Capitulo 4: Nico DiAngelo

*2 meses después*

Se estaba volviendo un amargado, lo sabía, solo el bueno de Tyson parecía poderle soportar, hasta su propio padre, Poseidón, le dejaba solo. No que dijera algo, solo bastaba su mirada cargada de rabia para que todos le dejaran en paz y solo. Solo Tyson seguía insistiendo en sacarle una sonrisa y Tritón, bueno, mientras Percy se tendiera en la cama y abriera las piernas él era feliz. Jodido pescado bastardo. Aunque como Tritón tenía a bien recordarle cuando Percy lo insultaba, en realidad, el bastardo era él.

Además, nadie en su sano juicio podría culparle por estar amargado: que te secuestren, te aparten de tu boda con la mujer que amas, te viole tu hermano y tu propio padre te traicione, no era cosa de todos los días, precisamente.

-Mira, Percy, mira…

Esa alegre voz en ese jodido lugar solo podía ser propiedad de alguien… Tyson. Percy se obligó a sonreír y sus labios casi dolieron por el esfuerzo, pero lo logro, para su "hermanito". Demonios, ahora el mismo Tyson era el único miembro de su familia marina que le caía bien. Era irónico, siempre soñó con venir al reino de su padre y quedarse un tiempo en el… pero definitivamente no de esta forma.

-Tyson- le saludó Percy levantándose de la mecedora en la que estaba sentado- ¿Qué sucede?

-Mira lo que te hice- le dijo y le mostró orgulloso una figura de hierro que hubiese hecho babear de envidia a los hijos de Hefestion. Tyson siempre tuvo talento para esas cosas.

-Es hermosa Tyson- le sonrió tomando en la mano la figura de las dos sirenas de hierro, o al menos eso pensó hasta que se fijó bien, porque en realidad eran dos tritones y uno tenía doble cola, como su "emparejado" hermano mayor, y el otro tenía rasgos extrañamente parecidos a el mismo.

Entonces entendió, con el estomago revuelto, que Tyson los había esculpido a él y a Tritón juntos. Solo el gran cariño que le tenía a Tyson evito que restrellara la figura contra el piso

-Gracias- le sonrió el semi-dios forzadamente, aunque Tyson no lo noto.

-Pensé que tal vez podríamos ir al salón de juegos, pasas mucho tiempo aquí encerrado hermano- le dijo preocupado.

Le enterneció la preocupación de Tyson, y dejando el regalo de su grandote hermanito en la mesita de coral junto a la cama, asintió.

-Vamos, muéstrame el salón de juegos grandote- le animó.

-Percy- le habló Tritón y Percy le fulminó con la mirada.

-¿Qué?- siseó.

Tritón ignoro olímpicamente su mal humor apretándolo más contra su cuerpo en forma humana desnudo.

-Te llevaré al Olimpo, Apolo da una fiesta y sus fiestas son siempre las mejores- le contó.

Los ojos de Percy brillaron, aunque se apresuró a ocultarlo. Si salía de ahí, si iba al Olimpo, tal vez podría conseguir ayuda o al menos huir, pensó esperanzado.

-¿Algo de lo que diga te hará cambiar de opinión?

-No- sonrió Tritón divertido.

-Entonces haz lo que quieras- le siseó Percy.

-Eso siempre Percy, siempre hago lo que quiero, por eso te tengo- le recordó besándolo.

-Un día lo vas a pagar- pensó Percy para sí mismo, mirándolo directo a los ojos, mar contra mar, los de Percy cargados de rabia.

*En la fiesta en el Olimpo*

-Percy- la voz de Nico DiAngelo, el hijo semi-dios de Hades, sobresaltó a Percy, quien solo había visto dioses en la fiesta.

Dioses jóvenes, habría que añadir, solo estaban los hijos de los tres grandes y sus esposas, hasta Ares andaba por ahí, aunque era obvio que Ares no era alguien a quien pedirle ayuda. Apolo estaba siempre muy ocupado en sí misma, Artemisa no ayudaba a hombres, Hefestion tenía cara de quererse largar de ahí, Afrodita disfrutaba siendo el centro de atención, y así por el estilo.

-¿Nico? ¿Qué haces aquí?- parpadeó Percy sorprendido.

-Eso debería preguntarte yo- le dijo el más joven- Llevamos meses buscándote Percy, todos en el campamento te han buscado por cielo, mar y tierra, literalmente. Hasta yo. Hoy solo tome un descanso de tu búsqueda porque Apolo me pidió que le acompañara a su fiesta- le dijo y sufrió un ligero sonrojo al decir esto último.

A Percy le tomó un momento entender este sonrojo, pero lo termino por hacer.

-Por todos los cielos, ¿estás con Apolo?- casi gritó.

-¿Qué tiene de malo?- se defendió Nico.

-¿Su edad?- preguntó incrédulo.

-Es genial conmigo y me ama- se defendió el hijo de Hades.- Pero mejor dejemos mi relación fuera de esto y explícame que te paso a ti- le pidió Nico, cambiando de tema.

-Me secuestraron- le dijo viendo su oportunidad de pedir ayuda.

-¿Qué? ¡Pero si te estoy viendo aquí! ¿Cómo escapaste? ¿Quienes te secuestraron?- le preguntó Nico, sin entender.

-Oh por todos los mares, Nico, estoy aquí porque Tritón me obligo a venir, él fue quien me secuestro- siseó.

-Oh…- dijo Nico al entender- ¿te llamó en el mar y acudiste a él?- le preguntó.

-Sí, ¿por qué?- le preguntó Percy, sin entender su pregunta- Pensé que había una emergencia.

-Percy, si hubiese habido una emergencia el te hubiese escrito de parte de su padre y te lo habría mencionado en su carta. En el momento en que no hizo nada de eso, y te citó en el mar y tú acudiste a él, aceptaste ser su prometido- le dijo Nico asombrado.

-¿De qué coños hablas?- le preguntó Percy perdido.

-¿Te tomó en el mar?- le preguntó Nico serio.

-Contra mi voluntad- se sonrojó Percy.

-Percy, por el amor de Zeus, ¿nunca le prestas atención a las clases de historia?- le preguntó Nico, y al ver la mirada de Percy, entorno los ojos y procedió a explicarle. –Percy, la forma de pedirle la mano, por decirlo de alguna forma, a uno de los hijos de los tres grandes es citándolo en los terrenos de su padre, dependerá de uno responder a la llamada, si lo haces lo estas aceptando y si consuman la pedida… ya sabes, hacen el amor en los terrenos de nuestros padres, es como si lo estuviesen haciendo con la bendición de nuestros padres, y el compromiso queda sellado- le explicó y el pobre Percy sintió como si su cerebro se fuera a fundir.

Eso tenía que ser una pesadilla, una mala broma. Nico no podía estar hablando en serio

-Fue lo que hizo Apolo, me citó en el inframundo y ahí hicimos el amor por primera vez- le explico y sostuvo a Percy, ayudándolo a sentarse -Iré a traerte agua, pareces necesitarla- susurró Nico.

-Yo no lo sabía- susurró Percy- Anabeth…

-Tienes que dejarla ir Percy, aceptaste un compromiso sagrado, tienes que dejarla seguir su vida. -le aconsejó Nico.

-Pero…

-Sera mejor que le diga a los demás mestizos que estas bien.

-Yo no quiero esta vida Nico, yo no la pedí- le dijo Percy con desesperación.

Nico lo miró con verdadera lástima.

-Pero es la que tienes, así fuera por ignorancia, has hecho uno de los rituales más sagrados cuando se trata de nosotros, de los hijos de los grandes- le explicó- Además, estas preñado Percy, como hijo del dios de la muerte, puedo percibir la nueva vida en ti- le dijo Nico, y nada mas decirlo, se dio cuenta de que había dicho demasiado: Percy parecía apunto de sufrir un colapso.

-No inventes, soy un hombre y…

-Y un semi-dios Percy- le corrigió Nico, mejor dejarle las cosas a su amigo claras de una vez, al parecer, nadie había tenido la amabilidad de explicarle nada- Zeus tuvo a Athena, ¿recuerdas? La misma Athenea a tenido hijos, y sigue siendo virgen- le recordó- Somos diferentes a los humanos Percy, no nos regimos por su biología.

-¿Hablas en serio?- preguntó Percy horrorizado.

-Lo siento mucho Percy- asintió Nico, lo sentía por la forma en que habían pasado las cosas para su amigo.

-Oh demonios Nico, esto no me puede estar pasando- susurró tocándose el estómago, sintiendo nauseas, que solo aumentaron cuando Tritón los vio y se acerco a ellos, alejándose de Ares, con quien había estado hablando.

Continuara….