A la mañana siguiente todos, sin exclusión alguna se levantaron temprano dirigiéndose al gran comedor para continuar con la lectura. Había muchos asustados y temblando mirando en cada esquina como si el basilisco fuera a salir por alguna parte aunque todos sabían que eso ya había pasado. Ginny Weasley era la única que estaba aterrorizada pero no por encontrarse al basilisco, si no por lo que diría la gente al saber que ella fue quien abrió la cámara de los secretos aunque en realidad no fue su culpa. El trió de oro intentaba animarla en vano, las miradas de cada uno de los presentes se iban hacia ellos frunciendo su ceño intentando adivinar que escondían pero ni los merodeadores podían saber realmente que pasaba y lo daban por perdido. Luego de un desayuno en silencio, solo se escuchaba el chocar de los cubiertos contra la loza de los platos del gran comedor, solo cuando Dumbledore aplaudió para desaparecer todo, el gran comedor se quedo en silencio.

- Señor Lupin ¿Quisiera leer el próximo capítulo? –Dumbledore parecía de mejor humor aquella mañana pero su semblante seguía serio y preocupado por lo que iba a ocurrir en ese libro.

- Seguro que si profesor- El hombre lobo se levantó de su asiento y fue directo a la mesa alta para comenzar a leer- El próximo capítulo se llama "La inscripción en el muro"- Nadie se atrevió a cuchichear, pero, antes de que la lectura prosiguiera las puertas del gran comedor dieron pasos a dos personas. Jamás se habían visto por Hogwarts o eran conocidos por algunos de los presentes allí, tan pronto esas dos personas, tomadas de la mano, se colocaron frente a la mesa de los profesores un Howler calló del techo del GC y cayendo en las manos de James comenzó a arder como siempre lo hacía.

- Querido Hogwarts se que estas dos personas son irreconocibles pero no se preocupen, son inofensivas y en parte nos han ayudado mucho con este tiempo-espacio que hemos hecho- La voz que salía del aullador era algo gruesa pero juvenil confundiendo a los demás, mientras los Potter miraban a la pareja con el ceño fruncido ya que la chica se parecía un poco a Lily pero con los ojos de James y el chico no se les parecía a nadie en particular- Espero y los traten bien y Key puedes presentarte al igual que tu Emm, solo recuerden no decir más de lo necesario –Y el aullador desapareció dejando a todos mas confundidos de los que estaban, solo dos personas reconocerían a esa chica en cualquier lugar pero mantuvieron sus rostros sin expresión alguna aunque se les podía ver el brillo en sus miradas. La chica, soltando la mano de su novio, dio un paso al frente y aclarando su garganta comenzó a hablar.

- Hola mi nombre es- Su voz era como campanillas, era suave y delicada pero algo temblorosa haciendo que Lily y James sintieran la extraña sensación de correr hacia ella y abrazarla al igual que Harry pero se quedaron confusos y quietos donde estaban, la chica solo tomó un largo suspiro y siguió hablando esta vez con voz firme pero sin dejar de ser seductora para los que estaban presentes pero más para la población masculina que solo se quedaban quietos al ver los músculos de su acompañante- Mi nombre es Keyla Lilian Potter Evans y soy hermana de Harry Potter e hija de James y Lily Potter- Cuando terminó de decir eso los Potter contuvieron sus respiraciones viendo fijamente a la chica. Era obvio que era familiar de ellos tenía el cabello rojo de Lily pero más sedoso como si solo se pasaría la mayoría del tiempo cuidándoselo con los mejores productos mágicos que hubieran. Sus ojos eran color dorado que extraño a todo el mundo que estaba allí aunque con su brillo característico de los Potter por las bromas y aunque su cuerpo estaba bien pronunciado todo en ella gritaba que era Potter y Evans a los cuatro vientos. La chica veía a sus padres sin moverse del lugar, su tío Sirius estaba vivo y ahí presente, su padrino Lupin estaba allí con su rostro cansado pero feliz por tener a sus amigos pero aparte de que les hacía falta su vista se dirigió a su hermano, Harry la miraba como si fuera un espejismo jamás se hubiera imaginado que tenía una hermana pero solo una persona podría saber esta información y escondérsela por tanto tiempo así que su mirada se dirigió a su director buscando respuestas que, aunque estaba enojado, triste y sorprendido jamás en su vida podría estar enojado con el director por tanto tiempo.

- Harry sé que tienes muchas preguntas y antes de que la tomes en contra de Dumbledore quisiera yo explicarte el porqué no sabias de mi hasta dos años después de salir del colegio- Dijo su hermana y dando una mirada al director buscando su consentimiento miró a su familia que aun seguía en shock- Antes de lo ocurrido con Voldemort- Toda la sala tembló ante la mención del señor tenebroso menos la orden del fénix y el trió de oro y Snape- Ma… Lily estaba embarazada de su séptimo mes cuando ocurrió la tragedia –Su mirada se dirigió a su madre la cual estaba en shock- Si, un poco rápido para quedar embarazada pero eso no es algo imposible para James Potter –Dijo con una sonrisa maliciosa hacia su padre la cual este respondió un poco cohibido- Cuando Voldemort Apareció en la casa e hizo lo que hizo, el escudo no solo cubrió a Harry si no que, al yo estar dentro de ella me protegió a mi aunque eso no evitó que ella muriera- Su compañero, al ver como estaba se acercó a ella para abrazarla y darle ánimos- Todo ocurrió exactamente como lo saben pero Dumbledore logró sacarme a tiempo antes de que comenzara a asfixiarme dentro de ella y logre sobrevivir –Keyla le envió una sonrisa de agradecimiento al director el cual se la devolvió- Pero no fui a vivir con mis tíos muggle, cuando comenzó la primera guerra nadie sabía que Dumbledore tenía un grupo de vampiros a su lado –Todas las miradas se dirigieron al director que solo asintió a lo dicho por la chica- Ellos no eran algo común a como los conocemos, se alimentan de sangre animal y al estar expuestos al sol no se queman si no que brillan- Cada uno de los rostros tenían expresiones de miedo, extrañeza pero sobre todo la familia Potter se temía lo peor- Ellos me criaron como si fuera una más en su familia y cuando tuve la edad suficiente decidí ser como ellos y aquí me tienen –Dijo con una mueca de miedo ante la mirada de sus padres, tío, padrino y hermano la cual la miraban como si fuera un extraterrestre- Y en ellos conocí al amor de mi vida, Emmett Cullen el también tuvo algo que ver con mi decisión de ser lo que soy ahora- Lo que la pareja no esperaba es que las varitas de Harry, James, Sirius y Remus estuvieran dirigidas hacia Emmett mientras Lily corría hacia su hija para abrazarla como podía que, aunque sintió el frio de su cuerpo no le importó, era su hija y estaba contenta de que estuviera bien sin importar lo que fuera- Vamos déjenlo tranquilo fue mi decisión no la de él, es mas él ni quería

- Pero si dijiste que él tuvo algo que ver con tu decisión- Dijo James sin bajar su varita al igual que los demás mientras Emmett no se movía ni un centímetro.

- Solo porque quería estar con él para siempre, no fue porque él quiso que yo fuera así además papá ningún hechizo puede hacerle nada al menos que lo mandes a volar o uses una de las maldiciones imperdonables y no creo que las uses- Key puso sus manos en sus caderas como hacia Lily mientras miraba a los chicos, James al escuchar la palabra papá dejó la varita a un lado y fue a abrazar a su hija al igual que Harry, Sirius y Remus con una sonrisa en su rostro.

- Bueno, tenemos que seguir con la lectura, si me permiten pueden hablar cuando merendemos- Dumbledore dijo con su potente voz ya sin ningún ápice de enojo en ella mientras los demás iban a la mesa de Gryffindor con los nuevos integrantes y Remas se preparaba para leer.

¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?

Atraído sin duda por el grito de Malfoy, Argus Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.

- Ahora si va a haber problemas- Dijeron algunos en el gran comedor causando que el trió rodara sus ojos.

- ¿Es el segundo libro cierto?- Preguntó Key mientras los demás asentían.

- ¿Te sabes toda la historia Leila?- Preguntó Lily haciendo que todas las miradas se dirigieran a ella.

- Si, incluso lo que no se ha leído y por favor dime Key- Ella le sonrió con sinceridad a su madre mientras esta la abrazaba con algo de fuerza.

¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora No rris? —chilló. Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Harry—. ¡Tú! —chilló—. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

- ¡Mi hijo no ha hecho nada para que lo andes acusando!- Estallo Lily con los nervios a flor de piel mientras su hijo, su hija y marido intentaban controlarla con caricias y palabras tranquilizadoras.

¡Argus!

Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó por delante de Harry, Ron y Her mione y sacó a la Señora Norris de la argolla.

Ven conmigo, Argus —dijo a Filch—. Vosotros tam bién, Potter, Weasley y Granger.

Lockhart se adelantó algo asustado.

- Cobarde- Murmuraron la mayoría de los adultos, profesores y el género masculino de los estudiantes junto a algunas niñas haciendo que otras los fulminaran con la mirada.

Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

- Por fin dice algo prudente ese disque profesor- Murmuraron los merodeadores y Lily por lo bajo al igual que McGonagall.

Gracias, Gilderoy —respondió Dumbledore.

La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia, siguió a Dum bledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape.

- ¿Qué tiene que ir a hacer Quejicus allí?- Black miraba con brazos cruzados a Snape mientras este rodaba sus ojos de forma cansada.

- Soy el profesor, tengo derecho a estar ahí Black- Respondió con desdén y se veía venir una pelea pero cuando Sirius iba a responderle Dumbledore le envió una mirada a ambos haciendo que se callaran.

- Creí que lo que decían de ellos era mentira- Murmuró rápidamente Key a Emmett mientras este asentía mirando divertido a los dos hombres

Cuando entraron en el oscuro despacho de Lockhart, hubo gran revuelo en las paredes; Harry se dio cuenta de que algunas de las fotos de Lockhart se escondían de la vis ta, porque llevaban los rulos puestos.

Todo el gran comedor incluso las niñas que amaban a ese profesor, pusieron sus ojos en blancos ante la estupidez de sus cuadros y del mismo profesor.

- Creía que exageraban con lo idiota pero ya veo que no- Key puso sus ojos en blanco.

- Por cierto ¿En qué escuela estudiaste? Porque me imagino que era mágica- Dijo James temiendo que su hija comenzara su vida como la de Harry.

- Papa viviendo con lo sobrenatural y ser tan inteligente como mi mama tiene sus ventajas- Lily le sonrió burlonamente a su marido mientras este bufaba- Estudie en Beauxbatons

- ¿Y porque no en Hogwarts?- Preguntó Remus interesado.

- ¿Eres mi padrino del pasado verdad?- El chico se sorprendió al escuchar la palabra padrino- Si, Sirius es el padrino de Harry y tu eres el mío ¿Por qué crees que me gusta tanto leer?- Sirius y James bufaban mientras Lily y Remus sonreían- Pues, al no todo el mundo saber que Lily Evans estaba embarazada ya que Dumbledore le hizo un hechizo para que no se le notara su vientre solo los que sabían que estaba en estado y por consiguiente nadie podía saber de mi existencia, el profesor habló con los Cullen para que me enviaran al colegio

- Ohhh- Eso fue todo lo que dijeron en el gran comedor y luego la lectura prosiguió.

El Lockhart de carne y hueso encendió las velas de su mesa y se apartó. Dumble dore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla. Harry, Ron y Hermione intercambiaron tensas miradas y, echando una ojeada a los demás, se sen taron fuera de la zona iluminada por las velas.

Dumbledore acercó la punta de su nariz larga y gan chuda a una distancia de apenas dos centímetros de la piel de la Señora Norris. Examinó el cuerpo de cerca con sus lentes de media luna, dándole golpecitos y reconociéndolo con sus largos dedos. La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como él, con los ojos entornados. Snape estaba muy cerca detrás de ellos, con una expresión peculiar, como si es tuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír.

- Me imagino que le encanta el que Harry este en problemas, como no pudo meterse con el padre quiere hacerlo con el hijo- Dijo James casi escupiendo las palabras y mientras Snape lo ignoraba Lily acariciaba el brazo de su marido sin quitar la vista del que fue su mejor amigo en su infancia.

- ¿Podrían dejar de discutir?- Key miró a Harry como si preguntara con la mirada si siempre eran así por lo cual su hermano solo se encogió de hombros sin saber que decir.

Y Lock hart rondaba alrededor del grupo, haciendo sugerencias.

Puede concluirse que fue un hechizo lo que le produjo la muerte..., quizá la Tortura Metamórfica. He visto muchas veces sus efectos. Es una pena que no me encontrara allí, porque conozco el contrahechizo que la habría salvado.

-No creo que me hubiera aguantado en no partirle la cara al estilo muggle si hubiera estado aquí- Sirius hacia crujir sus dedos mientras James, Lily y Remus tenían una mirada asesina en sus rostros logrando que todos en el gran comedor se asustara.

Los sollozos sin lágrimas, convulsivos, de Filch acom pañaban los comentarios de Lockhart. El conserje se des plomó en una silla junto a la mesa, con la cara entre las manos, incapaz de dirigir la vista a la Señora Norris. Pese a lo mucho que detestaba a Filch, Harry no pudo evitar sentir compasión por él, aunque no tanta como la que sentía por sí mismo. Si Dumbledore creía a Filch, lo expulsarían sin nin guna duda.

Las mejillas de Filch y Harry se tornaron en un rojo furioso por las miradas que les dirigían el gran comedor, unas de compasión hacia el conserje y otras de sorpresa e incredulidad hacia el niño que vivió.

Dumbledore murmuraba ahora extrañas palabras en voz casi inaudible. Golpeó a la Señora Norris con su varita, pero no sucedió nada; parecía como si acabara de ser disecada.

... Recuerdo que sucedió algo muy parecido en Uaga dugú —dijo Lockhart—, una serie de ataques. La historia completa está en mi autobiografía. Pude proveer al poblado de varios amuletos que acabaron con el peligro inmediata mente.

- Por Merlín que alguien lo calle- Dijo Molly haciendo un gran esfuerzo para contenerse allí mismo por las idioteces que decía ese profesor.

Todas las fotografías de Lockhart que había en las pare des movieron la cabeza de arriba abajo confirmando lo que éste decía. A una se le había olvidado quitarse la redecilla del pelo.

Las niñas que pensaban que él era un buen profesor se empezaban a preguntar si no habían estado en una mentira todo ese tiempo.

Finalmente, Dumbledore se incorporó.

No está muerta, Argus —dijo con cautela.

Lockhart interrumpió de repente su cálculo del número de asesinatos evitados por su persona.

¿Que no está muerta? —preguntó Filch entre sollo zos, mirando por entre los dedos a la Señora Norris—. ¿Y por qué está rígida?

La han petrificado —explicó Dumbledore.

Petunia, Duddly y Emmett se les quedaron viendo a todos preguntándose qué querían decir.

- Es como estar muerto en vida- Susurró Lily a su hermana, sobrino y yerno- No puedes hacer nada y te quedas rígido como una estatua

- Algo así como cuando nosotros nos quedamos quietos en algún lugar- Le dijo Key a Emmett mientras los tres asentían comprendiendo.

Ah, ya me parecía a mí... —dijo Lockhart.

-Idiota- Murmuraron casi la mitad del gran comedor.

Pero no podría decir como...

¡Pregúntele! —chilló Filch, volviendo a Harry su cara con manchas y llena de lágrimas.

- ¡Mi hijo/hermano/sobrino/ahijado pudo haber hecho eso grandísimo idiota!- Gritaron la familia Potter, Sirius y Remus a la vez mirando con odio al conserje mientras este se escondía con miedo a que le fueran a hacer algo mientras Harry y Dumbledore intentaban calmarlos.

Ningún estudiante de segundo curso podría haber hecho esto —dijo Dumbledore con firmeza—. Es magia ne gra muy avanzada.

Todos en el gran comedor asintieron ante las palabras del director y mirando feo al conserje que cada vez se agachaba más.

¡Lo hizo él! —saltó Filch, y su hinchado rostro enroje ció—. ¡Ya ha visto lo que escribió en el muro! Él encontró... en la conserjería... Sabe que soy, que soy un... —Filch hacía unos gestos horribles—. ¡Sabe que soy un squib! —concluyó.

- Eso lo sabe cualquier persona con dos dedos de frente- Dijeron los merodeadores haciendo enrojecer a Filch-

¡No he tocado a la Señora Norris! —dijo Harry con voz potente, sintiéndose incómodo al notar que todos lo mi raban, incluyendo los Lockhart que había en las paredes—. Y ni siquiera sé lo que es un squib.

¡Mentira! —gruñó Filch—. ¡Él vio la carta de Embru jorrápid!

Si se me permite hablar, señor director —dijo Snape desde la penumbra, y Harry se asustó aún más, porque es taba seguro de que Snape no diría nada que pudiera beneficiarle—, Potter y sus amigos simplemente podrían haber se encontrado en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno —dijo, aunque con una leve expresión de desprecio en los labios, como si lo pusiera en duda

Todos, sin excepción alguna menos la familia de Lily y Emmett miraron con extrañeza al profesor.

- ¿Te lavaste el pelo en ese momento?- Le preguntó Sirius logrando que el profesor se pusiera rojo de furia.

- No, no puede que tenga novia- Dijo James en shock- Aunque pensándolo bien no sé cómo alguien se podría fijar en el…- Dijo por lo bajo para que Lily no lo escuchara pero Sirius si lo hizo al igual que Emmett y Keyla por sus sentidos desarrollados.

- Ya cállense, tiene que tener algún motivo para defender a mi hijo- Dijo Lily algo enojada pero igual de sorprendida que todos los presentes.

;sin em bargo, aquí tenemos una serie de circunstancias sospecho sas: ¿por qué se encontraban en el corredor del piso supe rior? ¿Por qué no estaban en la fiesta de Halloween?

- Ya decía yo que aquí había gato encerrado- Dijo Sirius sorprendiendo a los hijos muggle-

- ¿Cómo sabes frases muggle's Sirius/tío/padrino?- Preguntaron Lily, Harry y Key mirando al animago interrogativamente.

- Verán pelirroja, mini pelirroja y mini cornamenta cuando vives con una familia a la que odias y ellos odian las cosas muggle's tienes que aprenderlas por consideración a ellos- Los chicos negaron con la cabeza mientras James y Remus reían por lo que decía el animago.

Harry, Ron y Hermione se pusieron a dar a la vez una explicación sobre la fiesta de cumpleaños de muerte.

... había cientos de fantasmas que podrán testificar que estábamos allí.

Pero ¿por qué no os unisteis a la fiesta después? —preguntó Snape. Los ojos negros le brillaban a la luz de las velas—. ¿Por qué subisteis al corredor?

- ¿Cómo no pudiste con el padre te la desquitas con el hijo, verdad?- Dijo James furioso comenzando a levantarse cosa que no logró por su esposa e hijos que lo aguantaban.

- Es un impertinente igual que tu Potter- Dijo el profesor escupiendo cada palabra.

- Ya basta, por favor señor Lupin continúe- Dumbledore miraba a los dos adultos para que no hicieran nada impertinente.

Ron y Hermione miraron a Harry.

Porque..., porque... —dijo Harry, con el corazón latién dole a toda prisa; algo le decía que parecería muy rebuscado si explicaba que lo había conducido hasta allí una voz que no salía de ningún sitio y que nadie sino él había podido oír—, porque estábamos cansados y queríamos ir a la cama —dijo.

- Una buena excusa si no fuera porque no habían comido en la fiesta- Dijeron Sirius, James y Remus porque claro ellos ya tenían experiencia en inventar excusas cuando querían esconder algo.

¿Sin cenar? —preguntó Snape. Una sonrisa de triunfo había aparecido en su adusto rostro—. No sabía que los fan tasmas dieran en sus fiestas comida buena para los vivos.

- Y no sabía que los que no se lavaban el cabello sabían sonreír Quejicus- Dijo Sirius molesto con el profesor mientras este lo ignoraba y los hermanos Potter ponían sus ojos en blanco.

No teníamos hambre —dijo Ron con voz potente, y las tripas le rugieron en aquel preciso instante.

- Un Weasley nunca puede esconder su apetito- Negaron todos los pelirrojos mientras Ron enrojecía hasta las orejas.

La desagradable sonrisa de Snape se ensanchó más.

Tengo la impresión, señor director, de que Potter no está siendo completamente sincero —dijo—. Podría ser una buena idea privarle de determinados privilegios hasta que se avenga a contarnos toda la verdad. Personalmente, creo que debería ser apartado del equipo de quidditch de Gryffindor hasta que decida no mentir.

Los del equipo de Gryffindor le gruñeron a su profesor al igual que James y Keyla haciendo que su madre se diera cuenta que ni viviendo alejada de ellos podría no gustarle aquel tonto juego.

Francamente, Severus —dijo la profesora McGona gall bruscamente—, no veo razón para que el muchacho deje de jugar al quidditch. Este gato no ha sido golpeado en la ca beza con el palo de una escoba. No tenemos ninguna prueba de que Potter haya hecho algo malo.

- ¡Así se hace Minnie!- Gritaron todos los bromistas mientras la profesora se sonrojaba y Keyla y Sirius gritaban "En tu cara Quejicus" haciendo que el profesor los mirara con furia.

Dumbledore miraba a Harry de forma inquisitiva. Ante los vivos ojos azul claro del director, Harry se sentía como si le examinaran por rayos X.

- Sabemos cómo se siente- De nuevo los bromistas sabían lo que sentía ir al despacho del director y este con tan solo una mirada ya sabía lo que pensaban, claro que solo se dieron cuenta que de verdad podían leerles la mente cuando fueron mayores.

Es inocente hasta que se demuestre lo contrario, Se verus —dijo con firmeza.

Snape parecía furioso. Igual que Filch.

- Ni con el padre ni con el hijo- Dijo Sirius con una sonrisa petulante logrando que el profesor de pociones se levantara de su asiento pero con una sola mirada del director se sentara en su asiento y James le chocara los cinco por debajo de la mesa a su mejor amigo.

¡Han petrificado a mi gata! —gritó. Tenía los ojos de sorbitados—. ¡Exijo que se castigue a los culpables!

Podremos curarla, Argus —dijo Dumbledore armándo se de paciencia—. La señora Sprout ha conseguido mandrá goras recientemente. En cuanto hayan crecido, haré una poción con la que revivir a la Señora Norris.

- ¡Claro! Por eso se mencionaban tanto las mandrágoras en este libro- Dijeron a la vez Lily y Remus ya sin sorprender a nadie porque se daban cuenta cuan inteligentes eran.

La haré yo —acometió Lockhart—. Creo que la he pre parado unas cien veces, podría hacerla hasta dormido.

- Hay por favor que alguien lo calle- Dijeron varios de los adultos tapándose los oídos haciendo reír a todos los presentes.

- Lamentablemente tienen que seguir escuchándolo- Dijo Harry negando con su cabeza pero con una sonrisa en su rostro.

Disculpe —dijo Snape con frialdad—, pero creo que el profesor de Pociones de este colegio soy yo.

- En ese punto le doy la razón al profesor Snape- Dijo Keyla ganándose una mirada de reproche de su padre y tío y una sonrisa de su madre pero solo una mirada del profesor.

Hubo un silencio incómodo.

Podéis iros —dijo Dumbledore a Harry, Ron y Her mione.

Se fueron deprisa pero sin correr. Cuando estuvieron un piso más arriba del despacho de Lockhart, entraron en un aula vacía y cerraron la puerta con cuidado. Harry miró las caras ensombrecidas de sus amigos.

¿Creéis que tendría que haberles hablado de la voz que oí?

Todos y cada uno de los presentes negaron con la cabeza mientras el trió de oro poni sus ojos en blanco.

No —dijo Ron sin dudar—. Oír voces que nadie puede oír no es buena señal, ni siquiera en el mundo de los magos.

- Y después se le ocurre decir que es inferior a nosotros- Dijo Bill dirigiéndole una sonrisa a su hermano menor haciendo que se sonrojara por toda la atención obtenida.

Había algo en la voz de Ron que hizo que Harry le pre guntase:

Tú me crees, ¿verdad?

Por supuesto —contestó Ron rápidamente—. Pero... tienes que admitir que parece raro...

- No es tan raro si lo vemos en un punto- Comenzó a decir Sirius ganándose todas las miradas- Si Evans acabó casándose con James y cornamenta de por si está loco pues sí, Harry esta hasta las trancas- Sirius terminó su relato ganándose un golpe de Lily y un "hey" de Harry y James.

- Si no más recuerdo, Harry me dijo que tú viviste con nuestro padre después de terminar Hogwarts y que te considerabas un Potter, así que por consiguiente…- Key dejó la oración inconclusa mientras Sirius la miraba con los ojos entrecerrados.

- Espera ¿Yo sé de tu existencia?- Dijo un Harry muy confundido mirando los ojos dorados de su hermana.

- Si, tú yo del futuro me contó todo sobre ti- Dijo ella con una sonrisa hacia su hermano el cual le devolvió.

Sí, ya sé que parece raro —admitió Harry—. Todo el asunto es muy raro. ¿Qué era lo que estaba escrito en el muro? «La cámara ha sido abierta.» ¿Qué querrá decir?

El caso es que me suena un poco —dijo Ron despa cio—. Creo que alguien me contó una vez una historia de que había una cámara secreta en Hogwarts...; a lo mejor fue Bill.

- Todos los que vivimos en el mundo mágico y estudiamos o estuvimos aquí estudiando conocemos la historia- Dijo Bill haciendo que todos asintieran de acuerdo con él.

- Así que pudiste haberlo escuchado de algún lugar Ron- Dijo Hermione sonriéndole a su novio haciendo que este le devolviera el gesto ganándose burlas de los gemelos.

¿Y qué demonios es un squib? —preguntó Harry.

Para sorpresa de Harry, Ron ahogó una risita.

- ¡Ron! Eso no es para reírse- Le regañó Molly pero no pudo seguir ya que los bromistas alababan al pelirrojo solo por hacerlo.

Bueno, no es que sea divertido realmente... pero tal como es Filch... —dijo—. Un squib es alguien nacido en una familia de magos, pero que no tiene poderes mágicos. Todo lo contrario a los magos hijos de familia muggle, sólo que los squibs son casos muy raros. Si Filch está tratando de apren der magia mediante un curso de Embrujorrápid, seguro que es un squib. Eso explica muchas cosas, como que odie tanto a los estudiantes. —Ron sonrió con satisfacción—. Es un amargado.

- Es cierto, nos odia por tener magia ya sabía yo que había una razón- Dijo Seamus hablando por primera vez en el capitulo.

De algún lugar llegó el sonido de un reloj.

Es medianoche —señaló Harry—. Es mejor que nos vayamos a dormir antes de que Snape nos encuentre y quie ra acusarnos de algo más.

Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch man tenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen. Harry le había visto fregar la inscripción del muro con el Quitamanchas mágico multiusos de la señora Skower, pero no había servido de nada: las palabras seguían tan brillan tes como el primer día. Cuando Filch no vigilaba el escena rio del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos en rojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imagina rias como «respirar demasiado fuerte» o «estar contento».

Los bromistas se reían por lo que Remus reía mientras los demás solo negaban con la cabeza ante la paranoia del conserje aunque pensándolo bien, ellos estarían un poco igual pero solo un poco.

Ginny Weasley parecía muy afectada por el destino de la Señora Norris. Según Ron, era una gran amante de los gatos.

- ¿Qué quieres decir con eso Ronald Weasley?- Dijo Ginny muy pero que muy enojada hacia su hermano.

- Nada Ginny solo me preguntaba la razón por la cual estabas así- Ron estaba casi escondido debajo de la mesa ante los gritos de la pelirroja.

- Esta confirmado, todos los Potter tienen que estar con una pelirroja y más si es así de enojona- Le susurró Sirius a James para que Lily ni Ginny lo escucharan pero Keyla si la cual solo se rió junto con su novio el cual también escuchaba la conversación.

Pero si no conocías a la Señora Norris —le dijo Ron para animarla—. La verdad es que estamos mucho mejor sin ella. —A Ginny le tembló el labio—. Cosas como éstas no suelen suceder en Hogwarts. Atraparán al que haya sido y lo echarán de aquí inmediatamente. Sólo espero que le dé tiem po a petrificar a Filch antes de que lo expulsen. Esto es bro ma... —añadió apresuradamente, al ver que Ginny se ponía blanca.

- ¡RONALD!- Gritaron Molly, Lily y aunque no lo conocía Keyla porque con algo así no se jugaba.

- Perdón no fue mi intención- Murmuró el pelirrojo ante las miradas dirigidas hacia él.

Aquel acto vandálico también había afectado a Hermio ne. Ya era habitual en ella pasar mucho tiempo leyendo, pero ahora prácticamente no hacía otra cosa. Cuando le preguntaban qué buscaba, no obtenían respuesta, y tuvieron que esperar al miércoles siguiente para enterarse.

-¿Qué era lo que buscaba?- Preguntó Sirius pero no obtuvo respuesta haciendo una pataleta mientras los demás veía al trió pero obtenían lo mismo.

Harry se había tenido que quedar después de la clase de Pociones, porque Snape le había mandado limpiar los gusa nos de los pupitres. Tras comer apresuradamente, subió para encontrarse con Ron en la biblioteca, donde vio a Jus tin Finch-Fletchey, el chico de la casa de Hufflepuff con el que coincidían en Herbología, que se le acercaba. Harry aca baba de abrir la boca para decir «hola» cuando Justin lo vio, cambió de repente de rumbo y se marchó deprisa en sentido opuesto.

Justin se sonrojó al sentir que todas las miradas recaían sobre él y mas la de Sirius, James, Lily, Remus y Key que lo miraban con furia.

Harry encontró a Ron al fondo de la biblioteca, midien do sus deberes de Historia de la Magia. El profesor Binns les había mandado un trabajo de un metro de largo sobre «La Asamblea Medieval de Magos de Europa».

No puede ser, todavía me quedan veinte centímetros... —dijo furioso Ron soltando el pergamino, que recuperó su forma de rollo— y Hermione ha llegado al metro y medio con su letra diminuta.

- Lo mejor es escribir más grande…- Comenzó James pero al ver la mirada reprobatoria de McGonagall y de Lily decidió callarse por su bien.

¿Dónde está? —preguntó Harry, cogiendo la cinta métrica y desenrollando su trabajo.

En algún lado por allá —respondió Ron, señalando hacia las estanterías—. Buscando otro libro. Creo que quie re leerse la biblioteca entera antes de Navidad.

Todas las mujeres miraron a Ron como queriendo matarlo ante lo bruto que es con las mujeres y mas con su mejor amiga la que ahora era su novia.

Harry le contó a Ron que Justin Finch-Fletchey lo ha bía esquivado y se había alejado de él a toda prisa.

No sé por qué te preocupa, si siempre has pensado que era un poco idiota —dijo Ron, escribiendo con la letra más grande que podía—. Todas esas tonterías sobre lo maravilloso que es Lockhart...

Justin miró a Harry pero este le envió una mirada de disculpa la cual el chico aceptó y Lily miraba sonriente a su hijo por el gesto.

Hermione surgió de entre las estanterías. Parecía dis gustada pero dispuesta a hablarles por fin.

No queda ni uno de los ejemplares que había en el co legio; se han llevado la Historia de Hogwarts —dijo, sentán dose junto a Harry y Ron—. Y hay una lista de espera de dos semanas. Lamento haberme dejado en casa mi ejemplar, pero con todos los libros de Lockhart, no me cabía en el baúl.

- Los hubieras dejado todos y aun así hubieras pasado la clase- Dijo Sirius sonriéndole a la chica la cual se sonrojó.

- A todas estas ¿Para que querías ese libro si ya habías hecho tu tarea?- Preguntó James mirando a la castaña y antes de que ella abriera la boca otra persona contestó.

- Es obvio, para buscar acerca de la cámara de los secretos- Dijo Key mientras ponía sus ojos en blanco- Por cierto me llamo Key ya que este mal hermano no nos presentó

- Y tu sabes cuál es nuestro nombre aun así mi nombre es Hermione y el es Ron, los mejores amigos de Harry- Dijo Hermione con una sonrisa en su rostro.

- Mejor conocido como el trió dorado- Dijo Neville sonriéndole al grupo.

¿Para qué lo quieres? —le preguntó Harry.

Para lo mismo que el resto de la gente —contestó Hermione—: para leer la leyenda de la Cámara de los Se cretos.

- Y ahí no está porque nosotros también intentamos buscarla… digo digo leer la leyenda- Rectificó Sirius ante las miradas de los profesores.

- Canuto mejor cierra el pico- Dijo James pegándole en la cabeza haciendo que el animago maldijera por lo bajo

¿Qué es eso? —preguntó Harry al instante.

Eso quisiera yo saber. Pero no lo recuerdo —contestó Hermione, mordiéndose el labio—. Y no consigo encontrar la historia en ningún otro lado.

- Cuando menos lo busques lo encuentras- Dijo Lily hacia la castaña mientras esta asentía en acuerdo.

Hermione, déjame leer tu trabajo —le pidió Ron de sesperado, mirando el reloj.

No, no quiero —dijo Hermione, repentinamente seve ra—. Has tenido diez días para acabarlo.

Sólo me faltan seis centímetros, venga.

Sonó la campana. Ron y Hermione se encaminaron al aula de Historia de la Magia, discutiendo.

- Eso no es nada raro, siempre están discutiendo- Dijo un chico de Revenclaw ganándose una mirada severa de los mencionados.

Historia de la Magia era la asignatura más aburrida de todas. El profesor Binns, que la impartía, era el único profe sor fantasma que tenían, y lo más emocionante que sucedía en sus clases era su entrada en el aula, a través de la piza rra. Viejo y consumido, mucha gente decía de él que no se había dado cuenta de que se había muerto. Simplemente, un día se había levantado para ir a dar clase, y se había de jado el cuerpo en una butaca, delante de la chimenea de la sala de profesores. Desde entonces, había seguido la misma rutina sin la más leve variación.

Nadie hizo ningún comentario ante lo leído ya que estaban cansados de que se leyera lo mismo en todos los libros.

Aquel día fue igual de aburrido. El profesor Binns abrió sus apuntes y los leyó con un sonsonete monótono, como el de una aspiradora vieja, hasta que casi toda la clase hubo entra do en un sopor profundo, sólo alterado de vez en cuando el tiempo suficiente para tomar nota de un nombre o de una fe cha, y volver a adormecerse. Llevaba una media hora hablan do cuando ocurrió algo insólito: Hermione alzó la mano.

- A puesto que es para preguntar sobre la cámara- Dijo James mientras todos los que estuvieron allí asentían dándole la razón.

El profesor Binns, levantando la vista a mitad de una lección horrorosamente aburrida sobre la Convención Inter nacional de Brujos de 1289, pareció sorprendido.

¿Señorita...?

Granger, profesor. Pensaba que quizá usted pudiera hablarnos sobre la Cámara de los Secretos —dijo Hermione con voz clara.

- Y así es como se deja en shock a un profesor y más si es fantasma- Dijo Sirius riendo.

- Cállate que no ves que siempre que ellos se imponen en saber algo terminan en problemas- Lily estaba roja de furia que hizo que el animago retrocediera por el enojo.

- Mama te aseguro que será por una buena razón- Dijo Keyla intentando tranquilizarla cosa que no logró.

- Ni una buena, ni una mala cuando seas madre me entenderás- Dijo Lily sin percatarse de la mirada triste de su hija la cual solo se dio cuenta su padre y su hermano.

Dean Thomas, que había permanecido boquiabierto, mirando por la ventana, salió de su trance dando un respin go. Lavender Brown levantó la cabeza y a Neville le resbaló el codo de la mesa.

El profesor Binns parpadeó.

Mi disciplina es la Historia de la Magia —dijo con su voz seca, jadeante—. Me ocupo de los hechos, señorita Granger, no de los mitos ni de las leyendas. —Se aclaró la garganta con un pequeño ruido que fue como un chirrido de tiza, y prosiguió—: En septiembre de aquel año, un sub comité de hechiceros sardos...

- Y eso no la va a detener- Dijeron Harry y Ron ganándose una mirada de suficiencia de la castaña.

Balbució y se detuvo. De nuevo, en el aire, se agitaba la mano de Hermione.

¿Señorita Grant?

Disculpe, señor, ¿no tienen siempre las leyendas una base real?

El profesor Binns la miraba con tal estupor, que Harry adivinó que ningún estudiante lo había interrumpido nun ca, ni estando vivo ni estando muerto.

- Así mismo es señor Potter- Dijo Dumbledore con una sonrisa divertida logrando que el profesor se le pusieran las mejillas de un color plata trasparente como si estuviera ruborizado.

Veamos —dijo lentamente el profesor Binns—, sí, creo que eso se podría discutir. —Miró a Hermione como si nunca hubiera visto bien a un estudiante—. Sin embargo, la leyen da por la que usted me pregunta es una patraña hasta tal punto exagerada, yo diría incluso absurda...

- Eso no importa queremos saber el chisme- Dijo Sirius acomodándose en su asiento como si nunca la hubiera escuchado mientras los que no se colocaban igual que él en su lugar.

La clase entera estaba ahora pendiente de las palabras del profesor Binns; éste miró a sus alumnos y vio que todas las caras estaban vueltas hacia él. Harry se sentía completamente desconcertado al ver unas muestras de interés tan inusitadas.

- Harry, ninguno somos Slytherin y si nos importa los nacidos muggle- Dijo Dean mientras los de la mesa de las serpientes hacían como si no fuera con ellos y las demás casas asentían en acuerdo con el chico.

Muy bien —dijo despacio—. Veamos... la Cámara de los Secretos... Todos ustedes saben, naturalmente, que Hog warts fue fundado hace unos mil años (no sabemos con cer teza la fecha exacta) por los cuatro brujos más importantes de la época. Las cuatro casas del colegio reciben su nombre de ellos: Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin. Los cuatro juntos construyeron este cas tillo, lejos de las miradas indiscretas de los muggles, dado que aquélla era una época en que la gente tenía miedo a la magia, y los magos y las brujas sufrían persecución.

Todos estaban absortos en la lectura, no importaba que la supieran pero tenía que ver algo importante en ese tiempo y los que estuvieron allí quería saber exactamente lo que había pasado mientras Ginny se mantenía serena por ahora.

Se detuvo, miró a la clase con los ojos empañados y con tinuó:

Durante algunos años, los fundadores trabajaron con juntamente en armonía, buscando jóvenes que dieran mues tras de aptitud para la magia y trayéndolos al castillo para educarlos. Pero luego surgieron desacuerdos entre ellos y se produjo una ruptura entre Slytherin y los demás. Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que se admitían en Hogwarts. Pensaba que la enseñanza de la magia de bería reservarse para las familias de magos. Lo desagradaba tener alumnos de familia muggle, porque no los creía dignos de confianza. Un día se produjo una seria disputa al respecto entre Slytherin y Gryffindor, y Slytherin abandonó el colegio.

Ahora algunos entendían que la disputa entre esas casas era cosa antigua y esperaban que en algún momento se pudiera borrar esos malos pensamientos principalmente en la casa de las serpientes.

El profesor Binns se detuvo de nuevo y frunció la boca, como una tortuga vieja llena de arrugas.

- ¿Enserio Harry, tortuga vieja?- Preguntó su padre mientras algunos reían por las comparaciones que hacia el Harry del libro logrando que el presente se sonrojara.

Esto es lo que nos dicen las fuentes históricas fidedig nas —dijo—, pero estos simples hechos quedaron ocultos tras la leyenda fantástica de la Cámara de los Secretos. La leyenda nos dice que Slytherin había construido en el casti llo una cámara oculta, de la que no sabían nada los otros fun dadores.

»Slytherin, según la leyenda, selló la Cámara de los Se cretos para que nadie la pudiera abrir hasta que llegara al colegio su auténtico heredero. Sólo el heredero podría abrir la Cámara de los Secretos, desencadenar el horror que contiene y usarlo para librar al colegio de todos los que no tie nen derecho a aprender magia.

Ahora si sabían que era un caso serio, si de por si los magos más obscuros salían de esa casa, cualquiera de ellos podría ser el heredero. Todas las miradas fueron a los Slytherin los cuales se miraron entre ellos pero no mostraron ninguna expresión en su rostro.

Cuando terminó de contar la historia, se hizo el silencio, pero no era el silencio habitual, soporífero, de las clases del profesor Binns. Flotaba en el aire un desasosiego, y todo el mundo le seguía mirando, esperando que continuara. El profesor Binns parecía levemente molesto.

- Podría estar feliz de que alguien le preste atención- Dijo Sirius ganándose unas miradas matadoras de los presentes- Porque siempre a mi…

- Porque solo tú buscas algo gracioso cuando todo esto es serio- Dijo Lily con voz enojada.

- Pero si yo soy Sirius*- James y Remus solo rodaron sus ojos mientras la pelirroja respiraba profundo para calmarse.

Por supuesto, esta historia es un completo disparate —añadió—. Naturalmente, el colegio entero ha sido regis trado varias veces en busca de la cámara, por los magos me jor preparados. No existe. Es un cuento inventado para asustar a los crédulos.

- Pues si solo fuera un cuento, el libro no se llamaría así- Dijo Cho mientras todos asentían ante lo dicho por la asiática y miraban al trió.

- Tienen que esperar a seguir la lectura porque nosotros no diremos nada- Dijo Harry mientras los demás hacían una mueca de disgusto.

Hermione volvió a levantar la mano.

Profesor..., ¿a qué se refiere usted exactamente al de cir «el horror que contiene» la cámara?

Se cree que es algún tipo de monstruo, al que sólo po drá dominar el heredero de Slytherin —explicó el profesor Binns con su voz seca y aflautada.

La clase intercambió miradas nerviosas.

Al igual que todos los que no sabían que había en la cámara.

Pero ya les digo que no existe —añadió el profesor Binns, revolviendo en sus apuntes—. No hay tal cámara ni tal monstruo.

- Lamentablemente no creo que no exista- Dijo James suspirando mientras miraba a su hijo al igual que su esposa e hija.

- Lo siento pero fue por una buena causa- Harry miró disimuladamente a Ginny cosa que solo vio Key y Lily haciendo que esta última se preocupara aun peor.

Pero, profesor —comentó Seamus Finnigan—, si sólo el auténtico heredero de Slytherin puede abrir la cámara, nadie más podría encontrarla, ¿no?

Tonterías, O'Flaherty —repuso el profesor Binns en tono algo airado—, si una larga sucesión de directores de Hogwarts no la han encontrado...

- ¿Soy yo o no se sabe los apellidos de los estudiantes?- Preguntó Sirius pero no recibió contestación alguna.

Pero, profesor —intervino Parvati Patil—, probable mente haya que emplear magia negra para abrirla...

El hecho de que un mago no utilice la magia negra no quiere decir que no pueda emplearla, señorita Patati —le interrumpió el profesor Binns—. Insisto, si los predecesores de Dumbledore...

Pero tal vez sea preciso estar relacionado con Slythe rin, y por eso Dumbledore no podría... —apuntó Dean Tho mas, pero el profesor Binns ya estaba harto.

Ya basta —dijo bruscamente—. ¡Es un mito! ¡No existe! ¡No hay el menor indicio de que Slytherin constru yera semejante cuarto trastero! Me arrepiento de haberles relatado una leyenda tan absurda. Ahora volvamos, por fa vor, a la historia, a los hechos evidentes, creíbles y compro bables.

Todos en el gran comedor se miraban entre sí mientras Dumbledore perdía ese brillo característico en sus ojos pensando en todo lo que hizo y hace Voldemort para ganar el poder.

Y en cinco minutos, la clase se sumergió de nuevo en su sopor habitual.

Ya sabía que Salazar Slytherin era un viejo chiflado y re torcido —dijo Ron a Harry y Hermione, mientras se abrían camino por los abarrotados corredores al término de las clases, para dejar las bolsas en la habitación antes de ir a ce nar—. Pero lo que no sabía es que hubiera sido él quien empezó todo este asunto de la limpieza de sangre. No me quedaría en su casa aunque me pagaran. Sinceramente, si el Sombrero Seleccionador hubiera querido mandarme a Slytherin, yo me habría vuelto derecho a casa en el tren

- Y nosotros te hubiéramos hecho algún embrujo para desterrarte de la familia- Dijeron los gemelos ganándose una mirada envenenada de Molly.

- Pídanle perdón a su hermano- Dijo la pelirroja mirándolos con furia.

- Perdónanos pequeño Ronnie- Dijeron a la vez pero se les veía que no lo decían sinceramente.

Hermione asintió entusiasmada con la cabeza, pero Ha rry no dijo nada. Tenía el corazón encogido de la angustia.

Harry no había dicho nunca a Ron y Hermione que el Sombrero Seleccionador había considerado seriamente la posibilidad de enviarlo a Slytherin. Recordaba, como si hu biera ocurrido el día anterior, la vocecita que le había habla do al oído cuando, un año antes, se había puesto el Sombre ro Seleccionador.

Podrías ser muy grande, ¿sabes?, lo tienes todo en tu cabeza y Slytherin te ayudaría en el camino hacia la grandeza. No hay dudas, ¿verdad?

- Ah pero es que el sombrero de una u de otra forma esta chiflado- Dijo Sirius moviendo su mano como quitándole hierro al asunto.

- Tú no tienes remedio- Lily negaba con su cabeza mientras Harry y Keyla miraban a Sirius con una sonrisa.

Pero Harry, que ya conocía la reputación de la casa de Slytherin por los brujos de magia negra que salían de ella, había pensado desesperadamente «¡Slytherin no!», y el som brero había terminado diciendo:

Bueno, si estás seguro, mejor que seas ¡GRYF FINDOR!

Mientras caminaban empujados por la multitud, pasó Colin Creevey.

¡Eh, Harry!

¡Hola, Colin! —dijo Harry sin darse cuenta.

Harry, Harry.., en mi clase un chaval ha estado di ciendo que tú eres...

- ¿Qué él es qué?- Preguntaron James, Remus, Lily y Sirius a la vez mirando a Harry haciendo que el solo se encogiera de hombros restándole importancia.

Pero Colin era demasiado pequeño para luchar contra la marea de gente que lo llevaba hacia el Gran Comedor. Le oyeron chillar:

¡Hasta luego, Harry! —Y desapareció.

¿Qué es lo que dice sobre ti un chaval de su clase? —preguntó Hermione.

Que soy el heredero de Slytherin, supongo —dijo Harry, y el corazón se le encogió un poco más al recordar cómo lo ha bía rehuido Justin Finch-Fletchley a la hora de la comida.

La familia Potter, Sirius y Remus entrecerraron sus ojos hacia los chicos haciendo que estos temblaran y mas porque la hermana de Harry era nada más y nada menos que un vampiro.

La gente aquí es capaz de creerse cualquier cosa —dijo Ron, con disgusto.

La masa de alumnos se aclaró, y consiguieron subir sin dificultad al siguiente rellano.

¿Crees que realmente hay una Cámara de los Secre tos? —preguntó Ron a Hermione.

No lo sé —respondió ella, frunciendo el entrecejo—. Dumbledore no fue capaz de curar a la Señora Norris, y eso me hace sospechar que quienquiera que la atacase no debía de ser..., bueno..., humano.

Ginny se estremeció ante lo dicho por la castaña que solo Keyla, Emmett y el trió de oro se dieron cuenta por lo que Harry tomó su mano debajo de la mesa dando un apretón para calmarla.

Al doblar la esquina se encontraron en un extremo del mismo corredor en que había tenido lugar la agresión. Se detuvieron y miraron. El lugar estaba tal como lo habían encontrado aquella noche, salvo que ningún gato tieso col gaba de la argolla en que se fijaba la antorcha, y que había una silla apoyada contra la pared del mensaje: «La cámara ha sido abierta.»

Aquí es donde Filch ha estado haciendo guardia —dijo Ron.

Se miraron unos a otros. El corredor se encontraba de sierto.

No hay nada malo en echar un vistazo —dijo Harry, dejando la bolsa en el suelo y poniéndose a gatear en busca de alguna pista.

- Y ahí están los genes Potter- Dijo Lily mirando con furia a sus hijos y a su esposo.

- Hey también están los Evans y déjame decirte querida pelirroja que cuando algo se te metía en la cabeza no había poder que te lo sacara- Dijo Sirius y por primera vez Lily se sonrojó y le dio la razón al animago.

¡Esto está chamuscado! —dijo—. ¡Aquí... y aquí!

¡Ven y mira esto! —dijo Hermione—. Es extraño.

Harry se levantó y se acercó a la ventana más próxima a la inscripción de la pared. Hermione señalaba al cristal superior, por donde una veintena de arañas estaban escabulléndose, según parecía tratando de penetrar por una pe queña grieta en el cristal. Un hilo largo y plateado colgaba como una soga, y daba la impresión de que las arañas lo ha bían utilizado para salir apresuradamente.

- ¿Arañas?- Preguntaron toda la orden al igual que algunos estudiantes y profesores mientras los Weasley miraron a Ron con lastima conociendo su fobia.

¿Habíais visto alguna vez que las arañas se compor taran así? —preguntó Hermione, perpleja.

Yo no —dijo Harry—. ¿Y tú, Ron? ¿Ron?

Volvió la cabeza hacia su amigo. Ron había retrocedi do y parecía estar luchando contra el impulso de salir co rriendo.

Todas las miradas se dirigieron al pelirrojo mientras este se ponía colorado por lo que decía en el libro.

¿Qué pasa? —le preguntó Harry.

No... no me gustan... las arañas —dijo Ron, nervioso.

No lo sabía —dijo Hermione, mirando sorprendida a Ron—. Has usado arañas muchas veces en la clase de Po ciones...

Si están muertas no me importa —explicó Ron, quien tenía la precaución de mirar a cualquier parte menos a la ventana—. No soporto la manera en que se mueven.

Hermione soltó una risita tonta.

- ¡Hey!- Dijo la castaña enojada hacia su amigo.

- Fue tonta y mas porque te reíste de mi- Dijo Ron cruzado de brazos haciéndose el enojado logrando que la castaña se sonrojara y bajara su mirada.

- Lo siento Ron no quería…-Comenzó pero fue interrumpida por las risas de Ron y Harry.

- Era una broma sabes que nunca podríamos estar enojados contigo- Dijo Harry entre risas ganándose una mirada reprobatoria de todos y una indignada de Hermione.

No tiene nada de divertido —dijo Ron impetuosa mente—. Si quieres saberlo, cuando yo tenía tres años, Fred convirtió mi... mi osito de peluche en una araña grande y as querosa porque yo le había roto su escoba de juguete. A ti tampoco te harían gracia si estando con tu osito, le hubieran salido de repente muchas patas y...

- Todo por su culpa- Les reprendió Molly haciendo que los gemelos miraran hacia abajo apenados.

- Pero fue una buena magia accidental mira que convertir un tierno oso de peluche en una araña- Sirius se quedo callado ante la mirada de Molly.

Dejó de hablar, estremecido. Era evidente que Hermio ne seguía aguantándose la risa. Pensando que sería mejor cambiar de tema, Harry dijo:

¿Recordáis toda aquella agua en el suelo? ¿De dónde vendría? Alguien ha pasado la fregona.

Estaba por aquí —dijo Ron, recobrándose y caminan do unos pasos más allá de la silla de Filch para indicárse lo—, a la altura de esta puerta.

Asió el pomo metálico de la puerta, pero retiró la mano inmediatamente, como si se hubiera quemado.

¿Qué pasa? —preguntó Harry

No puedo entrar ahí —dijo Ron bruscamente—, es un aseo de chicas.

- Aseo… agua, no tiene que ser más que Myrtle la llorona- Dijo Lily dejando ver su inteligencia una vez más.

- Mejor seguimos leyendo- Dijo Harry sonriéndole a su madre.

Pero Ron, si no habrá nadie dentro —dijo Hermione, poniéndose derecha y acercándose—; aquí es donde está Myrtle la Llorona. Venga, echemos un vistazo.

Y sin hacer caso del letrero de «No funciona», Hermione abrió la puerta.

Era el cuarto de baño más triste y deprimente en que Harry había puesto nunca los pies. Debajo de un espejo gran de, quebrado y manchado, había una fila de lavabos de pie dra en muy mal estado. El suelo estaba mojado y reflejaba la luz triste que daban las llamas de unas pocas velas que se con sumían en sus palmatorias. Las puertas de los retretes esta ban rayadas y rotas, y una colgaba fuera de los goznes.

Todos los que no habían entrado a esos lavados sentían pena de solo escucharlo pero los profesores, que si los habían visto antes de ese estado y después sabían que era la viva imagen de un lugar sombrío y lleno de tristeza.

Hermione les pidió silencio con un dedo en los labios y se fue hasta el último retrete. Cuando llegó, dijo:

Hola, Myrtle, ¿qué tal?

Harry y Ron se acercaron a ver. Myrtle la Llorona estaba sobre la cisterna del retrete, reventándose un grano de la barbilla.

Todas las mujeres hicieron una mueca de asco cuando Remus leyó esas líneas mientras los hombres solo ponían los ojos en blanco.

Esto es un aseo de chicas —dijo, mirando con recelo a Harry y Ron—. Y ellos no son chicas.

No —confirmé Hermione—. Sólo quería enseñarles lo... lo bien que se está aquí.

Con la mano, indicó vagamente el espejo viejo y sucio, y el suelo húmedo.

- Enserio deberíamos enseñarles mejores excusas- Sirius miró rápidamente a la pelirroja pero esta estaba tan absorta en el libro que ni lo escuchó pero su sobrina si y solo negó con su cabeza riendo hacia su tío.

Pregúntale si vio algo —dijo Harry a Hermione, sin pronunciar, para que le leyera en los labios.

¿Qué murmuras? —le preguntó Myrtle, mirándole.

Nada —se apresuró a decir Harry—. Queríamos pre guntar...

¡Me gustaría que la gente dejara de hablar a mis es paldas! —dijo Myrtle, con la voz ahogada por las lágri mas—. Tengo sentimientos, ¿sabéis?, aunque esté muerta.

-Valla, un fantasma con sentimientos- Dijo Michael Corner causando la furia de Harry quien se levantó encarándolo.

- Escúchenme bien todos porque esto no lo vuelvo a repetir, cualquiera que vaya a decir algo en contra de Myrtle piénsenlo dos veces. Ustedes no conocen su historia así que dejen de estarla juzgándola, si escucho aunque sea otra palabra en contra de ella se las verán con nosotros- Ron y Hermione asintieron ante las palabras de su mejor amigo causando un estremecimiento en todos los presentes incluido sus padres.

- Y yo voy a ayudarlos así que conecten su lengua con el cerebro antes de hablar- Lo secundó Key y las miradas de pánico no se hicieron esperar en todos los presentes del gran comedor.

Myrtle, nadie quiere molestarte —dijo Hermione—. Harry sólo...

¡Nadie quiere molestarme! ¡Ésta sí que es buena! —gimió Myrtle—. ¡Mi vida en este lugar no fue más que mi seria, y ahora la gente viene aquí a amargarme la muerte!

Sirius iba a decir algo pero recordando las palabras de su ahijado y sobrina prefirió no decir nada en contra de la fantasma.

Queríamos preguntarte si habías visto últimamente algo raro —dijo Hermione dándose prisa—. Porque la noche de Halloween agredieron a un gato justo al otro lado de tu puerta.

¿Viste a alguien por aquí aquella noche? —le pregun tó Harry.

Los aurores que se encontraban en ese momento presentes miraban con curiosidad al trió, serian un buen equipo en ese departamento y deseaban que si todo salía bien ellos tomaran la decisión de seguir ese camino.

No me fijé —dijo Myrtle con afectación—. Me dolió tanto lo que dijo Peeves, que vine aquí e intenté suicidarme. Luego, claro, recordé que estoy..., que estoy...

Todos los presentes al recordar las palabras de los hermanos Potter, aguantaron las carcajadas por la ironía de la situación.

Muerta ya —dijo Ron, con la intención de ayudar. Myrtle sollozó trágicamente, se elevó en el aire, se vol vió y se sumergió de cabeza en la taza del retrete, salpicándoles, y desapareció de la vista; a juzgar por la procedencia de sus sollozos ahogados, debía de estar en algún lugar del sifón.

-Bravo Ronnie eres el hombre más sensible de todo el mundo mágico- Ginny miraba con burla a su hermano mientras este la fulminaba con la mirada.

Harry y Ron se quedaron con la boca abierta, pero Her mione, que ya estaba harta, se encogió de hombros, y les dijo:

Tratándose de Myrtle, esto es casi estar alegre. Bue no, vámonos...

Harry acababa de cerrar la puerta a los sollozos gor jeantes de Myrtle, cuando una potente voz les hizo dar un respingo a los tres.

¡RON!

Percy Weasley, con su resplandeciente insignia de pre fecto, se había detenido al final de las escaleras, con una ex presión de susto en la cara.

¡Esos son los aseos de las chicas! —gritó—. ¿Qué es tás haciendo?

-Veras querido Percy, el solamente estaba viendo los pro y los contra de cómo convertirse en mujer –Dijeron los gemelos mientras rodaban los ojos y hacían que su pequeño hermano se pusiera rojo por la vergüenza y el enojo logrando así que las orejas de sus hermanos se convirtieran en orejas de burros para la sorpresa de todos.

- ¿Eso fue lo que creo que fue?- Harry estaba estático al igual que todos los presentes.

- Una muy buena magia accidental señor Weasley- El director estaba entretenido con la escena ya que los gemelos le rogaban a Hermione y Lily que les quitara las orejas mientras ellas solo se hacían las sordas pero tenían una sonrisa de oreja a oreja.

Sólo echaba un vistazo —dijo Ron, encogiéndose de hombros—. Buscando pistas, ya sabes...

Percy parecía a punto de estallar. A Harry le recordó mucho a la señora Weasley.

Percy y la señora Weasley miraron a Harry, ella con una sonrisa triste y Percy con una mueca de indiferencia hacia aquel mentiroso.

Marchaos... fuera... de aquí... —dijo, caminando hacia ellos con paso firme y agitando los brazos para echarlos—. ¿No os dais cuenta de lo que podría parecer, volver a este lu gar mientras todos están cenando?

- Eso es cierto pero hablamos del trió de oro, siempre andan en problemas- Dijo Neville sin saber lo que eso les traería a los chicos pero más a Harry y a Ron.

- ¿Qué quiere decir mi ahijado con que siempre andan en problemas?- Lily miraba a su hijo con una paz que no engañaba a nadie.

- Nada mamá es solo que...- Intentó salirse por la tangente Harry pero la miró extrañado al igual que Neville- ¿Cómo que tu ahijado?

- ¿No sabían?- Harry y Neville negaron con su cabeza- Lily es madrina de Neville y James su padrino, éramos los mejores amigos en el colegio- Terminó por decir Alice.

- Mejor lo dejamos ahí y Harry un consejo para el futuro, nunca trates de engañar a tu madre- Su padre le guiñó un ojo mientras Sirius y Lupin asentían de acuerdo con el animago.

¿Por qué no podemos estar aquí? —repuso Ron acalo radamente, parándose de pronto y enfrentándose a Percy—. ¡Escucha, nosotros no le hemos tocado un pelo a ese gato!

Eso es lo que dije a Ginny —dijo Percy con contun dencia—, pero ella todavía cree que te van a expulsar. No la he visto nunca tan afectada, llorando amargamente. Podrías pensar un poco en ella, y además, todos los de primero están asustados.

Todos miraron a los que se supone que estaban en ese grado aquel año y les sonrieron con lastima, claro menos los Slytherin que aunque estaban asustados se hacían los fuertes.

A ti no te preocupa Ginny —replicó Ron, enrojeciendo hasta las orejas—, a ti sólo te preocupa que yo eche a perder tus posibilidades de ser Representante del Colegio.

- ¡Ron!- Molly reprendió a su hijo mirándolo con pena, desde pequeño se habían llevado mal y esperaba, por el bien de todos que se arreglaran las cosas entre ellos.

¡Cinco puntos menos para Gryffindor! —dijo Percy secamente, llevándose una mano a su insignia de prefec to—. ¡Y espero que esto te enseñe la lección! ¡Se acabó el ha cer de detective, o de lo contrario escribiré a mamá!

- Debo decirte Perce que quitarnos puntos te hace ver rudo- Empezó a decir George mientras miraba a su hermano.

- Pero el "Le escribiré a mama" te hace ver afeminado- Terminó de decir Fred mientras chocaban las manos al ver a su hermano menos favorito rojo de vergüenza.

Y se marchó con el paso firme y la nuca tan colorada como las orejas de Ron.

Aquella noche, en la sala común, Harry, Ron y Hermione es cogieron los asientos más alejados del de Percy. Ron estaba todavía de muy mal humor y seguía emborronando sus de beres de Encantamientos.

Minerva observó a Ron con el ceño fruncido recordando lo sucio que estaba su pergamino cuando lo entregó aquel día.

Cuando, sin darse cuenta, cogió su varita mágica para quitar las manchas, el pergamino empezó a arder. Casi echando tanto humo como sus debe res, Ron cerró de golpe El libro reglamentario de hechizos (clase 2). Para sorpresa de Harry, Hermione lo imitó.

Al igual que el Harry del libro, varios alumnos miraron con sorpresa a Hermione a lo que solo esta se encogió de hombros.

Pero ¿quién podría ser? —dijo con voz tranquila, como si continuara una conversación que hubieran estado manteniendo—. ¿Quién querría echar de Hogwarts a todos los squibs y los de familia muggle?

- Los Slytherin quienes mas- Dijeron James y Sirius a la vez mientras los de la casa dicha los miraban con los ojos entrecerrados y los demás se ponían a atar cabos en sus cabezas.

Pensemos —dijo Harry con simulado desconcierto—. ¿Conocemos a alguien que piense que los que vienen de fa milia muggle son escoria?

- Malfoy- Dijeron algunos pero más los de Gryffindor haciendo que el trió se mirara entre si y James y Lily miraban a sus hijos en busca de respuesta la cual no llegó.

Miró a Hermione. Hermione miró hacia atrás, poco con vencida.

Si te refieres a Malfoy...

¡Naturalmente! —dijo Ron—. Ya lo oísteis: «¡Los pró ximos seréis los sangre sucia!» Venga, no hay más que ver su asquerosa cara de rata para saber que es él...

- Solo es un niño que no sabe lo que quiere y se deja llevar por las cosas que dice su padre- Dijo Key mientras todos la miraban como si lo que dijera fuera absurdo.

- Mira engendro de la naturaleza más vale callarte o tú y tu madre sangre sucia lo va a pagar- Dijo el señor Malfoy que se había mantenido callado pero hubiera sido mejor que siguiera así porque no esperaba lo que vino a continuación.

Sin poder mirar por obvias razones fue alzado y lanzado hacia una pared con fuerza, no con tanta porque si no podría causarle la muerte, pero si para que se hiciera daño. Al intentar alzarse un dolor punzante venia de su cabeza haciendo que su vista se nublara pero aun así pudo ver al muchacho que acompañaba a la chica Potter y se estremeció dándose cuenta de sus palabras. Iba a sacar su varita pero antes de que lo hiciera se vio librado de ella y colgando de un tobillo, sabían que no podían hacerle nada fatal pero con el golpe del vampiro y dejarlo colgado con arañas recorriéndole el cuerpo era castigo suficiente. Cuando las cosas se calmaron un poco y pudieron bajar a Malfoy todo picoteado por las arañas siguió la lectura.

¿Malfoy, el heredero de Slytherin? —dijo escépticamente Hermione.

Fíjate en su familia —dijo Harry, cerrando también sus libros—. Todos han pertenecido a Slytherin, él siempre alardea de ello. Podrían perfectamente ser descendientes del mismo Slytherin. Su padre es un verdadero malvado.

- Habemos muchos que somos familia de sangre pura y llevamos generaciones siendo de esta casa Potter- Dijo Astoria y Draco le sonrió con coquetería porque creía que lo defendía- No sonrías tanto Malfoy solo dije lo obvio- El chico la taladró con la mirada mientras los demás se reían por lo bajo

¡Podrían haber conservado durante siglos la llave de la Cámara de los Secretos! —dijo Ron—. Pasándosela de pa dres a hijos...

- Enserio ahijado para ser hijo de la pelirroja eres un poco despistado, eso lo sacaste a tu padre- Dijo Sirius divertido mientras se ganaba una mirada fulminante de padre e hijo.

Bueno —dijo cautamente Hermione—, supongo que puede ser.

Pero ¿cómo podríamos demostrarlo? —preguntó Harry; en tono de misterio.

Habría una manera —dijo Hermione hablando des pacio, bajando aún más la voz y echando una fugaz mirada a Percy—. Por supuesto, sería difícil. Y peligroso, muy peli groso. Calculo que quebrantaríamos unas cincuenta nor mas del colegio.

Todos los presentes abrieron la boca casi hasta el suelo mirando a la que se suponía que fuera la voz de la razón del grupo. Hermione por su lado miraba a sus amigos mientras se estremecían por lo que sabían que se leería, no querían ni imaginar cuanto iba a costarle por hacer una poción prohibida, en un lugar prohibido y meterse a otra casa que no era la suya, tendrían muchos problemas.

Si, dentro de un mes más o menos, te parece que po drías empezar a explicárnoslo, háznoslo saber, ¿vale? —dijo Ron, airado.

- Si por favor todos queremos saber- Dijo Snape con una sonrisa que daba miedo a cualquiera, el solo imaginarse quitar puntos a Gryffindor y castigar al famoso trió de oro era como si recibiera regalos en navidad.

De acuerdo —repuso fríamente Hermione—. Lo que tendríamos que hacer es entrar en la sala común de Slythe rin y hacerle a Malfoy algunas preguntas sin que sospeche que somos nosotros.

- ¿Y cómo sería eso posible, si ni saben dónde está la sala común?- Preguntó con una ceja alzada Lily mientras el trió sentía las miradas de todos en sus cabezas.

- El mapa merodeador- Dijeron los merodeadores con idénticas sonrisas.

- ¿Qué es el mapa merodeador señores Potter, Lupin y Black?- McGonagall tenía una ceja alzada hacia ellos mientras los mencionados se miraban con nerviosismo.

- Si amor, contéstale a la profesora que yo también quiero saber- Lily tenía una voz melosa que no engañaba a nadie.

- Mejor seguimos con la lectura a ver como lo hicieron o lo quieren hacer- Sirius en ese momento casi temblaba por la mirada de la pelirroja, siempre la molestaba pero de verdad le tenía miedo.

Pero eso es imposible —dijo Harry, mientras Ron se reía.

No, no lo es —repuso Hermione—. Lo único que nos haría falta es una poción multijugos.

- ¡No pueden hacer eso!- Gritaron los Aurores y todos los mayores que sabían lo que hacia esa poción y más si fallaban.

- Es una estupidez arriesgarse y más que solo son unos niños de 12 años- Sirius en ese momento no parecía el mismo, su semblante era serio y el brillo característico en su mirada había desaparecido para verse mayor.

- Me niego y si lo hacen estarán una eternidad castigados, y no, no me importa que ustedes dos no sean mis hijos, apuesto a que Molly estará de acuerdo conmigo y tus padres Hermione- Lily estaba más que furiosa imaginando lo que pudiera pasar si la poción salía mal mientras el trió se estremecía y se resignaba a lo que les venía.

¿Qué es eso? —preguntaron a la vez Harry y Ron.

Snape la mencionó en clase hace unas semanas.

Todos miraron a Snape mientras este con una máscara de frialdad miraba al trió por aquellas palabras leídas en el libro.

¿Piensas que no tenemos nada mejor que hacer en la clase de Pociones que escuchar a Snape? —dijo Ron.

- Buena esa querido Ronnie- Dijeron los gemelos mientras reía y Ron negaba con su cabeza algo colorado pero también con una sonrisa.

Esa poción lo transforma a uno en otra persona. ¡Pen sad en ello! Nos podríamos convertir en tres estudiantes de Slytherin. Nadie nos reconocería. Y seguramente Malfoy nos diría algo. Lo más probable es que ahora mismo esté alardeando de ello en la sala común de Slytherin.

"Me conocen realmente bien" Pensó Draco maldiciendo por lo bajo y fulminando con la mirada al trió de oro.

"Es sumamente brillante, igual que mi Lily… Serénate Severus ya ella es de Potter y siempre lo será" Esos eran los pensamientos de Snape mientras su mirada iba de Lily a Hermione sin darse cuenta que dos pares de ojos, unos dorados y otros color caramelo, lo miraban intensamente.

"Podría llegar a ser grande en el mundo mágico, como la próxima directora o ministro de magia" Pensaban Dumbledore y el Ministro mirando a la chica haciendo que esta se sonrojara por todas las miradas que tenia sobre ella.

Esto del multijugos me parece un poco peligroso —dijo Ron, frunciendo el entrecejo—. ¿Y si nos quedamos para siempre convertidos en tres de Slytherin?

- Seria espeluznante- Dijo Sirius haciendo una mueca de asco seguida por James y varios de los estudiantes del gran comedor.

El efecto se pasa después de un rato —dijo Hermio ne, haciendo un gesto con la mano como para descartar ese inconveniente—, pero lo realmente difícil será conseguir la receta. Snape dijo que se encontraba en un libro llamado Moste Potente Potions que se encuentra en la Sección Prohi bida de la biblioteca.

- Quisiera saber cómo consiguen la firma para esa sección- McGonagall miraba al trió pero estos no estaban preocupados por esa parte, la consiguieron siguiendo las reglas.

Solamente había una manera de conseguir un libro de la Sección Prohibida: con el permiso por escrito de un profesor.

Será difícil explicar para qué queremos ese libro si no es para hacer alguna de las pociones.

Creo —dijo Hermione— que si consiguiéramos dar la impresión de que estábamos interesados únicamente en la teoría, tendríamos alguna posibilidad...

-No creo que ningún profesor con dos dedos de frente se crea esa excusa- Dijo Lily mirando a los profesores mientras estos asentían de acuerdo con la pelirroja.

No te fastidia... ningún profesor se va a tragar eso —dijo Ron—. Tendría que ser muy tonto...

- Oh por Merlín, si lo lograran conseguir- Dijo Alice mientras negaba con su cabeza y los demás la miraban sin comprender, hasta que cada uno empezó a recordar el profesor de defensa que había ese año y bufaban enojados.

- Este es el final del capítulo- Dijo Lupin mientras se levantaba del lugar e iba a sentarse al lado de sus amigos.

- Ahora todos tomaremos un almuerzo y continuaremos con la lectura- Dumbledore solo tuvo que aplaudir y apareció una gran cantidad de comida por la cual los Weasley y Sirius miraban como si fuera navidad comenzando a comer como si no hubiera mañana. Poco a poco los presentes terminaban de comer algo exhaustos pero expectantes por el próximo capítulo, pero Ron y Sirius dejaron de comer cuando Dumbledore desapareció la comida del lugar con una sonrisa divertida- Si no les importa yo leeré este capítulo el cual se titula La «bludger» loca –Todos los presentes se miraron pero solo pocos recordaron lo que sucedió aquella vez.

Después del desastroso episodio de los duendecillos de Cor nualles, el profesor Lockhart no había vuelto a llevar a clase seres vivos.

- Por suerte si no lo buscaría hasta el fin del mundo si le hiciera daño a mi hijo- La voz y el rostro de Lily solo daban miedo en ese momento.

Por el contrario, se dedicaba a leer a los alum nos pasajes de sus libros, y en ocasiones representaba alguno de los momentos más emocionantes de su biografía. Habi tualmente sacaba a Harry para que lo ayudara en aquellas reconstrucciones; hasta el momento, Harry había tenido que representar los papeles de un ingenuo pueblerino tran silvano al que Lockhart había curado de una maldición que le hacía tartamudear, un yeti con resfriado y un vampiro que, cuando Lockhart acabó con él, no pudo volver a comer otra cosa que lechuga.

Todos los presentes rodaban sus ojos ante tal estupidez por su ex profesor de defensa contra las artes obscuras y los que entraron luego daban gracias al cielo por no haber tomado clases con él.

En la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscu ras sacó de nuevo a Harry, esta vez para representar a un hombre lobo. Si no hubiera tenido una razón muy importan te para no enfadar a Lockhart, se habría negado.

Remus miró a Harry con una ceja alzada preguntándose si ellos sabían de su condición pero, al recordar a su otro yo del futuro supo que la respuesta era si y más cuando Harry miró a su dirección sonriéndole.

Aúlla fuerte, Harry (eso es...), y en aquel momento, creedme, yo salté (así) tirándolo contra el suelo (así) con una mano, y logré inmovilizarle. Con la otra, le puse la varita en la garganta y, reuniendo las fuerzas que me quedaban, llevé a cabo el dificilísimo hechizo Homorphus; él emitió un gemi do lastimero (venga, Harry..., más fuerte..., bien) y la piel desapareció..., los colmillos encogieron y... se convirtió en hombre. Sencillo y efectivo. Otro pueblo que me recordará siempre como el héroe que les libró de la terrorífica amena za mensual de los hombres lobo.

- ¿Y todos les creyeron eso?- Sirius tenía sus ojos más grandes que una lechuza por el shock que tenia, ni él decía tanta estupidez.

- ¿Enserio eso decía en sus libros?- James no se quedaba a un lado estaba hasta con su boca abierta por lo escuchado.

- Si, ellos tienen tanta experiencia como su amigo Lupin- Dijo Malfoy por lo bajo a su hijo y a su esposa.

- ¿Dijo algo señor Malfoy?- Preguntó Key alzando su ceja y centrando su mirada hacia el rubio mientras este tragaba saliva mirándola a ella y a su novio.

- No, no dije nada- Murmuró entre dientes mientras los demás miraban a Key preguntándole a lo que esta solo negó con su cabeza y movió su mano restándole importancia.

Sonó el timbre y Lockhart se puso en pie.

Deberes: componer un poema sobre mi victoria con tra el hombre lobo Wagga Wagga. ¡El autor del mejor poema será premiado con un ejemplar firmado de El encantador!

- Ni diré quien se supone que ganó- Sirius miró en broma a Hermione mientras esta se sonrojaba pareciendo una Weasley.

Los alumnos empezaron a salir. Harry volvió al fondo de la clase, donde lo esperaban Ron y Hermione.

¿Listos? —preguntó Harry.

Espera que se hayan ido todos —dijo Hermione, asus tada—. Vale, ahora.

Se acercó a la mesa de Lockhart con un trozo de papel en la mano. Harry y Ron iban detrás de ella.

Esto... ¿Profesor Lockhart? —tartamudeó Hermio ne—. Yo querría... sacar este libro de la biblioteca. Sólo para una lectura preparatoria. —Le entregó el trozo de papel con mano ligeramente temblorosa—. Pero el problema es que está en la Sección Prohibida, así que necesito el permiso por escrito de un profesor. Estoy convencida de que este li bro me ayudaría a comprender lo que explica usted en Una vuelta con los espíritus malignos sobre los venenos de efecto retardado.

- Y como es tan idiota ni se dará cuenta de que no tiene nada que ver una cosa con la otra- Bufó Lily mientras Hermione y Snape asentían dándole la razón.

- Se nota que el puesto tiene la maldición, solo aceptan idiotas- Dijo Frank mientras todos asentían con la cabeza.

- No todos han sido idiotas- Mencionó Harry causando que sus amigos sonrieran dándole la razón, mientras otros lo miraban con la pregunta tatuada en su rostro- Saldrá en el próximo libro

¡Ah, Una vuelta con los espíritus malignos! —dijo Lockhart, cogiendo la nota de Hermione y sonriéndole fran camente—. Creo que es mi favorito. ¿Te gustó?

¡Sí! —dijo Hermione emocionada—. ¡Qué gran idea la suya de atrapar al último con el colador del té...!

Bueno, estoy seguro que a nadie le parecerá mal que ayude un poco a la mejor estudiante del curso —dijo Lock hart afectuosamente, sacando una pluma de pavo real—. Sí, es bonita, ¿verdad? —dijo, interpretando al revés la expre sión de desagrado de Ron—. Normalmente la reservo para firmar libros.

-Si muy bonita, me suena tan gay que un hombre tenga algo de un pavo real o un pavo real- Dijo George sin percatarse de las sonrisas del trió y de Key recordando el pavo real de la casa de los Malfoy.

Garabateó una floreteada firma sobre el papel y se lo devolvió a Hermione.

Así que, Harry —dijo Lockhart, mientras Hermione plegaba la nota con dedos torpes y se la metía en la bol sa—, mañana se juega el primer partido de quidditch de la temporada, ¿verdad? Gryffindor contra Slytherin, ¿no? He oído que eres un jugador fundamental. Yo también fui bus cador. Me pidieron que entrara en la selección nacional, pero preferí dedicar mi vida a la erradicación de las Fuerzas Oscuras. De todas maneras, si necesitaras unas cuantas cla ses particulares de entrenamiento, no dudes en decírmelo. Siempre me satisface dejar algo de mi experiencia a juga dores menos dotados...

- ¿Buscador? Recuerdo que el solo iba dos años más arriba que nosotros y nunca fue buscador- Bufó James al libro como si el profesor lo escuchara.

- Y créanme, el conoce casi todos los buscadores de Gryffindor- Dijo Lupin estremeciéndose mientras recordaba todas las noches que James estudiaba los movimientos de otros buscadores para poder perfeccionarlos.

Harry hizo un ruido indefinido con la garganta y luego salió del aula a toda prisa, detrás de Ron y Hermione.

Es increíble —dijo ella, mientras examinaban los tres la firma en el papel—. Ni siquiera ha mirado de qué libro se trataba.

Porque es un completo imbécil —dijo Ron—. Pero ¿a quién le importa? Ya tenemos lo que necesitábamos.

- Es un reverendo imbécil- Lily se cruzaba de brazos mirando ceñuda al trió de otro haciendo que los tres tragaran grueso.

- Ya mamá era necesario- Key salió en defensa de su hermano ganándose ella una mala mirada de su madre.

El no es un completo imbécil —chillé Hermione, mien tras iban hacia la biblioteca a paso ligero.

Ya, porque ha dicho que eres la mejor estudiante del curso...

Bajaron la voz al entrar en la envolvente quietud de la biblioteca.

La señora Pince, la bibliotecaria, era una mujer delgada e irascible que parecía un buitre mal alimentado.

Harry se sonrojó fuertemente mientras la señora Pince lo miraba con furia y algunas personas intentaban aguantar la risa menos los bromistas, ellos se reían a mandíbula abierta causando que la bibliotecaria se enojara aun mas.

¿Moste Potente Potions?—repitió recelosa, tratando de coger la nota de Hermione. Pero Hermione no la soltaba.

Desearía poder guardarla —dijo la chica, aguantando la respiración.

La mayoría de las personas rodaron sus ojos por la tontería de la chica mientras las que aun creían en el profesor le sonreían a Hermione.

Venga —dijo Ron, arrancándole la nota y entregán dola a la señora Pince—. Te conseguiremos otro autógrafo. Lockhart firmará cualquier cosa que se esté quieta el tiempo suficiente.

Los hombres le aplaudieron a Ron logrando un sonrojo en el pelirrojo y una mirada fulminante de las chicas.

La señora Pince levantó el papel a la luz, como dispues ta a detectar una posible falsificación, pero la nota pasó la prueba. Caminó orgullosamente por entre las elevadas estanterías y regresó unos minutos después llevando con ella un libro grande de aspecto mohoso. Hermione se lo metió en la bolsa con mucho cuidado, e intentó no caminar demasia do rápido ni parecer demasiado culpable.

-Lamentablemente no les podemos quitar puntos porque lo hicieron de forma legal- Dijo McGonagall- Pero como veo que nada los detendrá podre quitarles puntos en este tiempo y si señores Weasley, Prewett, Potter, Black y Lupin a mi propia casa- Dijo antes de que los bromistas dijeran algo, mientras toda la mesa Gryffindor miraban resignados a la mesa.

Cinco minutos después, se encontraban de nuevo refugia dos en los aseos fuera de servicio de Myrtle la Llorona. Her mione había rechazado las objeciones de Ron argumentando que aquél sería el último lugar en el que entraría nadie en su sano juicio, así que allí tenían garantizada la intimidad. Myrtle la Llorona lloraba estruendosamente en su retrete, pero ellos no les prestaban atención, y ella a ellos tampoco.

- Es mejor así, Harry sé lo que dijiste pero a veces puede ser un poco molesta- Dijo James mirando a su hijo mientras este se encogía de hombros ante lo dicho por su padre.

Hermione abrió con cuidado el Moste Potente Potions, y los tres se encorvaron sobre las páginas llenas de manchas de humedad. De un vistazo quedó patente por qué pertenecía a la Sección Prohibida. Algunas de las pociones tenían efectos demasiado horribles incluso para imaginarlos, y había ilus traciones monstruosas, como la de un hombre que parecía vuelto de dentro hacia fuera y una bruja con varios pares de brazos que le salían de la cabeza.

Todos se estremecían imaginando lo que el trió de oro miraba en aquel momento y de solo pensarlo les daban naunceas.

¡Aquí está! —dijo Hermione emocionada, al dar con la página que llevaba por título La poción multijugos. Estaba decorada con dibujos de personas que iban transformándose en otras distintas. Harry imploró que la apariencia de dolor intenso que había en los rostros de aquellas personas fuera fruto de la imaginación del artista.

- No creo que sea de dolor, si no de asco- Dijo James ganándose la mirada de todos los presentes.

- ¿Cómo lo sabes?- Le preguntaron sus hijos emocionados.

- Fácil, en algún momento los Aurores necesitamos utilizarla, claro menos yo porque puedo transformarme fácilmente- Dijo Tonks sonriéndole a los chicos pero más a Remus.

Ésta es la poción más complicada que he visto nunca —dijo Hermione, al mirar la receta—. Crisopos, sangui juelas, Descurainia sophia y centinodia —murmuró, pa sando el dedo por la lista de los ingredientes—. Bueno, no son difíciles de encontrar, están en el armario de los estu diantes, podemos conseguirlos. ¡Vaya, mirad, polvo de cuerno de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo..., piel en ti ras de serpiente arbórea africana..., eso también será pelia gudo... y por supuesto, algo de aquel en quien queramos con vertirnos.

- Se puede conseguir en el armario de pociones- Dijo Sirius mientras Lily lo miraba enojada- ¿Qué? Si sabes que lo van a lograr y quiero escuchar lo que le harán a Quejicus para conseguirlo- El rostro de él estaba emocionado mientras la familia Potter negaba con su cabeza.

Perdona —dijo Ron bruscamente—. ¿Qué quieres decir con «algo de aquel en quien queramos convertirnos»? Yo no me voy a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.

Hermione continuó como si no lo hubiera oído.

De momento, todavía no tenemos que preocuparnos porque esos ingredientes los echaremos al final.

- Yo me preocuparía si tuviera que hacerlo con las uñas de los pies de cualquiera- Dijeron los gemelos Prewett haciendo una mueca de asco a la que todos le siguieron.

Sin saber qué decir, Ron se volvió a Harry, que tenía otra preocupación.

¿No te das cuenta de cuántas cosas vamos a tener que robar, Hermione? Piel de serpiente arbórea africana en ti ras, desde luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar los armarios privados de Snape? No sé si es buena idea...

Hermione cerró el libro con un ruido seco.

Bueno, si vais a acobardaros los dos, pues vale —dijo. Tenía las mejillas coloradas y los ojos más brillantes de lo normal—. Yo no quiero saltarme las normas, ya lo sabéis, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción. Pero si no tenéis interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente.

- Eso fue realmente duro y directo ¿Quién es ella? No creo que sea la Hermione que nosotros conocemos- Dijeron en broma los gemelos pero sorprendidos por lo escuchado.

- A casos desesperados, medidas desesperadas- Dijo simplemente Hermione mientras se encogía de hombros.

No creí que fuera a verte nunca intentando persua dirnos de que incumplamos las normas —dijo Ron—. Está bien, lo haremos, pero nada de uñas de los pies, ¿vale?

Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo? —preguntó Harry, cuando Hermione, satisfecha, volvió a abrir el libro.

Bueno, como hay que coger la Descurainia sophia con luna llena, y los crisopos han de cocerse durante veintiún días..., yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos los ingredientes.

- Eso es mucho tiempo, podrían haber más ataques- Dijo Arthur con preocupación mientras todos tenían la mirada en sus amigos o conocidos hijos de muggles, pero los de la mesa Gryffindor, más exactamente los amigos cercanos de Harry tenían la mirada puesta en Hermione.

¿Un mes? —dijo Ron—. ¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de muggles! —Hermione vol vió a entornar los ojos amenazadoramente, y él añadió sin vacilar—: Pero es el mejor plan que tenemos, así que ade lante a toda máquina.

Los hermanos Weasley miraron a Ron con una sonrisa divertida mientras este solo rodaba sus ojos hacia ellos.

Sin embargo, mientras Hermione comprobaba que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Ron susurró a Harry:

Sería mucho más sencillo que mañana tiraras a Mal foy de la escoba.

- Mucho más sencillo- Comenzó a decir James pero al ver la mirada de su esposa se compuso rápidamente- Pero si lo haces tendrás castigo, de eso no hay duda

Harry se despertó pronto el sábado por la mañana y se que dó un rato en la cama pensando en el partido de quidditch. Se ponía nervioso, sobre todo al imaginar lo que diría Wood si Gryffindor perdía, pero también al pensar que tendrían que enfrentarse a un equipo que iría montado en las esco bas de carreras más veloces que había en el mercado. Nunca había tenido tantas ganas de vencer a Slytherin.

- Esos genes Potter- Lily rodaba sus ojos sabiendo que no podía hacer nada ante eso.

- Los amas pelirroja, yo lo sé- Dijo Sirius solo para picarla haciendo reír a los demás.

Después de estar tumbado media hora con las tripas revueltas, se le vantó, se vistió y bajó temprano a desayunar. Allí encontró al resto del equipo de Gryffindor, apiñado en torno a la gran mesa vacía. Todos estaban nerviosos y apenas hablaban.

Cuando faltaba poco para las once, el colegio en pleno empezó a dirigirse hacia el estadio de quidditch. Hacía un día bochornoso que amenazaba tormenta. Cuando Harry iba hacia los vestuarios, Ron y Hermione se acercaron co rriendo a desearle buena suerte. Los jugadores se vistieron sus túnicas rojas de Gryffindor y luego se sentaron a recibir la habitual inyección de ánimo que Wood les daba antes de cada partido.

Los de Slytherin tienen mejores escobas que no sotros —comenzó—, eso no se puede negar. Pero nosotros tenemos mejores jugadores sobre las escobas. Hemos entrenado más que ellos y hemos volado bajo todas las circunstan cias climatológicas («¡y tanto! —murmuró George Weasley—, no me he secado del todo desde agosto»), y vamos a hacer que se arrepientan del día en que dejaron que ese pequeño canalla, Malfoy, les comprara un puesto en el equipo.

- ¡Así se habla!- Gritó James mientras los demás aplaudían hacia Wood haciendo que se sonrojara pero sonriera hacia los demás, claro menos a los Slytherin que solo bufaban por todo aquello.

Con la respiración agitada por la emoción, Wood se vol vió a Harry.

Es misión tuya, Harry, demostrarles que un buscador tiene que tener algo más que un padre rico. Tienes que co ger la snitch antes que Malfoy, o perecer en el intento, por que hoy tenemos que ganar.

- Bueno pero tampoco tenía que decirle eso a mi hijo- Lily se cruzó de brazos mirando ceñuda a Wood haciendo que este tragara en seco.

Así que no te sientas presionado, Harry —le dijo Fred, guiñándole un ojo.

Cuando salieron al campo, fueron recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de Ravenclaw, cuyos miembros y seguidores estaban deseosos de ver derrotado al equipo de Slytherin, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus abucheos y silbidos. La seño ra Hooch, que era la profesora de quidditch, hizo que Flint y Wood se dieran la mano, y los dos contrincantes aprove charon para dirigirse miradas desafiantes y apretar bas tante más de lo necesario.

- No son los únicos, siempre pasa lo mismo entre esas dos casas- Remus movió su mano restándole importancia acostumbrado a aquellos arranques de las dos casas.

Cuando toque el silbato —dijo la señora Hooch—: tres..., dos..., uno...

Animados por el bramido de la multitud que les apoya ba, los catorce jugadores se elevaron hacia el cielo plomizo. Harry ascendió más que ningún otro, aguzando la vista en busca de la snitch.

- Gryffindor, Gryffindor- Empezaron a animar los bromistas haciendo que poco a poco todas las casas, menos Slytherin, los siguieran aunque tuvieron que callarse ya que no dejaban que la lectura continuase.

¿Todo bien por ahí, cabeza rajada? —le gritó Malfoy, saliendo disparado por debajo de él para demostrarle la ve locidad de su escoba.

Harry no tuvo tiempo de replicar. En aquel preciso ins tante iba hacia él una bludger negra y pesada; faltó tan poco para que le golpeara, que al pasar le despeinó.

Todos los presentes aguantaron la respiración cuando el director leyó aquella línea.

¡Por qué poco, Harry! —le dijo George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo para devolver la bludger contra Slytherin. Harry vio que George daba un fuerte golpe a la bludger dirigiéndola hacia Adrian Pucey, pero la bludger cambió de dirección en medio del aire y se fue directa, otra vez, contra Harry.

- ¡Esta hechizada! Eso es una trampa asquerosa malditas serpientes- Gritó Sirius furioso mientras Lily comenzaba a temblar en brazos de James que no estaba nada lejos de estar preocupado por su hijo aunque lo veía frente a él.

- Tranquila mamá le harás daño a Harry, no le va a pasar nada confía en mí- Dijo su hija tomando entre sus manos frías las tibias de su madre logrando que se calmara solo un poco.

Harry descendió rápidamente para evitarla, y George logró golpearla fuerte contra Malfoy. Una vez más, la blud ger viró bruscamente como si fuera un bumerán y se encaminó como una bala hacia la cabeza de Harry. Harry aumentó la velocidad y salió zumbando hacia el otro extremo del campo. Oía a la bludger silbar a su lado. ¿Qué ocurría? Las bludger nunca se enconaban de aquella manera contra un único jugador, su misión era derribar a todo el que pudieran...

Las manos de Lily temblaban con violencia, Key llegó en un abrir y cerrar de ojos hacia Snape haciendo que este le dijera algunas palabras y ella saliera del gran comedor. A los pocos segundos volvió con una taza humeante que hizo que su madre bebiera de una ya que los nervios no le hacía bien al pequeño Harry que había dentro de ella.

Fred Weasley aguardaba en el otro extremo. Harry se agachó para que Fred golpeara la bludger con todas sus fuerzas.

¡Ya está! —gritó Fred contento, pero se equivocaba: como si fuera atraída magnéticamente por Harry, la blud ger volvió a perseguirlo y Harry se vio obligado a alejarse a toda velocidad.

Los que no estuvieron presentes no podían imaginarse como Harry se encontraba en aquel momento allí, pero hablaban de Harry Potter, el niño que vivió a un Avada Kedavra cuando nadie podía hacerlo.

Había empezado a llover. Harry notaba las gruesas go tas en la cara, que chocaban contra los cristales de las gafas. No tuvo ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores hasta que oyó la voz de Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo: «Slytherin en cabeza por seis a cero.»

Ni James, ni Sirius se atrevieron a hacer un comentario sobre eso. Ellos estaban preocupados por lo que podría sucederle a Harry en aquel juego que no les importaba perder en aquel momento si con eso Harry estaría bien.

Estaba claro que la superioridad de las escobas de Sly therin daba sus resultados, y mientras tanto, la bludger loca hacía todo lo que podía para derribar a Harry. Fred y George se acercaban tanto a él, uno a cada lado, que Harry no podía ver otra cosa que sus brazos, que se agitaban sin ce sar, y le resultaba imposible buscar la snitch, y no digamos atraparla.

Nadie se atrevió a hacer ningún comentario, todos estaban asustados porque nunca habían escuchado algo así, claro está solo lo que estuvieron en aquel momento presentes y pudieron presenciar todo.

Alguien... está... manipulando... esta... bludger... —gru ñó Fred, golpeándola con todas sus fuerzas para rechazar un nuevo ataque contra Harry.

Hay que detener el juego —dijo George, intentando hacerle señas a Wood y al mismo tiempo evitar que la blud ger le partiera la nariz a Harry.

- Por fin alguien piensa- Dijo Lily que estaba algo calmada pero era gracias a la poción, su corazón, como podía escuchar su hija y su yerno, latía con fuerza y rapidez como si se le fuera a salir de su pecho.

Wood captó el mensaje. La señora Hooch hizo sonar el silbato y Harry, Fred y George bajaron al césped, todavía tratando de evitar la bludger loca.

¿Qué ocurre? —preguntó Wood, cuando el equipo de Gryffindor se reunió, mientras la afición de Slytherin los abucheaba—. Nos están haciendo papilla. Fred, George, ¿dón de estabais cuando la bludger le impidió marcar a Angelina?

Estábamos ocho metros por encima de ella, Oliver, para evitar que la otra bludger matara a Harry —dijo George en fadado—. Alguien la ha manipulado..., no dejará en paz a Harry, no ha ido detrás de nadie más en todo el tiempo. Los de Slytherin deben de haberle hecho algo.

- Eso es magia muy avanzada para que algún alumno la hubieran manipulado- Dijeron Remus y Lily mientras los Slytherin los miraban pero no decían nada.

Pero las bludger han permanecido guardadas en el despacho de la señora Hooch desde nuestro último entrena miento, y aquel día no les pasaba nada... —dijo Wood, perplejo.

Todos los que no sabían hacían mente para ver si se les venía a la mente alguien que quisiera hacerle daño a Harry. El profesor Snape estaba fuera, aunque odiaba sin alguna razón aparente a Harry, no se pondría a hacer eso delante de todos y mas con Dumbledor merodeando.

La señora Hooch iba hacia ellos. Detrás de ella, Harry veía al equipo de Slytherin que lo señalaban y se burlaban.

- ¿Dime que no jugaste así?- Al ver que su hijo agachó su mirada, el golpe que recibió James fue muy fuerte.

- ¿Por qué hiciste eso?- Preguntó sobándose su nuca.

- Porque solo por ti odiaría que alguien se burlara de el- Dijo fulminándola con la mirada mientras padre e hijo se miraban con una sonrisa.

Escuchad —les dijo Harry mientras ella se acerca ba—, con vosotros dos volando todo el rato a mi lado, la úni ca posibilidad que tengo de atrapar la snitch es que se me meta por la manga. Volved a proteger al resto del equipo y dejadme que me las arregle solo con esa bludger loca.

No seas tonto —dijo Fred—, te partirá en dos.

Wood tan pronto miraba a Harry como a los Weasley

Oliver, esto es una locura —dijo Alicia Spinnet enfa dada—, no puedes dejar que Harry se las apañe solo con la bludger. Esto hay que investigarlo.

¡Si paramos ahora, perderemos el partido! —argu mentó Harry—. ¡Y no vamos a perder frente a Slytherin sólo por una bludger loca! ¡Venga, Oliver, diles que dejen que me las apañe yo solo!

Lily soltó un bufido enojada mientras se acercaba a su hija y se recostaba de ella solo por estar enojada con James. Este por otro lado se fue a recostar de Sirius y el solo lo empujo causando la risa de los demás porque James se calló de su asiento.

Esto es culpa tuya —dijo George a Wood, enfadado—. «¡Atrapa la snitch o muere en el intento!» ¡Qué idiotez decir eso!

- No es culpa de él, es culpa de su padre- Lily aun miraba mal a James mientras este le hacia un puchero tierno para que lo perdonara.

Llegó la señora Hooch.

¿Listos para seguir? —preguntó a Wood.

Wood contempló la expresión absolutamente segura del rostro de Harry.

Bien —dijo—. Fred y George, ya lo habéis oído..., dejad que se enfrente él solo a la bludger.

Todos los presentes negaron con la cabeza ante tal irresponsabilidad en aquel juego.

La lluvia volvió a arreciar. Al toque de silbato de la se ñora Hooch, Harry dio una patada en el suelo que lo pro pulsó por los aires, y enseguida oyó tras él el zumbido de la bludger. Harry ascendió más y más. Giraba, daba vueltas, se trasladaba en espiral, en zigzag, describiendo tirabuzo nes. Ligeramente mareado, mantenía sin embargo los ojos completamente abiertos. La lluvia le empañaba los crista les de las gafas y se le metió en los agujeros de la nariz cuan do se puso boca abajo para evitar otra violenta acometida de la bludger. Podía oír las risas de la multitud; sabía que de bía de parecer idiota, pero la bludger loca pesaba mucho y no podía cambiar de dirección tan rápido como él. Inició un vuelo a lo montaña rusa por los bordes del campo, intentan do vislumbrar a través de la plateada cortina de lluvia los postes de Gryffindor, donde Adrian Pucey intentaba pasar a Wood...

Nadie se atrevía a hablar, incluso los que estuvieron presentes en ese momento tenían los pelos de punta imaginándose lo que Harry pasaba en ese momento que, aunque lo escuchaban no era lo mismo estar ahí y ser tu el que era perseguido por esa Bludger.

Un silbido en el oído indicó a Harry que la bludger ha bía vuelto a pasarle rozando. Dio media vuelta y voló en la dirección opuesta.

¿Haciendo prácticas de ballet, Potter? —le gritó Mal foy, cuando Harry se vio obligado a hacer una ridícula flori tura en el aire para evitar la bludger. Harry escapó, pero la bludger lo seguía a un metro de distancia. Y en el momento en que dirigió a Malfoy una mirada de odio, vio la dorada snitch. Volaba a tan sólo unos centímetros por encima de la oreja izquierda de Malfoy... pero Malfoy, que estaba muy ocupado riéndose de Harry, no la había visto.

- Imbécil- Dijo esta vez muy por lo bajo James que volvía a tener a su esposa entre sus brazos.

Durante un angustioso instante, Harry permaneció sus pendido en el aire, sin atreverse a dirigirse hacia Malfoy a toda velocidad, para que éste no mirase hacia arriba y descubriera la snitch.

- Ni aunque hubiera estado en su nariz la hubiera visto- Ron le murmuró a Harry mientras este asentía dándole la razón.

¡PLAM!

- ¿Qué significa eso?- Dijo Lily volvieron a su estado de nervios mientras era reconfortada por sus hijos y marido.

Se había quedado quieto un segundo de más. La bludger lo alcanzó por fin, le golpeó en el codo, y Harry sintió que le había roto el brazo. Débil, aturdido por el punzante dolor del brazo, desmontó a medias de la escoba empapada por la llu via, manteniendo una rodilla todavía doblada sobre ella y su brazo derecho colgando inerte. La bludger volvió para atacarle de nuevo, y esta vez se dirigía directa a su cara. Harry cambió bruscamente de dirección, con una idea fija en su mente aturdida: coger a Malfoy.

- ¡Estarás tu vida entera castigado Harry James Potter!- Lily tenía lagrimas en sus ojos y Harry por no preocuparla más asintió con su cabeza acariciando su brazo.

Ofuscado por la lluvia y el dolor, se dirigió hacia aquella cara de expresión desdeñosa, y vio que Malfoy abría los ojos aterrorizado: pensaba que Harry lo estaba atacando.

¿Qué...? —exclamó en un grito ahogado, apartándose del rumbo de Harry.

Todos estaban expectantes ante lo que fuera a pasar, pero no decían nada mas por miedo a lo que les fuera a hacer Lily.

Harry se soltó finalmente de la escoba e hizo un esfuer zo para coger algo; sintió que sus dedos se cerraban en torno a la fría snitch, pero sólo se sujetaba a la escoba con las pier nas, y la multitud, abajo, profirió gritos cuando Harry em pezó a caer, intentando no perder el conocimiento.

Con un golpe seco chocó contra el barro y salió rodando, ya sin la escoba. El brazo le colgaba en un ángulo muy ex traño. Sintiéndose morir de dolor, oyó, como si le llegaran de muy lejos, muchos silbidos y gritos. Miró la snitch que tenía en su mano buena.

Varios gritos y suspiros se escucharon a lo largo del comedor mientras el director leía aquellas líneas un tanto mortíferas.

Ajá —dijo sin fuerzas—, hemos ganado.

Y se desmayó.

Los presentes miraron a Harry con expresión atemorizada, no creían que después de todo aquello se preocupara por ganar pero claro, siendo hijo de James Potter era obvio que iba a hacer algo como aquello.

Cuando volvió en sí, todavía estaba tendido en el campo de juego, con la lluvia cayéndole en la cara. Alguien se incli naba sobre él. Vio brillar unos dientes.

¡Oh, no, usted no! —gimió.

No sabe lo que dice —explicó Lockhart en voz alta a la expectante multitud de Gryffindor que se agolpaba al rededor—. Que nadie se preocupe: voy a inmovilizarle el brazo.

- Saquen a ese idiota de encima de mi hijo/hermano/ahijado/sobrino- Gritaron a la vez James, Key, Sirius y Lupin con expresiones que daban miedo.

¡No! —dijo Harry—, me gusta como está, gracias.

Intentó sentarse, pero el dolor era terrible. Oyó cerca un «¡clic!» que le resultó familiar.

No quiero que hagas fotos, Colin —dijo alzando la voz.

- Bueno muchacho, incluso yo se que ese no es momento para tomar fotografías- Dijo Sirius pero en vez de hacerlo con enojo lo dijo con diversión calmando a Colin.

Vuelve a tenderte, Harry —dijo Lockhart, tranquili zador—. No es más que un sencillo hechizo que he empleado incontables veces.

¿Por qué no me envían a la enfermería? —masculló Harry.

- Eso es lo primero que tiene que hacer- Molly miraba con el ceño fruncido a los profesores mientras estos agachaban su cabeza en señal de derrota.

Así debería hacerse, profesor —dijo Wood, lleno de barro y sin poder evitar sonreír aunque su buscador estu viera herido—. Fabulosa jugada, Harry, realmente espec tacular, la mejor que hayas hecho nunca, yo diría.

- Incluso yo…- Empezó a decir James pero fue callado por las risas de su esposa e amigos.

- No lo intentes amor, tu estarías invitándolo a las tres escobas en ese momento solo por ganar- Dijo Lily divertida aunque preocupada por lo que le fuera a hacer aquel idiota a su hijo.

Por entre la selva de piernas que le rodeaba, Harry vio a Fred y George Weasley forcejeando para meter la bludger loca en una caja. Todavía se resistía.

Apartaos —dijo Lockhart, arremangándose su túnica verde jade.

No... ¡no! —dijo Harry débilmente, pero Lockhart es taba revoleando su varita, y un instante después la apuntó hacia el brazo de Harry

Harry notó una sensación extraña y desagradable que se le extendía desde el hombro hasta las yemas de los dedos. Sentía como si el brazo se le desinflara, pero no se atrevía a mirar qué sucedía. Había cerrado los ojos y vuelto la cara hacia el otro lado, pero vio confirmarse sus más oscuros te mores cuando la gente que había alrededor ahogó un grito y Colin Creevey empezó a sacar fotos como loco. El brazo ya no le dolía... pero tampoco le daba la sensación de que fuera un brazo.

- ¿Le quitó los huesos del brazo?- Preguntaron escépticos los merodeadores y los gemelos Prewett.

- Ahora si juro que lo mato en cuanto lo vea- Solo le faltaba que le saliera humo por las orejas de lo enojada que estaba.

¡Ah! —dijo Lockhart—. Sí, bueno, algunas veces ocu rre esto. Pero el caso es que los huesos ya no están rotos. Eso es lo que importa. Así que, Harry, ahora debes ir a la enfermería. Ah, señor Weasley, señorita Granger, ¿pueden ayu darle? La señora Pomfrey podrá..., esto..., arreglarlo un poco.

Todos en el gran comedor negaron con su cabeza ante la idiotez del profesor, llevarlo a la enfermería debería ser lo primero que hubiera hecho.

Al ponerse en pie, Harry se sintió extrañamente asimé trico. Armándose de valor, miró hacia su lado derecho. Lo que vio casi le hace volver a desmayarse. Por el extremo de la manga de la túnica asomaba lo que parecía un grueso guante de goma de color carne. Intentó mover los dedos. No le respondieron. Lockhart no le había recompuesto los huesos: se los ha bía quitado.

A la señora Pomfrey aquello no le hizo gracia.

¡Tendríais que haber venido enseguida aquí! —dijo he cha una furia y levantando el triste y mustio despojo de lo que, media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado—. Puedo recomponer los huesos en un segundo..., pero ha cerlos crecer de nuevo...

Pero podrá, ¿no? —dijo Harry, desesperado.

- Ella no puede curar la muerte porque eso es definitivo- Dijo James con una sonrisa hacia la enfermera que lo había salvado de varios traumas por el juego.

- Me alaga señor Potter, pero su hijo tiene el mismo potencial que usted para los accidentes en escoba- Al segundo se arrepintió de haber dicho eso al ver el rostro colorado de Lily mirando a su hijo y a su marido con furia.

Desde luego que podré, pero será doloroso —dijo en tono grave la señora Pomfrey, dando un pijama a Harry—. Tendrás que pasar aquí la noche.

- Es lo mejor del mundo, no tienes que ir a clases- Murmuró James a su hijo para que su esposa no lo escuchara.

Hermione aguardó al otro lado de la cortina que rodea ba la cama de Harry mientras Ron lo ayudaba a vestirse. Les llevó un buen rato embutir en la manga el brazo sin huesos, que parecía de goma.

¿Te atreves ahora a defender a Lockhart, Hermione? —le dijo Ron a través de la cortina mientras hacía pasar los dedos inanimados de Harry por el puño de la manga—. Si Harry hubiera querido que lo deshuesaran, lo habría pedido.

- Cuando quieres puedes ser gracioso Ronnie- Dijeron los gemelos mientras se reían de la vergüenza de su hermano.

Cualquiera puede cometer un error —dijo Hermio ne—. Y ya no duele, ¿verdad, Harry?

Algunos miraron a la castaña con sorpresa, podría ser inteligente pero cuando se le metía algo en la cabeza era difícil hacerla cambiar de opinión aunque estuviera equivocada.

No —respondió Harry—, ni duele ni sirve para nada. —Al echarse en la cama, el brazo se balanceó sin gobierno.

Hermione y la señora Pomfrey cruzaron la cortina. La señora Pomfrey llevaba una botella grande en cuya etique ta ponía «Crecehuesos».

Todos los que una vez tomaron esa poción hicieron una mueca de asco al recordarla.

Vas a pasar una mala noche —dijo ella, vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo—. Hacer que los huesos vuelvan a crecer es bastante desagradable.

Lo desagradable fue tomar el crecehuesos. Al pasar, le abrasaba la boca y la garganta, haciéndole toser y resoplar. Sin dejar de criticar los deportes peligrosos y a los profeso res ineptos, la señora Pomfrey se retiró, dejando que Ron y Hermione ayudaran a Harry a beber un poco de agua.

¡Pero hemos ganado! —le dijo Ron, sonriendo tímida mente—. Todo gracias a tu jugada. ¡Y la cara que ha puesto Malfoy... Parecía que te quería matar!

- Por idiota, no hubiera visto la snitch ni aunque la tuviera en su nariz- Dijo Sirius sorprendiendo a Harry y a Ron porque eso fue lo mismo que dijo Ron hacia un rato. Por otra parte Draco fulminaba con la mirada al animago por dejarlo en vergüenza.

Me gustaría saber cómo trucó la bludger —dijo Her mione intrigada.

Podemos añadir ésta a la lista de preguntas que le ha remos después de tomar la poción multijugos —dijo Harry acomodándose en las almohadas—. Espero que sepa mejor que esta bazofia...

- Lamento decirlo pero no- James le habló al libro como si fuera Harry.

- ¿Te das cuenta que le hablas a un libro cornamenta?- Sirius miraba divertido a su amigo al igual que todos los presentes.

- Si lo sé canuto, no soy tan tonto como tú sabrás- Dijo James recalcando la palabra tú haciendo que Sirius le sacara la lengua como un niño.

¿Con cosas de gente de Slytherin dentro? Estás de broma —observó Ron.

En aquel momento, se abrió de golpe la puerta de la en fermería. Sucios y empapados, entraron para ver a Harry los demás jugadores del equipo de Gryffindor.

Un vuelo increíble, Harry —le dijo George—. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que tenía la snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy contento.

Habían llevado pasteles, dulces y botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya es taban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó la señora Pomfrey gritando:

¡Este chico necesita descansar, tiene que recomponer treinta y tres huesos! ¡Fuera! ¡FUERA!

- Nunca nos dejaba hacer la fiesta en ese lugar así que no se sientan mal- Dijo James hablando por experiencia, todas esas veces que el caía en la enfermería y Canuto, Lunático y… mejor Canuto y Lunático metían botellas de Wisky de Fuego para celebrar el triunfo. Todos miraban la sonrisa boba que tenia James en su rostro pero no le preguntaron nada al respecto, solo Remus y Sirius sabían lo que pensaba el animago haciendo que los dos rieran ante la cara de su amigo.

Y dejaron solo a Harry, sin nadie que lo distrajera de los horribles dolores de su brazo inerte.

Horas después, Harry despertó sobresaltado en una total oscuridad, dando un breve grito de dolor: sentía como si tu viera el brazo lleno de grandes astillas. Por un instante pen só que era aquello lo que le había despertado. Pero luego se dio cuenta, con horror, de que alguien, en la oscuridad, le es taba poniendo una esponja en la frente.

¡Fuera! —gritó, y luego, al reconocer al intruso, excla mó—: ¡Dobby!

Todos se miraron con una pregunta plasmada en su rostro, ¿Qué hacia el elfo en aquella habitación y que tenía que ver con todo eso? Porque sabían que si aparecía en aquel momento tenía que ver con algo que sucedió en aquel capitulo.

Los ojos del tamaño de pelotas de tenis del elfo domésti co miraban desorbitados a Harry a través de la oscuridad. Una sola lágrima le bajaba por la nariz larga y afilada.

Harry Potter ha vuelto al colegio —susurró triste—. Dobby avisó y avisó a Harry Potter. ¡Ah, señor!, ¿por qué no hizo caso a Dobby? ¿Por qué no volvió a casa Harry Potter cuando perdió el tren?

- ¿El fue el que cerró el andén?- Preguntaron Lily y James mirando a su hijo mientras este asentía.

Harry se incorporó con gran esfuerzo y tiró al suelo la esponja de Dobby.

¿Qué hace aquí? —dijo—. ¿Y cómo sabe que perdí el tren? —A Dobby le tembló un labio, y a Harry lo acometió una repentina sospecha—. ¡Fue usted! —dijo despacio—. ¡Usted impidió que la barrera nos dejara pasar!

Sí, señor, claro —dijo Dobby, moviendo vigorosamen te la cabeza de arriba abajo y agitando las orejas—. Dobby se ocultó y vigiló a Harry y selló la verja, y Dobby tuvo que quemarse después las manos con la plancha. —Enseñó a Harry diez largos dedos vendados—. Pero a Dobby no le im portó, señor, porque pensaba que Harry Potter estaba a sal vo, ¡pero no se le ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por otro medio!

- Eso es algo horrible, por lo que pasan los elfosal ayudar a sus amos- Dijo Key ganándose varias miradas, unas de emoción por parte de Hermione y Lily, otras de miedo de Harry y Ron.

Se balanceaba hacia delante y hacia atrás, agitando su fea cabeza.

¡Dobby se llevó semejante disgusto cuando se enteró de que Harry Potter estaba en Hogwarts, que se le quemó la cena de su señor! Dobby nunca había recibido tales azotes, señor...

- Quien sería el dueño de ese elfo, porque déjame decirte que son iguales a mi querida madre- Sirius miraba intensamente a la familia Malfoy pero no creía que hicieran algo como eso o que uno de sus elfos les llevara la contraria.

Harry se desplomó de nuevo sobre las almohadas.

Casi consigue que nos expulsen a Ron y a mí —dijo Harry con dureza—. Lo mejor es que se vaya antes de que mis huesos vuelvan a crecer, Dobby, o podría estrangularle.

- Eso no fue muy decente de tu parte Harry- Harry dirigió su mirada a la mesa mirando sus manos y ganándose una sonrisa de suficiencia por parte de Hermione.

Dobby sonrió levemente.

Dobby está acostumbrado a las amenazas, señor. Dobby las recibe en casa cinco veces al día.

- Son unos insensibles- Gruñeron Hermione y Lily escandalizadas por como Dobby sonreía cuando decía esas cosas y aunque Hermione lo conocía ya no podía acostumbrarse a ello.

Se sonó la nariz con una esquina del sucio almohadón que llevaba puesto; su aspecto eran tan patético que Harry sintió que se le pasaba el enojo, aunque no quería.

- En eso salió a la pelirroja, tiene sentimientos- Dijo Sirius para aligerar el ambiente cosa que logró porque su mejor amigo lo miraba indignado.

- Cariño, tienes que aceptar que tiene razón- Todos se volvieron a la pelirroja la cual aguantaba sus ganas de reír al ver a su esposo todo enojado como un niño.

-Yo siempre tengo la razón pelirroja- Sirius tenía una sonrisa de oreja a oreja, todos se imaginaban que él los molestaba solo porque si pero pocos sabían que algo dentro de él le decía que los aprovechara como si fuera el ultimo día, que si salían las cosas mal tenía el presentimiento de que con la muerte de sus mejores amigos su vida iría de mal en peor.

¿Por qué lleva puesto eso, Dobby? —le preguntó con curiosidad.

¿Esto, señor? —preguntó Dobby, pellizcándose el al mohadón—. Es un símbolo de la esclavitud del elfo domésti co, señor. A Dobby sólo podrán liberarlo sus dueños un día si le dan alguna prenda. La familia tiene mucho cuidado de no pasarle a Dobby ni siquiera un calcetín, porque entonces po dría dejar la casa para siempre. —Dobby se secó los ojos saltones y dijo de repente—: ¡Harry Potter debe volver a casa! Dobby creía que su bludger bastaría para hacerle...

- No es por hablar mal del pobre elfo- Comenzó a decir George con una mirada cautelosa hacia Harry.

- Pero tienes que aceptar que es un poco bipolar- Terminó por decir su hermano mientras Harry los miraba con los ojos entrecerrados.

¿Su bludger? —dijo Harry, volviendo a enfurecerse—. ¿Qué quiere decir con «su bludger»? ¿Usted es el culpable de que esa bola intentara matarme?

- Claro, la magia de los Elfos jamás de compara a la de los humanos- Dijo para sorpresa de todos Sirius dejando con la boca abierta a mas de una persona- ¿Qué? Vivir entre tantos elfos me ayuda a conocer de ellos –Miraba a cada uno indignado porque lo veían así.

- Tranquilo Canuto pero es una sorpresa tus momentos de inteligencia- Dijo James divertido a lo que Sirius solo pudo sacarle la lengua en un gesto infantil.

¡No, matarle no, señor, nunca! —dijo Dobby, asusta do—. ¡Dobby quiere salvarle la vida a Harry Potter! ¡Mejor ser enviado de vuelta a casa, gravemente herido, que per manecer aquí, señor! ¡Dobby sólo quería ocasionar a Harry Potter el daño suficiente para que lo enviaran a casa!

- Pero no intentar matarlo si quieren mi opinión- Remus parecía un poco indignado solo por el hecho de que el elfo quiera hacerle daño a su sobrino.

Ah, ¿eso es todo? —dijo Harry irritado—. Me imagino que no querrá decirme por qué quería enviarme de vuelta a casa hecho pedazos.

¡Ah, sí Harry Potter supiera...! —gimió Dobby, mien tras le caían más lágrimas en el viejo almohadón—. ¡Si su piera lo que significa para nosotros, los parias, los esclaviza dos, la escoria del mundo mágico...! Dobby recuerda cómo era todo cuando El-que-no-debe-nombrarse estaba en la cima del poder, señor. ¡A nosotros los elfos domésticos se nos trataba como a alimañas, señor! Desde luego, así es como aún tratan a Dobby, señor —admitió, secándose el rostro en el almohadón—. Pero, señor, en lo principal la vida ha mejo rado para los de mi especie desde que usted derrotó al Que-no-debe-ser-nombrado. Harry Potter sobrevivió, y cayó el poder del Señor Tenebroso, surgiendo un nuevo amanecer, señor, y Harry Potter brilló como un faro de esperanza para los que creíamos que nunca terminarían los días oscu ros, señor... Y ahora, en Hogwarts, van a ocurrir cosas terri bles, tal vez están ocurriendo ya, y Dobby no puede consen tir que Harry Potter permanezca aquí ahora que la historia va a repetirse, ahora que la Cámara de los Secretos ha vuel to a abrirse...

Si cayera un alfiler en medio del gran comedor se escucharía por el silencio que había en aquel lugar. Todos y cada uno de los presentes se miraban entre sí con temor a lo dicho en la última línea, el que la cámara de los secretos haya vuelto a abrirse en aquel tiempo resultaba algo terrible para los nacidos muggle y el que se nombrara a quien-tu-sabes no ayudaba en nada a que los demás se tranquilizasen. Y aunque eso ya hubiera ocurrido, las personas que se encontraban presentes en aquel tiempo no pudieron evitar estremecerse cuando recordaron aquellos tiempos en el que creían que Hogwarts iba a pasar a la historia. Los Aurores, el ministro y los visitantes del pasado solo podían mirarse entre sí y mirar a Harry con miedo, como si en algún momento fuera a desaparecer de allí solo les quedaba la esperanza de que ese año como el otro se resolvería y rogaban a Merlín de que fuera el único año en el que Harry Potter intentara salvar su vida.

Dobby se quedó inmóvil, aterrorizado, y luego cogió la ja rra de agua de la mesilla de Harry y se dio con ella en la ca beza, cayendo al suelo. Un segundo después reapareció tre pando por la cama, bizqueando y murmurando:

Dobby malo, Dobby muy malo...

¿Así que es cierto que hay una Cámara de los Secre tos? —murmuró Harry—. Y... ¿dice que se había abierto en anteriores ocasiones? ¡Hable, Dobby! —Sujetó la huesuda muñeca del elfo a tiempo de impedir que volviera a coger la jarra del agua—. Además, yo no soy de familia muggle. ¿Por qué va a suponer la cámara un peligro para mí?

- Solo por ser quien eres te pone en peligro- Murmuraron algunos que estaban cerca de Harry haciendo pensar al chico que tenían razón.

- Es mejor seguir leyendo para poder llegar al final del asunto lo más rápido posible- Nadie se dio cuenta del estremecimiento de Ginny, solo el trió y los que sabían lo que en verdad había pasado la miraron con lastima por lo cual, su novio agarró su mano debajo de la mesa para reconfortarla.

Ah, señor, no me haga más preguntas, no pregunte más al pobre Dobby —tartamudeó el elfo. Los ojos le brilla ban en la oscuridad—. Se están planeando acontecimientos terribles en este lugar, pero Harry Potter no debe encon trarse aquí cuando se lleven a cabo. Váyase a casa, Harry Potter. Váyase, porque no debe verse involucrado, es dema siado peligroso...

¿Quién es, Dobby? —le preguntó Harry, mantenién dolo firmemente sujeto por la muñeca para impedirle que volviera a golpearse con la jarra del agua—. ¿Quién la ha abierto? ¿Quién la abrió la última vez?

¡Dobby no puede hablar, señor, no puede, Dobby no debe hablar! —chillé el elfo—. ¡Váyase a casa, Harry Potter, váyase a casa!

James, Lily, Sirius y Remus se miraban entre sí con expresión asustada esperando una señal la cual les dijera que era lo peligroso que había ese año en el colegio pero como todos los demás tenían que esperar al final del libro para entender y escuchar todo lo que había pasado.

¡No me voy a ir a ningún lado! —dijo Harry con dure za—. ¡Mi mejor amiga es de familia muggle, y su vida está en peligro si es verdad que la cámara ha sido abierta!

¡Harry Potter arriesga su propia vida por sus amigos! —gimió Dobby, en una especie de éxtasis de tristeza—. ¡Es tan noble, tan valiente...! Pero tiene que salvarse, tiene que hacerlo, Harry Potter no puede...

Dobby se quedó inmóvil de repente, y temblaron sus orejas de murciélago. Harry también lo oyó: eran pasos que se acercaban por el corredor.

¡Dobby tiene que irse! —musitó el elfo, aterrorizado.

Se oyó un fuerte ruido, y el puño de Harry se cerró en el aire. Se echó de nuevo en la cama, con los ojos fijos en la puerta de la enfermería, mientras los pasos se acercaban.

Dumbledore entró en el dormitorio, vestido con un cami són largo de lana y un gorro de dormir. Acarreaba un extre mo de lo que parecía una estatua. La profesora McGonagall apareció un segundo después, sosteniendo los pies. Entre uno y otra, dejaron la estatua sobre una cama.

- ¿Estatua?- Preguntaron James y Sirius a la vez sin mirar a Colin que se estremecía en su lugar intentando ser tranquilizado por su hermano.

- A habido otro ataque- Murmuraron Lily, Remus y Key causando el miedo entre las demás personas pensando en quien había sido atacado esta vez sin darse cuenta de la mirada del chico que vivió en dirección del pequeño.

Traiga a la señora Pomfrey —susurró Dumbledore, y la profesora McGonagall desapareció a toda prisa pasando junto a los pies de la cama de Harry. Harry estaba inmóvil, haciéndose el dormido. Oyó voces apremiantes, y la profesora McGonagall volvió a aparecer, seguida por la señora Pomfrey, que se estaba poniendo un jersey sobre el camisón de dormir. Harry la oyó tomar aire bruscamente.

¿Qué ha ocurrido? —preguntó la señora Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.

Otra agresión —explicó Dumbledore—. Minerva lo ha encontrado en las escaleras.

Tenía a su lado un racimo de uvas —dijo la profesora McGonagall—. Suponemos que intentaba llegar hasta aquí para visitar a Potter.

Entonces solo una persona les llegó a la mente, no podían ser Ron ni Hermione porque recordaban que los habían visto en la sala común, los que no estaban ahí estaban pendiente al trió que esta vez solo dirigían una mirada a un chico, Colin estaba más blanco que un fantasma recordando aquel día, en como él había guardado el racimo de uvas en su túnica para ir luego a ver a Harry cuando de momento escuchó en una de las esquinas como algo deslizándose y pensó "¿Por qué no tirarle una foto con mi cámara? Así podría saber quién es el que esta merodeando por estos lugares tan tarde y tal vez pueda coger al atacante para que así terminen estos días de angustia" Pero cuando se puso la cámara en su rostro y se apareció en la esquina para tomar la foto, solo pudo aguantar con fuerza la cámara al ver esos ojos grandes y amarillos por el lente y de ahí no pudo recordar nada mas por haber caído petrificado. Todos lo miraban con lastima y solo algunos, como los Slytherin, con indiferencia por la salud del chico.

A Harry le dio un vuelco el corazón. Lentamente y con cuidado, se alzó unos centímetros para poder ver la estatua que había sobre la cama. Un rayo de luna le caía sobre el rostro. Era Colin Creevey. Tenía los ojos muy abiertos y sus manos sujetaban la cámara de fotos encima del pecho.

¿Petrificado? —susurró la señora Pomfrey.

Sí —dijo la profesora McGonagall—. Pero me estre mezco al pensar... Si Albus no hubiera bajado por chocolate caliente, quién sabe lo que podría haber...

Algunos le sonrieron un poco al director, no era una sorpresa para nadie que en momentos de angustia como en esos momentos, el bajara a buscar "su chocolate caliente"

Los tres miraban a Colin. Dumbledore se inclinó y des prendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.

¿Cree que pudo sacar una foto a su atacante? —le preguntó la profesora McGonagall con expectación.

- Espero y así podremos saber quien ataca- Dijo Frank abrazando a su esposa y a su hijo con fuerza.

- No lo creo, hay algo raro en todo esto y no creo que el atacante simplemente se deje tomar una foto- Le siguió Ojoloco mirando al trió que estos se ocupaban de no mostrar ningún sentimiento para que nadie se diera cuenta de nada.

Dumbledore no respondió. Abrió la cámara.

¡Por favor! —exclamó la señora Pomfrey.

Un chorro de vapor salió de la cámara. A Harry, que se encontraba tres camas más allá, le llegó el olor agrio del plástico quemado.

Derretido —dijo asombrada la señora Pomfrey—. Todo derretido...

¿Qué significa esto, Albus? —preguntó apremiante la profesora McGonagall.

Significa —contestó Dumbledore— que es verdad que han abierto de nuevo la Cámara de los Secretos.

La señora Pomfrey se llevó una mano a la boca. La pro fesora McGonagall miró a Dumbledore fijamente.

Pero, Albus..., ¿quién...?

La cuestión no es quién —dijo Dumbledore, mirando a Colin—; la cuestión es cómo.

Y a juzgar por lo que Harry pudo vislumbrar de la ex presión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo com prendía mejor que él.

Y nadie estaba mejor que ella en ese momento en el gran comedor, todos los que no sabían realmente que había pasado estaban con los nervios de punta y se preguntaban quien rayos quisiera que los hijos muggle no estén en el colegio, algunos pensaban que de verdad era Malfoy y otros, como los aurores pensaban que un mago muy obscuro tenía que ver en todo esto y por el bien de todos esperaban que no tuviera nada que ver con el-que-no-debe-ser-nombrado.

¡Hola a todos! Si lo sé, esta otra vez tarda pero siempre que lo hago es por varias razones, esta vez vino de todo depresión, cambios en mi vida, universidad, etc, etc. Lo importante es que aquí está el capitulo y espero que les guste. Una cosa espero que NO lleguen insultos hacia mi persona, el porqué uní Twilight y Harry Potter es mi problema, amo a las dos sagas y no por eso me hace ver menos fan de una o de la otra así que si vienen a insultar mejor guárdense los comentarios. Key obviamente soy yo jajajajaja me uní bruja y vampira como en mis sagas favoritas y ser hermana de Harry Potter, pero bueno es un sueño que más se puede hacer. Y ya les dejo tranquilos espero les guste y perdón por la mala ortografía que se que hay por ahí los amo y bienvenidos a los nuevos y saludos a los que siempre me siguen.

*= Un juego de palabras con el nombre de Sirius que parece decir serio en ingles.

Lo del profesor Binns no se si realmente cambia los nombres o es algo mal hecho en la traducción que tengo porque tuve que bajar los libros por internet.

Comentarios:

Yukimenoneko: Aquí estoy, esta vez tarde menos no? Jajajajaja espero te guste el nuevo capítulo y de verdad gracias por seguirme.

Alejandra Cullen: Me alegro mucho el que te haya gustado, espero y este también te guste

Lobita22: Hola aquí de nuevo que bueno que te haya gustado, pues si intentare hacer una descripción de lo que pasaron los chicos petrificados, espero que el de Colin te guste aunque fue algo corto que se me vino a la mente en ese momento y si, ese capítulo de Ron me mata de risa el pobre pero veremos que sucede en el transcurso. Gracias por seguir ahí!

xXmecheXx: Pues hay que esperar para ver qué sucederá en esos momentos jajajajajaja espero que este también te guste y si ya quiero llegar al final para comenzar mi favorito "El prisionero de Azkaban" espero te guste el capitulo!

Vale: aquí esta espero te guste

Lily Masen de Lioncourt: jajajajaja de nada y aquí tienes un nuevo capítulo espero te guste

Shiraze Tao: Hola gracias por esas bonitas palabras, a ver te explico a Lily la puse como Luna Potter para que no unieran cabos y supieran que eran sus hijos, es algo muy pronto en eso y lo de Tonks, ella esta solamente la del presente porque la que estuvo con Teddy se volvió a su tiempo, solo puse dos Remus y dos Sirius porque en el tiempo que transcurre ahora ellos están vivos. Espero y te haya podido aclarar tus dudas

Sakuya217:Jajajajaja qué bueno que te haya gustado y pues hasta yo me lio a veces recordando que personas están y cuáles no pero siempre espero hacer lo mejor gracias y espero que te guste este capítulo.

LizieRossemary12: Que bueno que te haya gustado, espero y este también

Phoenix: Aquí la tienes espero te guste

AlbusSeverus25: Espero te guste el nuevo capítulo y qué bueno que te guste mi historia

Pearl magic: que bueno, espero y te guste el capitulo