministerio antes del próximo sábado. Si no es posible capturar al chico una vez que haya llegado a su destino, tendremos que hacerlo durante su traslado.

-En eso jugamos una ventaja, mi señor - afirmo Yaxley, que parecía decidido a obtener cierta aprobación por parte de Voldemort -

—Nunca he entendido que—Harry sacudió la cabeza—¿realmente vale la pena pasar dificultades por su aprobación?

—Esa es una pregunta interesante—dijo Dumbledore—Supongo que desde su punto de vista, si tienen su aprobación más poder representan

—Todavía no lo entiendo—dijo Harry—Pero creo que todos sabemos que yo no sería un buen mortífago

, puesto que tenemos a algunos hombres infiltrados en el Departamento de Transportes Mágicos. Si Potter se aparece o utiliza la Red Flu, lo sabremos de inmediato.

—No me gusta cómo suena eso—dijo Remus.

—a mí tampoco— coincidió Dumbledore.

-No hará ninguna de esas cosas - tercio Snape -

—¡Cierra la boca de una puta vez! — gruñó Sirius y Severus lo miró fríamente

—Es la respuesta obvia del problema— dijo Dumbledore —se vería insensato y lo más importante, se vería incompetente al no decirlo

—¿Y eso es más importante que la seguridad de Harry? —Sirius quería gritar, pero ni siquiera en ese estado se atrevía a levantarle la voz a Dumbledore.

—jamás me permitiría decir eso Sirius— dijo Dumbledore con calma pero con una mirada de fuego en sus ojos. Sirius se estremeció, pero no bajo la cabeza—Yo sólo quería decir que él no debe tener más remedio que decirle esto a Voldemort además creo que hay un plan que han ideado para que Harry se librara de todo esto

—Está bien—dijo Sirius con calma, pero estaba claro que estaba molesto aún con Severus

La Orden evitara cualquier forma de transporte controlada o regulada por el ministerio; desconfían de todo lo que tenga que ver con la institución.

-Mucho mejor - repuso Voldemort -. Porque tendrá que salir a campo abierto, y así será más fácil atraparlo. - Miró otra vez el cuerpo que giraba con lentitud y continuó-: Me ocupare personalmente del chico. Ya se han cometido demasiados errores en lo que refiere a Harry Potter,

—Me pregunto si lo dice porque algo más ha pasado— reflexionó Harry y todos los demás, a excepción de Severus y Draco, se estremecieron (a Dumbledore, no le gustaba escuchar esta noticia).

y algunos han sido míos. El hecho de que Potter siga con vida se debe más a mis fallos que a sus aciertos.

—Eso es cierto— coincidió Harry.

—Creo que encontrarás que no es así, Harry—dijo Dumbledore—Aunque, es una buena idea que él piensa que es así

—Sí, de esa manera seguirá subestimándote— dijo Sirius, tratando de sonar optimista

Todos lo miraron con aprensión; a juzgar por la expresión de sus rostros, temían que se los pudiera culpar que Harry Potter siguiera existiendo.

Sin embargo, Voldemort parecía hablar consigo mismo, sin recriminar nada a nadie, mientras continuaba contemplando el cuerpo inconsciente que colgaba sobre la mesa.

- He sido poco cuidadoso, y por eso la suerte y el azar han frustrado mis excelentes planes. Pero ahora sé qué he de hacer; ahora entiendo cosas que antes no entendía. Debo ser yo quien mate a Harry Potter, y lo haré.

Y te equivocas otra vez Tom—pensó Dumbledore—estás jugando con una profecía que nunca comprendiste. Dando a Harry más protección contra ti

—Eso no es bueno—dijo Sirius.

—Eso depende de cómo se mire— dijo Tonks.

—¿Cómo podría ser bueno que Voldemort quiera matar a Harry? — Sirius la fulmino con la mirada

—No hablo de eso—Tonks no se inmuto, pues ella estaba mirando de nuevo a Sirius— hablo del hecho de que los mortífagos no están autorizados a matarlo

Sirius se sonrojó

—Buen punto—dijo

En cuanto hubo pronunciado estas palabras y como en respuesta a ellas, se oyó un gemido desgarrador, un terrible y prolongadísimo alarido de angustia y dolor. Asustados, muchos de los presentes miraron el suelo, porque el sonido parecía provenir de debajo de sus pies.

-Colagusano -

Los ojos de Sirius y Remus se oscurecieron con la sola mención de su antiguo amigo, pero no dijeron nada. Siguiendo su ejemplo, Harry y Ron tampoco dijeron nada, a pesar de que parecían explotar del coraje que sentían

dijo Voldemort sin mudar el tono serio y sereno y sin apartar la vista del cuerpo que giraba -, ¿no te he pedido que mantengas callado a nuestro prisionero?

-Sí, m…mi señor - respondió resollando un individuo bajito situado hacia la mitad de la mesa; estaba tan hundido en su silla que, a primera vista, ésta parecía desocupada. Se levantó del asiento y salió a toda prisa de la sala, dejando tras de sí un extraño resplandor plateado.

—Asquerosa rata, nos traiciono para ser su estúpido siervo— murmuró Sirius sombríamente.

-Cómo iba diciendo - prosiguió el Señor Tenebroso, y escudriño los tensos semblantes de sus seguidores -, ahora lo entiendo todo mucho mejor. Ahora sé, por ejemplo, que para matar a Potter necesitare que alguno de vosotros me preste su varita mágica.

Las caras de los reunidos reflejaron sorpresa; era como si acabara de anunciar que deseaba que alguno de ellos le prestara un brazo.

—No, es mucho peor que eso— dijo Severus—Significaría que no sólo están indefensos, sino también que no tendrían ningún uso para el Señor Oscuro y a nadie le gustaría estar en esa posición

-¿No hay ningún voluntario? Veamos… Lucius, no sé para qué necesitas ya una varita mágica.

Draco palideció al igual que los chicos Weasley y Harry rió disimuladamente. Esto no ayudó en absoluto a la explicación anterior que Severus dijo.

—¿Qué pasó? —Draco era incapaz de parar de preguntar. No sabía lo que estaba pasando con Voldemort, pero sabía que su padre estaba en buenos términos con él, por lo menos sabía que su padre no se despidió de esta manera.

—No sé—dijo Severus, tratando de darle una mirada de disculpa, que sólo el Slytherin podía leer.

Lucius Malfoy levantó la cabeza. Tenía los ojos hundidos y con ojeras, y el resplandor de la chimenea daba un tono amarillento y aspecto céreo a su cutis. Cuando habló, lo hizo con voz ronca:

—¿Qué paso? —Draco volvió a preguntar más preocupado que antes.

—Me suena a viejos tiempos —Sirius empezó a decir pero Tonks lo golpeó en el brazo. Él la miró fijamente, pero cuando habló otra vez lo hizo en un tono ligeramente más agradable—Tu padre estuvo en Azkaban

Los ojos de Draco se abrieron desmesuradamente por un segundo antes de que él controlara su expresión, no mostraría debilidad en una habitación llena de sus enemigos.

- ¡Mi señor!

- La varita, Lucius. Quiero tu varita.

- Yo…

Malfoy miró de soslayo a su esposa. Ella, casi tan pálida como él y con una larga melena rubia que le llegaba hasta la cintura, miraba al frente, pero por debajo de la mesa sus delgados dedos ciñeron ligeramente la muñeca de su esposo. A esa señal, Malfoy metió una mano bajo la túnica, sacó su varita mágica y se la entregó a Voldemort, que la sostuvo ante sus rojos ojos para examinarla con detenimiento.

Draco se estremeció por dentro con la descripción de su padre y la debilidad que mostraba.

-Dime, Lucius, ¿de qué es?

- De olmo, mi señor - susurro Malfoy.

- ¿Y el núcleo central?

-Dragón… nervio de corazón de dragón

- ¡Fantástico! - exclamó Voldemort. Sacó su varita y comparó la longitud de ambas.

Lucius Malfoy hizo un fugaz movimiento involuntario con el que dio la impresión de que esperaba recibir la varita de su amo a cambio de la suya.

—eso no es bueno— dijo Sirius, sonriendo.

—No, no lo es—estuvo de acuerdo Severus, palideciendo un poco.

A Voldemort no se le pasó por alto; abrió los ojos con malévola desmesura y cuestionó:

-¿Darte mi varita, Lucius? ¿Mi varita, precisamente? - algunos rieron por lo bajo -Te regalado la libertad, Lucius. ¿Acaso no tienes suficiente con eso? Sí… es cierto, me he fijado en qué últimamente ni tú ni tu familia parecéis felices… ¿Tal vez os desagrada mi presencia en vuestra casa, Lucius?

Los chicos Weasley se reían burlonamente de nuevo y Draco no mostraba signos externos que lo estaba molestando, pero por supuesto que sí lo estaba.

—Dejen de hacer eso— dijo Hermione, mirando a los Weasley.

—No… —Draco empezó a decir.

—Confía en mí, no quieres terminar la frase—dijo Harry firmemente, a sabiendas de que probablemente iba a decir algo en contra de Hermione. Si bien Harry se sintió mal por Malfoy, pues tener que oír hablar de la deshonra de tu familia frente a tus rivales no era algo agradable, no iba a permitir que Malfoy dijera algo malo sobre Hermione.

—¿Y qué te hace pensar que yo voy escuchar lo que tengas que decir, Potter? —dijo Draco con desprecio, pero si decidió tomar el consejo de Harry en serio, pues un comentario como los que solía decir no lo tomarían bien en la esta sala.

—Es suficiente, Malfoy, Potter—dijo McGonagall—Yo sé que no estamos en la escuela, pero no voy tolerar un comportamiento como éste

—Lo siento profesora—dijo Harry

—Ya sabemos por qué McGonagall está aquí —dijo Fred.

—Para las cosas no se salgan de control—se rió George

-¡No, mi señor! ¡En absoluto!

- Mientes, Lucius…

La voz de Voldemort siguió emitiendo un silbido incluso después de que su cruel boca hubiera acabado de mover los labios. Pero el sonido fue intensificándose poco a poco, y uno o dos magos apenas lograron reprimir un escalofrío al notar que una criatura corpulenta se deslizaba por el suelo, bajo la mesa.

Una enorme serpiente apareció y trepo con lentitud por la silla de Voldemort;

Arthur se estremeció con eso. No podía evitarlo, hace sólo unos días que la serpiente lo había atacado. Molly quería llorar ante la mención de la serpiente y el resto de los Weasley (y Harry también) tuvieron una respuesta similar.

—¿Qué, el pequeño Draki tiene miedo? — se burló Fred.

—Me gustaría ver cómo actúas en su presencia—dijo Draco fríamente.

—Probablemente le diría una broma—dijo George con firmeza, y tampoco su gemelo mostró cuánto temía a la idea. No se iban a retractar.

Sin embargo, Molly gimió dolorosamente y Arthur envolvió su brazo alrededor de ella.

continuo subiendo (parecía interminable) y se le acomodo sobre los hombros. El cuello del reptil era tan grueso como el muslo de un hombre, y los ojos, cuyas pupilas semejaban dos rendijas verticales, miraban con fijeza, sin parpadear. El señor Tenebroso la acaricio distraídamente con sus largos y delgados dedos, mientras observaba con persistencia a Lucius Malfoy.

-¿Por qué será que los Malfoys se muestran tan descontentos con su suerte? ¿Acaso durante años no presumieron, precisamente, de desear mi regreso y mi ascenso al poder?

- Por supuesto, mi señor - afirmo Malfoy y, con mano temblorosa, se enjuago el sudor del labio superior -. Lo deseábamos… y lo deseamos.

La esposa de Malfoy, sentada a la izquierda de su marido, asintió con una extraña y rígida cabeza, pero evitando mirar a Voldemort o a la serpiente. Su hijo, Draco,

Que se hallaba a la derecha de su padre observando el cuerpo inerte que pendía sobre ellos, echo un vistazo fugaz a Voldemort y volvió a desviar la mirada, temeroso de establecer contacto visual con él.

-Mi señor- dijo con voz emocionada una mujer morena situada hacia la mitad de la mesa - es un honor alojaros aquí, en la casa de nuestra familia. Nada podría complacernos más.

—¡No! —Sirius gimió con aspecto pálido.

—¡No puede ser! — dijo Tonks con una expresión similar.

—¿Qué? ¿Quién es? —preguntó Harry.

—Creo que es Bellatrix Lestrange— dijo Dumbledore.

—la que... —Preguntó Harry, recordando el recuerdo que había visto hace casi un año.

—Sí— dijo Dumbledore, pero notó que los niños Weasley y Hermione todavía no entendían lo que estaba pasando ahí y por qué era tan malo que esa mujer estuviera fuera de Azkaban. Se permitió un segundo para estar complacido con Harry por cumplir con su palabra (aunque no tenía dudas del chico) de no decir a sus amigos lo que había visto ese día. Sin embargo, eso significaba que él mismo tendría que explicarles.

—Harry, ¿cómo la conoces? —preguntó Hermione.

—Eh... — dijo Harry, mirando a Dumbledore, sin saber qué hacer.

Por lo tanto, Dumbledore les dijo lo que Harry había visto cuando entró en el Pensadero de Dumbledore. Hermione y los jóvenes Weasley se sorprendieron y se horrorizaron al oír sobre ello.

—Él nunca dijo nada— suspiró Hermione, pensando en su amigo tímido y callado que había tratado con dureza (pero que en los últimos meses había mostrado una gran mejoría gracias en el ED).

—Yo podía entender eso— dijo Harry—Yo no quiero que nadie sepa de mi pasado tampoco

—El único problema con esto todo el mundo sabe más sobre tu pasado que tu mismo—dijo Fred, tratando de aligerar el ambiente un poco.

Se sentaba al lado de su hermana, pero su aspecto físico -cabello oscuro y ojos de párpados gruesos-era tan diferente del de aquella como su porte y su conducta: Narcisa adoptaba una actitud tensa e impasible, en tanto que Bellatrix se inclinaba hacia Voldemort, pues las palabras no le bastaban para expresar sus ansias de proximidad.

—Ergh, eso es asqueroso—dijo Sirius y todos parecían estar de acuerdo con él.

-no hay más alto placer- repitió Voldemort ladeando un poco la cabeza mientras la miraba -. Eso significa mucho viniendo de ti, Bellatrix.

La mujer se ruborizo y los ojos se le anegaron en lágrimas de gratitud.

—¡bicho raro!—dijo Sirius—pueden ver por qué no quiero estar asociados a esa familia

—Estoy totalmente de acuerdo contigo—dijo Tonks.

-¡mi señor sabe que no digo más que la verdad!

¿Ni siquiera lo compararías con el feliz acontecimiento que, según tengo entendido, se ha producido esta semana en el seno de tu familia?

Bellatrix lo miró con los labios entreabiertos y evidente desconcierto.

-No sé a qué os referís, mi señor.

- Me refiero a tu sobrina, Bellatrix. Y también vuestra, Lucius y Narcisa. Ella acaba- Acaba de casarse con Remus Lupin, el hombre lobo.

Se hizo un silencio en la sala durante diez segundos antes de que ocurrieran varias cosas a la vez.

—¡SÍ! —Tonks gritó al mismo tiempo que Sirius le gritó—¡lunático! ¡Esto significa que somos una familia!

Remus no parecía registrar ninguna de estas palabras, aunque eso no impidió que Tonks y Sirius hicieran vítores.

—Eso significa que realmente te gusto—Tonks estaba hablando a toda velocidad—Pensé que podría, pero tú me empujas lejos...

—Así es como es el— dijo Sirius—Él nunca pensó que podría permitirse a sí mismo estar cerca de una mujer por el tema de que es un hombre lobo—rodo los ojos en muestra de lo ridículo que pensaba que la idea era.

—Bueno, obviamente, voy a encontrar una forma de evitar eso—dijo Tonks sonriendo—Me pregunto cuánto tiempo me llevó

—No lo sé, pero podría ser mucho tiempo—dijo George mirando a Remus, que abría y cerraba la boca en estado de shock.

—Oh, no, no—dijo Tonks—¡Yo sé que te gusto y ahora no voy a aceptar un no por respuesta!

—¡ya lo dijiste Dora, no vamos a dejar que lunático arruine nuestra diversión!— dijo Sirius.

—Realmente serían una linda pareja— dijo Molly amablemente—He estado diciéndoselo a Arthur por años, ¿no Arthur?

—es cierto... querida—dijo Arthur—Personalmente, creo que eres un buen partido

—Pero ... — dijo Remus. Era evidente que todos los demás (además de Severus y Draco) estaban felices con este pedazo de información—Soy demasiado viejo...

—Eso no importa—se burló Tonks.

—Yo no tengo dinero... —dijo Remus y Tonks lo fulmino con la mirada.

—¿Crees realmente que me importa eso? —preguntó Tonks con brusquedad.

—No, no quise decir... eh... —Remus tartamudeó, muy nervioso.

—Wow, lo dejaste sin palabras. Es la primera vez—se rió Sirius

—Soy peligroso— murmuró Remus en voz tan baja para que solo Tonks pudiera oír.

—Yo sé— dijo en voz baja, también. Puso su mano en la parte superior de él, sabiendo que tenía que ser honesta con él—Pero no me importa. Eres un buen hombre, Remus... tu condición no cambia eso. Nada puede cambiar eso

Remus estaba mirando sus manos, su corazón latía un poco más rápido. Entonces él la miró, y vio afecto en su mirada, y no tenía idea de qué decir. Sabía que había estado como nervioso en los últimos meses que había pasado con ella, nunca pensó que iba a hacer nada al respecto. Ahora que sabía cómo se sentía ella... y Sirius estaban en lo cierto. No había nada que parara esto.

—no tienes que decir nada ahora— dijo Tonks, entrelazando sus dedos—sólo piensa en ello

Remus asintió y Hermione empezó a leer otra vez, sonriéndoles brevemente.

Debéis de estar orgullosos.

Hubo una erupción de risotadas alrededor de la mesa. Muchos se inclinaron hacia delante para intercambiar graciosas miradas, algunos golpearon la mesa con los puños. La serpiente gigante, no contenta con el disturbio, abrió la boca muy grande y siseo enojada, pero los Mortífagos no la oyeron, tan alegres estaban por la humillación de Bellatrix y los Malfoy.

La cara de Bellatrix, antes sonrojada de felicidad, se había puesto de un feo y manchado rojo.

-Ella no es nuestra sobrina mi Señor,-gritó por sobre la explosión de júbilo. -Nosotras -Narcisa y yo - ya no hemos vuelto a poner los ojos en nuestra hermana desde que ella se casó con ese Sangre Sucia. Esa mocosa no tiene nada que ver con nosotros, ni tampoco esa bestia con la que se casó.

—Lo mismo digo, tía—dijo Tonks.

-¿Qué dices tú, Draco?, -preguntó Voldemort, y aunque su voz era calmada, se superpuso claramente por sobre los abucheos y protestas. -¿Cuidarás de los cachorros?

—¿Cachorros? — exclamó Remus, palideciendo.

—Estoy seguro de que es sólo una broma—dijo Arthur con tranquilidad, porque parecía que Remus estaba a punto de hiperventilar.

Sin embargo, Tonks se quedó pensativa, casi contenta con la posibilidad.

—Pero el hijo de otro merodeador sería increíble—dijo Sirius con orgullo—¡Y yo podría ser el padrino de nuevo!"

—¿Qué, yo no soy lo suficientemente bueno para ti? — dijo Harry, aunque estaba de acuerdo con Sirius, eso era una idea maravillosa.

—Por supuesto que no—se rió Sirius.

La hilaridad aumentó, Draco Malfoy miró con terror a su padre, quien tenía la vista clavada en su regazo, entonces topó con la mirada de su madre. Ella negó con la cabeza casi imperceptiblemente, entonces llevó su mirada inexpresiva hacia la pared opuesta.

-Suficiente, -dijo Voldemort, acariciando a la serpiente enojada. -Suficiente-. Y las risas murieron en un segundo.

-Varios de nuestros árboles genealógicos se vuelven un poco enfermizos con el tiempo,-dijo mientras Bellatrix le miraba, sin aliento e implorando. -Deben limpiar el suyo, ¿No debe estar saludable? Arranquen aquellas partes que amenazan la salud del resto.

—¡Aléjate lo más posible de mi familia!—Le gritó Sirius—¡No voy a dejar que lastimes a ninguno de ellos!

-Si mi Señor, -susurró Bellatrix, y sus ojos se llenaron de lágrimas de gratitud otra vez. -¡A la primera oportunidad!

-La tendrás, -dijo Voldemort. -En tu familia y en el mundo... debemos deshacernos de la úlcera que nos infecta hasta que solo los de sangre pura prevalezcan...

—Por lo tanto, supongo que eso significa que tendremos que cortar demasiado— dijo Harry.

—¿Qué quieres decir? — dijo Draco.

—¿No sabes que tu precioso líder es un mestizo?—se burló Ron.

Draco no sabía eso, y lo mostró en su rostro, aunque se recuperó rápidamente.

-Voldemort levantó la varita de Lucius Malfoy, apuntando directamente a la figura que lentamente se movía suspendida sobre la mesa, y dio una pequeña sacudida. La figura regreso a la vida con un quejido y comenzó a luchar contra lazos invisibles.

-¿Reconoces a nuestra huésped Severus?, -preguntó Voldemort.

-Snape levantó los ojos hacia el rostro por encima de él. Todos los Mortífagos miraban al cautivo ahora, como si se les hubiese dado permiso de mostrar curiosidad. Mientras se revolvía para quedar de frente a fuego, la mujer dijo en una rota y aterrada voz,

-¡Severus!, ¡ayúdame!

Todo el mundo se estremeció.

—No podía ayudar— dijo Dumbledore gravemente, previendo la reacción de Sirius ante esto—Es demasiado tarde para que la ayudara.

-Ah, si…-dijo Snape mientras la prisionera se volteaba de nuevo.

-¿Y tú Draco?, -preguntó Voldemort, acariciando la nariz de la serpiente con la mano que no sostenía la varita. Draco asintió apenas. Ahora que la mujer estaba consciente, parecía incapaz de mirarla más.

- -Pero tú no habrías tomado sus clases, -dijo Voldemort. -Para aquellos que no lo saben, nos acompaña esta noche Charity Burbage quien,

Hermione leyó el nombre y jadeó. Ella sólo tenía un año con la profesora Burbage, pero ella le había gustado mucho.

—¡No! — McGonagall se quejó. Dumbledore bajó la cabeza.

—Ella no se merece esto—dijo Sirius, temblando. La había conocido antes de que él fuera encarcelado y era una buena persona. Siempre la gente buena tiene que morir así.

hasta hace poco enseñaba en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Hubo pequeñas muestras de comprensión alrededor de la mesa. Una ancha y encorvada mujer con los dientes puntiagudos cacareó.

-Si... la Profesora Burbage les enseñó a los niños de magos y brujas todo acerca de los Muggles...como es que no son tan diferentes de nosotros...

Uno de los Mortífagos pateó el piso. Charity Burbage se volteó para ver a Snape de nuevo.

Severus palideció ante esto, odiaba esa parte de su trabajo más que cualquier otra cosa. Imagino que se le hizo más difícil en esa ocasión pues se trataba de alguien que había llegado a respetar (un poco) a lo largo de los años.

-Severus... por favor... por favor...

-Silencio, -dijo Voldemort, con otro movimiento de la varita de Malfoy y Charity se quedó en silencio como con una mordaza. -No contenta con corromper y ensuciar las mentes de nuestros hijos magos, la semana pasada la Profesora Burbage escribió una apasionada defensa de Sangre Sucias en el Profeta. Los Magos, dijo, deben aceptar a esos ladrones de conocimiento y magia. La falta de Sangre Puros es, dice la profesora Burbage, una circunstancia más deseable... nos quiere todo amistad con Muggles... o, sin duda hombres lobo...

—Bueno, ¡no hay nada malo con cualquiera de esas opciones! —le gritó Sirius.

Nadie rió esta vez. No había equivocación en el enojo y descontento en la voz de Voldemort. Por tercera vez, Charity intento ver a Snape. Las lágrimas caían de sus ojos a su cabello. Snape la miró, impasible mientras ella intentaba lentamente verlo otra vez.

—¿Cómo te sientas allí de esa manera? —le preguntó Sirius.

—Te lo dije, Sirius, no tiene otra opción—respondió Dumbledore por Severus.

—Sin embargo, impasible, como si no le molestara en absoluto. ¿No has trabajado con la Caridad desde hace años? ¿No tienes corazón? —le gritó Sirius.

—Sólo porque me siento ahí "impasible " no quiere decir que no se siente—dijo Severus en un tono frío, con el enojo evidente en su voz—No sirve que ponga mi corazón en la mano, como parece que tú lo haces.

—Corazón, mi culo. Estás tratando de salvar tu propio pellejo—dijo Sirius—lo has elaborado de modo que no importa quién gane esta sangrienta guerra porque al final vas a salir airoso.

Severus se limitó a mirarlo, sin saber qué decir. En cierto sentido era verdad - es decir, si nunca se descubrió que en realidad estaba en el lado de Dumbledore... la posibilidad que él pensaba era poco realista.

Sin embargo, la frase lo hacía parecer un cobarde, que era todo lo contrario. Arriesgando su vida cada vez que estaba ante la presencia de Voldemort. Tenía que seguir constantemente con sus escudos de modo que Voldemort no podía leer su mente.

Fulmino con la mirada al hombre que tenía frente a él ,Black no tenía que enfrentar algo con lo que él se enfrentaba, que nunca supo todo lo que había para tratar de mantener a Harry, un niño que apenas podía soportar, vivo. Todo esto por una amiga que se había ido hace mucho... incluso antes de que ella hubiera muerto.

—Piensa lo que quieras, Black— y Severus se encogió de hombros con indiferencia.

-¡Avada Kedavra!

El brillo de luz verde ilumino cada rincón de la habitación. Charity cayó con un resonante choque sobre la mesa de abajo, la cual tembló y tronó. Varios de los Mortífagos se hicieron para atrás en sus sillas. Draco se cayó de la suya hacia el piso.

-La cena, Nagini -dijo Voldemort suavemente, y la gran serpiente se balanceó y deslizó de sus hombros hasta la pulida madera.

—Ese fue el final del capítulo—dijo Hermione con tristeza pues no le gustó mucho ese capítulo (excepto la parte Remus y Tonks, por supuesto).

—Creo que voy a leer a continuación, si está bien—dijo Remus y nadie se opuso, por lo que tomó el libro de Hermione.

Sin embargo, antes de que pudiera leer el título, otro flash y Bill estaba de pie en la sala mirando cauteloso hasta que se dio cuenta de todos los demás.

—¿Pero qué…?—Empezó a decir cuando otro flash llego y para sorpresa de todos una hermosa mujer con el pelo rubio plateado apareció.

—¿Fleur? —Harry dijo sorprendido, realmente no esperaba eso.

—¿Hagui? — dijo Fleur, buscando problemas pero encantada de verlo.

—¡No me digas que la cabeza de calabaza va a aparecer a la próxima!—Gruñó Ron.

—Ronald, ¡no lo llames así! — siseó Hermione, sin darse cuenta que Charlie se había presentado, también. Él se dirigió de inmediato a su padre, pues había estado preocupado, pero no fue capaz de ir a verlo porque estaba en Rumania.

—¿Cómo sabes de quien estoy hablando, Hermione? —Preguntó Ron, mirándola con aire satisfecho.

Ella sólo lo fulmino con la mirada hasta que él se echó atrás.

—Lo siento—dijo Ron—pero puedo manejar a cualquiera que venga aquí, pero que ven... Krum

En ese momento, una persona más se presentó, y Ron deseo no haber dicho lo que dijo porque quien se presentó definitivamente era peor que Krum. Fue su hermano mayor... el que se había alejado de su familia por culpa del Ministerio, el que le había dicho que dejara de ser amigo de Harry, porque era «inestable». Sí, Percy Weasley ahora estaba en la sala llena de la familia que a la había dado la espalda. Como imaginaran, no recibió una cálida bienvenida.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Gritaron Ron y los gemelos

—Creo que están más molestos que cuando yo llegue— murmuró Draco a nadie en particular.

Percy no dijo nada, sin querer admitir que no tenía idea de cómo llegó hasta allí. Tampoco quería admitir que había perdido a su familia, independientemente de lo mucho que siempre se habían sentido como un extraño. Estaba mirando a su padre, disimuladamente, para ver si estaba bien. Había oído hablar de la agresión que amenazaba la vida de su padre, pero su orgullo lo había impedido ir a visitarlo.

—Creo que él está aquí por la misma razón que todos lo estamos—dijo Dumbledore con calma.

—¿y cuál es? —preguntó Ginny con frialdad, pasando su mirada de Percy a Fleur, pues ninguno le agradaba.

—Estoy seguro que vamos a encontrar una muy pronto—Tan pronto como Dumbledore dijo esto, otro flash apareció dejando una nota sobre la mesa.

Dumbledore lo recogió y lo leyó;

Queridos todos,

—Mira, ¿acaso ahora no es más fácil? —Sirius sonrió.

Sé que deben estar preguntándose por qué he traído a estas personas aquí. Bueno, mala suerte, no voy a decirles.

—Argh—gimió Severus.

—Creo que me gusta este chico—se rió Sirius.

Pero les diré la razón por la que no estaban aquí en el principio. Necesitaba saber la ubicación exacta de todos para poder enviarlos a la sala en la que estamos ahora. Sí, yo sabía que la mayoría de ustedes. Tuve que esperar a los demás porque estaban trabajando y no se habría visto bien si hubieran desaparecido de un lugar público. No habrá más personas de aquí en adelante, y por favor, trate de no matarse entre sí.

TRL

—Bueno, eso fue sin duda informativo. ¿Puedes leer ahora, lunático?—dijo Sirius.

—Eso no fue muy informativo para nada—Remus rodó sus ojos, pero hizo lo que su amigo le preguntó de todos modos. Era la mejor manera de romper la tensión.