Muchas gracias a todos los que han leído esta historia hasta el final, espero que sea de su agrado! Que los ilumine la eterna luz!

Y ya saben! Quejas, sugerencias, felicitaciones? Dejen Reviews! :D

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Disclaimer: One Piece no me pertenece ni tampoco "La casa de los espejos", pertenecen a Oda-sama y a Cassandra Claire-sensei :D

Advertencia: Parodia de una novela, romance, maltrato psicológico y otros traumas o_o, no intenten esto en casa!

Nami POV

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Sacrificio

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"Incluso a medida que se acerca a mí y lo estrecho entre mis brazos, se nota tan ligero como la madera a la deriva y cuando se duerme y a gritos pronuncia un nombre que no es el mío, a mi mente llega una grotesca idea. Una perturbadora idea de cómo podía salvar a Luffy, y por que no? Matar dos pájaros de un tiro."

.*~*.

Prácticamente tengo que arrastrar a Luffy por el sendero que conduce a la villa. Cuando llegamos, veo que Bellemere y Dragon han acabado de cenar; la mesa estaba vacía y las moscas se arremolinan sobre los restos de unos plátanos fritos. Coloco a Luffy sobre un camastro donde se desploma como un muñeco.

-ahora mismo vuelvo- le digo aunque no da señales de que me escuche.

Entro a la casa a través de la puerta de cristal. Primero le suplicaría a Bellemere y a Dragon que nos regresáramos a casa en el próximo barco aunque eso signifique interrumpir las vacaciones. Tenía que intentarlo antes de tener que recurrir…. A lo otro.

La puerta de su dormitorio esta cerrada. Me detengo frente a ella con la mano en alto dispuesta a tocar. Se escuchan voces del otro lado, Dragon esta gritando y mi madre dice algo tratando de calmarlo; pero no lo consigue. La voz de él se va elevando a medida que la de ella disminuye y comienza a llorar. Mi mano se queda inmóvil a medio camino, como la de una estatua. Los sollozos de mi madre suenan como la marea alta y de pronto quedan interrumpidos por el estallido de una sonora bofetada, tan repentina como un disparo.

Escucho el grito ahogado de mi madre y acto el seguido reina el silencio, un silencio que es roto por el sonido de otra bofetada.

-Bellemere –dice Dragon desde el otro lado de la puerta. No puedo saber si su tono es de disculpa o simplemente sigue tan inmutable como siempre. La verdad eso ya no me importaba, pues al parecer estaba resignada a pasar el resto de mi vida escuchando sus gritos a través de una puerta cerrada mientas Dragon va destruyendo a mi madre poco a poco, desangrándole el alma de la misma manera que la Hancock a Luffy…

Me doy media vuelta y puedo ver en el pasillo la bolsa con los palos de golf de Dragon, tomo el numero 9 y salgo a la terraza donde Luffy sigue exactamente en la misma posición que lo dejé. Tan inmóvil que tengo que acercarme a escuchar su respiración para saber que sigue con vida antes de tomar el camino hacia la casa fucsia.

Ahora ya no había elección alguna, ejecutaría su otro plan…

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El mar en la noche se ve negro como la tinta mientras que las olas azotan en la playa, enviando al aire una blanca llovizna de espuma. Me deslizo a través de la verja de Hancock y entro al jardín.

Por todas partes hay fragmentos de cristal y el aire resulta bochornoso de respirar. Levanto el palo de golf y lo hago descender con fuerza sobre el fragmento de espejo más cercano haciendo añicos. Una bocanada blanca se eleva sobre él como si fuera el humo de un cigarrillo mientras se disipa en el aire nocturno.

Me quedo allí de pie, respirando con dificultad. Vuelvo a alzar el palo y golpeo un espejo tras otro mientras el aire se inunda del sonido melodioso que causa el cristal al estallas. De pronto en el interior de la casa se enciende una luz que me ciega la vista, pero aún así no me detengo hasta que una fuerte mano sujeta el palo y me lo arranca bruscamente.

Boa Hancock está de pie frente a mí. Ya ni va impecablemente arreglada, su cabello se ve sucio y enmarañado, sus ojos salvajes se clavan en mi mientras observo su vestido negro de manga japonesa. En efecto, parece una bruja.

-Que crees que estás haciendo?- me pregunta casi a gritos –Esta es propiedad privada! Me pertenece –

-Lo que hay aquí no es tuyo –le replico. Aunque mi voz es firme no puedo evitar retroceder un paso, su aura es atemorizante –me refiero a las almas –

Ella abre súbitamente sus enormes ojos y se queda boquiabierta.

-Almas?-

-Como prefieras llamarlas, son vidas que te has robado. Usted las metió en los espejos. Es allí donde las guarda!-

-Estás loca- me dice

-Vi como lo hacías- prosigo –vi lo que le hizo a Luffy, estuve mirando por la ventana –

Ella abre la boca como para decir algo pero se detiene, entonces veo que observa la llave de mi mano izquierda.

-Robin –dice ella –esa mujer es una fisgona. Siempre se mete donde no la llaman –

-Quiero que dejes en paz a mi hermanastro- le digo –quiero que liberes a Luffy! – A pesar de su furia curva sus labios en una sonrisa burlona.

-Robin debe de haberte dicho que no es tan sencillo –

-Si no lo liberas, volveré –la amenazó –destruiré el resto de los espejos y no dejaré que quede ni uno solo...-

-Tu hermanastro me hablaba de ti- la interrumpió – sabía que estabas enamorada de él. Lo encontraba divertido –la furia de su voz había desaparecido y en su lugar hablaba con una voz cantarina –Nami, no eras más que un entretenimiento para él. Por qué vas a gastar tus energías en salvarlo?-

Sus palas me hieren y me taladran el corazón. Me digo a mi misma que está mintiendo, pedo aún asi me duele. Es como una picadura. Respiro hondo.

-Lo quiero. Robin dijo que sólo podía ayudarlo alguien que lo quisiera….-

-Pero él no te quiere a ti- insiste –así son los hombres. Toman el amor que les ofreces y lo retuercen hasta convertirlo en un bastón con el que te golpean –su mirada es despiadada y recuerdo la historia que me contó Robin –Dime si no tengo derecho a vengarme Nami, dime que no harías lo mismo en mi lugar. Los hombres son una maldición en la vida de las mujeres… y tú lo sabes –

Me viene a la mente la escena de Dragon con mi madre agachada a sus pies, recogiendo la fruta del tazón roto con los dedos ensangrentados.

-No sé que pienso de los hombres- respondo – pero Luffy no es más que un niño. Todavía no es malo ni buena, ni ninguna otra cosa. Él no debería pagar el castigo –

-Cuando crezca será como los demás –declara Hancock –Todos acaban así Nami, por eso no estoy dispuesta a liberarlo –

Robin me dijo que no renunciarías a cambio de nada- digo yo –pero Luffy es joven y débil. Y si consigo encontrarle algo mejor? –

Aún bajo la obscuridad, como el repentino e inesperado resplandor de una luciérnaga, percibo la sonrisa de Hancock y el brillo en sus ojos.

-Explícamelo… -

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Me despierto por la mañana con el reflejo del sol y el suave canto de las aves. Me quedo tumbada mientras estiro mi cuerpo. Recordé lo sucedido anoche y volteo instintivamente a mi mesa de noche donde hay una botella de cristal junto al despertador. El pálido líquido que contiene ofrece un aspecto brillante y resbaladizo. Me visto y salgo con la botella en la mano, pesa más que si tuviera piedras dentro.

Robin está en la cocina. No dice nada pero noto que me observa de reojo mientras tomo un vaso, le coloco hielos y destapo la botella de cristal vertiendo el líquido sobre ellos. Robin alarga un brazo y deja caer una rodaja de limón en el vaso.

-Ya está –dice –dile que es para el dolor de cabeza-

Hago un gesto de asentimiento y llevo el vaso a la terraza. Luffy sigue en el camastro, solo que ahora está recargado y con los ojos abiertos.

.*Flashback

-Tiene que ser rápido –le dije a Boa –no quiero que se alargue, quiero que se la lleve inmediatamente –

Ella sonrió dejando a la vista su blanca y afilada dentadura.

-Inmediatamente –prometió mientras me entregaba un trozo de espejo.

El alma de Luffy

-Es tuya –declaró –puedes guardarla o liberarla y devolvérsela –

-La liberare mañana por la noche –le aclaro por si las dudas mientras ella se encoge de hombros. –Luffy no se acordará de nada? Me lo promete? –pregunto a Hancock en su jardín de cristal

-No se acordará –aseguró –solo de la vacaciones, el sol, la arena y luego… el accidente-

.*Fin Flashback

Mi madre está sentada junto a Luffy en otro camastro. Luce unas gafas obscuras que no logran disimular del todo la mancha que le marca la mejilla. Los contemplo por unos segundos. Entonces me acerco a donde Dragon lee pasivamente le periódico.

-Hola- le digo a Dragon interrumpiendo su lectura. Alargo la bebida que a la luz del sol parece agua corriente.- Toma, Robin te envía esto. Dice que te vendrá bien para el dolor de cabeza-

Él frunce el entrecejo.

-Y como sabe que me duele la cabeza?- me quedo callada y tras unos segundos de duda, aparta el periódico y coge el vaso –Gracias, Nami –dice secamente.

Entonces da un sorbo, observo su garganta mientras el líquido baja. Aparta el vaso y pregunta.

-Qué clase de jugo es este?-

-Aloe –respondo –Según Robin tiene propiedades curativas –

-Estupideces de pueblerinos- suelta un bufido y recoge al periódico.

-Una cosa más –digo yo –Esa mujer, a la que Luffy le estaba ayudando… en fin, su coche sigue averiado. Dijo que Luffy no tenía ni idea de cómo arreglarlo-

Dragon resopla

-Se podría haber hecho yo. Luffy es muy estúpido como para entender de coches –

-Dice que le gustaría que le echaras un vistazo –digo haciendo caso omiso al último comentario –Ya que tú sí entiendes. Seguramente sabes mucho más de mecánica que Luffy –

-Pues sí, es verdad- vuelve a tomar el vaso, lo vacía y se limpia los labios- supongo que debería ayudar a la pobre mujer –dice mientras se levanta.

-Sería estupendo –digo mientras lo acompaño hasta le borde del sendero –Vive allí en la casa fucsia, te está esperando –

Oh, si que lo está esperando…

.*Flashback

-Es mi padrastro –le explico a Hancock –Es fuerte, más fuerte que Luffy. Mayor. Y le pega a mi madre, como el Tenryuubito le pegaba a usted –

Hancock se llevó una mano instintivamente hacia la espalda y me devuelve una mirada que hizo que mi alma sintiera la profunda tristeza que se albergaba en el fondo de esa bruja que alguna vez fue humana, y sentí lástima al ver cómo se limpiaba una escurridiza lágrima. Se dio la vuelta para que no mirara su rostro

-Entonces tráelo aquí mañana- dice secamente- si no lo haces iré yo por él –

-Eso no hace falta, cumpliré mi palabra –dije tendiéndole una mano. Ella dio media vuelta y me dio la suya, sellando así nuestro pacto

.*Fin Flashback

-Entonces la casa fucsia eh?- dice mientras comienza a caminar por el sendero –Gracias Nami, eres una buena chica –

-"No"-pienso yo – "Eso es precisamente lo que no soy…"-

Por que en algún rincón de la casa fucsia, Boa Hancock está esperando. Boa Hancock con sus labios rojos, su jardín de cristal y sus espejos que te arrebatan el alma.

Observo como Dragón camina a grandes zancadas. Miro su espalda y no puedo evitar que una sádica sonrisa se plante en mi rostro al pensar que ya nunca va a regresar.

.*~*.

EPILOGO

-Bellemere –san!- escucho que gritan fuera de nuestra casa. Me asomo por la ventana de la cocina y puedo ver que es Hina-sama.

-Oi! En un momento le abro! –grito y me calzo rápidamente unas sandalias para abrirle la puerta a la mejor amiga de mi madre que en cuanto entra a la casa y la ve bajar de las escaleras corre a abrazarla.

-Bellemere-san! Hina está muy contenta de que estés aquí de nuevo! Hina se enteró de lo del accidente!-

-Sí, bueno… el resto regresamos con bien, Hina-chan- dijo mirando a su hijo adoptivo que devoraba el desayuno que le estaba preparando su hija.

-Hina piensa que fue un inesperado suceso lo de tu marido! No llevaban ni un mes de casados!-

-Sí, supongo que si… -dijo bajando la mirada brevemente -pero las cosas pasan por algo no lo crees Hina? Ahora soy dueña de los cultivos de mandarinas de Dragon-

-Hina no lo puede creer! Tendremos que ir ahora mismo!- dice la peli rosa tomando a Bellemere de la muñeca y sacándola a rastras de la casa

-Luego regreso chicos!-les dijo con un gesto de despedida y azotando la puerta.

Coloco en el fregadero la sartén que había estado usando hasta el momento cuando siente que alguien la abraza por detrás.

-Luffy…- digo suspirando mientras mi cuerpo era recorrido por un escalofrío cuando los labios de él se depositaron en mi cuello –Luffy… que no se supone que deberías estar de luto? Después de todo Dragon era tu padre… -

-Es mejor así –me susurra al oído –además Bellemere tampoco parece extrañarlo mucho verdad?-

-No, no lo parece –digo dándome media vuelta para verlo de frente. Había recuperado su color natural casi por completo y su apetito había vuelto. Hancock no me había engañado. Luffy me miraba atentamente –En qué estás pensando? –

-En que no recuerdo muy bien las vacaciones, tampoco el accidente, es como si hubiera perdido un tiempo de mi vida –

-Y que piensas hacer al respecto?- le pregunto enmarcando una ceja, desafiándolo.

-recuperar el tiempo perdido, que otra cosa puedo hacer? –dice mientras entrecierra los ojos y se acerca para besarme. Me rodea con sus masculinos brazos y nuestros cuerpos se rosan. Él suelta un suspiro y continua besándome con la misma pasión y amor con que yo lo hago.

Y así seguimos amándonos hasta que allí en la cocina, nuestros cuerpos se funden como el sol lo hace en el horizonte marino al atardecer.

FIN