Título: Hand on me.

Nº de palabras: 393.

Personajes/Pairings: Austria y Suiza. Insinuaciones de AusHun.

Advertencias: Not paring.

Disclaimer: Hetalia no me pertene, es obra de Himaruya Hidekaz.


HANDS ON ME

Todo el mundo sabía que Vash era un tacaño, y que por ahorrar, ahorraba hasta las palabras. Le bastaba con fruncir el ceño para que nadie esperara una respuesta por su parte.

Por eso, nunca diría ciertas cosas. Como que a veces deseaba una buena comida francesa pero que era demasiado cara para permitírselo (Francia podía ser un pervertido, pero había que admitir que era un excelente gourmet), que en realidad no le importaba asistir a alguna de las fiestas organizadas por para los países… o que jamás había dejado de preocuparse por él.

Por Austria, por Roderich.

Y quizá por eso siempre tenía un momento en su vida para acercarse a la casa de su vecino y antiguo mejor amigo para escuchar lo que mejor sabía hacer: tocar el piano. Y era curioso como, justo antes de que él llegara, la ventana del salón era abierta por cierta húngara, como si supiera que alguien más disfrutaría de la melodía.

Vash se conformaba con eso; con saber que él estaba bien, con poder escuchar la expresión de su alma en forma de notas musicales. Muchos fueron los días que dejo escapar una leve sonrisa, compartiendo su alegría.

Al menos, hasta aquel día.

Cuando llegó a casa del austriaco, la ventana estaba cerrada y las cortinas echadas. Extrañado, Vash decidió averiguar que ocurría y se encontró con la puerta abierta de par en par. Temiendo lo peor, el suizo no dudó en sacar su fiel pistola e introducirse en la casa, apuntando al frente.

Pero tuvo que bajarla en cuanto llegó al salón.

Roderich estaba solo, sentado frente al piano, pero no lo veía. Miraba a las teclas, pero sin intención de rozarlas siquiera. Estaba demasiado concentrado en evitar que las lágrimas escaparan rebeldes de sus ojos. Los hombros hundidos, como si soportaran una gran carga.

— Se ha ido… -musitó, más para si mismo que para su acompañante.

Y Vash lo entendió. Comprendió perfectamente como se sentía. Porque años atrás había pasado lo mismo… con él.

Cualquiera en su situación se hubiera regodeado de su sufrimiento, pero Suiza se acercó y le tendió la mano.

— Levanta –ordenó.

No cuando nunca soportaría verlo sufrir.

Roderich observó su mano como si se tratase de un espejismo, negándose a creer que aquello realmente estuviera pasando.

Pero la tomó, porque siempre que él caía, Vash acudía a levantarlo.


Un drabble cortito, pero me apetecía escribir algo de estos dos, pienso que ambos tienen una relación de amistad (más que amorosa) similar a Hungría y Prusia: en realidad se aprecian pero no lo demuestran... salvo cuando lo necesitan xD Espero que les haya gustado ^^