Capítulo 11 : Una nueva esperanza.

La media noche, dos días después de los acontecimientos sucedidos en las Montañas Nebulosas , sorprendió a los miembros "desaparecidos" de Fairy Tail abordando un discreto barco amarrado en el recodo más apartado del puerto de Hargeon, la gran ciudad marítima de Fiore. Los demás miembros del gremio, que no iban a emprender el viaje de exilio hacia la isla Tenrou, preciado santuario del gremio, se habían despedido ya de sus compañeros y amigos, en medio de innumerables abrazos, buenos deseos, y algún que otro llanto. También se habían marchado Lyon Bastia y Sherry Blendy, en busca de su propio destino, ya que, como habían dicho al maestro Makarov con buen criterio cuando este quiso grabarles el tatuaje de su propio gremio, jamás iban a renegar del gremio que con tanta generosidad los había acogido, Lamia Scale, para formar parte de ningún otro, por mucho que este fuera Fairy Tail, al que pertenecían también por sentimientos.

El maestro, anticipando ya aquella reacción de la pareja y de acuerdo con Jura Nekis, tenía un plan concebido especialmente para ambos; les había buscado un nuevo hogar en una zona casi despoblaba de Earthland, y muy alejada también de la magia, para que se ganasen la vida del modo más desapercibido posible y bajo una nueva identidad. La pareja, inmensamente agradecida, se despidió de todos con alegría y buenos deseos en su corazón, jurando que jamás traicionarían el secreto que todos ellos compartían.

"Jellal sabe cómo pilotarlo a través de la magia" – había asegurado también Makarov, antes de marcharse, mirando al aludido con una pícara sonrisa. Y Fernandes había asentido sin decir palabra, aunque se hacía cruces sobre cómo aquel menudo y diminuto hombre sabía algo que creía jamás haber confesado a nadie: que podía usar la magia para hacer navegar cualquier barco sin problemas, hacia donde quisiera y como deseara. Esa era una de las muchas bazas que el chico guardaba en la manga.

- Ya no queda nadie más que yo, que deba marcharse, - Loke dijo a Lucy mientras se detenía al pie de la pasarela que iba a conducir a todos a la cubierta del barco dispuesto sólo para ellos, y la tomó de la mano con ternura.

Por un momento, ella lo miró con mezcla de sorpresa y desacuerdo, pero pronto asintió, dándose cuenta de que el lugar de él no estaba junto a ellos; al menos no de un modo permanente.

- Siempre acudiré cuando me necesites; siempre – le aseguró, besando con reverencia la mano de la mujer que tanto había aprendido a querer.

Las lágrimas afloraron a los ojos de Lucy, quien lo abrazó con fuerza.

- ¿No me invitarás a tu boda? – le preguntó entre sollozos, con una sonrisa.

- Por supuesto; ve preparando Tenrou para la ceremonia – él respondió con una amplia sonrisa.

A lo que Lucy amplió la suya, emocionada.

- Cuídala, hermano – Loke pidió a Natsu, cuando el chico se detuvo junto a ellos para estrechar la mano del espíritu estelar.

- Gracias por velar siempre por ella – el dragonslayer respondió, a cambio.

- Siempre lo haremos, ambos.

Natsu asintió con una sonrisa, conforme.

- Despedidme de los demás; cuanto menos tiempo estemos parados aquí, mejor.

Y con un último saludo de la mano, Loke desapareció.

Días después, en una conversación entre Lucy y Natsu, ya definitivamente instalados en la isla de Tenrou, la chica dijo al dragonslayer:

- Hubo un momento en que creí que intentarías pelear con Loke, pensando en que él está enamorado de mí, cuando no es así – ella afirmó, sonriente.

- Oh, sí lo está – él objetó, sonriendo también.

- ¿Qué? – ella lo miró con ojos como platos por la sorpresa.

- Lo está, Lucy; Loke está enamorado de ti. La suerte para mí es que aún más está enamorado de Aries; por eso hace tiempo que decidió no pelear por ti, al menos no de ese modo. Y tú estás locamente enamorada de mí, ¿no? – continuó alegremente.

- ¿En serio lo crees?

- ¿No estás enamorada de mí? – él fingió sentirse sorprendido e indignado, habiendo mal interpretado su pregunta.

- ¡No, idiota! ¡Digo sí! ¡Claro que te quiero! ¡No me líes!

Él la rodeó con sus brazos, divertido.

- No lo creo, es evidente; siempre lo ha sido – afirmó, tras besarla en el cuello fugazmente, seductor.

Lucy guardó silencio, pensativa y tomó buena nota de aquello que acababa de aprender sobre el dragonslayer; jamás había creído que Natsu fuera tan observador e intuitivo; no cesaba de conocer rasgos en él jamás sospechados; y todos le encantaban. Después se dedicó a disfrutar de las maravillosas atenciones de su chico.

Pero aquella noche, tanto Lucy como Natsu, al igual que los demás, se apresuraron a abordar el barco sin ser vistos, rápidamente y con la mayor discreción posible; Jellal tomó el mando de la embarcación inmediatamente después de haberla abordado, y el viaje comenzó en la más absoluta oscuridad.

El maestro Makarov no había dejado nada al azar: el barco era lo suficientemente pequeño y viejo como para no llamar la atención en absoluto, pero lo suficientemente grande y recio como para albergar en él varios camarotes, donde todos ellos pudiesen guarecerse y descansar durante el largo viaje; y una bodega de carga, que Natsu sospechaba hallaría repleta hasta los topes de víveres y pertrechos suficientes para comenzar su nueva vida sin penalidades. Y según le había comentado el menudo y sabio hombre, también allí hallaría un sorprendente "regalo", que tan sólo él debía encargarse de hallar, antes de presentarlo a los demás.

Así que, intrigado hasta el último pelo de la cabeza, dado su temperamento excesivamente curioso, Natsu no pudo evitar separarse de los demás, prácticamente nada más abordar el barco, y escabullirse en busca de la bodega que custodiaba aquel enigma.

No tuvo que calentarse la cabeza para hallar unas viejas y astilladas escaleras de madera que conducían a la bodega del barco desde las cocinas – el barco también estaba provisto de una pequeña sala de cocinas, Natsu se maravilló – y la bajó no sin antes echar una última mirada atrás, con prudencia; estaba solo, más que solo, abandonado.

Sonrió para sí, como un niño que está apunto de cometer una trastada, cuando alcanzó la única puerta a la que conducían dichas escaleras. "La bodega, sin duda". Asió la puerta con cuidado, temiendo que la herrumbre y el desgaste por el desuso al que todo el barco parecía haber sido sometido durante años lograsen arrancar un estridente ruido si la abría; movió la manivela un milímetro, apenas otro… hasta cerciorarse de que ningún ruido saldría de ella, y acabó abriendo la puerta de un fuerte tirón, harto de tanta cautela.

Tuvo que acostumbrar su vista a la penumbra dominante de una sala grande y diáfana, pero pronto su vista se adaptó lo suficiente a ella como para dislumbrar cajas y cajas apiladas unas sobre otras; nada que no hubiese esperado. Así que entró en el gran cuarto y caminó hasta el fondo, mientras observaba todo a su alrededor; creía que ya no hallaría nada "especial" en ella, cuando un leve movimiento lo alertó: en lo más hondo de la habitación, algo se agitaba sin parar, una figura humana, al parecer, atada de pies y manos, y con algo obstaculizándole la boca, según le pareció observar.

El dragonslayer se apresuró a alcanzarla de dos zancadas, excitado por el increíble hallazgo, y al hacerlo no pudo más que sorprenderse:

- Menudo regalito – dijo más para sí que para el hombre que había clavado los ojos en él, sin dejar de moverse en un vano intento de liberarse de sus ataduras. - ¿Qué se supone que vamos a hacer contigo?

Inusitadamente serio y pensativo, algo extrañísimo en él, hizo caso omiso de aquel hombre y regresó por donde había venido; eso sí, asegurándose de cerrar la puerta a cal y canto y de atrancarla después, para que el otro, si lograba liberarse, algo que él dudaba totalmente, jamás pudiera salir de aquella habitación.

Al alcanzar de nuevo la cubierta, una nueva sorpresa lo alcanzó en medio de la noche; él había esperado que cada cual eligiese un camarote donde dejarse caer como un peso muerto con el fin de quitarse de encima todo el cansancio que habían acumulado durante aquellos convulsos días. En cambio, la totalidad de sus compañeros, incluido Jellal, quien seguramente había hallado un modo de dirigir el barco sin tener que comandarlo directamente, se hallaban reunidos en ella.

Cuando él se les unió, quiso comunicarles aquello tan importante que tenía que decirles, pero una dura y reprobadora mirada de Erza lo silenció por completo. No sabía qué demonios se estaba debatiendo allí, así que decidió escuchar y enterarse del asunto; y nada más terminar la reunión, ya se encargaría del otro problema.

- Natsu debe ser nuestro guía espiritual – Gray afirmó, muy serio, mientras fijaba su vista en el recién llegado quien, a su vez, lo observó con los ojos como platos, sin dar crédito a sus oídos.

"¿De qué demonios iba todo aquello?" – el dragonslayer de fuego no pudo evitar preguntarse.

Todos los demás giraron la vista hacia él, observándolo con sorpresa, pero Natsu, con la alegría que lo caracterizaba y una vez repuesto del infinito desconcierto que las palabras de Gray habían provocado en él, sonrió con picardía, tomándolas a broma.

- Eso, eso… Yo seré el líder espirituoso; soy capaz de destilar alcohol de todo tipo partiendo de unas cuantas plantas, nada más – dio un codazo a Happy, que se había situado a su lado nada más verlo, y con la otra mano hizo ademán de empinar el codo, cómicamente.

A lo que el exceed soltó una carcajada, contagiado por su alegría.

Sus compañeros no pudieron evitar reír también, aunque se escucharon varios suspiros por lo bajo, dando al chico por imposible.

- A eso me refiero – Gray continuó, sin embargo, sin una pizca de broma en su voz. - ¿Qué creéis que está haciendo el llamas podridas ahora mismo? Aún sin ser totalmente consciente de ello, o quizá siéndolo totalmente, él nos está animando, frente al temor a una nueva vida que nos aguarda en Tenrou, llena de incertidumbres, de problemas y de peligros, de soledad, porque quizá jamás volvamos a ver a todos aquellos a quienes dejamos atrás… pero también de esperanza; esa esperanza que tan sólo él es capaz de ver y de compartir, cuando los demás caminamos sumidos en la noche más negra.

- No sé si te has fijado, cabeza de hielo caducado, pero es que es de noche; y la luna no se ve por ningún lado – Natsu no pudo evitar hacerle notar con sorna, con una amplia sonrisa. - ¿De qué va todo esto? – preguntó después.

Aunque no obtuvo respuesta alguna, algo que empezó a olerle muy raro.

- Es cierto… Lucy se sumó al argumento de Gray, pensativa. – Esa idiotez que parece pegada a él como una segunda piel, no es más que una fachada, una pose que ya no le cuesta ningún esfuerzo adoptar de tanto que la ha usado, destinada a llevar alegría y esperanza a aquellos a quienes más quiere.

- ¡Eh! ¡Que estoy aquí! ¡No te pases, rubia! – Natsu reprendió a la chica, fingiendo estar ofendido. - ¡Mira que llamarme idiota en mi propia cara!

- Idiota premeditado, pero sí, eso mismo es lo que eres. Y por eso te quiero – ella añadió, a la vez que su rostro enrojecía por la vergüenza, mientras lo miraba.

Natsu le dirigió un pequeño gesto de asentimiento, con una mirada que nada tenía que ver con la idiotez, sino con la más pura inteligencia; pero no abandonó su pose alegre; como ella había intentado explicar, simplemente sentía que no se lo podía permitir.

- Él es sencillo, sin embargo; no le va eso de mandar, de planear, sino que vive la vida tal y como llega – Gageel objetó, mirando a Gray con un atisbo de duda. – Necesitamos a alguien que nos lidere desde este mismo momento; no podemos permitirnos comenzar una nueva vida sumidos en la mayor de las anarquías; no vamos a Tenrou para eso.

Natsu pasó su mirada del uno al otro, alucinado.

- Por eso considero que Erza debe liderarnos; pero Natsu debe guiarnos – Gray afirmó con convicción. - La autoridad que dan a Erza su fuerza y experiencia es evidente e indiscutible. No obstante, no sé si os habéis dado cuenta alguna vez, pero en los momentos difíciles que hemos pasado juntos, siempre ha sido él quien nos ha dado impulso y esperanza cuando ya no creíamos tenerlos, quien nos ha unido en una fuerza inquebrantable, tanto en los buenos momentos como en la adversidad, incluso quien nos ha hecho partirnos de la risa cuando la tristeza amenazaba con ahogarnos bajo su infinito peso. Es capaz de abrir caminos donde jamás los ha habido y nadie creía que pudiera haberlos jamás, y si su fuerza puede llegar a ser aterradora cuando se cabrea, mucho más llega a serlo su autoridad moral. Él no sirve para dar órdenes, sino para sostener con su férrea determinación a quien las da. Si en la sede de Fairy Tail el maestro Makarov es capaz de guiar al gremio tanto a través de su fuerza y capacidad como de su autoridad moral, debido a todos sus años de experiencia, nosotros somos mucho más jóvenes e inexpertos, pero en absoluto estamos desamparados; en Tenrou, Erza será la fuerza, y Natsu la guía espiritual.

- ¿La qué? ¿De qué demonios de autoridad moral estás hablando? – Natsu preguntó a su mejor amigo, totalmente pillado por sorpresa. - Pero aunque tuvieses razón, yo no quiero guiar a nadie, cabeza de hielo caducado – añadió, con burla. – Yo no sé cómo se hace eso; y menos si hay que guiarte a ti, para que luego vengas echándome la culpa de tus constantes metidas de pata.

- Gray tiene razón, Natsu – Erza se sumó a la opinión de su amigo y compañero. – Yo puedo comandaros en lo que quiera que hagamos, pero te necesito a ti para guiarnos cuando todo está perdido.

- ¡Joder! ¿Tan mal crees que nos va a ir? – el dragonslayer la miró con cara de reproche.

- Espero que no; pero que nos vaya bien o mal, no invalida lo que tú representas para nosotros.

El chico miró a Erza y a Gray, aún incrédulo, y luego borró aquella sonrisa descarada de su rostro.

- En serio, chicos, yo no soy quién para guiar a nadie.

- ¿Por qué no? – Levy objetó, inmiscuyéndose en la conversación. – Si lo haces a todas horas de un modo inconsciente, ¿por qué no hacerlo de forma premeditada?

- Porque lo que hago forma parte de lo que soy, de lo que siento; yo no pienso, Levy, sólo siento – él replicó, con una sonrisa.

- Sólo te estamos pidiendo que sientas por y para nosotros, Natsu, como siempre has hecho; y que de vez en cuando, nos des algún consejo – Jellal dijo al chico, conciliador.

- ¿Consejos yo? Creo que se os va la pelota, sinceramente.

- Que nos des tu punto de vista, pelmazo; no le des tantas vueltas – Gazile añadió, harto de tanta palabrería. – No creas que vas a poder hacer con nosotros lo que se te ponga en la punta de las narices.

Por un momento, Natsu permaneció pensativo; pero pronto recuperó su amplia sonrisa.

- Si eso es lo que queréis, allá vosotros. Pero sigue en pie lo de la guía espirituosa – guiñó un ojo al otro dragonslayer, con picardía.

- No diré que no a eso – el otro respondió, con una sonrisa descarada.

- Ni yo tampoco. Estamos exiliados, no muertos, por mucho que algunos lo crean – Gray se sumó al otro, mordaz.

- Oh, sí – Jellal se unió a ellos, contagiado por primera vez de su entusiasmo.

- Hombres teníais que ser… - Herza dijo con sarcasmo.

- Será que tú le has hecho ascos alguna vez a una buena cogorza – Natsu ofreció a la chica su más pícara sonrisa.

- No es borracha como una cuba como quiero empezar mi nueva vida – ella los amonestó a todos, con un ademán responsable.

- Menos mal que a ella le ha tocado la parte responsable y a mí la divertida – Natsu dijo a Gray por lo bajo, dándole un codazo de complicidad.

- No sé si voy a tener que arrepentirme de haber abierto la bocaza – Gray murmuró con fastidio. - ¿Estamos de acuerdo, entonces?

Todos los demás, excepto Natsu, asintieron por unanimidad.

- Perfecto, entonces: desde este mismo momento, Erza se convierte en nuestra jefa, y Natsu en nuestro más alto… consejero – el moreno anunció.

- Alucino pepinos, pero en fin… He encontrado en la bodega algo que tenéis que ver cuanto antes – el del pelo rosa cambió de conversación, resignado.

- ¿No puede esperar a mañana? – Erza quiso saber; en aquel momento, habría dado lo que fuera por un leve descanso, siquiera.

- Bueno… yo no lo dejaría para más de dentro de media hora, a lo sumo; no sea que cuando lleguéis abajo, ya no haya nada "interesante" que contemplar – el chico objetó, pensativo.

- Nos vemos en la bodega dentro de media hora, entonces – ella los emplazó a todos, dando su primera orden oficial.

- Yo voy a volver al puente – Jellal dijo, recuperando su normal solemnidad. – Sé que el rumbo que estamos siguiendo es el correcto, pero conecto mejor con el barco si es desde allí. Nos quedan dos días de camino, así que id pensando en la organización de las tareas, en qué parte de la isla queréis montar el campamento provisional y todas esas cosas.

- Yo te acompaño – Erza respondió.

Aunque sorprendido, pues esperaba que Erza se marchase al camarote que había elegido para descansar, Jellal dio la espalda a todos ellos y se encaminó al puente de mando del barco, en silencio, seguido por ella.

Los demás los vieron marcharse, preocupados.

- Jellal siente demasiada culpa por su pasado, y Erza demasiado rencor – Gray reflexionó en voz alta.

- Pero se quieren, y ahí está la clave de todo – Juvia afirmó, mientras tomaba del brazo al moreno y se abrazaba a su cuerpo, con una sonrisa serena.

Él le dirigió una mirada de adoración y asintió.

- Debes descansar, aunque sea por media hora – le dijo, preocupado por ella. – Y voy a ocuparme de que así sea.

Cogió a la chica por una mano y tiró de ella hacia los camarotes.

Levy se acercó a Gazile y antes de que ella pudiera abrir la boca siquiera, el dragonslayer protestó:

- No se te ocurra decirme que tengo que descansar – él rezongó, molesto.

- ¿Y por qué iba a decirte yo eso? Ya te apañarás con lo que tienes que hacer y lo que no. Tan sólo iba a decirte que te ha tocado hacer el primer turno de vigilancia – ella respondió, con una sonrisa adorable.

Y se marchó también hacia los camarotes, dejando al chico con un palmo de narices.

- Te tiene tomada la medida – Natsu dijo al otro, acompañando sus palabras de una fuerte palmada en su espalda.

A lo que Gazile respondió con un hosco bufido; miró a su alrededor en busca de una buena atalaya desde donde controlar la negra noche, y también se marchó.

- ¿Nos vamos a echar un corto sueñecito, rubia peligrosa? – Natsu preguntó a Lucy después, sonriente. – Sólo a dormir, por supuesto.

Sin poder evitarlo, Lucy enrojeció tanto que parecía apunto de estallar.

El chico, divertido, la tomó por una mano y se la llevó al interior del barco.

- Aye… se ha olvidado de mí – Happy se lamentó con voz lastimera.

- Vas a tener que ir acostumbrándote a no pasar tantas horas con él – Wendy dijo al exceed con una amable sonrisa.

A lo que el gato azul, por toda respuesta, miró a Charle con esperanza.

- Ni lo sueñes – negó la exceed blanca con desprecio. – Te espero en el camarote, Wendy – dijo después, y ella se marchó también.

- ¿Qué será lo que Natsu ha encontrado en la bodega? – lanzó la pregunta al aire, pensativa, para después negar con la cabeza, sonriendo. – Sea lo que sea, ya lo veremos luego – la joven morena acarició el hombro de Happy, intentando animarle, y tras ello se marchó.

Y el pequeño exceed quedó solo en la cubierta, mirando al invisible horizonte con melancolía.

~~O&O&O~~

En el puente de mando, Jellal tomó el timón de la nave, mientras la mujer quedaba a su espalda, en silencio. Ambos permanecieron varios minutos sumidos en sus propios pensamientos; no habían intercambiado muchas palabras, ni gestos de cariño, desde que el mayor peligro había pasado. Finalmente, la voz del joven se hizo notar.

- ¿Alguna vez me has querido? – Jellal preguntó a Erza, mientras se dedicaba a guiar el timón del barco de un modo manual, mirando a la negrura frente a él. – Como Natsu quiere a Lucy, por ejemplo.

La mujer lo miró por la espalda con ojos como platos, tomada por sorpresa; pronto la indignación se adueñó de ella.

- ¿Tú eres idiota, o qué? – ella alzó la voz con cabreo. - Desde el mismo momento en que te conocí, de niños, tú te convertiste en el centro de mi vida, en todo mi mundo. Fuiste tú quien cambió, quien se alejó de mí – lo acusó.

- No te estoy preguntando si me has necesitado, sino si me has querido – él giró su rostro para observar el de ella, sereno.

- ¿De qué va todo esto, Jellal? – ella lo traspasó con una mirada cada vez más furiosa. – Ya te dije en la sede de Lamia Scale lo que siento por ti. ¿Por qué crees que Natsu y los demás han hecho lo que han hecho? No es por la amistad que un día nos unió a ti y a mi, ni porque crean que es totalmente injusto lo que han intentado hacer contigo, aunque todo eso sea también verdad; lo hacen porque saben que yo sufro si sé que tú sufres, por mucho que yo jamás se lo haya confesado. ¿A qué viene esa pregunta ahora?

- ¿Qué esperas de mí, entonces? – él continuó, dando un tono enigmático a su voz que a ella sacó de sus casillas.

- ¿Qué demonios quieres que espere de ti? ¡No sé qué narices esperar de ti! – ella gritó, a modo de reproche.

- Ese es el problema… por eso, ahora que ya no debes centrarte en sobrevivir, o lograr que nosotros lo hagamos, al menos a corto plazo, casi siempre me miras como si me odiaras…

- ¡Es que te odio, maldito idiota! ¡Y te quiero como jamás querré a nadie en esta vida! ¡Pero tú has irrumpido en la mía, poniéndolo todo patas arriba, para no hacer más que andar por ella como un alma en pena! ¿Dónde está el hombre orgulloso que yo conocí, el hombre arrogante e impetuoso?

- ¿En serio quieres que vuelva ese hombre? – él se encaró con ella, estallando también en ira. - ¿Ese hombre que tanto dolor te causó? ¡Joder, Erza! ¡Ya no eres una niña a la que pueda tomar en mis brazos como un pirata y volver loca con un beso! ¡A la que pueda impresionar para que caiga rendida ante mí! ¡Ni quiero hacerlo, tampoco! ¡Te amo! ¡Pero necesito que me perdones por mi pasado! ¡No puedo ofrecerte nada si no lo haces! ¡Necesito ver tan sólo amor en tus ojos cuando me miras! ¡No un reproche tras otro! ¡Sé lo que te hice, joder! ¡Lo siento en lo más hondo de mi alma, aunque no sea capaz de recordarlo! ¡Y no puedes imaginar cómo lo lamento! ¡Si no vas a ser capaz de vivir con ello, déjame marchar! ¡Maldición! ¡Deja que me pudra en soledad! ¡Pero no me castigues con tu rencor!

Erza no estaba acostumbrada a que nadie le hablase de aquel modo, de que se enfrentasen a ella para ponerla en su lugar dándole órdenes de un modo tan hiriente, y su primera reacción, casi mecánica, fue la de lanzar un potente puñetazo a la mandíbula del chico; pero este, más rápido que ella, frenó la embestida de su puño con su propia mano.

- Déjame marchar, Erza, no me retengas si no puedes tan sólo quererme – él pidió una vez más, suplicante. – Te prometo que jamás volverás a saber de mí, y que jamás a nadie volveré a dañar; moriré en soledad; tan solo a eso aspiro, sólo eso me queda.

- Jamás – la pelirroja respondió, sintiendo que todo su mundo se derrumbaba a su alrededor. - ¿Para que escapaste para buscarme, entonces?

- Esto no es vida, Erza, no lo es; ni para ti, ni para mi. Yo anhelo tu amor, pero sólo aspiro a tu perdón. Si no puedo conseguirlo, deja que viva mi penitencia en soledad, te lo ruego, y olvídame de una vez y para siempre. Me marcharé nada más os deje sanos y salvos en Tenrou y nunca nadie volverá a saber de mí; te lo juro.

- ¡Pero es que no quiero olvidarte! ¡Jamás lo he querido! ¡El día en que te reencontré, aún a pesar de todo lo que sucedió, fue el día más feliz de mi vida! ¡Maldito idiota! ¡Me lo quise negar a mí misma una y mil veces, pero así fue! – las lágrimas asomaban a sus ojos, pero ni una de ellas se derramó. - ¡Sólo quiero que me abraces! ¡Que me protejas contra todo y contra todos! ¡Como cuando éramos niños!

- Ya no somos niños, Erza, y tú no necesitas protección; tú proteges a todos los demás.

- Quizá yo no la necesite, pero mi alma sí, y sólo tú puedes protegerla, siempre has sido tú el único capaz de hacerlo – ella mostró su mayor debilidad, por fin, sin avergonzarse.

Al escucharla, Jellal no pudo frenar el impulso de hacer aquello que acababa de asegurarle que no podía hacer: se giró bruscamente, la tomó en sus brazos con vehemencia y la abrazó contra su cuerpo, desesperado.

- Deja que lo haga, entonces, deja que te proteja; te juro que jamás volveré a hacerte daño – el chico le rogó, casi ahogado por aquellos sentimientos que lo dominaban por completo. – Sé que es mucho lo que te pido, pero confía en mí.

Ella lo abrazó también, sin evitar soltar un quedo suspiro de satisfacción.

- Moriría por ti; sólo necesitaba que tú me lo pidieras – Erza se apretó a aquel fuerte y poderoso cuerpo masculino, con desesperación.

- No te he pedido que mueras por mí, sino que vivas por mí; que seas feliz. Es lo único que pido. Y quiero ser yo quien te haga feliz; pero si no soy capaz de hacerlo, no tiene sentido seguir a tu lado. No puedo hacerte feliz en contra de tu voluntad.

- Sí puedes… Incluso cuando yo tuve ganas de matarte con mis propias manos, en el fondo me sentía feliz con nada más verte – ella musitó, enrojeciendo por la vergüenza de mostrarse vulnerable.

Él no pudo evitar reír.

- Necesitaba decírtelo, nada más – ella afirmó, mirándolo a los ojos.

- ¿Decirme qué?

- Que fuiste un grandísimo hijo del demonio al abandonarme de aquel modo; un capullo, un imbécil, un asqueroso arrogante, un chulito, y un cabronazo. Y que te mataré yo misma, con estas mismas manos, si se te ocurre volver a hacerlo siquiera.

- Puedes continuar – él amplió su sonrisa al darse cuenta de que la mirada de ella había variado por completo: ya no había rencor en sus ojos, sino infinito amor; amor, y nada más.

- Ahora no me apetece; total, de hoy en adelante voy a poder hacerlo siempre que quiera – ella ironizó, sintiéndose liviana y repentinamente radiante.

- Eso te lo juro; jamás volveré a alejarme de ti; antes muerto.

- Yo te protegeré, Jellal, y tú me protegerás a mí. Y juntos protegeremos a nuestros amigos – ella afirmó con decisión.

- Así sea, entonces. ¿Puedo besarte?

- Pienso darte una buena patada en tu perfecto culo, si no lo haces.

Clavando en ella una mirada con tanto amor que le invadió el corazón y el alma por completo, Jellal tomó su barbilla con cuidado y la besó como jamás lo había hecho, como siempre había deseado. Y como ella siempre había querido. Titania, a pesar de ser una mujer inmensamente fuerte, decidida, e incluso arrogante en ocasiones, en el fondo siempre había deseado a un hombre a su lado que supiese apreciar y comprender aquel lado tan femenino, tan vulnerable, que siempre se había empeñado en ocultar. Y Jellal lo apreciaba y comprendía como nadie.

Era curioso, pero por fin, a tanta distancia de la que había considerado su casa desde hacía tantos años, Erza se sintió en su verdadero hogar; y la mayoría de sus amigos, su familia, se hallaba a su lado para compartirlo.

- Tendremos que ir a ver lo que Natsu ha encontrado – la chica afirmó, tras un suspiro de satisfacción.

- A saber con qué nos sorprenderá ese tarambana; en absoluto es lo que parece – él respondió con una sonrisa.

- Lo sé, siempre lo he sabido.

- Pues nada, no lo pospongamos más.

Jellal dejó el timón por el momento, comprobando mentalmente que la magia que estaba empleando para pilotar el barco seguía funcionando de un modo correcto, y abrazado a Erza, ambos se encaminaron hacia la bodega.


COMENTARIOS DE LA AUTORA

Madre mía... no sé por dónde empezar después de tanto tiempo...

Pues nada, pasito a pasito. Primero de todo, quiero agradecer a todos los que habéis estado aguardando la continuación del fic con infinita paciencia, sin perder la esperanza de que algún día ese momento llegase. Gracias a esa maravillosa esperanza en forma de visitas al fic, de algún que otro mensaje pidiendo su continuación, y añadirlo a vuestros favoritos... gracias a todo ese apoyo que me ha hecho sentir querida, por fin lo he reanudado.

Jamás he pensado en dejar el fic sin terminar; lo que sucede es que mi vida ha cambiado muchísimo desde hace esos dos años en los que este fic ha permanecido en stand by, y me ha costado mucho retomar el ritmo de escritura.

No sé lo que os parecerá este capítulo, pero también me va a costar un poquito retomar el ritmo de narración del fic, y quizá al leerlo sintáis que esta actualización no casa "exactamente" con lo escrito anteriormente. Teniendo en cuenta que mi intención inicial era terminar el fic al final de la aventura que ya os narré, y que este debería ser el capítulo final pero no lo va a ser, porque me apetece muchísimo seguir escribiendo un poco más sobre la vida de los chicos en la isla, y quizá sobre alguna de sus nuevas aventuras, voy a intentar que su nueva andadura sea lo más coherente posible con lo ya publicado. Tenía a Fairy Tail un poco enmohecido en mi mente, y con la historia a todos sus personajes, porque ahora no puedo dedicar tiempo a leer el manga, ver el anime, ni a leer o ver nada en absoluto, todo sea dicho, por temas personales. Así que voy a volver a documentarme a fondo, a ponerme al día, y espero que los próximos capítulos sean más... Fairy Tail, jeje. Este capítulo me ha venido a la cabeza sin pensar, irrumpiendo en ella no sé llegado de dónde ni porqué ahora, así que he aprovechado la oportunidad sin plantearme casi nada, he escrito lo que me salía de dentro y lo he publicado, sin más. A ver si dando pie a la continuación, las actualizaciones se convierten de nuevo en algo habitual , lo que deseo muchísimo desde hace tiempo.

Mientras tanto, aquí queda eso.

No puedo añadir más que de nuevo: ¡GRACIAS!

Con cariño.

Rose.