Capítulo 21. Fiesta en la piscina

El mayor pasó su brazo por la cadera del otro, aupándola con firmeza para acercarlo a su propio cuerpo y así llegar con facilidad a besar el torso del menor, con movimientos suaves y delicados.

-¿No nos pueden ver aquí…?

El mayor alzó un momento la vista, comprobando nuevamente que eran los únicos allí presentes. –Estamos solos –Dijo con una sonrisa tranquilizadora- Pero podemos volver al hotel si no estás cómodo – Decía mientras se colocaba lentamente a la altura del rostro del chico de ojos azules, apoyando los antebrazos en su tabla de surf, sobre la que estaban ambos para evitar llenarse de arena.

Tachimukai estaba tumbado bocarriba de ésta y Tsunami sobre él, con las rodillas hundidas en la arena húmeda debido a su cercanía con la costa.

Los rayos de Sol se difuminaban con el anochecer, tiñendo el cielo de naranja y rojo.

-No, no… Estoy bien –Dijo tímidamente el castaño, rozando sus narices cariñosamente.

-Entonces… ¿Está bien si continúo? –Tsunami le sacó la lengua alegremente y al ver que Tachimukai le daba su consentimiento con un pequeño gesto, sonrió y besó sus labios tiernamente, jugando con ellos, haciendo que se rozaran con lentitud y poco a poco se humedecieran con la saliva del contrario.

El pequeño portero llevó sus manos a la fuerte espalda del surfista, delineándola mientras descendía, palpando la marca de la columna vertebral hasta llegar al coxis, y por consecuente, a los definidos glúteos del moreno. Tímidamente posó sus manos sobre esa zona, que debido al movimiento y la situación en general, el bañador de Tsunami ya no cubría.

Tsunami se separó unos centímetros del rostro del castaño al finalizar el beso, comenzando a bajar suavemente por su cuello. Todo con mucho cuidado.

Pese a que estaban muy seguros de lo que querían, era su primera vez. Una primera vez en la orilla de la playa, sobre una tabla de surf y con la caída de la noche.

Cierto era que no había planeado aquella situación, pero una cosa había llevado a otra, y cuando habían llegado a uno de los extremos de la playa y no tenían más opción que retroceder o quedarse mirando la puesta de Sol subidos a unas rocas que allí había, justo donde rompían las olas, puesto que era muy pronto para volver al hotel.

No importaba como había sucedido, pero así era como estaban las cosas.

-Oye… si no nos damos prisa, se hará de noche y nos quedaremos a oscuras –Comentó Yuuki, algo nervioso, pero sobrellevando aquello con toda la calma que podía.

Tsunami alzó la mirada como con gesto de comprensión- ¡Ah! ¿Quieres que haga otra cosa? –Preguntó bastante seguro de lo que quería decir el menor, separando un poco sus cuerpos para acomodarse entre las piernas de Yuuki. –Sinceramente, no tengo mucha experiencia con estas cosas, pero supongo que es lo más lógico antes de ir al grano –Comentaba más para sí mismo que para su pareja.

Tachimukai lo miraba sin entender a lo que se refería el pelirrosa, hasta que notó que Tsunami se relamía los labios mirando hacia cierta parte de su anatomía, que hizo que todo cobrara sentido.

-¡No me refería a eso! –Dijo rápidamente, sofocado y con las mejillas de un notorio tono carmesí. -¡Y-yo nunca te pediría algo tan vergonzoso! –Dijo tratando de explicarse.

-¿Eh? –El moreno era ahora el que no entendía lo que pasaba- Pensaba que querías, bueno… "esto" –Dijo con una sonrisa nerviosa- Como tenemos poco tiempo y tal… Pensé que lo preferirías –Se llevó una mano a la nuca, dubitativo- ¿Es que quieres algo diferente?

La cabeza de Tachimukai amenazaba con explotar en cualquier momento.

-No es eso, sólo estoy preocupado, porque quiero que sea especial, nada más… -Confesó el menor, ruborizado, mirando con valentía directamente a los ojos negros del moreno.

-Entonces… -Tsunami se acomodó entre las piernas del castaño- No veo porque no podemos hacer esto primero, y luego… -Las manos del surfista comenzaban a bajar la escasa prenda que llevaba puesta Tachi a modo de bañador al tiempo que en el horizonte se vislumbraba poco a poco una sombra, que se iba haciendo mayor por segundos, hasta que se hizo audible el sonido de un motor, que hizo que el mayor se detuviera al límite de dejar al descubierto las intimidades de su novio.

¿Qué es eso? –Preguntó confundido al principio, al no ver nada, hasta que se incorporó un poco, para acabar viendo que un barco acababa de echar el ancla en la orilla, a menos de quince metros de su posición.

-¡Joder! –Murmuró nervioso. Tachimukai rápidamente se incorporó también para ver lo que estaba ocurriendo desde detrás de las rocas.

-¡Un barco! –Exclamó en bajito, escondiéndose tras la roca-

-Mierda –Susurró notablemente molesto el moreno – Habrá que posponer esto…

Tachimukai asintió con desgana, pues no podían hacer otra cosa en ese momento, y para cuando se fueran, si es que se iban, ya sería muy tarde.

-Oye, Tsunami…

-¿Sí?

- ¿Y nuestra ropa…?

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-Gracias por dejarnos aquí –Dijo educadamente el peliverde, que era el último que faltaba por despedirse del capitán, que les había hecho el favor de dejarlos directamente en la playa, en vez de en el puerto, que estaba considerablemente más lejos del hotel.

Bajaron del barco en cuanto pudieron y se quitaron los zapatos para caminar más cómodamente por la arena.

No parecía haber nadie más en la playa, pero era normal por a la hora.

Se despidieron del capitán y comenzaron a caminar por la playa. Burn y Gazelle tenían intención de volver directamente al hotel, darse una ducha y acostarse pronto, mientras que Hiroto y Midorikawa se quedarían un rato más por allí, paseando, aprovechando que con la caída del Sol la temperatura bajaba considerablemente y era un placer caminar con esas vistas y en tan grata compañía.

Cada grupo de jóvenes se fue por su camino y las siguientes horas pasaron en calma para todos. Cuando dieron las doce Midorikawa Y Hiroto decidieron volver a su habitación, sin pausa pero sin prisa.

Las calles de la costa y la playa estaban en calma, pero en las inmediaciones de la zona residencial y dentro del mismo hotel no se cantaba la misma canción. Muchos jóvenes se preparaban para salir de fiesta, otros aprovecharían que esa noche había una celebración en la piscina en conmemoración a no sé qué o a un cumpleaños de no sé quien, pero el caso es que la piscina estaría abierta toda la noche, y con una fiesta alrededor, algo realmente muy tentador.

Genda y Sakuma salían por la puerta en ese momento impregnados en colonia cuando el dúo de chicos de la Alius cruzaban el umbral hacia el interior del hotel.

-¿Os vais de fiesta? –Preguntó el peliverde al verlos salir arreglados, reduciendo un poco el paso.

-¡Sí, ya os contaremos mañana! –Respondió Sakuma mientras se despedía con la mano y finalmente abandonaban el lugar, perdiéndose enseguida entre la muchedumbre.

El pelirrojo miró con curiosidad al peliverde -¿Te da envidia? – Igual Midorikawa tenía ganas de salir por ahí esa noche.

-¿Qué? No –Contestó muy convencido- Sólo pensar en salir ahora ya me canso. Prefiero quedarme por aquí y hacer cualquier cosa hasta que me vaya a la cama ¿Y tú?

-Pienso lo mismo.

Caminaron hasta el salón que había en aquella planta y no tardaron en mezclarse con la multitud. Había un ambiente bastante intenso. Mucha gente joven que iba y venía, que saludaba, gritos, canciones. Se notaba que se celebraba algo.

Poco apoco el griterío se trasladaba hacia la piscina, que ya estaba acondicionada para los primeros fiesteros. Mucha luz, bebidas, música y varios socorristas. El alcohol y la piscina podían ser una combinación peligrosa.

Pese a que, tanto Hiroto como Midorikawa no tenían pensado quedarse, les pudo la curiosidad y decidieron asomarse para ver cómo había quedado la piscina.

Era bastante tentadora la idea, para ser sinceros. El lugar era muy reconfortante, decorado con estilo caribeño, coronas de flores por aquí y por allá, una atmósfera animada, en resumen, un lugar donde a uno le gustaría quedarse, pero los planes de mañana no les aconsejaban quedarse allí, así que sin hacerse demasiadas ilusiones se alejaron hacia su habitación.

Buscarían a Gazelle y Burn para cenar un pizza juntos y pasar un buen rato antes de irse a dormir. Conociendo a esos dos, por mucho que dijeran que se irían pronto a la cama, de seguro estarían todavía despiertos. Es difícil acostarse pronto en esos días de verano en los que en cuanto te descuidas no sabes ni qué día es.

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Cuando terminó de cenar dejó el plato en su lugar correspondiente, junto con los cubiertos, dejando sólo su vaso en la mesa, que al poco cogió para ponerse de nuevo en pie.

-Me voy al minibar –Dijo Fudou, con la voz ronca y un aspecto bastante deteriorado. Ojeras, ojos rojos, algunas heridas visibles y una forma torpe de caminar.

Kidou parpadeó lentamente y se puso en pie de la misma forma que Fudou- Pues ya somos dos.

Su voz también se notaba desgastada y aunque llevase sus gafas puestas, se notaba que el mediocampista no estaba en el auge de sus facultades físicas.

Tampoco era de extrañar teniendo en cuenta su ajetreada rutina.

-Tenemos que hacer algo con nuestra vida –Dijo seriamente el chico de ojos rojos al tiempo que se acomodaba en uno de los sofás de la sala, ya con una copa en la mano. –Hemos estado todo el día en la habitación, sin hacer nada más que revolcarnos en la cama y dormir- Observó como el chico de ojos verdes se sentaba frente a él tranquilamente, con su bebida en la mano también- No sé cómo vamos a apañarnos para dormir algo esta noche, pero mañana pienso pasar el día con los demás, así que mentalízate para mañana aprovechar el día.

Akio tomó un par de tragos y asintió- Tranquilo Yuuto, yo tampoco pensaba pasar mis vacaciones en el extranjero en una habitación de hotel. Y aunque quisiera… -Se deslizó lentamente por el sillón, quedando medio recostado- Estoy hecho polvo.

Kidou dejó salir de entre sus labios una leve carcajada.

-Pues ya somos dos.

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Goenji suspiró relajado cuando llegó a su habitación. Le gustaba pasar tiempo intentando socializar con Atsuya pero era bastante agotador tratar con él durante tantas horas seguidas, sin contar que al gemelo menor le encantaba monopolizar a Shiro.

Shuuya se consideraba un novio bastante atento y para él pasar tiempo junto a su pareja y poder estar solos era bastante importante, ya que en su rutina habitual era complicado encontrar tiempo para tener citas y ese tipo de cosas, así que apreciaba esos momentos de tranquilidad que estaba sólo con Shiro.

Se escuchaba música desde las afueras de su habitación. Algo había escuchado sobre una celebración que se iba a llevar a cabo, pero con la feria no había tenido tiempo para informarse, y tampoco es que fuera un asunto que le quitase el sueño.

-Sé que no es lo que teníamos planeado, pero… ¿Has visto que están montando una buena en la piscina?

Goenji se acercó al balcón donde estaba su novio para ver a lo que se refería el chico de ojos claros y se apoyó en una de las paredes. –Algo he oído.

-¿Quieres ir?-Preguntó sin más, a lo que Fubuki asintió con una sonrisa emocionada- Además, allí están Kazemaru y Endou –El mayor de los Fubuki señaló a los recién nombrados con el índice- Y seguro que habrá más chicos del equipo.

-Pues vamos, también me apetece ir a ver de qué va esto. No quiero arrepentirme después de habérmelo perdido.

-¿Seguro? Podemos ir un rato y luego volver pronto. Sé que te apetecía pasar un rato tranquilo aquí…

-No te preocupes. Los planes en pareja están bien, pero los planes con los amigos están mejor.

Shiro sonrió de nuevo y no tardó en adelantarse y salir por la puerta, llevándose de la mano al moreno, y dicho y hecho en menos de un minuto allí estaban los delanteros del Inazuma.

Se acercaron hacia sus amigos cuando les distinguieron entre la multitud. Para su sorpresa Fudou y Kidou también estaban con ellos.

Si hacían memoria no habían visto mucho últimamente a sus compañeros centrocampistas, supusieron que habrían estado ocupados con sus asuntos.

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Le abrazó por la espalda y le mordió el hombro de forma cariñosa. Podría parecer una provocación pero se conocían demasiado. Gazelle sabía que sólo era un gesto de cariño, así que no interrumpió su lectura. Estaba muy cómodo leyendo con el libro apoyado en un cojín a los pies de la cama, con Burn encima, buscando algo con lo que entretenerse.

-Gazelle… ¿Comemos algo? Me he quedado con hambre.

-Ya te dije que deberíamos haber pasado por la cafetería, ¿Estará abierta todavía?

El pelirrojo se tumbó boca arriba al lado del moreno. –Seguro que sí, están de fiesta esta noche.

El chico de hermosos ojos azules dejo el libro a un lado y besó con suavidad los labios del chico de fuego. –Vamos-. Suzuno sabía demasiado bien que Haruya era de los que no podían dormir con el estómago vacío.

Antes de que se levantaran de la cama escucharon que llamaban a su puerta.

Se escuchó la voz de Hiroto desde el otro lado."¿Estáis despiertos?" preguntaba.

Burn suspiró cansado, no quería hacer nada, sólo quería comer.

"Traemos unas pizzas" Añadió el peliverde, y antes de que terminara la frase, la puerta ya estaba abierta de par en par.

-Llegáis justo a tiempo, íbamos a comer algo a la cafetería.

-Bueno, pues la comida ha ido a por vosotros antes –Midorikawa entró y se sentó en el suelo, frente a la televisión, abriendo la caja de las pizzas. Hiroto se sentó a su lado.

-Oh tíos, gracias. Me estaba muriendo de hambre

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-¿No tienes la sensación de que aquí cada día es una fiesta diferente? –Preguntó el defensa de melena azulada con tono animado mientras se sentaba al lado del portero, en el borde de la piscina, dejando que sus pies tocaran el agua.

-Iba a preguntarte lo mismo –Contestó con una leve risita el castaño –La verdad es que es imposible aburrirse.

Kazemaru miró al frente mientras asentía –De hecho, hay tantas cosas que hacer que no sé ni donde están los demás. Aunque supongo que parte del encanto de esto es poder hacer lo que quieras, estando solos y a la vez con todos ¿No?

Endou le miró con cara de no acabar de entender del todo lo que el defensa trataba de decir, por suerte, antes de que Kazemaru tuviera que explicárselo, vieron a lo lejos a Kidou, que les saludó amistosamente. Fudou que estaba con él imitó el gesto con desgana, y ambos se acercaron para poder hablar.

Cada pareja de chicos había estado a lo suyo durante los últimos días. Genda y Sakuma tenían planes para esa noche, así que era un buen momento para estar con los amigos del equipo, así de paso podían tomar un poco de ejemplo de los otros y no irse a la cama muy tarde, que tampoco tenían los centrocampistas el cuerpo para menearlo mucho.

-¿Venís a la fiesta de la piscina? –Preguntó con su típica sonrisa carismática el portero del Inazuma.

Fudou pensó que era bastante evidente ¿Por qué iban a estar allí si no? Pero decidió ahorrarse el comentario. Estaba demasiado cansado.

-No realmente, sólo queríamos ver un poco de qué iba todo esto. La verdad es que estamos hechos polvo y queremos irnos pronto a la cama, pero nos ha podido la curiosidad ¿Y vosotros?

Kazemaru hizo que Endou se desplazara a un lado para que los recién llegados pudieran sentarse a su lado. – Teníamos curiosidad –Contestó brevemente de nuevo el peliazul.

-Y hay barra libre –Añadió el portero.

Los centrocampistas rieron un poco ante el comentario, y Fudou rápidamente reaccionó.

Antes de que el número ocho del Inazuma Eleven fuera a por algo de beber, aparecieron en escena Goenji y Fubuki, y antes de que se dieran cuenta los seis estaban dándolo todo en la fiesta, haciendo el idiota, riendo, bebiendo, haciendo bromas malas, lo típico. Hasta Fudou se olvidó de odiar al mundo y parecía divertirse.

Cuando Kazemaru sacó su móvil de su bolsillo para mirar distraídamente si tenía algún mensaje, se dio cuenta de que ya pasaban de las cuatro de la madrugada

Fue a avisar a Endou y los demás, pero se dio cuenta de que no hacía falta decir nada. Fudou se había dormido en una de las hamacas, Kidou ya se estaba despidiendo de los demás para llevarse a Fudou a la habitación y Endou bostezaba con gesto de cansancio.

Tras despedirse, cada uno se fue por su lado.

El chico de ojos carmesí se las apañó para llevar a su compañero a la habitación sin que se despertara, cargándolo en brazos mientras que los demás llegaron por su propio pie hasta sus camas. Estaban tan cansados que ni se molestaron en ponerse en pijama.

Y pensar que fue el mismo centrocampista el que dijo que esa noche se acostarían pronto para aprovechar la mañana del día siguiente…

Cerró la puerta tras de sí con una suave patada y se acercó a la cama para dejar a su novio.

Se quitó la camiseta y los zapatos y se sentó en su lado de la misma.

Contempló al chico dormir y una pequeña sonrisa asomó de entre sus labios, aunque fue destruida por culpa de un bostezo.

Acarició el cabello rebelde del chico de ojos verdes y besó su cabeza después. Le quitó los zapatos y se acostó a su lado, dispuesto a dormir.

-Me das calor .

Yuuto dejó escapar una carcajada cansada y pasó un brazo por la cadera del otro centrocampista.

-Pues quítate la camiseta.

Fudou no dijo nada. Se acurrucó junto a su novio, acomodó sus piernas entre las del contrario y desconectó del mundo.

Kidou sonrió satisfecho.

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Yako se metió en la cama, aún con ganas de jugar, pero Atsuya logró ponerlo en su sitio y finalmente logró que el perro se rindiera y se fuera a dormir a un rincón fresquito de la habitación, dejando a su dueño y su acompañante solos en el dormitorio.

Terumi esperó a que el menor de los Fubuki se metiera en la cama y se pusiese cómodo para luego acostarse él.

Se puso a su lado lentamente, como si temiera que algún movimiento brusco fuera a asustar al menor.

Se recostó con toda la delicadeza posible y suspiró lentamente cuando estuvo colocado. Miró por el rabillo del ojo a su derecha, para ver a Atsuya, que también lo miraba tratando de fingir lo contrario.

Al juntarse sus miradas ambos esquivaron el contacto fingiendo que no había pasado nada.

Silencio incómodo y nada más que el sonido de sus respiraciones, era todo lo que podía escucharse.

El rubio abrió la boca dispuesto a hablar, pero no lo consiguió hasta el cuarto intento de hacer salir su voz.

-No… no sé qué idea tienes de mí, pero… sólo pretendo que me aceptes. No pretendo ganar nada ni molestarte.

Era tan complicado conseguir la aprobación de Atsuya. Parecía desconfiar de su propia sombra, o esa impresión le causaba.

-Sé que no te agrado demasiado, pero… bueno… supongo que tenía demasiadas cosas en la cabeza como para querer aceptarlo, igualmente… bueno. –Se incorporó para quedar sentado. Esa mierda no llevaba a ningún sitio.- Te dejo tranquilo, puedo dormir en el sofá de la sala.

Se puso en pie, ya olvidando la delicadeza con la que se había recostado, aunque no pudo dar ni un paso, pues una mano le había agarrado de la muñeca con firmeza.

-No pongas palabras que no he dicho en mi boca.

Terumi abrió mucho los ojos y se quedó mirando al pelirrosa en silencio.

-Se me da de pena esto de hacer amigos. No puedo confiar en los demás con facilidad, soy borde, no sé cómo mantener una amistad, de hecho, no sé ni cómo hacer para que la gente no me odie, pero soy como soy y no puedo cambiarlo.

Afuro parpadeó confusamente.

-Así que… aún se me da peor interactuar con la gente que parece estar dispuesta a quedarse a mi lado pese a todo esto… así que… no te vayas… -Cada vez su voz disminuía, las últimas palabras se perdieron en el aire como una súplica casi muda, seguida nuevamente de silencio.

Miró su muñeca, que seguía apresada por la mano del otro joven y tras unos segundos volvió a sentarse en la cama y sonrió sinceramente al chico que no parecía querer dejarle ir.

Se recostó a su lado y en un acto ciego de ilusión se tomó la libertad de abrazar al pelirrosa, que enrojeció hasta límites insospechados, pero pese a eso, no emitió ninguna queja.

-Tampoco te emociones… -Susurró intentando desviar de alguna forma sus propios sentimientos de vergüenza.

El rubio asintió y se separó un poco, cubriéndose con la sábana y ofreciéndosela también a Atsuya.

De alguna forma la tensión había desaparecido, o más bien se había convertido en el regusto dulce de una victoria que se había hecho de rogar.