Muy buenas noches/tardes/días o navidades (okey no es para tanto), antes de comenzar quiero disculparme por tanto, extremadamente demasiado, atraso. No daré muchas explicaciones sobre mi larga desaparición. Sólo les comentaré que durante estos 4 años he cambiado muchisimo como persona, me he vuelto mas madura en algunos aspectos (Aunque sigo igual de obsesiva emparejando personajes jaja), he desarrollado nuevos intereses y por fin pude entender una cosa importantisima acerca de la vida: "Es simplemente maravillosa".

No quiero explayarme mucho pero si por esas razones del destino tú estas atravesando un mal momento y sientes que nada tiene sentido o que cualquier cosa que quieres o deseas nunca te sucede, dejame decirte que no todo es oscuro y tormentoso. Al final del camino, o incluso en el transcurso de el, hay miles de pequeñas y cálidas luces (puede ser un animal, un ser querido, un amigo o alguien que ya no este) que de alguna manera hace el trayecto más llevadero. Sólo debes abrir los ojos y verlo.

Sin más que decir, disfruten de la lectura de "Algo llamado amor".

DISCLAIMER: Inuyasha no es de mi propiedad, sino que les pertenecen a Rumiko Takashi.


Los días fueron pasando ágilmente; y con cada día transcurrido, Rin aprendía más y más. Su salario fue triplicado desde el inicial, al igual que sus horas de trabajo, y eso le dio el beneficio de cambiar a su hermano de clínica a una mucho mejor, en donde lo atendían constantemente. Ahí mismo pudieron detectar una parálisis temporal en las extremidades inferiores de su pequeño hermano menor Fumio -o como ella lo llamaba cariñosamente Fu-chan-. Según los médicos era probable que en un año recuperará la absoluta movilidad de sus piernas, siempre y cuando realizará unos cuantos ejercicios de rehabilitación.

Su relación con Sesshomaru, o como ella lo denominaba: El Señor Demonio, se basaba únicamente en lo laboral. No había más que saludos corteses, por parte de ella, y contestaciones gélidas, por parte de él. Pero asi era mejor, ella no tenía paciencia ni ganas de soportar insinuaciones por parte de su jefe ni de tener que estar temiendo acercarse a él, por miedo a alguna proposición descarada y con tintes sexuales. Pero a pesar de que todo parecía calmado, no podía evitar de vez en cuando voltear su mirada y observarlo aunque sea unos fugaces instantes..Es que, ¡vamos!, el hombre era apuesto y tenía porte. Era un verdadero no mirarlo.

Por su parte, Sesshomaru, estaba mas relajado -o al menos lo intentaba- en lo que a Rin se refería. Pero bueno...él no podía ignorar el atractivo de la muchacha, ni siquiera sus extraños gestos cuando estaba concentrada o su recurrente manía de morderse el labio cada vez que se ponía nerviosa o incómoda. Pero sobretodo, no podía ignorar su extrema bondad y amabilidad con todos los que la rodeaban.

Aunque lo intentara con todas sus fuerzas...Rin no le era indiferente.


Todos los días, su vida consistía prácticamente en lo mismo; levantarse de la cama a las 6 a.m, darse una ducha a las 6:15 a.m, vestirse a las 6:25 a.m, desayunar y controlar las finanzas del periódico a las 6:30 a.m. Todo con el único propósito de estar a las 7 a.m frente a la puerta de su oficina. Todo era muy tedioso y rutinario, sin embargo, ese día no fue así.

Sí había alguna virtud que caracterizaba a Naraku Hitomi era su infinita paciencia con su sobrina Kagura. Y si había algo que caracterizaba a esta última era hacerle perder los estribos hasta a la persona mas buena y cordial de todas.

-Kagura, ¿quieres parar de gritar sandeces e ir directamente al grano?.- Naraku soltó un sonoro suspiro mientras acomodaba su corbata negra delante de un ovalado espejo blanco.- Respira y cuéntame que quieres.

La muchacha respiro profundo. Su tío siempre le tenía infinita paciencia.

-¡¿PORQUÉ DEMONIOS INVITASTE A SESSHOMARU A LA CENA?!.- De nada sirvió que haya tratado de serenarse.- ¡Se supone que yo iba a darle la invitación, así estaría conmigo toda la noche!.-

Cual niña berrinchuda, la morena comenzó a estampar con fuerza su fino calzado contra los verdes mosaicos del suelo. El producto de esta acción era un irritante tamboreó continuo.

Simplemente no era justo. Naraku siempre le ganaba en todos los pasos que quería dar con Sesshomaru. Sí ella decidía tener una reunión de empresas con el albino, su tío se le adelantaba con el pretexto de que "aún no estaba lista para asumir un rol tan complicado como lo era la dirección de una compañía internacional". Sí ella organizaba una fiesta y quería invitar a Sesshomaru, Naraku se le adelantaba con la invitación. Tal y como sucedía en estos precisos momentos.

-Tenía que ver unos asuntos de la empresa con él.-Contestó monocorde. Dio una vuelta y encaró a su sobrina.- Aproveche que estaba ahí y le dejé la invitación.-

Sencillo y concreto, así era en sus explicaciones. Siempre diciendo las palabras justas.

Vió el ceño fruncido de Kagura y como mordía su fino labio inferior con fuerza. Conocía ese gesto a la perfección, ella se estaba controlando. Él rió interiormente.

-A veces es tan niña.-

El hombre se acerco lentamente a la joven, sólo para agarrar un mechón de su cabellera color ébano. Aspiró lenta y pausadamente su aroma.

-Huele a lilas.-Sus ojos se cerraron mientras disfrutaba del agradable olor.

Kagura se revolvió incómoda logrando que Naraku le soltará el cabello. No es que le desagradará su tío, sino que muchas veces era...confuso y raro. Él la confundía haciéndole que sintiera y pensara cosas que no estarían muy bien catalogadas por la sociedad.

-Deja de hacer eso. ¡DEJA DE EVITAR QUE VEA A SESSHOMARU!.- Las lágrimas quisieron escapar de sus orbes escarlatas, mas sin embargo las contuvo.- ¡El será mío y sólo mío! ¡Ninguna idiota lo tendrá y tú no impedirás que él este conmigo!.- Su dedo índice estaba levantado, apuntando hacia él. Estaba acusándolo. Su voz estaba distorsionada producto de la rabia acumulada.

-¡Él no te ama y nunca lo hará! ¡¿Cuándo demonios piensas verlo?! Sesshomaru esta más ocupado demostrando su valía como líder de su patética empresa, que viendo si lo quieres o no. ¡Le vales mierda, Kagura! ¿Cuándo lo entenderás?.- Sus ojos negros chispeaban fuego. El odio recorría su ser y antes de que lo analizará, tomó por los hombros a la joven y la fulmino con la mirada.- ¡Hasta tiene más en cuenta a su nueva y tonta secretaria que a ti! ¡Si hasta se la quiere follar!.-

Y esa fue la gota que rebalso el vaso.

Lo siguiente que se oyó en aquella habitación, fue el sonoro ruido de una bofetada implantada en la mejilla derecha de Naraku. Luego las pisadas de unos tacos hacia la salida, seguido de un fuerte azote en la puerta.

Kagura se había marchado.

El único que quedaba en el cuarto tomo asiento en su amplia cama. Las mantas negras combinaban perfectamente con el blanco de las paredes.

En un minuto, todo se fue al carajo. Si tan sólo no se hubiera descontrolado tanto...

Pero no serviría de nada llorar sobre la leche derramada. Lo dicho, ya esta dicho. Ahora le quedaba intentar enmendar la situación. Hacer que Kagura lo perdone...Eso no sería difícil. El problema era que sabía lo que debía hacer para obtener su perdón. Debía ayudarla a que esté con Sesshomaru.

-No, eso jamás.-

Naraku no era tonto. Sabía que en un pasado Kagura estuvo en un breve romance con el albino, este romance duro muy poco y casi nada. Y la razón era él mismo.

En su momento dedujo que esa relación podría ser contraproducente para sus planes, sin embargo ese no era el problema. De hecho, esa romance lo ayudaría, en alguna instancia, a apropiarse de la compañía Taisho.

El verdadero y real problema eran los sentimientos obsesivos que el sentía por su sobrina. Al principio, no les dio importancia; pensó que era producto de tanto tiempo sin un buen polvo...pero no era eso. A él le molestaba ver a su sobrina siendo melosa con el idiota de Taisho. Ese bastardo no se la merecía.

Más que amor de tío, lo suyo era amor de un hombre hacia una mujer; amor y locura, ambas con la misma medida desproporcionada.


Llegaba tarde, otra vez.

Simplemente no había caso. Anoche se había quedado hasta tarde ayudando a su jefe en la oficina que para cuando llego, a su acogedor departamento, solo se limito a acostarse. No se cambio de vestimenta ni nada.

Cada vez terminaba más tarde en la oficina. Sesshomaru disponía de ella como quería. No había tenido tanto tiempo de ver a Fumio, y ni hablar de Kohaku. Si, oficialmente Rin y Kohaku estaban en una relación. Luego de que Rin cambiará de empleo, Kohaku entró a trabajar en una cuantiosa y reconocida firma de abogados. Todo gracias a sus sobresalientes notas en la preparatoria y su entrada a una de las universidades más reconocidas de Japón; ShikonNoTama Ino.

A su novio le estaba yendo de mil maravillas y ella, en cambio, iba con lo justo. No se quejaba de su empleo, de hecho era uno de los empleos mejor pagados y estaba muy conforme con las pocas amistades que había echo allí ; como por ejemplo: la extrovertida e inteligente contadora de finanzas,Kagome, y la alegre y cordial jefa de recursos humanos, Ayame. Lo que lamentaba era no poder abocar parte de su tiempo en sus estudios universitarios. Los dejaba de lado poco a poco. Y parecía que sus sueños de ser una gran ejecutiva iban quedando en el pasado.

-Llegas tarde.- Su jefe estaba frente a ella luciendo radiante y fresco como todas las mañanas. ¿Cómo lo hacía? Ella no podía entender como era posible que Sesshomaru Taisho siempre estuviera despierto y capaz, a pesar de haberse quedado el día anterior trabajando hasta tarde. ¡Maldito sea!.- ¿Qué es lo que tienes en el cabello?.- Con delicadeza le retiro una hoja que, de seguro, se le enredo en el pelo mientras corría para llegar a la oficina.

Rin abrió los ojos impresionada. Pensó que su jefe no se tomaría mas de un segundo en retirar el objeto de su larga cabellera, pero se equivocó. Sesshomaru la estaba observando con mucho detenimiento.

Inconscientemente sus rojizos labios se entreabrieron. Él estaba cada vez mas cerca de ella, mucho más de lo que alguna vez se había acercado.

-Sesshomaru-sama...-

Las manos de él la sujetaban por los hombros con firmeza. Sus ojos ambarinos la miraban con insistencia mientras desprendían algo parecido a ¿deleite?. O tal vez, en verdad, Rin estaba imaginando cosas. Sí, eso debía ser y todo producto por no poder dormir bien.

- No hables.- Con autoridad acerco su nariz hacia la cabellera azabache de su secretaría. Y aspiro su aroma.- Hueles delicioso.-

La joven estaba por demás de abochornada. Completamente sonrojada y sorprendida.

De pronto, Sesshomaru bajó su cabeza hacia la altura de ella y, lentamente, se iba acercando hacia su boca. Acaso, ¿¡LA IBA A BESAR!?.

-Yo..-

Entre tanto, su jefe parecía estar inmerso en su mundo. A él no le importaba lo impresionada que estaba Rin o siquiera si alguien más podía verlos en esa situación un tanto comprometida. Sin siquiera darse cuenta, un gruñido de placer escapo de sus labios. ¿Qué demonios le estaba sucediendo?

-Amo bonito.- Una chillona voz se hizo presente, interrumpiendo el clima de esa oficina.

La puerta se abrió de imprevisto y Jaken entró como si nada.

- Amo bonito, me he encontrado con...- El hombre miró con sorpresa la situación tan comprometida en que se hallaba su jefe y la secretaría de este.-¡¿...?!.-

Sesshomaru retiró lentamente el agarre que ejercía sobre Rin y volvió a incorporarse erguido, imponiendo su altura sobre las otras dos personas de la habitación.

- Jaken.- Masculló con autoridad el joven albino. El nombrado cambió su cara de estupefacción a una de respeto y admiración absoluta.

-¡Sí, amo bonito!.-

De la nada, un bolígrafo dio de lleno en la pelada del pequeño hombre. Jaken se quejaba mientras se sobaba la cabeza, justo donde había impactado el objeto.

-Sesshomaru-sama, ¿por qué es tan malo conmigo?.- Pequeñas lágrimas caían de sus saltones ojos. -Yo que venía a decirle que la señorita Kanashimi lo está buscando.-

-¿Qué es lo que quiere?.- Pregunto sin mucho interés.

- No lo sé. Me ha dicho que...-

-Que necesitaba verte.- Recargada en el marco de la puerta, se hallaba una mujer alta y de ojos rubíes. Desprendía sensualidad por cada poro de su piel. Su cabello negro estaba recogido en un rodete y sujetado por unas horquillas de oro puro.- ¿No vas a recibirme acaso?.-

Sesshomaru la miro fijo y con el ceño levemente fruncido. ¡Vaya que todos se empeñaban en sacarlo de sus casillas el día de hoy!.

-Pasa.- Contesto con un tono frío.- Retirense todos. Jaken...-

-¡Hai, Sesshomaru-sama!.- Con entusiasmo el hombrecito miro a su jefe.

-Quiero todo terminado en dos horas.- Sentenció.

Una gran pila de papeles cayo encima de su empleado. De no haber sido por Rin que lo ayudo, el pobre hombre estaría enterrado en una montaña de hojas. Rin pasó al lado de la recién llegada, y no supo porque pero un escalofrío la recorrió entera. Esa mujer no le daba buena espina. Entre tanto, Kagura, por su parte, le lanzaba miradas de odio y asco.

La odiaba.

El albino observo como salían sus empleados, cada uno cargando los papeles. Rin era tan servicial con todos en la empresa y siempre con una sonrisa en el rostro. Tenía esa mezcla rara de inocencia y sensualidad que a veces lo sacaba de sí.

-Veo que no pierdes el tiempo con tu asistente. ¿Te gustan tan pequeñas?.- Kagura veía despectivamente sus uñas.- No puedo creer que te interese alguien tan patética.-

Él tomo asiento detrás de su escritorio.

-Ve al grano.- Sesshomaru la encaro sin miramientos. Esa mujer, con su sola presencia, lograba ponerlo de malas.- ¿Qué es lo que quieres?.-

-Sigues tan locuaz como siempre.- Expresó sarcásticamente ella. Un gruñido por parte del albino, le advirtió que él no estaba para juegos.- Vengo a ofrecerte un trato. Quiero que mi empresa se fusione con la tuya.-

Él hombre la analizo con profundidad. ¿Qué es lo que buscaba Kagura con todo esto?

-¿Por qué debería aceptar tal idiotez?.-

-Porque me necesitas. Tu fama de casanova no te esta ayudando mucho últimamente.-

Sesshomaru le lanzó una mirada furibunda, sin embargo, su rostro seguía igual de inexpresivo como siempre. Kagura se arrimo más hacia él y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, se sentó arriba suyo.

-Sabes que ninguna es como yo. ¿Por qué no regresas conmigo?.- La mujer comenzó a restregar su parte baja con la de su ex novio. Su sensual boca trazo un camino desde el cuello de Sesshomaru hacia sus finos labios, donde finalmente beso con pasión.- Sabes que nunca podrás sentir con otra, lo que conmigo sientes. Después de todo, aún tenemos química.- Separó su rostro un poco para mirarlo fijamente a los ojos. Él era perfecto para ella.

En la cara del hombre se dibujo una pequeña y casi imperceptible sonrisa, pero esta sonrisa no era de felicidad o de gracia. Ni siquiera podría clasificarse como una sonrisa amable. Su sonrisa era cruel.

- Kagura, no tientes a mi demonio.-

Sin previo aviso, Sesshomaru la tomó del brazo y la estampo contra la pared. Ella sonreía de felicidad,pensando que, al final, él aceptaba su propuesta.

Pobre ilusa...

-¿Crees que quiero estar contigo? Mírate, vales menos que nada. No podría estar contigo ni aunque esta empresa estuviera por quebrar, y tú fueras la única salvación.- Con rapidez se acercó a su oído.- Ya no me interesas mas. De todas formas ya te estrené.- Susurro con desprecio.

Ella tenía sus orbes totalmente abiertas, impresionada. Unas pequeñas lágrimas amenazaban con salir de sus rojizos ojos.

Él la libero de su agarre y se alejo como si de fuego se tratará.

-Vete de mi oficina ahora mismo. Y no olvides con quien estas hablando.- Le dio la espalda a ella y, cruzado de brazos, se puso a observar por el gran ventanal de vidrio que había en la habitación.

Kagura se acomodo lo más rápido que pudo su vestimenta y limpió con fuerza las lágrimas que aún querían deslizarse por sus mejillas. Sin despedirse salió de la oficina, azotando violentamente la puerta antes de irse.

¡Maldito Sesshomaru! ¿Cómo osaba a hablarle así?¿Ese hombre no entendía que ella era lo mejor que le podría suceder en su frívola vida?. Sería muy inteligente y perspicaz pero era un desastre viendo lo que era obvio.

Kagura Kanashimi y Sesshomaru Taisho nacieron para estar juntos. Y si él no quería entender eso por las buenas, entonces iba a tener que entenderlo por las malas.

Rin observo como la señorita Kanashimi salía hecha una furia de la oficina de su jefe. Y se pregunto, internamente, que era lo que había sucedido allí dentro.

Lo bueno de todo, era que el intenso momento que tuvo con Seshomaru quedó en el pasado...aunque, aún se preguntará que habría sucedido si nadie hubiera interrumpido. ¿Él la habría besado? ¿Ella lo hubiera permitido?

Y lo más importante de todo, ¿por qué ella estaba deseando que eso hubiera pasado?.

Respiró profundamente y exhaló con ganas. ¡Vaya lío en el que se fue a meter!.


¿Y qué tal les pareció? ¿Eran lo que esperaban luego de tanto tiempo?

Dejen sus comentarios para saber si estoy yendo por el camino correcto.

Muy pronto se revelarán nuevos misterios que, quizás, quien estuvo atento habrá notado.

Saludos y espero que lo hayan disfrutado :D

Besos!