Antes de todo, disculparme por la tardanza. Ya sé, dos años no es tardanza, es lo siguiente. Pero por razones personales continuar este fic me ha costado mucho esfuerzo ya que no siento la misma motivación que cuando lo empecé. En su día planeaba que constara de unos 5 capítulos aproximadamente, pero visto lo visto, decidí dejarlo en tres, siendo el siguiente el último.

Agradezco todas las reviews que recibí en el primer capítulo, puesto que me hizo mucha ilusión recibir tantas, y la verdad es que no las esperaba. Después de tanto tiempo no creo que quienes comentaron sigan leyendo esto, pero aun así contestaré a algunas.

Lizz-15 - La verdad es que no, no había pensado juntar a Fudou y Tobitaka, más que nada porque me liaría a la hora de narrar, aunque si que opino que harían buena pareja.

Eli and Onee-chan - Pensé en ponerlos en la misma habitación porque me parecía demasiado fácil poner desde el principio a Shirou con Shuuya. La verdad es que a mi Toramaru tampoco me cae muy allá.

Kani14 - Pues... Te voy a ser sincera. Escribí el segundo capítulo hace mucho (no lo publiqué en el momento para hacerlo con el tercero, pero viendo que aun no tengo el tercero, pues lo publico ya), así ya no recuerdo si metí a Aki y Haruna o no xD Pero si salen será con un papel muy secundario.

No me enrollo más, os dejo ya con el capítulo.


Se despertó bañado en sudor y respirando agitadamente. Hizo un esfuerzo para alcanzar el despertador, localizado a escasos centímetros de la cabecera de su cama. "Las 6…" pensó, aun medio dormido. Se incorporó a la vez que retiraba las sábanas que le entorpecían y se dirigió en silencio al cuarto de baño, procurando no despertar a su compañero, el cual dormía plácidamente en la cama contigua.

El albino se lavó con desgana la cara para segundos más tarde quedarse embobado mirando su reflejo en el espejo. Lucia cansado y sus ojeras eran claramente visibles. Apenas había podido dormir esa noche, algo se lo había impedido, y ese algo era cierto delantero del Inazuma Japan, que se introducía en sus pensamientos impidiéndole pensar en nada más. Dejo salir de su boca un pequeño suspiro. Toda esa situación se estaba apoderando de él, volviéndose cada vez más desesperante para el peligris.

Viendo que ya no podría volver a conciliar el sueño, se dispuso a tomar una ducha. "Quizás así logre terminar de despejarme…" era lo único coherente que pasaba por su mente en ese momento.

Al salir de la ducha se encontró con un Hiroto ya despierto y vestido.

-Buenos días, Fubuki-Kun, veo que has madrugado mucho hoy –decía desde la cama donde se encontraba sentado.

-S-sí, la verdad es que no podía dormir –sonrió tiernamente.

-¿Es por Goenji? –preguntó sonriente esperando la reacción del peligris, el cual ya se hallaba totalmente ruborizado al haber oído dicho nombre.

Se planteó negarle que esa había sido, efectivamente, la causa de su falta de sueño, pero eso con Hiroto ya no le funcionada, este había aprendido a leer a través de sus expresiones y gestos.

Shirou se limitó a asentir con la cabeza.

-No sé cómo decirle lo que siento. Tengo miedo de que él no sienta lo mismo y deje de dirigirme la palabra…

-¿Y prefieres seguir como ahora? Ya sabes lo que dice el refrán, quien no arriesga no gana.

-Creo que pasas demasiado tiempo con Midorikawa, estás empezando a hablar como él –decía entre risas, contagiando también a Hiroto.

-Sí, debe de ser un efecto secundario –tratando de recobrar oxígeno.

-Hablando de Midorikawa –dijo recobrando la compostura- ¿Cómo lo llevas? ¿Ya se lo dijiste?

-Lo he probado de todas las maneras –el pelirrojo soltó un suspiro- Es tan inocente o tan despistado que no capta ninguna de las indirectas. Ya no sé qué hacer para que se de cuenta…

-Así que ambos estamos igual… -suspiró el albino.

-No pasa nada, aún tenemos 6 días por delante, algo se nos ocurrirá, digo yo… -sonrió un dulce Hiroto.

-Espero que tengas razón –contestó Shirou devolviéndole la sonrisa.

Pasaron el tiempo que les quedaba trazando minuciosos planes para declararse a sus respectivos amores, pero ninguno les terminaba de convencer, unos por ser demasiado directos, otros por ser demasiados simples y algunos por ser simplemente incoherentes. En conclusión, seguían igual de mal que al principio, sumándole a esta un pequeño dolor de cabeza.

Cansados de no llegar a ningún lado, decidieron bajar antes de la hora, pensando que igual con suerte se encontraban con Haruna o Aki y podrían aprovechar para pedirles consejo. Pero… ¿cómo hacerlo sin delatarse? Esa era una de las muchas dudas y preguntas que rondaban en la cabeza del peligris.

Al terminar el desayuno el entrenador Kudou los reunió a todos en el recibidor, como ya era costumbre.

-Hoy os dividiré en grupos para las actividades, estos grupos se mantendrán para el resto de días, así que más vale que elijáis bien a vuestros compañeros.

En apenas 5 minutos ya se habían organizado y dividido por grupos. Ni Shirou ni Hiroto dejaron pasar esta gran oportunidad, haciendo todo lo posible para estar en los grupos de Goenji y Midorikawa, respectivamente.

-Está bien. Entonces los grupos son… –comentó el entrenador mientras tomaba notas en su libreta a la vez que se disponía a enumerar los miembros de cada grupo- Grupo A: Endou Mamoru, Tachimukai Yuuki y Hijikata Raiden. Grupo B: Kurimatsu Teppei, Kogure Yuuya y Kabeyama Heigorou. Grupo C: Fudou Akio, Kidou Yuuto y Sakuma Jirou. Grupo D: Usunomiya Toramaru, Fubuki Shirou y…

"Que me toque con Shuuya… Que me toque con Shuuya… Por favor…" Era lo único en lo que era capaz de pensar el peligris mientras cruzaba los dedos con los ojos cerrados.

-... Goenji Shuuya.

Una sonrisa se dibujo en el rostro de Shirou mientras de sus labios se escapo un leve suspiro casi imperceptible para un oído humano normal.

El entrenador Kudou siguió enumerando los grupos, aunque el albino ya no prestaba atención a este hecho, su mente estaba ocupada en otras cosas como observar a su querido Shuuya.

Aun inmerso en sus pensamientos, logró alcanzar a oír que su amigo pelirrojo se encontraba en el mismo grupo que Midorikawa junto con Tsunami. Se alegró de su compañero de habitación pudiera estar en el mismo grupo que el peli verde, pero se encontraba preocupado por cómo hacer para atraer la atención de Shuuya y… cómo hacer para alejarlo de Toramaru.

No es que odiara al pequeño, ni mucho menos, pero sabía que iba a ser un estorbo en su plan de declararse al delantero de fuego.

Algo, o mejor dicho, alguien le sacó de sus pensamientos. Se trataba de Goenji, quien parecía tratar de comunicarse con él.

-P-perdón Shuuya–Tartamudeo Shirou – ¿Qué sucede?

Goenji suspiró –No estabas escuchando al entrenador, ¿verdad?

-L-lo siento… –musitó el defensa a la vez que un pequeño sonrojo se dibujaba en sus mejillas –Estaba con la cabeza en otro lado, disculpa…

-No te preocupes. –sonrió mientras colocaba la mano sobre el hombro de Shirou –El entrenador dijo que hoy a nuestro grupo nos tocaba esquí. –dijo en un tono tranquilo.

-¡Eh! ¡Goenji! ¡Fubuki! ¡Es hora de irnos! –Gritaba efusivamente al lado de la salida.

El día transcurrió con normalidad. Los miembros de cada grupo se dirigieron a sus respectivas actividades, las cuales ocuparon toda la mañana y gran parte de la tarde, teniendo solo para descansar la hora de la comida.

Shirou suspiró mientras tomaba asiento en una de las mesas del comedor. Era ya la hora de la cena y estaba realmente agotado. Inconscientemente cruzó sus brazos sobre la mesa, apoyando su cabeza sobre estos.

Se había quedado prácticamente dormido cuando notó movimiento a su lado. Alzó la cabeza lentamente mientras se frotaba los ojos con la mano derecha tratando de despejarse.

-¿Qué tal la siesta? –Rió el perturbante de su sueño

-Ah, eres tú, Hiroto –susurró el albino al tiempo que bostezaba –Me había quedado dormido sin darme cuenta…

-Te entiendo, yo también estoy en las últimas. Y, dime, que tal la jornada. ¿Has conseguido acercarte a…? –el pelirrojo bajó el volumen para evitar miradas indiscretas en su conversación claramente privada.

El peligris negó con la cabeza a la vez que suspiraba. Las imágenes de todo el día reaparecieron en su cabeza ante la pregunta de su amigo.

-No… Lo intenté pero… Cada vez que intentaba llamar la atención de Shuuya aparecía Toramaru… –concluyó con un gran suspiro

El albino comenzó a rememorar mentalmente el día. Una de las numerosas veces que había tratado de acercarse al goleador de fuego durante su sesión de esquí, Toramaru cayó rodando ladera abajo y Goenji no tuvo más remedio que ir tras él para evitar que se hiciera más daño.

Ese tipo de situaciones se reiteraron en el resto de la jornada, lo que hizo que esta, a la vista de Shirou, fuera para nada productiva.

-¿Y a ti Hiroto? ¿Cómo te fue con Midorikawa? –dijo entre susurros a su compañero pelirrojo.

-Parecido… Tsunami no se despegó de nosotros ni un solo instante –argumentó a la vez que apoyaba su cabeza sobre su mano.

La cena transcurrió con normalidad, tan solo un par de discusiones e insultos varios entre Midorikawa y Kazemaru perturbaron la tranquilidad del ambiente en algunas ocasiones.

El peligris permaneció en silencio durante la duración del evento. Se limitó a comer con lentitud a la vez que examinaba su alrededor sin demasiado interés. Más de una vez fueron las que su mirada se posó, sin siquiera percatarse, sobre Goenji. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos… Esos eran los pensamientos de Shirou, los cuales cada vez eran más agobiantes.

"¿Y si no consigo acercarme a él? ¿Y si no puedo decirle lo que en realidad siento?" pensaba el peligris. "¿Qué pasará si mis sentimientos no son correspondidos?" Fue sacado de sus pensamientos por su amigo pelirrojo.

-Shirou, ¿has terminado de cenar? Todos los demás ya han terminado. –dijo con una dulce sonrisa en sus labios.

-E-ehm, si, ya he terminado

-Entonces, ¿te parece bien si nos retiramos ya a la habitación?

Shirou solo se limitó a asentir simulando una sonrisa. Lo último que quería era preocupar a Hiroto con sus estúpidos pensamientos.

Recorrieron el pasillo en absoluto silencio. Ninguno de los dos se encontraba con fuerzas suficientes como para mantener una conversación sustancial.

Entraron lentamente en la habitación, primero Hiroto y después, a apenas unos centímetros detrás de él, Shirou. Este último cerró la puerta lentamente después de entrar. Les llevó unos cuantos minutos quitarse la ropa y ponerse el pijama debido al cansancio acumulado del largo día. Ambos se acostaron en sus respectivas camas y apagaron las luces del dormitorio.

-Buenas noches –susurró el pelirrojo.

-Buenas… noches… –contestó débilmente el albino al tiempo que se sumía en un profundo sueño.


Y hasta aquí el segundo capítulo. Espero que os haya gustado.

Intentaré tener el tercero y último lo más pronto posible para quitarme ya esto de encima, porque la verdad es que no me gusta dejar nada empezado y lo termino por amor propio.

Muchas gracias por leerlo y hasta el siguiente capítulo