MEMORIAS borradas
Por CIELOCRISS
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Introducción:
Para que el lector pueda comprender mejor esta historia, será mejor aclarar algunas cosas, de modo que la lectura se facilite.
Este fanfic es futurista y está basado en las series : Digimon 01 y 02, /especialmente en el epílogo de zero two/; es una secuela de "Fusión Prohibida", por lo que es recomendable leer antes aquella historia para disfrutar más ésta, claro que no es primordial al 100%; por ello, y para evitarles molestias, he aquí una pequeña síntesis.
Resumen de Fusión Prohibida:
25 años habían pasado desde que la Tierra y el Mundo Digital se habían unido, y más que celebrar las bodas de plata, habían aumentado los problemas, porque debemos tomar en cuenta que en ambos bandos habían ambiciones e ideas diferentes; algunos humanos tomaron a los digimons como mascotas y animales; los digimons terminaron por ver en los hombres a un enemigo cazador e interesado. Por esos problemas y porque se acercaba la destrucción, los dioses Digimon optaron por hacer cumplir las escrituras y realizar la llamada: Fusión Prohibida, la cual, consistía en fusionar todas las base de datos de digimons con los espíritus de los emblemas de los elegidos, si esa fusión se realizaba, sería el fin del mundo (tanto del real como el digital). Es por ello, que después de muchas luchas, los elegidos y sus hijos lograron evitar la Fusión Prohibida, pero al acabar la batalla, tuvieron que separarse de los digimons: la puerta se había cerrado, y ellos, a consecuencia de las escrituras, habían perdido la MEMORIA.
A partir de ese hecho, me tomé la libertad de escribir una secuela, que está situada un año y fracción después de aquella aventura (2028); en ella trataré de enfocarme en lo que ha sido de los elegidos y su descendencia. (Lo principal es tomar en cuenta que los recuerdos sobre digimons y el Mundo Digital no existen en los elegidos y en toda la humanidad).
Por cierto: Los personajes de Digimon no me pertenecen, escribo sólo por diversión.
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Elévate al cielo y traspasa fronteras, has llover esencias prohibidas e inúndalas de magia gris... Aterriza en el Mundo Real, introdúcete en él, domínale el alma y hazme volver... pues mientras siga olvidando, lo haré perecer.
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MEMORIAS borradas.
Capítulo 1 **La maldad que se fue**
Morado. Ese era el color que el niño obtenía al mezclar el negro azuloso de la noche con el rojo de la sangre; al imaginar la mezcla, tembló involuntariamente y estrelló con furia su puño en la pared, con eso quería poner un alto a sus pensamientos, por lo menos, debía dejar de tener miedo.
- ¡Malditos recuerdos! - exclamó tartamudeando - ¿Será que no olvido porque sigo temiendo?
Se dejó caer en su cama y suspiró quejándose por el golpe anteriormente sufrido (bueno... él mismo se lo había causado).
Ahora sonrió con tristeza y cerró sus celestes ojos, que eran el mejor adorno de su fresco rostro juvenil.
- No importa si recuerdo... al menos no fue un sueño; no lo aluciné.
--(Restrospección/Flash back/)--
La noche llega espiando al día, en el ocaso se funden, como si hicieran el amor. Al final gana la oscuridad, pero en el otro round, llamado amanecer, gana la luz. Es que es como todo: el mal gana cuando el bien pierde y el bien triunfa sobre las tinieblas cuando lo malo desaparece.
Takeru Takaishi caminaba por las nocturnas calles de Odaiba, tenía las manos ocupadas, pues sostenía fraternalmente a sus dos varones. A la izquierda iba Seiyuro, su primogénito, un niño de 13 años cuyo carácter era una balanza extraña entre el ingenio amistoso y la bondad sincera. A la derecha, y como si fuera la otra cara de la moneda, un pacífico hombrecito de ojos tristes y sonrisa lejana se aferraba casi por obligación a su mano adulta, era Toshiro Sugiyama Yagami, el hijo de su amada esposa, Hikari.
- No me gusta caminar en la oscuridad - dijo el canela niño de pronto, tratando de no verse afligido o preocupado.
- ¿Te da miedo, Toshiro? - indagó Seiyuro, con ironía - Estás muy grande para temerle a la oscuridad.
- No temo a la oscuridad, Sei - contestó el hijo de Kari, con melancolía - Le tengo miedo a las Tinieblas.
"¿Las Tinieblas?" pensó Takeru al escucharlos; esa frase se le metió a la mente y se escondió en un rincón lejano, después sonrió, olvidando esa oración sin verbo.
- No te preocupes, Toshi, prometo cuidarlos - tranquilizó TK.
Toshiro, aunque asintió, quedó inconforme, parecía angustiado por algo inexplicable, tal vez tenía un presentimiento. Doblaron la siguiente esquina, se oía el **cri cri** de los grillos, el ruido de las alcantarillas nocturnas que goteaban agua envenenada de porquería, se escuchaban muchas cosas, todas sin importancia, pero amigas de la luna... fue ahí cuando comenzó todo.
El aire estaba frío y cargaba polvo, junto con hojas; ese viento se estrelló en la nunca del joven Toshiro, pero no, ¡No era sólo un soplido!, lo que él sentía era algo sólido apuntar a su cuello, algo más frío y sombrío que el viento, algo que emitía un sonido disparejo, horrible... al tacto descubrió, que era un arma la que tocaba a su cuerpo.
Lo detuvieron a la fuerza y soltó la mano de su padrastro Takaishi, le jalaron el cabello y lo hicieron gritar, aunque tenuemente.
Takeru volteó inmediatamente junto con su hijo, y observaron cómo un hombre ya anciano, amenazaba de muerte a su hijastro, ¡Qué va!, a su hijo (al menos de corazón).
- ¡Toshiro! - gritó Seiyuro, bastante impresionado, intentó correr para ayudarlo, pero su papá lo sostuvo, impidiéndole seguir.
- Takeru Takaishi... ¡Te voy a matar! - avisó el asesino, con voz chillona y maligna, apretando con fuerza a su pequeña víctima.
TK respiró con trabajo, estaba asustado y nervioso; sacó de su traje todas su pertenencias y las arrojó al suelo.
- Es... todo lo que traigo - dijo tratando de verse sereno, ¡Debía proteger a los chicos!. "No entiendo" pensó "¿Cómo es que sabe mi nombre?"
- ¡Sabes que eso no quiero, te necesito a ti!
- Te daré lo que gustes - replicó el escritor Takaishi, con una confusión angustiante - pero suelta al niño, por favor, él no tiene que ver en esto.
- ¡Cállate, o también lo mato!
- ¡Papá, haz algo, van a matar a Toshi! - exclamó Sei, totalmente horrorizado - Te-ten-go miedo.
- Nadie va a matar a nadie, hijo - trató de calmar Takeru, dando un paso al frente.
- ¡Alto!, no te acerques sin avisar, o lo mato, juro que lo aniquilo - avisó el enemigo.
Toshiro estaba paralizado y sin capacidad de hablar, su piel perdía cada vez más color, y sus ojos lloraban sin parpadear.
- Lo has dicho, me quieres a mí, deja a mi niño en paz... mira, hagamos un intercambio.
- ¡No, papá! - rogó Seiyuro - ¡Nos va a matar de cualquier manera!
- Sei, tranquilízate -ordenó TK , luego volteó hacia el hombre - Y bien, ¿Qué dices?
- De acuerdo, después de todo, el que debe de morir eres tú, como lo hizo tu estúpido ángel esperanzado.
"¿Ángel esperanzado?, ¿Mi ángel?, ¿Acaso tengo yo uno?, ¿Quién es este sujeto que dice tantas cosas sobre mí?"
- Primero deja al niño, si no lo haces, no iré hacia ti.
- ¡No pongas condiciones, esperanzado!, que puedo matarte desde lejos, y así, hacer brillar una doceava parte de las tinieblas.
El viejo de pelo gris y ojeras verdes, soltó a Toshiro, que se desvaneció en el acto.
- ¡Toshi! - dijo Sei, cada vez más paranoico - ¡No te desmayes!
Takeru comenzó a avanzar.
- Escucha, no sé quien seas, entiendo que puedes matarme, pero, por favor, deja a los niños huir, me quieres a mí, no a ellos.
- Como gustes, la vida de esos chiquillos no me interesa.
El rubio Takaishi se hincó ante su hijo Seiyuro, le acarició la cabellera dorada y le ordenó cariñosamente:
- Coge a Toshi y vete.
- No, no me iré.
- No va a pasarme nada.
- ¡No digas mentiras!, ¡Te van a matar!
- Me harás caso y cuidarás a la familia, ¿Comprendes?, saca a Toshiro de aquí, ¡Obedece, Seiyuro! .
El niño asintió inconforme, su padre lo besó en la frente. Pero la paciencia del asesino se agotaba, y para asustarlos, hizo disparar su láser diabólico.
- ¡Apúrense!
- Ya... ya voy - respondió TK, poniéndose de pie, no pensaba en que estaba por morir, mucho menos analizaba que nunca más volvería ver a Kari; mejor actuaba sin reflexionar - Los niños se irán, no les hagas daño.
El hombre agarró a Takeru bruscamente, dieron media vuelta y comenzaron a alejarse. Sei los miraba, estaban despareciendo, el pánico lo emborrachaba de impotencia, ¿Qué clase de hijo era él?, ¡Estaba abandonando a su padre!, no pudo contra esos sentimientos, no pudo permitir que lo mataran, ¡No sería algo digno de un Takaishi!
Se armó de valor milagrosamente y se puso a correr sin importarle su vida, iba a rescatar a su padre... tenía la impresión de haberlo hecho antes. Todo fue muy rápido, y los adultos no cayeron en cuenta del ataque de Sei.
El vástago de TK saltó hacia el tipo, encaramándose en su espalda.
- ¡Perdóname Papá, voy a desobedecer! - gritó seguro de sacrificarse, seguro de ser un hijo digno.
El maleante trató de quitarse al niño, y mientras eso ocurría, el creativo de Sei, le robó el láser que llevaba como arma.
"Lo tengo" se dijo, mostrando la primera sonrisa de esos escalofriantes minutos. Se soltó y rodó en el suelo, inmediatamente se puso de pie, y con las manos temblorosas, apuntó al blanco.
- ¡No te vuelvas a meter con mi padre! - imperó furioso, el miedo ahora era ira.
- ¡Sei! - exclamó Takeru, sonriendo con orgullo, admirado totalmente del acto heroico de su hijo.
- ¡Mocoso!, suelta eso, tú no te atreves a matarme.
- ¡Claro que sí!, te voy a matar.
Takeru se alejó de agresor, caminó hacia Seiyuro.
- Hijo, dame el láser - pidió.
- No, papá. Antes, lo voy a matar - agregó Sei, con una luz rencorosa... Seiyuro estaba convencido de asesinar.
- ¡Suéltala, Sei! ¡Esa no es la solución!
- Ya dije que lo voy a matar, papá - dijo traumatizado, haciendo temblar al mal - ¡Vaya!, ahora tiemblas - le dijo al ojeroso y gordo anciano - pero antes, no te tocaste el corazón al sentir estremecerse a Toshi, a mi hermano del alma... no dudaste un segundo en matar a mi padre, por eso, yo no dudaré en acabar contigo y en masacrar a tus asquerosas tinieblas.
- Sei, te desconozco - replicó TK, tratando de quitarle el láser, el niño le huyó, no dejaba de apuntar con crudeza.
- Perdón, papá, pero debe pagar.
Toshiro recuperó el sentido, se sentó confundido y observó la situación: su mejor amigo estaba a punto de volverse un asesino.
Vio que el viejo estaba a su costado derecho, pero no sólo tiritaba del miedo, algo material se desprendía de él y Toshi lo estaba viendo, muy asombrado, porque lo que salía de ese hombre, era maligno y poderoso, lo sentía en su sangre.
Unos raros datos salieron del gordo y viejo humano, luego se volvieron mariposas multicolores y fugaces que desparecieron con el ambiente.
- Sei. No lo mates, la maldad que tenía se ha ido - informó Toshiro - Las mariposas malignas se fueron de él, ¡Lo juro!... estoy seguro de que su ataque acabó.
Y era verdad, Seiyuro adelgazó su ira y soltó el láser, su coraje maniático había desaparecido extrañamente. Entonces, el antiguo poseído cayó al suelo inconsciente... la voz tranquila e informativa de Toshiro, había hecho que Sei entrara a la realidad.
- ¡Dios!, ¿Qué iba a hacer?, ¡Lo iba a matar! - se lamentó Sei Takaishi, llorando con histeria
TK lo abrazó.
- NO ibas a hacer nada, Sei - aseguró el padre, serenando a su hijo.
Toshi volteó al cielo negro, "¿A dónde se fueron esas mariposas?, ¿Por qué lo malo de ese hombre despareció?". Se acercó al anciano, y entre sus cosas, encontró una identificación: Sasuke Toriyama, director del periódico Odaiba.
- Toshi, deja eso ahí, nos vamos a casa - le dijo Takeru.
- De acuerdo.
--(Fin del a Retrospección)--
Era por eso que Seiyuro Takaishi maldecía esos recuerdos. No pudo más, debía hacer algo para deslindarse del hecho, para desahogarse... se puso a escribir, tal como lo hacía su padre:
"Querido diario:
Definitivamente no fue un asalto, y no es que quiera darle emoción a mi vida, sólo sé que fue algo más.
Quiero hablar de mí, quiero exponer lo que siento. Ese fue el día en que aprendí a temerme a mí mismo, presencié una rara metamorfosis de miedo a ira, y ese enojo me hizo sostener un arma con determinación, ¡Casi tuve ansias de matar!.
Me tuve miedo, no lo niego, porque pude haber asesinado a ese hombre (El supuesto asaltante)... él quería acabar con la vida de mi padre, Takeru Takaishi, y eso no lo permitiré nunca.
¿Cómo me detuve?, ¡Rayos, no lo sé!, supongo que solté ese láser matador porque Toshiro me hizo entrar en razón, me habló de una maldad que se había ido, yo le creí, y mi fuerza se fue. ¿Su maldad?, todavía no termino de entender qué pasó... pero sí creo que algo se desprendió de ese sujeto.
Ese día recuperé a mi padre sin haberlo perdido, ese día fui un líder y un subordinado al mismo tiempo... pero ese día ¡Sólo ese día!, me hizo saber y comprender algo que no conozco, algo que intuye con el impreciso mañana, con los espíritus, y con las memorias lejanas."
- ¡Seiyuro!, ¿Qué estás haciendo?, recuerda que ya es hora de irnos - habló Hikari, la madre postiza del niño.
Seiyuro sonrió con simpatía y cerró el cuaderno en el que escribía.
- Ya voy, ya voy - excusó caminando hacia su madrastra con unos ojitos saltones, pillos y juguetones - ¿Qué no ves que estaba escribiendo?, papá dice que los artistas necesitan su espacio laboral.
- ¡Oh!, me doy cuenta entonces de que heredaste el **don de la importancia** - bromeó Kari, acariciándole el rostro con cariño - Los artistas siempre buscan darse importancia, ¿Lo sabías, hijito?
- ¡Ah, sí, es lo mejor de ser escritor!, mamá - respondió tartamudeando al decir "mamá", le costaba trabajo, y no es que Kari Yagami no fuera la candidata perfecta, era el simple hecho de sentirse infantil llamando madre a quien no lo era.
Ambos salieron de la habitación, afuera los esperaba el resto de la familia.
Takeru le hacía cariños a una hermosa bebé, que garabateaba su tierno cuerpecito, agradeciendo los cariños de su protector y buen padre; el hombre hacía gestos y jugaba a ocultarse detrás de su gorra, haciendo apariciones fugaces, de modo que bebé Min, sonreía soltando babita y moviendo sus ojitos emocionados y castaños (algo rojizos, como los de Kari). Más atrás un chico de tez clara y cabello avellana, disfrutaba el espectáculo; no era expresivo como TK y Min, para nada, era más bien "reservado", vestía un uniforme de fútbol soccer, con el número siete en la espalda.
- ¡Vaya!, se estaban tardando mucho - dijo Takeru, besando a su esposa Hikari.
- Lo que pasa es que el **artista** estaba muy concentrado, y tuve que interrumpirlo - replicó Kari, refiriéndose a Seiyuro, quien sonrió en el acto y alzó las manos en forma fanfarrona, como agradeciendo al público.
- ¡En esta casa no me dan mi espacio! - bromeó, quitándose la sudadera que tapaba su uniforme de portero, que llevaba pintado el número uno - Pero bueno, ya estamos listos para patear traseros y balones, ¿No, Toshiro?
El nombrado asintió con paciencia, como diciendo "Sí, Seiyuro, pero tranquilízate". Era posible que al primogénito de Hikari no le entusiasmara o apasionara el fútbol... sin embargo, había tenido que entrar al equipo por una apuesta perdida con el hijo de Daisuke.
- Bueno familia, se nos hace tarde para el partido, Davis ya me habló y quiere a todos en la cancha para calentar - avisó Takeru.
- ¡Ese tío Daisuke!, es tan exigente que ni parece el de siempre - se quejó Sei, tomando la delantera.
- Es que así debe ser un entrenador - completó Toshiro S. Yagami, siguiendo a su hermanastro.
El nuevo matrimonio siguió a sus vástagos, cargando también con ellos a Minagawa Takaishi, su nueva adquisición, ¡Es decir!, su nuevo tesoro.
- ¿Oíste, Min-chan?, iremos a ver a tus hermanos patear traseros - animó Tk.
- ¡Tk!, no le digas eso a la niña - corrigió Kari, también riendo - lo que quiso decir papá, es que vamos a verlos patear balones, preciosa.
Para aquel entonces, y después de muchos años de esconder su amor (por una razón desconocida), Kari y Tk se habían casado; cada quien tenía ya una vida y un hijo /que por obra de la casualidad, eran de la misma edad/; lo que hicieron fue fusionar sus vidas, y crear una familia, que ahora tenía un nuevo integrante.
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- ¡No! - gritó la niña, con ojos inyectados de pánico, frustración y temor - ¡No sé me acerque, por favor!, ¡No me inyecte! - rogó, esta vez negando con su confundida cabecita, moviendo sus ojos como si estuviera en el lugar más terrible del mundo.
- Está bien, pequeña, no te haremos nada - comentó la enfermera, alejándose de la habitación, dejando a la niña con una irritación notable; la chica alzó su mirada al techo y dejó salir las lágrimas reprimidas, con su mano derecha retiró el rojizo cabello que se empapaba de llanto y estorbaba a su vista; entonces, se oyó su voz, tenue y discreta, en forma de susurro "No lo permitiré, no sufriré por causas ajenas a mí" .
Sabía de antemano que iban a llamar a su doctor, y ella, bien educada por su papá, no iba a poder mostrarse grosera.
Se dedicó a matar el tiempo con ideas sin fundamento, mezcló sus pensamientos con el frío y blanco sitio, con ese cuarto de hospital tenebroso... la pequeña Izumi terminó ideando /sin querer queriendo/ un tétrico cuento de terror.
**DOCTOR KIDO, SE LE SOLICITA EN EL ÁREA "C" DE ESTUDIOS... DR. JOE KIDO, ES URGENTE SU PRESENCIA EN EL ÁREA "C" DE ESTUDIOS CLÍNICOS**
"¿Por qué tienen que llamarlo a él?"
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Jyou Kido acomodó el moderno estetoscopio en su bata blanca de trabajo, se apresuró a obedecer el llamado, no sólo por cumplir su deber, si no porque sabía que la hija de su amigo Izzy Izumi estaba en esa sala.
- ¿Qué es lo que pasa? - indagó con exigencia a la enfermera, que se asustó de ver a su "jefe" tan alterado - ¿El estudio va mal?, ¿Osen se sintió débil?
- No, doctor, el estudio no lo hemos podido iniciar - resopló la enfermera, dando un paso hacia atrás.
- ¿Se puede saber por qué?, la paciente necesita ser atendida de inmediato; su asma puede tomar un sentido distinto con la infancia avanzada y el inicio de la pubertad; necesitamos saber qué rumbo sigue su problema.
- Sí, lo sé, Dr. Kido, pero la niña no pone de su parte, no me ha dejado ni tocarla; me acerco y grita, como si yo fuera una bruja... y como usted la conoce, no me he atrevido a obligarla.
- Enfermera Tendo, ¿Estamos hablando de la misma niña?, normalmente es muy dócil.
- Osen Izumi, 10 años - respondió Tendo - Sí, es la misma, le he hecho el estudio con anterioridad, y sé que es muy tranquila, por eso no quise obligarla, pero ya llevamos 10 minutos perdidos.
- Ya veo... bueno, hablaré con ella - informó Joe - usted vaya con el paciente Okamoto, de la sala 3324, inyéctele la sustancia X11.
- Como diga, doctor.
El médico entró y observó a su sobrinita, él había atendido a la hija de su amigo Koushiro desde bebé, la pequeña tenía problemas respiratorios.
La pelirroja Izumi levantó sus negros ojos y los estancó en los de su doctor, los traía irritados y colorados, mientras que su cuerpecito temblaba notablemente.
- Osen, ¿Te pasa algo? - preguntó al verla tan mal, tan temerosa, parecía que la niña tenía un trauma horrible.
Izumi bajó de la camilla y corrió hacia Joe, al llegar a él, lo abrazó como suplicando, dejando salir sus lágrimas: sinceras y continuas.
- Por favor... ¡Por favor, Tío Joe!, no permitas que me hagan algo. Hoy no, por favor, hoy no... ¿Por qué me hacen esto?, te juro que me he tomado la medicina, ¡No he perdido mi inhalador!, yo ya estoy bien, muy bien, maravillosamente bien... por favor, no permitas que sufra, hoy no...
Por supuesto que Joe se conmovió, no esperaba este drama. Osen normalmente era una niña reservada, como Koushiro.
- Ya, tranquila, ¿Por qué te pones así, linda?. Recuerda que este estudio es anual, no te haremos nada que no te hayamos hecho antes, así que no llores, Osen, ¿De acuerdo?
- Es que... duele mucho.
- Dime, ¿Es por eso que no quieres hacerte el estudio?
- Yo estoy dispuesta a sufrir lo que mi cuerpo produzca - dijo casi con acento filosófico - pero ya no soportaré que las personas me causen el dolor... y en este estudio, ustedes me causarán sufrimiento.
- ¿Eh? - se extrañó Kido, analizando cada una de las palabras de Osen.
- ¿Verdad que respetarán mi decisión?, ¡Oh, por favor, juro que seré una niña buena!
- Osen, desgraciadamente yo no puedo decidir, tendré que hablar con tu padre y con Mimi... mientras tanto, tranquilízate, no quiero pedirle a la enfermera que te administre un calmante, sé que eres una niña muy valiente.
La niña se alejó de Jyou algo decepcionada, se subió con lentitud a la camilla, y se abrazó a sí misma, utilizando para cubrirse, una de esas batas para pacientes.
"Ahora sí que no entiendo" aseguró el más viejo de los elegidos, saliendo a la sala de esperas, esperando encontrar a su amigo Izzy, junto con su esposa Mimi y el hijo de ésta (Ben).
Los vio desde lejos, sentados en una esquina de la sala. El Ing. Izumi estaba callado, revisando ciertos datos en su computadora portátil. Mimi Tachikawa (apellido de soltera) obligaba a su hijo Benjamín a sobar la enorme barriga que ocultaba a un bebé, que sería el fruto de otro recién fundado matrimonio.
- Mamá... Izzy - avisó Ben. Su padrastro /impuesto ya a no ignorar/ levantó la vista. Mimi miró intrigada a su hijito - Es que ahí viene tío Joe, debe traer noticias de la cerebrito.
Koushiro hizo desaparecer su aparato computacional con un botón, la laptop pareció adentrarse a un extraño brazalete violeta que traía puesto Izumi en su brazo izquierdo. El hombre pelirrojo se levantó con nervios y avanzó hacia su médico amigo.
- ¿Está todo bien, Joe? - cuestionó asustado, si Kido estaba ahí, era porque algo había salido mal - ¿Se complicó el estudio de mi hija?, ¿Ella se puso mal?, ¡Por favor, dime!
- Osen está bien - respondió Joe con voz lenta - sólo que...
- Sólo que qué - interrumpió Mimi, el pequeño Ben puso más atención.
- Ni siquiera ha iniciado el estudio - informó.
- ¿Por qué? - indagó el hermanastro de Osen.
- Bueno, la niña está muy angustiada por algo, no ha dejado que la toquen, no quiere que le hagan el estudio, dijo algo extraño: que no permitiría que le causaran dolor ajeno.
- ¿En verdad?, ¿Estamos hablando de nuestra niña?, ¿No será que las enfermeras locas la han tratado mal? - preguntó Mimi media extrañada - Joe, sabes que Osen es un angelito calmado, y...
- Mimi, no hay porqué echarle la culpa a los demás - replicó el esposo - lo que sí me preocupa es el porqué no quiere se intervenida, habrá que obligarla.
- Aconsejo que hablen con ella - agregó Joe - De verdad la veo muy mal; nunca antes la vi tan afectada y nerviosa.
- ¡Vaya con la cerebrito!, se está rebelando - opinó Ben.
- ¡A callar, Benji! - regañó su madre - Seguro y has influido tú en eso, le pones el ejemplo con tus rebeldías.
- ¡Hey, no me culpen a mí!
- Iré a hablar con ella - avisó Izzy, y comenzó a avanzar hacia el área C de estudios clínicos.
- Voy contigo - dijo Mimi - Y, Ben, pórtate bien.
- Me portaré como siempre - respondió el Principito Tachikawa - y no corras con esa panzota, te vas a caer.
El matrimonio Izumi desapareció de la sala de espera. Entonces Joe Kido saludó a su sobrinito postizo.
- ¡Hola, Ben!, veo que saliendo del hospital, irás a jugar soccer - el niño de ojos miel y rostro rosa suspiró desganado, observando el número trece de su uniforme.
- Para mi desgracia, sí - anunció con pesar - la verdad es que prefiero no ser titular y estar en la banca; pero hoy tengo mala suerte y tendré que jugar.
- Oh, ya veo, me saludas a mi hijo.
- Pero Doguen no juega fútbol
- Ya lo sé, pero será uno de los comentaristas de juego - entonces recordó a su esposa - lo bueno es que Jun le tomará video y podré verlo hablar.
- ¿Ah, sí?
- Sí, bueno, me voy al trabajo.
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Osen Izumi esperaba la entrada de su padre a la habitación, por primera vez en mucho tiempo tendría que enfrentarlo, pero no iba a ceder, ni siquiera con él.
Observó cómo la puerta se abrió, Izzy entró inmediatamente después de que la metálica entrada le dio el pase, caminó hacia su vástago. Mimi se recargó en la entrada, venía tras su marido.
- Osén...
La niña lo miró con sus enormes ojos oscuros y angustiados, era como si alguien estuviera apuntándole con una pistola.
- Perdón, papá - dijo sin acercarse a él, suplicando de lejos - es que no quiero, no puedo, ¡no soportaría!
- ¿Qué es lo que no soportarías, hija? - cuestionó el padre, cruzando los brazos, esperando una respuesta - dame una razón coherente que explique tu actitud.
- Es que... me da miedo que me causen dolor, porque no dependerá de mí.
- Hija, sabes que todo esto es por tu bien - explicó Koushiro.
- Tú no me entiendes, ¡Me harán sufrir!, y no será algo que yo ocasione o produzca... me van a meter esos tubos por la tráquea hasta los pulmones, se me raspará la laringe y garganta... ¡Y no me podrán poner anestésicos, porque debo estar consciente!... y nada más es el comienzo - comunicó en queja, sin censurar su llanto sufrido - hoy no me hagan eso, no lo permitas, papá.
- Postergar las cosas no es la solución, Osen - replicó Izzy, conmovido a más no poder.
"mmm, ¿Por qué precisamente **Hoy** no?" pensó Mimi, avanzó hacia su hijastra y con una sonrisa le dijo en voz baja:
- A los 10 años más o menos, empieza la adolescencia, ¿No habrás vivido uno de esos cambios secundarios?, es decir, los caracteres sexuales secundarios suelen apare...
- ¡No, nada de eso! - aclaró Osen, con los ojos al doble de grandes.
- Oye, no es algo malo, no hay porqué avergonzarse.
- ¡Pero es que no se trata de nada de eso! - exclamó tapándose la cara con manos sudorosas.
Koushiro se sintió impotente, no podía obligar a su hija a nada estando la pequeña en ese estado tan alterado. Abrió sus masculinos brazos y Osen se dejó papachar en ellos.
- De acuerdo, hoy no te harán nada, pero no llores más.
- ¡Gracias!... y perdón, yo no quería decepcionarte, ¡es que tengo miedo!
- Eso sí, no te libras del estudio médico otro día, ¿Entendido?
- Está bien... como digan, ¡gracias, gracias, papás! - exclamó agradecida; Mimi secó su llanto con un pañuelo.
- Osen-chan, ¡arriba esos ánimos!; vayamos al partido de fútbol de los niños; muero por ver mi Benji jugar.
"Yo muero de ganas por verlo sudar" pensó Izzy, imaginando con una sonrisa las quejas de su hijastro de 11 años. Osen debió pensar algo parecido, también mostró una débil sonrisa.
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Padre e hijo estaban sentados; sus traseros descansaban en sillas de cuero color café oscuro, el niño cambiaba constantemente de posición, llevaba puesto un short verdoso que provocaba que parte de su pierna chocara con la silla, ese contacto lo hacía sudar, estaba incómodo.
Tenía la piel morena y los ojos como cáscaras de coco. Movía sus cejas en son de reclamo y parecía renegar en silencio, haciendo graciosos ademanes con sus manos.
El adulto, que era su padre, se le parecía mucho, estaba serio y claramente se veía que le costaba trabajo estar callado (invertía su tiempo observando la loca cabellera desparpajada de su hijo) .
Había más personas en ese local, incluso, una secretaria /que atendía el sitio/ adornaba con su escritorio el centro del lugar, parecía un florero en la mesa.
- Señor Yagami; es su turno - avisó dando a conocer su voz - la Doctora Takashima lo espera.
- Eh, muchas gracias - contestó el elegante, pero simpático hombre, que como ustedes saben, lleva el nombre de Taichi.
Se levantó ágilmente y bostezó como si acabara de despertar, haciendo el clásico movimiento de manos /propio de los perezosos/; tenía razón al haber engendrado sueño en un lugar tan aburrido, esperar siempre es tedioso, y a veces, la cabeza toca el tambor (bueno, me refiero a que surgen los dolores de cabeza). Al menos sabía que valía la pena, quería ayudar a su hijito.
- ¡Vamos, Taiki!, no me hagas quedar mal, le dije a la doctora que eras simpático- le dijo a su vástago.
- Papá, sabes muy bien lo que pasa, digo, acepto que me traigas con un psicólogo, pero ¿Por qué hoy?, ¡Yo quería jugar mi partido! .
- No es mi culpa que cambiaran la fecha de tu partido de fútbol, ante todo ya teníamos el compromiso aquí, hay que ser responsables.
- ¡Ya me lo dijiste! - replicó enojado.
- Por eso mismo, quita esa cara, nada ganas siendo huraño.
Agarró la mano de su hijo y entró al consultorio de la psicóloga. La habitación era amplia, mucha luz entraba por los altos ventanales que eran casi la única decoración del sitio. Taik buscó el clásico silloncito donde es común recostar a los pacientes, lo halló en una esquina, sintió curiosidad por sentarse ahí y hablar de su vida; por otra parte, seguía molesto por no asistir a su partido de fútbol, le preocupaba ser suplido por Ben o cualquier otro jugador malo.
Una mujer de piel pálida y ojos grises los saludó cordialmente, se acercó y les dio la mano.
- ¡Hola, bienvenidos! - sonrió con jovialidad - ¿Cómo estás Taiki?, me da mucho gusto conocerte, tu papá me ha hablado mucho de ti.
- Eso es de suponerse - replicó Taiki, con voz seca, mostrando claramente que estaba incómodo.
- Hijo, no seas grosero - regañó Tai, suspirando con resignación - Discúlpelo, Dra. Takashima, Taiki no está teniendo un buen día.
- ¡Bah!, no se preocupe, Señor Yagami. Taiki puede decir lo que guste.
- Doctora, papá tiene razón - se disculpó el niño Yagami - no debí ser grosero, lo siento.
- Bueno, disculpa aceptada - agregó sonriendo de nueva cuenta - Oye, Taik, ¿Te puedo decir así?
- Claro, Así me dicen muchas veces. Me dijeran Tai, pero como a papá le dicen así, me llaman Taik - al niño se simpatizaba esa señora, sin duda alguna.
- Bueno, **Taik**, ¿Puedes esperarme aquí?, quiero platicar un poco con tu papá.
- De acuerdo, doctora.
- Si yo puedo decirte Taik, tú puedes llamarme Kaoru
Tanto Tai, como Kaoru Takashima, se retiraron de la habitación. Taiki trató de espiarlos, pero no se oía nada de lo que hablaban; entonces, cuando vio que regresaban, corrió hacia el ventanal del lado derecho y se hizo el despistado.
La doctora entró al consultorio, Taichi no.
- Ya regresé, Taik.
- Ah, hola, jeje ... - saludó - ¿Qué habló con mi papá?
- Siendo sincera, varias cosas. Ven Taiki, siéntate.
El niño obedeció.
- ¿Por qué crees que estás aquí?
- Yo... creo que porque papá piensa que estoy mal.
- ¿Por qué creería eso tu padre?
- Porque tengo pesadillas, acerca de mi madre.
- ¿De tu madre?
- Papá no recuerda haberme dicho lo que fue de mi mamá; yo sí lo sé, pero él quiere engañarme... realmente no quiero hablar de eso, ¿Cuánto tiempo tengo que estar aquí?
- Entonces, te sientes incómodo.
- No sé.
- Eso porque quieres jugar tu partido, ¿verdad?, me lo dijo tu papá.
- Bueno, sí... pero papá dice que las responsabilidades son primero.
- ¿Y tiene razón?
- Sí... por lo visto, le gusta preguntar, ya parece Osen o tío Izzy.
- Bueno, sí, soy muy curiosa - replicó la dama - estaba pensando en que me agradecerías suspender la sesión, así podrías ir a tu partido... de esa manera estarías más contento, al finalizar el fútbol volverías conmigo, a la cita.
- ¡¿Bromea?!, ¿Usted haría eso por mí?
- Claro que lo haría, Taik, ¿Qué opinas?
- ¡Me parece genial! - gritó el chico, más feliz que nunca - ¡Muchas gracias!
- De nada.
- Oiga, Señorita Kaoru, ¿No podría usted venir?
- Háblame de TU
- De acuerdo... ¿Te gustaría ir a mi partido?, ¡Sería un honor!, yo soy muy bueno cuando juego con Kyo Motomiya.
- Gracias por la invitación - agregó Takashima - eres mi último paciente del día, así que con gusto asistiré.
- ¡Viva!, iré a decirle a papá.
--*--*--
Fin de capítulo primero.
--*--*--
NOTAS de LA autora: ¡Por fin comencé esta secuela!, la tenía pensada desde antes de finalizar Fusión Prohibida. Creo que no fue un mal comienzo, admito que estuvo largo y medio drástico, pero ya me conocen, aún así, espero censurarme un poco con la extensión, no quiero hartarlos. Esta obra será más "fuerte", por así decirlo, que la primera, la trama estará mucho más complicada y espero no hacerme bolas. Ojalá les haya gustado, el próximo capítulo estará menos "oscuro" y habrás más momentos cómicos, creo que se titulará: "Del fútbol al peligro", o algo así, siempre cambio los títulos n_n. El primer capítulo se llamó "La maldad que se fue", por lo que sucedió en el supuesto **asalto**.
Este fic está dedicado, con mucho cariño, a todas aquellas personas que me hicieron el favor de leer Fusión Prohibida, a todos los que me animaron a seguir y a escribir, ¡Gracias a ustedes!, espero no decepcionarlos con este nuevo proyecto... de cualquier modo ya saben que estoy abierta a cualquier duda, comentario, sugerencia, queja y ayuda, todo eso a mi correo: [email protected] .
Espero un review para que ayuden a mi autoestima, jeje.
Aclaración: Si se fijaron, desde este primer capítulo, he hecho aparecer ciertos traumas en los hijos de los elegidos que se derivan de "Fusión Prohibida", más adelante se irán explicando mejor. Sé que no aparecieron todos los personajes, pero creo que lanzarlos al mismo tiempo sería un error, sean pacientes.
¡Gracias por leer!, hasta pronto.
Por CIELOCRISS
--*--*--
Introducción:
Para que el lector pueda comprender mejor esta historia, será mejor aclarar algunas cosas, de modo que la lectura se facilite.
Este fanfic es futurista y está basado en las series : Digimon 01 y 02, /especialmente en el epílogo de zero two/; es una secuela de "Fusión Prohibida", por lo que es recomendable leer antes aquella historia para disfrutar más ésta, claro que no es primordial al 100%; por ello, y para evitarles molestias, he aquí una pequeña síntesis.
Resumen de Fusión Prohibida:
25 años habían pasado desde que la Tierra y el Mundo Digital se habían unido, y más que celebrar las bodas de plata, habían aumentado los problemas, porque debemos tomar en cuenta que en ambos bandos habían ambiciones e ideas diferentes; algunos humanos tomaron a los digimons como mascotas y animales; los digimons terminaron por ver en los hombres a un enemigo cazador e interesado. Por esos problemas y porque se acercaba la destrucción, los dioses Digimon optaron por hacer cumplir las escrituras y realizar la llamada: Fusión Prohibida, la cual, consistía en fusionar todas las base de datos de digimons con los espíritus de los emblemas de los elegidos, si esa fusión se realizaba, sería el fin del mundo (tanto del real como el digital). Es por ello, que después de muchas luchas, los elegidos y sus hijos lograron evitar la Fusión Prohibida, pero al acabar la batalla, tuvieron que separarse de los digimons: la puerta se había cerrado, y ellos, a consecuencia de las escrituras, habían perdido la MEMORIA.
A partir de ese hecho, me tomé la libertad de escribir una secuela, que está situada un año y fracción después de aquella aventura (2028); en ella trataré de enfocarme en lo que ha sido de los elegidos y su descendencia. (Lo principal es tomar en cuenta que los recuerdos sobre digimons y el Mundo Digital no existen en los elegidos y en toda la humanidad).
Por cierto: Los personajes de Digimon no me pertenecen, escribo sólo por diversión.
--*--*--
Elévate al cielo y traspasa fronteras, has llover esencias prohibidas e inúndalas de magia gris... Aterriza en el Mundo Real, introdúcete en él, domínale el alma y hazme volver... pues mientras siga olvidando, lo haré perecer.
--*--*--
MEMORIAS borradas.
Capítulo 1 **La maldad que se fue**
Morado. Ese era el color que el niño obtenía al mezclar el negro azuloso de la noche con el rojo de la sangre; al imaginar la mezcla, tembló involuntariamente y estrelló con furia su puño en la pared, con eso quería poner un alto a sus pensamientos, por lo menos, debía dejar de tener miedo.
- ¡Malditos recuerdos! - exclamó tartamudeando - ¿Será que no olvido porque sigo temiendo?
Se dejó caer en su cama y suspiró quejándose por el golpe anteriormente sufrido (bueno... él mismo se lo había causado).
Ahora sonrió con tristeza y cerró sus celestes ojos, que eran el mejor adorno de su fresco rostro juvenil.
- No importa si recuerdo... al menos no fue un sueño; no lo aluciné.
--(Restrospección/Flash back/)--
La noche llega espiando al día, en el ocaso se funden, como si hicieran el amor. Al final gana la oscuridad, pero en el otro round, llamado amanecer, gana la luz. Es que es como todo: el mal gana cuando el bien pierde y el bien triunfa sobre las tinieblas cuando lo malo desaparece.
Takeru Takaishi caminaba por las nocturnas calles de Odaiba, tenía las manos ocupadas, pues sostenía fraternalmente a sus dos varones. A la izquierda iba Seiyuro, su primogénito, un niño de 13 años cuyo carácter era una balanza extraña entre el ingenio amistoso y la bondad sincera. A la derecha, y como si fuera la otra cara de la moneda, un pacífico hombrecito de ojos tristes y sonrisa lejana se aferraba casi por obligación a su mano adulta, era Toshiro Sugiyama Yagami, el hijo de su amada esposa, Hikari.
- No me gusta caminar en la oscuridad - dijo el canela niño de pronto, tratando de no verse afligido o preocupado.
- ¿Te da miedo, Toshiro? - indagó Seiyuro, con ironía - Estás muy grande para temerle a la oscuridad.
- No temo a la oscuridad, Sei - contestó el hijo de Kari, con melancolía - Le tengo miedo a las Tinieblas.
"¿Las Tinieblas?" pensó Takeru al escucharlos; esa frase se le metió a la mente y se escondió en un rincón lejano, después sonrió, olvidando esa oración sin verbo.
- No te preocupes, Toshi, prometo cuidarlos - tranquilizó TK.
Toshiro, aunque asintió, quedó inconforme, parecía angustiado por algo inexplicable, tal vez tenía un presentimiento. Doblaron la siguiente esquina, se oía el **cri cri** de los grillos, el ruido de las alcantarillas nocturnas que goteaban agua envenenada de porquería, se escuchaban muchas cosas, todas sin importancia, pero amigas de la luna... fue ahí cuando comenzó todo.
El aire estaba frío y cargaba polvo, junto con hojas; ese viento se estrelló en la nunca del joven Toshiro, pero no, ¡No era sólo un soplido!, lo que él sentía era algo sólido apuntar a su cuello, algo más frío y sombrío que el viento, algo que emitía un sonido disparejo, horrible... al tacto descubrió, que era un arma la que tocaba a su cuerpo.
Lo detuvieron a la fuerza y soltó la mano de su padrastro Takaishi, le jalaron el cabello y lo hicieron gritar, aunque tenuemente.
Takeru volteó inmediatamente junto con su hijo, y observaron cómo un hombre ya anciano, amenazaba de muerte a su hijastro, ¡Qué va!, a su hijo (al menos de corazón).
- ¡Toshiro! - gritó Seiyuro, bastante impresionado, intentó correr para ayudarlo, pero su papá lo sostuvo, impidiéndole seguir.
- Takeru Takaishi... ¡Te voy a matar! - avisó el asesino, con voz chillona y maligna, apretando con fuerza a su pequeña víctima.
TK respiró con trabajo, estaba asustado y nervioso; sacó de su traje todas su pertenencias y las arrojó al suelo.
- Es... todo lo que traigo - dijo tratando de verse sereno, ¡Debía proteger a los chicos!. "No entiendo" pensó "¿Cómo es que sabe mi nombre?"
- ¡Sabes que eso no quiero, te necesito a ti!
- Te daré lo que gustes - replicó el escritor Takaishi, con una confusión angustiante - pero suelta al niño, por favor, él no tiene que ver en esto.
- ¡Cállate, o también lo mato!
- ¡Papá, haz algo, van a matar a Toshi! - exclamó Sei, totalmente horrorizado - Te-ten-go miedo.
- Nadie va a matar a nadie, hijo - trató de calmar Takeru, dando un paso al frente.
- ¡Alto!, no te acerques sin avisar, o lo mato, juro que lo aniquilo - avisó el enemigo.
Toshiro estaba paralizado y sin capacidad de hablar, su piel perdía cada vez más color, y sus ojos lloraban sin parpadear.
- Lo has dicho, me quieres a mí, deja a mi niño en paz... mira, hagamos un intercambio.
- ¡No, papá! - rogó Seiyuro - ¡Nos va a matar de cualquier manera!
- Sei, tranquilízate -ordenó TK , luego volteó hacia el hombre - Y bien, ¿Qué dices?
- De acuerdo, después de todo, el que debe de morir eres tú, como lo hizo tu estúpido ángel esperanzado.
"¿Ángel esperanzado?, ¿Mi ángel?, ¿Acaso tengo yo uno?, ¿Quién es este sujeto que dice tantas cosas sobre mí?"
- Primero deja al niño, si no lo haces, no iré hacia ti.
- ¡No pongas condiciones, esperanzado!, que puedo matarte desde lejos, y así, hacer brillar una doceava parte de las tinieblas.
El viejo de pelo gris y ojeras verdes, soltó a Toshiro, que se desvaneció en el acto.
- ¡Toshi! - dijo Sei, cada vez más paranoico - ¡No te desmayes!
Takeru comenzó a avanzar.
- Escucha, no sé quien seas, entiendo que puedes matarme, pero, por favor, deja a los niños huir, me quieres a mí, no a ellos.
- Como gustes, la vida de esos chiquillos no me interesa.
El rubio Takaishi se hincó ante su hijo Seiyuro, le acarició la cabellera dorada y le ordenó cariñosamente:
- Coge a Toshi y vete.
- No, no me iré.
- No va a pasarme nada.
- ¡No digas mentiras!, ¡Te van a matar!
- Me harás caso y cuidarás a la familia, ¿Comprendes?, saca a Toshiro de aquí, ¡Obedece, Seiyuro! .
El niño asintió inconforme, su padre lo besó en la frente. Pero la paciencia del asesino se agotaba, y para asustarlos, hizo disparar su láser diabólico.
- ¡Apúrense!
- Ya... ya voy - respondió TK, poniéndose de pie, no pensaba en que estaba por morir, mucho menos analizaba que nunca más volvería ver a Kari; mejor actuaba sin reflexionar - Los niños se irán, no les hagas daño.
El hombre agarró a Takeru bruscamente, dieron media vuelta y comenzaron a alejarse. Sei los miraba, estaban despareciendo, el pánico lo emborrachaba de impotencia, ¿Qué clase de hijo era él?, ¡Estaba abandonando a su padre!, no pudo contra esos sentimientos, no pudo permitir que lo mataran, ¡No sería algo digno de un Takaishi!
Se armó de valor milagrosamente y se puso a correr sin importarle su vida, iba a rescatar a su padre... tenía la impresión de haberlo hecho antes. Todo fue muy rápido, y los adultos no cayeron en cuenta del ataque de Sei.
El vástago de TK saltó hacia el tipo, encaramándose en su espalda.
- ¡Perdóname Papá, voy a desobedecer! - gritó seguro de sacrificarse, seguro de ser un hijo digno.
El maleante trató de quitarse al niño, y mientras eso ocurría, el creativo de Sei, le robó el láser que llevaba como arma.
"Lo tengo" se dijo, mostrando la primera sonrisa de esos escalofriantes minutos. Se soltó y rodó en el suelo, inmediatamente se puso de pie, y con las manos temblorosas, apuntó al blanco.
- ¡No te vuelvas a meter con mi padre! - imperó furioso, el miedo ahora era ira.
- ¡Sei! - exclamó Takeru, sonriendo con orgullo, admirado totalmente del acto heroico de su hijo.
- ¡Mocoso!, suelta eso, tú no te atreves a matarme.
- ¡Claro que sí!, te voy a matar.
Takeru se alejó de agresor, caminó hacia Seiyuro.
- Hijo, dame el láser - pidió.
- No, papá. Antes, lo voy a matar - agregó Sei, con una luz rencorosa... Seiyuro estaba convencido de asesinar.
- ¡Suéltala, Sei! ¡Esa no es la solución!
- Ya dije que lo voy a matar, papá - dijo traumatizado, haciendo temblar al mal - ¡Vaya!, ahora tiemblas - le dijo al ojeroso y gordo anciano - pero antes, no te tocaste el corazón al sentir estremecerse a Toshi, a mi hermano del alma... no dudaste un segundo en matar a mi padre, por eso, yo no dudaré en acabar contigo y en masacrar a tus asquerosas tinieblas.
- Sei, te desconozco - replicó TK, tratando de quitarle el láser, el niño le huyó, no dejaba de apuntar con crudeza.
- Perdón, papá, pero debe pagar.
Toshiro recuperó el sentido, se sentó confundido y observó la situación: su mejor amigo estaba a punto de volverse un asesino.
Vio que el viejo estaba a su costado derecho, pero no sólo tiritaba del miedo, algo material se desprendía de él y Toshi lo estaba viendo, muy asombrado, porque lo que salía de ese hombre, era maligno y poderoso, lo sentía en su sangre.
Unos raros datos salieron del gordo y viejo humano, luego se volvieron mariposas multicolores y fugaces que desparecieron con el ambiente.
- Sei. No lo mates, la maldad que tenía se ha ido - informó Toshiro - Las mariposas malignas se fueron de él, ¡Lo juro!... estoy seguro de que su ataque acabó.
Y era verdad, Seiyuro adelgazó su ira y soltó el láser, su coraje maniático había desaparecido extrañamente. Entonces, el antiguo poseído cayó al suelo inconsciente... la voz tranquila e informativa de Toshiro, había hecho que Sei entrara a la realidad.
- ¡Dios!, ¿Qué iba a hacer?, ¡Lo iba a matar! - se lamentó Sei Takaishi, llorando con histeria
TK lo abrazó.
- NO ibas a hacer nada, Sei - aseguró el padre, serenando a su hijo.
Toshi volteó al cielo negro, "¿A dónde se fueron esas mariposas?, ¿Por qué lo malo de ese hombre despareció?". Se acercó al anciano, y entre sus cosas, encontró una identificación: Sasuke Toriyama, director del periódico Odaiba.
- Toshi, deja eso ahí, nos vamos a casa - le dijo Takeru.
- De acuerdo.
--(Fin del a Retrospección)--
Era por eso que Seiyuro Takaishi maldecía esos recuerdos. No pudo más, debía hacer algo para deslindarse del hecho, para desahogarse... se puso a escribir, tal como lo hacía su padre:
"Querido diario:
Definitivamente no fue un asalto, y no es que quiera darle emoción a mi vida, sólo sé que fue algo más.
Quiero hablar de mí, quiero exponer lo que siento. Ese fue el día en que aprendí a temerme a mí mismo, presencié una rara metamorfosis de miedo a ira, y ese enojo me hizo sostener un arma con determinación, ¡Casi tuve ansias de matar!.
Me tuve miedo, no lo niego, porque pude haber asesinado a ese hombre (El supuesto asaltante)... él quería acabar con la vida de mi padre, Takeru Takaishi, y eso no lo permitiré nunca.
¿Cómo me detuve?, ¡Rayos, no lo sé!, supongo que solté ese láser matador porque Toshiro me hizo entrar en razón, me habló de una maldad que se había ido, yo le creí, y mi fuerza se fue. ¿Su maldad?, todavía no termino de entender qué pasó... pero sí creo que algo se desprendió de ese sujeto.
Ese día recuperé a mi padre sin haberlo perdido, ese día fui un líder y un subordinado al mismo tiempo... pero ese día ¡Sólo ese día!, me hizo saber y comprender algo que no conozco, algo que intuye con el impreciso mañana, con los espíritus, y con las memorias lejanas."
- ¡Seiyuro!, ¿Qué estás haciendo?, recuerda que ya es hora de irnos - habló Hikari, la madre postiza del niño.
Seiyuro sonrió con simpatía y cerró el cuaderno en el que escribía.
- Ya voy, ya voy - excusó caminando hacia su madrastra con unos ojitos saltones, pillos y juguetones - ¿Qué no ves que estaba escribiendo?, papá dice que los artistas necesitan su espacio laboral.
- ¡Oh!, me doy cuenta entonces de que heredaste el **don de la importancia** - bromeó Kari, acariciándole el rostro con cariño - Los artistas siempre buscan darse importancia, ¿Lo sabías, hijito?
- ¡Ah, sí, es lo mejor de ser escritor!, mamá - respondió tartamudeando al decir "mamá", le costaba trabajo, y no es que Kari Yagami no fuera la candidata perfecta, era el simple hecho de sentirse infantil llamando madre a quien no lo era.
Ambos salieron de la habitación, afuera los esperaba el resto de la familia.
Takeru le hacía cariños a una hermosa bebé, que garabateaba su tierno cuerpecito, agradeciendo los cariños de su protector y buen padre; el hombre hacía gestos y jugaba a ocultarse detrás de su gorra, haciendo apariciones fugaces, de modo que bebé Min, sonreía soltando babita y moviendo sus ojitos emocionados y castaños (algo rojizos, como los de Kari). Más atrás un chico de tez clara y cabello avellana, disfrutaba el espectáculo; no era expresivo como TK y Min, para nada, era más bien "reservado", vestía un uniforme de fútbol soccer, con el número siete en la espalda.
- ¡Vaya!, se estaban tardando mucho - dijo Takeru, besando a su esposa Hikari.
- Lo que pasa es que el **artista** estaba muy concentrado, y tuve que interrumpirlo - replicó Kari, refiriéndose a Seiyuro, quien sonrió en el acto y alzó las manos en forma fanfarrona, como agradeciendo al público.
- ¡En esta casa no me dan mi espacio! - bromeó, quitándose la sudadera que tapaba su uniforme de portero, que llevaba pintado el número uno - Pero bueno, ya estamos listos para patear traseros y balones, ¿No, Toshiro?
El nombrado asintió con paciencia, como diciendo "Sí, Seiyuro, pero tranquilízate". Era posible que al primogénito de Hikari no le entusiasmara o apasionara el fútbol... sin embargo, había tenido que entrar al equipo por una apuesta perdida con el hijo de Daisuke.
- Bueno familia, se nos hace tarde para el partido, Davis ya me habló y quiere a todos en la cancha para calentar - avisó Takeru.
- ¡Ese tío Daisuke!, es tan exigente que ni parece el de siempre - se quejó Sei, tomando la delantera.
- Es que así debe ser un entrenador - completó Toshiro S. Yagami, siguiendo a su hermanastro.
El nuevo matrimonio siguió a sus vástagos, cargando también con ellos a Minagawa Takaishi, su nueva adquisición, ¡Es decir!, su nuevo tesoro.
- ¿Oíste, Min-chan?, iremos a ver a tus hermanos patear traseros - animó Tk.
- ¡Tk!, no le digas eso a la niña - corrigió Kari, también riendo - lo que quiso decir papá, es que vamos a verlos patear balones, preciosa.
Para aquel entonces, y después de muchos años de esconder su amor (por una razón desconocida), Kari y Tk se habían casado; cada quien tenía ya una vida y un hijo /que por obra de la casualidad, eran de la misma edad/; lo que hicieron fue fusionar sus vidas, y crear una familia, que ahora tenía un nuevo integrante.
--*--*--
- ¡No! - gritó la niña, con ojos inyectados de pánico, frustración y temor - ¡No sé me acerque, por favor!, ¡No me inyecte! - rogó, esta vez negando con su confundida cabecita, moviendo sus ojos como si estuviera en el lugar más terrible del mundo.
- Está bien, pequeña, no te haremos nada - comentó la enfermera, alejándose de la habitación, dejando a la niña con una irritación notable; la chica alzó su mirada al techo y dejó salir las lágrimas reprimidas, con su mano derecha retiró el rojizo cabello que se empapaba de llanto y estorbaba a su vista; entonces, se oyó su voz, tenue y discreta, en forma de susurro "No lo permitiré, no sufriré por causas ajenas a mí" .
Sabía de antemano que iban a llamar a su doctor, y ella, bien educada por su papá, no iba a poder mostrarse grosera.
Se dedicó a matar el tiempo con ideas sin fundamento, mezcló sus pensamientos con el frío y blanco sitio, con ese cuarto de hospital tenebroso... la pequeña Izumi terminó ideando /sin querer queriendo/ un tétrico cuento de terror.
**DOCTOR KIDO, SE LE SOLICITA EN EL ÁREA "C" DE ESTUDIOS... DR. JOE KIDO, ES URGENTE SU PRESENCIA EN EL ÁREA "C" DE ESTUDIOS CLÍNICOS**
"¿Por qué tienen que llamarlo a él?"
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Jyou Kido acomodó el moderno estetoscopio en su bata blanca de trabajo, se apresuró a obedecer el llamado, no sólo por cumplir su deber, si no porque sabía que la hija de su amigo Izzy Izumi estaba en esa sala.
- ¿Qué es lo que pasa? - indagó con exigencia a la enfermera, que se asustó de ver a su "jefe" tan alterado - ¿El estudio va mal?, ¿Osen se sintió débil?
- No, doctor, el estudio no lo hemos podido iniciar - resopló la enfermera, dando un paso hacia atrás.
- ¿Se puede saber por qué?, la paciente necesita ser atendida de inmediato; su asma puede tomar un sentido distinto con la infancia avanzada y el inicio de la pubertad; necesitamos saber qué rumbo sigue su problema.
- Sí, lo sé, Dr. Kido, pero la niña no pone de su parte, no me ha dejado ni tocarla; me acerco y grita, como si yo fuera una bruja... y como usted la conoce, no me he atrevido a obligarla.
- Enfermera Tendo, ¿Estamos hablando de la misma niña?, normalmente es muy dócil.
- Osen Izumi, 10 años - respondió Tendo - Sí, es la misma, le he hecho el estudio con anterioridad, y sé que es muy tranquila, por eso no quise obligarla, pero ya llevamos 10 minutos perdidos.
- Ya veo... bueno, hablaré con ella - informó Joe - usted vaya con el paciente Okamoto, de la sala 3324, inyéctele la sustancia X11.
- Como diga, doctor.
El médico entró y observó a su sobrinita, él había atendido a la hija de su amigo Koushiro desde bebé, la pequeña tenía problemas respiratorios.
La pelirroja Izumi levantó sus negros ojos y los estancó en los de su doctor, los traía irritados y colorados, mientras que su cuerpecito temblaba notablemente.
- Osen, ¿Te pasa algo? - preguntó al verla tan mal, tan temerosa, parecía que la niña tenía un trauma horrible.
Izumi bajó de la camilla y corrió hacia Joe, al llegar a él, lo abrazó como suplicando, dejando salir sus lágrimas: sinceras y continuas.
- Por favor... ¡Por favor, Tío Joe!, no permitas que me hagan algo. Hoy no, por favor, hoy no... ¿Por qué me hacen esto?, te juro que me he tomado la medicina, ¡No he perdido mi inhalador!, yo ya estoy bien, muy bien, maravillosamente bien... por favor, no permitas que sufra, hoy no...
Por supuesto que Joe se conmovió, no esperaba este drama. Osen normalmente era una niña reservada, como Koushiro.
- Ya, tranquila, ¿Por qué te pones así, linda?. Recuerda que este estudio es anual, no te haremos nada que no te hayamos hecho antes, así que no llores, Osen, ¿De acuerdo?
- Es que... duele mucho.
- Dime, ¿Es por eso que no quieres hacerte el estudio?
- Yo estoy dispuesta a sufrir lo que mi cuerpo produzca - dijo casi con acento filosófico - pero ya no soportaré que las personas me causen el dolor... y en este estudio, ustedes me causarán sufrimiento.
- ¿Eh? - se extrañó Kido, analizando cada una de las palabras de Osen.
- ¿Verdad que respetarán mi decisión?, ¡Oh, por favor, juro que seré una niña buena!
- Osen, desgraciadamente yo no puedo decidir, tendré que hablar con tu padre y con Mimi... mientras tanto, tranquilízate, no quiero pedirle a la enfermera que te administre un calmante, sé que eres una niña muy valiente.
La niña se alejó de Jyou algo decepcionada, se subió con lentitud a la camilla, y se abrazó a sí misma, utilizando para cubrirse, una de esas batas para pacientes.
"Ahora sí que no entiendo" aseguró el más viejo de los elegidos, saliendo a la sala de esperas, esperando encontrar a su amigo Izzy, junto con su esposa Mimi y el hijo de ésta (Ben).
Los vio desde lejos, sentados en una esquina de la sala. El Ing. Izumi estaba callado, revisando ciertos datos en su computadora portátil. Mimi Tachikawa (apellido de soltera) obligaba a su hijo Benjamín a sobar la enorme barriga que ocultaba a un bebé, que sería el fruto de otro recién fundado matrimonio.
- Mamá... Izzy - avisó Ben. Su padrastro /impuesto ya a no ignorar/ levantó la vista. Mimi miró intrigada a su hijito - Es que ahí viene tío Joe, debe traer noticias de la cerebrito.
Koushiro hizo desaparecer su aparato computacional con un botón, la laptop pareció adentrarse a un extraño brazalete violeta que traía puesto Izumi en su brazo izquierdo. El hombre pelirrojo se levantó con nervios y avanzó hacia su médico amigo.
- ¿Está todo bien, Joe? - cuestionó asustado, si Kido estaba ahí, era porque algo había salido mal - ¿Se complicó el estudio de mi hija?, ¿Ella se puso mal?, ¡Por favor, dime!
- Osen está bien - respondió Joe con voz lenta - sólo que...
- Sólo que qué - interrumpió Mimi, el pequeño Ben puso más atención.
- Ni siquiera ha iniciado el estudio - informó.
- ¿Por qué? - indagó el hermanastro de Osen.
- Bueno, la niña está muy angustiada por algo, no ha dejado que la toquen, no quiere que le hagan el estudio, dijo algo extraño: que no permitiría que le causaran dolor ajeno.
- ¿En verdad?, ¿Estamos hablando de nuestra niña?, ¿No será que las enfermeras locas la han tratado mal? - preguntó Mimi media extrañada - Joe, sabes que Osen es un angelito calmado, y...
- Mimi, no hay porqué echarle la culpa a los demás - replicó el esposo - lo que sí me preocupa es el porqué no quiere se intervenida, habrá que obligarla.
- Aconsejo que hablen con ella - agregó Joe - De verdad la veo muy mal; nunca antes la vi tan afectada y nerviosa.
- ¡Vaya con la cerebrito!, se está rebelando - opinó Ben.
- ¡A callar, Benji! - regañó su madre - Seguro y has influido tú en eso, le pones el ejemplo con tus rebeldías.
- ¡Hey, no me culpen a mí!
- Iré a hablar con ella - avisó Izzy, y comenzó a avanzar hacia el área C de estudios clínicos.
- Voy contigo - dijo Mimi - Y, Ben, pórtate bien.
- Me portaré como siempre - respondió el Principito Tachikawa - y no corras con esa panzota, te vas a caer.
El matrimonio Izumi desapareció de la sala de espera. Entonces Joe Kido saludó a su sobrinito postizo.
- ¡Hola, Ben!, veo que saliendo del hospital, irás a jugar soccer - el niño de ojos miel y rostro rosa suspiró desganado, observando el número trece de su uniforme.
- Para mi desgracia, sí - anunció con pesar - la verdad es que prefiero no ser titular y estar en la banca; pero hoy tengo mala suerte y tendré que jugar.
- Oh, ya veo, me saludas a mi hijo.
- Pero Doguen no juega fútbol
- Ya lo sé, pero será uno de los comentaristas de juego - entonces recordó a su esposa - lo bueno es que Jun le tomará video y podré verlo hablar.
- ¿Ah, sí?
- Sí, bueno, me voy al trabajo.
--
Osen Izumi esperaba la entrada de su padre a la habitación, por primera vez en mucho tiempo tendría que enfrentarlo, pero no iba a ceder, ni siquiera con él.
Observó cómo la puerta se abrió, Izzy entró inmediatamente después de que la metálica entrada le dio el pase, caminó hacia su vástago. Mimi se recargó en la entrada, venía tras su marido.
- Osén...
La niña lo miró con sus enormes ojos oscuros y angustiados, era como si alguien estuviera apuntándole con una pistola.
- Perdón, papá - dijo sin acercarse a él, suplicando de lejos - es que no quiero, no puedo, ¡no soportaría!
- ¿Qué es lo que no soportarías, hija? - cuestionó el padre, cruzando los brazos, esperando una respuesta - dame una razón coherente que explique tu actitud.
- Es que... me da miedo que me causen dolor, porque no dependerá de mí.
- Hija, sabes que todo esto es por tu bien - explicó Koushiro.
- Tú no me entiendes, ¡Me harán sufrir!, y no será algo que yo ocasione o produzca... me van a meter esos tubos por la tráquea hasta los pulmones, se me raspará la laringe y garganta... ¡Y no me podrán poner anestésicos, porque debo estar consciente!... y nada más es el comienzo - comunicó en queja, sin censurar su llanto sufrido - hoy no me hagan eso, no lo permitas, papá.
- Postergar las cosas no es la solución, Osen - replicó Izzy, conmovido a más no poder.
"mmm, ¿Por qué precisamente **Hoy** no?" pensó Mimi, avanzó hacia su hijastra y con una sonrisa le dijo en voz baja:
- A los 10 años más o menos, empieza la adolescencia, ¿No habrás vivido uno de esos cambios secundarios?, es decir, los caracteres sexuales secundarios suelen apare...
- ¡No, nada de eso! - aclaró Osen, con los ojos al doble de grandes.
- Oye, no es algo malo, no hay porqué avergonzarse.
- ¡Pero es que no se trata de nada de eso! - exclamó tapándose la cara con manos sudorosas.
Koushiro se sintió impotente, no podía obligar a su hija a nada estando la pequeña en ese estado tan alterado. Abrió sus masculinos brazos y Osen se dejó papachar en ellos.
- De acuerdo, hoy no te harán nada, pero no llores más.
- ¡Gracias!... y perdón, yo no quería decepcionarte, ¡es que tengo miedo!
- Eso sí, no te libras del estudio médico otro día, ¿Entendido?
- Está bien... como digan, ¡gracias, gracias, papás! - exclamó agradecida; Mimi secó su llanto con un pañuelo.
- Osen-chan, ¡arriba esos ánimos!; vayamos al partido de fútbol de los niños; muero por ver mi Benji jugar.
"Yo muero de ganas por verlo sudar" pensó Izzy, imaginando con una sonrisa las quejas de su hijastro de 11 años. Osen debió pensar algo parecido, también mostró una débil sonrisa.
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Padre e hijo estaban sentados; sus traseros descansaban en sillas de cuero color café oscuro, el niño cambiaba constantemente de posición, llevaba puesto un short verdoso que provocaba que parte de su pierna chocara con la silla, ese contacto lo hacía sudar, estaba incómodo.
Tenía la piel morena y los ojos como cáscaras de coco. Movía sus cejas en son de reclamo y parecía renegar en silencio, haciendo graciosos ademanes con sus manos.
El adulto, que era su padre, se le parecía mucho, estaba serio y claramente se veía que le costaba trabajo estar callado (invertía su tiempo observando la loca cabellera desparpajada de su hijo) .
Había más personas en ese local, incluso, una secretaria /que atendía el sitio/ adornaba con su escritorio el centro del lugar, parecía un florero en la mesa.
- Señor Yagami; es su turno - avisó dando a conocer su voz - la Doctora Takashima lo espera.
- Eh, muchas gracias - contestó el elegante, pero simpático hombre, que como ustedes saben, lleva el nombre de Taichi.
Se levantó ágilmente y bostezó como si acabara de despertar, haciendo el clásico movimiento de manos /propio de los perezosos/; tenía razón al haber engendrado sueño en un lugar tan aburrido, esperar siempre es tedioso, y a veces, la cabeza toca el tambor (bueno, me refiero a que surgen los dolores de cabeza). Al menos sabía que valía la pena, quería ayudar a su hijito.
- ¡Vamos, Taiki!, no me hagas quedar mal, le dije a la doctora que eras simpático- le dijo a su vástago.
- Papá, sabes muy bien lo que pasa, digo, acepto que me traigas con un psicólogo, pero ¿Por qué hoy?, ¡Yo quería jugar mi partido! .
- No es mi culpa que cambiaran la fecha de tu partido de fútbol, ante todo ya teníamos el compromiso aquí, hay que ser responsables.
- ¡Ya me lo dijiste! - replicó enojado.
- Por eso mismo, quita esa cara, nada ganas siendo huraño.
Agarró la mano de su hijo y entró al consultorio de la psicóloga. La habitación era amplia, mucha luz entraba por los altos ventanales que eran casi la única decoración del sitio. Taik buscó el clásico silloncito donde es común recostar a los pacientes, lo halló en una esquina, sintió curiosidad por sentarse ahí y hablar de su vida; por otra parte, seguía molesto por no asistir a su partido de fútbol, le preocupaba ser suplido por Ben o cualquier otro jugador malo.
Una mujer de piel pálida y ojos grises los saludó cordialmente, se acercó y les dio la mano.
- ¡Hola, bienvenidos! - sonrió con jovialidad - ¿Cómo estás Taiki?, me da mucho gusto conocerte, tu papá me ha hablado mucho de ti.
- Eso es de suponerse - replicó Taiki, con voz seca, mostrando claramente que estaba incómodo.
- Hijo, no seas grosero - regañó Tai, suspirando con resignación - Discúlpelo, Dra. Takashima, Taiki no está teniendo un buen día.
- ¡Bah!, no se preocupe, Señor Yagami. Taiki puede decir lo que guste.
- Doctora, papá tiene razón - se disculpó el niño Yagami - no debí ser grosero, lo siento.
- Bueno, disculpa aceptada - agregó sonriendo de nueva cuenta - Oye, Taik, ¿Te puedo decir así?
- Claro, Así me dicen muchas veces. Me dijeran Tai, pero como a papá le dicen así, me llaman Taik - al niño se simpatizaba esa señora, sin duda alguna.
- Bueno, **Taik**, ¿Puedes esperarme aquí?, quiero platicar un poco con tu papá.
- De acuerdo, doctora.
- Si yo puedo decirte Taik, tú puedes llamarme Kaoru
Tanto Tai, como Kaoru Takashima, se retiraron de la habitación. Taiki trató de espiarlos, pero no se oía nada de lo que hablaban; entonces, cuando vio que regresaban, corrió hacia el ventanal del lado derecho y se hizo el despistado.
La doctora entró al consultorio, Taichi no.
- Ya regresé, Taik.
- Ah, hola, jeje ... - saludó - ¿Qué habló con mi papá?
- Siendo sincera, varias cosas. Ven Taiki, siéntate.
El niño obedeció.
- ¿Por qué crees que estás aquí?
- Yo... creo que porque papá piensa que estoy mal.
- ¿Por qué creería eso tu padre?
- Porque tengo pesadillas, acerca de mi madre.
- ¿De tu madre?
- Papá no recuerda haberme dicho lo que fue de mi mamá; yo sí lo sé, pero él quiere engañarme... realmente no quiero hablar de eso, ¿Cuánto tiempo tengo que estar aquí?
- Entonces, te sientes incómodo.
- No sé.
- Eso porque quieres jugar tu partido, ¿verdad?, me lo dijo tu papá.
- Bueno, sí... pero papá dice que las responsabilidades son primero.
- ¿Y tiene razón?
- Sí... por lo visto, le gusta preguntar, ya parece Osen o tío Izzy.
- Bueno, sí, soy muy curiosa - replicó la dama - estaba pensando en que me agradecerías suspender la sesión, así podrías ir a tu partido... de esa manera estarías más contento, al finalizar el fútbol volverías conmigo, a la cita.
- ¡¿Bromea?!, ¿Usted haría eso por mí?
- Claro que lo haría, Taik, ¿Qué opinas?
- ¡Me parece genial! - gritó el chico, más feliz que nunca - ¡Muchas gracias!
- De nada.
- Oiga, Señorita Kaoru, ¿No podría usted venir?
- Háblame de TU
- De acuerdo... ¿Te gustaría ir a mi partido?, ¡Sería un honor!, yo soy muy bueno cuando juego con Kyo Motomiya.
- Gracias por la invitación - agregó Takashima - eres mi último paciente del día, así que con gusto asistiré.
- ¡Viva!, iré a decirle a papá.
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Fin de capítulo primero.
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NOTAS de LA autora: ¡Por fin comencé esta secuela!, la tenía pensada desde antes de finalizar Fusión Prohibida. Creo que no fue un mal comienzo, admito que estuvo largo y medio drástico, pero ya me conocen, aún así, espero censurarme un poco con la extensión, no quiero hartarlos. Esta obra será más "fuerte", por así decirlo, que la primera, la trama estará mucho más complicada y espero no hacerme bolas. Ojalá les haya gustado, el próximo capítulo estará menos "oscuro" y habrás más momentos cómicos, creo que se titulará: "Del fútbol al peligro", o algo así, siempre cambio los títulos n_n. El primer capítulo se llamó "La maldad que se fue", por lo que sucedió en el supuesto **asalto**.
Este fic está dedicado, con mucho cariño, a todas aquellas personas que me hicieron el favor de leer Fusión Prohibida, a todos los que me animaron a seguir y a escribir, ¡Gracias a ustedes!, espero no decepcionarlos con este nuevo proyecto... de cualquier modo ya saben que estoy abierta a cualquier duda, comentario, sugerencia, queja y ayuda, todo eso a mi correo: [email protected] .
Espero un review para que ayuden a mi autoestima, jeje.
Aclaración: Si se fijaron, desde este primer capítulo, he hecho aparecer ciertos traumas en los hijos de los elegidos que se derivan de "Fusión Prohibida", más adelante se irán explicando mejor. Sé que no aparecieron todos los personajes, pero creo que lanzarlos al mismo tiempo sería un error, sean pacientes.
¡Gracias por leer!, hasta pronto.