Next Generation

Nunca se me hizo fácil decirle adiós a Harry, a él le debo muchas cosas, por eso el día de ayer cuando veía la Premier de la última película de la serie, supe que debía rendirle algún tipo de homenaje, y qué mejor de la forma que él me enseñó: escribiendo.

Gracias Jo, por crear una historia tan épica.


Summary: "Y todo estaba bien", ese fue el final para la generación de Harry, Ron y Hermione. Cuando 17 años después sus hijos asisten a Hogwarts, ellos serán los protagonistas de nuevas aventuras.

Dsiclaimer: Los nombres y lugares de Harry Potter© son propiedad de Warner Bros., Little Brown y de la "Reina" J. K. Rowling. Yo solo los tomo prestados para pasar el tiempo y… jugar con ellos.


LOS POTTER

Existen historias de todo tipo, desde mitos y leyendas, hasta los chismes de viejas de lavadero. Lo que siempre las distinguirá ante todo, son los hechos que narran. Las más trascendentales, sin duda alguna, son las aventuras épicas. Esas son precisamente el tipo de historias que perduran por siempre, pues además de ser plasmadas en un papel, llegan a la mente y al corazón de las personas, sin importar su raza, religión o… condición mágica.

En el mundo muggle siempre habrá batallas plasmadas en los libros de Historia, como son la Segunda Guerra Mundial o incluso la Guerra Fría. Mientras que en el mundo mágico, las historias además de ser escritas, son tomadas al pie de la letra, como una religión más. La Batalla de Hogwarts es, un ejemplo de ello.

Miles de familias de magos y brujas se vieron afectadas por lo sucedido aquél 1 de mayo de 1997. Pero ningunas quedaron tan marcadas como la de los Potter, los Weasley, los Longbottom, los Scamander y los Malfoy.

Estas cinco familias fueron, en parte, las más importantes dentro de esta Batalla, ya que sus integrantes lucharon en ella para derrocar al mago más tenebroso de todos los tiempos: Lord Voldemort.

Harry Potter fue el responsable de que los días de oscuridad en el mundo mágico terminaran. Él junto con sus amigos, Ronald Weasley y Hermione Granger, durante todo un año fueron a la búsqueda de objetos tenebrosos llamados Horcruxes, de los cuales había siete de ellos y si lograban destruirlos podrían acabar, por fin, con Voldemort.

La leyenda cuenta que, Harry Potter adquirió poderes especiales, más allá de los que todo mago pudiese imaginar, pues nunca antes nadie había sobrevivido a la Maldición de la Muerte, mucho menos en dos ocasiones.

Mucha gente dice que Potter es el mismo descendiente del Mago Merlín, al único que se le conoce por poder escapar de la Muerte en severas ocasiones. Pero, ninguno se dedicó a buscar a fondo la verdad de los hechos. Ningún mago le dio la importancia necesaria, excepto uno… pero este hecho es parte de lo que les voy a narrar.

Nuestra historia comienza con una lechuza, una carta y la alegría de toda una familia.

Una lechuza, porque esa es la forma de correspondencia entre magos. A veces no tan fiable como usar el teléfono o un correo electrónico, ya que puede haber cartas extraviadas.

Una carta, porque es así como sabes que has sido aceptado en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Donde antes que tú, han ido miles de generaciones de magos. Fundada por los extraordinarios Gordic Griffindor, Rowena Ravenclaw, Helga Hufflepuff y Salazar Slythering.

Una alegría, porque toda familia mágica, siempre espera el momento en que los más pequeños vayan a Hogwarts, el lugar en dónde aprendieron todo, y al que a veces darían todo el oro de Gringotts para poder regresar, pues esa había sido su casa por siete largos años.

La familia Potter, estaba compuesta por Harry, su esposa Ginny y los pequeños James, Albus y Lily. Este año era importante, pues su segundo hijo asistiría a Hogwarts.

El pequeño Albus, de once años, despertó aquella mañana de verano sintiéndose distinto. Durante años había soñado con poder asistir a la escuela donde su padre había vencido a Voldemort, y ese año sería en el que se cumpliría su máximo deseo. Aunque a veces eso le aterraba, sin duda ser el hijo del El Elegido, había sido un poco difícil para los hijos de Harry.

Albus había escuchado ya muchas historias acerca de las aventuras que Hogwarts depararía. Más aún, después de escuchar con entusiasmo a su hermano mayor, James, pues ese año sería su segundo en Hogwarts. Aún recordaba cómo había extrañado a su hermano durante ese año, pese a que nunca soportaba sus bromas.

La que ayudó un poco con la cuestión fue su prima Rose, hija de Ron Weasley y Hermione Granger, con la que Albus tenía una muy buena relación. Sus padres estaban felices de que ambos niños tuvieran ese lazo especial.

Albus se desperezó en su cama, su hermano James todavía dormía. Casi podía decir que extrañaba estar solo en su recámara, casi. Siempre era bueno tener a su hermano cerca, pero eso no debía saberlo James, al menos no por un tiempo. Sin más miramientos Albus se bajó de su cama, se puso sus pantuflas y con el mayor de los sigilos salió de su habitación, no quería despertar a James y tener problemas por ello. Su hermano sin duda, no era una persona madrugadora.

—Buenos días, corazón —le saludó su madre, quien ya se encontraba preparando el desayuno en la cocina.

—Buen día, ma— le respondió con una voz todavía un tanto adormilada.

—¿Dormiste bien?

El chico asintió, mientras sus ojos verdes escaneaban la mesa de la cocina en busca de la correspondencia. Acto que no pasó desapercibido ante los ojos de su madre.

—Aún no han llegado— le sonrió.

—Ah.

—¿Sabes? Esto me recuerda a cuando empecé mi primer año en Hogwarts.

—¿De veras? —quiso saber Albus, siempre había escuchado las historias de sus padres con interés.

—Sí, de hecho estaba tan ansiosa como tú. Recuerdo que desperté esa mañana sintiendo un cosquilleo en el estómgo— Albus sonrió, así se sentía él mismo—, y sin importar si despertaba a la casa entera, salí corriendo a la cocina. Tremendo susto me llevé al ver que todos ya estaban sentados a la mesa… incluso tu padre.

—Recuerdo que sólo te había saludado y saliste corriendo como el alma que se la lleva el diablo— dijo la voz de Harry detrás de ellos.

—¡Papá! —le saludó el pequeño, mientras su padre se acercaba a saludarlos.

—¿Qué tal el trabajo? —le preguntó Ginny.

—Bien— respondió vagamente Harry, esas últimas semanas habían sido bastante estresantes, en el Departamento de Aurores del Ministerio de Magia se había reportado que había indicios de magia oscura por unas zonas de Albania, una de las cosas más curiosas que desde hacía diecinueve años que no ocurrían.

Ginny observó con detenimiento a su marido. Su intuición le decía que algo les estaba ocultando, pero esa charla la dejaría para cuando estuvieran lejos de los oídos de sus pequeños.

—Entonces… ¿ya llegó el correo? —sonrió Harry al ver que Ginny rodaba los ojos, mientras que Albus parecía al borde de caerse de la silla de la emoción.

—No, aún no. Por eso mamá me estaba contando de cómo recibió su primera carta.

—Vaya, y yo que creía que te estaba contando acerca de su fijación conmigo en aquella época— Harry se lanzó a reír cuando su mujer resopló poniéndose tan roja como un tomate, acto que siempre le recordaba a su mejor amigo. Los Weasley tenían la tendencia de sonrojarse por muchas cosas—. De acuerdo, tu fanatismo…

—¿Y luego qué pasó mamá? —Albus quiso saber más, pues en su opinión nunca había algo que no fuera de importancia.

—Luego, digamos que perdí la correspondencia—rió Ginny ante el recuerdo, seguía teniendo las orejas rojas, por lo que Harry la miró con cariño.

—Si hubiera sabido que eso te espantaría de recibir tu carta…— comenzó Harry.

—No, creo que lo que lo hizo mejor fue el ir de compras al Callejón Diagon.

Harry hizo una mueca, esa experiencia había sido un tanto complicada para él, ya que fue su primera vez usando los Polvos Flu.

—Fue cuando caíste en el lugar equivocado, ¿no papá?

—Ese mismo día— le sonrió Harry a su pequeño—. Hablando del colegio, debemos ponernos de acuerdo con Ron y Hermione.

Albus sonrió, ir con su prima el mismo año a Hogwarts lo iba a hacer todo más emocionante, solo les faltaría el pequeño Hugo y Lily, aunque su hermana no era tan guay como el pequeño Weasley, puesto que era una niña. Sin bien Rose también era niña, a veces no lo parecía, tenía ese complejo de sabelotodo pero era tan ocurrente como su padre, Ron Weasley.

—¡Papá! —Lily corrió a los brazos de su padre, la pequeña sin duda recién se había despertado.

—¡Lily! ¿Cuántas veces te he dicho que no bajes corriendo las escaleras? —le regañó Ginny.

—Lo siento.

Albus ayudó a su mamá a poner la mesa, algo para mantener alejados sus pensamientos sobre el temor de no recibir una lechuza.

—¿Todo bien campeón? —le peguntó Harry una vez que se sentaron en la mesa. Albus sólo asintió.

Harry suspiró, Albus sin duda era tan inseguro como él.

—Me crucé con Neville anoche— le dijo a su pequeño, pues sabía que nunca fallaba el hecho de que tuvieran contactos en Hogwarts—. Me dijo que las cartas no llegarían hasta las nueve de la mañana.

—¿Y si se extravían? —preguntó con temor el pequeño Potter— James dijo que uno de sus compañeros recibió la carta un año después.

Ginny bufó. Su hijo mayor les daba tantos dolores de cabeza como a su madre se los daban los gemelos Fred, que en paz descanse, y George.

—Nunca pasa eso, hijo— le aseguró la pelirroja—. Siempre llegan a tiempo, seguro que el compañero de tu hermano repitió de año.

Harry no sabía si se podía repetir de año en Hogwarts, ya que él nunca había visto nada parecido en su generación, por lo que sólo se encogió de hombros y asintió con la cabeza. Truco que había aprendido por Ron, cuando Hermione decía cosas que ninguno de los dos entendía.

—Buen día— se escuchó gruñir una voz desde las escaleras. James Potter se había despertado— ¿Huelo a tocino?

Ginny rodó los ojos, sus hijos a veces eran tan parecidos a sus tíos que daba miedo.

—¿Llegaron las cartas? —preguntó entre bostezos James.

—Aún no— replicó Lily un tanto enojada, ella también quería recibir su carta, pero debería esperar un año más para eso.

—Oh, bueno.

El desayuno pasó tranquilamente, o al menos eso parecía hasta que algo se estrelló contra la ventana.

—¿Otra vez? —se preguntó Harry con diversión— Y yo que pensé que el pobre Errol se había jubilado ya.

Errol, era la vieja lechuza de los Weasley, que siempre tenía la mala suerte de llevarse las cosas por delante.

—Solo que esta vez es Pig— sonrió Ginny—, ya debió de haber pasado por lo de Ron y Hermione.

Harry fue hacia la ventana, y pronto una lechuza un tanto pequeña entró revoloteando en el lugar. Esta era propiedad de Ron, quien la había recibido en su cuarto año en Hogwarts, luego de un incidente con su rata Scabbers en el tercer año… Bueno, incidente… no tan incidente, si uno se pone a pensar que una rata termina siendo el fiel servidor del mago más tenebroso de los últimos tiempos.

La lechuza llevaba consigo un manojo de sobres, entre ellos varios de carácter oficial, dos cartas, una de Molly Weasley –abuela de los pequeños– y otra de Hermione.

—James…— le entregó Harry a su hijo— y Albus.

El pequeño sonrió al ver la carta con el sello de Hogwarts. Su primera carta, la misma que estaba dirigida exclusivamente hacia él.

Señor A. Potter

Valle de Godric N°17

Bristol

—¡No es justo! —sollozaba Lily a su madre, la pequeña a lo igual que sus hermanos, siempre había ansiado ir a Hogwarts.

Sin más demora, Albus abrió su carta:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Directora: Sybill Trelawney

(Orden de Merlín Primera Clase)

Querido Señor Potter:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de un puesto en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,

Filius Flitwick

Director Adjunto

—¿Y bien? —sonrió Harry a su hijo. Él sabía muy bien lo que sucedía por la mente del pequeño en aquél momento.

—¿Qué debo responder? —preguntó con temor.

Harry rió, recordaba haberle preguntado algo similar a Hagrid, cuando el semi-gigante y guardián de llaves de Hogwarts, fue a recogerle a aquella isla pérdida en el medio de la nada en que sus asustadizos tíos los habían resguardado creyendo que así Harry jamás llegaría a conocer su identidad de mago.

—Déjamelo a mí— le sonrió al chico, lo mismo había hecho hacía un año atrás con James.

Albus se fijó con atención a la respuesta que estaba elaborando su padre.

Estimada Profesora Trelawney:

Albus recibió su carta. Como mi hijo mayor, se presentará el día indicado.

Espero que se encuentre bien, saludos a los demás Profesores.

Con cariño,

Harry Potter

Una vez que Pig sostuvo la carta, la lechuza salió por la ventana tal y como había llegado.

—Bien, ¿quién está listo para ir al Callejón Diagon?

Los jóvenes Potter se pusieron a brincar, pues eso significaba además ver a sus primos los Weasley.


Espero que les haya gustado, esta es el primer capítulo de varios más.

El primer año les deparará muchas aventuras al que será el nuevo Trío Dorado de Hogwarts, ¿ya se imaginan quiénes son, no?

Con lágrimas en los ojos me despido, y los leo pronto.

XOXOX

Aye436