Cuando aquella mujer descubrió a Tamaki en una situación muy comprometedora con cierto joven de lentes y cabello negro dejo que el odio que sentía por el la dominara. Aprovechando la situación echará a Tamaki de la casa sin importarle las opiniones de su padre. Desde ese momento, Tamaki se vera obligado a valerse por si mismo pero caerá en depresión al estar a punto de perder el ultimo año en la escuela. ¿Qué podrá hacer para recuperar un lugar en aquella familia que siempre lo ha menospreciado?

1.1 Haruhi Fujioka

1.2 Tamaki Suou

1.3 Kyouya Ootori

1.4 Hikaru y Kaoru Hitachiin

1.5 Mitsukuni Haninozuka

1.6 Takashi Morinozuka

~ Como una rosa muerta

Capitulo I

- ¿No tienes miedo?

- Claro que no…

- Pero…

- En estos momentos solo me importas tú, ¿entiendes?

- Tamaki…

- ¿Por qué… no podemos ser felices? ¿Por qué todo es tan complicado?

- Ellos jamás nos entenderán, ni siquiera nosotros queríamos aceptarlo al principio, eso lo sabes.

- Quisiera vivir contigo…

- Cuando seamos mayores de edad… te juro que iremos a la misma universidad y saldremos de casa… buscaremos un lugar… solo falta un año para terminar la escuela, se que puedes soportar lo que queda del semestre – dijo besando su frente para intentar tranquilizarlo, pero la mirada de Tamaki lucía muy preocupada y triste.

Una silenciosa lágrima se deslizó por su mejilla cayendo sobre el pecho del joven de cabellos negros. Esta vez no se trataba de ningún juego, sus sentimientos eran reales y lo mejor… correspondidos, ya no fingían entre ellos, ni disimulaban miradas entre clases, desde aquel primer beso… las cosas habían cambiado demasiado. Tamaki se quedó recostado sobre él, sintiendo los latidos de su corazón, aquella calidez que lo envolvía lo hacía perder la razón. Hace tantos días que no habían podido estar a solas, después de los exámenes en el instituto Ouran las cosas habían sido más pesadas por los deberes y la administración del club. Sin embargo el rubio adoraba ese club y ponía todo su corazón ahí, ya que por medio de el había podido conocer a sus queridos amigos y sobre todo… a Kyouya. Después de aquellos largos días fingiendo una amistad profunda a la vista de todos, no había podido soportar más y lo había llamado, casi rogándole que fuera a visitarlo. No era que Kyouya no deseara verlo, si no que temía que alguien los descubriera, la abuela de Tamaki había estado más odiosa los últimos meses después de caer enferma, hostigando al rubio a casarse apenas terminara sus estudios o peor aún de renunciar ver a su madre a cambio de obtener su herencia cuando muriera, como de costumbre… algunas cosas no habían cambiado. Sin embargo Tamaki lo tomara a la ligera, ignorando sus palabras, siendo la misma persona despreocupada que solo deseaba darles a los demás un buen rato, siguiendo el juego de príncipe altanero que solía interpretar muy bien. Sin embargo, se sentía intranquilo cuando no veía a Kyouya por mucho tiempo, en el club podía continuar con sus actividades como de costumbre, ya que, al voltear siempre encontraba la mirada de su ahora amante sobre el… como si lo protegiese con sus hermosos ojos, a Tamaki aquello le encantaba y le gustaría mucho poder contárselo a sus amigos, pero por el momento las cosas debían quedar así… ya llegaría el momento adecuado para todo.

Aquella visita llenó de alegría al rubio. Kyouya un poco temeroso había dejado que lo llevara a su habitación sin sospechas de nadie, ya que desde antes solía ir a visitarlo con frecuencia. Pero… una vez que las sirvientes hubieran dejado el té sobre la mesa y salieran de la habitación, Tamaki no pudo controlarse más y se lanzó contra el moreno, abrazándolo fuertemente, como si temiera no poder hacerlo más. Kyouya había planeado que esa visita fuera lo más corta para no levantar sospechas, pero todo eso quedo olvidado cuando sintió el cuerpo delgado del rubio abrazándolo. Tamaki siempre había sido demasiado emotivo, casi llegando a lo insoportable, pero eso era lo que amaba de él, aún no podía entender como alguien así se había enamorado de una persona fría, seria y madura para su edad. Kyouya no pudo rechazarlo y en esos momentos lo tumbó contra el suelo, sobre la alfombra bordaba con hilos dorados, y buscó aquellos labios que tanto deseaba empezando a desabotonarle la camisa torpemente, sintiendo las manos nerviosas, con un ojo puesto en la puerta y otro sobre el rubio.

Tamaki había confesado su amor por Kyouya después de muchos problemas y malos entendidos y sobre todo después de luchar consigo mismo para poder aceptar que se había enamorado de otro hombre. En verdad se había sorprendido al escuchar la respuesta del moreno. Kyouya lo había descubierto hace mucho tiempo, podría decir que hasta se divertía de los conflictos de Tamaki que intentaba evitarlo a toda costa, viendo lo doblemente torpe que se ponía al verlo llegar… hasta que sucedió, llegó el día en que no pudo más y le confesó sus sentimientos de una manera un poco extraña, Kyouya tuvo que obligarlo a decirlo claramente ya que se había puesto a tartamudear como nunca, sin embargo al final las cosas resultaron bien. Desde ese momento ambos se habían vuelto una pareja oficial, pero todo esto a escondidas de los demás, nadie lo sabía y ni siquiera lo sospechaban.

Kyouya ya no pudo detenerse, besó su cuello con cierta brusquedad, haciendo que el rubio se estremeciera debajo de él. Sabía que estaban corriendo un peligro muy grande al hacerlo en su habitación, en pleno día, pero con cada beso y con cada pequeño gemido que escuchaba de los labios de Tamaki sentía como sus latidos se aceleraban y empezaban a golpearle el pecho. Kyouya marco su cuello al morderlo levemente, luego pensaría como ocultar aquello, en esos momentos solo deseaba sentir más su piel, tocar cada parte de él. Tamaki empezó a aflojar su cinturón y a desabotonar su pantalón, deslizando una de sus manos, rozando su miembro y empezando a acariciarlo suavemente. Kyouya se sonrojó, aún no se acostumbraba del todo a tenerlo así, pero besó sus labios profundamente, jugando con su lengua, sintiendo su calidez. Como deseaba deshacerse de aquella ropa que les estorbaba, pero no podían exponerse a que alguien los encontrara desnudos en medio de la habitación. Kyouya intentó por un momento controlarse, los gemidos de Tamaki estaban aumentando y alguien los escucharía, así que siguió besando sus labios en un afán de ahogar aquello. La mirada del rubio era demasiado para el, en un momento lo hizo ponerse boca abajo, en otro se encontraba sobre él sujetando su miembro y acariciando su pecho con la mano libre, y por último… empezó a penetrarlo aferrándose a su cuerpo, sintiendo su respiración agitada, dejándose llevar por el placer.

- Te amo… Kyouya – dijo débilmente el rubio, ahogando sus propios gemidos con una de sus manos.

Parecía que la seguridad de ambos estaba asegurada aquella tarde. Sin embargo… por estar totalmente distraídos no escucharon una voz aguda llamando al rubio desde el piso inferior. Kyouya pensó escucharla al principio pero la ignoró totalmente, grave error… ya que en esos momentos alguien giró la manija y abrió la puerta inesperadamente.

Un grito inundó toda la casa, no un grito de terror si no de desprecio y asco, había estado esperando tanto una situación como esa que sacó todo el odio y rencor que le había tenido desde que nació. Su abuela estaba ahí parada en medio de la puerta, con la cara de decepción más profunda que logró poner, aunque la verdad era que por dentro, no podía estar más feliz, por fin había logrado encontrar una excusa para expulsar a Tamaki de la familia.

- A… abuela… - dijo Tamaki totalmente asustado, separándose de Kyouya y jalando una sábana para cubrirse. – Yo… déjame que…

- Tú lárgate de aquí – le dijo la mujer con voz severa a Kyouya.

- No lo haré. – respondió el moreno mirándola fijamente, sin inmutarse si quiera.

- Kyouya… vete, yo estaré bien…

- Tamaki…

- No… te preocupes.

La mujer saco su celular, dándole a entender que si no se marchaba pronto, su padre se enteraría de todo. Kyouya apretó las manos fuertemente, había sido tan irresponsable, sabía que eso podría ocurrir, y si su padre se enteraba el fin del mundo no sería nada comparado a lo que haría. Odiándose a si mismo se acomodó la ropa rápidamente y se puso de pie, no volteó a ver a Tamaki, en esos momentos salió de la habitación, quiso detenerse y ayudarlo, quien sabe lo que su abuela le haría… pero, se alejo corriendo de ahí, dejando cobardemente al rubio a merced de aquella mujer. ¿Qué más podía hacer?, había arruinado la vida de la persona que amaba y no podría perdonárselo jamás.

Mientras tanto, Tamaki intentó hacer que su abuela lo escuchara. Pero solo recibió una bofetada muy fuerte seguida de palabras muy hirientes. El rubio se quedo ausente en el piso, sin siquiera moverse, escuchando cada insulto, sintiendo como su corazón le dolía más que nunca. Sin embargo jamás se espero la reacción tan cruel de su abuela, después de humillarlo hasta más no poder dijo algo que dejó totalmente en shock a Tamaki.

- Tú no perteneces a esta familia, tu nacimiento… fue un error, desde el principio sabía que nos causarías problemas. Tamaki… quiero que te largues de esta casa, no podrás entrar a ninguna mansión de los Suou, quedas desterrado de la familia.

El rubio no pudo decir absolutamente nada después de eso, aquellas palabras quedaron resonando como eco en su cabeza, lo último que recordó fue a su abuela dándole la espalda y alejándose de él.

Continuará…