Advertencias: Shota, masturbación, el lenguaje de Romano, mala explicación de las hormonas made by Spain, quizás algo de OOC y varias cosas que dejan en evidencia la calidad como persona del escritor. Mas me da igual, pues soy un caracol.

Disclaimer: Hetalia y sus personajes no me pertenecen a mí, sino a Hidekaz Himaruya.

POV Romano


El día en que comenzó mi adolescencia propiamente dicha…fue un desastre. Un desastre que me conduciría a un infierno de deseos, vergüenza y prohibiciones…

No es como si hubiera sido culpa mía… ¡es que nadie me había avisado de lo que ocurriría! ¿El estúpido de España se pensaba que iba a ser un niño pequeño para siempre? ¡Estaba claro que iba a crecer! Y nada más despertarme aquél día fatídico, me encontré con la prueba.

Era un día como otro cualquiera. Me desperté temprano, pero no porque me obligaran sino porque había tenido un sueño extraño…aunque no me acordaba muy bien con qué había soñado…recuerdo que tuvo que ver con España y eso me hizo pensar que la mancha que yacía en la cama había sido culpa suya…¡es decir! Al principio yo no tenía ni idea de qué era eso…nadie me había explicado lo que ocurría cuando uno crecía y se le llenaba el cuerpo de hormonas. Es más, ni siquiera me lo habían mencionado indirectamente…mi inocencia en ese tema era tal que jamás se me habría ocurrido que mi…"amigo" podía servir para algo más que para mear ¡era tan confuso!

Por lo tanto supuse que era…emm…bueno…hay una ardilla que siempre se meaba en mi cama ¿vale? Pues creí que se trataba de la misma ardilla de siempre…y claro…

El caso fue que supuse que el sueño habría sido una pesadilla y por eso la mancha. Quise limpiarla antes de que nadie se diera cuenta pero cuando pasaba por los pasillos con las dichosas sábanas me encontré de bruces con Bélgica.

Aún a día de hoy me pregunto por qué demonios nunca soñé con ella en vez de con el estúpido de España cada vez que…tenía problemas de ese tipo…se suponía que ella me gustaba… ¡me encantaba! Era bonita, agradable y olía muy bien. Pero no. Yo tenía que soñar con el español desnudo, mostrando todos sus malditos atributos y tratando de violarme (consentidamente). H-hasta llegué a soñar en una ocasión que el violado era él… ¡ ¿Qué demonios estaba mal conmigo? ! ¡Si ni siquiera llegaba a los trece años de edad! (Humana, por supuesto)

La belga me observó durante unos momentos, se fijó en lo que llevaba conmigo y sonrió maliciosamente.

–Vaya, Romano, la ardillita de siempre volvió a hacer de las suyas ¿eh?– Se rió un poco y yo me sonrojé completamente, por el tono de voz que utilizaba, estaba claro que sabía que la ardilla era inexistente.

–¡S-sí! ¡Maldición! ¿Qué pasa?– Exclamé mirando a otro lado. –Da gracias a que a ti no te molesta y no te rías de mí, maldita sea…

–Ya, ya~ tranquilo Romano, sólo bromeaba.– Declaró arrebatándome las sábanas de golpe y añadiendo. –Si quieres yo me encargo de esto, será nuestro secreto ¿sí?

Sus palabras me aliviaron un tanto. No quería que el estúpido de España volviera a intentar solucionar el problema yendo al médico…

Cuando me propuse volver a mi habitación de nuevo, noté que la belga se sorprendía al mirar las sábanas y me entró la curiosidad, así que me detuve hasta que ella se dirigió a mí.

–Romano…esto de aquí…uhm… ¿no sabes lo que es?

–Sabes de sobra que es lo de la ardilla, maldición.

–No, no…esto no es lo que la ardilla "suele hacer". Es otra cosa….no me digas que España nunca te ha hablado sobre ello.

–¿Sobre qué?– Maldita sea ¿a qué se estaba refiriendo?

–La preadolescencia– ¿Y eso qué era? La chica observó mi cara confundida y murmuró para sí misma –…será mejor que hable con él más tarde…

Y se marchó, dejándome así de confundido…

No creí que fuera algo tan malo. De hecho, lo único que me preocupaba realmente era si se lo iba a contar a España.

Desgraciadamente, era justo lo que iba a hacer. Lo supe más tarde, pues aquella misma tarde, mientras jugaba con algunos tomates a "la casa tomatera" (yo no usaba muñecas, maldición, eso era de niñas, los tomates eran mi única opción) escuché cómo alguien llamaba a la puerta y entraba aún sin que le diera permiso para entrar.

Se trataba del español imbécil. Yo seguí a lo mío, sin la más remota idea de a qué venía el muy bastardo. Él carraspeó para llamar mi atención y le miré. Por primera vez parecía avergonzado y casi se tapaba la cara con un papel que traía consigo. Se acercó unos pasos y se paró en seco cuando le pregunté de mala gana a qué demonios venía.

–Verás, Romano…– Murmuraba nervioso. –Bélgica me comentó lo que ocurrió esta mañana y me echó un poco la bronca por no haber tenido una pequeña "charla" contigo.

–¿Una charla sobre qué? – Pregunté molesto. Como fuera otra vez esa mierda de llevarme al médico le destrozaría los pulmones con el ataque que le propinaría.

–¿Puedo sentarme? Será más fácil.– Le miré extrañado y se apresuró a decir. –No te preocupes, es la típica charla que mantiene cualquier padre con sus hijos en un momento de sus vidas.

–¡Tú no eres mi padre, bastardo!

–Lo sé, lo sé…– Me tranquilizó. –Pero teniendo en cuenta las circunstancias…se podría decir que es mi obligación ser el que te hable de esto…

–Bueno, entonces dime de una vez, maldición.

–A ver cómo empiezo~– Comenzó a reírse nerviosamente. Realmente parecía que el tema era jodidamente incómodo…abrió el papel que tenía en sus manos y murmuró. –Vamos a mirar el guión…

–¿Necesitas un guión para explicarme? ¿Qué coño pasa contigo?

–Esa lengua, Lovino.– Me regañó el español, usando mi nombre humano. Gruñí resignado y él continuó. – Esto es difícil ¿vale? En fin, tú escúchame…cuando uno crece…va notando cómo las hormonas le cambian, tanto por fuera como por dentro. E-empiezan a salir a flote los deseos sexuales… ¿me sigues? Que son instintos de querer… ¿conseguir placer…?

Su cara parecía confundida y el silencio se hizo patente entre nosotros durante unos instantes.

–¡Dios santo! ¡No puedo explicarlo así! ¡Necesito una pizarra!

Y así se marchó en un abrir y cerrar de ojos. Tardó un tanto en volver. Parecía más tranquilo pero aún seguía incómodo. Yo no sabía de qué cojones me estaba hablando, así que le miraba como si estuviera chifleta. Él, sin embargo, siguió a lo suyo y comenzó a dibujar una especie de palo…o algo.

–Bien ¿reconoces esto? – Señaló el palo ese y me miró expectante.

–Es…es una escoba.

–Muy mal. No. Es…nuestro compañero…con el que siempre pasamos los buenos y los malos momentos de la vida y en donde si nos golpeamos podemos ver las estrellas y pensar que vamos a morir instantáneamente ¿lo entiendes ya?

Abrí mi boca sorprendido y pensé en lo muchísimo que dolía si me golpeaba accidentalmente "ahí". Asentí y me crucé de brazos ¿adónde quería llegar con esa explicación?

–Verás, Romano. Los hombres y las mujeres se "buscan" entre ellos para…err…"complacerse" ¿sí? Pues…llega una edad en que los hombres ya comenzamos a querer "buscar" ese "placer" pero somos demasiado jóvenes para hacerlo y como el deseo se va haciendo cada vez más patente, existen unos trucos para poder esperar pacientemente a que llegue el "momento" ¿me vas entendiendo?

–Entendería mejor si dejaras de hacer ese movimiento con los dedos cada vez que pronuncias una palabra "rara"– Dije, imitándole en la última palabra.

En sí, España siguió con su explicación. Me enseñó la partes que tenían las mujeres y los hombres, y cómo se unían cuando llegaba el maldito "momento". También me explicó que tenía que hacer si notaba que mi "sed" era demasiado fuerte.

Comencé a entender por qué se mostraba tan reacio a enseñar todo eso… ¡joder! ¡Era asquerosamente vergonzoso! ¡J-jamás de los jamases haría eso!

Por desgracia, con todos aquellos detalles que iba explicando, fui recordando el sueño que tuve con él y comprendí entonces el qué era esa mancha y el por qué me desperté con ella aquella mañana.

Y me sentí enfermo.

En las explicaciones que me daba España, siempre hablaba de un hombre y una mujer. Pero no había ni mencionado qué podía ocurrir entre dos hombres o dos mujeres ¿qué mierda significaba aquello? No sabía si preguntar, realmente no sabía si hacerlo. Me lo pensé detenidamente y acabé por saciar mi curiosidad con una tímida pregunta.

–Y… ¿y dos personas del mismo sexo no se pueden "complacer" de esa manera?

El español se sorprendió ante la cuestión y tardó bastante en responder. Miró hacia otro lado y comentó con voz comprensiva.

–Si te dijera que no, estaría mintiendo…pero no es algo que Dios nos tenga permitido.

Y con esa frase se acabó aquella extraña y vergonzosa enseñanza. Él se fue llevándose la pizarra y me dejó solo en la habitación pensando.

Ojalá jamás hubiera preguntado.

Ojalá…

Sin embargo no podía ignorar lo que el español había dicho. Como tampoco podía ignorar el sueño que tuve aquél mismo día. Me enrabié conmigo mismo por haberlo soñado ¡Dios lo prohibía! Me sentí una blasfemia andante. No podía hacer nada para arreglarlo…pero supuse que no volvería a pasar y con eso todo se solucionaría ¿verdad?

Confié en que sí…en que las cosas se arreglarían.

«Seguro que la próxima vez que sueñe con "eso" será con Bélgica o la señorita Juana» Pensé esperanzado.

Pero no. El soñar con Antonio no había hecho nada más que empezar.

E iba a empeorar…

Porque tal y como había dicho el bastardo, el deseo se hacía cada vez más y más patente.


Pasaron los días, las semanas…y juro que traté lo mejor de mí para evitar esos "trucos" que el cabrón de España me había enseñado. Obviamente su explicación dejó mucho que desear, pero teniendo en cuenta la situación, dudo mucho que me hiciera una demostración gráfica del asunto.

Por lo tanto tenía dos excusas bastante buenas para negarme a hacer esa mierda; para comenzar, era jodidamente asqueroso y vergonzoso, mi orgullo no me lo permitía. Y segundo, no tenía ni idea de cómo hacerlo, sólo una imagen general que mi mente se había formado y era desagradable, maldita sea.

Pero…cómo decirlo…mi cuerpo pedía atención ¿vale? A cada día que pasaba…a cada sueño que tenía…

Encima era verano ¡y al maldito España no se le ocurría idea mejor que estar prácticamente en pelotas en el huerto de casa! "Hace calor" decía para excusarse, pero en realidad lo que quería era tenerme desconcertado…

…¡Seguro!

Bueno…me sentí mejor al notar cómo Bélgica también se dedicaba a observar y babear por el español. Ah…pero ella era mujer…eso se suponía que era "normal"…

El calor se estaba haciendo insoportable…las reacciones de mi cuerpo eran tan confusas…y no podía decirle nada a nadie…ya que aunque mi jefe dijera que era natural en la edad…¡no era normal que me sintiera así por un hombre!

Al final no puede ignorar "ese" calor…y esas sensaciones. Me costó la misma vida decidirme, pero al final no tuve más remedio que probar torpemente a satisfacerme a mí mismo. Antes de nada comprobé que estaba solo y que no había moros en la costa por ninguna parte en toda la casa. Me encerré en mi habitación y probé con timidez, colocando mis manos alrededor de…bueno, mi miembro.

Quién me iba a decir que el resultado sería tan…increíble. Era la primera vez que hacía algo así y por eso me mostré muy dudoso y avergonzado a medida que seguía adelante. Fui adelantando el ritmo poco a poco, subiendo y bajando, una y otra vez…cada vez más rápido. En la habitación sólo se escuchaban mis jadeos. Me preocupaba que en cualquier momento alguien pudiera irrumpir y observarme pues estaba completamente centrado en mis acciones como para poder escuchar ruido de fuera.

Y es que, en ese momento…solo podía pensar en el español. Su rostro, su cuerpo…los sentimientos y sensaciones que hacía aflorar en mi interior…y por supuesto las fantasías que mi subconsciente se había formado y que más tarde aparecieron en mis sueños…maldición…estaba envenenado por el español…y lo peor de todo es que ni siquiera era venenoso.

Acabé rápidamente y bastante cansado. Pero tenía que darme prisa en limpiarlo todo. No dejé ninguna prueba y España jamás sospechó nada…y si hubiera sospechado algo ni siquiera se le podría pasar por la cabeza que era él el que inundaba mi mente en todo momento. Me rendí intentando negar lo evidente…y si tenía que mantenerlo en secreto como algo prohibido…lo haría…

Al menos…hasta el día en que mi cuerpo pidiera más…


Uhm...me pregunto si habré conseguido expresarlo todo como quería...

¿Merece continuar o es una bazofia que preferiblemente debería caer en el olvido? :T