¡HOLA! Mil disculpas por la demora, pero es que la inspiración se me había ido, qué cosa tan horrible. Eso me pasa cuando alargo las historias, me cansan así de fácil.

Miren... ¡tres miserables capítulos! y ya no podía más JAJA, como sea... este es el capítulo final. Así que espero que les guste, de verdad.

¡Mil gracias por los reviews, me sacaron muchas sonrisas!


Disclaimer: J.K. Rowling es dueña de todo, excepto de esta historia.


¡Terminaron, terminaron, terminaron!

Hermione se sentía excepcionalmente tonta por estar sonriendo como si no hubiera nada de qué preocuparse. Una de sus compañeras de cuarto, que no sabía cuál de todas era y le daba lo mismo la verdad, revolvía su baúl en busca del algo, pero ella estaba demasiado hiperventilada como para prestarle atención. ¡Estaba sonriendo sola! Y sabía que tenía que dejar de hacerlo, porque en cualquier momento llegaría Lavender a la habitación y ella no podía andar feliz de la vida mientras la pobre volvía de haber estado llorando en el baño.

Hermione sintió pena por ella porque ni siquiera pudo llorar en la tranquilidad de su habitación porque al ser compartida con Hermione eso era claramente imposible, pero al recordar que había estado besuqueándose con Ron por todo el colegio los últimos meses toda su pena se fue tan rápido como había llegado.

Pensó en que tenía que calmarse, se reprendió por estar feliz, pero la sonrisa de alivio con que Ron la miró un par de minutos después de que Lavender saliera corriendo de la sala común le invadió la cabeza otra vez y la obligó a esconder la cara entre sus manos mientras se sentaba al borde de su cama y soltaba sin querer una pequeña risita. Ahora sí sabía quién la miraba. Parvati, la observaba como si estuviera viendo a una loca. Si bien no se llevaba mal con la muchacha, ésta era muy amiga de Lavender y desde que la ex novia de Ron - Oh por dios, EX novia, que bien sonaba ese EX - comenzó a tener cierta "aprensión" con respecto a Hermione; la chica había definido su lealtad. Hermione no la culpaba, claro, ella hubiese hecho lo mismo.

Se metió en su pijama y se arropó en la cama. Ya basta. No podía dejar de estar feliz. Sí, porque eso estaba. Estaba feliz. Feliz porque ya no tendría que sentirse jodidamente culpable cada vez que estaba con Ron, porque su altura moral le dejaría de recordar cada cinco segundos que el chico que deseaba con todas sus fuerzas tenía novia, porque ya no tendría que pensar en que Lavender los veía conversar o reírse juntos, porque Ron pasaría más tiempo con Harry y con ella como tenía que ser.

Porque tenía que ser así y a ella le molestan los cambios. Le molesta que las cosas se le salgan de control y le molesta romper las costumbres. Ron era amigo de Harry y de ella. Y eran los tres y punto. Sí, claro a veces estaba Ginny con ellos, o los gemelos, pero los tres irían hasta el final y no habría una cuarta involucrada, no, claro que no. Oh, claro... a menos que sea Ginny. Pero Ginny no era ningún problema.

A Hermione se le abrió la boca como cajón cuando se dio cuenta que toda la compañía femenina que aceptaba en su mente era la hermana de Ron. ¡Su hermana! Oh, tenía que estar volviéndose loca.

Prefirió quedarse con esa idea antes que pensar que en efecto no era que estuviera loca, sólo celosa.

A la mañana siguiente, Harry les pudo contar todo lo que habló con Dumbledore en el desayuno y cómo por fin tenía el recuerdo en que descubrían lo que Voldemort había planeado desde niño. En un intento de alegrar y alivianar las preocupaciones de su amigo mencionó, como quien no quiere la cosa, que Ginny y Dean habían terminado. El brillo en los ojos de Harry no tuvo precio. Se preguntó si así habría lucido su rostro la noche anterior.

Cuando se retiraron hacia la clase de Encantamientos Ron lucía preocupado, algo culpable y ella se sintió mal. Después de todo, Ron nunca había tenido la valentía de terminar con Lavender y una parte de ella, su parte débil, le decía que quizá él nunca quiso realmente terminar con la rubia.

—Ronald— susurró captando su atención — ¿te sucede algo? — preguntó aún en susurro mientras caminaban a paso lento por el pasillo.

—No, no...—Ron pareció salir de sus pensamientos y la miró a través de sus largas y naranjas pestañas — No me llames Ronald.

—Ese es tu nombre— contestó ella hablando ahora a un volumen normal, pero Harry caminaba a su lado completamente sumergido en sus pensamientos y con las mejillas levemente coloradas. Hermione era demasiado astuta como para saber que el pobre de su amigo pensaba en qué hacer respecto a la repentina soltería de Ginny.

—Si sé que es mi nombre — Ron le habló con un tono de voz bastante antipático —pero me hace parecer que estás enojada...

—Pero no lo estoy.

— ¿No lo estás? — preguntó el con una mini sonrisa. Hermione lo miró sin comprenderlo.

— ¿Debería estar enojada? — cuestionó.

—Oh, claro que no— contestó sonriendo ampliamente ahora —Es sólo que creí que lo de Lavender te había... molestado.

—Bueno— repuso Hermione conteniendo una sonrisa y apretando sus libros contra su pecho —no es como si haya sido lo más agradable del mundo tampoco...

—Lo sé, lo siento— Ron sonaba realmente atormentado y culpable, pero aun así una chispa en sus ojos ardía, casi como si ellos pudieran sonreí —Lo siento Hermione, pero yo no voy a echar pie atrás ahora.

— ¿A qué te refieres? — le preguntó ella mientras entraban al aula y caminaban hasta la mesa que compartían los tres. Harry ahora parecía más despierto pero todavía fingía no prestarles atención. Quizá realmente no les prestaba atención.

Ron se acercó a ella para soltar un susurro que nadie pudiera escuchar; la cercanía le produjo aquello que ya casi había olvidado que Ron le producía.

—A que... si Lavender quiere creer que hay algo entre nosotros— su mirada azul chocó con la de ella por un momento —digamos que... no se lo voy a negar ¿está bien? — lo último lo dijo con cierto temor en su voz, como si esperara un grito en respuesta. Hermione contuvo la sonrisa que amenazaba con salir e intentó hablar con el tono más decente y disimulado que pudo.

—Sólo porque sé que estás harto de ella— Ron dio un saltito antes de ocupar su asiento y ella quiso soltar una risa ante su infantil celebración, entonces se decidió a agregar, sólo para ganar un poco más — además porque también sé que eres un cobarde— Ron la miró por unos segundos, aun sonriendo. Negó con la cabeza y habló.

—Eres la mejor, Hermione ¿te lo había dicho? — Quiso golpearse por la forma en que su corazón dio un salto mientras Ron hablaba y se sentó al igual que él, con su copa de vinagre que debían encantar esa clase hasta convertirla en vino.

Se quedó mirando la mesa fijamente mientras sabía que debía reaccionar, hacer algo. Escuchó a Ron y Harry hablar algo y de la nada la voz de Harry susurrando "Voldemort" la trajo de vuelta a la realidad. Tenían algo muy importante por resolver, ya lo sabía. No le importaba si Harry quería o no, ella ya sabía qué tendrían que hacer y lo acompañaría. Harry no podrá destruir a Voldemort por sí solo y sin siquiera habérselo consultado a Ron antes, sabía que él iría con ellos. Porque así eran las cosas; los tres. Los tres irían juntos a donde haya que ir, porque Harry podía ser el elegido... pero ellos eran sus amigos, y no lo abandonarían. ¿Qué clase de amigos serían entonces?

Escuchó con calma las preocupaciones de Harry con respecto a los Horcruxes, la forma en que descubrirían a Malfoy y qué era lo que hacía en la Sala de los menesteres, y se recriminó por haber gastado partes importantes de su tiempo en pensar en Lavender y en Ron, y en lo superficial que se había vuelto desde que ellos habían comenzado a salir. Hermione no era una chica superficial y estaba verdaderamente avergonzada de ello.

Pero entonces cayó en la cuenta de la verdad, de lo que realmente pasaba. No, no era que ella fuera una superficial. Era que ella estaba... bueno, tampoco usaría una palabra tan grande como estar enamorada, no. Ella...sentía algo por Ron. Y ese algo, por más difíciles y feas que se pongan las circunstancias la mantendría alejada de ese mundo oscuro en el que los tres se estaban hundiendo.

Porque Hermione Granger siempre sería una chica madura, sofisticada, seria y calculadora; pensaría todo absolutamente lógicamente, tendría esa capacidad de poner las cosas aparte y una inteligencia que era casi un don, pero debía asumirlo de una vez por todas. Hermione era todo lo anterior, pero en lo que a Ron respecta... bueno, con él no había límites. Con él ella simplemente, y en cualquier lugar, perdía la cabeza.


EH, espero les haya gustado. Hasta la próxima :)