Hola! He aquí yo con una historia que tengo hace como un mes y que no me animaba a subir jeje. Es muy corta, pero me vino a la cabeza de golpe y no pude evitar escribirla.

¡Ay! Como amo este manga! Deberían continuarlo cuánto antes!

Espero sinceramente que les guste (aunque sea un poquitito je).

Ah! Legal Drug no me pertenece, sino a las genias de Clamp!

Ahora que lo veía, no podía creerlo.

Las orejas, la cola, contaba con un collar… ¡hasta le habían pintado la nariz y los bigotes!

Y Rikuo tenía que admitir, que esa imagen frente a él era muy tentadora…

-¡No, no y no! ¡No pienso salir vestido así!- Gritaba Kazahaya desesperado por el nuevo trabajo que se le había impuesto.

-Oh, vamos-Dijo Kakei, sonriendo como siempre – Además de que sirve para tu nuevo trabajo, cúmplele el deseo a Rikuo.

-¡¿Qué? ¡¿De qué hablas?- Exclamó rojo. Se giró hacia donde estaba el morocho -¿A qué se refiere?- Le siseó.

Este, saliendo de sus pensamientos, levantó los hombros en señal de no saber a qué se refería su jefe, pero el castaño no le dio demasiada atención y volvió a dirigirse a Kakei.

-Admite que te gusta – Le dijo Saiga desde atrás al de pelo negro, y acto seguido le extendió un papel algo maltratado. Rikuo lo tomó desconfiado y lo leyó. Al darse cuenta de lo que era, se sonrojó un poco e intentando parecer indiferente, preguntó:

-¿De dónde lo sacaste? Tiene más de cinco años…

-Je je, nunca nos subestimes muchacho- Respondió simplemente el de gafas, y se fue a seguir molestando a Kazahaya.

Rikuo volvió a dirigir la vista al papel, sin poderse creer todavía que este aún existiera y menos que hubiera llegado a las manos de Kakei y Saiga, y leyó:

"FESTIVAL SURYO.

ACTO DE CLAUSURA

NOMBRE DEL CANDIDATO: KAZAHAYA KUDO.

CLASE DEL CANDIDATO: 3-B.

VESTIDO PROPUESTO: GATITO.

NOMBRE: RIKUO HIMURA.

CLASE: 3-C."

Metió el dichoso papel en el bolsillo de su delantal, y volvió a dirigir la vista hacia Kazahaya, aún algo sonrojado.

Aunque aún estaba algo preocupado de que tal información hubiese llegado a los mayores… tenía que admitir que cierta satisfacción sentía.

Pero dudaba sinceramente que el castaño aceptara ponérselo otra vez en cuanto estuvieran solos.

¿Y? ¿Qué tal? ¿Merece un misero review?

Recuerdo que me había dado tanta risa esta parte… No pude evitarlo ja.

Saludos!