¡Hola!

Jo, bueno he aquí yo, subiendo un nuevo fic, esta vez un mini fic de tan sólo tres capítulos, así que no se preocupen porque vaya a tardar mucho en el, ya que no será así. (La verdad es que sigo en mi tarea por llenar más páginas de GaaMatsu aquí en FF)

Bueno, esta idea se me ocurrió a partir del One-Shot "Castigo", que subí hace algún tiempo. Para leer este fic no es necesario haberlo leído, pero para entender mejor la historia se los recomiendo, ya que vendría siendo una especie de prólogo para este.

Bueno, espero que les guste.

Advertencias: este capítulo contiene lime, el lemon vendrá más adelante.

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Capítulo 1: Rompimiento

—¡Ya deja de ser tan idiota, bastardo! – Exclamó enfadada, mirándole con verdadero odio. Él respondió con una mirada igual o peor, haciendo claros sus sentimientos por ella.

—Cállate, histérica – Dijo en forma calmada, haciendo saltar una venita en la frente de la castaña, que por más que trataba no era capaz de contener la rabia que la invadía cada vez que él la insultaba sin inmutarse y con esa expresión de "Yo lo sé todo".

Matsuri no quiso seguir discutiendo, estaba claro que no llegaría a ninguna parte por más que peleara con ese hombre, lo único que hacía era perder saliva innecesariamente.

¿Cuánto tiempo llevaban discutiendo así, y por qué? Ya ni siquiera se acordaba de eso, sólo podía pensar en querer marcharse de una vez, además las miradas interrogativas de sus compañeros de salón la ponían nerviosa, sin contar el hecho de que nuevamente Sabaku No Gaara y Koyama Matsuri estaban dando un espectáculo frente a toda la clase.

—Déjame en paz, eres un estúpido Gaara – Le insultó por última vez, con un par de lágrimas rodando por sus mejillas, para luego salir corriendo.

Ahora lo recordaba. La razón por la que habían estado discutiendo esta vez. Matsuri perdió el control en medio de sus cuestionamientos sin importarle que todos sus compañeros pudiesen enterarse de lo que en verdad pasaba entre ellos ¿Pero a quién no le pasaría algo así?

Llevaban más de dos meses saliendo juntos, teniendo relaciones íntimas, pero ella sentía que todo ese tiempo para él no había sido más que un juego.

¿Por qué razón?

Le había visto con otra chica.

Detrás del gimnasio de la escuela, a plena luz del día y mientras todos estaban en clases de educación física, él muy descaradamente besaba y manoseaba a Kaoru, la perra del instituto. Tal vez, si hubiera sido otra no le habría dolido tanto, pero ésta mujer le había jurado quedarse con Gaara. Kaoru era muy astuta, más de lo que hacía pensar a todos los demás, por eso ella sabía de sobra del romance que ese par mantenían y a pesar de que ambos lo negaran y negaran rotundamente sus sentimientos, ella les había descubierto.

Lo más desconcertante para Gaara era que no comprendía por qué Matsuri se había puesto así. Es decir, de un momento a otro comenzó a gritarle de todo, sin que pudiera defenderse.

La castaña entró al salón con la mirada baja. No podía creer lo que había visto, se sentía como una estúpida, una verdadera estúpida. Las lágrimas amenazaban con esparcirse por su rostro, pero ella las contenía con toda su fuerza, evitando mostrarse débil ante los que la rodeaban.

Se sentó en silencio sobre su pupitre, ignorando los llamados de sus amigas y los compañeros que le preguntaban si acaso estaba bien. No era consciente de nada en ese momento.

Escuchó un par de murmullos y al levantar la mirada pudo verlo entrando al salón despreocupadamente, parecía que nada le afectaba, que nada anormal había ocurrido en su vida, pero ella lo había visto con sus propios ojos, nadie se lo contó ni le fue con el chisme, nadie lo hizo.

Los ojos de Gaara se posaron fugazmente sobre la pequeña y frágil figura de Matsuri, que para él era sin duda maravillosa mientras estaban en la cama, pero en ese momento –y por lo mucho que ya la conocía- notó que algo le pasaba, lo que no le gustó nada.

Si no hubiera sido por esa arrastrada mujer que prácticamente trató de violarlo detrás del gimnasio, podría haberse dado una escapada con Matsuri, para estar los dos a solas.

Matsuri – La llamó, parándose en frente de ella con su siempre fría expresión. Las amigas de la castaña se alejaron al darse cuenta de cómo ella lo miraba, con un odio incontenible que les caló hasta los huesos, a pesar de que él parecía muy bien —. ¿Te pasa algo?

¿Cómo puedes ser tan descarado? – Cuestionó la joven, sin pararse aún de su asiento —. ¿Cómo te puedes acercar a mí con esa facha de niño inocente? No eres más que un miserable.

Hey ¿Qué demonios te sucede? ¿Otra vez vas a pelearme? – Gaara frunció el ceño. Por lo general sus peleas frente a la clase estaban planeadas por ambos, así podían escaparse a un lugar más apartado y disfrutar de la pasión que sentían, sin embargo él no estaba para nada enterado de lo que pasaba ahora.

Cállate, animal, te odio, eres despreciable – Volvió a insultarlo Matsuri. Fue entonces que Gaara se dio cuenta de que esto no era ningún teatro, iba muy enserio y eso le molestó, no recordaba haberle hecho nada para que se pusiera así.

Suspiró y se dejó caer sobre el asiento ¿Qué habría pasado? De verdad se lo preguntaba con desesperación. Aunque le costara admitirlo, estar peleado con Matsuri no le hacía nada bien, no podía vivir así, no podría soportar una vida sin poder volver a tenerla entre sus brazos.

Matsuri… - Pensó, preocupado.

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Cuando las clases terminaron ella salió rápidamente con dirección a su casa, no quería encontrarse a Gaara ni mucho menos hablar con él, el dolor que sentía de sólo recordarlo besándose con esa chica le clavaba como un puñal.

Era una verdadera y total estúpida; estaba enamorada de él.

¿Pero quién la mandó a entregarle todo a un bastardo como Gaara? Si desde el principio lo supo, que nada serio había entre ellos, no tenía por qué sentirse traicionada ya que ni siquiera eran novios, pero aún así lastimaba terriblemente el hecho de saber que mientras estaban juntos, él se revolcaba con quizás cuantas chicas más.

—¡Matsuri! – Escuchó que la llamaba, pero ella no se volteó, ni siquiera hizo el intento, sabía de sobra a quién pertenecía esa voz y no estaba dispuesta a volver a humillarse en frente de él.

La castaña siguió caminando, ahora un poco más rápido, pero obviamente eso no sería suficiente como para detener al chico, que estaba dispuesto a todo con tal de entender que sucedía, por qué ese odio tan repentino hacia su persona. Gaara corrió, tomándola de la muñeca y dándole la vuelta bruscamente para hacer que lo mirase.

—¿Qué estás haciendo? Suéltame – Exigió Matsuri, tratando de liberarse, pero claro, él tenía mucha más fuerza y para ella era una tarea imposible de cumplir.

—¿Qué te sucede conmigo? ¿Qué te hice? – Interrogó, con el ceño fruncido y tratando de contener su desesperación por enterarse del asunto ¿Es que acaso Matsuri ya no lo quería más? ¿Se habría olvidado de él y se consiguió a otro?

—No puedes ser tan sínico ¿Verdad? – La chica volvió a tratar de liberarse, el agarre ya le dolía, pero aún así Gaara no la soltaba —. Suéltame, no quiero ver tu maldita cara por más tiempo, me enfermas.

—No me vengas con estupideces – Ordenó el pelirrojo de ojos aguamarina, furioso, tomándola por la cintura para hacer que se pegara a su cuerpo —. No dices lo mismo cuando te hago mía.

Un leve y dulce sonrojo se apoderó de las mejillas de la chica, que trató de desviar la mirada.

—Eso ya no volverá a pasar, ya no seré tuya nunca más, ya no pienso seguir entregándome a un bastardo que sólo piensa en si mismo – Nuevamente le miró, ésta vez sin ser capaz de disimular su tristeza, esa tristeza que conmovió el frío corazón de Gaara, que no hacía más que amarla en silencio, sin atreverse a confesarlo en palabras, para hacer que ella se sintiera segura —. Ya me cansé Gaara, de no ser absolutamente nada importante para ti más que un juego para la cama.

Gaara la soltó al oír ese comentario ¿Era eso lo que Matsuri sentía? Entonces… ¿No era capaz de transmitirle sus sentimientos con cada beso y cada caricia?

—¿Eso piensas? – Preguntó, bajando la mirada. No sabía como sentirse, si tomar aquello como una ofensa o atreverse de una vez a confesar lo que sentía, no tenía una maldita idea de qué hacer.

Ella no respondió, simplemente le dio la espalda, dispuesta a salir corriendo.

—¿Qué quieres que piensa cuando te vi besuqueando a Kaoru? – Y después de eso cumplió su cometido, corrió como alma que lleva el diablo, alejándose de él para no tener que verlo más.

Gaara por su parte, estaba paralizado en su sitio, sorprendido ¿Matsuri le vio con Kaoru? ¡Con razón!

—¡Maldita sea! Soy un idiota – Se regañó, enfadado consigo mismo. Solamente por dejarse atrapar por esa mujer y haberle correspondido por breves segundos, ahora acababa de perder a la única mujer que realmente lo hacía sentir. Eso no era justo, no podía dejarse vencer de esta manera, algo tenía que hacer para recuperar a Matsuri, lo que sea.

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No había querido salir de su habitación en todo el día, sólo quería llorar, llorar por lo tonta que era al haberse enamorado de Gaara, cuando para él fue sólo sexo desde el principio hasta el fin, no fue más que eso.

De pronto oyó un sonido desde su portátil, se trataba del ruidito que comúnmente hace el Messenger. Se levantó, con los párpados hinchados de tanto llorar, para ver que era lo que acababa de llegarle.

Gaara-kun dice:

-Escúchame Matsuri, tenemos que hablar mañana, no me puedes dejar así, todo tiene una explicación.

Matsu_linda dice:

-No, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

-Mejor vete a hacerle compañía a tu noviecita y que se diviertan mucho.

-Te odio, no me hables más.

Gaara-kun dice:

-¡Matsuri, no es lo que tú crees!

-Yo a ti… te…

Matsu_linda dice:

-Esa frase está ya muy usada, Sabaku No Gaara.

-No te creo nada, y no me interesan tus explicaciones.

-A fin de cuentas no eres mi novio ni nada por el estilo.

Gaara-kun dice:

-¿Ah no? ¿Entonces te acuestas con el primero que se te pone en frente?

Matsuri miró la pantalla por varios segundos sin atreverse a escribir nada. Ahora sí, se sentía tremendamente insultada. Encima de meterse con otra en sus narices, Gaara acababa de insinuar que ella era una golfa ¡Lo que le faltaba!

Gaara-kun dice:

-Por favor, déjame explicarte como fueron las cosas, todo esto es un malentendido.

-Y no pienses que eres sólo un juego para mí, porque no es verdad.

Matsu_linda dice:

-Ya basta, no pienso seguir hablando contigo, ni dejar que te rías de mí otra vez.

-Ya tuve suficiente, adiós Gaara.

Matsu_linda se ha desconectado.

Cuando la chica apagó el ordenador, nuevamente tenía sus ojos llenos de lágrimas. De verdad se quería detener pero era imposible, no lograba conseguirlo.

—Te amo Gaara… y te odio al mismo tiempo por ser un imbécil… - Susurró, llorando con más fuerza.

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Gaara miró con rabia la pantalla de su ordenador, para luego darle un golpe de puño al mueble. Ella se había desconectado, genial, ahora ni por la red podría hablarle, pero lo necesitaba, tenía que decirle de una vez lo que sentía o eso se ahogaría dentro de él, los asfixiaría lentamente.

Apagó el ordenador y se dejó caer sobre su cama, en donde algunos recuerdos se pasaron por su mente, recuerdos que sucedieron ahí mismo, hace sólo unos días atrás.

G-Gaara… - Gimió la chica en su oído, excitándolo de sobremanera, volviéndolo loco del deseo por sentirse una vez más en su interior femenino, tan cálido, apretado y acogedor.

Repartía húmedos besos por todo su cuello, acariciando con suma diversión sus senos desnudos, mientras ella le acariciaba la espalda y los cabellos con suavidad.

Matsuri, no puedo más, ya no aguanto más – Se irguió, mirándola fijamente a los ojos y notando ese adorable sonrojo que tanto le gustaba. Definitivamente esa mujer debía tenerlo embrujado, porque después de haberla hecho suya la primera vez no dejaba de pensar en ella, en lo maravilloso que era besarla, sentir su pequeña humanidad tan cerca hasta el punto de llevarlo al éxtasis.

Ella no respondió, sólo gimió sutilmente de la manera en que sabía bien lo enloquecía, al mismo tiempo que él acababa de desnudarla por completo.

Era tan placentero el momento en que sus dos cuerpos se unían, formando un solo ser completamente lleno de dicha. Sus caderas se movían a un compás determinado, el mismo ritmo, la misma melodía. Las caricias quemaban y los besos embriagaban, mientras las envestidas se volvían potentes y deliciosas, hasta hacerles sentir que les faltaba el aire por tanto placer.

—Matsuri… - Suspiró, cerrando sus ojos con cierta pesadez —. ¿Cómo podré decirte que te amo?

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Esto era lo peor que podía pasarle ¿Por qué precisamente a él? ¿Todo a él?

Miró una vez más la fotografía de aquel panfleto esparcido por todos los suelos de la escuela, atónito. Al levantar la vista fijó sus ojos en la triste mirada de Matsuri, la cual ya ni siquiera tenía el coraje para molestarse, estaba demasiado herida como para eso.

No podía soportar que ya toda la escuela supiera que Gaara y Kaoru eran novios. Eso decía en el panfleto, acompañado por supuesto de una fotografía a todo color del fogoso beso de la parejita.

Ahora sí que Matsuri tenía el corazón destrozado.

—Esto… esto no es… verdad… - Dijo el pelirrojo sin ninguna seguridad como siempre solía mostrar, estaba agobiado por todas las personas que le miraban, pero más por ella, por su dulce Matsuri a la cual había vuelto a herir sin querer.

—¿Esto querías explicarme? – Preguntó Matsuri con su rostro humedecido por las lágrimas. Nuevamente sus amigas no fueron capaces de acercarse, podían sentir el aura de tensión que se propagaba por el ambiente y sabían que debían dejar que Matsuri solucionara sus problemas —. Veo que tu forma de arreglar las cosas es muy eficaz, con esto me queda más que claro que lo nuestro fue una burla – Ella ya no estaba interesada en si era oída o no por sus compañeros o por sus amigas –ya que todos les miraban-, no podía contener su tristeza.

—Lo que dice aquí no es cierto, te lo juro – Aseguró él, mostrando más decisión que antes.

—No me jures nada, no tienes por qué hacerlo, vete con tu novia y no me vuelvas a buscar, es lo mejor para los dos, sabíamos que esto no llegaría a nada, así que lo mejor es olvidarlo.

—¿De qué demonios estás hablando? – Preguntó Gaara, furioso —. ¿De verdad piensas que fuiste un juego? ¿Crees que esto es divertido para mí? – La tomó por los hombros, sin tomarle importancia alguna a los curiosos que les rodeaban —. Pues estás muy equivocada, porque lo que yo siento por ti es verdadero, yo te amo Matsuri…

Ambos ignoraron las exclamaciones de sorpresa que se oyeron, sólo podían verse a los ojos, aunque claro, ella estaba tan sorprendida como el resto, sin embargo tomó valor de donde no creyó hallarlo y, depositó una fuerte bofetada al chico.

—¡Eres un mentiroso! – Le gritó, para luego salir corriendo.

Esto era sin duda lo más raro que se había visto en aquel salón de clases ¿No se suponía que ellos dos eran enemigos?

Pero ahí la situación quedó muy clara, claro que eran enemigos, pero enemigos con derechos.

Continuara…

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¿Qué tal?

Bueno, espero que les haya gustado tanto como a mí al escribirlo.

¿Si que se mete en líos nuestro Gaara eh? Y Matsuri no se queda callada ni un poquito jeje, pero bueno ¿Qué pasará? ¿Quieren saberlo? Esperen la conti xD

¡Bye!