No se ustedes pero en mi opinión ya son muchas las historias usuk y pocas las que tienen un trama real y envolvente. Hice esto por que espero realmente que a alguien le parezca interesante y no solo una melosa excusa para que los personajes tengan sexo

después de mi dulce queja paso a decir que esta historia la estoy volviendo a escribir de "be my escape" porque soy perfeccionista y ya paso un año... y ha cambiado mucho mi criterio en ese tiempecito. Si leyeron el original se darán cuenta de que la historia se ha tornado un poco mas melancolica y tal vez sarcástica, pero no ha perdido el humor (En lo personal adoro escribir a Iggy neurótico y sarcástico) y si no leyeron la anterior, (preferiría que no lo hicieran. Solo no borre la historia por los maravillosos reviews ;w;) no hace falta, solo tienen que saber que es un AU

como sea aquí esta:

pareja: Alfred F. Jones (América)/ Arthur Kirkland (England)

género: comedia/drama/romance/wtf(?)

advertencias: ._. hasta ahora nada, solo un iggy histérico y sarcástico, me parece que algun insulto (no estoy segura), un alfred sumamente irritante... ah si, y palabras en ingles

New York, New York

I


Una vez leí que toda buena historia termina con una boda, una muerte o un viaje. Como escritor, sería algo que podría tener en mente la próxima vez que concluya una historia, pero bien, ni estoy concluyendo una historia, ni la estoy escribiendo. Quiero hacer una aclaración: "escribir" es crear una historia ficticia desde cero, poniendo los sucesos en el orden que uno quiera. Lo que yo pretendo hacer en este momento es "relatar", contar las cosas como sucedieron en realidad, no como me hubiese gustado que sucedieran. Si así fuera, ni si quiera tendría una historia que contar. Sucede que mis padres, sin mi consentimiento, decidieron traerme a este mundo y además ponerme como nombre "Arthur Kirkland". Y si, mi nombre es una de aquellas tantas cosas que me gustaría cambiar. Más adelante aclararé esto, por ahora empezaré relatando la historia por el final. O algo así.

Mi vida como la conocía había acabado oficialmente. Si, con una muerte, pero realmente no era una persona a la que considerara importante para mí. El viaje. Eso definitivamente era algo que valía la pena contar. Había decidido huir de mi bella, natal y nublada Londres hacía un destino desconocido, el que luego llamaría Nueva York.

A decir verdad, Nueva York no era tan distinta a Londres. Había mucha gente, cada persona distinta a la anterior, tenía también esa sensación, como si la ciudad nunca durmiera y como si nunca fuera a hacerlo. Luego alcé un poco la mirada hacia los rascacielos y mareado entre las luces me di cuenta de que no tenía idea de donde estaba parado y que definitivamente este no era mi hogar. Intenté llamar un taxi, imaginando un antiguo automóvil de tamaño mediano y de un modesto color negro, pero siendo sorprendido en cambio con un enorme automóvil de los 80's de un color amarillo canario que se detuvo delante de mí en lo que yo creía que era sentido contrario. Malditos americanos dementes.

Subí al automóvil y me viré hacia el lado del conductor para dictarle unas breves indicaciones que tenía apuntadas por ahí. Miré hacia el lugar y el ocupante me saludó con un maullido. Justo antes de salir por la ventana en medio de un ataque de pánico recibí un saludo del lado contrario del automóvil. No lo había pensado en ese momento: los americanos conducen por la izquierda, al lado contrario que los británicos. Interesante momento para recordarlo. Me tranquilice y me decidí de darle las indicaciones que llevaba en un bolsillo. Oh, me sentía en mi hogar. Había un tráfico atroz y alguna persona diciendo incoherencias al aire. Como un medio desesperado para pasar el rato intenté hacer un poco de plática con el conductor del vehículo pero solo pude descubrir que su nombre era Heracles, era griego y le gustaban los gatos. En general era una persona algo… ahm… aburrida. Mire por la ventana. Los automóviles parecían moverse lentamente y los edificios eran tan altos que no se podía ver la punta desde dentro del carro. Me dedique ahora a observar el curioso cabello que tenía "Heracles", hasta que me viró a ver tomándome por sorpresa y me anunció que habíamos llegado

No era un hotel de cinco estrellas, pero era un complejo de departamentos que parecía habitable. De no serlo, alguien pagaría. En más de un sentido. Dirigí mis pasos hacia la recepción donde un chico castaño veía un pequeño televisor como si no tuviera nada mejor que hacer.

-eh… disculpe

Alzó la mirada viéndome con sus ojos miel y una mirada de irritación, como si yo fuera el culpable de algún mal que desconocía. Traté de distraer mi mirada pero solo me pude concentrar en el curioso cabello que salía de su cabeza (¿qué acaso toda la gente aquí tiene uno de esos?)

-¿Qué quieres?

-e-eh… un amigo que me debía un favor me dijo que hablo con tu jefe. Mi apellido es Kirkland-

En lo que yo me recuperaba del disgusto de haber pronunciado mi odiado apellido, el sujeto me miró algo sorprendido.

-allora sei un amico del barbuto...Ho pensato che potevaessere unaragazzabella, non un ragazzoconle sopraccigliaenorme

-beg you pardon?

-sí, ya sé quién eres. –Me entregó una llave –tu cuarto está en el séptimo piso, y lo lamento, no sirve el elevador-

Justo como en casa, la gente era tan hospitalaria. En algún punto entre el cuarto y el quinto piso tuve un rayo de esperanza. Ahora me encontraba en una nueva ciudad, un nuevo país… un sitio en el que nadie me conocía y nadie sabía mi nombre. De alguna forma era libre de muchas ataduras, pero todas mis esperanzas (al igual que prácticamente cualquier otra forma de energía) se extinguieron de mi cuerpo.

Tomé la llave de la habitación con pereza y entré dándole una fugaz mirada al sitio. Visualice algo que reconocí como un sofá y me dejé caer sobre él. Cualquier cosa serviría como una cama después de un viaje tan largo. Podía escuchar los ruidos de la calle, los automóviles… y de pronto hubo un momento de silencio, que en vez de tranquilizarme me dejó algo tenso. Me encontraba completamente solo, en un país desconocido y sin un futuro seguro.

La puerta del departamento se abrió de golpe dejando pasar a un tipo rubio de lentes, caminando sin ninguna preocupación. Era tanta la naturalidad con la que andaba que tarde un poco antes de dar un grito sobre-humano y tener un segundo ataque de pánico en el día. No es mi intencion sonar prejuicioso, pero en ese momento todos los malditos americanos me parecían unos jodidos dementes.

Seguía lanzando maldiciones al aire cuestionando al extraño cuando me pareció que dijo algo.

-ah… tu debes ser nuevo en el edificio ¿no?

-¡SI, AHORA LARGO ANTES DE QUE LLAME A LA POLICIA!

-WAIT… chillax~

-what is that supposed to mean?

-chill out + relax = chillax

-right. GET. OUT.

Lo mire de forma más seria en lo que él suspiraba. Al parecer lo había puesto incómodo. Creo que es lo menos que podría hacer por un desconocido que irrumpe en mi departamento.

-de acuerdo, de acuerdo. Sucede lo siguiente: yo vivo en el departamento de aquí al lado pero la regadera de mi baño se descompuso así que hablé con el dueño del edificio y me dio la copia de la llave de tu departamento para usar la regadera en lo que llaman a un plomero o algo. Solo es eso, perdón si te asuste, cejitas

Tenía sentido. No era exactamente una explicación lógica, pero tenía sentido, ahora solo quedaba hablar con el dueño del edificio para que sacara a este loco y le diera la llave del departamento de alguien más. Quizás no todos los malditos americanos estaban tan dementes, de hecho este chico tenía buen aspecto y se veía como un vecino amable… Lo miré dirigirse a lo que debía ser mi habitación principal y al entrar solo pude ver columnas y columnas de revistas. Tomé una en mis manos atónito observando en la portada a un hombre con un disfraz de colores brillantes. Eran comics. Bloody comics.

No estoy muy seguro de cómo, pero la revista que tenía en la mano terminó estrellándose con fuerza en la cabeza del invasor. Esa y otras más. Cuando tuve la mente en paz de nuevo solo habían algunos comics tirados por ahí y ni señal del invasor, que había huido con todos los comics que pudo cargar. Mejor así.

Di un largo suspiro y miré mi reloj. Estaba cansado, pero también tenía hambre, y en el lugar en el que me encontraba si yo no conseguía mi comida simplemente no comería. Al bajar las escaleras me encontré a un chico sorprendentemente diferente al que me había recibido (aunque realmente no demasiado). Tenía la misma descripción pero este traía una expresión más distraída y… torpe. El chico amablemente me dio indicaciones del supermercado más cercano en el cual al parecer vendían los tomates más ricos y jugosos de toda Nueva York. No era como si realmente me interesara, pero me agrado encontrarme a alguien amable por una vez. Aunque fuera un idiota.

Regresaba con mis compras. Había quedado sin palabras a ver todas las variedades de té que podían vender en Nueva York, aunque haría falta probarlos. Había logrado regresar sin problemas a los departamentos y me encontraba orgulloso. Comenzaba a acostumbrarme a la idea de vivir en esta ciudad un tiempo. Podría llegar a acostumbrarme. Mi optimismo era tanto que duró hasta el quinto piso, a partir de ahí el mundo había vuelto a ser gris. Al diablo, al menos tenía donde dormir y que comer.

Asenté con cuidado las compras junto a la puerta y tanteé mi bolsillo. Tarde un par de segundos en recordar el hecho de que no había tomado las llaves y varios segundos más entrando en pánico y gritando toda clase de incoherencias al aire. No es como si fuera a molestarle a alguien, después de todo, todos eran unos ruidosos americanos dementes.

-Disculpa, pero no puedo pasar si estás ahí tirado.

¡Bingo! Era el rey de los ruidosos americanos dementes, mi vecino, el invasor de los comics. Después del ataque de rabia había quedado recostado en el suelo pensando en mi cruel destino, pero el oportuno rubio decidió (para variar) interrumpir mi momento de frustración y querer moverme de ahí. Su mirada parecía haber cambiado. Incluso podía observar algo de desprecio. No me importaba.

-no me pienso mover

-really? –Puso su pié a la altura de mi cintura y antes de que pudiera protestar me había movido hacia a la pared –excuse me

Él solo siguió caminando como si nada mientras yo lo miraba con un gesto indescriptible.

-oh, es cierto. –Regresó hacia mi –no sé si lo notaste pero se quedaron algunas de mis cosas en tu departamento. ¿Podrías dejarme pasar a recogerlas para no volver a molestarte?

-créeme, nada me gustaría más que eso, pero parece ser que no puedo en este momento ¡POR QUE SE ME OLVIDARON MIS ESTÚPIDAS LLAVES ADENTRO!

-oh, eso es triste

-gracias por notarlo. –Me senté en el suelo y seguí quejándome en voz alta. No sé si era él o yo, pero cada vez que decía algo, me irritaba más. –debería tirarme por las escaleras para llegar hasta abajo por una copia de la llave

-ya sirve el elevador

-oh, gracias

-y abajo no tienen la llave

-¿ah no?

Puso a un lado un par de bolsas de McDonald's, buscó un poco en su bolsillo y me mostró la gloriosa llave de mi hogar temporal. Y estaban en manos de un tipo que me odiaba. Bravo.

-¡¿TU TUVISTE LA LLAVE TODO ESTE TIEMPO? ¡DÁMELA!

Intenté arrebatársela pero parecía tener mejores reflejos de los que pensaba. Alzó la llave por encima de mi cabeza haciéndome sentir pequeño, eso y algo patético. Y al parecer eso le divertía.

-No pienso hacerlo

-why not, arsehole?

-oh ¿de verdad quieres que la abra?

-¡si, haría lo que sea por entrar de una vez a mi casa!

Casi sentí miedo en el momento en que rió ruidosamente y me dirigió una sonrisa traviesa.

-¿"lo que fuera"?

-lo que fuera.

-estas son mis condiciones: #1 Pídeme que te abra la puerta amablemente. Eso incluye no gritarme o insultarme

No dijo nada del sarcasmo, podría hacerlo.

-y #2 Reconoce que soy el héroe

-…¿qué?

-claro que siempre puedo irme a mi departamento, de todas formas esto muriendo de hambre-

-¡Espera!

Me viró a ver entretenido con una maldita sonrisa burlona. Un calor en mis mejillas iba incrementando mientras yo me arrepentía.

-p-podrías… ¿abrir mi departamento?

-¿qué? No te escuche

-YOU F- i mean… -me aclaré la garganta tratando de recobrar la compostura antes de tirarme encima del tipo- ¿podrías abrir mi departamento, por favor?

-… ¿Por qué soy el héroe?

En ese momento tenía tantas ganas de tirarlo por las escaleras

-p-porque… -baje la cabeza, sonrojado, humillado y vencido- eres el héroe

Pasaron alrededor de cinco minutos en los que él pudo controlar la risa y yo el sonrojo que tenía en la cara. Tomó un poco de aire y al fin logró decir algo

-no creí que lo dirías

-¡¿puedes abrir de una vez?

-ya está, ya está

Y seguía riendo aun después de abrir la puerta. Me vi tentado a cerrar la puerta en su cara pero luego recordé las cosas que tenía que recoger en mi departamento. Tomé mis compras y las acomodé de mala gana en el refrigerador.

-por cierto, te agradecería que dejaras la llave abajo para evitar incidentes como este

-no te preocupes, confía en mi… después de todo, yo soy el héroe

-como digas

Soltó una risotada que fue interrumpida por un gruñido proveniente de mi estómago.

-¡eso explica tu mal humor! Brit tiene hambre

-¿"brit"?

-si, es tu nuevo apodo. No importa, como soy el héroe y me has hecho reír un buen rato te invitaré el almuerzo

-que considerado de tu parte

-si me prestas tu regadera

-¿el acuerdo de no gritarte o insultarte era solo en lo que abrías la puerta, verdad?

-vamos brit

De la nada adoptó la mirada del cachorrito más tierno y desdichado en la faz de la tierra.

-dame de comer y luego lo discutimos

-ok!

Me acercó una bolsa maloliente a hamburguesa, y aunque la comida rápida no fuera mi fascinación, me encontraba tan hambriento que en ese momento no me importaba.

-ahora explícame por favor –desenvolvía la hamburguesa -¿Por qué brit?


Si, me diverti mucho reescribiendo este capítulo. No sean malos y dejen reviews para que tenga ánimos de continuar la historia. ;w; los necesitare.